Resumen extendido VII Congreso de la Asociación

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Resumen extendido
VII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población
Foz do Iguaçu /PR – Brasil
17 a 22 de octubre 2016
Las trayectorias reproductivas en Montevideo después de la disolución conyugal
Mariana Fernández Soto1
Versión preliminar
1
Programa de Población, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República.
[email protected]
1. Resumen
En Uruguay desde mediados de 1980 se vienen sucediendo una serie de
transformaciones en los patrones de formación y disolución de las uniones conyugales.
Entre los principales cambios, se destaca el aumento de las uniones libres en detrimento
del matrimonio y el incremento de los divorcios y las separaciones. Al mismo tiempo, el
nivel fecundidad registró una nueva caída a partir de 1990 alcanzando valores cercanos
al límite de reemplazo poblacional a mediados de los 2000, que fue acompañada por el
incremento sostenido los nacimientos que se producen por fuera del matrimonio
(Cabella, Fernández y Prieto, 2015). En este contexto, cabe preguntarse cómo se
desarrolla el comportamiento reproductivo de mujeres y varones uruguayos luego de
episodios de separación/divorcio. Si bien, los cambios de la fecundidad y los patrones
de unión han sido ampliamente estudiados en Uruguay (Nathan, Pardo y Cabella, 2016;
Nathan, 2015; Cabella, 2014; Fernández Soto, 2010; Varela et al., 2014 Cabella, 2009;
Varela, Pollero y Fostik, 2008; Varela, Fernández y Fostik, 2012; Paredes, 2003;
Cabella, 1998, Peri, 1994; Filgueira 1996, entre otros) no se han realizado estudios cuyo
foco sea el impacto de las disoluciones conyugales sobre la fecundidad. Esta
investigación busca contribuir al estudio de la fecundidad y los patrones de unión desde
una perspectiva que privilegie la interrelación entre ambos. El trabajoanaliza el
comportamiento reproductivo de la población uruguaya tras la disolución conyugal,
buscando aportar evidencia que permita entender cómo y en qué medida el aumento de
las rupturas por divorcio o separación afecta las pautas de reproducción. Para ello se
analizará el evento tener al menos un hijo luego de la separación/divorcio entre las
mujeres residentes en Montevideo. Se trata de un estudio cuantitativo que utilizará la
Encuesta sobre Situaciones Familiares y Desempeños Sociales de las mujeres (ESF),
efectuada en Montevideo y el Área Metropolitana en 2007-2008.
2. Fundamentación
Tradicionalmente, en la Demografía, la nupcialidad ha sido conceptualizada como
determinante próximo de la fecundidad (Bongaarts, 1978; Bongaarts y Potter, 1983). La
proporción de mujeres unidas era interpretada como un indicador de la exposición al
riesgo de procrear, en la medida en que la vasta mayoría de la población procesaba la
reproducción en el contexto de relaciones conyugales estables. La inestabilidad
conyugal era considerada como un factor que reducía la proporción de mujeres en unión
y en consecuencia disminuía el riesgo de exposición a la vida reproductiva (Thomson et
al., 2012; Leone y Hinde, 2007; Leone, 2002). Por tanto, se interpretaba que el
incremento de las separaciones y divorcios estaba necesariamente asociado a la
reducción de la fecundidad (Leone y Hinde, 2007).
En las últimas décadas se han producido cambios sustanciales en los patrones de unión
y disolución conyugal, así como también un descenso generalizado del nivel de la
fecundidad en los países occidentales. Si bien tener hijos, unirse y separarse son eventos
que suelen estar interrelacionados, no es claro en este nuevo escenario determinar cuál
es el efecto de uno sobre el otro, ni las causas posibles (Leone y Hinde, 2007; Guzzo,
2014).
El aumento de las separaciones y divorcios tiene como resultado más personas fuera de
una unión -con distintas edades y con diferentes desempeños reproductivos (con hijos,
sin hijos y con mayor o menor paridez). Cuando estos grupos se vuelven más grandes y
cuando las rupturas ocurren a edades progresivamente más tempranas, las posibilidades
de establecer una nueva relación se incrementan, pudiendo las nuevas uniones incluir
(más) hijos. También se vuelve más frecuente que las personas tengan sus hijos en
diferentes situaciones conyugales (fuera de la unión, en una única unión o en segundas o
ulteriores uniones). Por tanto, es esperable entonces que las disoluciones conyugales
repercutan en las decisiones reproductivas, lo que vuelve más factible tener hijos con
más de una pareja. Este fenómeno es denominado en la literatura como multiplepartner-fertility (MFP) (Di Nallo, 2013; Guzzo, 2014). Thomson et al. (2002)
distinguen tres motivaciones principales para tener hijos en una unión post ruptura: 1) el
“efecto compromiso”, que lleva a tenerun hijo con la nueva pareja para afianzar el
compromiso de la nueva unión; 2) el “efecto hermanos”, las personas que tienen hijos
de la primera unión quieren darle hermanos a sus hijos; y 3) el “efecto status de ser
progenitor”, las personas desean tener al menos un hijo, convertirse en padres
(Beaujouan y Solaz, 2008; Thomson et al., 2002 ). Estudios demuestran que es más
probable tener un hijo con una nueva pareja (después de la disolución) si ésta no tiene
hijos (Guzzo, 2014; Holland& Thomson, 2011).
Los estudios sobre el tema muestran que se producen dos fuerzas opuestas con el
aumento de las disoluciones: por un lado, decrecen los períodos de exposición a la
fecundidad, pero, por otro lado, aumenta el riesgo de formación de nuevas uniones en
las que el deseo de tener hijos puede estar presente (Buber y Fürnkranz-Prskawetz,
2000; Thomson et al., 2002; Toulemon y Knudsen, 2006; Leone y Hinde, 2007;
Beaujouan y Solaz, 2008; Persson y Tollebrant, 2013; Spijker, Simó y Solsona, 2012).
Otros estudios también demuestran que el efecto depresor o impulsor de la disolución
conyugal en la fecundidad depende de los calendarios de formación de la primera unión,
de la disolución y del evento tener el primer hijo (Thomson et al., 2012; Meggiolaro y
Ongaro, 2010; Jansen, Wijckmans y Van Bavel, 2008; Persson y Tollebrant, 2013).
3.
Antecedentes
En Uruguay desde mediados de la década de 1980 se vienen sucediendo una serie de
transformaciones en los patrones de formación y disolución de las uniones conyugales.
Entre los principales cambios, se destaca el aumento de las uniones libres en detrimento
del matrimonio y el incremento de los divorcios y las separaciones.2 Al mismo tiempo,
el nivel fecundidad registró una nueva caída en la década de 1990 alcanzando valores
cercanos al límite de reemplazo poblacional a mediados de los 2000; esta caída fue
acompañada por el incremento sostenido los nacimientos que se producen por fuera del
matrimonio, en 2010 alcanzaron el 70% del total (Cabella, Fernández y Prieto, 2015).
En este contexto, cabe preguntarse cómo se desarrolla el comportamiento reproductivo
de mujeres y varones uruguayos luego de episodios de separación/divorcio. Si bien, los
cambios de la fecundidad y los patrones de unión han sido ampliamente estudiados en el
país (Nathan, Pardo y Cabella, 2016; Nathan, 2015; Cabella, 2014; Fernández Soto,
2
Según Cabella (2009) para el año 2002 se esperaba que un 35% de los matrimonios celebrados ese año
se divorciara. Desde ese año no se publican datos oficiales de divorcios y matrimonios. Como indicador
proxy se puede considerar el porcentaje de personas separadas y divorciadas según los censos de
población. En el año 1996 las personas separadas y divorciadas alcanzaban 6% mientras que en 2011 casi
se duplica, alcanzando 11% de las personas mayores de 14 años, (estos datos surgen de procesamientos
propios en base a los microdatos censales que publica el INE).
2010; Varela et al., 2014 Cabella, 2009; Varela, Pollero y Fostik, 2008; Varela,
Fernández y Fostik, 2012; Paredes, 2003; Cabella, 1998, Peri, 1994; Filgueira 1996,
entre otros) no se han realizado estudios cuyo foco sea el impacto de las disoluciones
conyugales sobre la fecundidad. Esta investigación se propone contribuir al estudio de
la fecundidad y patrones de unión desde una perspectiva que privilegie la interrelación
entre ambos eventos, estudiando concretamente el efecto de las separaciones y divorcios
en la fecundidad.
Los estudios que examinan la relación entre disoluciones conyugales, conformación de
nuevas uniones y fecundidad son escasos, desarrollados principalmente en Europa y se
han centrado principalmente en los determinantes de la intensidad y calendario de la
fecundidad de las segundas uniones (Di Nallo, 2013; Beaujouan & Solaz, 2008; Buber
& Prskawetz, 2000; Leone & Hinde, 2007; Manlove et al., 2008, Spijker, Simó &
Solsona, 2012; Thomson & Allen Li, 2002).Una preocupación común de estos estudios
es comprobar si los hijos con la nueva pareja (producto de una segunda unión o de
orden superior) compensan la fecundidad perdida durante los períodos de postseparación. Estudios recientes en Europa y Estados Unidos han mostrado que una
proporción creciente de padres de las cohortes más jóvenes lo han sido en múltiples
parejas (Di Nallo, 2013).
La revisión de la bibliografía permite identificar posiciones encontradas respecto al
efecto de los divorcios y separaciones sobre la fecundidad. Los enfoques teóricos más
tradicionales sostienen que las rupturas estarían interrumpiendo el período en el cual las
mujeres están expuestas al riesgo de concepción y a la decisión de tener hijos y por
tanto son consideradas un factor depresor de la fecundidad (Lesthaeghe y Moors 1994;
Bongaarts y Potter, 1983). Otro grupo de investigaciones demuestra que las
disoluciones no tienen demasiada incidencia en la intensidad de la fecundidad, dado que
la re-unión conyugal (remarriage/repartnering) presenta niveles similares o algo
menores de fecundidad que la de las personas que no disuelven su primera unión
(Beaujouan y Solaz, 2008; Spijker, Simó y Solsona, 2012). En Francia, Beaujouan y
Solaz (2008) muestran que la fecundidad de las personas separadas se reduce en 0,1
hijos para el caso de los varones y en 0,15 para las mujeres. El estudio de Spijker, Simó
y Solsona (2012), que compara diez países europeos, observa que las mujeres que
forman segundas o terceras uniones presentan una intensidad y calendario de su
fecundidad similar a aquellas que no han disuelto el vínculo conyugal. Esto es debido a
la disminución del espaciamiento entre hijos, ya que las mujeres buscarían compensar el
“tiempo perdido” por la separación. En un punto intermedio, estudios como el de
Thomson et al. (2012), Leone y Hinde (2007) y Persson y Tollebrant (2013) plantean
que la complejización de la trayectoria conyugal no tiene per se un efecto negativo o
positivo sobre la fecundidad, este varía en función de los contextos y de los calendarios
de unión, disolución y reproducción de varones y mujeres. Por ejemplo, las poblaciones
con disoluciones tempranas y con fuerte presencia de segundas uniones producen más
nacimientos en familias ensambladas que las poblaciones en las que estos procesos
ocurren a edades más tardías (Thomson et al., 2012). Esta conclusión también queda
expuesta en el trabajo de Leone y Hinde (2007) sobre las historias conyugales y
reproductivas de las mujeres en Brasil, quienes encuentran un efecto positivo del
divorcio en la fecundidad en las segundas uniones (o de mayor orden).
4. Objetivos, datos y métodos
Objetivos
El objetivo de la investigación es estudiar las consecuencias de las disoluciones
conyugales en el comportamiento reproductivo en Uruguay.3 Particularmente, se analiza
el evento tener al menos un hijo luego de la separación/divorcio entre las mujeresentre
25 y 60 años residentes en Montevideo. Con este propósito general se establecen las
siguientes preguntas de investigación.
a. ¿Cuáles son las diferencias en las trayectorias reproductivas y conyugales de las
mujeres según si han vivido o no un episodio de disolución conyugal?
b. ¿Qué factores aumentan o disminuyen la probabilidad en la de tener un hijo postdisolución conyugal?
Para poder contestar estas preguntas se establecen dos objetivos específicos:
1. Analizar las trayectorias reproductivas y conyugales según si han vivido o no
episodios de disolución conyugal a partir de estas dos categorías analíticas: 1. En
una única unión, 2. Al menos una disolución conyugal.4
3
Esta investigación es parte del trabajo que vengo elaborando para mi tesis de doctorado. Esta ponencia
es una primera aproximación a los datos descriptivos generales del proyecto.
4
La categoría “Al menos una disolución conyugal” está compuesta tanto por mujeres que han disuelto su
primera unión y no han experimentado una segunda unión, como también de mujeres que se han vuelto a
unir luego de la primera unión.
2. Estudiar el evento de tener un hijo después de la disolución de la primera unión.
3. Determinar los principales factores que inciden en la probabilidad de tener al
menos un hijo después de la disolución conyugal.
Datos y métodos
La fuente de datos que se utilizó para este trabajo proviene de la Encuesta sobre
Situaciones Familiares (ESF). La ESF fue realizada por el Programa de Población, el
Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales y el Instituto de
Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República,
con el apoyo financiero del Fondo Clemente Estable y UNICEF en 2001 y 2007. Esta
encuesta tiene la característica de recoger información longitudinal y retrospectiva. La
primera ola se recogió en 2001 y se entrevistaron 1800 mujeres de 25 a 54 años. En la
segunda, durante los años 2007 y 2008, se reentrevistaron 828 mujeres de la primera ola
y se añadieron 401 nuevas mujeres a la muestra. La muestra total es de 1229 mujeres
entre 24 y 62 años en 2008, residentes en hogares de Montevideo y su área
metropolitana. El cuestionario recogió información retrospectiva tanto de vida conyugal
(desde su pareja actual hasta tres parejas precedentes) como de la historia reproductiva
de las mujeres. Además releva información sobre sus características personales y del
hogar, sobre su pasado, sobre sus hijos y la relación con sus padres, junto con una serie
de preguntas autoadministradas sobre su opinión sobre ciertos aspectos de la vida
familiar.
Para este trabajo se considera solamente a las mujeres de 25 a 60 años que tuvieron al
menos una unión, dejando por fuera del análisis a las mujeres de más de 60 años y las
que nunca se unieron.5 De esta manera, se busca mitigar el impacto de la experiencia de
las cohortes más viejas y de las que no tuvieron historias conyugales de coresidencia.
Para alcanzar los objetivos se elabora un análisis sociodemográfico descriptivo de las
mujeres que i) solo experimentaron una unión y de las que ii) alguna vez se disolvieron
un vínculo conyugal. Dentro de este último grupo se encuentran tanto mujeres que
disolvieron su primer vínculo, mujeres que disolvieron más de un vínculo y mujeres que
tuvieron 2 o más uniones. Las variables que se consideran para el análisis descriptivo se
dividen en tres grupos. 1) variables de control: edad al momento de la encuesta y nivel
educativo alcanzado; 2) variables relacionadas con la historia conyugal: edad a la
5
Se quitan del análisis 29 casos de la muestra de mujeres que tienen más de 60 años y 113 mujeres que
nunca se unieron.
primera unión, tipo de primera unión, edad a la primera unión, tipo de primera unión,
cantidad de uniones, personas con dos o más uniones, personas con dos o más uniones
con hijos solo primera unión, proporción personas con dos o más uniones con hijos en
primera y segunda unión, y proporción de personas con dos o más con hijos solo en
segunda unión; y 3) variables relacionadas con la historia reproductiva: cantidad de
hijos tenidos, edad a la que tuvieron su primer hijo, distancia en tiempo entre el primer
hijo y edad a la primera unión, distancia en el tiempo entre el primer y segundo hijo,
distancia en el tiempo entre el segundo y tercer hijo, distancia en tiempo entre hijos de
distintas uniones. También dentro del análisis descriptivo se estudia el evento tener un
hijo luego de la disolución de la primera unión mediante el método Kaplan-Meier.
Finalmente, se realiza un análisis multivariado a través de la estimación de modelos
logit para estudiar la probabilidad de tener otro hijo luego de una separación.
Cuadro 1. Descripción de las variables principales utilizadas de la ESF. Mujeres de 25 a 60años con al
menos una unión. Montevideo, 2008 (en cantidad y porcentaje)
N
Trayectoria conyugal
Una única unión
Separadas/divorciadas o en 2 o más uniones
Total
Hijos y uniones
Sin hijos
Hijos en una sola unión
Hijos en más de una unión
Hijos solamente fuera de la unión
Total
Grupos de edad
25 a 34 años
34 a 44 años
45 a 60 años
Total
Nivel educativo alcanzado
Bajo
Medio
Alto
No conocido
Total
Porcentajes ponderados
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
%
685
356
1041
65,9
34,1
100,0
81
756
125
79
1041
8,88
70,88
12,83
7,41
100,0
208
304
529
1041
27,02
27,66
45,33
100,0
411
314
303
13
43,25
29,14
26,45
1,16
5. Principales resultados
Las trayectorias reproductivas y conyugales de mujeres según si han vivido o no episodios
de disolución conyugal
Un tercio de las mujeres que tuvieron al menos una unión experimentaron la disolución
del primer vínculo (y eventualmente la disolución de otras uniones). Esta proporción
aumenta a medida que transcurre edad, como es de esperar. Tienen un perfil más
envejecido que las mujeres que no lo experimentaron, aunque las diferencias por grupo
de edad no son demasiado amplias. Las mujeres que alcanzaron el nivel educativo más
bajo presentan una proporción más alta de mujeres con al menos un episodio de
disolución conyugal. Finalmente, se identifica una distribución similar de la cantidad de
hijos tenidos entre las que experimentaron y las que no un episodio de disolución
conyugal, a pesar que el primer grupo de mujeres tiene una proporción algo mayor de
mujeres con hijos (cuadro 3).
Respecto a la trayectoria conyugal
Más de la mitad de las mujeres que tuvieron su primera unión a través de una unión
consensual, experimentaron al menos un episodio de disolución conyugal (64,3%).
Entre las mujeres que entraron a su primera unión mediante matrimonio esta proporción
es mucho menor, el porcentaje alcanza solamente el 14,5% (cuadro 3). La edad a la
primera unión es algo más temprana entre las mujeres que tuvieron una
separación/divorcio.
El 65,3% de las mujeres con alguna disolución conyugal tuvieron una segunda unión
(cuadro 3). Sin embargo, la mayoría de las mujeres que disuelven su primera unión solo
tienen hijos de dicha unión (63,9%) y por tanto es posible plantear que tienen un
comportamiento reproductivo-conyugal similar al grupo de las que tienen una única
unión. Mientras que, el resto de las mujeres de este grupo se dividen en dos
proporciones relativamente iguales (cerca del 18%): las que tienen hijos con la primera
y segunda unión y las que tienen solamente con la segunda unión.
Respecto a la trayectoria reproductiva
Se encuentran diferencias en el calendario reproductivo entre los dos grupos de mujeres
analizados: las que se separaron alguna vez tienen un inicio de la maternidad algo más
temprano. Estas mujeres, en promedio, tienen en un comienzo de la vida familiar en
general algo más temprano que las que tienen han tenido solo una unión, dado que
también presentan un inicio a la primera unión más temprano, como se señaló
anteriormente.
No obstante, no existen diferencias importantes en la distribución del número de hijos
tenidos, ni en el promedio de hijos tenidos, a pesar de que las mujeres que disolvieron
su primera unión presentar una proporción algo más baja de mujeres que tienen hijos
(92% vs. 88%).
Las mujeres que alguna vez se separaron/divorciaron presentan una distancia en años
mayor entre el primer y segundo hijo que aquellas que mantuvieron su primera unión
sin disolver. En cambio, la distancia entre el segundo y tercer hijos es similar entre
ambos grupos de mujeres. Por tanto, no se puede establecer que haya diferencia entre
los intervalos intergenésicos entre ambos grupos, ni que haya un posible efecto en la
intensidad de la fecundidad de ambos grupos.
La mayoría de las mujeres tienen hijos en su primera unión. No obstante, este porcentaje
alcanza más del 90% en las mujeres que tuvieron solo una unión y el 70% de las que
tuvieron 2 o más uniones. Un 30% de mujeres que tienen 2 o más uniones tienen hijos
en su segunda unión. Del total de las mujeres que tuvieron una unión, el 86,7% tuvo
hijos en su primera unión. De las mujeres que tuvieron una segunda unión, el 30,8%
tuvo hijos en esta unión y representan un 10% del total de las mujeres que se unieron
(cuadro 4).
Un tercio de las mujeres que tuvieron una disolución conyugal tuvieron hijos fuera de
una unión conyugal. Este porcentaje es tres veces superior a la de las mujeres que
mantuvieron su primera unión sin disolución. Este valor muestra que, si bien la mayoría
de las mujeres tienen un comportamiento reproductivo-conyugal “típico” (hijos
solamente en la primera unión), hay una parte de las mujeres que -junto con las que
tienen hijos con varias parejas- deciden tener hijos en diferentes circunstancias
conyugales.
En relación a la cantidad promedio de hijos tenidos en las distintas uniones, las mujeres
que han disuelto su primera unión tienen un promedio similar a las que no han disuelto
dicha unión. La diferencia entre el promedio de hijos tenido por las mujeres con la
primera unión disuelta y las que sí disolvieron ese vínculo es 0,1, en favor de las
últimas (cuadro 5). Si bien, el promedio de la cantidad de hijos en la primera unión es
menor entre las mujeres que disolvieron dicho vínculo respecto a quienes no se
separaron, el promedio es compensado ya sea por los hijos tenidos en una segunda
unión o por fuera de una unión conyugal. Por tanto, en principio, no es posible pensar
que las disoluciones tengan un efecto negativo sobre la cantidad de hijos que tienen las
mujeres.
Cuadro 2. Caracterización de las trayectorias reproductivas y conyugales de las mujeres según si han
vivido o no episodios de disolución conyugal. Mujeres de 25 a 60 años. Montevideo, 2008
Una
única
unión
Al menos
una
separación
%
Grupo de edad
25 a 34 años
65,9
34,1
69,9
30,1
35 a 44 años
45 a 60 años
68,0
62,2
32,0
37,8
Nivel educativo alcanzado6
Bajo
Medio
Alto
61,3
69,5
69,9
38,7
30,5
30,1
0
1
7,5
21,7
11,6
21,9
2
38,8
31,7
3 y más
32,1
34,1
85,5
35,7
23,5
5,8
23,0
14,5
64,3
22,3
5,5
21,0
36,9
63,1
1,6
(0,6)
38,8
(10,8)
63,9
Paridez
Historia conyugal
Primera unión con matrimonio
Primera unión con cohabitación
Edad media a la primera unión
Desvío estándar de la edad media a la primera unión
Edad mediana la primera unión
Proporción con una primera unión disuelta y sin segunda unión
Proporción con primera unión disuelta y segunda unión
Cantidad media de uniones
Edad media a la disolución de la primera unión
Proporción con dos o más uniones con hijos solo primera unión
Proporción con dos o más uniones con hijos en primera y
segunda unión
Proporción con dos o más uniones con hijos solo en segunda
unión
Historia reproductiva
Proporción que tuvo hijos
Media de la cantidad de hijos
Edad mediana al nacimiento del primer hijo
6
18,2
17,9
92,5
2,3
(1,2)
24,0
88,4
2,4
(1,6)
23,0
Nivel educativo bajo implica hasta ciclo básico de la educación secundaria, nivel educativo medio
corresponde hasta ciclo avanzado de educación secundaria (completo o incompleto), y nivel educativo
alto supone estudios terciarios y más.
Edad media al nacimiento del primer hijo
Distancia promedio en años entre la edad a la primera unión y al
primer hijo
Distancia promedio en años promedio entre el primer y segundo
hijo*
Distancia promedio en años promedio entre el segundo y tercer
hijo**
Distancia promedio en años entre hijos en distintas uniones o
fuera unión***
% hijos fuera de unión antes de la primera unión
% hijos fuera de la unión
% de hijos en distintas uniones
N=1041
24,7
(5,2)
1,7
(4,8)
3,8
(2,6)
4,4
(2,8)
23,4
(4,7)
1,6
(4,7)
3,3
(1,9)
4,2
(3,8)
5,9
(3,9)
15,8
29,3
14,2
-9,2
9,2
--
* Solo para mujeres con 2 o más hijos (N=718)
** Solo para mujeres con 3 y más hijos (N=327)
***Mujeres con hijos en distintas uniones o fuera de una unión y en una unión (N=48)
Desvíos estándar entre paréntesis
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
Cuadro 3. Proporción de mujeres según la unión en que tuvieron sus hijos. Mujeres 25 a 60 años.
Montevideo, 2008
1 unión
2 o más uniones
Total
Hijos en primera
unión
94,9
70,0
86,7
Hijos en segunda
unión
-30,8
10,2
Porcentajes ponderados
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
Cuadro 4. Promedio de hijos tenidos según situación conyugal y número de unión. Mujeres 25 a 60 años.
Montevideo, 2008
Hijos en primera
unión
Hijos en segunda
unión
Hijos fuera unión
Media
DS
Media
DS
Media
DS
Media
DS
Primera unión no disuelta
2,11
0,05
--
--
0,18
0,02
2,29
0,05
1ªU disuelta y no hay segunda unión
1,91
0,15
--
--
0,47
0,08
2,39
0,15
1ªU disuelta y 2ª unión
1,16
0,11
0,88
0,07
0,36
0,05
2,39
0,11
Total
1,91
0,05
0,16
0,02
0,25
0,02
2,32
0,04
Promedios ponderados
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
Total
Gráfico 1. Proporción acumulada de las mujeres que tuvieron hijos después de la disolución de la
primera unión según si tuvieron (o no) una segunda unión. Mujeres de 25 a 60 años. Montevideo,
20087
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
19 21 22 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45
Sin segunda unión
Con segunda unión
Cálculos ponderados. N=328
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
El análisis comparado de las curvas de la proporción acumulada de haber
experimentado el evento tener un hijo después de la disolución conyugal según si hubo
segunda unión o no, muestra que hay diferencias importantes en la intensidad de
experimentar dicho evento. Al final del período reproductivo solo un 10% de las
mujeres que no se unieron luego de la disolución de la primera unión tiene un hijo.
Mientras que el porcentaje acumulado a esa edad alcanza casi el 70% en las mujeres que
sí tuvieron una segunda unión. Entrar en una unión luego de la separación aparece como
uno de los factores, como es de esperar, más importantes para incrementar la
probabilidad de tener un hijo luego de la disolución de la primera unión. A los 37 años,
el 50% de las mujeres que tuvieron una segunda unión tuvieron un hijo luego la
disolución de la primera unión. Mientras que a esa misma edad, sin una segunda unión,
solamente un 7% tuvo un hijo. Si esta información se la relaciona con la edad promedio
a la disolución de la primera unión, que alcanza 38,8 años, es posible establecer que es
7
Estimaciones realizadas mediante el métodoKaplan Meier.Las diferencias entre las curvas son estadísticamente
significativas con un nivel de significación de 0,01, evaluadas con el test log-rank.
probable que la mayoría de las mujeres que tienen un hijo después de la disolución de la
primera unión sean aquellas que se separan a edades relativamente tempranas.
Gráfico 2. Proporción acumulada de las mujeres que tuvieron hijos después de la disolución de la primera
unión según si tuvieron (o no) hijos en la primera unión. Mujeres de 25 a 60 años. Montevideo, 2008 8
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
19 21 22 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45
Sin hijos en primera unión
Con hijos en primera unión
Cálculos ponderados. N=328
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
Otro de los factores que parece estar incidiendo en la probabilidad de tener un hijo
luego de la separación/divorcio de la primera unión, es si hubo (o no) hijos en la
primera unión. Si en la primera unión no hubo hijos el porcentaje acumulado de las
mujeres que tuvieron un hijo luego de la disolución del primer vínculo conyugal
prácticamente triplica -entre los 25 y los 35 años- a las que sí hubo. A partir de esa edad
la brecha entre los porcentajes acumulados se reduce pero la diferencia pasa a ser el
doble entre quienes no tuvieron hijos en la primer unión y quienes sí. Estas diferencias
entre los porcentajes acumulados podrían analizarse a la luz del denominado “efecto
hermanos” o “efecto estatus de progenitor” (Beaujouan y Solaz, 2008; Thomson et al.,
2002 ).
8
Estimaciones realizadas mediante el método Kaplan Meier.Las diferencias entre las curvas son estadísticamente
significativas con un nivel de significación de 0,01, evaluadas con el test log-rank.
El análisis multivariado corrobora lo que muestran los resultados descriptivos. Los
factores que tienen mayor efecto sobre la probabilidad de tener un hijo después de la
disolución de la primera unión son: si hubo una segunda unión, la cantidad de hijos de
la primera unión y la edad a la que se produce la disolución de la primera unión. A
medida que aumenta la edad a la disolución se reduce la probabilidad de tener un hijo
posteriormente. Al mismo tiempo, si no se produce una segunda unión también se
reducen las chances de tener un hijo después de la disolución de la primera unión. Por
tanto se hace necesario evaluar también los factores que inciden tanto en la edad a la
que se disuelve la primera unión como en los que afectan la posibilidad de conformar
una segunda unión. Los factores que inciden en estos dos eventos también estarían
afectando y explicando la probabilidad de tener un hijo luego de la separación conyugal.
La cantidad de hijos que se tenga en la primera unión parece ser el único factor que
tiene una incidencia “directa” experimentar la maternidad luego del divorcio o
separación del primer vínculo conyugal. Es posible pensar que la cantidad de hijos que
se tenga en la primera unión no parece ser tan determinante o explicativa en la
probabilidad de tener un hijo después la disolución, sino que lo tiene mayor efecto es si
hay o no hijos de dicha unión. Esto se explica porque a medida que aumenta la cantidad
de hijos el odds ratio se mantiene relativamente estable respecto a la categoría no tener
hijos en la primera unión y la significación estadística baja.9
9
Para afirmar o refutar esta hipótesis es necesario seguir avanzando en el análisis de este efecto
específico.
Cuadro 5. Modelo logit sobre la probabilidad de tener al menos un hijo después de la disolución
conyugal. Mujeres 25 a 60 años. Montevideo, 2008
Variables independientes
25 a 34 años
Odds ratio
0,359
(0,217)
Edad al momento de la encuesta 35 a 44 años (cat. ref.)
45 a 60 años
Bajo
Nivel educativo alcanzado
1,915
(0,818)
Medio (cat.ref.)
Alto
Edad al nacimiento del primer hijo
Calendario
0,755
(0,33)
Edad a la primera unión
Edad a la disolución de la primera unión
1,318
(0,673)
1,051
(0,0561)
0,948
(0,058)
0,81***
(0,0438)
0 (cat.ref.)
Cantidad de hijos en la primera 1
unión
2 y más
0,25***
(0,118)
0,17**
(0,098)
Matrimonio (cat.ref.)
Tipo de unión de la primera unión
Unión consensual
1,317
(0,72)
No (cat.ref.)
Hubo segunda unión
Si
6,07***
(2,972)
Constante
402,99
N
ll
AIC
BIC
(787)
263
-28156,6
56337,2
56380,1
Pseudo R2
0,49
Coeficientes exponenciados. Errores estándar entre paréntesis.
*
p < 0.05, ** p < 0.01, *** p < 0.001
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
**
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7. Anexo
Cuadro 6. Caracterización sociodemográfica de las mujeres según historia conyugal. Mujeres de 25 a 60
años. Montevideo, 2008 (%)
%
Grupo de edad
11,0
Una
única
unión
58,7
25-34 años
35-44 años
45-60 años
Nivel educativo alcanzado
Bajo10
Medio
Alto
Proporción que tuvo hijos
Paridez
0
1
2
3 y más
N=1154
20,6
8,4
5,7
55,5
62,3
58,7
23,9
29,3
35,6
9,0
8,1*
16,5
38,0**
55,8
63,8
58,4
92,5
35,2
28,1
25,1
88,4
62,0
-
7,5
21,7
38,8
32,1
11,6
21,9
31,7
34,9
Nunca
unidos
Al menos una
separación
30,4
Porcentajes ponderados
* Menos de 20 casos
** Cantidad de casos no representativos, por lo que no se presenta la información de la paridez de este
grupo
Fuente: elaboración propia con base en ESF 2008.
10
Nivel educativo bajo implica hasta ciclo básico de la educación secundaria, nivel educativo medio
corresponde hasta ciclo avanzado de educación secundaria (completo o incompleto), y nivel educativo
alto supone estudios terciarios y más.
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