Apuesta por Inversión Extranjera Directa de calidad 16 julio 2013 Amigos de Coparmex, México está recuperando terreno para captar Inversión Extranjera Directa, luego de que el año pasado esos recursos cayeron a su nivel más bajo de los últimos 12 años, con un monto de 13 mil 330 millones de dólares. Esa cifra representa menos de la mitad de lo que ingresó al país en el 2007, y uno de nuestros mejores años, en el que captamos 31 mil 547 millones de dólares por ese concepto. En los años recientes México se ha visto desplazado como destino de inversión. En 2012, no figuró entre los 20 mayores receptores de Inversión Extranjera Directa en el mundo. Una encuesta realizada entre corporaciones multinacionales ubicó a México en el séptimo lugar mundial entre las economías que se cree recibirán las mayores inversiones entre 2013 y 2015. Esta es la primera ocasión en que nuestro país figura entre los 10 países favoritos de esas corporaciones. Son muy buenas noticias, pero no se trata sólo de tener una mejor imagen ante los inversionistas extranjeros o captar más recursos. Como nación requerimos generar las condiciones para que esas inversiones realmente sean productivas, que contribuyan a crear empleo, a mejorar la competitividad, promuevan la prosperidad en todas las regiones y consoliden de manera general una economía con rostro humano, como proponemos en Coparmex. Debemos contrarrestar nuestra dependencia de Estados Unidos, nuestro principal inversionista, y reforzar las relaciones comerciales con otras naciones como Países Bajos que, por ejemplo en 2010 desplazaron a Estados Unidos como el mayor inversionista en México ese año. Hay que reforzar también nuestras relaciones comerciales con naciones como Suiza, Canadá y Japón, que históricamente figuran entre los cinco mayores inversionistas en México. Además, debemos elevar la calidad de esos recursos que llegan a México. El 38% de la inversión extranjera directa captada en México el año pasado por ejemplo estuvo concentrada en cuentas entre compañías, es decir préstamos de las matrices residentes en el exterior a sus filiales en México, o adelantos de pagos de éstas a sus matrices en el extranjero. El 33% se destinó a reinversión de utilidades. Entonces, sólo el 29% de los recursos extranjeros provino de nuevas inversiones en activos fijos y capital de trabajo, la adquisición de acciones mexicanas por parte de extranjeros o la constitución de empresas. Mientras persista esa tendencia, que ha sido constante en la última década, de casi la tercera parte de la inversión extranjera directa en un mero movimiento contable entre matrices y filiales, esos recursos difícilmente podrán servir como catalizador para el desarrollo de México, para generar nuevos empleos, incrementar nuestras exportaciones, fomentar la competencia y generar incentivos a la transferencia de nuevas tecnologías. Tenemos que diversificar nuestra planta productiva, para revertir la concentración de los recursos en unas pocas actividades. El año pasado el 53% de la inversión extranjera directa se concentró en la industria manufacturera, principalmente en el sector automotriz, el 20% en comercio, el 11% en la industria de la construcción y sólo el 8% en turismo. Difícilmente esas inversiones impulsarán el desarrollo regional, si persiste la alta concentración de la inversión extranjera en unas pocas entidades federativas. El año pasado, las dos terceras partes de esos recursos se repartieron en cinco entidades: Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Chihuahua y Jalisco. Sin soslayar el hecho que estas entidades obtuvieron oportunidades de desarrollo y deberán seguir obteniéndolo, trabajemos en el desarrollo regional, en las vocaciones de cada entidad: en lo que requiere Chiapas, en lo que requiere Nuevo León, al mismo tiempo de lo que requiere Tabasco, por ejemplo. Busquemos las vocaciones y construyamos sobre de ellas, llevemos cadenas de valor en cada una de estas vocaciones. Esa es nuestra propuesta para tener un desarrollo extendido en todo el país. Para realmente figurar entre los mayores destinos de inversión extranjera de calidad, tenemos que avanzar en las reformas de fondo para México, que realmente transformen el sistema de competencia, que contribuyan a reducir la informalidad, que saquen de la pobreza extrema a 12.8 millones de mexicanos que viven en esa condición y que nos permitan elevar nuestra competitividad como país. El talón de Aquiles de nuestro país es la debilidad de las instituciones. En la más reciente evaluación del Foro Económico Mundial ocupamos el sitio 53 entre 144 países en el índice general, pero figuramos entre los cinco peores países en el mundo en el subíndice de daños a la economía por el crimen organizado y entre los 10 peores en materia de costos económicos por el crimen y la violencia. Para revertir esa situación, los empresarios de Coparmex hacemos un llamado para fortalecer el Estado de Derecho y la democracia. Nos pronunciamos porque todos los ciudadanos y gobernantes respetemos la leyes, que éstas sean justas, claras, sencillas, viables y de aplicación general. El sector empresarial exige acciones efectivas que abatan la inseguridad, la corrupción y la impunidad. Ese es el camino para mejorar nuestras instituciones, pero también para elevar la competitividad del país y atraer más inversiones de calidad. Nuestro objetivo es una economía dinámica y humana. Una economía que cree riqueza pero especialmente que la redistribuya. Consolidemos un modelo económico que atraiga inversiones, pero no olvidemos nunca que el reto es convertir esa inversión en oportunidades de desarrollo para todos los mexicanos. Un saludo afectuoso para todos y mis mejores deseos para que tengan una semana llena de éxito y prosperidad para ustedes, sus colaboradores y su entorno.