Lucio florio “Evolución, información, genética y creación. Una lógica

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Evolución, información, genética y creación.
lógica dinámica en la economía de la salvación
Una
Lucio Florio
Communio 2 (2010), 53-69
El universo se nos presenta con una historia extremadamente extensa y con
dimensiones hasta el momento inabarcables para la comprensión humana.
Cifras como 13.000 millones de años nos exigen plantear las cuestiones de
la homogeneidad del universo en su historia de un modo muy prudente. Las
situación inicial del cosmos no puede ser explicitada del mismo modo que
como lo experimentamos en nuestro tiempo. Sin embargo, hay ciertos
núcleos informativos que parecen haber tenido una continuidad en la
historia del cosmos. En efecto, los elementos químicos estructurales del
universo conocido parecen ser los mismos que en el pasado remoto. Habría
así una base informativa homogénea entre el cosmos organizado poco
después del Big-Bang y el nuestro.
Si el universo está cargado de información, también lo está este curioso
fenómeno que llamamos “vida”. El desarrollo de la genética durante el
siglo XX permitió, entre otras cosas, encontrar una de las llaves del
mecanismo evolutivo. La teoría sintética de la evolución se apoyó en esta
disciplina para interpretar la lógica interna de los cambios entre individuos
y especies vivientes. Por otra parte, durante las últimas décadas ha habido
un desarrollo notable de la biología molecular, es decir, la parte de la
Biología que estudia la base físico-química de la vida. En ese sentido, los
proyectos de estudios del genoma del hombre y de muchas especies están
revolucionando la comprensión de la vida.
1. Información genética
La actual Biología molecular investiga la vida como si se tratase de una
realidad física y química. Postula que los seres vivos (y sus partes) siguen
las mismas reglas físicas y químicas que se aplican para todo lo que existe
en el universo; es decir: a. que las moléculas más simples que se
encuentran en un ser vivo son idénticas a las mismas moléculas que se
encuentran en objetos inanimados; y b. que las relaciones entre las más
complicadas moléculas que se encuentran en los seres vivos pueden ser
descritas sin ninguna ley específica de los seres vivos 1. Sin embargo, la
vida se manifiesta como algo único, precisamente por su programa
genético:
“Es en este contexto que debemos considerar el genoma, el programa genético, el libro molecular de cada uno
de nosotros y de todos los seres vivos. Nada de esto existe en el mundo inanimado; es un factor único de la
vida, no hay evidencia de una secuencia determinando la estructura de un compuesto químico o un código
entre esta secuencia en el mundo físico o químico”.2
Esto no significa, como señalaba el vitalismo, que los procesos vivos son
contrarios a las leyes físico-químicas: las incluyen en su base, pero las
trascienden.3 Ahora bien, la focalización en el genoma implica la
elaboración de una cierta inteligibilidad presente en la estructura
genética de los seres vivientes. Esto se formula a partir de la “teoría de la
información”, la que supera naturalmente el ámbito de observación del
biólogo y que constituye el objeto de un apasionante debate:
“La información per se es inmaterial, aunque se puede medir. La teoría de la información nos muestra que la
medida cuantitativa de la estructura molecular que es directamente funcional en el sistema de información
genética es una cantidad, abstracta, matemática, no-material, denominada entropía mutua (o también
contenido de información o complejidad). Yockey establece que la razón de que hay principios en biología
que no pueden ser deducidos solamente de las leyes de la física y la química, no se basa en ninguna filosofía
esotérica, como puede parecer, sino simplemente en el hecho matemático de que el contenido de información
del genoma para construir aun el más simple organismo es mucho más grande que el contenido de
información de esas leyes”.4
Otro dato interesante que emerge de las actuales investigaciones es el de la
diversidad de la vida. Entre los millones de células de un organismo,
probablemente no haya dos que sean total y exactamente idénticas, debido
a la actividad diversa causada por activación o supresión de genes
reguladores. Esto ocurre también con las especies, ecosistemas, etc.:
“La variabilidad es característica de los sistemas vivientes desde las células de un organismo hasta especies,
ecosistemas, etc. Esto explica la casi incomprensible diversidad del mundo vivo, porque en el curso de la
evolución diferentes organismos adoptan diferentes vías para lograr su adaptación, etc., y sobre todo porque
las predicciones en biología son muy difíciles. No podemos ver el mundo de hoy con una visión esencialista,
la realidad es mucho más compleja, pero es. Es en esta compleja realidad que debemos situar el genoma
humano y el de todos los seres vivos.”5
CRISTINA, JUAN, El Paso del Rubicón. Bioética para el siglo XXI, DIRAC, Facultad de Ciencias –Universidad de la República,
Montevideo, 2006, p.46. Seguimos aquí el comentario del cap. IV: “Lo que dice el Libro y lo que el Libro no dice”, 43-60.
2
Ib., 46.
1
“Es más, la hipótesis de secuencia, sugerida por Schrödinger en 1943 y concretada por Watson & Crick en 1953, brinda evidencia
de la diversidad de organismos vivientes en términos del enorme número de mensajes genéticos que pueden ser grabados en
secuencias de nucleótidos. El fenómeno de desnaturalización reversible muestra que hay suficiente información en un objeto li neal
(el ADN, es decir, una secuencia de símbolos, letras, seleccionados de un alfabeto finito) para determinar, a nivel molecular, un
objeto tri-dimensional. La hipótesis de secuencia debe ser considerada el punto de partida de lo vivo, y no el de llegada. La
hipótesis de secuencia satisface el criterio que es consistente con las leyes de la física y química pero independiente de éstas; o,
dicho de otro modo, como lo hace Hubert Yockey en 1992, la hipótesis de secuencia es en adición de las leyes de la física, pero no
las trasciende. Esto es totalmente diferente de lo sostenido por los vitalistas, que proponían que los procesos únicos de los
organismos vivos son contrarios a las leyes de la física y la química, según lo recuerda Mayr en The growth of biological thought
(1982).” (Ib.)
3
4
5
Op. cit., 50-51.
Op. cit., 51-52.
2. “Códigos de barra” de las especies
En los últimos años se ha avanzado en la tarea de identificación de las
especies en sus territorios a través de lo que se ha dado en llamar el “código
de barras” de las especies 6. Hasta el momento, existen ya las secuencias de
los genomas de 14 mamíferos y borradores o genomas completos de
muchos otros vertebrados, invertebrados, hongos, plantas y
microorganismos 7. Se avanza así hacia la elaboración de un “Código de
barras de la vida”, con múltiples efectos teóricos y prácticos.
Una identificación genética más amplia de las especies actuales y su
localización geográfica se está realizando, de manera tal de poder ubicar las
especies e, incluso, de las poblaciones e individuos (tal como se hace con
las aves migratorias o con especies amenazadas de extinción). Asimismo,
ciertas investigaciones con finalidades teóricas y prácticas buscan
identificar especies y utilizar sus propiedades genéticas en otras áreas de
conocimiento. Éste es el caso, por ejemplo, del “Centro Colombiano de
Genómica y Bioinformática de Ambientes Extremos”. Este proyecto
trabaja actualmente en la conformación de una plataforma en
metagenómica y bioinformática para la caracterización y el
aprovechamiento de recursos genéticos en ambientes extremos. La
investigación se realiza en el Parque Nacional de los Nevados (Colombia),
en altitudes que van desde los 400 a 5.300 metros sobre el nivel del mar, lo
que incluye diferentes ecosistemas como nieves perpetuas, superpáramo,
páramo, bosques altoandinos, etc. La metagenómica es el estudio de los
genomas de una comunidad. En este caso, se estudia el contenido genómico
de los microorganismos que se encuentra en esa zona de difícil acceso y
que tienen un potencial uso microbiológico en los campos de salud,
agropecuario, ambiental e industrial.8
3. Árboles genéticos
La combinación entre Biología evolutiva y análisis genético está
permitiendo la composición de una historia genética. Se estudia los
“árboles de los genes” (genes trees) además de los “árboles de especies”
(species trees). En efecto, aplicando el análisis físico-químico a restos
6
The Consortium for the Barcode of Life (CBOL) is an international initiative devoted to developing DNA barcoding as a global
standard for the identification of biological species. DNA barcoding is a new technique that uses a short DNA sequence from a
standardized and agreed-upon position in the genome as a molecular diagnostic for species-level identification (cfr.
http://www.barcoding.si.edu/). (Consulta: 02.04.10).
7
Cfr. RIVERA, ALICIA, “El genoma cumple años: con logros, pero más promesas”, La Nación, 9 de abril de 2010
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1252586) (Consulta:, 14.04.10).
8
Cf. www.gebix.org.co;
www.uninorte.edu.co/extensiones/IDS/Ponencias/Biotecnologia/Metagenomica_de_amb_extremos.pdf (entrada_8.06-10).
fósiles se posibilita la identificación de genomas pretéritos y, por
consiguiente, se abre el campo para relacionar especies –o individuos de
especies- con otros más antiguos o más modernos y, de este modo,
componer una “historia de los genes” o un “árbol genético” .
De esta manera, la filogenia de especies se ensancha en una filogenia de
genes. Las investigaciones en esta área, potenciadas por programas de
computación cada vez más potentes y menos costosos, están permitiendo
componer mapas de especies y de genes realmente asombrosos. Hasta hace
un tiempo, la determinación de la filogenia de las especies se basaba en el
fenotipo, esto es, en los caracteres morfológicos externos e internos de los
individuos. En la actualidad, con los conocimientos y técnicas de la
Biología molecular, se apela a la estructura de las células y de los
cromosomas. Las secuencias del DNA sirven para identificar un
determinado carácter, el que puede ser seguido a lo largo del tiempo. De
este modo, los biólogos evolutivos han desarrollado métodos de
“reconstrucción” del árbol de la vida, estimando las relaciones filogenéticas
o genealógicas entre organismos: cuáles especies participan de un ancestro
común, cuáles participan de otros más lejanos, etc. El resultado de esto
sirve de base para la comprensión de muchos aspectos de la historia
evolutiva, tales como los huellas por las que muchas características han
evolucionado. 9
¿Hay que descartar el árbol de las especies por el nuevo árbol de los genes?
Scott V. Edwards10 señala que los árboles de especies son el interés
primario de la biología sistemática ya que sus aproximaciones son
apropiadas para los niveles taxonómicos bajos y altos y, por ello, habría
que dejar el nombre de filogenética para las especies. Sin embargo, los
árboles de las especies están siendo determinados progresivamente por
disciplinas genéticas y moleculares. En otras palabras: la configuración de
los árboles genéticos está determinando una notable comprensión de la
filogenia de los seres vivientes.
4. Breve entronque epistemológico y bio-filosófico
El proyecto de la biología molecular parece conducir hacia un modelo de
reducción de la vida a sus componentes físico-químicos. En cuanto tal,
demuestra una fecundidad notable, puesto que está permitiendo una
comprensión de la vida es su originalidad individual y específica no sólo en
9
Como señala Douglas Futuyma ensu clásico manual de biología (Evolution, Sinauer Associates Inc., Massachussets, 2005, p.19;
traducción nuestra): “Nosotros no podemos observar directamente la historia, pero podemos inferirla utilizando la lógica
deductiva, tal como Sherlock Holmes reconstruiría la historia de un crimen”.
EDWARDS, SCOTT V., “Is a New and General Theory of Molecular Systematics Emerging?”, Evolution 63 (1), año 2009, 1-19;
IB.., “Estimating species trees: accommodating gene tree heterogeneity in phylogenetic inference”, en:
www.workshop.molecularevolution.org/mbl/people/faculty/files/Edwards_a.pdf (entrada: 10.02.10).
10
el presente sino también en su historia. La Biología es hoy en gran medida
Biología molecular y evolutiva. La determinación de los genomas de los
seres vivientes contemporáneos y extinguidos conforma una buena parte de
los proyectos investigativos actuales. El rudimentario árbol evolutivo de
Darwin se ha convertido hoy en un complejo árbol de especies y de genes.
Ahora bien, los extraordinarios avances en la comprensión y, sobre todo, en
la utilización de la información genética pueden hacer pensar en una casi
inminente dilucidación del funcionamiento de los seres vivos. Y, sin
embargo, esto no es así aun:
“En muchos aspectos, conocemos mejor la estructura del universo que la del funcionamiento de las células.
Los científicos pueden calcular la edad del sol y predecir cuándo cesará de brillar, pero no pueden explicar
cómo es que el ser humano puede vivir durante ochenta años y un ratón sólo durante dos. Conocemos la
secuencia del genoma de ésas y muchas otras especies, pero todavía no podemos predecir cómo una célula se
comportará si mutamos un gen no estudiado previamente. Las estrellas pueden ser 10 (43) veces más grandes,
pero las células son más complejas, más intrincadamente estructuradas, y pueden producir efectos más
sorprendentes que los de las leyes físicas y químicas. A través de la herencia y de la selección natural, que
operan desde los comienzos de la vida en la Tierra hasta los días presentes –esto es, por el 20 % de la edad del
universo- las células han estado refinando y extendiendo progresivamente su maquinaria molecular y
11
grabando los resultados de sus experimentos en instrucciones genéticas”.
Sin embargo, incluso con estos límites, el programa de investigación
genético ofrece un cuadro de comprensión del fenómeno de la vida
extraordinariamente rico. Es cierto que buena parte de su éxito proviene de
la reducción a sus elementos físico-químicos. El “libro de la vida” 12 que
surge de este programa
es predominantemente físico, químico y
matemático. Los “códigos de barra” genéticos y los “árboles de genes” son
una variante, fecunda pero acotada, de un fenómeno que despliega otras
probables lecturas. En un cierto sentido, podría decirse que se trata de una
“hermenéutica fisicoquímica” de la vida que no rechaza otras ulteriores
hermenéuticas. Utilizando precisamente el cuadro comprensivo de la
filosofía hermenéutica, se podría precisar que el proyecto contiene una
“pre-comprensión” caracterizada por: a. legibilidad de la vida; b. reducción
de lo genético a lo físico-químico. Desde aquí se articula un vasto
programa con consecuencias por el momento inimaginables.
El concepto de “información” necesita de una discusión epistemológica.
¿Qué se entiende por él? Si se alude a cierta inteligibilidad –química,
matemática- que permite en cierto modo clasificar y determinar la
originalidad de los seres vivos, no deja de ser una variante –con una fuerte
base experimental- de la concepción hilemórfica aristotélica. Si por
“información” se entiende un principio material identificado con su base
11
ALBERTS, BRUCE [et al.], Molecular biology of the cell , Garland Science, Taylor and Francis Group, New York, 2008 (5th
ed), V.
12
Cf.
las
informaciones
de
The
National
Human
Genome
Research
Institute:
(http://www.nhgri.nih.gov/NEWS/Finish_sequencing_early/cracking_the_code.html), donde se habla acerca del “The book of Life:
Reading the Sequence of Human DNA”. Cf también:. The National Center for Biotechnology Information web site "A New Gene
Map of the Human Genome" <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/genemap/>. (Consulta: 15.11.09).
físico-química, estaríamos dentro de un pensamiento reduccionista que no
legitima su posición. ¿Por qué habría que limitar a lo físico o químico
dicho principio que ha sido captado como fondo de los análisis mediante
una metodología física o química? La utilización de un método
determinado no implica que sus resultados sean interpretados únicamente a
la luz de dicho método, máxime cuando éste es un método empírico que no
se pronuncia sobre cuestiones ontológicas de fondo.
5. Resonancias teológicas
Según lo dicho previamente, la estructura informativa de la vida no implica
necesariamente la reducción de la comprensión de la vida a la de la lectura
de un libro escrito solamente con caracteres genéticos o químicos.
Evidentemente, hay algo más que no se puede cifrar en lo meramente
genético o químico. Sin embargo, ese misterioso alfabeto genómico nos
orienta sobre lo gramática básica sobre la que está compuesta el fenómeno
de la vida. Ésta no es sólo eso, pero no se expresa sino desde esa
maravillosa estructura molecular y genética: el “plus” de la vida presupone
dicha base.
a. Genética, teoría de la información y antropología
La teoría de la información genética exige pensar nuevamente cuestiones
teológicas tales como la de la naturaleza del homo sapiens. En particular,
obliga a los filósofos a encuadrar bajo otras categorías –o al menos a
precisarlas si se optase por conservarlas- la cuestión de alma y cuerpo,
tanto para los seres vivientes en general como para el más problemático
fenómeno humano. ¿Qué significa que cada especie y, sobre todo, cada
población, tenga una carga informativa integrada por información
acumulada durante un largo proceso cósmico y evolutivo y compartida, al
menos parcialmente, con otros individuos de la misma especie y de otras
diversas e incluso lejanas en la geografía y en el tiempo? Un patrón
genético en parte común y en parte original, fruto además de una larga y
azarosa historia, da pie a una consideración profundizada de lo que los
escolásticos denominaban “causa formal” y “substancia”. Y también
parecen reclamar por una reafirmación de la causa material que –en tanto
que materia ya informada en elementos químicos durante el tiempo inicial
del universo- continúa constituyendo su causalidad durante otras etapas de
la historia cósmica, puesto que los seres vivientes actuales también
participan de los mismos elementos químicos (carbono, oxígeno,
hidrógeno, etc.) de aquellos momentos primordiales.
En el caso humano, la cuestión se torna más compleja aún. Esto
complejidad no se produce en razón de la estructura molecular y genética
del homo sapiens con respecto a los otros seres: tiene los mismos
elementos químicos que el resto de los seres vivientes y una composición
genética muy similar a la de otros homínidos. La complejidad del hombre
tampoco es detectable mediante el recurso perceptivo del árbol
filogenético, pues la especie humana constituye una punta más de una
constelación de phyla; ni siquiera se la puede individualizar como una
punta original, destacada, entre el resto: simplemente, es una más entre
otras.
La complejidad humana se presenta por su conducta, expresada a través de
su lenguaje y su cultura. Estas revelan que en el ser humano existe algo
distinto al resto de los vivientes. Algunas corrientes sostienen que es sólo
un nivel evolutivo diverso, pero dentro del cuadro común al resto del
mundo animal. Otras corrientes de pensamiento deducen, a partir de la
cultura humana, la existencia de una naturaleza independiente
ontológicamente de la materialidad en la que inhiere y que denominan
“alma” o “espíritu”. En todo caso, se trata de un razonamiento que excede
los límites impuestos por el método científico-experimental. Hasta el
momento, ni la genética ni las neurociencias han podido demostrar la
existencia de dicha estructura ontológica. Naturalmente, ello no indica otra
cosa que la limitación intrínseca al método científico de articular un
discurso con valor veritativo en dicho orden13.
Para la antropología cristiana, la cuestión de la originalidad del ser humano
en el contexto de la creación constituye un tópico fundamental. A fin de
determinarla, ha recurrido históricamente al concepto de “alma”. Encuentra
raíces bíblicas para sustentarla, aunque éstas se encuentran más en el
privilegiado puesto humano como destinatario del diálogo divino asignado
por el pensamiento bíblico que en las conceptualizaciones antropológicas
del mismo, oscilantes al momento de pensar la substancialidad original de
lo específicamente humano. Hay alma porque existe un núcleo misterioso
que puede vincularse con Dios y que puede tener conciencia de sus propios
actos. El “tú” que puede responder al “tú” divino indica la existencia
fenoménica de un “alguien”. Paralelamente, el “tú” humano puede
13
Así lo expresa el conocido biólogo norteamericano Douglas Futuyma: “Nuestro conocimiento de la historia y mecanismos de la
evolución es ciertamente incompatible con una lectura literal de las historias de la creación del libro bíblico del Génesis, como
también es incompatible con cientos de otros mitos de creación que los pueblos han concebido. Una lectura literal de algunos
pasajes de la Biblia es incompatible también con la física, la geología, y otras ciencias naturales. Pero, ¿niega la biología evolutiva
la existencia de un ser sobrenatural o de un alma humana? No, porque la ciencia, incluyendo la biología evolutiva, no se expresa
sobre tales cuestiones. Por su propia naturaleza, la ciencia puede considerar e investigar solamente hipótesis sobre causas
materiales que operan al menos con regularidad probabilística: ella no puede examinar hipótesis sobre seres sobrenaturales o sus
intervenciones en los eventos naturales” (FUTUYMA, DOUGLAS J., Evolution, Sinauer Associates Inc., Massachussets, 2005, p. 12)
[traducción nuestra].
relacionarse dialógicamente con otros “tú” 14. Pero, a decir verdad, el
concepto de persona denota más de lo propio del hombre que el de alma
espiritual. Es cierto que la tradición teológica y el dogma católico
terminaron utilizándolo también para designar a los tres de la Trinidad y a
los ángeles, aunque con un sentido analógico y distinguiendo el ser
personal propio del hombre a partir de la materialidad corporal receptiva
del principio animador. Sin embargo, para salir de la aporía en la que ha
caído la antropología contemporánea por su cuestionamiento al dualismo
alma-cuerpo a partir de la convergencia de disciplinas diversas como la
biología evolutiva, la genética y las neurociencias, convendría recuperar el
concepto de “persona” y subordinar el concepto de “alma” que, al fin y al
cabo, es comprensible sólo como elemento que explica el comportamiento
inteligente, libre, dialogante y abierto al “tú” divino del ser humano.
Algunos teólogos, precisamente apoyándose en las perspectivas abiertas
por la Biología evolutiva y molecular como por la ambigüedad de la
conceptualización bíblica sobre la estructura ontológica del hombre,
renuncian explícitamente al concepto de alma y adhieren a un fisicalismo
emergentista, al que perciben como más coherente con el pensamiento de la
Biblia.15
b. Los árboles con raíces y ramas: pasado y futuro de la vida
La Biología se entiende hoy como Biología evolutiva, puesto que, según la
conocida expresión de Dobzhanzky, sin la evolución no hay nada que tenga
sentido en la Biología. De manera que estudiar un ser vivo es también
remitirse a su historia.
La cuestión del futuro es obviamente más problemática que la del pasado.
Ya hemos citado (cit.12) que hay más dificultad en predecir el
comportamiento de una célula que la de una galaxia. Lo mismo podría
afirmarse de los seres vivos individualmente y en cuanto a su especiación.
Sin embargo, hay filósofos de la biología que subrayan ciertas constantes a
través de la canalización y, en cierto modo, una cierta tendencia a la
complejidad. Ludovico Galleni, siguiendo a Teilhard de Chardin, resalta
esta línea16. Teilhard colocaba en un hipotético punto omega el centro de
atracción de este movimiento que desde la perspectiva empírica se
descubre como un moverse hacia una complejidad mayor. Se trata, con
14
Naturalmente, las reflexiones de este cariz abrevan en la filosofía relacional de Buber y otros que, a su vez, se nutrieron del
pensamiento bíblico. Sin embargo, hay precedentes interesantes en la historia de la teología. Tertuliano, por ejemplo, llega a un
cierto concepto de persona a través de, entre otras cosas, la atribución de un sujeto de diálogo detrás del fenómeno expresivo (cf.
MILANO, ANDREA, Persona in teología, Dehoniane, Bologna, Napoli 1984, pp. 77-80).
15
Tal es el caso de Nancey Murphy en: Bodies and Souls, or Spirited Bodies, Cambridge University Press, Cambridge 2006. Cf.
comentario a su postura en: FLORIO, LUCIO, “¿Fin de la antropología alma-cuerpo? A propósito de un libro de Nancey Muprhy”,
Teología, T. XLV, N° 97, Dic. 2008, 503-514.
16
Cf. GALLENI, LUDOVICO, Ciencia y Teología, Epifanía, Bs. As. 2007; IBIDEM, Darwin, Teilhard de Chardin e gli altri….Le
tre teorie dell’evoluzione, Felici Editori, Ghezzano, Pisa, 2010 (en traducción al español, a aparecer próximamente en la colección
“Ciencia y Religión en Diálogo”, Epifanía, Bs. As.).
otras expresiones derivadas de la física, de un movimiento neguentrópico –
de conservación de la energía y complejización de los sistemas de los,
antagónico del movimiento entrópico –de difusión y pérdida de la energíaque parece regir en la mayor parte del universo conocido actual. En efecto,
la entropía es una tendencia que tienen todos los sistemas a alcanzar su
estado más probable. Siendo este estado mas probable el caos, la
desorganización, la eliminación de las diferencias que lo hacen
identificable; la neguentropía es una medida de organización frente a la
entropía desordenadora. Ambas están presentes en el universo y en la vida.
Aunque se trate de un problema sumamente complejo –que excede los
límites de este trabajo- me interesa destacarlo, a fin de introducir algunas
reflexiones de índole teológica.
Naturalmente, la perspectiva teológica no puede admitir sin más un proceso
totalmente azaroso de la historia de la vida. Al decir “totalmente azaroso”
se entiende que puede haber una parte –incluso muy grande- de azar en el
proceso, pero no puede desaparecer un marco de cierto sentido en el
proceso general. Una creación evolutiva que incluya una dosis importante
de autonomía en la búsqueda de formas es admisible, puesto que en el
concepto de creación no está incluido el de determinismo. El hecho mismo
de que exista un ser creado con libertad es, para el pensamiento bíblico, un
elemento indicativo de una auto-restricción del poder divino mismo.
Dios puede haber creado un mundo con una carga informativa que permita
márgenes de autonomía. En el ámbito genético, la vida aparecida dentro del
enorme proceso creativo –la creación continua, como la denominaban los
escolásticos- prosigue con ese mecanismo de auto-generación que podría
incluir una cierta información neguentrópica. Así como hay una
información genética que programa el comportamiento celular, orgánico y
específico, cabría pensar que dicha información incluya un “gen
neguentrópico”. Obviamente, esta expresión no pretende ser incluida
dentro del vocabulario genético, puesto que carecería de posibilidad
absoluta de determinación empírica. No se trata de un factor fenotípico sino
de un factor de “complejidad creciente” que ha llevado desde las
protozoarios hasta los vertebrados superiores. ¿Se trata de algo análogo al
“gen egoísta” (selfish gen) proclamado por Richard Dawkins 17? Sí, en la
medida que no se reduzca el sujeto de la evolución al mismo gen, como
sugiere el biólogo inglés, puesto que parece improbable que la complejidad
de la vida supra-genética (un león, un ciervo, un bosque) pueda ser
únicamente un epifenómeno de un gen eterno.
c. La economía de la salvación y la creación evolutiva
17
Cfr. DAWKINS, RICHARD, The Selfish Gene (3ª ed.). Oxford University Press, 2006.
La teología judeo-cristiana se ocupa del Dios revelado testimoniado por la
tradición bíblica. Su objeto de estudio es el Dios autocomunicado y su plan
de salvación, que es el contenido propio de la revelación 18. Toda otra
cuestión puede ser planteada legítimamente sólo desde esta óptica. En ese
sentido, resulta interesante recordar que el plan de Dios fue llamado
“economía” por el Nuevo Testamento. Asumiendo la base del sentido
etimológico de “oikos” y “nomos” como ordenamiento o administración de
la casa, propiedades y familia 19, y apoyándose en su uso en el Nuevo
Testamento20, los Santos Padres de lengua griega entendían la “economía”
como la administración en el tiempo del designio salvífico de Dios 21. No se
trataba, para ellos, de un plan idealmente aplicado con independencia de los
factores históricos, sino todo lo contrario: un designio eterno, cuyo centro
está en Jesucristo, pero que fue realizado en la historia, con atención a la
respuesta concreta de sus destinatarios. Se trataría, pues, de un plan que ha
ido adaptándose a las circunstancias propuestas por los hombres y mujeres
objeto del mismo. Desde esta perspectiva, la creación es parte de la
economía o plan salvífico. En realidad, tal como lo manifiestan los estudios
exegéticos desde hace ya unas décadas, el acto creador tal como lo
desarrolla Génesis 1 no es sino un primer peldaño en la historia salvífica.
En efecto, ese relato constituye un texto tardío que presupone los grandes
acontecimientos de la historia de Israel con Yaveh y que vino a enmarcar
dicha historia en su sustrato cósmico.
¿Qué puede proyectarse sobre la estructura genética de la vida a partir de
este cuadro comprensivo? Por lo pronto, se puede comprender que en el
contexto de la economía de la salvación bien puede pensarse una creación
con una lógica inicial que incluye la auto-administración de sus nuevas
formas mediante un camino que combina azar e información. La vida
misma respondería a dicho proceso. Se trataría de una “economía” que
incluyese una dosis importante de auto-generación del cosmos y de la vida.
Tomando expresiones de Teilhard de Chardin: una cosmogénesis y una
biogénesis “inteligentes”, en el sentido de contener una parte del programa
de la “economía” en sí mismas. Una tal comprensión de la estructura
informativa –molecular o genética- no conspira contra una perspectiva
creyente que considera que el todo de la creación ha sido puesto en marcha
y es sostenido por un creador.
Por otra parte, la centralidad cristológica del Nuevo Testamento invita a
observar este proceso bajo la figura de Cristo. Si todo fue hecho por y a
través del Lógos (Jn 1, 1-8) o por y para Cristo (Ef 1, 3-14), hay una
estructura cristológica en el corazón de lo creado. Pensar dicha estructura
18
Cfr. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Dei Verbum, 2.
Para el concepto de oikonomia, cfr.: MIRÓN PÉREZ, MARÍA DOLORES, “Oikos y oikonomia: El análisis de las unidades
domésticas de producción y reproducción en el estudio de la Economía antigua”, Gerión 2004, 22, núm. 1, 61-79.
20
Cfr., p. ej.: Ef. 1, 9.
21
Cfr. SAN IRENEO DE LYON, Adversus Haereses.
19
en clave lógica, como si se tratase solamente de una racionalidad intrínseca
al universo, y que bien podría identificarse con la información físicoquímica-genética, no dejaría de ser un mero reduccionismo. Según la
cristología cósmica, recuperada en las últimas décadas, Cristo mismo está
en el centro del proceso cosmológico. Esto significa que en tanto Lógos
creador, pero también en su dimensión de Hijo encarnado y resucitado, y
como futuro escatológico, opera en este universo 22. Por consiguiente, hay
una presencia del misterio de Cristo dando consistencia lógica pero
también confiriendo ser, participando ser divino, plenificando y orientando
hacia su destino escatológico a la realidad de la vida.
d. la nueva creación como horizonte último de la lógica del cosmos y de
la vida
El cosmos parece contener, además de las fuerzas de la entropía que opera
en el conjunto del universo y de la misma vida, fuerzas opuestas que
impulsan al cosmos hacia estructuras de mayor complejidad. En el proceso
de la vida, dichas fuerzas han contribuido a configurar seres de gran
complejidad orgánica. Y, aun cuando no puedan hacerse predicciones en la
macro-evolución, parecería que dicho proceso estaría activo todavía. Desde
el punto de vista teológico, hay que asumir tanto la realidad entrópica 23
como también la neguentrópica. Para la perspectiva teológica, que
considera el acto creador como una realidad de participación del ser en
vistas a una plenitud futura del conjunto del cosmos pero especialmente
para sus criaturas inteligentes, la neguentropía tiene el sentido de un
sostenimiento creativo del ser creado. Esto se produce a través de una
estructura autónoma, donde la información físico-química y la genética
adquieren particular importancia. En el caso de la vida, la información
genética actúa como un cantero lógico de nuevas formas vitales.
De todos modos, las fuerzas de complejización creciente, constitutiva de
nuevas formas de vida, no constituye la última palabra. El Nuevo
Testamento describe la realidad de una nueva creación que se articula en la
anterior y la conduce hacia una plenitud insospechada. El sintético
pensamiento escolástico formulaba esto diciendo que la gracia supone y
perfecciona a la naturaleza. San Ambrosio lo afirmaba con un lenguaje más
descriptivo:
“Respecto a la creación de todas las cosas leemos que él lo dijo y fueron hechas, él lo mandó y existieron. Por
tanto, si la palabra de Cristo pudo hacer de la nada lo que no existía, ¿no podrá cambiar en algo distinto lo que
ya existe? Mayor poder supone dar el ser a lo que no existe que dar un nuevo ser a lo que ya existe”. 24
22
Cfr. el detallado panorama de la cristología cósmica en: PAPANICOLAU, JORGE, Cristología cósmica, Epifanía, Bs. As., 2005.
Así lo hace Claudio Bollini en: “El desafío de la Entropía a la Teología”, Teología, XLVII, N° 101, Abril 2010: 69-90, y, más
ampliamente, en: Evolución del cosmos, ¿aniquilación o plenitud?, Epifanía, Bs.As., 2009.
24
San Ambrosio, Sobre los misterios, Núm. 53.
23
No se deben extraer consecuencias extrapoladas en la línea de que la gracia
reconstruya todo el orden natural. La economía de la salvación se ha
desarrollado en el respeto a lo creado y la articulación de la novedad
cristológica como encarnación y resurrección indica que la nueva creación
se articula sobre la anterior. Pero es cierto también que hay una novedad
informativa que reformula el contenido de los seres, incluidos los vivientes.
En ese sentido, la estructura lógica intrínseca a la vida está llamada a
abrirse hacia las dimensiones de la meta-lógica de esa nueva creación.
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