alforja R E V I S TA D E P O E S ÍA Primavera 2008 Nueva época a alforja ARTE y L I T E R AT U R A UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA Dirección José Vicente Anaya y José Ángel Leyva Rector Héctor Melesio Cuén Ojeda Editora y diseño María Luisa Martínez Passarge Secretario General Jesús Madueña Molina Consejo Editorial Ludmila Biriukova, Miguel Ángel Echegaray, Evodio Escalante, Juan Gelman, Eduardo Langagne, Carlos Maciel Sánchez, Carlos Montemayor, José Emilio Pacheco, María Vázquez Valdez Consejo de colaboradores: Francis Mestries, Luciano Pérez, Begoña Pulido, Edmar Salinas, Javier Sicilia. Representantes en México: Graciela Ayala Ruiz y Alfonso Peña Raigoza (Durango), Ludmila Biriukova, Guillermo Carrera, Rubén Márquez Máximo (Puebla, Pue.), Willivaldo Delgadillo (Ciudad Juárez), Verónica Loera y Chávez (Oaxaca, Oax.), Aglae Margalli (Mexicali), María Merced Nájera Migoni (Delicias, Chih.), José de Jesús Sampedro (Zacatecas, Zac.), Dora Moro, Teresa Serrato, José Reyes (Guadalajara, Jal.), Sergio Ricardo Venegas (Cuernavaca, Mor.), Amaranta Caballero, Heriberto Yépez (Tijuana), Ivonne Gómez Ledezma (Torreón, Coah.), Marcos García Caballero (Aguascalientes). Representantes en el extranjero: María Antonieta Flores (Caracas), Rodolfo Häsler (Barcelona), Mario Licón (Sidney, Australia), Floriano Martins (Brasil), Josu Montero (Bilbao), Antonieta Villamil (Los Ángeles Ca., Estados Unidos), Edwin Madrid y Aleyda Quevedo (Ecuador), Krystyna Rodowska (Polonia). Diseño de página web: Reyes Sánchez Villaseñor [[email protected]] Editor de alforja virtual: Alí Calderón Portada: DUKE ELLINGTON, París, (fotografía © Herman Leonard) Gráfica: MARIO M. REYES alforja es una revista de la Fraternidad Universal de los Poetas. correo electrónico: [email protected] Página en Internet: www.alforjapoesia.com alforja no se hace responsable por originales no solicitados. Domicilio: Copilco , ed. , depto. , Col. Copilco Universidad, Del. Coyoacán, C.P. , México, D.F. Tel./Fax: Impresión: Exima, S.A. de C.V. n Panteón , bodega , Los Reyes Coyoacán, Coyoacán, , México, D.F., tel.: - © Todos los derechos son de los autores. Cada autor se hace responsable por sus opiniones. De médula relacionada con la confrontación y de melodía e interpretación que se derivan de prácticas occidentales, el jazz conjuga en esencia una armonía de blues, ritmo, producción de sonido y fraseo provenientes de la música africana y de un concepto afroamericano. El jazz, cualidad de rebeldía que brota al sur de Estados Unidos, adquiere no obstante una tesitura única: ni europea ni africana. Este surgimiento equidista con el jazz —ritmo, protesta— pero también con el blues. Porque antes del jazz hubo worksongs y shorts, spirituals y, por supuesto blues, como en la reunión de música y poesía de estas páginas. Los elementos básicos que separan al jazz de la música europea le dan intensidad a sus rasgos y se definen en una relación especial con el tiempo —o “swing”—, la espontaneidad y vitalidad donde la improvisación es clave, y la forma de frasear conjugada con una sonoridad que refleja la identidad de los músicos ejecutantes. Estos elementos coinciden a su vez con la poesía que contiene este número de alforja y con los poetas —y músicos— aquí convocados. La muestra de poesía y jazz es una puerta a otros espacios de la palabra, del canto. Contenido Miscelánea Jazz & blues Mucho más que diplomacia cultural. José Augusto Seabra , De La luz de Creta , Blues del hombre elefante , Desde la marina , Blues , Extinciones V , Blues para la hermana Sally , Pago mi renta con un poco de blues, El blues del atajo , pan blanco, y que de vez en cuando, cuando beso, besa no obstante, me quito las medias , Canción triste , La ceremonia del lagarto Uruguayos y jóvenes: Martín Barea Matos y William Johnston. Dos poetas , Soy alérgico al pan…, Honor, La sombra del objeto, Siempre hay otoño…, Los niños numismáticos… Blues poema jazz , Blues de la impunidad virtual , walking the boogie or one bourbon one scotch one beer , Apologia pro vita sua , El blues de Montemorelos , Sunday blues , Kind of blue, Blues , Bar Smoke , Relaxin’ at Camarillo, Blues para Ella Fitzgerald , mix traslación rc , Este es el blues de la ternura suicidante, Blind blues , El blues del gran imbécil , El blues de Sam , Conozca a Miss Metro , El sueño del perro , Fue un año difícil , Hacia la noche Rafael Courtoisie. Las debilidades del hombre invisible , Luz, Llama efímera, El ramo de flores , Soledad impura Con olor a buena poesía , Prólogo, Conjuros, Confirmaciones, ¿Arte poética? El País íntimo de Hernán Vargascarreño , A la vida vine a vivir, Confesión, Tu viaje a la soledad de tu noche , Impostergable blues , blues , Del libro Mexico City Blues, Del libro San Francisco Blues, Richmond Hill Blues, Orlanda Blues Artes plásticas , El único turista en La Habana que vuelve sus pensamientos a casa Nada está a salvo. Entrevista con . , organic/inorganic blues , Perla, El blues de Amtrak, Jazz y cambios , De sastre y poeta… Crítica de la poesía y de los poetas , La balada de los cocodrilos borrachos , Robert Johnson, blues war; El blues de William Burroughs Contra Gombrowicz , Round about midnight, Chica jazz, O-Jazz-O, Sonidos de la Costa Oeste- , El blues de la coca Reseñas , Sanborns blues, Who knows where the time goes (Vinyl blues) El poeta sabio . . , Blues para un funeral , Blues de la montaña negra Libelo de varia necrología, de Balam Rodrigo ARNULFO VIGIL Jazz & Blues Coordinación: María Vázquez Valdez y Carlos Velázquez Blues poema jazz B upbupdubidubopbop: las puntas combas de la vacuidad con los diapasones vaporosos del estoraque y del carbunco son incisos casi (casi) demonólogos sin que por eso los corifeos del magma (albino) templen los parámetros de la medianoche en un bar con luces de neón en el centro de la urbe, congestionado de soledades múltiples que intentan aplacar los fantasmas necios en conjura permanente con una bebida seca y una moneda en la C- de la rocola. & Dupidudupidubepbepbep: iluminación en la eterna noche de asfalto noche del fin del mundo / las iridáceas y la autofagia escamotean (por alguna razón irracional) la hipertalia ronroneante entre los retiramientos (balbuceantes) (daístas) impertérritos argentados sin ninguna otra ola que la de siempre —o nunca— y cuaja paladares y paladeos que convergen en el vórtice de las ecuaciones que viajan en tren de segunda clase. Shalalalaohohshalalaohoh: nunca la turgencia del síncope alado será (o no será) la equivalencia mayestática de la pauta envuelta en moños tono bermellón ni los equiláteros (romboides) de la pleitesía multiplaza engarzada en superficies planas sin rampas y sin ningún otro ángulo que la preciación inconsútil de los bemoles adocenados. Ok. Se habla (hablamos) del ritmo vertiginoso de la vida que se cuela entre los visillos de los espacios rescatables.Aquí sucede la conversación del capotrasto en el puente y la espalda del brontosaurio feliz. Es de noche, afuera llueve. Las gotas escurren por la ventana; es como si el vidrio llorara; de hecho, las lágrimas son de vidrio, por eso a través de la ventana se vislumbran los arañazos en la piel del alma (la tuya, la mía, la de aquél, la de todos) cuyos tatuajes llevamos: la sota del recuerdo, el hoyo de la ausencia, la pulla de la nostalgia, el fuego inmarcesible de la infancia que no se ha podado. Ahí estás (Raymundo, Pepe, Johnny, Dimas, Elmo, Beto, Poncho) temblando por el susto que te dio el viejo feo / totalmente desconcertado porque acabas de ver a la vecina desnuda / pálido porque tus padres se pelearon enfrente de ti / entusiasmado porque la de las trenzas largas (Mary, Wendy, Julia, Carolina, Emma, Rocío, Alma, Ana) que se sienta en el pupitre de adelante te dijo que sí te acompañaba al mandado. Y en medio de los tirones y del desasosiego propios de los espíritus irredentos, la palabra cobra cuerpo y señala corbatas, vacas, guardas, recintos, verde que te quiero verde, planicies, naranjas, oh este pobre y roto violín, plumas, palomas, trigo, tú César que abusaste de tu poderío fuiste abusado por todos, muerte sin fin soledad en llamas. La palabra se precipita como una gota de agua sobre los muérdagos. La palabra. Y el ritmo, oh sí. Como si fuera un torrente benigno de verbos y de sonidos, la palabra se emparenta con los coros de pájaros, de donde fueron tomadas las notas que construyen la deidad llamada música, y el ritmo, decimos, se conglomera en una base de medicamentos sin receta y presenta alivio, aunque también irreverencias y concitaciones a la rebeldía. La palabra y las notas de los pájaros tejen un manto común y nace la máxima sentencia de la historia de la humanidad: la poesía. Palabra, notas: poesía. Ahora tú te encuentras fuera del laberinto porque has sabido escuchar la poesía, la música implícita en la construcción matemática, en la precisión, en la fórmula exacta que no admite errores ni equivalencias con el destino pero que, de una forma u otra, prevalece entre las instigaciones comerciales, vacuas, superfluas, que sólo atañen a los espíritus que nunca tuvieron alas o que si las tuvieran por alguna circunstancia las perdieron y ahora se ahogan en sofocos que no merecen la pena llamarlos por su nombre. Sólo quienes pueden —o quieren— volar, aunque no tengan alas, surcarán los aires como una cometa sin hilo. Ajá: la poesía. Antes que la prosa fue la poesía. La palabra era poética. Los homínidos —al igual que los marcianos, los venusinos, los plutonianos— se comunicaban, se comunican, alforja | con poesía. Las oraciones (verbo, sujeto, predicado, complemento directo o indirecto) estaban sujetas a la poesía. Los documentos, los códices, las leyes, los testamentos y otras fruslerías del acontecer, fueron después. El hálito de la luz daba color a las palabras. Y las notas. Antes de la estructuración programática de las claves era la música que sostenía la palabra. La comunicación mediante la palabra era con música. Los prehomínidos no hablaban, cantaban. Y se entendían bien. Los cantos órficos, sí, pero también, y en el mismo plano, las disposiciones magnéticas para el cruce de las equivalencias no apodícticas sino estelares, que corresponden con la intención de trasladar los niveles terrestres a regiones celestiales. El canto para el rito de iniciación, el canto para la cosecha, el canto en las ciudades ignotas que marcan el compás de la búsqueda siempre ansiada y que casi nunca se consigue. Marzo es un mes agradable como un piloncillo en el anafre chispeante de la esquina redundante colocado al lado del bolígrafo con tinta blanca al tiempo del vuelo de la oropéndola feroz que a final de todo no era tan feroz sino tierna como un elote propedéutico. Coma o punto y coma. Bueno, en la intersección de las esquinas sucede el jardín que se bifurca y que no conduce a ninguna parte como una naranja que fue pelada con cuchillo y no con los dedos, como se debe pelar una naranja. También, el vuelo sin alas. La palabra concita emociones y cuando sucede las olas se trasladan al otro lado de la arena, entonces la poesía culmina (o empieza, es igual) con una transmisión en vivo. Y se decantan aporías, cortezas de nogal, turgencias de la rosa rosa, los ríos del recuerdo, los tonos siemprevivos de la llama que nunca se apaga y que brinda calor en tiempo de frío. Frazadas. Porque al compás de los recuerdos la palabra toma forma y puede ser un recreo de primaria, un libro leído por segunda vez, un cepillo de dientes olvidado en el armario y muchas cosas más. Pero lo importante (o sin pero), lo importante es la sonoridad que late en el cuerpo mismo, el ritmo de las arterias, el pulso de la diástole. Y entonces, en el lejano lugar se escucha una nota que acerca los listones satinados propios de las huellas registradas en el solar conocido. Una armónica, una guitarra, un platillo, pintan las estrías, y al compás de los lamentos se alivian las penalidades, las jugadas fuera de lugar. John Lee Hooker y toda la tribu cobran vida, libertad, y sin saber sus notas se convierten en palabras, en versos, en oraciones enhebradas al son de la emoción. & Entonces alguien llamado Julio Cortázar escribe un cuento (“El perseguidor”, en efecto) que definitivamente aúna dimensiones. Y Toni Morrison escribe Jazz, y Alain Derbez compila una antología dedicada al blues y al jazz, Evodio Escalante publica un texto donde rinde tributo a quienes han ejecutado melodías literarias. El canto de los grilletes en los pies se ha convertido en una flor que esparce su polen por equis lugares y fecunda los escritorios y los archiveros y ya nunca más será sólo un blues, será un universo literario. La literatura abreva de los ángulos más inesperados. Como antes los cantares, el mester de juglaría, los versos del Mio Cid, los pregoneros, las baladas del viejo oeste, los himnos de los peregrinos anabaptistas, los oms de los monjes, el blues —el ritmo del corazón y los lamentos— será verso, medido o no, que nutre la palabra envuelta en oropeles. Y al revés, la palabra es materia dúctil para afianzar los lamentos que escapaban de condiciones nada gratas pero que contenían el germen de los brazos abiertos. Sí: nada será como antes, en ningún sentido. Y no importan los territorios, los idiomas, los pasaportes, los kilómetros, los aranceles; no importan porque no se trata de intercambios con código de barras sino de todo lo contrario: el aire no tiene contención. Como la savia. Y se tejen disposiciones: Norman Rosten, José Carlos Becerra, Sergio Mondragón. Muchos años después, frente a una barra del bar de la esquina cuatro este, un homínido con alas llamado Jack de apellido Kerouac destilaba frente a una máquina de escribir de escritorio las notas de una literatura con signos de admiración, que nacía al compás de la improvisación, del momento, en el centro mismo del vértigo anunciando una redacción que, como la música improvisada, abría los compases y los renglones a otra manera de codificar las palabras: el verbo emerge siempre en medio de constelaciones a la mano. Y entonces, de la mente, no menos cubierta por los humos de las ensoñaciones químicas y herbívoras, las palabras latían sin compasión bajo los dictados de la imaginación y la fiebre de la creación. Directo del pulso, más bien de la pulsión, del vuelco, las palabras se acompañaban de las notas. En efecto: el jazz dictó los ritos de la palabra escrita. Y ya nada fue como antes. El jazz, como muchos años después el rock, antes el blues, transitaron de las esquinas en los bares a las páginas de la libreta, a las hojas de máquina, en un galope más que de caballos, de pegasos, con un acento en la libertad. Ajá: la libertad. El free jazz y la palabra libre. Y entonces, como antes la escritura automática, la construcción se dio de otra manera. No que se haya construido primero el techo sino que sobre los cimientos se pusieron ventanas, luego cerrojos, y la casa resultó tan cómoda como lo exigían los acontecimientos desesperanzadores de ese momento. La guerra, las formas caducas de una moral férrea, los comportamientos apacibles, se contrajeron como un derechazo para… simplemente para. Junto a él también se cribaron otros cantos en palabras y palabras en cantos: Allen Ginsberg, William Burroughs, Gregory Corso, Gary Snyder, Diane Di Prima. Los castigados, los desolados, los golpeados, los beatos, los concupiscentes de la pluma se convirtieron no en una generación, como dicen los especialistas en la materia, sino en una horda de ángeles expulsados del paraíso que se volcaron en las crestas de las ínsulas pegajosas sin otra cosa que sus propias teclas. Ginsberg: “Uno no revisa. O más bien es como en la caligrafía: usted revisa primero mentalmente y después traza los caracteres caligráficos. En poesía es lo mismo: uno prepara su mente y luego escribe con rapidez.” Como el jazz: nadie estudia las partituras, nadie se pone frente al ambón para proclamar las estridencias y los altibajos, los semitonos, simplemente con instrumentos a destiempo y la voz a medio tono. Como el jazz: parvadas libres. Como el jazz: la vida que se vive lejos de las disposiciones establecidas de antemano y las directrices de las escuelas privadas, de los institutos correccionales, de los catecismos dictados en el atrio. No, no se trata de eso. Se trata de lo contrario: la libertad en movimiento produce grandes descubrimientos. Efraín Huerta, Dolores Castro. Todo sucumbe y nada se derrumba. La vida se vive en sentido contrario, siempre irregular, nunca musgosa. De la olvidada Muriel Rukeyser (Nueva York, ): Si imaginamos músicos con rostros de trompeta, tocando el imposible, inimitable jazz, ningún arte puede acusar ni el cañoneo herir, ni, saliendo de nuestros sueños dirigibles, volver a ver al tullido sin tino lanzando sus muletas de repente. También muchos años después otro homínido lagartoso, Jim Morrison, trasladó el canto de Mississipi, de Alabama, de Carolina, a los sonidos eléctricos recién descubiertos: el blues. Y el canto negro se hizo blanco, no sólo por la suprema diosa Janis Joplin sino por el canto vuelto sangre, aullido, grito, vida. La música aupada a la palabra. Y entonces la poesía no volvió a ser la del salón de clase, la de los libros de texto, la de la tarea aprendida de memoria y recitada el día de la bandera o cualquier otro día. La poesía se volvió aire conservando su herencia primigenia: el canto. Y también en sentido contrario: la palabra dotó de secreciones al ritmo. La fusión se convirtió en el signo de identidad de un tiempo que se abría como las amapolas en verano. Los poetas recurrieron a la música y los músicos convivieron con alforja | & los poetas. En el blues, el lamento. En el jazz, la improvisación. Nada de etiquetas ni de recetas, se trata de un trago de agua siempre límpido. De Langston Hughes, uno de los primeros en expresar en verso el espíritu de la música de los blues negros: ¡Limpia las escupideras, chico! Detroit, Chicago, Atlantic City, Palm Beach. ¡Hala, limpia las escupideras! El vaho de las cocinas de los hoteles, el humo de sus vestíbulos y la babaza de sus escupideras forman parte de mi vida. ¡Eh, chico! Cinco centavos, diez centavos, un dólar, dos dólares ayudan a comprar zapatos para el niño, a pagar el alquiler de la casa y a ir a la iglesia el domingo ¡Oh Dios mío! [fragmento] Desde los inicios del siglo pasado, una constante se convirtió en estrategia: la poesía abre su caparazón para que entre la música y las notas se convierten en acentuación. Lo dicho: los poetas beatniks empiezan a fundir sus improvisaciones a lo largo y ancho de las carreteras y de cuartos mohosos de hoteles de paso. No es nada fácil en un tiempo de censura, estragos de guerras y descargas atómicas, desempleo, cinturones de castidad mentales, abigarramientos esclerotizados; se trata, ahora, de malvaviscos, de una poesía que emerge de la necesidad de decir lo que se ha querido decir pero que no tenía forma de hacerlo. La música claro. Después sería el rock. La poesía se quita el vestido y aparece de cuerpo completo. Es el mismo Langston Hughes quien sienta las bases: “Los blues, al contrario de los spirituals, tienen una factura poética definida: un verso largo repetido y un tercer verso que rima con el primero. A veces, el segundo verso repetido es ligeramente cambiado; otras —muy raramente— es suprimido. El tema de los blues es casi triste, pero cuando son cantados, el público ríe.” Sí: la poesía abre sus ventanas para que se incorporen nuevos ritmos logrados a través de acentuación irregular, versos convertidos en versículos a la par de versos de arte menor, cobijados más por el aliento que por la métrica, y cuyo tono se da a partir de la respiración y no —ya no— de medidas establecidas. Y no interesa si son dísticos o cuartetos porque las estrofas sin irregulares y los encabalgamientos se alforja | dan a partir de exclamaciones y no necesariamente de adverbios o conjunciones o disyunciones. Y la poesía rompe también con las regiones. En la poesía tibetana budista, así como en cierto estilo de poesía china y en los haikus japoneses, impera una larga tradición de composición espontánea. Los idiomas ya no rigen la poesía sino la forma de componer y la orientación que toma a partir de los signos de la música: del jazz y del blues. Y es fácil reconocer las señales de Burroughs en cantantes como Kurt Cobain, Bob Dylan, Patti Smith, Blondie. Y viceversa, los trovadores se nutren de las lecturas, de poesía y narrativa, que por otra parte ya no son obligaciones ni materia de exámenes sino un placer. La poesía, como nave con velas desplegadas, arriba a buen puerto en viaje de placer. La lectura, compartida, es un recreo, no una asignatura obligatoria. Una poesía sin caparazón, donde las secuencias versiculares son rotas por pausas y silencios independientemente de la marca del ritmo y en donde la construcción de los versos se da a partir del tono y no de la conjunción de sílabas, donde pueden convivir sin ninguna preocupación el verso átono con la acentuación en terminaciones regulares. Ya no es una preocupación absoluta pulir metros como el eneasílabo, el endecasílabo agudo, o la atención que solicita la diéresis porque ahora interesan más las pausas, la sensibilidad tímbrica y la concentración de sonidos —agudos o graves— que sean tan musicales como pudiera ser el verso rimado. Y ya no es más la sonoridad monótona, cuadriculada, decimonónica, sino la pretensión de tonos de voz coloquial, trasladar la voz hablada a la voz escrita y no ya tampoco el verso blanco —con rima o sin ella— sino el verso de colores, con formas y propuestas propias en acentuación y ritmos incluso subsilábicos. Ya no más rimas limitadas a la vocal que lleva el acento, o a las terminaciones tradicionales que ya no significan gran cosa. Hay oclusivas, aliteraciones, y en el plano exterior neologismos. La incorporación en la poesía de palabras y términos que provienen de otros lenguajes: de la ecología, la ciencia, la industria, la guerra, la medicina. Y sobre todo los sublenguajes populares, de barrios, de regiones. Y la utilización de palabras de otros idiomas. El anuncio, tan bonito, de tanto mirarse ya no dice nada. Y de la escritura nace una segunda lectura: la gozosa. En efecto: leer ya no es un trabajo, ahora es una diversión. Se lee poesía para reír, para rebelarse, para salir a las calles, para agarrar el sueño en las noches de insomnio económico, para devolverle el color a los días ásperos. Ya no se trata de obligación sino de tomar una copa de ajenjo mientras se le da vuelta a la página. Y el poema, en este sentido puede cantarse: poema canción. No es ni menosprecio ni vanagloria, es el cuerpo del poema desnudo. La lágrima se convierte en sonrisa. La lectura placentera permite segundas lecturas. La poesía se lee una y otra vez, la prosa sólo una. Leer poesía es un placer. Y se puede leer con los oídos, escuchar con los ojos. Shalalalaohohsalalaohoh. Arnulfo Vigil. Montemorelos, Nuevo León, México, . Estudió filosofía. Fue corresponsal durante varios años del periódico La Jornada. Es director de la revista mensual Oficio, que lleva trece años de edición ininterrumpida. Es autor de los libros de poemas Gloria Trevi y otros cielos, El Blues de la Señorita Coliflor y El regreso del Ángel Bermellón. Con Lourdes y Jorge obtuvo el primer lugar en el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta que otorga el ayuntamiento de Tampico, Tamaulipas. & ALLEN GINSBERG VÍCTOR PALOMO Blues de la impunidad virtual Blues del hombre elefante Versión de Ana Becciu Siempre que imito a un elefante viene una muchacha loca y se mete en mi cama cada parte de su cuerpo semeja la nota de un blues y completa es tristísima canción. Con impunidad virtual Clinton consiguió fondos para su campaña de los chinos rosa Con impunidad virtual los peones de la Contra CIA vendieron Cocaína y enfermedad en L.A. y Minneapolis Con impunidad virtual el FBI incendió Waco apocalíptico Siempre que imito a un elefante alguno de mis vecinos contrae matrimonio otros se marchan de casa y no vuelven nunca. Y no sé cómo decir que necesito un lugar donde ver caer la estúpida tarde sobre mi sombra donde dormir lo azul entre lo rojo y en silencio masticar la blasfemia. Con impunidad virtual el gobierno empezó a aplicar matrículas enormes en los colegios públicos Con impunidad virtual la FCC y el Congreso dieron su OK a la censura fundamentalista en la Radio Con impunidad virtual los Valores de la Familia insultaron a las damas, los gays y los afroamericanos Con impunidad virtual el Papa prohibió en el planeta el control de la natalidad Cada vez que imito a un elefante se cae una casa se rompe un espejo se le va una de las siete vidas al gato y alguien me descubre tocando enmascarado este viejo saxofón de plástico. Con impunidad virtual Carolina del Norte prohibió la sodomía en el agujero equivocado Con impunidad virtual los chinos prohibieron el nuevo lenguaje eléctrico Con impunidad virtual los capos de la lotería albanesa compraron y vendieron elecciones Allen Ginsberg. Nueva Jersey, Estados Unidos, . Figura central de la generación beat y camarada de Jack Kerouac, Neal Cassady, William S. Burroughs, Patti Smith, Gregory Corso y Bob Dylan. Una de sus obras más conocidas —Howl (Aullido)— se publicó en , pero fue prohibida, lo cual originó un caso célebre entre los defensores de la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos. alforja | Víctor Palomo. Saltillo, Coahuila, México, . Poeta, periodista y promotor cultural independiente. Ha colaborado en medios impresos nacionales, entre los que destacan Tierra Adentro y Periódico de Poesía. En obtuvo una beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Coahuila, en el rubro de Jóvenes Creadores. & Labios sobrecogidos de olvido, pulsaciones de un oleaje de mar ya retirándose, ruido de nubes que el otoño piensa. Hay lápices en forma de tiempo, vasos de agua donde el anochecer flota en silencio. Hay la rama de un árbol como un brazo esculpido por algún abandono. JOSÉ CARLOS BECERRA Blues No era necesaria una nueva acometida de la soledad para que lo supiera. Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos. Donde el amor moró y tuvo un reino queda ya sólo un muro que avasalla la hierba. Queda una hoja de papel no en blanco donde está anocheciendo. Donde goteaba luceros una noche sobre unos hombros limpios como verdad mostrada, sólo queda una brisa sin destino. Donde una mujer fundara un beso, sólo árboles postrados al invierno. Hay miradas y cartas donde la noche puso en marcha al vacío, a las frentes que extinguen su remoto color sobre letras que enlazan señales de viaje. Aquí está la tarde. Puede enrolarse en ella quien esté enamorado. Aquí está la tarde para designar la ausencia. Suena en mi pecho el mundo como un árbol ganado por el viento. Y no era necesario decirlo. El corazón sin que sea una lágrima puede sombrear las mejillas. No era necesaria la tarde, tampoco este cigarro cuyo humo puede ser otra mano evaporándose. Invernará la noche en mi pecho. No era necesario saberlo. No tiene importancia. Espero una carta todavía no escrita donde el olvido me nombre su heredero. La ventana da a la tristeza. Apoyo los codos en el pasado y, sin mirar, tu ausencia me penetra en el pecho para lamer mi corazón. El aire es una mano que está hojeando mi frente. Mi frente donde la luna es una inscripción, una voz esculpiendo su olvido. Como humo la luna se levanta de entre las ruinas del atardecer. Es muy temprano en ese azul sin rostro. No era necesario enturbiar la soledad con el polvo de un beso disuelto. No era necesario memorizar la noche en una lágrima. José Carlos Becerra. Tabasco, México, -Italia, . Asistió al taller literario de Juan José Arreola y comenzó a publicar en revistas ya históricas como El Corno Emplumado, Pájaro Cascabel, Revista Mexicana de Literatura, etc. Fue acreedor de premios y reconocimientos como la beca Guggenheim. En viajó a Europa, donde recorrió varios países. Murió en Brindisi, Italia, en un accidente automovilístico. Su obra poética íntegra fue editada en el volumen El otoño recorre las islas en . alforja | & de la costa este a la costa oeste a ningún lado LENORE KANDEL Blues para la hermana Sally Traducción de Gerardo de Jesús Monroy I bebé cara-de-luna con brazos de cocaína diecinueve veranos diecinueve amantes novicia del ángel yonqui hermana laica de la humanidad penitente hermana en mariguana hermana en hachís hermana en morfina cómo habremos de canonizar a nuestra hermana que no está suficientemente muerta que fornica con extraños que se masturba con agujas que le da miedo la oscuridad y lleva su largo cabello suave y negro contra su cara sin sangre III medianoche y la habitación nebulosa verde-sueño somos todos parte del collage hermano y hermana, ella se recarga sobre la pared y él, deslizando la aguja en el brazo indoloro contra el mugriento lavabo del baño bombean sus brazos llenos de vida (santa santa) porta el estigma (santa santa) del cristo loco (santa santa) aguja santa polvo santo vena santa pálidos dedos (con amor) contra el pálido brazo IV querida señorita sin amor: mi hermana lo hace con un pedazote de vidrio piensas que esto es normal señorita sin amor EXIJO UNA RESPUESTA! niños es suave nuestra tarde, nos recargamos cada uno en el otro nuestro abasto está en nuestros hombros nuestra dosis en nuestras cabezas dios es un yonqui y vendió salvación hay provisiones para una semana II lloren por mi hermana ella camina con venas abiertas derramando su sangre en las alcantarillas de sus ciudades alforja | Lenore Kandel. Estados Unidos, . Se dio a conocer por el pequeño libro de poemas The love book, que incluía el poema “To fuck with love”, acusado de obscenidad en en San Francisco, durante el movimiento hippie. Ese año publicó también Word alchemy. & JOSÉ CRUZ Pago mi renta con un poco de blues Pago mi renta con un poco de blues, navío de noche, trae el amor a mis brazos, suena el piano sobre tablas de nogal, el bar se esfuma en dos compases, (música de antiguos amigos anclados al mundo El blues del atajo por un trago de ron). Pago mi renta con un poco de blues, Voy a liar un tabaco en un solo de blues, dame el tono muchacho, anda, apaga la luz, es el blues del atajo que comienza en mayor, el vecino de al lado ya sacó el acordeón. derrumbada en mi cama tu marea de carne es eterna, hada alcohólica bañada por la luna de tus ’s. Tus rasguños en mi rostro son palabras de un poema limpio, limpio como el cielo de tus ojos. Pago mi renta con monedas de mi alma abaratada, Yo nací un día nublado, creo que nunca paró de llover en las calles, alguien dijo que noviembre lloró. A los quince de casa me salí a recorrer esta tierra mojada de dolor y placer, de dolor y placer. de mi alma recargada en los muros de un sueño, de mi alma de música hambrienta perdida en el corazón de taciturnos bebedores, de mi alma encarnada en un polvoso escenario. Amor, ¿debemos cruzar los puentes ardiendo, las Conocí una mujer que vendía la ocasión. Me subí a su querer, iba hambriento de amor, diecisiete, una lira, hijo a rocanrolear entre el humo y bebida, hijo, a vagabundear. Vine a dar con un blues en un frío callejón, olvidé lo demás, me subí a su vagón al final. negras ciudades selladas con nuestros dulces espíritus ansiando la paz de otro mundo, reunidos en la antesala del infierno, fumando y riéndonos, pisando colillas de entusiasmo? Amor, tú y yo intensos, nos hemos desgarrado por un poco de blues. No dejamos nada al señor. No dejamos nada al señor. No dejamos… José Cruz. Poeta y ex vocalista del grupo de blues Real de Catorce. Es autor del poemario …de los textos del alcohol. Sí Sí Sí Sí alforja | & LOU REED JOSÉ EUGENIO SÁNCHEZ Canción triste walking the boggie or one bourbon one scotch one beer Traducción de María Vázquez Valdez Mirando fijamente mi álbum de fotos Ella se parece a María, la reina de los escoceses Ella me parecía muy regia Sólo demuestra cuán errado puedes estar Voy a dejar de perder mi tiempo Alguien más tendría que haber roto sus brazos Canción triste, canción triste, canción triste, canción triste Mi castillo, niños y hogar Creí que era María, la reina de los escoceses Lo intenté tanto Sólo demuestra cuán errado puedes estar Voy a dejar de perder mi tiempo Alguien más tendría que haber roto sus brazos john lee hooker nació en o tocó junto a miles davis o bob hite se iba de gira con bb king o taj mahal tocaba la guitarra o la armónica cantaba o hacía coros su voz rasposa o un gruñido de perfecta dicción sus canciones eran originales o covers sus amigos eran negros o blancos hizo duetos con van morrison o santana se presentaba en bares o en estadios lo aplaudían en oceanía o en europa sus composiciones las cantan o tocan lou reed o keith richards johnny winter o ry cooder y sus intérpretes pasan desapercibidos o ganan grammy grabó suficientes discos o los necesarios se agotó antes de despertar o murió en la noche del veinte o en la madrugada del veintiuno de junio de 2001 Canción triste, canción triste, canción triste, canción triste Lou Reed. Nueva York, Estados Unidos, . Es cantante y escritor. Fue líder del grupo The Velvet Underground y luego desarrolló una extensa carrera como solista, en la que sobresalen los discos Rock’n Roll Animal, Transformer y Perfect night live in London, grabado en vivo en un concierto memorable. alforja | José Eugenio Sánchez. Guadalajara, Jalisco, México, . Actualmente vive en Monterrey. Es autor de Physical graffiti y La felicidad es una pistola caliente. & CHARLES WRIGHT ARNULFO VIGIL Apologia pro vita sua El blues de Montemorelos [fragmento] Versión de Jeannette Clariond ¿Qué sensata, inútil razón llevó a Percy Heath a llamarme, ebrio, paliducho, pasmado, —medio atolondrado— esa noche en la Misión de Carmel? Pero sí que llamó, fingiendo interés, mientras pasaban por ahí Milt Jackon y John Lewis, también Gerry Mulligan cabizbajo en un rincón, Paul Desmon como si nada en la esquina opuesta. El viejo Joe siembra limones Oh viejo Joe en su granja de Montemorelos, escucha tu blues tararea junto con el pico y abre capas de la tierra. durante muchos años. Escucha corridos de cuatreros Consiguieron una finca en XEDD radio Jolgorio. con una huerta florida Cultiva naranjos y mandarinas y regaron acelgas y berro y sueños injertos de risa, con el agua de la acequia. prepara jaleas y ensaladas como para chuparse los dedos. Octubre de , Festival de Jazz en Monterey, los primeros informantes abandonan la Escuela de Lenguas del Ejército rumbo a Vietnam del Sur. El párpado oscuro del Pacífico empieza a agitarse, presto a elevarse y descender… [Del libro Zodiaco negro] Luego graparon sus vidas Y esperaron el fruto pero el hijo nunca llegó, Oh viejo Joe y esperaron esperaron escucha tu blues pero el fruto nunca llegó. Mientras llena el colote Oh viejo Joe el viejo Joe recuerda a su vieja: escucha tu blues una muchacha de ombligo grande Charles Wright. Pickwick Dam, Tennessee, Estados Unidos, -Waco, Texas, . Ganador del National Book Award por Country music. Recientemente su obra se reunió bajo el título Negative blue. Ganador del premio Pulitzer por Zodiaco negro. alforja | como deben ser las muchachas El viejo Joe come siempre de Montemorelos. frutas y verduras frescas, Se iban los dos al río Pilón porque quiere vivir largo tiempo y metían los pies en el agua, escuchando el blues de Montemorelos. juntaban sus lenguas con sabor a toronja, & DAVID HUERTA SERGIO MONDRAGÓN Sunday blues Kind of blue En la oscuridad todos se han refugiado en la indistinta soledad de las habitaciones. Solos y acompañados, conversan sobre los signos que anuncian la invasión de la noche y hacen cálculos informales acerca de la lluvia inminente. trompeta triste trompeta alegre trompeta que subes a la escalera llegas hasta mi estancia hasta la nostalgia de mi máquina de escribir trompeta de miles davis que narras viejas historias de tu raza negra historias de tu esperanza atada por mis dedos estos dedos que son los dedos de mi padre los dedos de mis hermanos, de mis enemigos los dedos de las mujeres que rezaron y cogieron conmigo toda la noche los dedos de mi vieja tarántula que mastica debajo de la higuera Pasa el tiempo. Pasa un avión, como siempre —escribió Eduardo Lizalde. La noche no se ha ido y todos, solos o acompañados, ven apagarse el azul, el verde, la palidez de cada soledad, indiferentes. trompeta escanciada como vino de viñas asoleadas piadosas viñas de ashram junto al río trompeta de miles davis que tomas la forma de mi falo para ensuciar con flores blancas tu secreto tu piel de seda tu piano de oscuro cedro tu piano de copas volcadas sobre el tablero de ajedrez tu piano ah tu piano tu trompeta de davis Rápidas inserciones de azul cruzan el verde brochazo de la tarde que cae. trompeta, así vas a sonar a la hora de mi muerte a la hora en que descienda a la tierra del brazo de mis hermanos todos ataviados de blanco todos con los brazos cruzados cerrando el círculo de plata como nos enseñara el viejo Gurú aquella mañana de alcatraces David Huerta. México en . Poeta, traductor y ensayista. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía El jardín de la luz (), Cuaderno de noviembre (), Huellas del civilizado (), Versión (), El espejo del cuerpo (), Incurable () e Historia (). Premio de Poesía Carlos Pellicer, en , y Xavier Villaurrutia, en . alforja | trompeta, ya te fuiste ya cayó sobre los discos el frenesí de un Godot la obsesión de un Howard Frankl, la cal de Octavio Paz espiando las poses de los dioses & la carrera tras la llave que mis dedos bucean el magnífico calypso que una mujer nos desgrana desde su ventana como mazorcas mexicanas inscritas en los hábiles dedos de mi mano derecha JORDI SOLER Bar Smoke Se arrastra el jazz acaso se oye tarda en pasar pegado al vientre y ahora tendrás un hijo mitad Parker mitad Holliday mitad Coltrane. Si el corazón se lastima no quiere pensar en el sexo donde la herida acontece. Cicatriz: cadena perpetua en la piel. Un pez nada en tu sangre especie viva o muerta, según nazca. Decir cosas como: “París es una mierda porque no hay una calle con tu nombre.” He pensado que lo mejor es que una boca devore a otra antes de devorarse a sí misma en memoria de otra. Errar y herir, la puesta en escena es con bulldozer no con este director artístico de bigote en puntas que dice esto aquí esto allá éste es un negocio que tiene sucursal en el estómago, como si ayer fuera la playa de mañana y bañarse ahí fuera meterse hombre y salir delfín. miles davis, trompeta te subiste el cuello de tu trinchera amarilla aquella madrugada a la salida del club de San Francisco Blues amanece una flor, en su interior se toman de la mano los rescoldos de la noche en su interior navegan arco iris en balsas perfumadas en su interior dos ojos mortales me miran interesados en mi piel pero son las reglas del juego del amor que sus criaturas no perezcan al amanecer sino ya cumplida su condena en este mundo por eso un azul persistente me saluda a la mañana con la boca ardiente de una flor que le dice a la vida que su victimado está loco un azul deslumbrado se desliza cantando sobre el remolino del amor surgen las contradicciones y la razón desarreglada se reanima azul amable de sus ojos ya idos perfumadme Sergio Mondragón. Ciudad de México, . Editor durante muchos años, con Margaret Randall, de la revista El Corno Emplumado. Autor de Yo soy el otro (), El aprendiz de brujo y otros poemas (), El ocre de los lodos (), Poemas encendidos (). alforja | Jordi Soler. La Portuguesa, Veracruz, México. Durante doce años ha hecho programas de radio, y textos suyos han aparecido en diversos periódicos y revistas. Autor de varias novelas y de los poemarios El corazón es un perro que se tira por la ventana () y La novia del soldado japonés (). & aún oscuro entona la primera canción de la mañana y con lentitud de bestia derrotada a palos Nueva York se desentume. FRANCISCO ALCARAZ Relaxin’ at Camarillo El enfermo abre los ojos adivina el acertijo de la luz detrás de las paredes sin ventanas al paso de los días en lugar de heroína corre sangre por pulmones tiene esferas de cristal: cuando el humo de la marihuana se disipa pueden verse duendes unicornios y una hoguera transparente los médicos llenan el reporte “Charles Christopher Parker músico de profesión delirium tremens noche apacible exaltación normal mencionó varias veces un nombre incomprensible dijo ser un ave ¿continúan las pesadillas? anoche maldijo a un escritor argentino tal vez francés no está muy claro según parece no es nadie a quien conozca se introduce en sus sueños a la fuerza de interrogatorios feroces conoce sus pensamientos más ocultos y amenaza con escribirlo todo al día siguiente de que muera” Charlie Parker permanece debajo de las sábanas un hormigueo a lo largo de la espalda le recuerda a Dizzy la trompeta las gotas más precoces de la lluvia relámpago el rostro demoniaco de Dylan Thomas le escupe una pregunta how deep is the ocean? poseído en cuclillas siente crecer un centenar de plumas donde inició la comezón por fin nacen dos alas entonces Yardbird alforja | Blues para Ella Fitzgerald La tristeza tenía que ser otra no ese azul en muros de hospitales Ella las sombras el tintineo el metálico zumbido de la sangre que mancha la blancura inverosímil de los guantes iban y venían atándote a aparatos intentaban frenar el dolor algo tenían de hormigas rozando sus antenas no entendieron nunca la tristeza es un relámpago que crece dormitando en el puño Ella asombra todavía cómo la muerte nos conmueve más que los harapos que la escasez de una muchacha encumbrada en lo clandestino del esperma tememos la muerte como un dios teme a los hombres que lo olvidan en Harlem la niña pulió la voz en la basura buscaba alas para el negro voltaico cielo de los dieciséis años la infancia ella es un hábito incurable recuerda cuánta sinrazón cabe en los hombres en tus ojos aún el ansia de montar hermosos cuerpos de bailar ceñida por un brazo que no escape a la exigencia de unas piernas anchas como el mundo & la muerte hablaba muy cerca del micrófono trataste en vano de encontrarla en toda luz no buscabas en la sangre ni en el ácido fulgor de la vejez y sus promesas incumplidas Ella cuántos años cuánto cantar desde la luz imberbe en Newport Virginia cuántas veces como el loro debiste improvisar los agradecimientos thank you so much merci beaucop señoras y señores triste como el poema de eliseo donde el payaso enseña a su hijo cómo hacer la caravana Ella no tenías voz tenías un arpa un dulcísimo glisando un vino lento y la muerte nadie oía pero hablaba muy cerca del micrófono temías la muerte y creías en Dios por eso te derrumbaste poco a poco sin misericordia recuerda la ceguera operaciones el olor del antiséptico el corazón en el hocico de los perros balbuceante aquellas dos piernas hinchadas amputadas por la diabetes y la silla esperándote como la mañana azul de la tristeza Ella no bastó el dolor para que aprendieras la oración del descreído eras como el cisne que se va cantando hacia la muerte tal vez creíste en Dios sin saber que era buen lector de Maquiavelo no promete nunca lo que cumple. Francisco Alcaraz. Culiacán, Sinaloa, México, . Premio Nacional Elías Nandino por La musa enferma. alforja | RODRIGO CASTILLO mix traslación rc a partir de bill laswell No round, aplicado empaque a la toma de agua, detrás, unos brillitos en expansión —podrán-pueden ser—, anticristo vouyerista y traidor, pero estrella de los metales, al fin y al cabo. In a silent way, una copia a original es un traslado, véase black music (¿qué es, sino envoltura, paso de plástico, toma de agua o manguera con dedo pulgar en orificio?), algo sintetizado, que chille zorn, doo-bop, que chille como perro, mystery. pero que chille sin botellas de agua del bronx, sin polvo de ángel, sin atmósfera que le hinche los cachetes. Rodrigo Castillo. Ciudad de México, . Premio Nacional de Poesía Joven Jaime Reyes . Es autor del libro Espacio de resistencia (). Coordinador de la colección de poesía latinoamericana reciente de El Billar de Lucrecia y director del proyecto poético-electrónico en México Las Afinidades Electivas / Las Elecciones Afectivas (http://laseleccionesafectivasmexico. blogspot.com) & Blind blues JULIÁN HERBERT últimamente estoy viviendo esos días de autobús al encender sus motores Este es el blues de la ternura suicidante ese tiempo de olor a disel y doncellas respirando dentro de sus bolsos de piel mientras mueven la mano en un adiós sin reflectores No es suficiente llegar con la bondad y la inocencia, o bien llamar a todos los brujos del Perú ese abigarramiento de hombre colgado de sí mismo como un papalote colérico pero sin vidrio en la frente y encerrarlos en los baños de un hotel hasta verlos escupir cartas de incienso; no es suficiente siquiera dar golpecitos en la pared, buscando el hueco por donde asoma poco a poco el camaleón: para tocar un cuerpo ajeno es necesario poner el as y el puñal sobre la mesa y tantear otra vez en el trapecio como deseando fracturarnos las rodillas, porque en un solo cuerpo van trazadas las líneas de la mano, y ensambladas las entrañas, que pesan varios kilos; pero el destino es cabrón como los moribundos: por eso nunca nos dice la verdad. alforja | Julián Herbert. Acapulco, Guerrero, México, . Vive en Saltillo. Es autor de varios libros de poesía, una novela y un libro de cuentos. Ha obtenido la presea Manuel Acuña, el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en poesía y el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Es vocalista del grupo de rock Madrastras. & CARLOS REYES JOSÉ DE JESÚS SAMPEDRO El blues del gran imbécil Este blues no comienza en Mayor inició el de febrero de como quien se acuesta en la basura sintiéndose por fin en casa. Solo es la palabra que mejor me queda pero no solo de soledad solo de a de veras solo en mis puntos de vista solo en mis comentarios solo de mujer, de opciones de sangre y altura solo de eso y de todo lo demás. Este es el blues del gran imbécil del que no supo tirar la toalla a tiempo del que se hizo azul en medio de las flamas un blues que termina como empezó. A veces siento que vivo en un traje cortado a la medida de otro. Carlos Reyes Ávila. Torreón, Coahuila, México, . Entre sus libros destacan Luna de Cáncer, Habitar la transparencia, Claridad en sombra y Arthasastra. En ganó el Premio Nacional de Poesía Tijuana. alforja | El blues de Sam diré que no te amo ah sí te lo diré ahora mismo nena y saldrán de sus huecos duros los espantajos felices y bb king tocando como él sabe ese tristísimo blues del río del norte pero no todo será benéfico no nunca sería benéfico óiganme por favor atentamente y no se arrepentirán escuchen lo que me ha sucedido reciente ayer por el puente con sue ann oh señor mío fue una desilusión tremenda: el panorama estaba serio sue ann se encontraba cerca de la alambrada buscando topos para el desayuno vean lo que le dije a sue ann entonces: oye muchacha te morderán los topos no sabes lo que haces así mismo se lo dije se lo repetí lentamente y ella me contestó no seas tonto oh sue ann me respondió terrible el tiempo era malo malo como la zona de los apalaches o las calles de chicago como mi papá me ha contado y pensé: sue ann no sabe nada hey linda yo no te podré ayudar si te sucede dije yo estaba enamorado de sue ann me encantaba su goma de mascar durante el verano y sus vestidos ajados descompuestos y cuando la veía venir sobre la colina me daba el corazón un tope de alce bravo oye sue ann recuerda las nueces cayendo sin fin y las ardillas por montones óyeme sue ann te amo y te morderá un topo y lo sentiré mejor deja eso iremos a probar un tarro de mermelada de melocotón & y zurcirás mis pantalones pero sue ann me observaba sin decir nada sus ojos claros eran como esas tardes húmedas de febrero como esos animales anónimos que uno mata cuando hay nieve y pensé: sue ann es linda y le diré te amo así de sencillo y viajaremos por las praderas del sureste y haremos una cabaña amplia con su chimenea humeando oh qué de cosas pensé yo de sue ann pero vean vean nada más lo que me ha sucedido hombre nena hermosa qué malo fue todo como no podía sacar ni un miserable topo estuve burlándome de ella cantando al estilo de peter & gordon: oye muchacha tonta oye muchacha tonta qué tonta oye muchacha tonta te comerá el uy el topo y me dejará sin nada pero sue ann ni se perturbaba me miró con esos ojos que me habría comido antes y dijo: prueba tú ahí está el topo pensé que sería rápido y acepté: me puse a meter la mano al hoyo desgraciado sue ann dijo que esperaría abajo qué felicidad oh sue ann estará bajo el puente así estuve casi una hora hasta que salió el topo mis manos estaban para el entierro pero pensé: sue ann aquí está tu amadísimo topo y yo estoy enamorado de ti sue ann ¿me entiendes? así que como venado corrí hasta el puente hacia el río le diría: estoy como este topo atrapado por ti sue ann y caminando por el puente vi a sue ann enteramente desnuda qué maravilla una muchacha desnuda como sue ann no se ve todos los días así que dejé al topo sobre el puente y rápidamente me quité toda la ropa para irme detrás de sue ann que bajó al río olía a húmedo de nuevo y el día era transparente y nublado extensamente profundo y dejé al topo ahí mismo inmóvil y mi ropa pero aquí viene lo realmente desagradable: alforja | apenas me había despojado de la ropa y del topo cuando salió de los arbustos jim el retardado también desnudo riendo como un loco poseído canturreando ‘lo haré de nuevo nena’ oh desilusión tremenda fui hasta abajo del puente y ahí estaba sue ann y jim el retardado desnudos como el señor dios los trajo al mundo uno encima del otro como no se debe hacer como dice el reverendo pastor que es pecado malo después de ver eso pensé que sue ann no abriría sus ojos y la tarde vendría a romperse dije: será mejor que vaya a buscar mis ropas y al topo bueno creo que me debo ir pensé y subí el puente oh dios ni ropa ni topo too perdido! como pude volví a casa y no salí hasta hoy temprano para mirar el día encima de las colinas amarillo como mi corazón y las hojas de los árboles hey hombre cánteme ese tristísimo blues del río del norte José de Jesús Sampedro. Zacatecas, México, . Poeta y ensayista. Coordinador de la revista DosFilos, que desde también se transformó en editorial. Es autor de varios libros de ensayo y poesía. Ganador del Premio Aguascalientes en con su libro Un (ejemplo) salto de gato pinto, publicado en . & LAWRENCE FERLINGHETTI PATTI SMITH Conozca a Miss Metro* El sueño del perro Versión de Carlos Bauer y Julián Marcos Conozca a Miss Metro de Vea a Miss Metro de yendo en el Shuttle de Times Square una y otra vez a las cuatro de la mañana Conozca a Miss Metro de con lapones de algodón de cincuenta centavos en su chata y negra nariz yendo una y otra vez en el Shuttle de Times Square a las cuatro de la mañana agarrándose a los anillos de hierro del cielo con dorados brazos llenos de cortes y una negra yerba en una mano negra Usted puede conocer a Miss Metro Usted puede ver a Miss Metro de con unos tristes pantalones puestos y un bolso que hace juego circulando por los coches del tren y sujetándose con agotados brazos negros y un cigarro negro en una mano negra Y los vagones de hierro desviándose para siempre en la muerte y la oscuridad oh perdida Ubangai tropezando en las “sucesivas ojivas” del infierno bajando por la última escalera de incendios de Dante Traducción de María Vázquez Valdez has visto al perro de dylan tiene alas puede volar si hablas con él de eso es el único momento en que dylan no puede verte a los ojos has sostenido la serpiente de dylan suena como un juguete duerme en el pasto se enrolla en su mano tararea y golpea fuera cuando dylan grita cuando dylan grita has apretado contra tu rostro el ave de dylan el ave de dylan yace en la cadera de dylan tiembla dentro de él le deja caer en el suelo se enrolla alrededor de dylan es el único que viene cuando dylan viene has visto al perro de dylan tiene alas puede volar cuando aterriza como un payaso es el único que tiene permitido mirar a dylan a los ojos *Este poema pertenece al libro Mensajes orales. El volumen fue concebido específicamente para leerse acompañado por un conjunto de jazz y, por lo tanto, los textos deber ser considerados como “mensajes orales” dichos espontáneamente, más que como poemas escritos para la página impresa. Lawrence Ferlinghetti. Nueva York, Estados Unidos, . Poeta, pintor, editor, traductor, cofundador de City Lights Booksellers & Publishers. Es autor de poesía, ficción, teatro, crítica y narración fílmica. Ha ganado numerosas distinciones, y es célebre por su amistad y relación cercana con los poetas beats, y por A Coney Island of the mind (), colección de poemas que se ha traducido a nueve idiomas y ha vendido más de un millón de ejemplares. Patti Smith. Estados Unidos, . Cantante y poeta. Se dio a conocer con su disco Horses, de . & alforja | PARMÉNIDES GARCÍA SALDAÑA CARLOS VELÁZQUEZ Fue un año difícil Impostergable blues (blues pero rítmico) El año pasado de sucedieron muchas cosas; el año pasado de sucedieron muchas cosas, entre otras yo me iba a casar, entre otras yo me iba a casar; pero todos ustedes saben las demás, sí, las demás. Dicen que fue un año muy bueno para el turismo del país, dicen que fue un año muy bueno para el turismo del país, pero yo sé que fue un año violento para la gente de aquí. Oh sí, yo sé que fue un año violento para la gente de aquí. Vi a la gente desfilando marchando en orden y en silencio. Vi a la gente hablando como si todos fueran amigos. Vi a la gente unida hablando de sus problemas, pero también vi a la gente muriendo; sí, vi a la gente muriendo, en este país. Quise creerme extranjero desde que vi a la gente morir en este lugar de la tierra este lugar que es mi país. El año pasado de sucedieron muchas cosas, yo me iba a casar, yo me iba a casar. Pero la mujer que amaba me parece que estaba casada. Oh sí, la mujer que amaba me parece que estaba embarazada o algo así, y por eso el año pasado conmigo no se quiso juntar. Y por eso el año pasado, conmigo no se quiso juntar. De las otras cosas que pasaron, todos ustedes saben las demás; de las otras cosas que pasaron, todos ustedes saben las demás. Pero ahora todo está calmado, como si no hubiera pasado nada. Creo que todo sigue igual, creo que todo sigue igual, lo mismo de siempre ahora, lo mismo de siempre a-hoy, en la ciudad más grande del país, en la ciudad más grande del país. Te vienes el jugo de tu sexo es vicio es cáncer a veces amigo otras enemigo y casi siempre todo lo que le hace falta a la fe El fuego de tu orgasmo levanta un breviario del desierto sobre él una cruz de absoluto amanecer una pasión que sólo se representa los domingos : Es lo mismo de siempre Es lo mismo de siempre Es lo mismo de siempre. Agua sexual en mi boca o en mi cuerpo hiedes a todas las calles sin semáforo a libidos profanas Tu saliva invalida mi semen es la nieve sobre las cortezas sin importarte que del desierto no nazca la nieve tú la inventas la constituyes no la platicas la rezas México, Distrito Federal. México, Distrito Federal. Parménides García Saldaña. Ciudad de México, . Perteneció al movimiento conocido como La Onda. Una leyenda de las letras contraculturales. Creador de una de las novelas más portentosas de la literatura mexicana: Pasto verde, y de En algún lugar del rock, publicado después de su merte. alforja | & Tu voz es la barba de dios cuando está borracho perdido sobre la barra de una cantina ÓSCAR DE PABLO blues Cintura arriba lóbulos y pezones ojos y corazón sonríen a la perturbación de la lujuria cintura abajo eres un animal sin sueños la perra hambrienta que despierta y adivina los deseos lo sabes vas a morder su cuchillo nombre Tu clítoris edifica templo sobre templo siempre encuentra una lengua una amenaza la promesa de lubricación en la madrugada hasta que tus labios se despierten y ardan vas a escribir a escribir vientre abajo la palabra abismo La noche y la luna las llevas dentro en el ano y en la vulva donde a tu deseo le plazca y en los dedos de la oscuridad que se atreva a masturbarte a estrujarte como a un saxofón hasta que espantosamente deje de dolerte lo sabes dios no debió maldecir el tajo que abrió entre tus piernas la divinidad es una mierda de lo más sexual eres una virgen que riega las flores con su menstruación vas a frotarte el cuerpo con la luz áspera de junio para que llegue la noche lenta Ángel de pelos fruta sal gusto de las hormonas en correspondencia abre la luz y la calentura la agonía y la piedad y te recorra lo sabes Sepúltame la posición de mi nombre en el norte destrúyela vas a torturar un solo de guitarra hasta que sus gritos sean insoportables Te vienes como una cruz te vienes en la resurrección te vienes. hasta que te venzan el placer y el asco y que no sepas qué hacer con tanta sangre Carlos Velázquez. Coahuila, México, . Es autor de los libros de cuentos Cuco Sánchez blues () y La biblia vaquera (). Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Primer lugar en el premio nacional de cuento Magdalena Mondragón. alforja | Óscar de Pablo. Ciudad de México, . Ha sido becario de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha sido ganador de premios como el Nacional de Poesía Joven Elías Nandino () y el Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal (). & JACK KEROUAC Versiones de Carlos Velázquez Del libro Mexico City Blues Charlie Parker luce como Buda Charlie Parker, quien recientemente murió sonriente como un prestidigitador en la TV tras semanas de tensión y enfermedad, fue llamado el Músico Perfecto. Y la expresión en su rostro era de calma, bella y profunda como la imagen de Buda representada en el Este, con los párpados caídos La expresión que dice Todo está bien —Esto es lo que Charlie Parker decía cuando tocaba, Todo está bien. Tú tienes el sentimiento de la madrugada como el disfrute de la Ermita, o como el llanto perfecto de algunos gángsters salvajes en una jam session gemido, Wop-Charley estalló sus pulmones para alcanzar la rapidez que los velocistas desean y lo que ellos consiguieron fue su Eterno Despaciolento. Un gran músico y un gran creador de formas que finalmente encuentra su expresión en los demás y en lo que tú tienes. alforja | Del libro San Francisco Blues Decreciendo en el viento. Yo tengo el blues de San Francisco tan Blues como la Miseria Yo tengo el blues de San Francisco tan Blues como la Eternidad Voy a irme a casa a imponerme otra cordura Yo tengo el blues de San Francisco tan Blues como las puertas de la gloria, masculina, Yo tengo el blues de San Francisco tan Blues como la pintura azul, Santo, Mejor me voy a casa a dormir en mi sueño dorado otra vez & Richmond Hill Blues Yo tengo el blues de San Acsia cantando en la calle todo el día Yo tengo el blues de San Acsia gimiendo en la calle todo el día Yo mejor me voy, compañero, a hacer de mi Oeste el Camino del Este- Blues de San Francisco escrito en una silla de piedra en el Hotel Cameo San Francisco pordiosero mil novecientos cincuentaycuatro. San Fran cis coSan Fran cis co Ohba by Dulce y pequeño dopaje a la pipíbit bit piano tip tintineos plips y estruendosos brochazos puntuales en la pequeña nube del momento Esta hermosa ciudad blanca en el otro lado del país no estará largo tiempo um disponible para mí Vi a la gloria moverse decir “Este es el fin” porque estaba cansado de todo este augurar. Dulce y triste tenor joven Y en cualquier momento que me necesites Llama Estaré en el otro fin esperando en la estancia final el metal colgante alrededor del cuello con la barba llena de basura encorvado esperas por el Apocalipsis, oyendo al nuevo negro y crudo pequeño trompetista diciendo las boscosas noticias; Y el ritmo del bajo el bajo-introduce una bomba a los golpes del baterista el piano tintinea tecleadas Dulce tenor asciendes todas las penas Americanas nacidas de la boquilla hacia tu boca y soplas a través de los dedos los sonidos de acero alforja | & Orlanda Blues Mi mente! tan dura como mi sendero, mi libertad es mi piano O, guau, salvaje guau NBC OOO piano como el cielo de Lee Konitz, Yay, guau? Apagarse! Despacio! Swing? AHÍ VASeste nuevo gato tenor me hizo tamborilear mi lápiz, Elvin Jones LEONARD COHEN laica, & la Ellington buena preparatoria orgía de sexo muchachas en los bosques de la violación, querida monja El único turista en La Habana que vuelve sus pensamientos a casa Traducción de María Vázquez Valdez Jack Kerouac. Lowell, Massachussets, Estados Unidos, -St. Petersburg, Florida, . Miembro relevante de la generación beat y autor de novelas legendarias como En el camino, Big Sur y Los subterráneos. Vengan, mis hermanos, dejen que gobernemos Canadá, dejen que encontremos pensamientos serios, dejen que tiremos asbestos en la Casa Blanca, dejen que hagamos que los franceses hablen inglés, no sólo aquí sino en todas partes, dejen que torturemos a los miembros del Senado hasta que confiesen, dejen que purguemos al Nuevo Partido, dejen que favorezcamos las carreras oscuras para que ellos sean indulgentes cuando tomen el poder, dejen que hagamos que la CBC hable inglés, dejen que nos inclinemos todos en una sola dirección y flotar hacia abajo hacia la costa de Florida, dejen que hagamos turismo, dejen que coqueteemos con el enemigo, dejen que fundamos hierro en lingotes en nuestros traspatios, dejen que vendamos nieve a naciones subdesarrolladas, (¿es cierto que uno de nuestros líderes nacionales era un católico romano?) dejen que aterroricemos Alaska dejen que fundamos Iglesia y Estado, dejen que tengamos dos Generales Gobernantes al mismo tiempo dejen que tengamos otro lenguaje oficial, & El Nueva Orléans Club de Nueva York desea anunciar la apertura de nuevas sesiones, & nuevos campos, Papito, Zoot Sims y su Johnny Williams. “Esta Feliz Cosa Saltarina” Kitty Batería Barry Gray, te gusta el cementerio del swing? “Enorme Feliz Navidad Seal” Equipos de hockey-? Al? -formación El swingueo de Dave Brubeck Y yo deseo decirle adiós a Al Smith Hola Dave alforja | dejen que determinemos lo que será, dejen que formemos un Concilio Fraterno de Canadá a la sugerencia más original, dejen que enseñemos sexo en casa a los padres, dejen que amenacemos con unirnos a los Estados Unidos y retroceder en el último momento, mis hermanos, vengan, nuestros pensamientos serios nos esperan en alguna parte como valijas abandonadas después de un golpe de estado, dejen que las retomemos rápidamente, dejen que mantengamos un silencio pétreo en las vías marítimas de San Lorenzo. GERARDO DE JESÚS MONROY organic/inorganic blues Por Billie y Charlie y los desenfrenados lluvia color de lágrima cae sobre la ciudad lluvia que no es de verdad una lágrima La Habana, abril de . Leonard Cohen. Montreal, Canadá, . Es poeta, novelista y cantante. Un buen acercamiento a su vida y obra (ambas de cualidades sobresalientes) es el documental de Lian Lunson, Leonard Cohen, I’m your man. Su más reciente colección de poesía, The book of longing, es altamente recomendable. alforja | la ciudad: sus gentíos mendicantes cadavéricos muros sus agónicos teatros sus tropeles de gárgolas y sus templos incrédulos para el rezo nocturno y sus rostros absurdos bordados en esperma: todo cae sobre mí, destrozando mis labios como de hombre o volcán en su inmanencia brotan piedras piedras de ciudad brotan piedras y piedras piedras que no brotan piedras que no se mueven enteras piedras inorgánicos ojos que no miran ensimismados en su enorme molicie edificada piedra a piedra la piedra cae sobre mí no para mí soy tan sólo esa flor incorrecta que cortamos las hojas tardas que pierde el destino ácida o dulce esta es un agua que se moja a sí misma el viento canta el blues del vacío del viento el blues de no oigo nada en la montaña mi desazón se azora en esta distancia muda dice el viento en pedazos quiero oír algo más que sólo viento y anda como un borracho, con los calzones rotos soy yo por las cantinas, con los calzones rotos eh de verdad soy yo sin nariz y sin ojos de verdad soy el viento que no siente & trastabillando peor que burro apaleado burro borracho burro con encías dolorosas el tiempo me arrancó las muelas ya algo abuelas sí, fue el tiempo, fue el tiempo... y el agraz y la mugre y los besos de sangre que nunca me dio nadie aunque mendigué amor le ordené a Dios en la barra: sírveme mil besos rojos. Ahora. Que para eso estoy pagando. (tan sólo mil, tan sólo rojos) (de mujer, en la boca) (pero no de una única mujer) eres Dios, para ti mil no es nada por favor tienes todo el dinero y los dolores del mundo ¿qué más quieres? amorfo fue el amor para mí siempre; nunca mostró otro rostro el diablo me ha humillado colgándome esta cara el diablo me ha robado la guitarra pero así y todo y así y nada yo de cantina en cantina voy cantando sin manos con la nariz y la quijada suelta y los calzones llenos de pedos cuando bebo escupo mis dientes y me río pero no piensen soy feliz tengo el blues que nadie oye el blues del ser que no es oído pero no tengo nada que decir me duele la quijada de burro suelta ¿por qué alguien iba a querer escucharme? el universo entero no es más que un lugar a medias le falta oír le falta contestar le falta saber quién soy si supiera quién soy bajaría los ojos a mirarme estoy seguro sonreiría me curaría la hepatitis me ha parecido triste no ser Dios hasta hoy no era algo que echara de menos me ha crecido una niebla me ha crecido una niebla tengo una escarcha en mis testículos bajo el fulgor de agosto señoras y señores aquí estoy aquí está Dios, en medio del infierno HERSCHEL SILVERMAN Versiones de Carlos Velázquez Perla Para Flo Sé ligero y no ames la simple digitación Construye un santo en tu visión pero no te deslices en reversa a través de la vida. Mantén a tu Dios oculta tu bebida para un día lluvioso. Reconoce que tus ilusiones son genuinas y no sólo sueños. Conoce tus vidas en el planeta y lo perdido en internet. Estruja tu imaginación en un espejo y danza con ella. En sueño proyéctate a ti mismo Como a una perla. Y prepárate para el lamento, como John Coltrane. El blues de Amtrak Gerardo de Jesús Monroy. Monterrey, Nuevo León, México, . Vive en Torreón. Es autor del poemario Algunas hojas (), editado por el Instituto Coahuilense de Cultura. Ganó la beca en para Jóvenes Creadores de Nuevo León. Nena oh oh oh nena nena nena nena camino a Atlanta camino a Atlanta Georgia en mi mente Georgia en mi mente Gritos en la cabeza de Jimmy Guiffre gritos en la cabeza de Jimmy Guiffre Va en camino va en camino va en camino Leroy vinagre valiente vinagre valiente Gerry Mulligan canta Gerry Mulligan canta Un sonido de sax y media luna sonido de sax y media luna Camino a Atlanta en este tren media luna & eh de verdad soy yo alforja | Nena oh nena oh nena nena oh Tienes el blues de amtrak tienes el blues de amtrak El blues de las visiones de la noche blues de las visiones de la noche Pequeños y blancos tenis pechos redondos redondos Oh ooh tienes el blues del pendiente de oro El blues del hambriento rizo inclinado de los cuerpos Hambriento rizo inclinado de los cuerpos El blues de Newark, el blues de New Jersey, el blues de Atlanta Nena nena oh ooh nena Ahora ahora ahora ahora ahora tienes el blues de amtrak El blues de amtrak amtrak blues Una parte del sillón parte parte del sillón Con una visión nocturna de vampiro visión nocturna de vampiro Préndeme fuego fuego fuego Tienes el blues de amtrak amtrak blues El blues de la noche blues de la noche O nena oh nena tienes el blues de amtrak No olvides tambalearte tambalearte No la olvides la luz aérea Luz aérea brillando en mi sueño No olvides las tiesas y dolientes piernas Tiesas y dolientes piernas Largas como tu dulzura largas como tu dulzura Largas como tu calidez tan cálidas Cerca de mí cerca de mí En el terreno de amtrak en el terreno de amtrak I Ahora ahora ahora ahora nena nena ahora nena Tienes el blues de amtrak el blues de amtrak El blues sin manos blues sin manos Mi mente llena de deseo mi mente llena de deseo En la pequeña almohada blanca la pequeña almohada blanca Tienes el blues sin manos blues sin manos El blues de amtrak el blues de amtrak A m t r a k blues Jazz y cambios* alforja | el ordinario velludo jazz un forcejeo pedregoso grito de alegría de blues de previa reprimida comunicación es la declaración de mi constitución, entonces un seguro bienestar instalado con la edad media. el jazz es el conector colector el esparcidor de las visones insanas de la paranoia de los ojos estéreo, de alguna forma yo imagino cheches de la I B M encendiéndose con bulbos-cadera enmendados a un genio nacional, (lo que sea que esto signifique lo pienso salvajemente) y en medio de esta * Publicado en inglés en El Corno Emplumado, núm. , enero de . & locura particular está Art. Pero la Mente es forma créanlo o no cualquiera publica este jazz eso pienso soy un poeta II el jazz es comunicación de alguna clase de probable represión realizada en loco despotricar. yo le estoy hablando a mi vida confesando muestro las hojas de mi historia hablo palabras ridículas en la tarde del Viernes en la cafetería en día de pago las palabras nos legan jadeantes líneas inversiones corriendo enloquecidas una línea que se convierte en párrafo, y memorias incorporadas de curtidas mujeres indias de California descripciones de las aceitosas ruedas de los trenes, palabras usadas para representar preferirían vencer mis introversiones, yo canté guisos de carne huevos revueltos bistéces de jamón una hambre enloquecida, yo canté mi jazz a las Abejas de mar en un tren despacio con membrete a Shoemaker California durante la segunda guerra mundial y yo acusé o proyecté mi propio pánico en ellas y dije ellas eran un tumulto, ellas eran III pienso que sé sobre lo que trata el jazz swing y beat humano alforja | la chispa vital del sexo de la vida en sí misma magnificada por los sonidos transcritos que se pierden por expresar un alma o la unidad de las almas, y los cambios los cambios hacen posible el arte de la variación revelan el carácter politécnico de nuestros dioses humanos IV hablo con ella sobre la noche, sobre el sabor de la noche acerca de la siempre entretenida virginidad superior en el origen de nuestras mentes y en el jazz sepultando las arácnidas reflexiones en cada uno de nuestros ojos, vamos hacia Sinatra quien arrebata con una expresión ciertamente sexual un millón de castos gemidos de su arma Parmount, & las julietas giran al momento en el balcón desarmadas con sus santos sonidos y Benny Goodman swingea taxis miel en la soleadita calle oscurecida del cupido Nueva York V hablaba con ella sobre la locura y los cambios sufridos en mí por su luz y la llamé Laura Syvania e iluminado por el diccionario de sinónimos y memorias del brandy de bayas negras calentando mis palabras me distraje en el pánico de las jadeantes líneas cambiantes entrelíneas sin la soltura de la velocidad por medidas de aliteración y el beat del jazz, fantaseo con presumir zapatos de contador y remembrar el challah cada Domingo y el sabor de los años pasados del whiskey Slivovitz la inmediata reacción de mí mismo como un Van Gogh pintando mi sofá la superficie deslizante, y la locura negativa de el frenesí de Él en mi deseo me remolineo alrededor del cuarto de estar observo en el espejo de cuerpo entero aparecer las oscurecidas reflexiones de una persona de valor una anécdota salida de Alfredo Norte Cabezablanca VI trato de explicarle a ella que esto no es jazz jazz Real sin Vísceras sin Amor o declaración Zen, no hay oído sin Jazz no hay jazz sin Oído, el jazz es la declaración diaria y la realización incorporada de la condición individual del alma en relación con Dios VII hablaba con ella de la Galería del Jazz esperaba que conociera el sonido de las cuerdas de Charles Mingus el sentir del público sobre un hombre un alma expresar a través de sus dedos su sensibilidad su caos y su experiencia en la vida su consciencia formándose los sonidos del orden de esto y la convivencia a través de su instrumento la esencia el mensaje hacia los escuchas para compartirles el parentesco las similitudes alforja | la asonancia ritmo y aliteración del ser VIII pienso en Art Blakey un baterista fantástico en el Club Bohemia de la calle Barrow Nueva York dispara a un pelotón de fusilamiento de carbón en edificios de formas de acero fosforescente entregando Toda su parlante alma y enseña jazz a los aficionados, explica que el jazz es la única forma del arte en América, ahora, años después tengo segundos pensamientos de esto, como lo emergente del Arte Pop latas y etiquetas Batman y el ago go & los cambios, o la desviación de la sociedad debe recibir ahora el advenimiento del Arte Americano y el lenguaje jazz de Blakey, no está quieto bajo un millón de pieles profundo desde el inicio de los tiempos IX recuerdo en nuestra cama matrimonial graznidos acerca de las piernas de su madre de calidez de una multitud de inexpresables necesidades O cómo en ocasiones he vibrado, cómo la sinceridad animal ha congelado mi rostro en tensa lujuria? en verdad esperaba hablar con ella como las cuerdas de Mingus pero todo lo que dije intensamente fue ’Jack y Jill subieron a la colina en medio de la cópula, el último preámbulo recordable de una media nota flauteadita de los poemas del Lunes de Micheline y Eli Shul X algunos cambios aparecen en los poemas de Corso (el pequeño niño diccionario de las calles) una voz de director de escena hip literaria de Grecia, un individual, personal, original poeta con una fuerte conexión entre la era pasada y el próximo siglo, y los cambios de Corso son como los de Dizzy Gillespie, Dizzy, el nexo entre swing-bop y futuro, estilos similares compuestos por un serio conocimiento del pasado, y el deseo del artista por la perfección por el swing natural de la expresión libre pero controlada las risas y el parloteo salidos de una seriedad extrema con notas ridiculizadas, palabras, y haciendo de ellos la maldita situación, ascenso y soplo de nuevo ímpetu para que una generación contemple y se maraville JOSÉ ÁNGEL LEYVA De sastre y poeta… Vístase con Escalante y desvístase con la mujer de sus sueños. Bestial el saxofón el primitivo bajo la rueda dentada de la voz movida por aspas de un molino imaginario como el soul donde revuelve la soledad de Dios y de los hombres el propio yo que no se habla El sastre canta a la pasión de Whitman Toca las cuerdas de su arco Sacude los tendones del bambú Dispara flechas al señor que está en los cielos para rezar con fe a sí mismo Le tira a lo que lleve estrellas por insignia Pasan silbando al pentagrama sus corcheas Dios es el sexo de dos …haciendo el amor hacemos a Dios… Dios somos todos haciendo el amor Herschel Silverman. Cuenta ahora con años. Poeta estadounidense poco reconocido fuera de su país. Su obra no ha gozado de la traducción al español. En toda la red de Internet no hay un solo registro de su nombre que aparezca en castellano. A menudo relacionado con la poesía beat, propietario de una dulcería en Bayonne, comparte un rasgo estilístico de su obra con los autores de Nueva York y San Francisco. Su poesía se encuentra basada por completo en la imitación de la técnica empleada en el jazz y utiliza personajes del género como motivos principales en sus poemarios, por lo que se le podría etiquetar como un beatnik tardío. Sostuvo una dilatada correspondencia con Allen Ginsberg. En noviembre de fue incluido en la antología The outlaw Bible of american poetry, junto a Allen Ginsberg, Diane Di Prima, Bob Dylan, Woody Guthrie, Amiri Baraka y William Carlos Williams. La editorial de la revista Long Shot publicó en una antología de sus poemas titulada Liftoff. New and selected poems, -. alforja | & Quien sienta que no cabe en sí por ser deforme o demasiado bello quien no quepa en la ciudad por ser extraño o busque un traje personal como el de nadie debe pedir al cortador de signos su nuevo modelo de pensar la ropa sin cartabón sin apariencia cierta La improvisada imagen animal sobre la tela delgada que separa la razón del sentimiento el aullido rapaz del grito ardiente la discusión con Dios y con el Diablo JOEL PLATA La balada de los cocodrilos borrachos eructos de girasol de viento helado la tormenta sopla la sal del corazón como una banda de música era el invierno otra vuelta en la rueda (pero eso fue en otro tiempo) el buen micky preguntando: ¿a dónde diablos vamos? no puedo quitarle el corcho a la botella ¿dónde dejaron las sodas? y la noche estaba a tiempo con gente de prisa poniéndose seria porque todo es serio en estos tiempos lecumberri se había caído o la habían tumbado a la banqueta como a un gato la caída no le hizo bien al jefe de la policía muy difícil podrá verse una cárcel como esa en nuestros días tienen que tumbarlas o irse a otro lado porque rompen la arquitectura de las demás construcciones oh el ayer los recuerdos como pájaros volando en nuestra cabeza breton de los espantos como en los relojes de péndulo: se acaba la cuerda y pumm el tiempo se incendia como un astro y he aquí que las estaciones arrasan con los puentes y una manera de hacer el amor menos conflictivo: muchachitos se preparan a pelear Yo Que te quiero y que me quiero Comiéndote a besos lujurientos siento Que me devoro a mí mismo Diseñador poeta sastrólogo de géneros mundanos descendiente del mitote a tamborazos facultador del jazz en sostenido rojo mete la aguja venérea en la evidencia ciega suelta la hebra gruesa de su voz en un escaparate En noches remendonas canta descose el estupor el pasmo Escribe mientras corta pega una pieza con la otra Escalantinas que llevan el blues en el bolero Sastrologías con uso de dos vistas Una página vacía también es poesía También se poseía una página vacía alforja | & así que toma tu fusil y escóndete al primero que veas dispara alto o disparo bang el ángel de la guarda se desploma y no teniendo oídos ni complicaciones una amable petición para que se presente el nuevo modelo de helicóptero ha llegado ahora sabes que tu vida no es tuya yo tuve una muchacha que se llamaba laura era llevado hacia ella por mi propia voluntad con una fuerza increíble era la clase de muchacha que le interrumpe a uno su soledad durante las noches y a través de la coexistencia pacífica mi corazón era una sandía partida por el verano ella me dijo quédate aquí dentro quédate mientras se rompen los puentes seguro ella sabía que la policía siempre gana así que no llevaba el mundo en sus hombros de todas maneras alguien prendió un cigarro y dijo: los tiempos son difíciles la unión soviética y los estados unidos están en desacuerdo cuba argentina el papa mi mamá todo el mundo en desacuerdo menos nosotros y la botella pasó de mano en mano NERVINSON MACHADO Roberth Johnson, blues war I Ya todo esto no es otra cosa que un cuerpo hurgándome el cuerpo allá bien lejos, en ese gran sonido. Aquí no hay guitarras que nos den trompadas ni huesos juguetones emitiendo lágrimas fuera de los mitos, aquí sólo cantamos blues war blues war, como el dulce cañonazo del olvido. II Decidí saltar al vacío con esta canción es cuestión de mirar cómo el cielo se cae a pedazos. III Antes de morirme quisiera cantar conmovido con esta letra a ese ojo sin párpado: Nada se parecerá al mito de este beso que parece una declaración de guerra, con nosotros morirá este lenguaje que nadie entiende. me hubiese gustado tener esa voz suave y ciega; soñando tanto deseando tanto que merecemos morir. Joel Plata. Torreón, Coahuila, México, . Es autor de La división y otros muertos. alforja | & El blues de la muerte de William Burroughs BOB KAUFMAN Versiones de Carlos Velázquez Nos quedamos afuera ¿Comprendes? afuera, después que Noé se marchara y se llevara consigo a sus animales verdaderos y nos dejara a nosotros con las quimeras, después que Platón nos deportara de su República y nos corriera de su Caverna cuando ya no había espacio en Macondo y nos dejaran vivos en Comala. Round about midnight Un jazz que golpea la radio a medianoche, Round about midnight. Sentado en la cama, con una chica tipo jazzy, Round about midnight. Nos quedamos afuera cuando Moro nos dejó como zarrapastrosos lejos de su Utopía y sin Muros de los Lamentos. El piano sonríe, en mis oídos, Round about midnight. Provoca sonrisas, lágrimas moribundas, Round about midnight. ¿Cómo explicártelo Burroughs? Te desbarataste en sus manos y nos quedamos afuera, sin melancolía, sin arca de los sueños ahogándonos en las aguas de Dios, y nos dejaron tan sólo con nosotros y se llevaron todo ¡Todo! Incluyendo nuestro rabioso silencio. Suaves voces azules, risas enmudecidas, excitadas voces, los pecados del Padre, Round about midnight. Vamos nena, quítate la ropa, Round about midnight. Chica jazz Nervinson Machado. Caracas, Venezuela, . Narrador y poeta. Ha vivido en varias partes de Latinoamérica, entre ellas México y Chile, donde publicó su primer poemario, El libro de los muertos o Caminos de sueños insomne. A partir de mediados de se instala nuevamente en México. Actualmente mantiene el blog: www.exhumandoletras.blogspot.com. alforja | La música de su brasier, vibra sonidos ardientes dentro de su trasero aterciopelado. Los Hips silenciosos estafan tontos. Revoluciones de éxtasis goteante & Sonidos de la Costa Oeste- de los alabastros de los billares de jazz donde la música cool calienta almas. El más articulado silencio de ojos como una Medusa de cien lenguas. Un puente de ojos, consentidores de sonrisas revelan su presencia cantando remembranza cool, bolas felices envueltas en swing Jazz Su música… Jazz. Traducción: Gerardo de Jesús Monroy San Fran, comarca hipster, Sonidos jazz, sonidos peluca, Sonidos terremoto, otros, Allen en Chestnut Street, Dando poesía a las plazas, Corso de rodillas, suplicante, Ojos de Dios. Rexroth, Ferlinghetti, Contoneándose, en sótanos, O-Jazz-O Kerouac en Locke's, Donde la cuerda en algún punto, es jazz umbilical, o quizá, en la memoria, un largo y perdido cruce sangriento, se entierra alguna caballería de acero. En qué tiempo por quién tenemos que sangrar, notas perdidas, de algún jazzman en banca rota. Lágrimas musicales de ojos perdidos. Baquetas rotas, por qué? Peddro reddoble, revienta gotas bombas en medio de mis emociones el sonido de mi padre el sonido de mi madre es amor, es vida. alforja | Escribiéndole a Neil En alta máquina, Neil, echando a correr un chucu-chucu, Por vías zigzagueantes. Ahora, muchos gatos Se dejan caer, Gatos de New York, Un montón de gatos, Más fresca la escena en Monterey, San Franers, caen. Cierran las envasadoras. Sardinas separándose Hacia México. También yo. Bob Kaufman. Con más precisión, Robert Garnell Kaufman, Nueva Orleans, Estados Unidos, . Ha sido descrito como un “poeta innovador” y un escritor importante que se dio a conocer con la generación Beat. & CHARLES BUKOWSKI GABRIEL TRUJILLO MUÑOZ El blues de la coca Traducción: Eduardo Iriarte Goñi Si crees que algunas mujeres sólo quieren tu amor prueba a darles un poco de coca no recordarán el color de tus ojos o lo que les has susurrado al oído. pero corta unas rayas y dales un cerillo (para demostrar su profesionalidad) y a diferencia de la mujer enamorada volverán fielmente. Sanborns blues Estoy aquí adherido a mi esqueleto La noche cae entre sirenas y no hay cuerda suficiente para amarrarse al timón que da vueltas como loco Y hay que admitirlo la fidelidad de cualquier clase probablemente Estoy aquí en medio del bullicio con una taza de café que humedece mis anteojos Con un libro de versos que tiene las páginas cosidas y resiste mis afanes por abrirlo es mejor que la indiferencia de las aceras vacías. y entonces uno se vuelve a asombrar. Estoy aquí escribiendo este poema y una muchacha se acerca y me sonríe para hacerme comprender que la poesía vive más allá de las palabras crece como hierba en los muros Charles Bukowski. Los Ángeles, California, Estados Unidos, -. Escritor y poeta. Autor prolífico que escribió más de cincuenta libros, incontables relatos cortos y una gran cantidad de poemas. Es considerado uno de los grandes escritores estadounidenses, símbolo del “realismo sucio” y la literatura independiente. alforja | & Who knows where the time goes (Vinyl blues) Ahora que escucho de nuevo tus canciones y que tu voz emerge con el timbre rapaz de las guitarras eléctricas presiento Sandy Blues para un funeral Traducción de Julián Herbert Detengan los relojes, descuelguen el teléfono; Que ya sabes A dónde va el tiempo que vuela intuyo que nada pervive más que la mismísima voz de los muertos denle un hueso jugoso al perro: que no ladre; silencien los pianos y, con un tañido sordo, saquen el ataúd. Hagan un sitio a los dolientes. Tu voz —Sandy— que tenía el poder paralizante: la gracia desdeñosa de las olas Que aeroplanos quejumbrosos sobrevuelen en círculos escribiendo en el cielo la noticia: “Está muerto”. Porque tú podías Pongan moños lúgubres en los cuellos blancos de las palomas públicas y que lleven los agentes de tránsito negros guantes de algodón. pasar sin advertencia de la calma a la tempestad de la mansedumbre a la revuelta Era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste, Ese era tu estilo mi semana laboral y mi domingo de descanso, Sandy: ser una estrella fugaz: una cascada repentina como la niña que siempre fuiste como el duende que ahora eres jugando con los ritmos que habitan los surcos de tus discos y son atajos seguros en el meridiano de la muerte mi mediodía y medianoche, mi charla, mi canción; Luciérnagas audibles en el hueco de tu ausencia. pues nada ya tendrá belleza ni bondad. Gabriel Trujillo Muñoz. Mexicali, Baja California, México, . Es autor de Mexicali city blues. W. H. AUDEN alforja | pensé que el amor duraba para siempre: estaba equivocado. Ya no importan las estrellas, que las apaguen todas. envuelvan la luna, desarmen el sol, vacíen el océano y arrasen el bosque, W. H. Auden. York, Inglaterra, -. Poeta conocido como uno de los grandes escritores del siglo XX. Autor prolífico que también escribió ensayos y textos relacionados con literatura, política, psicología y religión. & MISCELÁNEA JANIS JOPLIN Blues de la montaña negra Traducción de María Vázquez Valdez Fuera en la montaña negra un niño abofeteará tu cara. Digo que fuera en la montaña negra un niño abofeteará tu cara. Los bebés lloran por licor, y todos los pájaros cantan bajo. Bien, esas personas en la montaña negra son tan malas como lo pueden ser. Y esas personas en la montaña negra son tan malas como lo pueden ser. Ahora utilizan pólvora para apenas endulzar su té. Bien, fuera en la montaña negra no puedes mantener a un hombre bueno en la cárcel. Sí, fuera en la montaña negra no puedes mantener a un hombre bueno en la cárcel porque si el jurado lo condena, el juez pagará su fianza. Tuve a un hombre en la montaña negra, el hombre más dulce del pueblo. Tuve a un hombre en la montaña negra, el hombre más dulce del pueblo. Pero luego él encontró a alguien de la ciudad, y me botó. Señor, voy rumbo a la montaña negra, yo, mi navaja y mi fusil, voy de regreso a la montaña negra, yo, mi navaja y mi fusil. Voy a quemarlo si se mantiene de pie, voy a cortarlo si corre. Señor, ahora has oído mi historia, has oído mis noticias. Señor, ahora has oído mi historia, has oído mis noticias. Ahora mi hombre puede limpiarse, he conseguido el blues más negro de la montaña. Janis Joplin. Estados Unidos, -. Es símbolo femenino de la contracultura de la década de y es considerada la primera mujer blanca en convertirse en gran estrella del rock and roll. alforja | RODOLFO ALONSO José Augusto Seabra L a dolorosa noticia me llegó de Brasil, por amigos comunes. En París, el de mayo de falleció José Augusto Seabra (nacido en Vilarouco, ). No sólo un gran poeta portugués sino, también, un humanista cabal, un intelectual de primera, una figura clave de la vida cultural y política europea, a quien muchos recordarán como uno de los más brillantes embajadores de Portugal. En poco más de un año (-) fue capaz de editar entre Argentina y Brasil tres libros absolutamente significativos. En dos de ellos quiso involucrarme: una edición bilingüe y comentada de la conferencia que en había ofrecido Borges en Buenos Aires sobre Camoens, y la primera antología comparada —también bilingüe— de dos momentos clave de la poesía moderna de Brasil y Portugal: simbolismo y modernismo. Los lectores sudamericanos pudieron calibrar su talento en diversos periódicos y revistas: desde una emocionada revisión de las coincidencias entre nuestra revista Poesía Buenos Aires y los jóvenes poetas portugueses de la resistencia antifascista, hasta una lucidísima indagación alrededor de los poemas de Mallarmé leídos por Pessoa, sin olvidar (entre muchos otros) un bello poema para Pushkin en Moldavia. Exiliado político en su juventud, después de conocer cárcel y tortura bajo la dictadura salazarista, al recuperarse la democracia portuguesa con la luminosa “revolución de los claveles” Seabra volvió a su país, donde se reintegró a la vida pública como diputado de la Asamblea Constituyente y de la Asamblea de la República, llegando a ser ministro de Educación. Fue catedrático en Oporto y París, como profesor invitado en La Sorbona Nueva, y embajador en India, Rumania, Argentina y la Unesco (-), donde fundó la excelente colección “Archivos” y cuyo Consejo Ejecutivo integró por expresa decisión de sus miembros. A partir de dio a luz una obra lírica honda y contenida, nunca excesivamente prodigada. Me seducen los límpidos, precisos poemas de Desmemoria () y los textos tan tocantes de ese entrañable “diario poético”: La luz de Creta (), la isla fundacional de la mitología y la razón mediterránea a la cual volvía ineludiblemente, verano tras verano. alforja | En un contexto tan rico como el de la dignísima poesía portuguesa —una de las muy pocas de Europa que no ha logrado ser disminuida por el posmodernismo global imperante—, Seabra sostuvo el arduo pero fecundo camino de continuar los desafíos de Mallarmé, en el cual —él mismo advirtió— no dejaba de coincidir Pessoa: “La poesía es una música que se hace con ideas, y por eso con palabras”. Su obra incluye numerosos ensayos, especialmente alrededor de Pessoa (tema de su doctorado en La Sorbona, bajo la dirección de Roland Barthes): Fernando Pessoa o el poetodrama (), Poética de Barthes (), así como su brillante edición crítica de Mensaje, el único libro que Pessoa publicó en vida (Madrid, col. Archivos Unesco, 1993). Hombre de incansable actividad intelectual, Seabra dirigió la excelente revista Nuevo Renacimiento, que unió el rigor intelectual al respeto por la diversidad, fruto sin duda de su personalidad radicalmente democrática como intelectual, ciudadano y artista que, en los difíciles tiempos que corren, abrumados de banalidad y demagogia, se nos hacía fraternalmente necesaria. Y hoy nos vuelve su ausencia irreparable. Por eso, quizás, vuelvo y vuelvo de nuevo, una y otra vez, a tratar de recuperarlo en mi memoria. * No es en absoluto habitual —por lo menos en Argentina—, que diplomáticos extranjeros llamen personalmente a poetas locales. Por eso me sorprendió, allá a comienzos de , recibir una llamada de la embajada de Portugal y que me comunicaran directamente con su titular. Era José Augusto Seabra, casi recién llegado a Buenos Aires, y su primera pregunta lo pinta por entero: “¿Usted es el autor de aquella primera traducción de Pessoa en América Latina?” Me emocionó, es claro, que recordara eso, tan invalorable para mí, cuarenta años después. Pero mucho más me emocionó su gentileza, su don de gentes, su falta de grandilocuencia y de pomposidad, su sensibilidad profunda y atinada, su modestia que, para mí, era su grandeza. Pronto, gracias a él, nos hicimos muy asiduos, siempre con un delicadísimo respeto, y aprendí a conocerlo por lo que era. No sólo un luminoso y exigente poeta, sino también un cabal ensayista y un dedicado, exigente traductor, pero también un auténtico humanista, un antifascista, un ciudadano, un demócrata cabal. La dedicación intensa a tan nobles causas no le impedía su obra personal, que fluía sin excesos, siempre de fondo. Si en la reflexión y en el análisis se mostraba de una integrísima exigencia, de una seriedad que era al mismo tiempo clara conciencia del oficio y devoto respeto por la dignidad de los interlocutores, del lector, en su propia poesía, no menos exigente pero también límpida y discretamente caudalosa, nunca derrochada sino más bien de fondo, bien en la línea de sus maestros del alma Pessoa y Mallarmé, estaba más cerca del hombre secreto que del dignísimo hombre público que también era, al mismo tiempo, sin contradicción y sin conflicto, como si todas las fuentes de su espíritu brotaran de un mismo yacimiento de belleza y verdad. Carente del más mínimo servilismo, entonces, sí, pero siempre dispuesto a dar, a darse. Por ejemplo, nunca entendió la diplomacia sino como un servicio, y en ella hizo confluir generosamente todos sus muchos intereses. Así, durante el poco más de un año que fue embajador de Portugal en Argentina, no sólo consiguió desempolvar y abrir los salones a toda la colonia portuguesa —cualquiera fuese su nivel social alforja | y, en realidad, prestando más atención a los humildes y a los desvalidos—, sino también poner en práctica su luminosa idea de la diplomacia cultural, que imaginaba a Portugal cobrando presencia viva en todos los ámbitos de la latinidad y que Seabra tanto amaba. No se limitó al consabido, consanguíneo Brasil, sino pensó en una fraternidad más amplia y honda que, desde la misma península ibérica diversa y una confluyera en una integración, una convivencia activa entre las dos grandes corrientes vivas de América Latina: la que habla portugués y la que habla castellano, después de todo lenguas no sólo afines sino directamente hermanas. En su breve pero intensísima gestión en Argentina hizo crear aquí entonces cátedras de portugués, auspició bibliotecas y polos culturales, habló y expuso sus ideas y su talento en todos los lugares que se lo solicitaron; a mí mismo me tocó invitarlo a dar una muy concurrida conferencia sobre Camoens y Pessoa a través de Borges en el Centro Cultural Paseo Quinta Trabucco, de la provincia de Buenos Aires. Pero donde su clara inteligencia y su incansable voluntad de trabajo se ponen de manifiesto de manera muy concreta es en el hecho de que, dentro del cumplido lapso de dieciséis meses durante el cual tuvimos el honor y la alegría de tenerlo en Argentina, fue capaz de preparar y hacer editar tres libros, casi siempre en edición bilingüe, todos ellos significativos y que aún mantienen su memoria en la región. Por un lado, Destino y obra de Camoens, la magnífica conferencia que Borges (su admirado Borges, del cual siempre recordaba que su domicilio quedaba a pocos pasos de la Embajada de Portugal en Buenos Aires) había ofrecido en el Centro de Estudios Brasileños a pedido de María Julieta Drummond de Andrade (a mí me hizo traducir al castellano algunos textos). Por el otro, la exhumación de la olvidada novela Amor crioulo (Vida argentina), de quien también había sido embajador de Portugal entre nosotros, Abel Botelho. Finalmente, lo que considero su obra cumbre aquí, el gran volumen igualmente bilingüe de su antología Poetas portugueses y brasileños. De los simbolistas a los modernistas, editado en Brasilia por Thesaurus —del que me hizo traducir al castellano a los veintidós poetas de Portugal incluidos—, y donde también figuran veintidós poetas brasileños, vertidos igualmente en castellano por diversos traductores. Se trata, por un lado, de una obra literariamente valiosísima, compendiada y prologada por Seabra, en la que —creo yo que por primera vez— se relacionan esos dos momentos clave de la poesía en Portugal y en Brasil. Pero, además, por haber sido editada en Brasilia, reunir poetas de Brasil y Portugal y haber sido traducida al castellano —incluso en gran medida por un poeta argentino, como es mi caso—, dicha obra constituye un testimonio vivo y fecundo de aquella diplomacia cultural invocada y puesta en práctica por Seabra, ya que, sin dejar de lado por supuesto a Brasil (todo lo contrario), incluye también en el ámbito de influjo cultural portugués a todos los países hispanoamericanos de habla castellana, con un proyecto que, si es a la vez ibérico y latinoamericano, no deja de presagiar, también, al mundo grande, mayor, de la latinidad que a todos nos incluye. En lo personal, ¿qué más puedo decir? Nuestros contactos durante poco más de un año —siempre a iniciativa suya, ya que mi pudor probablemente orgánico me impedía entrometerme en su intimidad o en sus funciones— me llevaron a creer conocerlo bastante, de manera especial en aquellos largos almuerzos de los sábados, prácticamente los dos solos en la residencia, que se prolongaban siempre hasta ya entrada la noche. Allí me fue dado intuir —porque nuestra mutua y acaso congénita discreción nos impedía todo exceso de, digamos, sentimentalismo— que además de tantas coincidencias en lo estético y en lo ético, sin habernos conocido nunca antes ni contar con explícitos lazos en común, había entre nosotros misteriosos pero evidentes parentescos previos, no sólo de inteligencia, sino también de índole. Primer hijo de inmigrantes gallegos nacido en Buenos Aires, mi infancia había sido vacunada contra el fascismo y el estalinismo por la guerra civil española y la segunda guerra mundial, y la poesía y la traducción de poesía habían nacido en mí sin premeditación alguna, acaso por mi niñez bilingüe o por los ancestros de cultura campesina de mi linaje. Nacido él en el norte portugués, bien cerca de Galicia, su propia adolescencia de estudiante comprometido en las luchas contra la dictadura de Salazar le había hecho conocer desde temprano la cárcel, la tortura y el exilio. Yo me vi convertido en el miembro más joven de una legendaria revista argentina de vanguardia, Poesía Buenos Aires (en la que comencé a difundir a los jóvenes poetas portugueses también enfrentados con la dictadura), y en el primer traductor al castellano de todos los heterónimos de Pessoa (Buenos Aires, ). Él se graduó en París, en La Sorbona, con una de las primeras grandes tesis sobre Pessoa bajo la dirección de su querido maestro, Roland Barthes, y en la cual, como él mismo me dijo, ya le había quedado grabado mi nombre entre los primeros traductores. Pocas veces llegué a sentirme (en una vida que tuvo la suerte de contar desde temprano, aquí y allá, con espontáneas e imprevistas relaciones epistolares en otros países) tan hermanado por tantas cosas de fondo en común con una personalidad intelectual, artística y humana, como me ocurrió con José Augusto Seabra. Con él, sin decírnoslo explícitamente, nos íbamos descubriendo ligados por un sincero respeto y una temblorosa confluencia, como si desde siempre hubiera entre nosotros tantos dominios en común, tan poco presentidos como misteriosamente explícitos. Si su cambio de destino diplomático ya había constituido para mí una sensible interrupción, la pérdida de una presencia muy cercana, la incomprensible y severa noticia de su temprana muerte, que sólo poco a poco pude asimilar como evidencia insoslayable, se ha convertido en un corte tan doloroso que todavía no he conseguido —quizás nunca consiga— aceptar del todo. Pero, como dijo Borges de la voz de Macedonio Fernández (“¿Qué morirá conmigo?”), la cálida calidad estética, intelectual y humana de José Augusto Seabra se mantiene, entibiándome, viva y latente, contagiosa y cómplice, en mi memoria. alforja | JOSÉ AUGUSTO SEABRA De La luz de Creta Selección y traducción de Rodolfo Alonso de agosto Esa luz que nos atraviesa como una espada, reverberando en todo el cuerpo, con un centelleo cósmico, es desde luego la de la Grecia sagrada por el mirar de los dioses, a la que siempre volvemos como si inmemorialmente la reconociésemos, íntima. Ella está ya dentro de nosotros, recorriéndonos la sangre y el alma, ascendiendo a la conciencia más inmediata y sensible, en una explosión de serena violencia, a la que nos entregamos sin reservas. ¿Cómo definir lo que es al mismo tiempo limitado y sin límite, contenido y desbordante, entero y excesivo? de agosto De año en año, la erosión invisible de la caparazón rocosa que desciende sobre la bahía va royendo la costa que se pulveriza. Pero los surcos dibujados en las peñas van resistiendo, tenaces, con sus arrugas estriadas, sus cicatrices sinuosas, sus tallas hondas, sus concavidades súbitas. La luz cruda, diáfana, da una nitidez total a las formas, hasta la minucia, aún a una larga distancia. Es el cielo atravesado por el sol apolíneo, cuya sombra sólo se adivina en el infinito. Y está el canto de las cigarras, que tiene una armonía secreta, en su monotonía ronca, en competencia con las mareas: Las cigarras afinan la grave y secular guitarra. Al oído del viento: en desafío con las olas rendidas de la historia, agitándose. de agosto A lo lejos, las cadenas de montañas superpuestas, como cuerpos yaciendo lado a lado, que se vuelven translúcidos, en sus salientes esfumadas entre el cielo nublado, diluyéndose en la bruma del mar Egeo. Es una hora plácida, en que todo parece detenerse de repente, recubierto por una luz oblicua, en un ante-crepúsculo prolongado. Hay como un convite al éxtasis, a la fruición lenta de la delicia de ser, que sólo el escalofrío irisado de las aguas ligeramente perturba, con una angustia latente, refractada en el aire cortado por una brisa leve, que encrespa los arbustos circundantes. Me siento en la terraza que da sobre la bahía y me dejo estar así, abandonado a un devaneo incierto, en una delectación morosa donde vienen a inscribirse los fantasmas de la noche. rativo categórico, que Kant no supo asumir hasta el fin. Y Hegel, que con Schelling fue compañero de Hölderlin en la juventud, tampoco, a pesar de la dialéctica, a pesar de la aufhebung. La confrontación de los opuestos, en su coexistencia al mismo tiempo necesaria e imposible, alcanza con el poeta alemán la expresión suprema. Por eso su Antígona nos toca en lo más íntimo, en la médula del ser. de agosto ¿De qué temple fermenta la lámina de luz tan rápida por dentro? de agosto Ciego dentro de los huesos de la cal amaneciendo y sólo ardo de deseo en los párpados del viento. de agosto En el momento en que algunos, obnubilados por el mercado único de , parecen olvidar que Europa tiene un alma, la cual, como dijo Pessoa, es griega en su nacimiento, será bueno recordar algunos de sus valores esenciales. Es cierto que Grecia todavía no consiguió volver a erguirse de una larga decadencia. Pero, como decía Henry Miller, “nada puede ensuciar el mar griego, el cielo griego”. Es necesario asumir la herencia helénica, prolongada por las de la latinidad y el cristianismo, trabajando para que un “Nuevo Renacimiento” sea posible, en este viraje de siglo y de milenio, cuyas señales proféticas se anuncian, en indicios mínimos, deshechos. de agosto Releo el estudio de George Steiner, Antígonas, que traje conmigo, así como el texto de las observaciones de Hölderlin sobre su traducción de la tragedia de Sófocles. Es siempre con temor que vuelvo a la cuestión de lo trágico, la cual retorna, insistente, como acaso la que los griegos más misteriosamente nos legaron. La visión de Hölderlin, que Steiner analiza largamente, es al mismo tiempo una teoría de la tragedia y de la traducción, en que la hybris es confrontada: de ahí que haya pagado con la locura su empresa insensata. ¿Pero sin esa experiencia de transgresión de los límites habríamos accedido nosotros a la verdad mortal de lo trágico? Antígona, en su libertad irreductible, frente a las leyes de los dioses y de la polis, es el símbolo de lo que, en la conciencia humana, trasciende las fronteras de la razón, pues es del orden del amor, en lo que tiene de más alto. La fraternidad de la sangre como impe- alforja | de agosto Hace dos años, nos llegaba aquí a Creta, desde lejos, la noticia de la muerte de Jacinto. ¿Cómo no recordar la mitología que está ligada con su nombre, en esta Grecia que también amaba? En flor te hirió Apolo la frente vulnerable cuando la sangre en sombra tu alegría inundaba y el asta de firmeza te erguía a clara cima donde siempre subías con las sandalias libres. Lanzabas contra el viento, en tu flecha de oro, el dardo con que, exacto, tu golpe despedías tan ágil y certero. Pero el dios con el fuego y la amistad jugaba, como tú con tu vida. Todo tu flanco joven aflojó en su regazo. Pero ya en tierra abrían tus más puras simientes a pesar de insectos voraces y nocturnos. Y aguas de la tristeza innúmeras regaron agua de las raíces creciendo hasta los pétalos en que naces de nuevo, vertical, oh poeta. sagrados dispersos por la gruta. Impresiona el aparente estado de pobreza, o por lo menos de abandono, si es que no de degradación, del edificio, que fue también una fortaleza contra los invasores, de la que se conservan vestigios. El monje es acogedor, con su barba blanca y su hábito hasta los pies, algo mugriento pero elegante. En su “estudio” todo es de una gran sobriedad, desde su escritorio al lado de la cama, donde duerme. No vimos a los otros monjes, que debían estar en las celdas, cuyas puertas están coronadas por pequeñas cruces toscas, talladas en el dintel de las puertas. Una serie de gatos, desparramados por el patio, durmiendo a la sombra, dan un aire de pereza al convento. ¿Qué harán los monjes, además de rezar, comer y dormir? Es el Estado quien les paga, aunque reciban también ofrendas de los creyentes. Allí pusimos asimismo una vela en el gran candelabro de la iglesia, por cien dracmas… El convento tiene, por otro lado, recursos propios: una quinta medio cultivada medio abandonada, donde pastan algunas cabras. Hay vestigios de antiguos trigales y manzanares, pero no queda nada más que una desolación, que parecería propicia a los eremitas. de agosto de agosto A pedido de un grupo de ecologistas y artistas griegos inauguré una exposición en Istron, habiéndoseme pedido glosar el tema de la relación de los griegos con la Naturaleza. En mi discurso retomé a algunos filósofos presocráticos y poetas trágicos, en la traducción de Marguerite Yourcenar, que tenía conmigo. Fue sobre todo en Empédocles y en Esquilo que fui a buscar las citas. Es extraordinario como en ellos se encuentra, nítida, una visión de la Naturaleza como un sujeto en diálogo con los dioses y con los hombres. ¿Qué mejor fundamento para una ecología auténtica, liberada de los quitaypon de la política? Fue lo que intenté transmitir a mis oyentes. Algo se habrá traspasado en mis palabras, calurosamente aplaudidas. Pero qué distancia —¡qué abismo!— entre el francés y el griego, aunque esté de por medio Marguerite Yourcenar… En un barco alquilado navegamos hasta la pequeña isla de Psira, situada en la boca del Golfo de Mirabello, ahora desierta, pero que fue la sede de una metrópoli minoica. Las ruinas están allí, abandonadas. La estructura de siempre, semejante a la de Gournia, con las casas minúsculas, encimadas, adivinándose el ágora, los almacenes: Cnossos en miniatura. La posición estratégica de la isla debía darle un papel importante en la talasocracia cretense. Ahora impresiona ver la corteza del monte alrededor, recubierta de jaras, mientras que la ensenada donde anclamos, como una leve punta de arena, parece un puerto antiguo, rodeado de rocas, como muralla defensiva. La sensación de que la historia es cíclicamente enterrada, no dejando más que restos perdidos, muertos. de agosto de agosto Fuimos a visitar un pequeño convento religioso enclavado en la ladera de Istron, de la orden de Faneromenis. Nos recibió el monje-mayor, acompañado por una especie de gobernanta. El convento nació de una gruta en las rocas, donde fue encontrado un ícono, que allí se conserva. La iglesia es subterránea, con los ornamentos alforja | Es el último día, el fatídico día del regreso. Miro el cielo muy azul, en el espejo de las olas verdosas, lentas, y siento en el cuerpo toda la conjunción de los elementos, que es tal vez el secreto de esta sensación de plenitud que aquí nos envuelve. ¿Cómo escapar de este encantamiento, de este temblor múltiple de la luz, que nos fascina y ciega? ¿Cómo arrancarnos del éxtasis? Es una ruptura brutal, seca, que nos quiebra físicamente por dentro. su largueza verde devuelta azul de viaje errante marcando sus quillas por todos los rumbos de navío a Itaca. LUZ ELENA CABRERA Desde la marina La pequeña no llegó a la playa húmeda y descalza, no se pudo envolver en el juego de las olas con la arena, no saboreó el tacto rugoso de las almejas resbalando su turbio miedo de agua sin mar. Con sus primeros recuerdos de una marina apareció distendido en el reflejo metálico del horizonte, entre sombras y formas, su aguamar de mil facetas. La marina fue para la niña su nana de pechos espesos, mullido vaivén de pilotaje tras la rígida calma rugiente de sentir frío, Con la sola intención de su mirada aprendió a agitar el océano a su antojo y ocultar en el fondo salino del rebato su nido indócil entre palabras y periplos. pero la pequeña no recibió en sus muñecas el ritmo de las barcas ondulando cordeles de espuma libre, El mar pensó en llevarse a la niña como un secuestro de Casiopea y guardarse el alma temeraria de oleajes y resacas. las manos se ataron tensas a la cadencia férrea de su crianza de abuela materna vencedora por su firme descendencia, Pero ese mar de comedor victoriano era un pobre ahorcado marítimo, difunto del inapresable fuego fijo en los ojos desbordados de la niña, creció sólo con la invención de un movimiento eterno sobre los ojos fijos nublados de mar. su sal no acarreó el canto de oleaje brío por su lengua anaranjada, ni supo empapar la nave de la viajera con sus deberes de cabotaje, alforja | Luz Elena Cabrera. Ciudad de México. Realizó estudios de letras germánicas e historia del arte en universidades de Alemania y después cursó la carrera de filosofía en México. Ha realizado estancias de estudio en Estados Unidos y España. En publica Mistrales, en la editorial Arte Letra. En publica Abelardo y Heloisa. El arte de la pasión, en Ediciones del Ermitaño, en su colección Minimalia. *** JOSU LANDA Acabo de abofetearme. Extinciones V La mosca que debí haber aplastado en mi mejilla huyó otra vez a lugar seguro. Cada uno de sus asaltos a mi piel ha de confirmar mi olor a muerto. Doy con un pedazo de hilo en el suelo: *** busco a los lados, hacia atrás, hacia delante, allá, acullá: Baila el fuego con el viento: temblor de sombras. *** nada: Cae una hoja y espera con paciencia que la Tierra le abra sus puertas. ni rastro de Ariadna. *** *** Su mirada y la mía se acaban de cruzar. Los gallos se desgañitan en la madrugada. Ahora sus ojos son mis ojos. La luz tarda en aparecer. *** Y ¿a quién le importa? Aun en el suelo, las flores de las jacarandas dictan el vivo furor de la primavera. *** *** Llego al parque. Todo invita a entrar en tratos intensos con el mundo: los árboles en su apogeo, el estanque quieto como el instante, los pájaros hirviendo de vida… Como todas las noches, hoy llovió a cantaros. Como todas las noches, los sapos buscaron la carretera para darse baños de vapor sobre el pavimento tibio. Como siempre, los coches pasaron por la carretera y aplastaron montones de sapos. Y lo único que me nace es leer el periódico. Como todos estos días, hoy amaneció la carretera encharcada de sapos destripados. *** Como siempre, los coches siguieron pasando y pasando por la carretera. Cae algo al estanque: el cielo enclavado en la superficie del agua se traga los círculos concéntricos. alforja | Y nadie vio nada extraño en la masacre. MARIT KALDHOL pan blanco el pan blanco que tú conoces está sobre la mesa caliente aromático y que de vez en cuando el viento sople donde más le plazca aunque lo sepas o no en espera bajo un mantel fue amasado con la harina blanca que tú conoces pero no viste cómo el pan caliente que tanto te gusta ahí está en espera de ti el pan amasado con las manos que te quieren y conocen el viento hable como más le plazca aunque lo sepas o no besa no obstante me quito las medias si la boca besa la misma roca en el mismo lugar siete veces al día cada día toda la vida en los escalones de entrada desparramo pétalos de rosas pálidas en el pretil de la puerta tiro finas lascas de sueños en la sala me quito las medias arrojo el vestido y desciendo a mis sueños nada quedará de los besos de la boca cuando quien besó quede sepultado bajo tierra silencio silencio que nadie hable cuando voy a bañarme en la blanca laguna besa no obstante dice la boca besa no obstante dice la boca esto es lo bueno del viento y que de vez en cuando revuelva tus cabellos tus pasos ya saben de todo esto blanco caliente que te está prometido y disfrutarás al llegar a casa cuando beso cuando beso los párpados del ser que amo, beso a Dios por fin en casa estarás con hambre y cansancio casa amor harina blanca corazón palpitante te esperan sobre la mesa bajo un mantel cuando beso las lágrimas del ser que amo, beso a Dios cuando beso el anhelo por el ser que amo, es Dios quien a mí me besa alforja | Marit Kaldhol. Alesund, Noruega, . Poeta, narradora y dramaturga. Ha publicado un promedio de libros, una parte de los cuales han sidoalgunos de ellos de literatura infantil. Su obra literaria ha merecido varios reconocimientos como el Premio Europeo Pier Paolo Vergario , el Deutsche Jugendliteraturpreis y el Samlagsprisen , entre otros. JIM MORRISON La ceremonia del lagarto Traducción de José Vicente Anaya Hay leones en las calles y perros que vagan en celo, con rabia, echando espuma. Bestia en una jaula al centro de la ciudad, el cuerpo de su madre pudriéndose en el suelo del verano, él escapó de la ciudad, se fue al sur cruzando la frontera; atrás dejó caos y desorden, allá, detrás de sus hombros. Al amanecer despertó en un hotel verde con una extraña criatura que gruñía a su lado, con dulce sudor de su piel brillante. ¿Están todos aquí? La ceremonia va a comenzar. alforja | ¡Despierta! No puedes recordar dónde es que sucedió. ¿Se ha detenido tu sueño? a la gente. Construiremos una torre única. La serpiente estaba de un pálido dorado, vidriosa y retorcida. Teníamos miedo de tocarla. Las sábanas calientes aprisionaban la muerte. Ella está en mi costado. No es vieja… muy joven. Su cabello es rojo oscuro y suave blanca su piel. Ahora corre ante el espejo del baño. ¡Mira! Viene hacia mí. No puedo vivir el lento siglo que tarda en cada movimiento. Permito que caiga mi rostro sobre la fría baldosa suave. Percibo que el reconfortante frío punza mi sangre. Hay suaves serpientes siseantes en la lluvia. Este juego es divertido. Sólo cierra tus ojos, no tienes nada que perder. Aquí estoy yo, voy a dejar de controlar. Entramos en un acto de disolución. Hace un tiempo yo jugaba a culebrear hacia atrás en mi cerebro. Creo que bien sabes de qué juego estoy hablando, me refiero al juego de “vuélvete loco”. Ahora tú intenta este juego: cierra los ojos y olvida tu nombre. Olvida al mundo, olvida Regresa a lo profundo de tu cerebro. Explora el pasado alrededor de donde me duele y vuelve a donde nunca llueve, donde el carnero suavemente cae sobre el poblado y las cabezas de todos nosotros, allá en los bajos manantiales. Callada presencia no terrenal de los nerviosos moradores de la colina. En los cerros apacibles, alrededor, abundan reptiles, fósiles, cavernas y un frío aire de altura. Cada casa reproduce un molde. Hay ventanas giratorias. Un carro bestia se aprieta contra el amanecer. Ahora todo duerme. Cobijas silenciosas, espejos vacíos, ciego polvo bajo las camas de los matrimonios. Envueltos en sábanas y las hijas fariseas con ojos de semen en sus pezones. Ya no hay nada que hacer pero corre, corre, corre. Corramos, corramos. Una casa en la colina. La luna sigue mintiendo. Las sombras de los árboles atestiguan la brisa agreste. Vamos, chava, corre conmigo. Corre conmigo, corramos. En la cúspide de la colina hay una tibia mansión con recámaras suntuosas y cómodas, sillas de lujo con brazos tapizados en color rojo. Y tú no sabrás nada, hasta estar ahí dentro. ¡Un momento! Aquí hubo una matanza. No dejes de hablar ni de mirar alrededor. Tus guantes y tu abanico están sobre la tierra. Nos vamos de la ciudad a la carrera y quiero que tú vengas. No hay que tocar la Tierra ni ver el sol. El cadáver del presidente está en el carro de su chofer. El motor suena pegajoso y alquitranado. Ven, no iremos muy lejos, sólo hasta el Oriente, para visitar al zar. Corre conmigo, corre conmigo. Corre conmigo, corramos. En la playa del lago viven los fueradelaley. La hija del ministro se enamoró de la víbora alforja | que vive en un manantial, a la orilla de la carretera. ¡Despierta muchacha!, ya casi llegamos al hogar. Sol, sol, sol. Arde, arde, arde. Luna, luna, luna. ¡Pronto te alcanzaré! ¡Pronto! ¡Pronto! Yo soy el Rey Lagarto que todo lo puede. Permite el sonar de las campanas en el carnaval. Permite que cante la víbora. Permítelo todo. Bajamos de los ríos y de las carreteras. Bajamos de los bosques y de las aguas que caen. Bajamos de Carson y de Springfield. Bajamos del Fénix sojuzgado. Y puedo hablarte de los juegos del Reino. Puedo hablarte de lo que ya conoces. Escucho el puñetazo del silencio que trepa los valles por las sombras. jugando extraños juegos con las muchachas isleñas. Ahora he regresado a la tierra del encanto, de fuerza y sabiduría. Hermanos y hermanas del pálido bosque. ¡Oh, niños de la noche! ¿Cuántos de ustedes se comprometerán con la cacería? Ya llega la noche con su legión púrpura. Retírense a sus tiendas de campaña y a sus sueños. Mañana tomaremos la ciudad de mi nacimiento. Quiero estar preparado. Durante siete años viví en el perdido palacio del exilio, ALFREDO FRESSIA MARTÍN BAREA MATOS Uruguayos y jóvenes: Martín Barea Matos y William Johnston SOY ALÉRGICO AL PAN y estoy flaco por eso imagino el trazo trozado de un pedazo de poema y junto las migas y doy gracias antes de untar la manteca. Dos poetas S on dos poetas uruguayos y jóvenes, uno de treinta años y el otro de cuarenta. El más joven es Martín Barea Matos. Nació en Montevideo en . Ha publicado Fuga de ida y vuelta (), Dos mil novecientos noventa y cinco () y Los ojos escritos (). Los poemas que ahora publica alforja son parte de su próximo libro (E, poesía), aún inédito. El también montevideano William Johnston nació en . Es crítico literario, además de poeta. Residió en México donde realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México un doctorado en letras. Sus libros son: Un jarrón chino (Montevideo, ), Los fragmentos dispersos (México, ) —libro que reúne tres poemarios: Un jarrón chino (), Autorretrato en agua quieta () y Poemas recientes ()—, La estación de las bellas furias y otros poemas (México, ). Su último libro, Leve sombra (Montevideo, ) recibió el premio —voto unánime—de la Intendencia Municipal de Montevideo. De hecho, ambos poetas han sido premiados varias veces, y ambos tienen esa especie de libertad rara de la buena poesía uruguaya, que lleva la “marca”, no de Caín, pero de Lautréamont, digamos. La última vez que lo oí fue en la Casa de la Poesía de Buenos Aires: “Qué país extraño el de ustedes los uruguayos, son poetas sorprendentes, y todos ‘raros’, desconcertantes.” Me han hablado con una perplejidad parecida en México o en Perú. Sé, claro, que esas afirmaciones generales tienen mucho de exageración, o son un juego impracticable de medias verdades. También sé que es un modo retórico (y ciertamente gentil) de reaccionar frente a algo que, sin embargo, existe de hecho en la poesía uruguaya. Hablo de la impronta de Lautréamont, pero podría ser la de Julio Herrera y Reissig, o de nadie, venir del hecho de que esa poesía es creada en un país de formación positivista, que acosa a la poesía y paradójicamente la revitaliza. Elegí a estos dos poetas para presentarlos en alforja mientras no sale en nuestra revista una real, significativa muestra de poesía uruguaya. Mientras tanto, los poemas de Barea y Johnston sólo quieren ser “muestra” de Barea y Johnston. Y tal vez de cierta melancolía con olor a puerto, esa que sube como el viento del mar en las calles grises de Montevideo. alforja | Honor te doy mi palabra mi poema el silencio y la posibilidad de ser traicionado me das tu palabra otro poema en silencio y no tengo opción te doy mi palabra o un pacto de silencio te ofrezco la traición te doy la tradición mi palabra. La sombra del objeto El objeto de la palabra a la sombra del lenguaje Lo dicho sólo una dirección en el paisaje Como una esquela testimonia al ausente El artista a la sombra del arte Durmiendo a la sombra del sueño Despierta con las manos oníricas Vellones de una almohada que se hizo realidad Para siempre a la sombra del tiempo Discurriendo en otros ojos Lo escrito a la sombra del lector Lo leído a la sombra del libro Una caja una ventana una casa sólo una estructura del sueño Para construir o habitar nuestra voz esa geografía LOS NIÑOS NUMISMÁTICOS son la lluvia de cualquier día aunque haya sol una monedita una monedita una redondita gotita mi lluvia piensan una ayuda para hacerse ricos de descanso torrencial limosna meciendo caprichos de niño a la sombra de palmeras siempre generosas redondas como nísperos los niños numismáticos alteran el nivel de la bolsa de pecados la moneda del turista neumático sin tiempo para estudiar han llegado trabajando dieciocho horas con sus julios a orillas del mercado de la marea del mar los niños numismáticos te sacan los ojos como pez en mano como gato fileteando y cada día disfrazados de carnada como aquella niña la sombra de mi madre Que soñaba con dar a luz al objeto pescan su trabajo. Y darle nombre y darle cuerpo SIEMPRE HAY OTOÑO siempre dirás nunca siempre es la boca quien nombra bóveda primaveral celeste cayendo hacia el reflejo nunca digas siempre porque nunca termino de contar las hojas cuando entrevero árboles escribas y recién escrito viento cruzando escobas. alforja | Emblema WILLIAM JOHNSTON Hacia la noche ¿qué es este apellido que gravita más allá del sonido ordena los huesos en números primos apresura el latido que ocupa lo vertical del corazón amansa la imaginación de izquierda a derecha Paisaje I como si fueran nubes en un paisaje impreciso? la ventana enmarca sin diálogo un sábado: mismos rituales desde el presentido sueño igual a la melancolía en círculos de ceniza de su infierno domesticado. los objetos perduran desde sus cielos. las acciones levemente se atan a la curva de los relojes. johnston: cierzo que parte en dos el delirio de enumerar cada uno de los objetos de esta realidad y la siguiente y la próxima y la más lejana. no hay lugar a dudas: este apellido es emblema secreto abre las puertas de lo que finge ser destino —la cerradura contiene la evaporada forma de cierta caligrafía infantil— salvo aquella flor: en el centro de la sala el color es grito que gira sin raíz ni garganta al describir las mil y una historia siempre incompletas la sombra de un sicomoro que arroja más sombra hacia el jardín de los boschetti mientras la mirada escupe del rojo los otros significados de una dalia. donde los días eran dones que se confundían con el resto de la luz como los viajes los hoteles o la espera hacia el costado del río donde la felicidad era ese cardumen de pejerreyes en sus escamas se leía el aura perdida del tiempo Paisaje II “todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira la piel amarilla vendría a ser el antiguo resplandor de la luna. cambian la mar, el monte y el ojo que lo mira”. así el apellido que ahora comienza a tatuar los ojos varados en el cardumen de aquella imagen: una casa al borde del mar un mar que bien puede llamarse recuerdo. el mar el monte y el ojo que lo describe similar a aquel niño en soledad apolillado de fotografías mientras la sangre disecada a su alrededor explica por qué el tiempo es una línea sin sombra. todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira cambian la mar, el monte y el ojo que lo mira. alforja | Hacia la noche ENZIA VERDUCHI Rafael Courtoisie no podré esconderme dentro de los espejos tu imagen me inunda desde adentro de los huesos Las debilidades del hombre invisible es un mar que acaba siempre en el filo de una fotografía envenena la sangre hasta escupir por los ojos la idea de que aún estás allí esperando bajo la parra el abrazo la carta la palabra donde comparo tu vida con el aleteo de aquellas luciérnagas que sólo deletreaban la alucinación hacia la noche esa noche que tanto se parece a esta habitación llena de nubes esa noche cuando solíamos adentrarnos en el bosque para cazar constelaciones. ya no podré esconderme en los rincones del espejo la palabra luciérnaga se incendia se corrompe se convierte en otra cosa un zumbido memorable tal vez de un perdido grillo que rima con la siesta el calor intenso la playa como la extensión transitable de un sueño cualquiera en una habitación llena de nubes ahora se anuncia tormenta entonces R afael Courtoisie, quien desearía “ser el hombre invisible, o Drácula para no reflejarme en los espejos… Lástima que me gusta el ajo —agrega—, dicen los profetas de la New Age que el ajo es sano y evita las malas ideas de la posmodernidad, no sé si tiene acción sobre las buenas…” y define su interior como “amplio, oscuro y luminoso”, es parte de la “generación del silencio” o “generación de la dictadura”, corriente de poetas y narradores que después del golpe de Estado de en Uruguay, coexistió con el discurso autoritario y surge como alternativa en busca de un estilo decantado. De este grupo, a partir de la década de , Courtoisie sobresale por la personalidad propia y rigor de su voz. En Montevideo, cerca del Puerto del Buceo, en su casa-biblioteca, donde se llevó a cabo esta entrevista, Courtoisie me asegura que “las debilidades del poeta son su principal fortaleza”. abro un libro cualquier libro ese libro de selva y leo “ha pasado la verde fragancia de los años pero mi infancia aún duerme en tu mano” la mano de mi abuela en tu mano la mano que sostiene la caligrafía el papel entre presagios el escalofrío en este último verso donde comenzaré a pensar en tu muerte. ha pasado la verde fragancia de los años pero mi infancia aún duerme en tu mano. . alforja | ¿Cuál es tu recuerdo más nítido de la infancia? Recuerdo perfectamente la primera vez que vi el mar. Quiero decir, no sabía que esa masa plana que se extendía hasta el horizonte y que se movía como un animal inmenso, en cuyo lomo pastaban las ovejitas de las olas, era el famoso mar. Poco después descubrí sus adyacencias: los animales marinos reales e imaginarios: peces, caracoles, endriagos, marinos y bañistas. ¿Cuáles fueron las lecturas decisivas en tu formación? Mencionas reiteradamente a Cioran, Vallejo y Lautréamont… Me acerqué a la poesía leyendo a los autores del Siglo de Oro (o de los siglos de oro, puesto que puede decirse Rafael Courtoisie que fueron varios). Luego descubrí una poesía de comunicación inmediata, sin efectismos, en la obra del uruguayo Líber Falco. En la adolescencia estuvo siempre Lautréamont (L’autre a’Montevideo, el otro en Montevideo). Isidore Ducasse fue un abuelo literario, una sombra tutelar y un desafío: ¿qué era aquello? ¿Poesía? ¿Así que era posible hacer poesía de ese modo? Lautréamont fue liberador, pero fue también un enorme compromiso con la irracionalidad humana y, a la vez, con la lucidez y racionalidad para convertirla en producto estético, para “sublimarla”. Vallejo es otra referencia ineludible. Cuando ya parecía que no se podía mucho más, Vallejo demostró que el más allá es móvil, que puede trazarse de nuevo siempre. Hay muchas lecciones en Vallejo, desde el aparente epígono modernista de Los heraldos negros hasta la revolución sintáctica (y semántica) de Trilce. Vallejo no es solamente un nombre de poeta, es una posibilidad siempre latente, siempre viva, de escritura. De Vallejo se abren muchas líneas autónomas diferentes. El gran poeta Juan Gelman es, de algún modo, un descendiente originalísimo, entre otros, de Vallejo. En cuanto a Cioran, creo que me atrae fundamentalmente esa apropiación del discurso filosófico, del discurso reflexivo, que por momentos se vuelve concreción poética de primera magnitud. Resulta además conmovedor cómo escribe en su lengua de exilio y se la apropia en su mejor tradición, a la vez reafirmando su médula y, en términos derrideanos, deconstruyéndola. Otro desafío en Cioran es que su actitud nihilista y disolvente parece encerrar un soberbio sentido del humor, y una demostración ética por el absurdo. Pero Cioran también puede llegar a intoxicar. La perfección de la prosa de Los silogismos de la amargura es en ocasiones tóxica, peligrosa. Pero, en todo caso, en la era de los antidepresivos, en la era de esos agentes químicos denominados “inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina”, ese riesgo llamado Cioran puede en parte ser conjurado. Pasa algo parecido —aunque la textura, la composición de su prosa sea muy distinta— con Juan Carlos Onetti. Integras la llamada “generación del silencio”, un grupo de poetas que comenzaron a dar a conocer su discurso en los alforja | años de la dictadura militar en Uruguay, el estilo era decantado, permeaba la censura y autocensura. En se publican tus primeros poemas. ¿Qué representa para ti esa etapa?, ¿cómo sientes que ha ido evolucionando tu discurso poético? Cuando comienzo a escribir todavía estábamos en democracia; una democracia en crisis, pero democracia al fin. Luego, la dictadura obligó a replegarse, era la brutalidad y la oscuridad. Eso condujo a resaltar el valor de la entrelínea, de los espacios en blanco, de lo connotado. La atmósfera externa planteó la necesidad —e hizo descubrir la posibilidad— de una “estética del silenciamiento”. Por caminos diferentes, en otras circunstancias, habían llegado a formulaciones parecidas Celan, pero también el español Valente, y en términos de discurso, de plantear la posibilidad o imposibilidad de “lo predicable”, lo expresable, los límites gnoseológicos del decir, está Wittgenstein. ¿Piensas que exista una relación entre poesía y sociedad? ¿El poeta debe necesariamente estar ligado a los problemas de su tiempo? No como mandato, al menos no como mandato programático. Considero que todo poeta está necesariamente ligado a su tiempo, de un modo u otro. Lo que sí creo es que ningún creador puede plantearse una postura naïve como estatuto… El arte no es ingenuo. Es una frase hecha, pero se puede reiterar: el único compromiso es con la literatura. Pero la literatura es una totalidad… Tu formación es científica, tu lenguaje parece partir de la lógica y se traduce en un contenido imaginativo, en los poemas de Estado sólido se percibe claramente… He procurado un proyecto poético donde el planteamiento humanista se dé en toda su dimensión: lo humano es racional pero también irracional. Intenté escribir una poesía donde compareciera lo oscuro pero en su total claridad, aunque parezca oximorónico. Para patentizarlo, en un libro como Estado sólido debí recurrir a un estilo voluntariamente impersonal: en ese libro no comparece ninguna autorreferencia. No aparecen las palabras “yo”, “mi”, “nosotros”… Hay un voluntario despojamiento y una suerte de mimesis de cierto discurso científico, pero ese procedimiento se lleva a cabo para lograr una estructura y una propuesta poética (ojalá también se haya dado una suerte de revelación). Creo que en todos mis libros convergen elementos de un supuesto discurso científico y otros más “irracionales”, pero tal vez iluminadores. Hay algunos títulos en la obra de Olga Orozco que se emparentan con este punto: La oscuridad es otro sol, También la luz es un abismo. Estado sólido intenta patentizar, entre otras cosas, la fragilidad de las grandes certezas y evidenciar la poderosa verdad de la “frágil” poesía… Has declarado que perteneces a la generación que “nació y se formó con la televisión, con el cine, en parte también con el video-clip, con una cultura de la imagen rápida, de la imagen sucesión, no sólo de la imagen estática. Eso indefectiblemente influye en la literatura”. ¿Cómo ha influido en tu escritura?, ¿hace esto difícil la relación del poeta con el lenguaje común?, ¿cómo se afecta esa relación? Creo que se ha verificado un cambio en las estructuras de percepción. Esto se comprueba a fines del siglo XX y ahora en el XXI. Venimos de una cultura tipográfica, pero vivimos en una cultura de la imagen. Eso plantea varios desafíos: el escritor debe buscar lo esencialmente literario, lo que se da en su medio, lo que es posible mediatizar con palabras y sólo con palabras. A la vez, está imbuido de la velocidad y simultaneidad que los medios audiovisuales han impuesto a su percepción y a la de los lectores, y esto cambia los modos de narrar… Quizá no cambien tanto los “modos de conducir poesía” hacia el lector. Tu narrativa está construida con un ritmo interno sobre frases breves y contundentes, y tu poesía está estructurada de tal forma que se resuelve y asemeja al relato. ¿Cómo estableces este paralelismo entre prosa y poesía? El asunto de los géneros debe importar mucho a los sastres y a los críticos literarios, pero la creación se da a partir de una génesis anterior a las taxonomías. Tal vez las clasificaciones genéricas sean muy útiles en términos pedagógicos. Pero la fenomenología de la creación se verifica en otras dimensiones. Es cierto que he escrito obras narrativas sobre la base de frases muy breves, siguiendo un ritmo marcado. Pero eso depende de la historia y, a veces, del tema. En fragmentos de Vida de perro hay periodos largos, párrafos extensos. En Tajos, el personaje y el tema imponían un tratamiento vertiginoso. Todo depende. Creo que uno debe adiestrarse en las diversas “formas” para coincidir estéticamente con los diversos “fondos”. ¿Cómo difieres el proceso de una novela a la creación poética? Empieza de la misma forma. La novela lleva más tiempo, es un esfuerzo sostenido, como aguantar la respiración bajo el agua y nadar y nadar, rodeado de criaturas submarinas y hermosas sirenas de bellísimas tetas, y seguir adelante, conteniendo el aire, hasta topar con todos los tesoros de todos los naufragios, con todos los ahogados y todos los desaparecidos que las dictaduras arrojaron vivos al mar, y seguir y seguir y seguir hasta la última página, hasta que los muertos resuciten. ¿Cuál es tu proceso de composición literaria, los hábitos prácticos que aplicas en tu escritura? Depende. Tajos la diseñé en la mente. El personaje se me apareció. Me pedía que lo dijera, que lo explicara. Luego la escribí de un tirón. En Caras extrañas reuní con paciencia elementos de mi memoria, algunas obsesiones propias y ajenas de gente que, de distintas maneras, vivió aquella época de la guerrilla. También entrevisté a testigos, a sobrevivientes. Luego compuse una versión, luego otra. Deseché algo. Escribo en computadora, con música. Necesito concentración y alegría, aunque la protagonista del relato o el poema sea la misma putísima tristeza… La música popular y el rock tienen un significado para ti, incluso han servido de leit motiv en tus novelas. ¿Los aspectos técnicos de la música son importantes para tu poesía? No es del todo consciente. No entiendo de música en el sentido racional. Pero algunos textos tienen una estructura musical y su desarrollo sonoro es tan importante como lo que aparentemente refieren. Creo que no hay escritura sin música, o al menos sin un conjunto de sonidos con cierto patrón. Rubén Darío es un ejemplo ex- alforja | traordinario de efectividad y contundencia en eso que puede denominarse la masa sonora del poema. Es una variable importante también en la prosa, en el fraseo, pero también en una estructura narrativa más general, como en el caso de una novela: la masa sonora de un texto determina en gran parte su legibilidad, su ritmo, pero de algún modo también hace surgir su sentido. En esa forma —a veces mensurable—, en los juegos de densidad y transparencia de esa masa sonora, suele crearse la condición propicia para que aparezca el fondo, para que por un momento se vislumbre, se haga nítido. En tus libros Textura, Estado sólido y Umbría los poemas son en prosa, tus poemas más recientes están escritos en verso libre y corto, me refiero en específico al libro (inédito) Música para sordos. ¿A qué atribuyes este regresar a otras formas poéticas? Lo formal siempre está presente como estrategia de creación. Prefiero la llamada prosa poética, pero hay textos que se imponen en formas tradicionalmente “poéticas”… Yo acato. Se trata de estrategias discursivas diferentes. El poema en prosa también participa de nítidas leyes de composición. En Música para sordos coexisten poemas en prosa y poemas en verso libre —ningún verso es del todo libre— y, en general, corto. Esa combinación permite otra ideación, otro diseño poético del libro como conjunto. Se trata de lograr una arquitectura equilibrada desde una diversidad que acompañe ciertas direcciones sémicas y las potencie. Es un tema de ritmo de la estructura global. Percibo en Umbría un sentido bíblico, pero también un reordenamiento del caos… Es un libro complejo. Umbría es un universo y es un país. Es el caos, pero también es el orden sin tiempo, es el aplastante peso de la autoridad, pero también la diatriba, la crónica y la palabra libre que abre el espacio y permite respirar. En ese sentido también es un libro “bíblico” y, en cierta forma, psicoanalítico: la palabra libera. ¿Cómo suele ser tu día de trabajo? ¿Cuáles son los ambientes y las horas que prefieres para escribir? Diversos. Hemingway urdió la leyenda de que solía escribir de pie, descalzo, sobre una piel de tigre cobrada en uno de sus safaris. Onetti escribía en la cama, sobre todo en los últimos tiempos, de costado, a pulso, con una letra que, si no era hermosa, al menos resultaba efectiva, un vaso de alcohol a mano y gran cantidad de cigarrillos. Hay textos como búhos: se imponen nocturnamente, cuando el universo está callado. Esos textos se alimentan de café y cigarrillos, se apoderan y se extienden en el territorio de la noche y, en ocasiones, no es fácil seguirles la pista. En otros casos hay textos matinales. En ocasiones salto directamente del sueño a la computadora, a las cinco o seis de la mañana. En general, los textos matutinos tienen más que ver con la narrativa, y los nocturnos con la poesía, pero esta ley no es absoluta. Creo que por las mañanas uno aprovecha los materiales frescos del sueño y ciertas sinapsis neuronales que aún están en activo y que conectan zonas muy diferentes del cerebro. Por las noches uno trabaja con los restos del naufragio del día, o a veces con la materia prima de las pequeñas derrotas cotidianas, procurando transformarlas en victorias o, al menos, en hechos de otra índole, en universos de palabras que con su autonomía le contestan al mundo. ¿Se trata de largas sesiones de trabajo? Cuando comienzo un relato lo mejor para mí es tener una inmensa extensión de tiempo por delante. Saber que a la media hora debo interrumpir por algo concreto muchas veces deja al protagonista colgado del pretil, y una sensación de molestia, de angustia persistente, que no cesa hasta que el relato se retoma. Pero cuando se reinicia, no siempre se consigue de inmediato la intensidad, el tono justo. Es como zurcir dos partes procurando que la unión no se note. Y el pulso del que zurcido debe estar en su punto justo, sin temblores. Debe hacerse un ejercicio de adecuación, de repaso de lo ya escrito. A veces es tedioso y conviene empezar por otra parte, aprovechar el corte justamente como elemento expresivo, imponer un recurso que suele mejorar el funcionamiento de la narración: analepsis, prolepsis, cambio de punto de vista, etcétera. En el caso de un poema o conjunto de poemas la fenomenología de la creación suele ser diferente. La poesía es tiempo en términos literales, pero tiempo detenido, tiempo puro. Es un no transcurrir o un transcurrir puntual, instantáneo. La materia poética es discreta. El relámpago se produce al margen del tiempo, dentro de la poesía, en una curva o sinuosidad de su voluta. La poesía se curva, produce una interioridad que también es exterior, puesto que es expresiva, y de esta aparente contradicción surge una topología extraña a los hábitos cotidianos de comunicación: la poesía expresa el afuera por el adentro, y viceversa, altera en cierta forma el principio de causalidad reubicando porciones de la existencia exactamente en el sitio en que debían estar. No debe olvidarse que poesía y verdad deberían resultar sinónimas. La poesía es la forma inmaterial más contundente, más clara, pura y dura de la verdad. La poesía, cuando es tal, se manifiesta como verdad concreta, como piedra conceptual irrevocable, límpida. Es una condición espontánea de la materia textual, una condición que no se infiere, sino que se abduce. Pero para lograr esa espontaneidad se trabaja mucho, se pule, se da vueltas y vueltas a ese guijarro o piedra de la verdad hasta librarlo de impurezas, de cuerpos extraños. Es un trabajo cuya fatiga otorga al protagonista orfebre un bienestar extraño y definitivo, pero cuyo costo en impulso y energía es incalculable. El resultado del quehacer poético, la poesía, es un salto cualitativo absoluto, inaugura otro nivel de realidad que puede habitarse, una dimensión que parece estar en el lenguaje y está en el espacio de la realidad, es pura existencia, existencia sin nada. En poesía la nada ha sido extirpada, extraída del interior de la existencia, de modo que la compacidad y expresión de su piedra componen una razón diferente y abierta. ¿Escribes todos los días? Sí y no. Puedo pasar meses sin realizar el acto material de trazar palabras en un papel o en una pantalla. Pero durante ese tiempo camino mucho. Parques, plazas, la costa, que en la ciudad de Montevideo se llama Rambla, son propicios para las caminatas creativas, para la invención y la observación. El ritmo de las caminatas, diversos estímulos, reflejos, haces de luz, a veces un rostro, una silueta, desatan el impulso y dan la idea para un relato o un poema. En invierno, parte de la ciudad de Montevideo está vacía, se ven algunos perros y algunos seres humanos encorvados, parecen estar huyendo de algo. Hombres y perros se disputan el contenido hediondo de los botes de basura. En parques y plazas los adolescentes juegan al fútbol con pelotas casi deshechas, en jirones, esferas que al volar parecen planetas harapientos, lunas tiñosas de cuero y entrañas vivas de caucho. Bajo algunos árboles, al caer la tarde, se ven parejas haciendo el amor de pie. Un movimiento pendular y apurado, un alforja | quejido, y lo que un instante antes parecía ser un animal doble y erguido, con dos cabezas y cuatro pies entrelazados, se parte, se separa. La mujer se baja la falda y se acomoda el pelo. El hombre se sube la bragueta del pantalón. Se alejan en direcciones contrarias. No se besan. No se saludan. No se despiden. Simplemente se apartan, como si el encuentro fuera del todo casual y les hubiera causado menos placer que molestia. Se ven sombras sin cuerpos que las proyecten. Espíritus o brisas de aire enrarecido que silban y pasan. Seres que disputan, que riñen en la calle con ferocidad estética. ROSA MARÍA BATEL Luz Luz manojo de sombras inflamado delirio de la carne enferma y de horas coaguladas en el cáliz del apóstata Has dicho que “el desafío de escribir una literatura en un milenio tan violento y tan despiadado como el que se está presentando está precisamente en la renovación de la tradición”. Según tu opinión, ¿cómo debería darse esa renovación? Creo que la tradición se renueva, se rehace a cada momento. La tradición es el futuro en la medida en que cuando se compone una tradición, cuando se manifiesta una veneración y una tradición, en realidad se está escribiendo un programa de creación, se está dibujando un mañana. La manera de renovar una tradición es combinar conocimiento pasado e imaginación presente para inventar el futuro con alegría. ¿Dónde la luz? Su leve cuerpo anida entre pisadas sordas y entrañas vacías Su fulgor cicatriza el hambre anterior a la semilla germen de la desmemoria ¿Sigues llevando contigo a todas partes esas libretitas donde apuntas todo, desde la letra de una canción hasta un número de teléfono? Por supuesto. Tengo decenas de esas minúsculas libretitas. Perdí algunas. Lamento en particular el extravío de una que tenía algunos datos y pensamientos recogidos a lo largo de un viaje realizado a la orilla del Mar Muerto, en varias páginas había borrones producidos por la sal… Esas libretas son oro para mí. La ventaja es que pesan mucho menos que el oro, son portátiles y contienen palabras; algunas de esas palabras siguen vivas después de muchos años… de ahí salen cuentos, poemas, crónicas, títulos para libros escritos o para libros que nunca se escribirán… En esas libretas hay retazos de amor y soledad, como en la vida y en algunas telenovelas de la tarde. Luz mancillada por el tedio la podredumbre y las lenguas del temor en las fauces abiertas de la tierra ¿Dónde la luz? Su larga mano se tiende por senderos de silencio Su sonrisa se abre a la noche que la extravía la sepulta con ofrendas de sangre inmaculada Entre su obra poética destaca Contrabando de auroras (), Tiro de gracia (), Orden de cosas (Arca, ), Trobar clus (, Premio de Poesía del Ministerio de Cultura de Uruguay), Cambio de estado (), Textura (México, , Premio Internacional de Poesía Plural), Poetry is crime (Québec, ), una extensa antología, Instrucciones para leer ceniza (Bogotá, ), Parva (Barcelona, ), Estado sólido (Visor, Madrid, ; este libro lo convierte en el primer uruguayo en obtener el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe), Umbría (Caracas, ; Juan Gelman definió este libro como “el intento —afortunado y exacto— de mostrar el envés de la palabra, ese vacío lleno de rostros que tiemblan en los claros silencios”), y el entonces inédito Música para sordos (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines ). Por su obra narrativa, en fue nominado al Premio Rómulo Gallegos con Vida de perro (Alfaguara, ), y sus novelas Tajos (Lengua de Trapo, Madrid, ) y Caras extrañas (Lengua de Trapo, Madrid, ) han recibido notables elogios de la crítica española y latinoamericana. alforja | Luz estallido de ausencias y venas mustias en el corazón yacente bajo el suelo fértil del olvido Llama efímera PEDRO GRANADOS Soledad impura Escondida en el silencio la llama surge incendiando su nombre [fragmentos] fugaz eterno manifiesto A mi abuelo Desiderio Agüero lo asesinaron a golpes en la provincia de Cangallo, Ayacucho, allá por . Lo emboscaron en la propia recepción de su cargo como sub-prefecto. Medio centenar de puños se ensañaron hasta la muerte contra él. Los azuzadores fueron capturados y purgaron veinticinco años de cárcel por el homicidio. Se apellidaban Rodríguez. Hacendados de poca monta y de medio pelo, pero hacendados al fin. Tú no esperas muerte distinta. Morir de cara a taimados anfitriones. Llegar donde a uno lo esperan. Para morir. Para vivir quizá aún más de esa manera. Mi abuelo camina dentro mío con pasos semejantes a aquéllos. Y su pequeña hija no derramó lágrimas, meditó más bien. Y su viuda, Aurora Prado, veló hasta el crepúsculo por nietos tan indefensos. Que él no conoció. Salvo de oídas. A través de las ondas de la laguna o del rumor de las hojas de cedrón de su pueblo. Árbol tutelar de los andes del Perú. Y que su nieto limeño —el último de la prole— conoce también, pero sólo de oídas y por el delicado perfume de la infusión. Ilusión de sí mismo el fuego anida en la madera intangible ardor que consume siendo sin ser apenas Una quimera de colores abrasa el instante transformado materia inaprensible cuerpo mutable de la nada El ramo de flores El poeta contempló el jardín No le cabía entre los brazos Supo entonces que no podría nombrarlo todo Cortó unas flores para hacer un ramo Y dejó intacto el poema alforja | Y que te amo con todo mi corazón. Al que no da el sol. Y que te espero con sol o sin sol. Como siempre. Como de costumbre. Contra el secreto de la interpretación. Lloro. Hace días. Hace tiempo que llorar quería. Tanto tiempo que no entiendo. Tantas horas que constituyen ahora mismo mis pasos. Mi cara de perro asomándose en cualquier esquina. Mi hermano Eduardo falleció hace un mes. Murió como pobre, pero sin deudas. Murió como pobre, pero sin dudas. Sus manos no tenían dudas. Tampoco su voz. Ni su amor. Mi hermana Elena pagó los gastos del crematorio. Y Lucy, su viuda, guarda por nosotros las cenizas. En todo esto, yo no participé sino poniéndole los ojos en blanco a una morena. Chivilla y blanquísima de ojos mi negra. Igualita a la muerte. Vamos a ver. Plantas. Sol sobre las plantas. No sobre mi hígado oscuro. No sobre mi agitado corazón. No sobre mi cabeza calva. Sol. Sol. Sol. Sobre el paisaje de afuera. Pero no detrás de mis pestañas. Insinúo que no he vivido. Afirmo que emerjo, que me agarro. alforja | El invierno nos pone la realidad más cerca de los ojos. Pura literatura es el invierno. Vívida, por gris. Palpable, por tan encapsulada. Ante toda esta realidad un culo bien redondo es lo que más necesitamos. Un huayruro del tamaño de nuestra esperanza. Por eso pienso en Elimane, repaso su correo de hace unas horas. La repaso desnuda contra las paredes color blanco humo de nuestra habitación en Haití. Bajándose el calzón, tan alegre, y subiéndose con la mejor de sus sonrisas. Confrontado ante la poesía y ante mí mismo. Hondos costados los del mar. Oscuros sus sobresaltos. Una herbívora gaviota lo sobrevuela, me sobrevuela. Confrontado con mis seres queridos, con mis queridas amistades. Haberlos traicionado a todos. Menos en la desnuda lágrima. Menos en el deseo incandescente. Yo soy otro hombre ya. Alguien que abre puertas y se marcha. Algún otro que no busqué. Que vino así y me fue tiñendo desde los calcetines hasta el gorro. Alguien que abre su puerta y se va. Que ya se marcha para siempre. Estamos frente a frente, pues. Mejor dicho, uno al lado del otro. El recuerdo de lo vivido es inevitable. El de nuestra vida juntos. La soledad ha sucedido, no es absoluta, aunque en camino va. Los años se han sucedido también. Aunque en la mente —a medias sumergidos— chapuceemos todavía en lo más agradable. Ha sucedido el ganarme el sustento a conciencia guardar pan para mayo y fracasar. Pero esto en realidad no importa. Uno al lado del otro. Sin el delirio de antes. Así nomás, como ahora. Copiando. Acusando recibo. Y tú mirándome la plana. Mirándome de plano y tal como soy. Pero no te importa. Felizmente esto a ti no te importa. alforja | CARLOS ESPINOSA DOMÍNGUEZ Con olor a buena poesía A diferencia de otros autores contemporáneos suyos, como Reina María Rodríguez, Abilio Estévez, Efraín Rodríguez y Marilyn Bobes, quienes después decidieron incursionar en la narrativa, Víctor Rodríguez Núñez (La Habana, ) mantiene desde hace casi tres décadas una inalterable fidelidad a la poesía. Desde que publicó en su primer libro, Cayama, ha venido cimentando una trayectoria literaria que, en palabras de José Pérez Olivares, es prueba de su “amor hacia un oficio que está más allá de modas y tendencias literarias, y que emerge de cada verso con su absoluta autenticidad”. A esa fidelidad, Rodríguez Núñez ha sumado una constancia de la que dan buena cuenta los títulos que conforman su corpus poético: Cayama (), Con raro olor a mundo (Premio David, ), Noticiario del solo (Premio Plural, ), Cuarto de desahogo (), Los poemas de nadie y otros poemas (), El último a la feria (Premio Educa, ) y Oración inconclusa (Premio Renacimiento, ). A él se debe además la compilación de las antologías Cuba: En su lugar la poesía (), Usted es la culpable () y El pasado del cielo. La nueva y novísima poesía cubana (), así como un número considerable de ensayos y artículos en los que confluyen el rigor crítico y la pasión del lector devoto de nuestra poesía. Esa regularidad con la cual comparece ante los lectores (la novela tiene público; la poesía, lectores, dijo alguien) se confirma en estos últimos años con los tres nuevos títulos que Rodríguez Núñez ha dado de alta en su bibliografía: Con raro olor a mundo. Primera antología, - (Ediciones Unión, La Habana, ), Actas de medianoche / I (Accésit Premio Fray Luis de León, Junta de Castilla y León, Valladolid, ) y Actas de medianoche / II (Premio Leonor , Diputación Provincial de Soria, Soria, ). El primero de esos libros posee, entre otros valores, el de ofrecer un resumen de veinte años de actividad poética, de reunir lo que pudiéramos llamar el canon de la obra de Rodríguez Núñez, recogido y establecido por él. Para conformar la autoantología seleccionó un centenar de textos de cinco de sus libros (no incluyó ninguno de Cayama ni de Cuarto de desahogo). Si consideramos que, en conjunto, éstos suman quinientas páginas, podemos deducir que el autor ha sido especialmente severo consigo mismo y, como se muestra igualmente parco al presentar esos poemas, nada sabemos del criterio que adoptó en esa criba. En cambio, aclara que más que recopilar poemas escritos a lo largo de ese periodo, lo que reúne en Con raro olor a mundo… son “reelaboraciones a fondo y en toda la línea”. Estas versiones, afirma, “desautorizan a sus antecesoras, y deben ser tomadas —valga la paradoja— como momentáneamente definitivas. Es decir, que continúan su libre tránsito por ese camino que ojalá no tenga fin”. Pese a que, como antes señalé, representa una parte muy reducida de la producción poética de Rodríguez Núñez, Con raro olor a mundo… permite leer y aquilatar su obra como un todo congruente. En ese aspecto, a través de sus páginas se comprueba su unidad y su evolución, esto es, el discurso de la misma voz con las distintas inflexiones con las cuales se ha materializado esa unidad. Y aquí el término es apropiado, pues a lo largo de esos cien textos su autor consigue mantener una voz, un estilo, un rigor. Unos poemas sobresalen sobre otros —pienso que un antólogo exigente no desdeñaría piezas como “Trenes”, “Estaciones”, “Ceremonias”, “Hospitales”, “Conjuros”—, pero el sello de la buena poesía va impreso en todos. El espectro temático que abarcan esos poemas es bastante amplio. Están, por un lado, asuntos tradicionales como el amor, la muerte, la amistad, las inmersiones en los recuerdos de la infancia. Este último da lugar a luminosas reminiscencias cargadas de nostalgia, de lo cual son buenos ejemplos piezas como “Complejo de culpa”, “Paisajes”, “Distancias” y “¿Dónde?”, al cual pertenecen estos versos: ¿A dónde habrán ido mis juguetes los de la cuerda rota por la lluvia? ¿Vivirán en el fondo del mar como naufragios en el fondo del cielo cual luceros de vidrio en el fondo del río como cangrejos verdes en el fondo del fuego cual ceniza de espanto? ¿O en el fondo de mí como fantasmas? Rodríguez Núñez incorpora además reflexiones sobre el destino del ser humano, y en sus textos se trasluce una mirada insatisfecha y crítica respecto a los problemas de nuestra época. Esa visión del mundo se canaliza sobre todo a partir de Los poemas de nadie y otros poemas, libro que, a mi juicio, marca un punto de inflexión en su obra. Para entonces, el autor ha dejado atrás la etapa juvenil y el yo lírico de esos poemas ha cobrado la aguda percepción del hombre escindido y desgarrado, que posee “la autoconciencia de quien quiere aprehender todos los estadios de su transcurrir por el mundo” (son palabras de Juan Manuel Roca, tomadas de su prólogo a una selección de la poesía de Rodríguez Núñez publicada en Colombia). En varios textos de El último a la feria y Oración inconclusa aparece el motivo de la trashumancia, con el cual la escritura de Rodríguez Núñez se abre a otros paisajes. Los ejemplos más evidentes, aunque no los únicos, son textos como “Moscú-Hotel de tránsito”, “The last tango in Managua”, “Nocturno de Madrid”, “Bogotano”, “Son nica” y “An oregonian poem”. Esa apertura lleva al sujeto lírico a desplegar una mirada atenta a los marcos sociales. Así, en “Bogotano” se lee: Arracimados sobre el pasto tenaz de este parque escogido los gamines se sacuden el polvo que Dios echó en su alma y se bañan con sol El de ruana molida busca en la bolsa plástica el aliento de la felicidad Y el que tiene las costillas al aire caza como un gorrión migajitas de pan entre la hierba. alforja | Mas sea uno u otro el asunto que trate, Rodríguez Núñez lo hace siempre sin renunciar al acento lírico y a la preocupación por ennoblecerlos y trascenderlos mediante la reelaboración poética. Algunos de los que han escrito sobre su obra han destacado esa capacidad suya. El argentino Jorge Boccanera señaló que, si bien sus textos recrean una cotidianidad vuelta íntima y un entorno diario, corriente y maravilloso a la vez y se expresan a través de una oralidad familiar, “esta poesía no pierde intensidad en ningún momento al estar sostenida por imágenes de gran fuerza y belleza”. Otro ingrediente que aparece en varios de los poemas de Rodríguez Núñez es el humor, que en ocasiones adopta la forma de una fina ironía (véase, por ejemplo, “Frente frío”). Compendio de dos décadas de constancia y quehacer poéticos, Con raro olor a mundo… constituye, en resumen, una puerta idónea para asomarse a la escritura de Víctor Rodríguez Núñez. A lo largo de sus ciento sesenta y un páginas, la antología mantiene el buen nivel estético que define a su autor y a una obra hecha con cimientos sólidos y perdurables. Pienso que conducirá a algunos lectores a buscar la integridad de sus libros, para así conocer su poesía con más detalles. Acerca de la génesis de Actas de medianoche, Rodríguez Núñez declaró en una entrevista que cuando se hallaba redactando su tesis doctoral, se vio en la necesidad de encontrar un modo de escapar de la rutina ensayística. Fue así como empezó a escribir por las noches (“cuando únicamente se puede salir al balcón en Texas durante la mayor parte del año”) unos textos que no sabía bien lo que eran. Y comenta: “Aquello no tenía fin y resultaba algo muy diferente a lo que había hecho con anterioridad. Hasta entonces mi obra consistía en poemas cortos, que siempre visualizaba como una estructura, que giraban en torno a un concepto y que seguían una estricta organización. Aquí dejé que mi conciencia fluyera, sin poner ninguna traba, salvo un ritmo, que es el mío, basado en versos de siete, once y catorce sílabas métricas”. Una vez que concluyó sus estudios, volvió sobre aquellas anotaciones y comenzó a pasarlas a la computadora. “Unas veces —cuenta Rodríguez Núñez—, de una página se salvaba un verso; otras, ocurría todo lo contrario: de un verso salía una página. Cuando pude leer todo el material fui instintivamente haciendo pilas de hojas, que resultaron siendo catorce. Entonces me di cuenta de que se trataba de un soneto. Cada uno de los catorce capítulos consta de once sonetos, que son falsos porque no tienen rima.”Razones de orden práctico (“a los editores no les gustan los libros muy grandes”) llevaron al autor a dividir aquellos textos en dos bloques, Actas de medianoche / I y Actas de medianoche / II, aunque sueña con que algún día se puedan publicar juntos. Estamos ante una obra de unas ambiciones, un talante experimental y una extensión poco frecuente en nuestra poesía, en la que abundan más los libros meramente acumulativos. Rodríguez Núñez parte de la noche como principio articulador de un discurso, en el cual ese motivo se enlaza con otros en un texto del cual se derivan otras lecturas. Pienso que, en ese sentido, es interesante comparar la connotación que su autor da a la noche con la que le dan en sus textos otros autores cubanos. Luisa Pérez de Zambrana comienza así “La noche de los sepulcros”: “Ceñida de azucenas alforja | tembladoras / y vestida de perlas y rocío, / se sienta ya la entristecida tarde / de la noche en el pórtico sombrío.” En “Noche insular: jardines invisibles”, Lezama Lima hace toda una celebración del día y de “la luz grata, / penetradora de los cuerpos bruñidos”, que “adivina los más lejanos rostros.”Llama a la luz para que dance y a los címbalos a que ahuyenten “a la noche en el pórtico sombrío”. Y Orlando González Esteva, en uno de sus haikus, escribe: “Cerrar los ojos, / impedir que la noche / lo sea todo.” Son, por supuesto, unos pocos ejemplos, y pudieran citarse otros en los que la noche adquiere otros significados. El propio Rodríguez Núñez practica en algunos de los poemas recogidos en su auto-antología esa polivalencia. Ejemplos ilustrativos son, entre otros, “Aquí la noche espanta”, “Cada noche me inundo / un musgo azul se prende de mi voz”, “Mi bien / en Selva Negra / se demora la noche / gota a gota”, “Aquí la noche / su tranquilo misterio”, “Esta noche no me promete nada / su color es jamás”, “La mañana anochece / si comienza en tus piernas”. Pero vuelvo a los versos de Pérez de Zambrana, Lezama Lima y González Esteva antes citados para contrastar el valor que en los mismos se da a la noche con el que Rodríguez Núñez le asigna en Actas de medianoche. El primero de los dos libros se inicia de este modo: Puerta que cierra y abre para que tu sombra no pueda entrar Y así seguir sumido en la luz que todo lo embrutece. Aquí, como se ve, se han invertido los valores de los pares dicotómicos día-noche, luzoscuridad. La sombra ahora se espiritualiza, cambia de color (“sombra blanca”), posee luminosidad (“La sombra despojada / ¿por qué alumbra?”), es inderrotable (“Nadie ha podido doblegar la sombra / ponerla de rodillas ante una sola luz”). En sus libros anteriores, Rodríguez Núñez había logrado una escritura que, pese a estar sostenida por imágenes sugestivas y de gran fuerza, conservaba siempre la capacidad de comunicación con el lector. Es una poesía clara y cálida que no renuncia al misterio, capaz de expresarse con limpidez y con un lenguaje suavemente conversacional sin perder intensidad y aliento lírico. En Actas de medianoche, en cambio, su autor opta por un discurso que plantea muchas dificultades de acceso, lo que lo convierte en un discurso cerrado sobre sí mismo. Rodríguez Núñez ha declarado que fueron necesidades de expresión las que lo llevaron a asumir los riesgos de una obra experimental como lo es Actas de medianoche. Es muy de elogiar que un creador que sobrepasó ya el medio siglo de vida no se duerma en los pasados logros y sepa tomar riesgos. Pero llevar eso a niveles extremos de radicalidad puede conllevar para el lector retos demasiados arduos y complejos. Esas dificultades resultan más acentuadas en Actas de medianoche / I. En la segunda parte, en cambio, el sujeto poético se concentra más en sí mismo e incorpora al texto una pulsión más íntima, sin que ello implique olvido del entorno social. Las coordenadas autobiográficas, ausentes en la primera parte, emergen ahora insertadas en el tiempo y la historia. El calado introspectivo hace que el discurso se vuelva, en algunos versos, oblicuamente confesional: “Soy la gallina arisca / cenicienta de patio / a la que mi madre torció el pescuezo / aleteando en un rincón de Cayama / ahora y para siempre.” Se pone además un énfasis más notorio en la identificación con la noche (“Soy creación de la noche / desvelada materia / que se afirma a sí misma”), y el yo lírico la asume como su patria libertaria: “La noche es mi jornada laboral / No hay sirenas que denuncien el cierre / o anuncien la apertura / La noche es mi célula mi núcleo / Ya no hay orientaciones / nada cae del cielo / nadie levanta el acta / La noche es mi estructura sindical // […] La sombra no me pide pasaporte / carnet de identidad / No requiere visado / permiso de salida / Sólo la noche es libre / en Miami en La Habana / La noche sin fronteras / sin irse ni quedarse / La noche sin censura / ni libertad de prensa / La noche democrática / que quita el sueño al cuadro al disidente / Sólo la noche en sí / utópica y abierta en cualquier parte.” Aunque expresa que no han faltado lectores que reconocen valores a Actas de medianoche, Víctor Rodríguez Núñez declaró: “La complejidad del poema, que no fue premeditada, puede aislarme del lector que siempre busco. Pienso que en próximas obras tendré que tratar de mantener un balance entre la densidad y la comunicación.” Sea cual sea el derrotero que siga en los poemarios por venir, quiero concluir puntualizando que no estamos en modo alguno ante una obra fallida o un paso en falso en la trayectoria de un poeta instalado definitivamente en su madurez. Por el contrario, el hecho de que se haya arriesgado a ensayar otros caminos debe saludarse como una demostración de claro crecimiento. VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ PRÓLOGO a La arboleda perdida de Rafael Alberti Cuando el cometa Halley ese viejo maleante de los cielos cruzó a navajazos el vientre de la noche mi abuela que aún no era la abuela de nadie en este mundo soñó tener su limpia cabellera y puso en el mortero seis huevos de gorrión que volvió quién sabe cómo polvo enamorado para rehacer su rostro húmedo a la triste manera de la luna Pero en otro rincón de este planeta que gira como un enjambre de avispas cuando el cometa Halley guardaba ensangrentada de noche su navaja un niño gaditano con ojos de bahía quiso peinar la rauda cabellera del cielo con su tridente de marinero en tierra firme Ha tenido que pasar desesperado el siglo han cicatrizado las heridas de la noche el niño no es el niño sino un viejo poeta del destierro que regresa la abuela no es la abuela sino una abeja Nueva Jersey, de mayo de . alforja | Confirmaciones que aguijonea el alma a otro niño que peina en el recuerdo la limpia cabellera de una noche del mundo El menor de mis hijos que aún no sabe su nombre ni caminar derecho a medianoche en la más alta fiebre Conjuros Mi madre recoge flores silvestres entre los árboles de Selva Negra El pico del tucán las plumas de la lapa el canto del chorlito que no la embrujen Y no se quede atrás en el sendero ni se vaya a perder entre tantos colores El danto la guardatinaja el armadillo que se aparten de ella Y acabe de subir esta colina desde donde hoy la miro por primera vez canta Es doble este camino La razón y la fe Tengo fe en la razón —en la razón impura Comprendo las razones de la fe —la fe de los herejes Entre el hecho y la duda cruzan ambos caminos Y al partir regresamos Danza mi rosa ebria desprevenida sin vergüenza del sol La olvido en el sendero que comienza en tus manos y sin más vueltas me lleva hasta mí Esa vela que alumbra los ojos de mi madre La vela desnudísima con su candela áspera y su alma de cera La vela que no duerme deshilando las sombras La vela que no cesa de volver luz su miedo y quieta se consume Esa vela que sólo con tu aliento se aviva La vela que no logran a pesar del insomnio apagar estos versos Las preguntas son tigres que acechan junto al río Las respuestas ciervos inalcanzables Mi mucha sed te ahogue Y náufrago en el polvo espera cualquier cosa menos resignación Para José Pérez Olivares alforja | ¿Arte poética? ISAÍAS PEÑA Saqué unos ojos miopes una nariz bisiesta unos labios que no puedo juntar un pelo de camello El País íntimo de Hernán Vargascarreño más un cuerpo de atleta retirado También el mal genio de mi padre el dolor en el lado de mi madre el lunar sospechoso de mi abuela el cólico nefrítico de todos y hasta las fiebres constantes de mi hijo E Razones que me obligan a tener mala opinión de la belleza Para María Santucho y Víctor Casaus Víctor Rodríguez Núñez. Poeta, periodista, crítico, traductor y profesor universitario cubano. Ha publicado los poemarios Cayama (Santiago de Cuba, ), Con raro olor a mundo (Premio David, La Habana, ), Noticiario del solo (Premio Plural, México; La Habana, ), Cuarto de desahogo (La Habana, ), Los poemas de nadie y otros poemas (Medellín, ), El último a la feria (Premio Educa, San José de Costa Rica, ), Oración inconclusa (Premio Renacimiento, Sevilla, ), Actas de medianoche / I (Accésit Premio Fray Luis de León, Valladolid, ), y Actas de medianoche / II (Premio Leonor, Soria, ). Con raro olor a mundo: Primera antología, - (La Habana, ) ofrece una muestra representativa así como una reescritura de su obra poética. Durante la década de fue redactor y jefe de redacción de la revista cultural El Caimán Barbudo, donde publicó numerosos trabajos sobre literatura y cine. Seleccionó las antologías de su generación Cuba: En su lugar la poesía (México, ), Usted es la culpable (La Habana, ) y El pasado del cielo: La nueva y novísima poesía cubana (Medellín, ). Es autor del ensayo Cien años de solidaridad. Introducción a la obra periodística de Gabriel García Márquez (Premio UNEAC, La Habana, ), y compiló y prologó la obra del mismo autor, La soledad de América Latina: Escritos sobre arte y literatura, - (La Habana, ). Entre sus traducciones de poesía destacan Esto sucede cuando el corazón de una mujer se rompe (de Margaret Randall, Madrid, ), El silo. Una sinfonía pastoral y América o el resplandor (de John Kinsella, en colaboración con Katherine Hedeen, La Habana, y ). Es profesor de literaturas hispánicas en el Kenyon College, Estados Unidos. alforja | l libro País íntimo, de Hernán Vargascarreño, compuesto de nueve partes, entre las que se destacan “Trenes”, “Moradas”, “Infancia”, “Salvedades”, “País íntimo” y “Viajeros”, ganó el Premio Nacional de Poesía Antonio Llanos, en Cali, año ; el jurado estuvo integrado por Miguel Iriarte, Eugenia Sánchez Nieto y Ana Milena Puerta. Desde cuando Vargascarreño creó el grupo Poetas al Exilio, a comienzos de la década de , en Santa Marta, he leído sus poemas, que hoy poseen un matiz inconfundible. El mestizaje de su poesía se enriquece con las raíces hispanoamericanas y norteamericanas, combinación que, entre nosotros, se hace visible en poetas como Jaime Manrique Ardila, para dar solo un ejemplo (no son muchos, tampoco). En su corta y ambiciosa carrera, Vargascarreño ha cimentado esta tradición sobre todo en la musicalidad de sus frases, que a veces versea y, en otras, conversa. En verso y en prosa, su poesía crece en cada página, sin solución de continuidad, como la corriente de un ancho río que va al mar. Un permanente oleaje de aguas dulces se vuelven salobres a medida que se aproximan al gran caos de la sepultura verde-azul. En ocasiones, también, esas olas se hunden en pequeños remolinos que pronto vuelven a la superficie con temas graves (o grávidos, como diría el remoto José Eustasio Rivera), pero no por eso menos íntimos. Y es aquí donde descubro la magia de los poemas suyos. Porque una de las ventajas de Vargascarreño es su inmensa capacidad para mezclar (se dice así en el argot de los mejores cócteles) el tono grave de sus temas, que van desde la mirada al tren que jamás volverá hasta la insoportable naturaleza del tiempo enfrentado a la mezquina eternidad, con la casi imperceptible cadencia musical de sus frases poéticas, como si se tratara de un saxo contralto que toca temas graves con la lucidez de una música nocturna, a lo Charlie Parker. El país íntimo de su libro no se remite, por supuesto, al país nacional. Si por dentro somos cada uno de nosotros un país, un paisano (que todos vienen de la misma raíz), sus poemas nos hablan de ese territorio, de esa extensión, de ese sujeto que habita esa extensión terrenal y los mira desde el transcurrir del tiempo: el fondo del camino siempre va a Vargascarreño preocupado por la infelicidad del hombre que llegó sin tiempo a la estación desaparecida. Sus primeros poemas, pequeñas joyas por donde transitan fantásticos trenes, están dedicados al cuento antológico de Juan José Arreola,“El guardagujas”. Y de la “Estación del olvido” pasa a las “Moradas”, con un epígrafe de su querida Emily Dickinson. El territorio íntimo comienza por la casa, claro. “La casa que se resquebraja dentro de mí nadie la habita”, dice el poeta. Y “Para hacerse a una casa” es necesario amistarse con las palabras: “el lenguaje / siempre ha sido una especie de salvación”. Por eso la construye desde la poesía: “Podrás reconocer entonces que has erigido y / habitado la estancia que todo nos ofrece: la Poesía.” Ante la orfandad, el poeta apela a la poesía como un recurso, no importa que sea tautológico. Sólo ella podría develarnos la intimidad de nuestros territorios amados, o padecidos, o rechazados. De la “Infancia” quedan alegrías y el sinsabor de la traición del tiempo que se ha aliado con la muerte. Ahora son los muertos quienes saben de las flores que nacen en el césped. En “Salvedades” la poesía vuelve a la corriente de la idea. Son excelentes sus poemas “Los raros” y “A la vida vine a vivir”. El saxo se vuelve barítono y deja la melancolía para decir “Miren que la vida regala poco / y todo lo cobra generalmente por adelantado. / Abran paso. No estorben. No jodan. / A la vida vine a vivir.” La sección “País íntimo” comienza con una “Confesión”: “Me confieso culpable de entender más a los animales que a las personas” y “de soñarme a veces Don Quijote, Minotauro, Atila o la hetaira más hetaira de la gran decadencia griega”, en un poema desenfrenado que avanza sobre la búsqueda de su propio territorio íntimo. Pero la intimidad no corresponde en Vargascarreño a la vaguedad lírica, como podría llegar a creerse. Al contrario, en poemas como “La hermana”, “El padre”, “Carta al hermano”,“Poema para mi amor que es un animal”, se rompen los arquetipos y avanza por un territorio íntimo pero inefable, ácido para quienes la poesía no tiene la libertad de adentrarse en todos los territorios del hombre. “¿Por qué el destino la obsequió con toda su frialdad?”, dice de la hermana.“Conocí a mi padre a los diez años como quien mira una fotografía de un pariente lejano que no conocimos ni sabemos amar”, dice del padre. “Tal vez aún haya un camino. Escríbeme y dime cómo es el frente de tu casa; dame aunque sea una señal para no equivocarme de puerta”, le dice al hermano. “Intenten con un silbido suave, un trino, / un gorjeo, un canto extraño, / algo noble que no tenga palabras / para que pueda entender”, le dice a su amor. En ese país íntimo el poeta sospecha de todo: del tiempo y de la eternidad, del hombre y su lenguaje, que sólo salva la poesía, de los territorios invadidos (mirar su diatriba contra los diccionarios), de la racionalidad vivida, de los lazos que se rompieron, del tren embrujado. “Alguien que no es la muerte / nos engaña desde siempre”, dice al final. Tal vez el hombre, dirá el poeta. HERNÁN VARGASCARREÑO A la vida vine a vivir A la vida vine a vivir. Que no me falte la sagrada carne ni el espíritu que la hace bella; que tu mirada sea siempre el espejo donde me pueda revelar; que jamás jamás me abandonen los dioses de la poesía y los avatares para llegar a ella; que la noche no me niegue nunca sus alas de vuelos alucinógenos y que el día no me aplaste con sus esplendente verdad. Que nunca me olvide agradecer lo recibido y el ingenuo narciso que deje asomar de ninguna forma sea malintencionado; que el deleite del vino me secunde siempre el fragor de la amistad; que por el umbral de mi casa entren menos fantasmas y más seres reales, pero con la condición de que posean la belleza que ilumina la poesía; que el universo aleje de mí —lo más remoto posible— a mezquinos y fanáticos, maulas y malnacidos, y que a cambio, no me falten tus deseados labios que llevarme a la boca, ni los árboles y sus cantos de pájaros, ni el misterio de los gatos o la hondura de la música y los atardeceres. A la vida vine a vivir. Pero no me lo hagan tan difícil, que tengo pocas fuerzas y estos tiempos son realmente precarios. Abran paso. No estorben, no malquisten. Déjenme alucinar con el horizonte de los sueños Isaías Peña Gutiérrez. Decano de Educación de la Universidad Central, Colombia. alforja | y no metan zancadilla sólo por envidia, que soy yo quien debo gozar mis propias alegrías y mis íntimas tristezas. Miren que la vida regala poco y todo lo cobra generalmente por adelantado. Abran paso. No estorben. No jodan. A la vida vine a vivir. Confesión Que no tengo personalidad ni quiero tenerla Me confieso culpable de entender más a los animales que a las personas de solazarme días enteros ociosamente mirando pasar las nubes mientras el mundo trabaja y trabaja de haber tenido serios deseos/ de matar a unos cuantos de no ser rápido para tomar decisiones y pasar como un tontazo cuando no entiendo lo que hablan a mi alrededor, por ejemplo, la teoría literaria, el índice dow jones, la ley de educación, etc de no haber aprendido a pintar para evadirme con el furor o la tristeza de los colores de aburrirme soberanamente de desconfiar de los alumnos que pretendan ser más imbéciles que yo de no haberme fugado de casa cuando chico y haber vuelto unos cuantos años después convertido en prestidigitador o en trapecista de no abrazar ninguna religión más que la naturaleza y su poesía viva de llorar cuando al alma le venga en gana aunque últimamente eso ya no esté de moda de tener pocos amigos y muchos amores idos de soñarme a veces Don Quijote Minotauro Atila o alforja | la hetaira más hetaira de la gran decadencia griega de jamás ofrecer la otra mejilla/ sin antes sacar el arma que siempre llevo conmigo de haber declinado con el hachís /porque es tan difícil conseguirlo de no saberme bonachón ni estable ni dócil de creer en el delirio en la insania en el caos de no ser inteligente ni sagaz tanto como despistado amnésico y abúlico de haber sido feliz/ sólo hasta la adolescencia de que los demás me confundan conmigo/ cuando en realidad me he pasado la vida sin encontrarme de haber abandonado mi familia y ser incapaz de convivir con alguien de hablar solo o con los perros o con la lluvia o con los muertos de detestar el trabajo con horarios tanto como los pésames y las condecoraciones del gusto por abandonarme en mi hamaca y repasar inútilmente en ella la película de mi vida de haber deseado muchas veces que un enorme enorme meteorito se estrelle contra la tierra y ¡zas! todo (y todos) quedemos convertidos en pavesas, en polvillo del universo de amar a Emily a Charles a Kavafi a Dalí de haber preferido ser un gusano en el buen sentido y apetito de la naturaleza de haber llegado a los cuarenta y seguir vivo usurpando el oxígeno que otro aprovecharía mejor de no saber engañar a los demás (que de mí me encargo yo) de aullarle a la luna y querer ser una sombra nada más… en fin, que soy culpable culpable de sentirme débil olvidado ajeno prestado presa de dichas y desdichas, aquí, entre todos ustedes, cuando aún (dicen) puedo dar la cara, pues una vez me haya ido ni del hedor mío podré sentirme culpable. Tu viaje a la soledad de tu noche CARMINA ESTRADA Para merecer los caminos del mar el hombre ha de ser su propia nave guiado por el pensamiento y la perplejidad de su lenguaje. Cualquier punto servirá como partida llevándose como equipaje a sí mismo, su carga delirante de recuerdos, su pasión Nada está a salvo [Entrevista con Mario M. Reyes] apuntando a la deriva y su doliente Itaca fulgurando en la memoria. Nada más acorde con los sueños que la aventura del infortunio; nada más certero que la propia incertidumbre y su íntimo dolor enfrentándose a su rostro; despertarse una mañana en tierras lejanas y encontrarse en una mirada que nunca volveremos a contemplar; descubrir que no es el atavío de la palabra poética lo que nos desconcierta sino su huella y su música profunda asestando nuestros sueños; avanzar herido hacia un puerto imaginado buscando alivio y protección; en fin, saborear la desazón de nuestro destino al cruzar el umbral de otras vidas desconocidas cuyas miserias nos están anhelando tanto como nuestras ilusiones. Sólo hay que dejarse ir, desnudar ciertos temores, sentirse, como lo somos, dueños de nada, y creer con vehemencia que el universo todo lo provee, desde la dicha del amar y ser amado, hasta el faro de la muerte vislumbrándonos en su justo momento. Para alucinar los caminos del mar sólo faltas tú como viajero. Aférrate a tu nave y no permitas que su quilla estalle antes de tiempo. Arrea su última vela, así esta sea tu propia alma. En una de las tantas rutas podremos cruzarnos; reconoce esta mano hermana, que más que un adiós dibujado a la distancia, alentará tu viaje a la soledad de tu noche. Hernán Vargascarreño. Zapatoca, Colombia, . Poeta, traductor y editor. Premio Nacional de Poesía Antonio Llanos (Cali, ); segundo finalista Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá (); Premio Nacional de Poesía Sin Banderas, Casa de Poesía Silva (). Es editor de la revista de poesía Exilio. Libros: Plural (), País íntimo (), Almenas del tiempo (traducciones de Lee Masters, ) y ¿Quién mora en estas oscuridades? (traducciones de E. Dickinson, ). alforja | C onocí el trabajo de Mario M. Reyes* en , cuando llegué a la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como editora de la revista Punto de Partida y me topé con una abultado carpeta de textos e imágenes. Eran los resultados del concurso de la revista, y entre el material vi unos grabados de Mario que, por aquel entonces todavía firmaba con su primer apellido, Maldonado. Recuerdo que la serie de marras era “Pérdida de la sustancia necesaria”, acreedora del premio de viñeta en dicho concurso. Dos años más tarde, cuando el jurado me entregó el trabajo ganador del mismo premio en la edición del certamen, no me quedó duda que “Serie gráfica del corazón” era obra del mismo artista, estudiante en ese entonces de la Escuela Nacional de Artes Plásticas: la línea ya definida, la firme marca de los surcos en el linóleo, la cicatriz en el papel de algodón, el tema. Desde entonces, mucha tinta ha pasado por la prensa de Mario M. Reyes, y sus grabados han ilustrado varios números de Punto de Partida —su casa—, y las portadas de los libros de las ediciones del mismo nombre: Moscas, niñas y otros muertos, * Por azar o no, el artista comparte nombre y vocación con el maestro Mario Reyes, figura emblemática de la gráfica de la segunda mitad del siglo XX, quien fundara, en , el Taller Libre de Grabado. Un orbe más ancho, Los pasos del visitante e Infiernos particulares ostentan, cada uno, al menos un grabado del artista plástico que ilustra estas páginas. Las imágenes reproducidas en este número de alforja son, a mi juicio, la mejor presentación del artista: el trazo sobrio, justo, medido el alcance de cada corte de gubia; el dominio de la técnica; el contraste en el estilo: a veces abigarrado, otras discreto. Aún así, redacté un cuestionario sobre algunos puntos que consideré de interés para el público lector. Dado que Mario vive y trabaja en la ciudad de Pachuca, le envié las preguntas por correo electrónico, y transcribo las respuestas precedidas no por las interrogantes, sino por la enunciación de los temas tratados. Hago esta aclaración porque lo que sigue no es propiamente una entrevista —no hubo interlocución—, sino una serie de respuestas del artista a las inquietudes planteadas. Pienso que no hay temas grandes ni pequeños; tal vez sólo existen momentos, circunstancias y coincidencias que llevan a un individuo a ocuparse de un asunto en particular. En la generación de un discurso visual, literario, musical o de cualquier otro tipo, lo importante está más allá de la elección de un tema; creo que lo sustancial reside en la manera de abordarlo. Para que un tema adquiera relevancia debe ser entendido y mostrado como un punto de vista que evidencia la postura del autor acerca del asunto que ha elegido y que revela incluso su posición frente al arte o el medio específico que le permite la expresión de sus ideas. En lo personal no tengo un tema predilecto, aunque sí la tendencia a utilizar prolongadamente ciertos elementos iconográficos e insistir en el uso de algunos recursos técnicos. Debemos pensar también que, en las artes visuales, los temas no necesariamente deben ubicarse fuera del contexto artístico o estar sujetos a la narración-descripción de cosas y hechos. Un tema podría ser, por ejemplo, la oposición visual entre espacio vacío y solidez de la materia. : Yo soy dibujante. Hacer de este recurso parte importante de mi labor profesional se debe a que encuentro en él la inmediatez y espontaneidad que no tienen, por ejemplo, la pintura o la escultura. A la primera le toca más una labor reflexiva y pensante, y la segunda demanda un espacio de trabajo adecuado, fortaleza física y gusto por el polvo y las virutas. Desde luego, éstas no son las razones de peso que orientaron mi elección, sólo bromeo. De hecho, tomo la pintura de manera esporádica aunque los resultados no siempre son los que deseo. Con el grabado tengo un poco más de suerte y en algún momento pienso que podría trabajar con las formas escultóricas, pues desde hace tiempo he venido acumulando, por medio de dibujos, algunos proyectos e intenciones para con el volumen. Utilizo al dibujo unas veces como medio y otras como fin; por lo pronto, creo que es uno de los recursos que mayores aportaciones hace para generar mi trabajo. Pienso que el dibujo es la extensión directa de mi sensibilidad y el medio que me permite establecer vínculos de todo tipo con la realidad física de las cosas (a veces creo que también con algunos aspectos de la realidad interna que me constituye). Sus recursos formales son los más elementales —el punto y la línea— y, a partir de su combinación y variedad es que debe articularse un repertorio personal de signos que harán posible la aparición de propuestas gráficas. Aprender a dibujar es aprender a mirar, y mirar es labor indispensable del artista visual. alforja | En general, mi proceso de trabajo avanza penosamente lento; desde la aparición de las ideas hasta su elaboración final suele pasar mucho tiempo, de ahí que resulte una constante necesaria el uso reiterado del dibujo pues éste me exige la conclusión de las formas en un solo momento y, a veces, cierra toda posibilidad de trabajo posterior. Por eso la pintura, al permitir arrepentimientos, dudas y arreglos desde la reflexión y la acumulación de las ideas y la materia no es el recurso que mejor se ajusta a mis modos de trabajo que, en sí, implican procesos prolongados. Sin embargo, no es ésa la motivación principal que me mantiene dibujando. Hace tal vez tres años que ociosamente comencé a llenar libretas con dibujos. Las primeras tienen un carácter más bien de estudios estructurales de objetos y personas; siguieron otras en donde el acento se inclina hacia la técnica y la presentación de algunos temas. Los contenidos de las más recientes van desde el uso de instrucciones gráficas y analogías formales entre diversos objetos, hasta las narraciones gráficas y el uso de metáforas visuales para la presentación de algunos conceptos. Pienso que esta labor es equiparable a la del coleccionista, pues se ha convertido no sólo en un asunto recurrente y hasta en mi tema de trabajo, sino en una especie de obsesión por acumular y clasificar especímenes para el propio deleite. La tarea consiste en tener siempre al alcance una libreta y un bolígrafo, dibujar permanentemente, mirar por las noches los resultados y votar junto con Dania por el mejor de ellos. Creo que llenar libretas es lo más sensato que puedo hacer mientras permanezca dando clases y espero también incentivar con ello a mis alumnos. Es necesario explorar profundamente en los alcances y límites que cualquier medio expresivo nos ofrece —llámese dibujo o informática—. Por ello, la insistencia sobre algún recurso no necesariamente implica angostar las posiciones o restringir los resultados; por el contrario, pienso que el conocimiento amplio de un medio permite, en alguna medida, fundamentar propuestas visuales que ofrezcan a la mirada algún tipo de interés. Creo que más que condiciones estilísticas, lo que finalmente determina el carácter formal de mi trabajo, tiene que ver con los medios que empleo y con la función o el uso que la imagen ha de cumplir. Grabar una placa de linóleo, por ejemplo, conlleva siempre la tentación de hacer alarde del oficio y de recursos compositivos; es una labor meditada que la mayoría de las veces exige paciencia y moderación. Hacer un dibujo, en cambio, implica dejar que los accidentes controlados dicten el rumbo de las cosas. Por eso, el resultado formal tiene como característica principal el gesto y la mancha, la inmediatez y la espontaneidad, como hace un momento mencionaba. Cuando realizo un trabajo que será mostrado públicamente en una sala de exposiciones, soy yo quien establece los parámetros de “calidad”, los temas y las posiciones frente a éstos; pero si se trata de ilustrar una revista como alforja —suceso afortunado que además agradezco—, la tarea requiere de un compromiso distinto. Se conjuntan, por ejemplo, situaciones que restringen el tiempo a periodos precisos para la entrega del trabajo, los límites temáticos los proporciona el autor del texto o, simplemente, la labor en su conjunto se encuentra a disposición y juicio del editor, el diseñador y demás personal encargado de la óptima presentación de la publicación. Deben existir otras condicionantes que hacen del proceso de trabajo una suerte de enigma que impide conocer anticipadamente los resultados. Por lo pronto se me ocurren esas dos. De cualquier manera, pienso que concibo mi trabajo desde una perspectiva lo suficientemente amplia como para permitirme una mañana hacer el retrato de mi abuelo con cada una de sus arrugas y detalles, y por la tarde llenar de puntitos rojos una tira de papel de once metros que salga de la tierra. Es decir, a nivel conceptual, formal y técnico no existe en mi trabajo ningún tipo de prejuicio o restricción. Considero que el vínculo con la tradición de la gráfica popular mexicana en mi caso se ha perdido, pues no observo ninguna de sus intenciones en mi trabajo; jamás me consideraría heredero o sucesor de las ideas y objetivos —muchas veces extraartísticos— que estos grupos profesaban. Considero que en este momento las nuevas posibilidades tecnológicas que apoyan la generación de imágenes visuales han tomado el centro de la discusión y, en parte, se están convirtiendo en el tema mismo de las producciones artísticas. Creo que no reconozco influencias específicas que tengan que ver con el arte. El mío pretendo que visiblemente sea un modo de hacer derivado del interés sobre las imágenes visuales. En todo caso, me gustaría reconocer en mi trabajo la influencia de la música y los ruidos de la calle, el ambiente del transporte colectivo, los dibujos de las ruedas de un auto sobre el pavimento… Como productor de imágenes y persona interesada en las artes visuales, aspiro a tener cierta claridad sobre el fenómeno de la creación artística y las implicaciones del mirar, antes que la intención de hacer de mi labor una suerte de reiteración intencional de los autores de mi preferencia. . Creo que en México quien se dedica a hacer grabado está obligado a conocer al menos medianamente los antecedentes históricos inmediatos que se generaron en el país como propuestas visuales portadoras de una nueva voluntad de hacer arte. Desde luego, no basta con sólo conocer autores, motivos y finalidades, sino que también es necesario establecer una posición personal frente a los hechos. El grabado mexicano realizado durante la primera mitad del siglo XX parte de la renovación de los temas y no de la renovación o reflexión sobre el recurso. Como medio es adecuado para la tarea inmediata, la burla y el ataque, de ahí su relación y afán de servir a las causas sociales de interés popular; siendo la reproducción serial la mayor ventaja que el grabado ostenta frente a otros recursos. Esta característica es la que ha logrado trascender hasta nuestros días como un asunto de importancia, el hecho de generar imágenes que permiten la reproducción múltiple, permite pensar en la posibilidad de eliminar deliberadamente la noción de obra única, original e irrepetible, al tiempo que los circuitos de difusión para la obra se diversifican. alforja | Considero que, por más novedoso que resulte un medio, el propio proceso debe ser el que dicte los destinos de una obra. Por otro lado, arte y tecnología siempre han estado relacionados. La tecnología se asoma en una simple barrita de carbón aunque en este momento ese objeto no despierte el mínimo interés. Estar al tanto y permanecer abierto a las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías es una condición indispensable para el artista visual; sin embargo, también creo que pretender hacer uso del recurso sin haber establecido una mínima posición crítica o reflexiva frente al hecho conlleva un riesgo. Probar siempre será interesante y es de mucha utilidad conocer nuevas herramientas, pero atención: se trata sólo de los medios. Las finalidades de la obra son un planteamiento distinto y personal. Pienso que el artista debe hacer uso de lo que mejor convenga a sus intenciones expresivas y finalidades pretendidas, lo importante empero, es desarrollar su potencial creativo, pues si nada tiene para decir, no habrá lápiz ni computador que lo salve. : No es asunto sencillo establecer la relación entre literatura y plástica; sin embargo, me atrevería a afirmar que entre las imágenes literarias y las imágenes visuales el punto de encuentro es la capacidad que ambas tienen de originar intencionadamente asociaciones significativas. Es decir, ambas despiertan e involucran, desde sus medios específicos, la capacidad humana de juntar imágenes y apelan al entendimiento de quien lee o mira. A fin de cuentas, las palabras y las formas representativas o simbólicas no son más que artificios en los que nos apoyamos para establecer un vínculo con el entorno y con los otros, y nos ayudan a entender algunas de las cosas que forman parte de eso que hemos convenido en llamar realidad. Cuando la imagen visual se pone al servicio de las letras, en alguna medida el proceso de elaboración implicado se modifica, aunque no de manera sustancial. Cuando trabajo así, el origen de la imagen visual es la palabra, el primer papel que hago posee un tenue carácter neutral: no es el de dibujante o grabador, sino el de lector en un primer momento e intérprete activo después. Habiendo leído con la suficiente atención empezarán a sucederse las asociaciones imaginativas útiles para el trabajo con las formas. A partir de aquí el proceso envuelve la formalización de las ideas en un medio específico hasta lograr un producto final estructurado y concluyente que deberá mostrar desde un ángulo revelador la idea general que expresa la obra literaria. Creo, sin embargo, que es imposible trasladar una imagen literaria a una forma visual pues se trata de dos medios singulares con caminos y límites propios, la distancia entre ellos no se libra con un salto. El dibujante que apoya con formas las palabras en un texto, puede aspirar a lo mucho a mostrar una pequeña parte de lo que pudo imaginar repasando la lectura y en ninguno de los casos el resultado será lo que quiso decir el autor literario. Palabras y formas representan de modos distintos; sus motivaciones, aspiraciones y finalidades implican diversos niveles de complejidad para su uso y análisis. Al revisar de nuevo los grabados que Mario M. Reyes entregó para este número de alforja me asalta la intuición de que en ellos nada está a salvo: los elementos se imbrican, se transmutan; la figura humana se cierra en sí misma, cercada, asediada; elementos de por sí son inofensivos —peces, mariposas, ranas— dejan entrever una amenaza velada. Un corazón puede ser un manojo de cardos… alforja | CRÍTICA DE LA POESÍA Y DE LOS POETAS JOSÉ MANUEL RECILLAS Contra Gombrowicz 1 Sequitur, Madrid, . Todas las citas corresponden, por supuesto, a esta edición. Las cursivas, salvo indicación contraria, son siempre mías. L a aparición del ensayo Contra los poetas,1 de Witold Gombrowicz, casi medio siglo después de su publicación en polaco y francés, me deparó la emoción de hallar a alguien que tal vez tenía algo importante que decir acerca del mal oficio que rodea al quehacer poético, particularmente entre nosotros. Pero una lectura detenida del mismo me provocó una terrible decepción. Gombrowicz no tiene nada inteligente que decir en contra de los poetas. Más que convertirse en defensor del hombre, como pretende, se transforma en un inquisidor que, con dedo flamígero, acusa y condena, y sólo le falta tomar la leña, el hacha o la soga para ser el verdugo también. Triste papel el de Gombrowicz en este ensayo. Desde que Platón excluyó a los poetas de su república ideal, uno imaginaría que alguien después de él tendría algo más inteligente que decir al respecto o, al menos, aportar pruebas concretas, tangibles, plausibles, para convencernos de sus argumentos. Pero no, Gombrowicz no ofrece una sola prueba y, como todo buen inquisidor, elabora un complicado edificio de acusaciones que, lamentablemente, están sustentadas en absolutamente nada que no sean malabares, prestidigitaciones intelectuales y en fuegos de artificios —así de fatuas y vanas me parecen sus argumentaciones—. Veamos su caso, o más bien, para usar un término jurídico, su falta de caso. El punto central de la acusación de Gombrowicz contra los poetas es más temerario que el de Platón, pues él simplemente afirma que “nadie alforja | (o casi nadie), en verdad, ama los versos, que el universo de la poesía en versos no es sino ficción y afectación”, que “las poesías no me producen ningún entusiasmo… es más, me aburren” (p. ) y que, en virtud de ello, “no soporto esa melopea, monótona y siempre sublime”. Para excusarse de cualquier reproche ante tal afirmación —y hay que decirlo, está en todo su derecho de decir que le aburre la poesía—, Gombrowicz se parapeta en el argumento de que “ataco todas esas formas que dejan de ser para el hombre un cómodo abrigo y se convierten en un rígido y pesado caparazón” (p. ). Obsérvese el atinado recurso del inquisidor:“Nadie (o casi nadie), en verdad, ama los versos”, un absoluto matizado, de forma que no haya manera de reprocharle casos específicos que aparentemente pudiesen refutar sus afirmaciones. Por eso el inquisidor se protege con ese “casi nadie”. Ah, qué recurso tan ramplón para una acusación tan seria. Y es que no tendría el mismo peso la acusación si sólo dijera que le aburren los versos, como de hecho lo dice. Y resulta curioso que en otro momento, Gombrowicz afirme: “Me gusta la aritmética, me permite abordar no pocos problemas” (p. ). Lo curioso es que esto lo dice casi quince años después para otro entramado teórico sustentado en malabarismos similares. En el caso de su diatriba contra los poetas y a pesar de ese gusto por la aritmética —que seguramente le entretiene más que la poesía—, no hay un solo ejemplo aritmético, un solo cálculo que apoye sus argumentaciones. Sólo ese absolutismo de que “nadie, en verdad, ama los versos”. En una respuesta posterior, Gombrowicz señala que sus detractores “deberían haber evaluado, ante todo, objetiva y positivamente, en qué medida mi afirmación de que ‘nadie, o casi nadie’ ama los poemas es cierta”(p. ). Dado que parece que nadie lo ha hecho, ni siquiera el propio Gombrowicz, hagámoslo nosotros. Sólo como medida de contraste y de control, vayamos al summum, es decir, al libro más vendido —en este caso, a la saga de libros más vendidos. Me refiero, naturalmente, a la saga de Harry Potter. Según algunos, hasta había vendido la nada despreciable cantidad de cuatrocientos millones de copias.2 That’s a lot! Comparemos esta asombrosa cantidad con la población mundial, que en era de mil millones mil.3 Esto significa que este libro, bueno… esta saga de libros, la más vendida de la historia, sólo interesó a algo así como a un poco más del por ciento de la población mundial. De modo que estamos comprobando, empírica, objetiva y positivamente, que la realidad le da la razón a Gombrowicz. Casi nadie gusta de la poesía. Basta ver los tirajes de libros del género en México (no más de mil por título) para sentir ese aire gélido como de muerte que debería colarse hasta por debajo de las ventanas para aquellos que escribimos poesía. Y no veo cómo un libro de poesía en ningún lugar del mundo pudiese darle un aire de respiro a su autor. 2 Jenny Booth y agencias [noticiosas]. “J. K. Rowling publishes Harry Potter spin-off”, en Times UK, ° de noviembre de . Cfr. [http://entertainment.timesonline.co. uk/tol/arts_and_entertainment/books/article27843 97.ece]. 3 http://es.wikipedia.org/ wiki/Poblaci%C3%B3n_ humana Lo que sorprende, entonces, es el simplismo de la argumentación de Gombrowicz. ¿Tenía que escribir un pequeño ensayo para decir solamente esto? ¡Qué triste papel el de este intelectual, quemando en infiernitos su pólvora! Pero bueno, no nos desviemos del asunto y revisemos sus argumentaciones, que no se detienen en una simple cuestión aritmética —la cual, matemáticamente, le da la razón. Dice Gombrowicz: “[…] no carezco de sensibilidad poética, ya que ésta no me falta, hasta puedo decir que me sobra” (p. ) y, en apoyo de su dicho, afirma que “como cualquier mortal me conmuevo cuando la Poesía aparece no como verso, sino mezclada con otros elementos más prosaicos —por ejemplo, en los dramas de Shakespeare en la prosa de Dostoievski o Pascal, o simplemente al contemplar una puesta de sol” (p. ). alforja | Analicemos por un instante esta poesía mezclada que le agrada. Lo primero que podríamos pensar es que mencionar a Dostoievski o a Shakespeare es, por sí mismo, un lugar común. ¿Dónde está esa poesía con elementos prosaicos que tanto deleita a Gombrowicz en estos autores? No lo sabemos, pues no se molesta en dar siquiera un ejemplo. Pero podemos afirmar que esa supuesta poesía seguramente le llegó a Gombrowicz por medio de traducciones. ¿Alguien que no haya estudiado letras inglesas ha tratado de leer a Shakespeare en inglés? … Lo mismo pienso yo. ¿Dostoievski? Es más probable que por cierta cercanía lingüística Gombrowicz lo hubiese leído. ¿Y Pascal? Seguramente sí. Y sin embargo, inmediatamente después compara esa poesía con elementos prosaicos como “una puesta de sol”. ¿Es posible hallar una escena más estereotipada, más cliché (es decir, una imagen fija, codificada, fácilmente repetible) que ésta? No creo. Es, de hecho, una imagen que la burguesía prodiga y consume con indiferente alegría. Y ése es el ejemplo de poesía prosaica que Gombrowicz quiere recetarnos. Una imagen, además, que no es, ni con mucho, poesía por sí misma si no es a través de constructos sociales, contra los cuales se supone Gombrowicz se opone. De modo que lo que a Gombrowicz le atrae es esta suerte de destilado aguado que, en definitiva, no es poesía. Y vean la trampa que nuevamente pone el inquisidor. Estamos hablando de poesía, de versos, y de repente, Gombrowicz, como émulo de algún protestante citando la Biblia fuera de contexto, nos pregunta: “¿Por qué me aburre tanto esa receta farmacéutica llamada ‘poesía pura’?” Ah, entonces no es toda la poesía, sino la poesía pura la que molesta a Gombrowicz. Ya cambió de tema. Si viviera hoy en día, diría que sólo está enmarcando la discusión y que se mantiene firme en su rechazo. Pero véase la confusión que el autor ha generado ya en tan pequeño espacio. Para sustentar su dicho de que los poemas le aburren hasta el cansancio, sin presentar pruebas, ahora señala al culpable: la poesía pura. Y de allí concluye que si a él le aburren esos versos, “esa melopea monótona”, entonces a nadie le interesa la poesía. Y usa una fraseología muy particular: “nadie ama los versos”. Y tiene razón. No sé de nadie que ame los versos —los enamorados los usan, pero no creo que ninguno los ame realmente—. Pero allí está una de las primeras trampas lingüísticas del inquisidor, algo muy típico de ellos. Y de repente, otra vuelta de tuerca para acosar al culpable a fin de hacer imposible cualquier respuesta. Dice inmediatamente después: “¡Cuántas cosas descubriríamos si intentáramos saber en qué medida la persona que se postra ante Bach es en verdad capaz de sentir la música en general y la de Bach en particular!” (p. ) Y nos remilga un ejemplo bastante barato, típico del inquisidor, en donde sólo faltan el gallo negro y el cuenco con sangre derramada. Yo lo confieso: a mí me gusta Bach, pero no me postraría ni me he postrado ante él o ante su obra. 4 La bruja. Un estudio de las supersticiones en la Edad Media, Akal, Barcelona, , p. . 5 Ibid., p. . Si seguimos leyendo con cuidado y deshojando la margarita, veremos que ya podemos detectar el método gombrowicziano para ensartar sus perlas: exageración tras exageración, rodeando sus absolutos mientras su malabares distraen para que no veamos de dónde saca realmente el conejo. Aquí otra perla, antes de seguir. En su respuesta a la carta de Milosz, como buen inquisidor, muestra ya sus garras y amenaza: “Por primera vez en mi vida he descubierto el placer del escritor que, rebelándose contra la tiranía, se convierte en portavoz del pueblo… ¡Temblad, poetas, temblad! […] vuestro poder está llegando a su fin” (p. ). No sé por qué, pero este improperio del polaco contra los poetas me recuerda a los inquisidores. Y no hablo, como él, de abstracciones, sino de casos concretos. “El juez actúa con absoluta seguridad; aquel que tiene delante es culpable, y si se defiende, todavía peor.” No, no lo dijo ningún poeta; lo dijo Jules Michelet en su opus magnum 4 al referirse a la forma en que los inquisidores persiguieron a las llamadas brujas y brujos durante toda la Edad Media. Y de hecho, nos pone un ejemplo de esta justicia divina que, en nombre de un absoluto, persiguió inclementemente a miles de hombres, mujeres y niños en toda Europa: Remy, el excelente juez de Lorena, que llegó a quemar a ochocientas brujas, explica triunfalmente el terror desencadenado: “Mi justicia es tan buena, que dieciséis, que fueron detenidas el otro día, no esperaron el juicio y se colgaron antes.”5 teléfono. ¿Cuántas personas habrán llamado para escuchar ese poema? No importa, esa sola señora destruye la argumentación de Gombrowicz. ¿Entendería ella el fragmento de ese poema, alejado de su contexto? No importa. Le agradó lo que escuchó y marcaba sólo para volverlo a escuchar. ¡Oh, Gombrowicz, pobre Gombrowicz! ¡Con qué facilidad se destruye tu artificio absolutista! Todo su ejemplo de la fragmentación de textos para engañar a conocedores resulta irrelevante porque no demuestra nada. ¡Oh, Gombrowicz, con qué facilidad te engañaste! ¿Dónde están esos millares de los que habla Gombrowicz que admiran a los versificadores? En una simple y anónima señora —o en varias, no lo sabremos nunca— que marcaba un número de teléfono para escuchar un poema de un autor del que nada sabía. Y no dudo que en este mismo instante, alguien, al leer esto, decida, él también, de manera anónima, buscar un poema moderno que le agrade, elegir un fragmento, una cuarteta, y cambiar el mensaje de su contestadora por un poema por el simple regocijo de hacerlo. No para probar absolutamente nada, sino para compartirlo con otros, anónimos, que tal vez por equivocación hablen a su número y descubran ese poema. Así ocurren los milagros y se derriban los absolutos intelectuales. ¡El rey va desnudo! ¿Exagero? Veamos lo que le merece la respuesta de Milosz a Gombrowicz: “Con estupor leí la confesión del poeta que, con serenidad y extraña libertad, acepta el cuchillo que apunta en su pecho, apoya aquello que lo mata” (p. ). ¿Puede alguien en verdad pretender apoyar las opiniones de Gombrowicz, el inquisidor, sin sentirse él mismo asqueado? Me gustaría verlo. Sólo para demostrar que los versos pueden gustarle incluso a los no legos en la materia, referiré una anécdota que un amigo alguna vez nos refirió a varios. Según él, un día grabó en su contestadora automática unos versos de un amigo poeta. Si alguien llamaba, escuchaba ese pasaje que él había seleccionado, leído y grabado. Un buen día llegó a su casa, el teléfono sonó y él contestó. Del otro lado, una señora, desconcertada, le pidió que colgara, que no había marcado el teléfono para hablar con él, sino que quería escuchar el poema. Este amigo, entre divertido y sorprendido, colgó y dejó que la buena señora escuchara el poema. Ella no sabía del prestigio del autor, ni quién era ni nada de lo que a los lectores —escasísimos— de poesía les importa. Cómo haya dado con el teléfono de este amigo es irrelevante; lo que sí lo es es el hecho de que alguien ajeno al mundillo de la poesía, de los prestigios —reales o ficticios—, de los premios y las becas, descubrió un poema que podía oír cada vez que deseara con sólo marcar ese número de alforja | 6 Remito al lector interesado a [http://jmrecillas. blogspot.com/// creacin-y-responsabilidadprimera.html#links] y [http://jmrecillas.blogspot. com/2006_02_01_archive. html], donde encontrará una exposición más amplia y concreta sobre esta clase de asuntos. Gombrowicz desarrolla después una retahíla de comparaciones históricas y literarias sin dar un solo ejemplo: que si la poesía pura es como el azúcar pura, que si los poetas se multiplicaron a lo largo de los siglos (p. ), para señalar más adelante, ya sin ocultar lo que en realidad él es —o fue—: “De ahí que no debiéramos aceptar actitudes (sean las que fueren) que reducen nuestras posibilidades casi a la nada tapando nuestras bocas con mordazas —y ante actitud tan artificial y tan pretenciosa, como la del ‘cantor’, deberíamos redoblar nuestra intolerancia” (p. ). Por fin un ápice de honestidad, una confesión por parte del inquisidor, el rasgo que mejor caracteriza a éstos: la intolerancia. Viene luego una serie de argumentaciones con las que no puedo menos que estar de acuerdo (pp. -). ¿La razón? En todo este pasaje Gombrowicz se aleja de su tono inquisitivo y aterriza sus ideas en asuntos concretos: la relación del artista con el mundo de los hombres. Pero inmediatamente después vuelven las generalizaciones. De nuevo situaciones ridículas, más que hipotéticas, “imaginemos la siguiente escena…” (p. ) ¡Pero qué estulticia! Podemos imaginar lo que se nos dé la gana para apuntalar la idiotez que nos venga en gana. ¿Por qué no pone un ejemplo concreto, histórica y metodológicamente comprobable? Porque es más fácil construir un edificio de ficción sin relación con la realidad, que dar ejemplos concretos que, por lo demás, nunca faltan.6 Porque en el fondo la sola propuesta del autor es una absoluta estulticia de principio a fin. Las perlas siguen una tras otra, pero el colmo de la estulticia llega cuando Gombrowicz señala lo siguiente (me ahorro la pena de citar otros ejemplos y disertaciones previas): “¿Acaso creen que si no fuera porque en el colegio nos obligaron a entusiasmarnos por el Arte, de mayores se entusiasmarían espontáneamente? ¿Que si la organización cultural no nos impusiera el arte, nos someteríamos voluntariamente a él?” (p. ) Cualquier fiscal o abogado defensor en cualquier juzgado del mundo diría que la pregunta lleva su propia respuesta. ¿Cómo pregunta alforja | Gombrowicz una estupidez de este tamaño? Me da más vergüenza a mí citarla que la que le debería haber dado a él en su momento. Todo lo que rodea al hombre, incluyendo el arte, es un constructo social. Lo que nos parece natural, espontáneo, es el fruto de esas elaboraciones culturales y sociales que determinan lo que somos y lo que no somos. Comer y beber, algo tan natural. Todos bebemos algo durante la comida. Y usamos cubiertos y una serie de adminículos: platos, vasos, copas, servilletas, manteles. Incluso, el hecho de acompañar la comida de bebidas, todo es un constructo social. Los animales comen primero y sólo beben después, si tienen sed. El hombre —al menos el hombre occidental— bebe mientras come, acompaña sus alimentos de bebidas, que, strictu sensu, no son necesarias. Todo, absolutamente todo lo que nos rodea y nos hace hombres, seres humanos, es el fruto de diversos constructos sociales que, de tan consuetudinarios, nos parecen naturales.7 Y todos esos constructos, por laxos o naturales que nos parezcan, nos son y nos han sido impuestos. La ropa, el calzado, los horarios, incluso el dormir de noche y trabajar de día. Todo es una larga imposición. Y a la estupidez señalada, Gombrowicz agrega otra de similar catadura: “Se trata, por tanto, de un error o de una lamentable ingenuidad pretender de la poesía, o de cualquier arte, que sea, tan sólo, un motivo de gozo para los seres humanos. Sólo así, pueden justificarse todo el ridículo y todo el absurdo que imperan en el mundito de los poetas: sí, les resulta normal que el arte (y la admiración que provoca) sea fruto del espíritu colectivo antes que de una espontánea reacción individual” (p. ). Es increíble la soberbia de Gombrowicz. ¿Quién, que no sea él mismo en este panfleto, ha dicho semejante estupidez? Ni siquiera se molesta en inventar un nombre ficticio que pudiera darle cierta verosimilitud a sus barbaridades. Simplemente, de un plumazo, decide que todos los poetas piensan algo así. ¿Cuál es su fuente? ¿De dónde saca semejante idea? Imposible saberlo. Toda la diatriba de Gombrowicz contra la poesía y los poetas se desgasta, como hemos visto, en afirmaciones gratuitas, en exageraciones, en absolutos que apoyan su aburrimiento universal, su extrema sensibilidad ante algo que no es poesía ni tiene nada que ver con ésta (una puesta de sol). Y lo más divertido es que en realidad no se trata de una diatriba sino, de hecho, de un mero berrinche. ¿Por qué Gombrowicz no usa la aritmética, que según él le ayuda a resolver muchos problemas, para sustentar su enojo frente a los poetas? Porque si lo hiciera no podría elaborar esta complicada coreografía de arbitrariedades y estupideces. Decir que a nadie le importa la poesía basado sólo en datos estadísticos es algo que, como ya vimos, se demuestra en un santiamén. Justificar nuestra oposición hacia los poetas es otra cosa. Y eso, infortunadamente, no logra demostrarlo Gombrowicz. ¡Cómo me hubiera gustado leer una argumentación inteligente y sustentada en vez de este triste espectáculo de soberbia e ignorancia! 7 Véase Norbert Elias, La sociedad cortesana, Fondo de Cultura Económica, México, . RESEÑAS El poeta sabio Álvaro Ojeda T oda composición poética es un ejercicio de control. Se controlan emociones y palabras. La obra en apariencia más desmesurada esconde un pulso firme, cierta proporcionalidad oculta y una búsqueda apasionada de la concisión. Si el poeta opta por una forma poética estricta, la esclavitud elegida liberará al lector, como ocurre con este libro. Nacido en Montevideo en y radicado en Brasil desde , Alfredo Fressia había reunido su poesía en el cultísimo poemario Eclipse, de , mostrando un discurso poderoso y elocuente. Su nuevo poemario, Senryu o El árbol de las sílabas, abunda en una brevedad tomada de la literatura oriental, retocada con pizcas del estuario montevideano y con cierta tristeza del exiliado, de cuño latino. Fressia detalla en el prólogo: “Este libro está formado por cien poemas breves de tres versos cada uno. Son piezas de exactas diecisiete sílabas poéticas y en el mismo orden de los haikus: un primer verso de cinco sílabas, el siguiente de siete y el remate de cinco sílabas otra vez. Ya se sabe, el haiku es la flor rara del árbol y, si canta, es la rara avis. ¿Encontrar un haiku en el árbol de las sílabas se aproximará al hallazgo de la perla en la ostra?” La pregunta no es retórica porque consagra a la poesía como hallazgo y como tarea del tiempo, como perla de la espera que asoma en ciertos sonidos y en su medida exacta. No obstante la igualdad formal con el alforja | haiku, el senryu se permite y permite otras libertades. No necesita remitir obligatoriamente a la naturaleza o a cierta estación del año, puede ser reflexivo desde la intimidad más o menos velada del poeta, o humorístico, o discretamente elegiaco. El senryu habla desde una brevedad engañosa y contradictoria, la contradicción del decir completo pero reticente. Su pequeña historia fluye hacia los ojos del lector como un río que él mismo reconocerá porque lo ha recorrido largamente. El poeta sólo lo dibuja por medio de diecisiete sonidos sin otra pretensión que desafiarse a sí mismo señalando una ocasión, una silueta, una pincelada. En los textos pueden encontrarse algunas obsesiones temáticas del poeta. Una de ellas es la reflexión filosófica a partir de un casi inocente juego de palabras: “Un buey contiene / en sí a todos los bueyes. / ¿Qué hay en un hombre?” Otras veces la paradoja radica en una descripción sencilla y lineal que sorprende al lector como una cuchillada: “Es un caballo / —es todos los caballos— / y no relincha.” En algunos senryu el poeta recurre a viejos tópicos de la poesía para señalar, con la ausencia del contrincante, el martirio de la soledad: “Juego al ajedrez / largas noches de invierno. / No sé con quién.” El lector podrá colocar en esa ausencia el espectro que desee. A veces el poeta no deja lugar a suposición alguna: “Ése es mi hijo / ¿lo ves? Nunca nació. / Espera en vano.” Otra serie de senryu podrían referirse a un tema recurrente en la poesía de Fressia: el exilio. En concreto, esa suerte de ingravidez que inhabilita y enmudece pero que no asegura separación final de la patria; un eterno parto que obliga a retornar a un útero amargo y amado. Esta trilogía describe un futuro incierto: “Hasta mi casa / desde Montevideo / será una vida.” Enuncia un presente inevitable: “Hasta mi casa / desde Montevideo / hay un océano.” Proyecta un viaje ominoso: “Hasta mi casa / desde Montevideo / dura la muerte.” Luminosos y sorpresivos, como peces que saltan desde el mar y brillan un instante al sol, algunos haikus muestran la maestría del poeta en esa consolidación del momento fugaz. Esa especie de pre fotografía que la literatura japonesa enseñó al mundo: “Árbol o espectro, / te embalsamó el otoño / de oro, aserrín.” En otros senryu, la alegoría de la ostra y su secreto aluden a un arte poética esbozada: “Tiempo de perlas. / La eternidad del mar / pesa en la ostra.” No obstante, hay lugar para el humor en esta brevedad. Como otro Onetti intemporal escribe Fressia: “Más de cien víctimas / componen la hecatombe. / Treinta y tres gauchos.” Senryu o El árbol de las sílabas Linardi y Risso, Uruguay, , pp. RESEÑAS Libelo de varia necrología, de Balam Rodrigo Víctor García Vázquez L eer el libro de un poeta joven es un acto que, en sí mismo, representa un riesgo; el lector, aun cuando se acerque con buenas intenciones, puede quedar decepcionado para toda su vida y quizá nunca vuelva a intentarlo, a menos que se sienta obligado, pues además del fenómeno que algunos han dado en llamar la “talleritis”, la euforia por los premios, estímulos a la creación y otros fenómenos afines de la mercadotecnia han generado un voluminoso acervo prescindible que nos aleja de la auténtica poesía. Por otra parte, el hallazgo de un poeta joven puede ser un acto de revelación, un ejercicio que nos confirma que la poesía en México vive una de sus mejores etapas y que lo mejor está a punto de venir. Quizá esta producción masiva, desmedida, esta explosión demográfica de poetas que acualmente existe, constituya el humus de donde brotarán nuestros poetas más fértiles y logrados. Parafraseando a Efraín Huerta, creo que, a fuerza de haber tantos poetas, dejará de haber tantos poetas a fuerzas. Mientras tanto, me parece estrictamente necesario que, antes de emitir un juicio sobre la poesía reciente, primero hay que tener la humildad de leerla, porque también en las letras se han instalado los vicios de la prensa del corazón y los espectáculos; de ahí que actualmente se acostumbre juzgar por la amistad, las apariencias, las relaciones sociales, los currículos inflados, la simpatía de grupos, escuelas o generaciones, la pertenencia a una misma nómina, la adicción a las mismas sustancias, etc., y no propiamente por la obra literaria. Muchos críticos y creadores actuales pierden de vista que la poesía está más allá de los programas gubernamentales, más allá de los planes burocráticos y la necesidad de los empresarios por alforja | hacer actos demagógicos. Aunque lo parezca, la poesía no es asunto de Solidaridad, Progresa u Oportunidades. Tampoco el poeta debe necesariamente caer en estos juegos del mecenazgo institucional sólo por la necesidad de la supervivencia. Hay muchas formas de dignificar nuestra cultura. En una época en que hemos sido despojados de todo —de la esperanza, el respeto, la tolerancia, la diversidad, la libertad de culto y hasta de la libertad de amar— sería bueno que nos atrincheráramos para defender lo poco que nos queda; entre eso poco está la libertad de crear y de creer. Esta es una labor que le compete a los jóvenes; a los adultos les tocó un régimen laboral diferente y muchos de ellos están muy cómodos en su lugar. De ahí no se mueven por miedo a que se los quiten. Algunos recibiendo becas por sus valiosísimos aportes al arte y la cultura; otros sirviendo de jurados con una dudosa moral y algunos más adoctrinando a las nuevas generaciones sólo para que se encarguen de preservar su obra en la memoria; no digo de los lectores, sino en las memorias de los congresos y demás eventos donde se hable de literatura. Insisto, compete a los jóvenes creadores dignificar la literatura: escribiendo obras de calidad, poniendo todo su talento y su capacidad crítica en cada uno de los poemas, haciendo recaer el valor de un libro en su contenido y no en las solapas. Debo expresar mi beneplácito por estar frente a un poeta muy digno y dignificante. Si hablo bien o mal de él, no se deberá a la amistad, pues apenas lo conozco, sino estrictamente a algunos de sus poemas que he leído en revistas, antologías y, principalmente, en su libro Libelo de varia necrología. Tampoco se debe a que sienta una afinidad espontánea porque ambos pertenezcamos al mismo estado, y peor aún, a una misma región, la del Soconusco; pues me parece que la geografía es un mero accidente y nunca debe ser criterio para favorecer o vilipendiar a nadie. El fenómeno del “paisanismo” es una fijación provinciana que mucho daño le hace a nuestra cultura. El sentido de pertenencia es un asunto que, a mi parecer, no se establece a partir de límites territoriales, climáticos o dialectales, sino a la decidida voluntad de identificarse con ciertos códigos. Y es entonces cuando puedo decir, a riesgo de contradecirme, que como lector me identifico con algunos poemas de Balam y, mejor aún, me reconozco humano y chiapaneco en algunos de sus poemas. Como en “Apátrida página”, que me tomaré la libertad de citar: “Amanezco zopilote de la brevedad. Oboe apenas / si cansado no del aire, ni de vida crepitando en mí / sus burlas ni sus veras voces. // Agotado estoy del humo, de las horas asfálticas / de urbe, ubre de concretos donde lactan los casi muertos, / los selectos de la histeria y la ansiedad. // Hay veces que vuélvome pájaro y migro por el canto, / fluyo por caminos de canción y melodiosa bulla. // Soy mirlo en rotación de soles, marimbo en desbandada. // Entretanto me desueñan claxones y pitos, / gritos chirrioneros acuitando a mí y a nos, lector; / (muy a pesar que musiquita del yo-mirlo hermosa es / o hermosa cantiga ésa, la que escuchas). // Haz un hueco en el silencio, lector: Agazapado en tus oídos / encontrarás un pájaro que primavera estos instantes, / dédalo que destila su himno agridulzón / y casi grito limonero de su olor en cítrico gemido. // Después de salivar la limonez de tu silencio, lector, / tira al pájaro el guijarro, calla la siringe mía / que descifra el vuelo que habré de pajarar / hasta la ciudad que vive y muere / en el punto éste de tu página.” El poema expresa ese dolor del desarraigo que todos hemos sentido alguna vez, esa desazón que causa la ciudad porque uno añora su monte, su selva y extraña su animalidad. Como fiera en zoológico, el hombre montaraz se va volviendo triste en la ciudad contaminada; y aunque ya no pueda rugir o bramar, le quedan fuerzas para escribir poemas nostálgicos como éste. Pero Balam no es un poeta que constantemente hable sobre su condición geofísica; al contrario, parece que su búsqueda dista mucho de sus coterráneos. Libelo de varia necrología, libro ganador del Primer Concurso de Poesía Ciudad de México , es una obra que desde el título mismo advierte su desavenencia con los clichés contemporáneos. Su autor, de formación ecléctica —es biólogo con estudios en teología—, es dueño de una cultura extraña y poco frecuente entre los hacedores de poemas. Lo común, como sabemos, es que los poetas actuales sean egresados de las carreras de letras o alguna otra del ámbito de las humanidades. Balam es biólogo, teólogo y poeta, pero por fortuna no se le notan los diplomas. Tres secciones conforman este libelo: “de Madame la Loca y sus noches gáticas”, “en de la Lengua Del Cardo ya más muerto”, y “de los Ebrios Cazadores de Luz”. Desde los mismos títulos se advierte ya la valiente apuesta por un lenguaje que transgrede la sintaxis y la semántica tradicional. En el primer cuaderno —“de Madame la Loca y sus noches gáticas”—, Balam recorre los caminos ya andados por otros poetas latinoamericanos, entre otros, César Vallejo, Otto-Raúl González y, según su propio dicto, el brasileño João Guimarães Rosa. Cada uno de estos poetas, desde su lengua, se aventuró a incluir neologismos en su poesía. En el caso del brasileño, el neologismo no es sólo un elemento ornamental, sino parte esencial de su poética. Consciente de su labor creativa, el poeta adopta una actitud crítica respecto al lenguaje: escribir es inventar; la creación de nuevos mundos posibles lleva consigo el descubrimiento de una nueva lengua. Nuestro poeta se embarca en esta tradición y sigue más o menos los mismos recursos que sus antecesores. El español tiene más de ochenta mil vocablos básicos y, en total, posee más de cuatrocientas mil palabras. Sin embargo, el poeta no siempre encuentra el término más adecuado para expresar la idea; de ahí la necesidad de los neologismos. El mecanismo que Balam sigue para la creación de las palabras nuevas se apega a los lineamientos que la misma lengua señala desde su origen: la composición, la derivación y la parasíntesis. En el primer caso encontramos varios términos compuestos por yuxtaposición. Frecuentemente se yuxtaponen dos sustantivos: gatoperlas y gatopacio; o un sustantivo más un adjetivo: gatávico y mínina; o bien, dos adjetivos: azulejana. También hay composición por prefijación, como en antigato. La derivación la encontramos en palabras como palimpsestía, gatedad, gaturnal y gatido, mientras que la parasíntesis aparece en el neologismo maulluvie, que personalmente es el que prefiero. Sin embargo, el elemento principal de este cuaderno no son los neologismos, a pesar de que puedan atraer o distraer nuestra atención, sino su aspecto superestructural. El poema entreteje dos discursos poéticos claramente identificables por las marcas tipográficas. Por una parte, se percibe una voz construida con versos de arte mayor, cuyo recurso principal es el tono descriptivo y que frecuentemente elude el Yo poetizante. Este sujeto poemático contempla la ciudad, la describe, la sufre en su condición de felino e involucra al lector para que padezca la sordidez y amargura de los espacios citadinos. Cito un fragmento de esta parte: “Porque no hay sino la sola ciudad y el ácido zarpazo de sus calles, sino el solo pentagrama de sus cables que estrangulan sueños y zapatos desahuciados.” Residente del interior poético de la ciudad es el personaje Madame la Loca, quien se hace escuchar en el poema mediante una voz resaltada por las cursivas. Este personaje puede ser la voz misma de la ciudad, pero se instala alforja | en la mirada del felino. Su voz se apoya unas veces en recursos narrativos, otras parece construir un discurso que tiende más a lo doxal o gnómico, pero casi siempre está permeado por el sarcasmo, el humor negro y la conciencia de la muerte. Una voz que acicala su misterio en cada uno de los versos. Según observo, el poema pone en escena a dos voces poéticas pero que en esencia quieren ser una sola; mantienen un diálogo que a lo largo del poema se convierte en monólogo interior directo. Podemos decir que el espacio poemático está configurado por una voz y una perspectiva; la voz, como lo mencioné anteriormente, depende de un sujeto lírico que elude el Yo poetizante; la perspectiva, en cambio, está instalada en la mirada felina; esta mirada trata de engatusarnos, hacernos creer que la lengua es inmortal, como se dice de los gatos: “Gatear ha si la víspera de su reposo final anocheciere. Gatear ha si en los crepúsculos rotos se yergue sobre los tejados del insomnio a maullar lunas, allí donde ágata es la noche y los zurdos gatos se ponen a lamer el corazón de la ciudad y sus bemoles: / Gatávico el lenguaje, gatísima la letra y la aprehendida palabra, y gáticas las noches del idioma porque inmortal es la ciudad en su más honda felinura […]”. Porque en su propio nombre lleva su condición de felino, a este poeta no le es ajena la costumbre de los gatos. Lo interesante de este poema es que el autor logra mantener la tensión lingüística y la intensidad emotiva; además desarrolla una historia que nunca pierde el hilo conductor. Producto de su poética neologista, Balam logra con este texto una neotonalidad, una música extraña y sugestiva; aún consciente de que las palabras son todo en la poesía, el poeta no pierde de vista la sintaxis, la cadencia y el ritmo. Para ello recurre al polisíndeton, un recurso que permite mantener la armonía y el suspenso. Así como recurre a los neologismos, el poeta acostumbra también incorporar palabras en desuso, formas anacrónicas que funcionan como oxímoron semánticos de las formas inventadas. Aquí habrá que recordar que en la región de donde procede el autor se mantienen vocablos del español antiguo, y que los campesinos de la costa chiapaneca utilizan muchas palabras que ya sólo el Quijote usa. De ahí que podamos decir que sus recursos no son meramente librescos, sino que, a menudo, los toma de su habla popular. La combinación de los términos antiguos con los nuevos crea una música ronroneante, un lenguaje gatuno que crea un intrigante equilibrio entre la forma de la expresión y la forma del contenido. Debo reconocer que “de Madame la Loca y sus noches gáticas” me ha parecido uno de los poemas más logrados que he leído de un poeta joven en los últimos años; en él no sólo hay destellos, sino zarpazos, tarascadas de auténtica poesía. Su logro consiste en que el autor pudo dar con el lenguaje adecuado, explotar al máximo su germen creador y usar uno de los elementos imprescindibles de la poesía: el humor. No el chiste, el albur o la ocurrencia, como muchos acostumbran, sino el auténtico humor, entendido como el estado afectivo donde convergen la amargura de la vida y la ironía de la muerte. Sobre el tema de la muerte habla justamente el segundo cuadernillo del libro, “en de la Lengua Del Cardo ya más muerto”, conformado por un solo poema. Aunque la disposición tipográfica lo hace parecer en prosa, en realidad se trata de un poema perfectamente versificado, con versos de arte mayor medidos por la respiración, escritos con una cadencia cercana a la letanía. No se trata de un poema que hable de forma directa de la amargura de la muerte; más bien describe la impronta que deja en cada uno de los seres: la muerte como una especie de nostalgia de lo que aún no se ha padecido. Más que el padecimiento, la imaginación, mejor aún, la preocupación por saber “qué ojo nos verá mañana”. “De los Ebrios Cazadores de Luz”, tercera sección del libro, agrupa poemas inspirados en la obra del fotógrafo checo Josef Koudelka. Para quien haya observado sus fotografías, no es ajeno el profundo mensaje humanista y el desgarrador sufrimiento físico y moral que emana del trabajo de este artista de la lente. Balam sabe que, como poeta, debe entrenar la mirada y poder transmitir poéticamente lo que sus ojos contemplan. Sin embargo, más que una descripción, el poeta nos presenta su propia percepción. No lo guía un afán descriptivo, sino el anhelo de resemantizar lo que el ojo del fotógrafo captura, y lo hace con un lenguaje no exento de humor e ironía; como muestra citaré los siguientes versos: “Si el revelador no me engaña, / los negativos —cual filicidas cuervos— / han de sacarme los ojos: // Hijos de la luz en desbandada.” ¿Quién es el ebrio cazador de luz? ¿El fotógrafo que sabe asir la realidad con la ayuda de la lente o el poeta que tiene la capacidad de capturar esa imagen con la luz de la palabra? Tomaré como respuesta el último verso de este libro, pues quizá mi duda sea sólo un “Inútil guiño de luz / en una eternidad de sombras.” Libelo de varia necrología es un poemario que deja leerse de principio a fin; muchos de sus versos destellan auténtica poesía y nos confirma que no siempre los creadores jóvenes son antídotos letales contra la poesía. Su autor, Balam Rodrigo, ha encontrado la madriguera perfecta y no escatima en rugidos con tal de que los lectores podamos tactar un poco la luz que él posee. Libelo de varia necrología Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, México, , pp. alforja | FE DE ERRATAS alforja REVISTA DE POESÍA, núm. (invierno ) “El retardado surrealismo de Octavio Paz”, de José Vicente Anaya p. , renglón Dice: “(quien tenía siete años de edad cuando el surrealismo nació)” Debe decir: “(quien nació siete años después del surrealismo)” p. 149, renglón 7 Dice: “(con doce años de edad en el momento que Breton lanza el primer manifiesto)” Debe decir: “(nacida doce años después del momento en que Breton lanzó su primer manifiesto)” alforja PUNTOS DE VENTA Librerías Educal en todo el país Ciudad de México Gandhi | El Sótano | Siglo XXI | Fondo de Cultura Económica Librería Mascarones de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM Fundación Sebastián | Librería Ararat, Coyoacán Librería Umbral, Miramontes Para suscripciones a la revista, venta de ejemplares, libros del acervo editorial de Alforja y/o grabados, comunicarse con MIREYA VARGAS 5605 6102 | (04455) 3674 2247 [email protected] | [email protected] alforja …suscríbete… Colección ( x cm) Jorge Enrique Adoum Rodolfo Alonso José Vicente Anaya es una revista trimestral de poesía alforja REVISTA DE POESÍA Jotamario Arbeláez Régis Bonvicino Rafael del Castillo Alfredo Fressia Nombre Dirección Teléfono Correo electrónico Ejemplar $. M.N. Núm. Suscripción anual $. M.N. ( números) Ciudad de México Jaime Jaramillo Escobar Niki Ladaki-Filippou José Ángel Leyva Floriano Martins Nacional $. M.N. ejemplar $. M.N. suscripción anual Internacional $. USD ejemplar $. USD suscripción anual Suscripción a partir del núm. Para suscribirse hacer depósito bancario en HSBC cuenta núm. , sucursal Coyoacán, Ciudad de México, por la cantidad correspondiente (a nombre de Alforja Arte y Literatura, A.C.) y enviar comprobante o giro postal junto con este cupón a alforja, Copilco , edif. , depto. , col. Copilco Universidad, Del. Coyoacán, , México, D.F. Fax: Correo electrónico: [email protected] Página en Internet: www.alforjapoesia.com Carlos Montemayor Margaret Randall Juan Manuel Roca Máximo Simpson • Antonio Cisneros • Juan Gelman • Lédo Ivo • Roland Jooris • Stefaan van den Bremt • OBRA GRÁFICA Para información sobre precios y adquisición de grabados, consultar la página en Internet (www.alforjapoesia.com) alforja R E V I S TA D E P O E S Í A se terminó de imprimir en junio de El tiro consta de ejemplares.