Viernes 1 Diciembre 2006. Volumen 23 - Número 09 p. 284 - 297 Revisiones Estrategias para el despistaje de la HTA secundaria V Giner Galvaña M J Esteban Ginera a Servicio de Medicina Interna. Hospital Virgen de los Lirios. Alcoy. Alicante. España. La HTA secundaria (HTAs) es una entidad infrecuente en la población hipertensa general y, en contra de la idea generalizada, con tasas de reversibilidad bajas, lo que a menudo se relaciona con el diagnóstico y tratamiento tardío de la entidad etiológica. La potencial reversibilidad en estadios tempranos y la mayor morbimortalidad consecuencia de la elevación tensional mantenida justifican su despistaje, si bien el elevado coste económico derivado y el gran número de etiologías a considerar hacen que deba restringirse la búsqueda a pacientes con riesgo: • HTA refractaria, • HTA con importante daño orgánico, • HTA iniciada en edades extremas de la vida o con empeoramiento de su control sin causa aparente. Es muy escasa la información contrastada que permita establecer algoritmos definitivos para el despistaje de la HTAs. Siempre deberá prevalecer el sentido común y la accesibilidad a las pruebas en el medio clínico concreto donde nos desenvolvamos. La búsqueda debe centrarse en las formas más prevalentes y con mayor potencial de reversibilidad: • Toma de sustancias presoras o que interaccionan con fármacos antihipertensivos, • La enfermedad renal crónica, • Enfermedades endocrinológicas y • Síndrome de apnea obstructiva del sueño. Para la acotación de la búsqueda ayuda: • Considerar el grupo de edad del paciente concreto y • La búsqueda activa de rasgos clínicos y/o analíticos específicos. El adecuado despistaje de la HTAs en definitiva requiere de nuestra capacidad de visión global del proceso hipertensivo, así como de mucho sentido común en la elección de las exploraciones a realizar. Palabras clave: HTA secundaria, HTA inducida por fármacos, SAOS, enfermedad renal vascular, hiperaldosteronismo primario, síndrome de Cushing, feocromocitoma. Strategies for screening of secondary high blood pressure Secondary high blood pressure (HB) is an uncommon entity in the general hypertensive population. On the contrary to the generalized idea, it has low reversibility rates, which is often related with the late diagnosis and treatment of the etiological entity. The reversibility potential in early stages and greater morbidity-mortality as a result of the maintained tensional elevation justify its screening. However, the elevated financial cost derived and large number of etiologies to be considered require restricting the search to patients at risk: refractory HBP, HBP with significant organic damage, HBP initiated in extreme ages of life or with worsening of its control without apparent cause. Contrasted information making it possible to establish definitive algorithms for screening of HBPs is very limited. Common sense and accessibility to the tests in the specific clinical setting where we work should always prevail. The search should be centered on more prevalent forms and with greater reversibility potential: using pressor substances or those that interact with antihypertensive drugs, chronic kidney disease, endocrinological diseases and COPDs. When limiting the search, it is helpful to consider the age group of the patient considered and the active search of specific clinical and/or analytic traits. Adequate screening of HBPs finally require us to have capacity to obtain a global view of the hypertensive condition and to use much common sense in the choice of the examinations to be made. Keywords: secondary HBP, drug-induced HBP, COPD, vascular kidney disease, primary hyperaldosteronism, Cushing's syndrome, pheochromocytoma. I) - Relevancia de la HTA secundaria (HTAs) Es difícil establecer qué prevalencia tiene la hipertensión arterial secundaria (HTAs) en la población hipertensa en general, ya que las pocas series existentes (tabla 1)1-14 proceden en su mayoría de centros especializados en pacientes con HTA refractaria. Podemos afirmar en todo caso que es una situación minoritaria en la población hipertensa general, con una prevalencia que muy probablemente se sitúe alrededor del 5 %. No parece, por tanto, que la prevalencia de esta entidad justifique su importancia. En cuanto al argumento tradicionalmente esgrimido de la posibilidad de curación del proceso hipertensivo, la información es incluso menor, con tasas conjuntas de curación-mejoría de apenas un tercio de casos (tabla 1)1, 3, 4, 6. ¿Por qué entonces tanto interés en el diagnóstico de una entidad tan poco prevalente y cuyo tratamiento no siempre es exitoso?: • • La primera razón es la evidencia de que la HTAs se acompaña de mayor mortalidad. La segunda razón deriva del hecho de que la reversibilidad de la elevación tensional es dependiente de su persistencia en el tiempo, que acaba provocando alteraciones estructurales del sistema cardiocirculatorio más difícilmente reversibles que al comienzo, cuando sólo son funcionales15. A pesar de que algunos autores han propugnado la realización sistemática de pruebas de despistaje de HTAs a todo hipertenso1, la mayoría apuesta por restringir la búsqueda a la población de riesgo16. Las razones son de índole metodológica (eficacia), económica (efectividad) y pragmática. Así, teniendo en cuenta la baja prevalencia de la HTAs en la población hipertensa general, por muy elevada sensibilidad/especificidad que pueda tener la prueba diagnóstica empleada, el valor predictivo será siempre muy bajo. Por otro lado, y derivado también de esta baja prevalencia, el coste originado de la aplicación universal de estrategias de despistaje se hace injustificadamente elevado. Debe pensarse además que en muchas ocasiones el tratamiento farmacológico antihipertensivo empírico consigue el control de la presión arterial (PA), como, por ejemplo, el uso de antialdosterónicos en el hiperaldosteronis-mo primario. Por tanto, la recomendación es plantear la búsqueda de HTAs en las siguientes situaciones17, 18.: 1) Inicio de la HTA antes de los 30 y después de los 60 años de edad. La prevalencia de HTAs se incrementa con la edad, estimándose en: • • • un 5,6 % en menores de 30 años, un 12,7 % en mayores de 50 años y un 16,7 % en mayores de 70 (fig. 1). Incremento sobre todo a costa de enfermedad renal parenquimatosa y renal vascular2, 19. 2) HTA grado 3 (PA sistólica [PAS] >= 180 mmHg y /o PA diastólica [PAD] >= 110 mmHg) y/o importante lesión de órgano diana. 3) HTA refractaria. Se cifra en un 11 % la prevalencia de HTAs en este tipo de población hipertensa19. 4) Hallazgos en anamnesis, exploración física o analítica básica sugestivos. 5) Empeoramiento de una HTA previamente bien controlada. 6) Ausencia de historia familiar significativa de HTA en adultos o marcados antecedentes familiares de HTA y /o enfermedad cardiovascular a edades tempranas. Es fácil entender lo poco sensibles y específicos que son estos criterios. En uno de los estudios más completos y recientes de búsqueda sistemática de HTAs en 1.020 hipertensos Omura et al1 encuentran que: • • De los 93 casos detectados tan sólo un 5,4 % tenía menos de 35 años y Sólo la cuarta parte presentaba una HTA grado 3. Otro tanto podemos decir cuando valoramos la presencia de manifestaciones asociadas con ciertas formas de HTAs. Así, en el ya citado trabajo de Omura et al1 sólo: • • Un 24,6 % de pacientes con aldosteronismo primario presentaba hipopotasemia, De los cinco pacientes portadores de una HTA renal vascular ninguno evidenciaba • soplo abdominal y Sólo uno de seis pacientes (16,7 %) con feocromocitoma presentaba palpitaciones. Aún por determinar su utilidad como maniobra de despistaje de la HTAs, algunos autores han aventurado la utilidad de la monitorización ambulatoria de la PA (MAPA) basándose en la existencia de un menor descenso nocturno en la mayoría de casos de HTAs. Así, Middeke et al20 demostraron que, al comparar el perfil circadiano de: • • • • 176 normotensos, 42 hipertensos de bata blanca, 490 hipertensos esenciales y 251 con diversas causas de HTAs, los últimos presentaban una menor reducción nocturna de PA, especialmente los casos de feocromocitoma. Estos hallazgos se han confirmado en estudios más recientes, que además demuestran la corrección del perfil circadiano tras tratamiento etiológico de la elevación tensional21. Debe considerarse de momento esta prueba poco adecuada para el despistaje de la HTAs, aunque la presencia de alteración del perfil circadiano en pacientes de riesgo puede reforzar la sospecha inicial. II) - Despistaje de las principales formas de HTA secundaria La gran cantidad de entidades englobables bajo el epígrafe de HTAs impide en un paciente sospechoso excluir todas ellas. Por ello, salvo que detectemos algún hallazgo suficientemente específico de alguna etiología concreta, es aconsejable centrar la búsqueda en aquellas formas más prevalentes, priorizando las potencialmente reversibles. La prevalencia de las distintas formas de HTAs varía con la edad, por lo que según ésta debe dirigirse la búsqueda a formas distintas de HTAs (fig. 1). Así, si bien es cierto que más del 70 % de casos de HTAs responden a una insuficiencia renal crónica, la etiología de ésta es diferente en función del grupo de edad considerado, y así en niños debemos considerar la posibilidad siempre de una nefropatía por reflujo. Otras causas a considerar en niños hipertensos son las de base genética o la coartación de aorta22. La forma de HTAs que de manera más sencilla podemos detectar es: • • la producida por la toma de fármacos y sustancias potencialmente presoras que pudieran interaccionar con fármacos antihipertensivos (considerar no sólo fármacos, sino también sustancias de abuso y productos naturales)23. A continuación debemos descartar la presencia de enfermedad renal parenquimatosa, debiendo considerar en ocasiones en este epígrafe la estenosis arterial extraparenquimatosa. El tercer capítulo que hay que tener en cuenta son las patologías endocrinológicas: • • el aldosteronismo primario, el síndrome de Cushing, • • el feocromocitoma y la disfunción tiroidea. Numerosos estudios poblacionales sitúan como causa de HTA el síndrome de la apnea obstructiva del sueño (SAOS), asociación que algún autor ha informado se presenta en más del 80 % de hipertensos refractarios24. Por ello la recomendación sería la práctica de una anamnesis dirigida a la detección de sintomatología sugestiva y aplicación de la escala de Epworth a todo hipertenso obeso. La revisión de la literatura demuestra que en muy pocos casos se ha establecido definitivamente la validez de las distintas pruebas de despistaje de HTAs y sus causas específicas, de tal manera que los algoritmos son muy diversos, con estandarización escasa de la metodología y distintos valores de corte para el diagnóstico según grupos de trabajo. Se añade a estas limitaciones la ausencia de estudios suficientemente amplios y sobre todo comparativos de los distintos métodos en población hipertensa general. Ello ha llevado a la publicación de distintos algoritmos diagnósticos, lo que dificulta mucho el establecimiento de pautas definitivas. Asumiendo estas limitaciones, se analiza a continuación el valor de las principales pruebas propuestas para el despistaje de las formas de HTAs más prevalentes para, a partir de la información disponible, intentar establecer algoritmos en los que primen la sencillez y facilidad de aplicación en la práctica clínica diaria. II-a) - Insuficiencia renal crónica Es la causa más frecuente de HTAs como consecuencia del incremento de la edad de la población, haciendo de la nefropatía isquémica la etiología más común de insuficiencia renal crónica (IRC). Su elevada prevalencia y sencillez diagnóstica la hacen de obligatoria detección25, 26. De su importancia da cuenta el que en nuestro país un reciente estudio muestra una prevalencia de IRC del 36,1 % en población hipertensa atendida en Atención Primaria25. Las más recientes guías en HTA definen la insuficiencia renal como valores de creatinina plasmática (Crp) superiores a: • • 1,5 mg/dl en varones y 1,4 mg/dl en mujeres, considerándolo un trastorno clínico asociado. Cuando los valores se sitúan en: 1. 1,3-1,5 mg/dl en varones o 2. 1,2 1,4 mg/dl en mujeres se considera lesión de órgano diana27. Sin embargo hasta el 60 % de individuos con IRC puede tener valores normales de creatinina, lo que obedece a las siguientes razones de relevancia clínica25: • • En circunstancias fisiológicas la creatinina se produce a ritmo constante con excreción enteramente renal. Cuando existe deterioro de la función renal se incrementa la excreción extrarrenal, sobre todo en intestino delgado, lo que sobrevalora el funcionalismo renal. Las situaciones que se acompañan de disminución de la masa muscular se traducen en valores falsamente reducidos de Crp. En ancianos la reducción fisiológica de la masa muscular lleva a que, a pesar del deterioro del filtrado glomerular (FG) asociado a la edad, éste no se acompañe de incrementos paralelos de creatinina, siendo común encontrar FG de hasta 20 ml/min/1,73 m2 con valores normales de Crp. Teniendo en cuenta las limitaciones descritas, se han desarrollado ecuaciones que estiman el FG a partir de la edad, el sexo, el peso y la Cr-p. Son dos las que mayor predicamento han obtenido: La de Cockcroft y Gault: FG en ml/min = [140-edad en años] * peso en kg/Crp en mg/dl * 72. El valor obtenido debe corregirse para 1,73 m2 de superficie corporal: 0,2047 * talla en m * peso en kg y la Modification of Diet in Renal Disease (MDRD) simplificada: FG en ml/min/1,73 m2= 186 * Crp en mg/dl * edad en años La primera de las fórmulas se obtuvo de 249 sujetos con función renal normal, mientras que la fórmula MDRD simplificada se obtuvo de la población del estudio del mismo nombre que incluyó 500 participantes con distintos grados de IRC. Esta última parece más exacta; no obstante, debe recordarse que fue determinada a partir de población con IRC, y recientes estudios han demostrado que infraestima un 29 % los valores reales de FG al aplicarla a población sin IRC28. En la práctica clínica habitual no existen razones de peso que hagan aconsejable una u otra fórmula27. Es más importante considerar aquellas situaciones que alteran la relación entre creatinina y medidas antropométricas y que desaconsejan el empleo de estas ecuaciones: 1. 2. 3. 4. 5. 6. fallo renal agudo, amputados, desnutridos, fármacos que bloquean la excreción de creatinina (cimetidina, trimetropín), insuficiencia hepática, dietas vegetarianas o toma exógena de creatina25. La valoración de la función renal exige además la determinación de la existencia o no de daño renal persistente, entendiendo como tal: la presencia en al menos dos ocasiones en tres meses de alteraciones del sedimento urinario y/o morfológicas renales. • • En HTA será especialmente interesante la determinación de la excreción urinaria de albúmina como indicador no sólo de daño renal, sino de daño vascular global. Por otro lado, debe determinarse la existencia de hematuria, ya que su persistencia de forma significativa en el tiempo debe hacernos sospechar la posible existencia de procesos nefrológicos distintos a la nefroesclerosis. La valoración es suficiente con tira reactiva en muestra casual de orina26. Por último, la ecografía renal con o sin estudio doppler nos servirá para detectar algunas etiologías como la poliquistosis renal o una estenosis arterial renal significativa. Tratándose la HTA de una situación de riesgo para el desarrollo de IRC, la recomendación sería: El cálculo del FG con cualquiera de las dos ecuaciones expuestas y la valoración de la excreción urinaria de albúmina y otras alteraciones del sedimento urinario mediante tira reactiva en muestra casual de orina. En caso de detectarse alteraciones debe completarse el estudio con ecografía renal. II-b) - Enfermedad renal vascular - (ERV) La enfermedad renal vascular (ERV) constituye junto a la IRC la causa más prevalente de HTAs, por ello debe contemplarse cuando se sospecha una HTAs. Se considera como ERV la presencia de estenosis de la vasculatura arterial renal extraparenquimatosa, considerando de significación anatómica las estenosis del 50 %, y de significación funcional a partir del 75 %, siendo la etiología más común (85 %) la aterosclerosa25. La presencia de estenosis significativas no necesariamente quiere decir que la HTA del individuo dependa de ésta, tal y como demuestra la baja tasa de mejoría del proceso hipertensivo tras la corrección de estenosis por placas de ateroma. Ello obedece a que muchas veces es la HTA crónica esencial junto a otros factores de riesgo cardiovascular los que actúan provocando el desarrollo de la placa de ateroma y no al revés, por lo que lo común es la existencia de alteraciones vasculares estructurales que perpetúan el proceso hipertensivo. En este sentido, en nuestro país un estudio multicéntrico halló en pacientes con ERV una prevalencia elevada de: factores de riesgo cardiovascular: • • • tabaquismo, 69,8 %; hipercolesterolemia, 62,9 %; diabetes, 32,1 % y enfermedad cardiovascular: • • • • cardiopatía isquémica, 44,8 %; insuficiencia cardíaca, 32,6 %; ictus, 27,3 %, especialmente enfermedad vascular periférica (67,5 %)29. De la intensa relación de la ERV con el proceso ateroscleroso da cuenta que: • en hasta la mitad de arteriografías realizadas por otros motivos puede hallarse estenosis significativas de la/s arteria/s renal/es, especialmente cuando la indicación es una vasculopatía periférica30. El interés de la detección de esta entidad radica en la evolutividad del proceso, que en el 35 % de los casos lleva a IRC por isquemia, por lo que el objetivo del tratamiento no es tanto la corrección tensional como frenar el deterioro renal, al menos en población añosa donde la estenosis suele ser de causa aterosclerótica. Lo exitoso del tratamiento de la angiodisplasia, causa de estenosis habitual en jóvenes, hace que en este colectivo deba buscarse activamente el proceso cuyo abordaje puede significar la curación de la HTA, siendo el objetivo terapéutico la corrección/mejoría de la elevación de la PA31. Las características clínicas suelen aportar poco en el despistaje de la ERV, si bien deben buscarse aquellas manifestaciones de mayor especificidad. En una muestra de 156 pacientes con ERV, Anderson et al32 hallaron como predictores más potentes: 1. El inicio de la HTA a partir de los 60 años, 2. PAD > 110 mmHg y 3. Potasemia con o sin medicación entre 2,3 y 2,8 mEq/l. Los autores del estudio DRASTIC estimaron en un modelo predictivo en base a las características clásicamente asociadas a la ERV en 439 hipertensos refractarios y 39 que habían experimentado elevación de la Crp con la toma de inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA), que: • • • • • • • • La consideración en el modelo de la edad, El sexo, Presencia de enfermedad cardiovascular, Inicio reciente de la HTA, Tabaquismo, Índice de masa corporal (IMC), Presencia de soplo abdominal y Concentraciones de colesterol total y Crp elevados presentaba una sensibilidad y especificidad (68 % y 87 %, respectivamente) comparables a las mostradas por los estudios gammagráficos33. Sin embargo, es fácilmente entendible lo inespecífico de estos rasgos. De la escasa sensibilidad de algunos hallazgos da cuenta el que la presencia de un soplo periumbilical esté presente en menos de la cuarta parte de casos2, 18. Ante la sospecha de ERV una prueba sencilla, no invasiva y de coste razonable es la determinación de los niveles plasmáticos de renina y aldosterona, que sería esperable estuviesen elevados como expresión de la activación del sistema renina angiotensina-aldosterona (SRAA) por la isquemia renal mantenida. El grupo de Omura et al1 establece como puntos de corte, valores: • • superiores a 12,0 ng/dl de aldosterona plasmática (Aldp) y superiores a 3,0 ng/ml/h de actividad plasmática de renina (apR), con los que estiman una sensibilidad y especificidad de 100 % y 98 %, respectivamente. Sin embargo, otros trabajos recuerdan la limitación que puede tener este método entre otras razones por un fenómeno de taquifilaxia inversa por el cual cuando la HTA es mantenida en el tiempo, se observan descensos significativos de apR31. Otra razón que resta valor a esta determinación es su incapacidad para predecir el resultado de la corrección anatómica de la estenosis. Todo ello hace que cada vez más se estén abandonando los estudios funcionales, dando mayor relevancia a los de imagen. No obstante, una prueba funcional sencilla, rápida y barata es la respuesta de la PA y función renal al tratamiento con IECA y/o antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA II). La caída de los valores de PA tras la introducción de estos fármacos de forma simultánea al empeoramiento de la función renal hace altamente sugestiva la presencia de una ERV, si bien no existen estudios que hayan evaluado convenientemente la validez de esta prueba. Abundan los estudios que valoran las distintas técnicas de imagen en el diagnóstico de la ERV, aunque de diseño muy heterogéneo y resultados no siempre concordantes (tabla 2). 1) - La gran ventaja de la ecografía doppler renal es su bajo coste y elevada disponibilidad; sin embargo, exige un observador experimentado y es de poca utilidad en obesos. Un dato ecográfico sugestivo es la presencia de un riñón disminuido de tamaño (diferencia respecto del riñón contralateral >= 1,5 cm del diámetro mayor). 2) - Además de ser más caro, menos disponible y más invasivo, el renograma isotópico es poco útil en presencia de insuficiencia renal o estenosis bilateral, si bien un estudio normal excluye de forma fiable la existencia de ERV funcionalmente significativa. 3) - En un estudio metaanalítico realizado en 2001 por Vasbinder et al34 y una revisión más reciente aún del tema llevada a cabo por Elliott et al35 se llega a la conclusión de que las mejores técnicas de imagen son los estudios angiográficos con tomografía axial computarizada (TAC) y resonancia magnética (RM), lo que las hace de uso preferente en casos con elevada sospecha. Sin embargo, respecto a técnicas como la ecografía, el empleo de estas técnicas viene limitado por su elevado coste y limitada disponibilidad. En el caso de la angioTAC debe tenerse en cuenta la potencial nefrotoxicidad del contraste, así como los artefactos por las placas de ateroma calcificadas, mientras que las imágenes obtenidas mediante angioRM presentan el limitante de los artefactos inducidos por stents, lo que la invalida para el seguimiento de estenosis tratadas mediante este procedimiento. Teniendo en cuenta la frecuencia de calcificaciones vasculares en la aterosclerosis y que la angioRM define mejor que la angioTAC la vasculatura extrarrenal proximal, probablemente ésta sea la exploración más indicada en pacientes sospechosos de ERV aterosclerosa17, 25, aunque la técnica a elegir vendrá dada por la disponibilidad en cada centro (tabla 2). En definitiva, el diagnóstico de despistaje de la ERV es esencialmente clínico. La sospecha puede confirmarse en caso de elevación de valores de renina y aldosterona plasmáticas o tras la caída de la PA y empeoramiento de la función renal tras la toma de IECA o ARA II. No obstante, los estudios funcionales son poco sensibles, por lo que la detección anatómica de una estenosis arterial se considera la base del diagnóstico. II-c) - Aldosteronismo primario - (AP) A partir de las series publicadas podemos estimar que el aldosteronismo primario (AP) sería responsable de aproximadamente el 5-10 % de casos de HTA secundaria (tabla 1), aunque con valores tan dispares como el 0%5,7,11 y el 65,9 %1, lo que no hace sino reflejar la actual polémica al respecto16. El AP cursa de forma paucisintomática, siendo las manifestaciones consecuencia: • • de la elevación tensional (no siempre presente) o de la hipokaliemia (debilidad muscular, calambres). Aunque hasta bien adentrados los años ochenta se consideraba condición indispensable la existencia de hipokaliemia espontánea o inducida por diuréticos con kaliuria incrementada (30 mEq/l), existe acuerdo en la bibliografía actual al afirmar que, si bien la presencia de hipokaliemia en un hipertenso es muy sugestiva, su sensibilidad es muy baja, informándose una prevalencia entre el 9 % y el 37 %36. Desde un punto de vista funcional, lo esperable en el AP es la elevación de los valores de aldosterona y frenación de la renina plasmática con ausencia de frenación de la primera tras sobrecarga volumétrica y /o salina. Partiendo de este concepto funcional diversos autores han propuesto la utilización del cociente entre aldosterona y renina (CAR) plasmáticas (Aldp y Renp, respectivamente). Existen, sin embargo, diversas consideraciones. La primera hace referencia a la ausencia de métodos de medición estandarizados entre laboratorios y de valores diagnósticos universalmente establecidos (tabla 3)16, 36, lo que plantea los siguientes considerandos: II-c-1) - Método de medición • • La mayoría de los laboratorios determina la actividad de Renp, Mientras una minoría realiza la medición directa de Renp. Debemos tener cuidado también en la unidad de medida empleada: • • • La Aldp suele expresarse en pmol/l o ng/dl (factor de conversión: 27,774), La apR suele expresarse en ng/ml/h, (Actividad de Renina Plasmática) mientras que la Renp lo hace en µU/ml. (Concentración de Renina Plasmática) II-c-2) - Factores confundentes II-c-2-1) - Suelen presentar menores valores de Renp (falsos positivos) los individuos: • • • de raza negra, con HTA crónica esencial hiporreninémica (muy frecuente en ancianos) y tomadores de: 1. regaliz, 2. antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y 3. estrógenos. II-c-2-2) - La insuficiencia renal provoca por retención salina: • • inhibición de la síntesis de Renp y aumento de aldosterona por hiperpotasemia. II-c-2-3) - Asociados a resultados falsos negativos hay que considerar: • • • el embarazo, las dietas hiposódicas estrictas y la hipokaliemia de causa distinta al AP. Además, en fases iniciales del AP los niveles de Aldp pueden ser normales. II-c-2-4) - La interacción más significativa y a considerar siempre es la toma de antihipertensivos. Antihipertensivos que se asocian a falsos positivos son aquellos que inhiben el SRAA: • Simpaticolíticos: 1. inhibidores betaadrenérgicos, 2. clonidina, 3. alfa-metildopa, • • IECA y ARA II. II-c-2-5) - Los asociados a resultados falsos negativos son los que estimulan la síntesis de renina: • • Diuréticos Dihidropiridinas. No parece que ejerzan un efecto valorable: • • • los calcioantagonistas no dihidropiridínicos, los alfabloqueantes adrenérgicos de acción periférica y la hidralazina. Lo ideal antes de realizar la determinación del CAR sería la retirada de todo antihipertensivo durante al menos un mes, lo que suele ser conflictivo, ya que en muchas ocasiones estamos ante individuos con una HTA refractaria. Sin embargo, hay que resaltar el que muy pocos estudios han analizado el valor del CAR en ausencia de tratamiento antihipertensivo o han establecido de forma aleatorizada su impacto, así como tampoco el del resto de factores confundentes, como ilustra el metaanálisis de Montori et al37. En un intento por limitar la tasa de falsos positivos, algunos autores establecen como criterio diagnóstico añadido la presencia de valores elevados de Aldp, sin que nuevamente exista unanimidad al establecer los valores de corte. Las últimas Guías de la Sociedad Española de HTA señalan como positivo un cociente entre Aldp (expresada en ng /dl) y apR (expresada en ng /ml /h) superior a 5027. En caso de CAR elevado debe confirmase que la secreción de aldosterona es autónoma.Para ello se realizan cargas salinas, que en condiciones de normalidad deben acompañarse de reducciones significativas de los niveles de aldosterona. Existen diversos métodos: • • La prueba de supresión con fludocortisona38 (ingesta de 6 g/día de sal más fludocortisona 0,1 mg/h durante seis horas por cuatro días) cuenta con menor tasa de falsos negativos que: La sobrecarga salina intravenosa (1.250 ml de suero fisiológico a pasar en dos horas o 2.000 ml en cuatro horas por la mañana). Ya que ambas técnicas requieren de hospitalización, una alternativa razonable es la carga salina oral de 6 g/día de sal repartidos en tres tomas durante tres o cuatro días, comprobando que la carga ha sido adecuada (natriuresis por encima de 200 mmol/24 h)39. Debemos comparar los valores de Aldp y Renp antes y tras la sobrecarga salina. Valores de aldosterona: 1. en orina inferiores a 14 µg/24 h o 2. plasmáticos por debajo de 8,5 ng/dl (240 pmol/l) excluyen de forma razonable el diagnóstico de AP27. La carga salina puede provocar elevación tensional o desencadenar fallo cardíaco en presencia de cardiopatía y/o nefropatía, condiciones frecuentes en HTA. Finalmente, hay pacientes que desarrollan gastritis por la ingesta de elevadas dosis de sal. En estos casos podemos recurrir a la prueba de captopril. Se trata de realizar determinaciones de Renp y Aldp antes y dos horas tras la toma de 25 mg de captopril oral. • • En condiciones fisiológicas hay una caída de Aldp, Mientras que en caso de existir secreción autónoma, ésta no se modificará. A su sencillez, la prueba añade la excepcionalidad de hipotensiones significativas40. No obstante, no existen estudios de calidad que hayan valorado la utilidad de esta prueba. Apuntar por último que debe considerarse en caso de AP en jóvenes ó en presencia de marcados antecedentes familiares de HTA, de formas familiares de AP, en cuyo caso debe plantearse la remisión a un centro especializado del paciente y sus familiares para estudio genético, fundamentalmente del gen quimérico asociado al hiperaldosteronismo familiar tipo I, también denominado síndrome de Gordon o hiperaldosteronismo remediable con corticoides22. II-d) - Síndrome de Cushing – (SC) Definimos el síndrome de Cushing (SC) como una producción endógena excesiva de cortisol: • • dependiente (SC secundario o terciario) o independiente (SC primario) de la secreción de ACTH. 1. En condiciones fisiológicas el efecto mineralocorticoide de esta hormona es 300 veces menor que la de aldosterona. 2. Sin embargo, en el SC existe una producción de cortisol 200 veces superior a la fisiológica. 3. En esta circunstancia se supera la capacidad de la 11-ß-OH de hidrogenasa, el cortisol deja de ser transformado en cortisona y supera a la aldosterona en la competición por unirse al receptor mineralocorticoide provocando la consiguiente elevación tensional, presente en el 70 %-80 % de casos de SC. Suele ser una HTA severa y con importante lesión de órgano diana y que en el SC iatrógeno apenas está presente en el 4 % a 25 % de ocasiones, habiéndose demostrado la capacidad de preparados tópicos de inducir HTA15. Por orden de frecuencia, las manifestaciones clínicas más habituales son: • • • • • • • • • • • • • • • obesidad «cushingoide», incremento ponderal, fatiga y debilidad, plétora facial, HTA, hirsutismo, alteraciones del metabolismo glucídico, alteraciones menstruales, estrías cutáneas, cambios de personalidad, equimosis, edemas, osteoporosis, hiperpigmentación, poliuria y polidipsia. Como en el resto de entidades responsables de HTAs, el limitante de las características clínicas sigue siendo su baja sensibilidad y especificidad. Así, muchos de los rasgos presentes en el SC aparecen en entidades como: • • • el síndrome de ovarios poliquísticos, la obesidad primaria o el síndrome metabólico, entidades todas ellas mucho más prevalentes y relacionadas con la HTA41. Sin embargo, la asociación de varias de estas características puede ser altamente sugestiva, ya que la presencia de al menos cuatro de ellas está presente en el 80 %-90 % de casos17. El despistaje del SC endógeno se basa en la demostración de un: • exceso de síntesis de cortisol independiente del estímulo fisiológico. Para la realización de cualquiera de las determinaciones que a continuación comentaremos es importante hacerlo en condiciones de abstinencia alcohólica de al menos dos semanas, habida cuenta que el alcohol es una de las causas de pseudocushing. Las pruebas recomendadas para el despistaje del SC son: • • • la determinación de cortisol libre en orina de 24 horas, la determinación de la alteración del ritmo circadiano de la secreción de cortisol mediante determinaciones plasmáticas o en saliva y la prueba de supresión con dexametasona (DXT) a bajas dosis41-43 (fig. 2). El fenómeno más temprano y sensible en el SC endógeno es: La pérdida de la caída nocturna de los niveles de cortisol. • El principal limitante de la determinación del ritmo de cortisol plasmático es que debe realizarse con el paciente hospitalizado al menos 48 h y mientras duerme, admitiéndose como diagnósticos: 1. valores superiores a 50 nmol/l (1,8 µg/dl). • • Con una sensibilidad y especificidad superiores al 90 % recientemente se propugna la determinación de la concentración de cortisol en muestra única de saliva obtenida a las 23:00 horas. Sin embargo, es aún escasa la experiencia. La determinación de cortisol en orina de 24 horas cuenta con las ventajas de su nula invasividad y de que cuantifica la producción total de cortisol independientemente del ritmo de secreción, en ocasiones intermitente. Añade la larga experiencia en su uso como maniobra de despistaje, elevada sensibilidad y especificidad: 1. 100 % y 98 % con valor diagnóstico establecido en 90 µg /día (3,3 nmol/día17. En su interpretación debe tenerse en cuenta que: • la insuficiencia renal da lugar a resultados falsos negativos al disminuir la excreción urinaria de cortisol y que: 1. digoxina, 2. fenofibrato y 3. carbamacepina provocan resultados falsos positivos. Estudios recientes apuntan la existencia de una elevada tasa de falsos negativos con esta prueba, por lo que se aconseja la repetición de al menos tres veces la determinación antes de descartar la existencia de SC. La frenación con DXT a dosis bajas (o débil) se basa en la capacidad que en condiciones fisiológicas existe por parte de elevaciones de la concentración de glucocorticoides para frenar la síntesis de ACTH, que se pierde en el SC. Se administra 1 mg de DXT a las 24 horas y se determina el cortisol plasmático al día siguiente, considerándose confirmatorio un resultado superior a 50 nmol/l (1,8 µg/dl)44. La gran ventaja de esta prueba es su sencillez y que no exige ingreso hospitalario, habiéndose demostrado que protocolos con 2 mg durante dos días (DXT 0,5 mg/6 h durante 48 h y posterior determinación de cortisol) no incrementan ni la sensibilidad ni la especificidad (superiores al 90 %)42, 44. Ante la sospecha de un SC, la recomendación sería el empleo de más de una de las determinaciones referidas para el despistaje inicial (fig. 2), y cuando los resultados son equívocos aplicar la prueba de estimulación con DXT más hormona liberadora de corticotropina (HLC), prueba compleja que requiere hospitalización41,42. II-e) – Feocromocitoma- (FEO) Probablemente sea la causa de HTAs que más frecuentemente pasa desapercibida, tal y como atestiguan estudios necrópsicos, que además certifican la elevada letalidad de la entidad. A ello contribuye lo inespecífico y episódico de sus manifestaciones, de tal manera que el 50 % de pacientes presenta elevaciones transitorias de la PA45. La forma de presentación más frecuente es: • • • • ansiedad, palpitaciones, cefalea y sudoración sin embargo, a la elevada inespecificidad se añade la escasa sensibilidad de estas manifestaciones, ya que la asociación de tres o cuatro de estos síntomas sólo se halla en el 36,5 % y el 15,5 % de casos, respectivamente46. Por tanto, las manifestaciones clínicas no son un buen parámetro para establecer la sospecha de feocromocitoma (Feo), si bien a todo paciente con HTA resistente debemos interrogar específicamente por ellas, sobre todo en presencia de crisis hipertensivas aisladas. El diagnóstico requiere la demostración de una producción incrementada de: • • catecolaminas (CAT) o sus metabolitos: 1. metanefrinas y 2. ácido vanilmandélico Las determinaciones en orina de 24 horas amortiguan el efecto de la naturaleza episódica de la secreción de CAT, por lo que es recomendable siempre la recogida de la muestra lo más cercana posible a un episodio. Los estudios más recientes que abordan la utilidad de la determinación de CAT y sus metabolitos demuestran en general que, a pesar de ser la determinación más extendida: • los valores de ácido vanilmandélico no son aconsejables para el despistaje del Feo por su baja sensibilidad (tabla 4)47-52. Por su elevada sensibilidad, la cuantificación de: • metanefrinas en plasma (METp) es la determinación de elección en el despistaje del Feo, ya que a diferencia de lo que ocurrre con las CAT, su secreción es continua y a partir no de las CAT liberadas, sino de las contenidas en el tumor53. Si bien clásicamente se argumentaba la conveniencia de la realización combinada de distintas determinaciones, estudios comparativos en pacientes con elevada probabilidad no demuestran incrementos significativos de sensibilidad con esta estrategia (tabla 4)47, 48, 52. Acorde con el algoritmo propuesto en la figura 3, debe iniciarse el despistaje del Feo con: • una determinación de METp, cuya negatividad de forma razonable excluye la sospecha inicial. Ante determinaciones elevadas: 1. metanefrina > 236 ng/l y/o normetanefrina > 400 ng/l deben realizarse pruebas confirmatorias. Hay que asegurar antes que el paciente no ha ingerido en las dos semanas previas fármacos o alimentos con capacidad para provocar falsas elevaciones de los valores de METp54. Una vez excluida esta posibilidad debemos proceder a la realización de pruebas de localización topográfica. En los casos en que los valores sean equívocos debe plantearse la realización de pruebas funcionales de confirmación. Se ha informado una incidencia de crisis hipertensivas inducidas por la prueba de estimulación con glucagón del 70 % y 40 % en población hipertensa y normotensa, respectivamente, lo que hace poco recomendable esta maniobra diagnóstica46. En su lugar debe emplearse la prueba de supresión con clonidina. Al paciente se le administran 3 mg de clonidina y se determinan CATp y/o METp a las 3 horas. Durante la prueba se monitoriza la PA por el riesgo de hipotensión, lo que obliga a su realización en medio hospitalario. La ausencia de descenso de la concentración de CAT y/o MET es confirmatorio. Por la complejidad de esta prueba de frenación se ha propuesto el empleo del cociente METp/CATp como una prueba confirmatoria de sencilla realización y ausencia de riesgos, dejando la supresión con clonidina para casos con cociente no determinante y elevada sospecha54. Un reciente estudio muestra que, junto a la determinación de METo y NAp, la gammagrafía con metayodobencilguanidina son las pruebas de mayor sensibilidad (96,9 %, 93,8 % y 83,7 %, respectivamente), y que dicha gammagrafía en combinación con METo, NAp y NAo se asocia a sensibilidades del 96,6%, 97,1 % y 95,3 %55. Ello sugiere la utilidad de esta técnica en pacientes con sospecha y niveles indeterminados de CAT/MET. Sin embargo, su escasa disponibilidad la limita a unidades especializadas. Una vez más, en pacientes donde se confirme la presencia de un Feo y marcados antecedentes familiares de HTA debe considerarse la búsqueda de formas familiares (MEN 2, neurofibromatosis tipo 1, enfermedad de Von-Hippel-Lindau)22. III) - Algoritmo general para el despistaje de la HTA secundaria Reconociendo las grandes limitaciones que tiene el establecer cualquier algoritmo diagnóstico para el manejo del paciente con sospecha de HTAs, intentaremos esbozarlo primando por encima de todo la aplicabilidad clínica y limitando al máximo la realización de exploraciones complejas o de elevado coste (fig. 4). Debe restringirse la búsqueda a pacientes con una HTA refractaria, con importante daño orgánico o con HTA iniciada en edades extremas de la vida o empeoramiento de su control sin causa aparente. Hemos reiterado en distintos apartados lo altamente inespecífico y poco sensible de las características clínicas. Sin embargo, deberemos hacer una anamnesis y exploración física completas y dirigidas. Será fundamental el interrogar al respecto de fármacos y sustancias (incluidas las de abuso y naturales) con potencial hipertensor, insistiendo en la descripción pormenorizada de dosis y tipo de preparado. Interrogaremos sobre la existencia de síntomas asociados al SAOS y también sobre episodios autolimitados de inquietud, palpitaciones, sudoración, cefalea u otros síntomas sugestivos de hiperactividad adrenérgica. La exploración física debe ser integral, con especial detenimiento en la búsqueda de rasgos que como la asimetría de pulsos periféricos, el aspecto cushingoide, la existencia de bocio, de soplos periumbilicales o masas renales puedan orientar a una causa específica de HTAs. Debe realizarse una analítica básica con creatinina, calcio, sodio y potasio plasmáticos y estimación del filtrado glomerular. En caso de demostrarse un filtrado glomerular bajo debe establecerse el diagnóstico etiológico mediante un sedimento de orina con excreción de albúmina y una ecografía simple abdominal. En la ecografía insistiremos en el tamaño renal y grosor de la cortical. En un segundo escalón, y teniendo en cuenta que las causas más frecuentes de HTAs y con mayor potencialidad curativa son la ERV y las endocrinológicas, procederemos a un estudio hormonal que comprenda determinación de Renp, Aldp, TSH plasmática, METp y cortisoluria 24 horas. Teniendo en cuenta su bajo coste y capacidad para la detección de alteraciones renales y en menor medida de masas suprarrenales, al estudio analítico básico podemos añadir la realización de una ecografía simple de riñones y suprarrenales. Si bien es cierto que la TAC es mejor técnica para la caracterización de masas suprarrenales, no parece que en población hipertensa general añada utilidad al estudio ecográfico simple como prueba de despistaje. Además, es de mayor coste y accesibilidad más restringida. Ante el hallazgo de masas suprarrenales (incidentaloma suprarrenal [ISpr]) debe considerarse que la mayoría son benignos (95 %) y no funcionantes (74 %), aunque pueden volverse funcionantes hasta en un 20 % de casos en el tiempo. Por orden de prevalencia, las formas funcionantes de ISpr son los: • • • adenomas secretores de cortisol (9,2 % del total de ISpr), feocromocitomas (4,2 %) y adenomas productores de aldosterona (1,4 %). Ello hace que en un hipertenso con Ispr sea obligada la determinación de Renp, Aldp, METp y cortisoluria 24 horas56. La recomendación (fig. 4) es restringir el grupo de pacientes a estudiar por HTAs a aquellos con elevado riesgo, y salvo la existencia de datos sugestivos de alguna etiología específica centrar la búsqueda en las formas más frecuentes y potencialmente reversibles (toma de sustancias presoras, causas renales y formas endocrinológicas), implementando el empleo de las técnicas más coste-efectivas y realizables a pie de cama: una adecuada anamnesis y exploración física apoyadas en una analítica básica. COMENTARIO En este excelente Artículo de Revisión de los Drs. V Giner Galvaña y M J Esteban Ginera del Servicio de Medicina Interna. Hospital Virgen de los Lirios. Alcoy. Alicante. España, sobre despistaje de la HTA secundaria, se ponen de relieve los cuadros clínicos prevalentes acorde a la clásica concepción de secundarismos y las metodologías diagnosticas y de análisis más apropiadas para su evaluación y tratamiento, pero además, incursiona en los nuevos conceptos que inevitablemente se desprenden del avance en la comprensión de la incidencia y causas determinantes de la HTA y sus cascadas evolutivas, es decir que cada ves queda mas en claro el acotamiento al ya casi antiguo criterio de HTA esencial. La edad junto a otras patologías asociadas como la Diabetes y/ó el Síndrome Metabólico más el hábito tabaquico, aparecen cada ves con mayor fuerza como factores desencadenantes de HTA. Es decir que es poco probable que por lo menos a partir de los 50 años, la aparición de HTA no tenga una causa o conjunto de causas identificables como Diabetes, Síndrome Metabólico y Tabaquismo como mecanismos desencadenantes de disfunción endotelial, y no ya como meros factores de riesgo acompañantes ó asociados. Esto va a llevar en un plazo de tiempo no demasiado lejano a una redefinición del concepto HTA SECUNDARIA y por lo tanto al de HTA esencial. Prof. Dr. Mario Ignacio Cámera Prof. Dr. Luis Alberto Colonna Referencias Bibliográficas: 1. Omura M, Saito J, Yamaguchi K, Kakuta Y, Nishikawa T. Prospective study on the prevalence of secondary hypertension among hypertensive patients visiting a general outpatient clinic in Japan. Hypertens Res. 2004;27:193-202. [Medline] 2. Anderson GH Jr, Blakeman N, Streeten DH. The effect of age on prevalence of secondary forms of hypertension in 4429 consecutively referred patients. J Hypertens. 1994; 12:609-15. [Medline] 3. 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