Grupos de Autodefensa (A favor) Luis Alberto Camacho Guzmán http://carle.itam.mx/moodle/J Contexto Discurso dirigido a estudiantes universitarios, quienes constituyen un pilar fundamental en la opinión pública nacional, aunque el lector óptimo será cualquier ciudadano en aras de concientizarse respecto de los problemas presentes en la sociedad mexicana El Estado es la institución que posee el monopolio legítimo de la violencia dentro de un territorio. Max Weber S i tal afirmación es cierta, entonces ¿qué sucede cuando dicha institución no la ejerce? O ¿qué pasa cuando se ejerce de forma espuria? Para responder estas preguntas, evocaré algunos de los sucesos que desembocaron en la reaparición de estos grupos de autodefensa, y que son ellos quienes viven escépticos el planteamiento inicial. José Manuel Mireles Valverde, uno de los Consejeros Generales del Consejo Ciudadano de GRUPOS DE A UTODEFENSA (A FAVOR) Autodefensa, médico cirujano y quien fuera profesor de una escuela secundaria, declara en el video que contiene su exposición de motivos que, solamente en su municipio, el cártel contaba con un ingreso aproximadamente de 30 millones de pesos mensuales obtenidos de la población civil ¿Cómo? Simple: extorsionando a cada habitante, desde el más humilde campesino hasta el más acomodado empresario. Por mencionar algunos ejemplos, a los ganaderos les cobraba diariamente $1,000 por cada vaca vendida, a los carniceros $15 por cada kilo de carne vendido; a las familias $20 todos los lunes por cada hijo, $500 mensuales por cada auto en su haber, $20,000 al mes por no matar a la familia entera, entre otros muchos. Sin embargo, el Dr. Mireles hace énfasis en que el levantamiento no lo detonaron las extorsiones. La situación empeoró cuando además de quitarle su dinero a la gente, el cártel empezó a violar a las niñas del municipio. Declara Mireles que en la secundaria donde daba clases, solamente en el mes de diciembre de 2013, fueron violadas 14 niñas de 11 y 12 años. Aunado a ello, indica que el clímax del caos tuvo lugar cuando era habitual que cualquier sujeto del cártel llegara a tu casa y te dijera: “Me gustó tu mujer, ahorita te la traigo. Y mientras, me bañas a tu niña porque ella sí se va a quedar conmigo varios días”; Y dicho eso la niña solo era regresada a su casa cuando quedaba embarazada. Una vez expuesto lo anterior, ¿es difícil concebir por qué la evidente ineficacia del Estado es quien da a luz a grupos de ciudadanos decididos a proteger su vida, su propiedad y su familia? Porque los integrantes de estos grupos son ciudadanos, que en estas zonas de tal violencia y horror, están decididos a no esperar a ver a su padre o a su hijo asesinados, que no esperarán a ver a su madre o a su hija violadas; ciudadanos decididos a vivir en un México digno, ciudadanos que tuvieron el coraje de desechar el México mágico. Hay quienes afirman tajantemente que estos grupos son parte del problema y no de la solución, pues les preocupa que con los levantamientos se pierda el estado de derecho. A ellos les exijo: ¡cuestiónense! ¿Qué estado de derecho se pierde? ¿El de la impunidad? Otros más argumentan que tolerar los grupos de autodefensa es inconstitucional. Acertadamente ellos citan el primer párrafo del artículo 17 de dicho instrumento, que dispone lo siguiente: “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma”. Pero a ellos les pregunto qué dice el párrafo siguiente a esa prohibición, porque la carta magna en la siguiente línea expresa lo que aquí reproduzco: “Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla”. Los miles de asesinados impunemente 2 son los testigos idóneos para dar muestra de que las corruptas instituciones estatales no se encuentran expeditas para hacerlo. ¡Qué lástima no poder llamar a los asesinados al debate! Y aunque sería aventurado y precipitado hablar de un Estado fallido, con toda certeza es posible hablar de un Estado risible. Pues, como es sabido, la respuesta del ejecutivo ante este fenómeno fue usar al ejército para desarmar a estos grupos de autodefensa. Asegura el ejecutivo que el Estado es el único encargado de preservar la seguridad en el territorio. Pero, como narra Mireles Valverde, “casualmente el ejército siempre entraba al municipio en busca de narcotraficantes sin encontrarlos, mientras que toda la población diariamente veía en dónde desayunaban”. Es decir, el ejecutivo pretende un vacío de autoridad, pues se niega a delegar en los ciudadanos las funciones a las que tácita y corruptamente ha renunciado. El ejecutivo pretende seguir lucrando con el horror y el sufrimiento que, ciertamente, nunca tocarán la puerta de Los Pinos. Para hacer más evidente esa ineptitud basta recordar el siguiente acontecimiento: el canal norteamericano de noticias “FOX” transmitió una entrevista hecha por uno de sus periodistas al capo apodado “La Tuta”, quien es el líder del cártel que actualmente domina el estado de Michoacán y aparentemente uno de los delincuentes más buscados en el país. Es decir, un periodista pudo ubicar y dialogar con ese individuo, pero el ejército no encuentra. ¿A qué estamos jugando? Este hecho pone al descubierto ante todo el mundo qué clase de inteligencia hay en México. ¿De qué lado está el Estado? O como diría la Dra. Dresser, ¿entonces quién gobierna México? Alguien tiene que detener la ola roja que empapa de crímenes aberrantes a esta sociedad. Alguien tiene que decir: ¡No más! El 24 de febrero de este año a las 9 de la mañana, inició el nuevo México. En el municipio de Tepalcatepec, en Michoacán, había 80 civiles levantados en armas: ganaderos, ingenieros, agricultores, padres de familia, esposos, hermanos, esperando con ansia a esas pseudopersonas que diariamente cobraban las extorsiones vigentes. Ese día se detuvo a la mayoría de gatilleros del municipio. Los felones fueron entregados al ejército que, a su vez, los llevó ante el ministerio público federal y, para las 12 de la noche del mismo día, todos estaban libres. GRUPOS DE A UTODEFENSA (A FAVOR) Por ello, la propuesta es conseguir paz no con violencia, sino con justicia. Nuestro deber como opinión pública nacional es tener ese mínimo de empatía. Debemos hacer uso de nuestra habilidad crítica para no comprar ideas mediáticas putrefactas que obedecen a intereses puramente lucrativos. Mireles Valverde declara que, después del levantamiento en su municipio, bastaron 3 semanas para erradicar ese cáncer diagnosticado como incurable en el tejido social. En los 5 meses siguientes escasamente hubo un caso de ejecución, mientras que antes del levantamiento había un promedio de 8 personas ejecutadas por semana. Se terminó con el pago de impuestos a grupos no gubernamentales: ya no se paga por trabajar, ya no se paga por respirar, ya no se paga por vivir. Como sabemos, es cierto que todo cambio social es complejo y que no hablamos de la panacea que traerá la perfección al Estado. Cabe la posibilidad de que la creación de grupos de autodefensa tenga algunas consecuencias no deseables, pero ¿algo peor que el infierno que vivían aquellas familias? ¡De ninguna forma! Con el rechazo a estos grupos de autodefensa, la dignidad de los ciudadanos se vuelve la serpiente devorada por el águila de la manipulación. Pero, si con todo lo ya expuesto se persistiera en el absurdo de que estos grupos tuvieran que pedir perdón, con palabras de “El Subcomandante”, pregunto: ¿A quién tienen que pedirle perdón? Y ¿de qué tienen que pedir perdón? ¿De defenderse? ¿De no callarse? ¿De no rendirse? Pero sobre todo, ese perdón ¿quién puede otorgarlo? Gracias. Leído en el módulo I de la materia Investigación y Redacción Jurídica, ITAM, México D.F., Primavera 2014 © Luis Alberto Camacho Guzmán © Para esta edición, Justicia y Lengua (web), ITAM http://carle.itam.mx/moodl e/Justicia/ 4