Aquí yace... Al volver del entierro de un conocido, le llamó la atención una lápida que decía lo siguiente: "Aquí yace Vicente, que vivió cien años y murió a los veinte". Este hombre, sin entender muy bien que es lo que aquella frase quería decir, miró a ver si veía a alguien que se lo pudiera explicar..., mirando, mirando vio al encargado del cementerio y fue directamente hacia él para ver si le podía explicar porque ponía aquello en esa lápida. Sí, por supuesto, lo escribí yo. Era un chico joven, de unos veinte años, al que un día le toco el gordo de la primitiva y empezó a salir con muchas chicas, luego se fue aficionando a toda clase de placeres, incluso a los prohibidos, cochazos, barcos donde practicaba sexo sin medida, viajes exóticos, noches sin fin, comilonas, bebida, preciosas chicas de lujo, finalmente llego a las drogas y... a los veintitantos murió quemado por la intensidad con que vivía su vida, pero vivió más que muchos en 100 años, por eso le escribí aquello... Hombre, esto está muy bien, ¿quien podría escribir algo así en mi lápida cuando fallezca? Yo mismo. Pero primero he de hacerle algunas preguntas. Muy bien, empiece. ¿Trabaja? Si, entro a la 7 de la mañana y no paro en todo el día, hasta que me acuesto a las 0:00 más o menos, aunque sin dejar de pensar en el negocio. ¿Bebe? No, no, no me gusta el Alcohol. ¿Usted sale con alguna chica? No mi trabajo es muy importante y absorbe todo mi tiempo. ¿Viaja, tiene aficiones... ¿se da usted algún tipo de gusto? No, no me van esas cosas. ¿Cuál es su nombre? Emeterio. "¡Muy bien!", exclamó el hombre, "ya tengo su inscripción". "¿Cuál es?" preguntó Emeterio. AQUÍ YACE EMETERIO: “DEL COÑO DE SU MADRE DIRECTO AL CEMENTERIO”