Tema 6 - PsiqueUned. Psicología. UNED

Anuncio
PE II C_6º
Página 1 de 13
CAPITULO 6º : EL DESARROLLO DE LA PERCEPCIÓN Y DE LA
ATENCIÓN
1. INTRODUCCIÓN.
Vamos a ver el proceso mediante el cual el niño, a partir de un conjunto de
habilidades básicas, con las que ya viene equipado al nacer, construye esquemas de
acción que le permiten situarse en el mundo y actuar sobre él.
La exploración de las capacidades perceptivas tempranas puede ayudar a situar el
debate entre innatistas y empiristas en el campo experimental.
Los innatistas experimentan un enorme regocijo cada vez que algún nuevo
experimento pone de manifiesto capacidades insospechadas de los recién nacidos,
porque tales capacidades no pueden deberse a la experiencia perceptiva.
Por su parte, los constructivistas encuentran un apoyo a sus tesis cada vez que se
observa que determinadas tareas perceptivas que no deberían entrañar
demasiadas dificultades para los bebés, de hecho sí las ofrecen.
Hay que aclarar que decir innato o innatista no implica apelar a que toda la
conducta esté regulada de un modo directo por genes específicos. Dado el número
de genes realmente existente y la variedad, la flexibilidad y riqueza de la conducta
eso sería, sencillamente, quimérico.
Se trataría más bien de planes generales, de carácter endógeno, que se despliegan
siguiendo un proceso epigenético.
También no porque una determinada habilidad no se exprese en un momento
determinado el niño no la posea.
La distinción entre competencia y actuación nos va a ser muy útil. LA única
restricción que hemos de poner a esta distinción es que no se convierta en un
escudo protector de posturas dogmáticas.
La clave está en si es posible buscar o diseñar situaciones experimentales que nos
permitan dirimir si el bebé posee la capacidad o no y bajo qué condiciones la
actualiza.
Los psicólogos cognitivos están divididos entre los que creen que el niño nace con
módulos innatos que le permiten ejecutar funciones específicas tales como el
conocimiento del objeto, el reconocimiento de rostros o la comprensión lingüística
y los que consideran que la especialización es un producto emergente que depende
no sólo de las capacidades con las que a viene equipado el pequeño sino también de
la propia actividad de los niños.
2. LA CONSTANCIA DE LA FORMA, EL TAMAÑO Y LA POSICIÓN.
La búsqueda de habilidades cognitivas ha sido posible gracias a dos herramientas
metodológicas: la recuperación de la atención tras la habituación y el método de las
preferencias.
Estas técnicas nos han permitido establecer que los bebés comprenden, por
ejemplo, la constancia de la forma y la constancia de los tamaños.
[email protected]
PE II C_6º
Página 2 de 13
Algunos experimentos que se basan en una pauta observada durante los primeros
meses de vida: si los bebés miran repentinamente a un objeto y luego se les da la
oportunidad de mirar al mismo o a uno diferente, prefieren mirar a lo nuevo.
Esto supone que están en posesión de la aptitud de mantener el concepto de un
objeto a pesar de las transformaciones de su imagen retiniana (constancia de la
forma).
Por el mismo procedimiento pudo inferirse que desde el momento del nacimiento los
niños perciben la constancia del tamaño de un objeto independientemente de los
cambios en la distancia desde la que se observa, y, al margen de los cambios en la
imagen retiniana que producen estos cambios.
Si los niños percibieran el tamaño real constante de u objeto familiar a través de
los cambios en su distancia entonces mirarían más lo nuevo.
Esto muestra que perciben tanto la distancia a la que se encuentran los objetos
como su tamaño constante. Así podemos concluir que la percepción de la distancia
es independiente de la experiencia visual previa pues ya recién nacidos dan
muestras de ella.
Otro aspecto importante es averiguar si los niños cuando se mueven perciben las
posiciones constantes de objetos estacionados.
Sabemos por estudios anteriores que los niños miran más tiempo a los objetos en
movimiento. Tanto a los dos como a los cuatro meses perciben la distancia y
posición constante del objeto estático. Estos resultados están en contra de una
amplia gama de teorías empíricas que sostienen que la gente aprende a percibir la
distancia a la que se encuentran los objetos manipulándolos o acercándose hacia
ellos.
Los niños de dos meses son capaces de percibir la posición constante de los
objetos estáticos, así cabe pensar que se benefician de su experiencia visual y que
esta activa experiencia visual les permite calibrar ciertas constancias perceptivas.
3. LA UNIDAD DEL OBJETO.
Un trabajo de enorme repercusión es el que llevaron a cabo Kellman y Spelke para
estudiar la percepción de la unidad del objeto semioculto por otro objeto.
Habituaron a bebés de 4 meses a una barra que se movía detrás de un objeto que
ocultaba racialmente. Una vez que se habían cansado de mirar se les presentaban
dos estímulos distintos: uno era la barra entera y otra dos trozos de barra aunque
en alineación perfecta. La cuestión era qué estímulo logrará la recuperación de la
atención (deshabituación). Se piensa que los niños mirarán más a aquel que resulta
más chocante o más inesperado, y es así. Para explicar esta preferencia, hay que
pensar que los bebés tiene que haber ido más allá de lo percibido en primera
instancia: tienen que ser capaces de haber construido una barra completa. ¿Esto
supone que el niño recién nacido está en posesión de la unidad del objeto?.
Johnson y Nañez trataron de ver si los bebés antes de los 4 meses estaban en
posesión de esta habilidad. A los 4 meses los bebés miraban más tiempo la barra
rota que la completa, después de un periodo de habituación a la barra y a la caja.
Sin embargo, los niños de tan solo dos meses no mostraban preferencia por una o
[email protected]
PE II C_6º
Página 3 de 13
por otra. Esto podría indicar que la percepción de la unidad del objeto emergería
durante un periodo de 2-4 meses. Ni el tiempo de gestación, el tiempo de
habituación o el sexo influyen en la consolidación de esta habilidad, se debe a
procesos madurativos de los bebés.
¿Qué habilidades son necesarias para percibir la unidad del objeto?. Se requiere
un nivel mínimo de resolución visual para distinguir los distintos elementos que
conforman el dispositivo experimental. Ha y que ser capaz de procesar la
información visual relevante. Quizás sea necesaria una habilidad deductiva,
cognitiva, por tanto, que dé sentido a lo percibido.
En los niños de dos meses es posible que su incapacidad para captar la unidad del
objeto se deba a sus limitaciones en la percepción de la información visual
relevante.
Para probar esta hipótesis, Johnson y Aslin utilizaron dispositivos en los que
variaban la cantidad de la barra que estaba oculta. La hipótesis fue que si se
mostraba una mayor cantidad de barra la comprensión de la unidad del objeto
aumentaría. Los resultados avalan la hipótesis.
Johnson y Aslin concluyen que la percepción de la unidad del objeto es deudora de
múltiples rasgos visuales u no de uno solo: el movimiento simultáneo de las dos
partes visibles tras el objeto, el alineamiento o simple conectividad entre ellas, el
tipo de textura del fondo contra el que se presenta el dispositivo, el tamaño del
objeto que se interpone, el efecto de bidimensionalidad o tridimensionalidad del
dispositivo...
Es decir, el proceso de formación de la unidad del objeto está causado por
múltiples factores y no lo conocemos completamente.
Entre los 2 y los 4 meses los niños parecen percibir la unidad del objeto a pesar de
que esté parcialmente escondido. ¿Por qué fallan en otras situaciones en las que
tiene que identificar que objetos distintos que desaparecen por detrás de
pantallas no pueden ser el mismo objeto? Es lo que los investigadores denominan la
identidad numérica. Spelke y Kestenbaum concluyeron que los niños y los adultos
infieren de la discontinuidad espacio temporal observada, que tiene que haber dos
objetos numéricamente distintos, única forma de explicar coherentemente los
sucesos perceptivos.
Xu y Carey volvieron a repetir el experimento con niños de 10 meses y obtuvieron
los mismos resultados. Los niños interpretan la discontinuidad del movimiento en el
sentido de que tiene que haber dos objetos.
Al igual que los adultos, los niños de 10 meses utilizan la información espacio
temporal para establecer cuántos objetos están implicados en la situación y para
determinar su identidad.
Sin embargo, Xu y Carey introdujeron algunas modificaciones en el diseño original.
En lugar de dos pantallas utilizaron solo una, y en lugar de un mismo objeto
utilizaron dos distintos.
En este caso los niños de 10 meses miraron más tiempo, en la fase de prueba, a los
dos objetos. Sin embargo cuando se mostraban en la fase de familiarización ambos
[email protected]
PE II C_6º
Página 4 de 13
objetos los niños sí tenían éxito y superaban su preferencia espontánea por los dos
objetos y miraban más tiempo al objeto único.
A los 12 meses los niños sí tienen éxito en esta tarea y dedican más tiempo a mirar,
en la fase de prueba, al objeto único, lo que nos dice que a esta edad son capaces
de utilizar la información de que los dos objetos son miembros de categorías
distintas y que tienen que ser objetos numéricamente distintos. La principal
conclusión de estos estudios es que los niños de 10 meses no son capaces de
utilizar la información que proporciona el tipo y propiedades de los distintos
objetos para llegar a representarse a dos objetos como numéricamente distintos.
4. LA COMPETENCIA Y LA ACTUACIÓN.
Los fallos observados en ciertas tareas nos obligan a plantearnos el complejo
problema de por qué en determinadas situaciones los niños se muestran
excepcionalmente competentes mientras que en otras parecen menos capaces.
Por ejemplo, en la denominada tarea A-no B en la que se oculta un objeto en el
lugar A permitiendo que el niño lo alcance y luego se oculta en B, los niños (hacia los
8 meses) persisten en intentar recuperar el objeto en A aunque han visto que se
ocultaba en B.
Para Piaget esto muestra que la comprensión de la permanencia del objeto no está
consolidada.
Según cómo se plantee la tarea (activa manipulación de los objetos o simplemente
mirar sucesos que violan previas expectativas) la actuación de los niños varía, por lo
que su estimada competencia se ve fortalecida o desfavorecida.
Spelke y Newport consideran decisiva la distinción entre competencia y actuación
para explicar estas anomalías. Tal distinción nos permite atribuir a los niños
habilidades subyacentes y no simplemente dedicarnos a describir los cambios que
se suceden con la edad.
Pero el hecho de que se haya podido probar que los niños están en posesión de
ciertas estructuras hace pensar a estas investigadoras que es posible hacer
emerger la competencia antes de que se manifieste en una actuación abierta. Todo
lo que se necesita para traer a la luz competencias ocultas es encontrar
experimentos astutos que las revelen.
El paradigma de violación de las expectativas, parece mostrar una mayor
competencia de los bebés. Al estudiar las reacciones de los bebés a
acontecimientos imposibles y sorprendentes podemos ver si ellos tienen el tipo de
restricciones que tiene los adultos en los conceptos con que categorizar el mundo.
De todo un conjunto de experimentos, Baillargeon concluye que los bebés tienen
muchos más conocimientos físicos de lo que anteriormente se les habían concedido
y eso supone que efectúan un análisis conceptual similar al que llevan a cabo los
niños de más edad y los adultos.
Spelje, Brienlinger, Mancombre y Jacobson sostienen que los bebés nacen con
cuatro restricciones.
Munakata observa que si las tareas de Piaget revelan limitaciones, los ingeniosos
experimentos que acabamos de comentar descubren cierta competencia ignorada
[email protected]
PE II C_6º
Página 5 de 13
por Piaget. A su juicio hay tres aspectos a la hora de investigar las capacidades del
recién nacido: dónde situamos las bases de la conducta infantil, la estrategia de
investigación adoptada y la forma en la que explicamos la distinta actuación de los
niños según el tipo de tarea que empleemos.
Si adoptamos un enfoque teórico basado en principios subyacentes, como el que
sostienen Spelke y Baillargeon, apelaremos a que los niños disponen de principios
tales como “los objetos existen independientemente de las percepciones que tenga
de ellos” para explicar su conducta. Si los niños demuestran alguna sensibilidad
hacia ese principio, entonces es que ellos están en posesión de tal principio. La
estrategia de investigación será diseñar tareas en las que se pueda poner de
manifiesto tal principio. Eso hace que se atribuyan a los niños la permanencia del
objeto a una edad más temprana de lo que lo hizo Piaget. Entonces, para explicar la
incapacidad de los bebés postulan deficiencias en la actuación de los infantes.
Munakata propone otro enfoque, en lugar de postular principios inherentes, de
todo o nada, para explicar la conducta infantil, lo que propone es el estudio de los
procesos que, por su propia naturaleza, son graduales y el resultado de complejos
procesos dinámicos que están en íntima conexión con la experiencia. LA teoría de
los sistemas dinámicos asume que el desarrollo no depende de factores aislados
que funciona de un modo independiente, la organización y el desarrollo funcionales
surgen de las interacciones entre los múltiples factores dentro del sistema.
Telen reconoce que la teoría de Piaget se ajusta a la secuencia de desarrollo de un
modo general pero fracasa a la hora de captar la complejidad del desarrollo en
detalle.
También rechaza las ideas innatistas. Ha hecho junto con Smith un estudio muy
cuidadoso del proceso mediante el cual los niños llegan a andar.
Richardson señala que los investigadores que abogan por un bebé muy competente
ya desde los comienzos de la vida se basan en las técnicas de habituación, que no
son medidas perfectas de la cognición en la primera infancia, y su interpretación
dista mucho de ser clara.
En la mayoría de las investigaciones, las diferencias en las variables dependientes
tienden a ser probabilísticas y no categóricas.
Hay muchos datos experimentales pero que no se interpretan de la misma forma
por todos los investigadores.
La distinta orientación teórica de quien los proyecta influye decisivamente en las
conclusiones a las que cada uno llega.
5. LA PERCEPCIÓN DE LAS FIGURAS ILUSORIAS.
Las figuras ilusorias se utilizan para estudiar la organización perceptual por sus
características particulares. Estas figuras existen únicamente como relación entre
los elementos que las inducen.
Según el trabajo realizado por Bertenthal y colaboradores con bebés de 5 y 7
meses de edad, los bebes más pequeños no perciben estas relaciones, no son
capaces de apreciar el conjunto del estímulo que presenta una ilusión óptica.
[email protected]
PE II C_6º
Página 6 de 13
Los bebés de 7 meses manifestaron percibir un cambio cuando se les presentaba la
figura que creaba la ilusión óptica, pero no cuando se les presentaba la otra. El
hecho pone de manifiesto que los niños responden a la configuración global de la
figura más que a la orientación de los elementos individuales que la forman. Los
niños de 5 meses mostraron una tendencia similar a la de los niños de 7 meses,
pero su actuación fue menos consistente. No se puede afirmar que los niños
perciban la figura ilusoria hasta que no se eliminen otras explicaciones alternativas.
Es posible que los niños no estén percibiendo la figura ilusoria sino que el área
abierta que se genera dentro del cuadrado podría ser distinguida de la figura no
ilusoria debido a una menor frecuencia de información espacial.
Condry y Yonas proponen una situación experimental dirigida a eliminar este
problema, y sus resultados parecen indicar que los niños de 7 meses están
percibiendo los elementos inductores de la figura ilusoria como círculos que
permanecen detrás de la figura ilusoria que los oculta. Los resultados con los niños
de 4 meses son más difíciles de interpretar ya que no manifestaron ninguna
preferencia ante la presentación de los distintos estímulos. Es necesario seguir
investigando.
6. LA RELACION ENTRE ACCIÓN Y PERCEPCIÓN.
Las investigaciones contemporáneas sobre desarrollo motor se centran en los
procesos perceptivo-motores y en cómo estos cambian a través del tiempo.
Una gran parte de estas teorías se sitúan en una perspectiva sistémica. Esta
perspectiva subraya las limitaciones del punto de vista del desarrollo como un
proceso simple y enfatiza que el desarrollo está necesariamente en función de la
confluencia de muchos factores distintos que tienden a organizarse
dinámicamente, es decir, las relaciones que se establecen entre los distintos
factores están continuamente en cambio. La teoría de sistemas dinámicos ve las
nuevas habilidades motoras como reorganizaciones de destrezas dominadas
previamente que conducen a formas más eficaces de explorar y controlar el
ambiente. El desarrollo motor es influido por la maduración del sistema nervioso
central, las posibilidades de movimiento del cuerpo, el apoyo ambiental hacia la
destreza y la tarea que el niño tiene en mente.
Todas las conductas coordinadas espacial y temporalmente requieren tanto de la
percepción como de la acción. Esos cambios preceptúales modulan la acción que
asegura que el acto sea un éxito.
La teoría de sistemas dinámicos se ve respaldada por los estudios transculturales
centrados en el análisis de cómo las variaciones culturales influyen en el ritmo y
forma del progreso motor.
La herencia establece las nociones generales del cambio, pero la experiencia
contribuye a la secuencia precisa de los hitos del desarrollo y el ritmo al que se
alcanzan.
[email protected]
PE II C_6º
6.1
Página 7 de 13
LA TEORÍA DE LA DIFERENCIACIÓN DE GIBSON.
Eleanor y James Gibson proponen la teoría de la diferenciación como principio
general que justifica el desarrollo perceptivo. Esta teoría defiende que el
desarrollo perceptivo tiende a la identificación de rasgos o propiedades invariantes
en el ambiente.
El mundo perceptivo del bebé está en constante cambio y los bebés buscan los
rasgos que permanecen constantes. El desarrollo perceptivo consiste en el aumento
de la sensibilidad del niño hacia qué propiedades de los objetos y de las personas
permanecen estables y cuáles varían. Al inicio del desarrollo, la información tiene
un carácter amodal, pero progresivamente irá diferenciando las cualidades
sensoriales específicas de cada modalidad.
Será a partir de los seis meses cuando comenzarán a diferenciar las cualidades
sensoriales específicas de cada modalidad.
En este enfoque es muy importante el papel que se otorga a la conducta
exploratoria como búsqueda activa del conocimiento. Esta importancia nos lleva
hacia un concepto central en la teoría ecológica de los Gibson, el concepto de
“affordance = oportunidad”. Lo más importante es la referencia que hace tanto al
sujeto como al medio de forma simultánea. Podemos definirlo como las
posibilidades de acción que una situación ofrece a un organismo con determinadas
habilidades motoras.
La conducta se produce en un medio concreto y es necesario para que la conducta
sea adaptativa que el sujeto perciba las oportunidades que este medio permite.
Gibson insiste en la interconexión de las distintas capacidades del niño.
Podemos observar cómo el enfoque ecológico nos ofrece un marco adecuado para
alcanzar un mejor conocimiento del modo en que los sistemas perceptivo y de
acción cooperan en su desarrollo para promover el desarrollo cognitivo.
En este sentido, Gibson distingue tres fases en el primer año de vida del niño:
• Fase 1. Abarca desde el nacimiento hasta los 4 meses. El bebé centra su
atención en el campo visual inmediato y descubre algunas propiedades
básicas de los objetos al prestar atención a su movimiento y al ejercer la
exploración háptica a través de la boca. Atiende a sonidos. Estos sistemas
exploratorios ya aparecen coordinados.
• Fase 2. Comienza en el 5 mes. El bebé presta atención a los objetos. El
desarrollo del sistema de exploración manual le permite alcanzar y agarrar
los objetos. La agudeza visual se ha incrementado, y puede captar la
profundidad. Se intensifica la exploración intersensorial no sólo de los
objetos en movimiento, sino también de los estáticos.
• Fase 3. Se inicia sobre el octavo o noveno mes. La atención se expande
sobre un espacio más amplio. La propia locomoción le permite descubrir las
propiedades del medio más obvias.
[email protected]
PE II C_6º
6.2
Página 8 de 13
DIFERENCIAS ENTRE PIAGET Y GIBSON.
Piaget y Gibson presentan algunos puntos de vista diferentes en el desarrollo de
las conductas exploratorias. Coinciden en que el niño es un agente activo en el
ambiente.
Están de acuerdo en que las conductas exploratorias son intrínsecas al niño y en
que su función es aumentar su conocimiento del mundo. Las diferencias están en
cómo ven las habilidades del recién nacido.
1. Gibson asume que los sistemas sensoriomotores están coordinados desde el
nacimiento, mientras que Piaget opina que las sensaciones visuales, auditivas
y hápticas están inicialmente descoordinadas, llegando a integrarse
mediante la experiencia.
2. Gibson propone que la acción del recién nacido está dirigida hacia la
exploración externa del mundo, mientras que Piaget afirma que el recién
nacido no diferencia entre él mismo y el mundo.
3. Piaget ve la conducta del recién nacido como reflexiva respondiendo a los
estímulos externos de una manera compulsiva, y Gibson la ve como inmadura
y falta de habilidad, pero espontánea y dirigida de forma intrínseca, aunque
también afectada por el ambiente.
La postura de Piaget a sido criticada por no otorgarle un papel suficiente a la
percepción. El recién nacido de Piaget sólo puede dar respuestas reflexivas a los
estímulos. El conocimiento del mundo se construye únicamente a través de la
experiencia. El recién nacido de Gibson interactúa con el medio ambiente
estimulado por una sensibilidad más precoz hacia la información perceptual que no
tiene que ser construida por la experiencia.
6.3
EL MOVIMIENTO INDEPENDIENTE Y LA PERCEPCIÓN DE LA
PROFUNDIDAD: EL ABISMO VISUAL.
La percepción de la profundidad nos permite distinguir la distancia que hay entre
los objetos y entre ellos y nosotros.
¿Los bebés perciben la profundidad?. Para responder Eleanor Gibson y Richard
Walk inventaron un aparato denominado el abismo visual que ha tenido importantes
aplicaciones.
La mayor parte de los niños que se inician en el gateo distinguen las superficies
profundas de las que no lo son y evitan las situaciones como las pendientes que les
parecen peligrosas.
Diversos estudios posteriores sugieren que la conducta de evitación del lado
profundo está relacionada con la experiencia de gateo que tiene el niño.
Estos resultados ponen de manifiesto que los niños aprenden a usar la información
visual para el control de su propia locomoción.
Tanto los niños como para los adultos la información visual es anticipada y designa
las limitaciones de las acciones antes de que lleguen a ser peligrosas.
[email protected]
PE II C_6º
Página 9 de 13
7. EL DESARROLLO DE LA HABILIDAD PARA DISTINGUIR ENTRE
PERSONAS Y OBJETOS.
Vamos a analizar cómo se desarrolla la habilidad de distinguir entre las personas y
los objetos durante el primer año de vida. ¿Cómo es el mundo del recién nacido?.
Las teorías piagetianas parten de que el mundo social y físico necesita ser
construido a partir de la acción durante el primer año y medio de vida del niño. A
través de esta acción las estructuras mentales se desarrollan y permiten al niño
distinguirse de su entorno y comprender que en el mundo hay objetos sociales y
nos sociales.
En el momento de partida el mundo del bebé esta compuesto por un conjunto
caótico de estímulos que son percibidos a través de modalidades perceptivas
independientes y no integradas. En el momento actual se cuestiona esta postura y
se aprecia una integración intersensorial desde el principio.
Autores como Spelke y colaboradores opinan que en edades tan tempranas como
los dos meses de edad los bebés tratan a las personas como objetos sociales
sonriendo, mientras que los objetos como los juguetes son tratados de otra forma.
Esto podría explicarse argumentando que estas distintas formas de respuesta se
deban a la estimulación perceptual que emana de cada una de estas dos clases más
que a un tipo especial de conocimiento acerca de los papeles que las personas y los
objetos ocupan. Legerstee defiende que los niños están dotas con un sistema de
conocimiento que contiene los principios que identifican las cosas vivas y las no
vivas.
7.1
LA PERCEPCIÓN DEL ROSTRO HUMANO.
La cara es uno de los estímulos a los que el niño presta atención más
tempranamente. Algunos investigadores opinan que el reconocimiento del rostro
humano es una tendencia innata que presentan los neonatos, en el momento actual
no hay acuerdo sobre esto.
Pero todos coinciden en que hasta los dos meses de edad no se da la inspección de
los rasgos internos del modelo por parte del bebé. Con anterioridad a esta edad no
distinguen un esquema del rostro humano organizado. Los niños inicialmente se
fijan en los límites de las figuras y hacen la distinción de figura y fondo, pero es a
partir de los dos meses cuando realizan la exploración de los elementos internos de
la figura lo cual les va a permitir, aproximadamente a los tres meses de edad,
discriminar entre distintas caras.
Según el bebé va creciendo le otorga distinta importancia a las características
faciales: los ojos son los que primero atraen al niño, después la nariz y después la
boca.
El reconocimiento del rostro humano no es una habilidad humana innata, sigue un
curso de desarrollo similar a otros aspectos de la percepción visual. EL problema
que plantean estas investigaciones es que están sometiendo al niño a la presencia
de estímulos como dibujos o fotos que se presentan en dos dimensiones con el
[email protected]
PE II C_6º
Página 10 de 13
contraste de color blanco y negro, pero es posible que los niños respondan de
forma distinta a rostros reales.
Estos datos son más cercanos a las posiciones que defienden una predisposición
innata al reconocimiento de rostros. Esta forma de explorar la cara varía cuando
los adultos hablan o permanecen callados.
A partir de estos trabajos se puede concluir que las habilidades de los niños en lo
relativo a la percepción del rostro humano aumentan cuando los trabajos se
realizan en el contexto de caras en directo que son las que habitualmente el niño
percibe en su vida. Hay una preadaptación que facilita el contacto social.
7.2
LA CATEGORIZACIÓN DE UNO MISMO Y DE LOS OTROS BEBÉS
COMO OBJETOS SOCIALES.
¿Son capaces de identificar imágenes propias o de otros bebés como objetos
sociales?.
Resultados de experimentos parecen indicar que los bebés de 5 meses reconocen
sus rostros y voces como estímulos sociales y familiares e identifican a los otros
bebés como estímulos sociales diferentes a los objetos inanimados.
7.3
LA DISTINCIÓN ENTRE HABLAR A ALGUIEN Y MANIPULAR
ALGO.
A partir de los 9 meses los niños son capaces de coordinar personas y objetos de
tal forma que el niño puede utilizar gestos comunicativos para compartir el interés
de un objeto con el adulto (protodeclarativos).
Legerstee opina que los niños esperan que se hable a las personas pero que se
actúe sobre los objetos inanimados.
Trabajos sobre esto confirman la opinión de algunos autores sobre la existencia de
módulos o estructuras de dominios específicos que dirigen la atención del niño a las
características diferenciadoras de los objetos inanimados y animados. Los niños
nacen con estructuras de dominio específicas que les predisponen a responder de
forma distinta a los estímulos sociales y no sociales, pero estas estructuras se
hacen progresivamente más sofisticadas a partir de la interacción social; es decir,
las interacciones que se establecen entre los niños y los otros sobre los objetos
permiten una progresiva especificación de los dominios de conocimiento sociales y
no sociales y promueve la posterior conexión entre ellos.
8. LA PERSPECTIVA DE LA NEUROCIENCIA COGNITIVA.
A medida que el desarrollo avanza las neuronas y los circuitos en los que éstas se
integran se especializan con el fin de dedicarse a ejecutar funciones particulares.
En el momento de nacer muchos circuitos neuronales conservan algún grado de
plasticidad cerebral.
[email protected]
PE II C_6º
Página 11 de 13
Aunque hay datos que confirman la existencia de representaciones preespecíficas
en los circuitos subcorticales, otros apoyan la conclusión de que hay pocas
representaciones preespecificadas que se relacionen con la cognición superior
vinculada a la corteza cerebral.
Las regiones corticales no parecen contener representaciones preespecíficas
donde se asienten funciones tales como el reconocimiento facial o el procesamiento
del lenguaje, por ejemplo.
Lo que ocurre más bien es que las representaciones apropiadas emergen a través
de las interacciones con el medio. Ahora bien, los tipos de representaciones que
emergen dentro de las regiones de la corteza están muy constreñidas por tres
aspectos: la acción de los circuitos subcorticales, las regularidades estadísticas
latentes en el mundo y la complejidad citoarquitectónica interna de las redes
neuronales en las regiones corticales evolutivamente más recientes.
La corteza cerebral es la parte del cerebro asociada a las funciones cognitivas
superiores.
El daño en esta parte provoca deficiencias cognitivas graves. Es la parte del
cerebro que se desarrolla más tardíamente. En los bebés humanos todas las células
corticales están ya en su lugar en el momento del nacimiento, por lo que la mayor
parte del desarrollo postnatal se concentra en la extensión de las dendritas, la
mielinización y la densidad sináptica. La ausencia de desarrollo de los campos
dendríticos y de los contactos sinápticos hace que la corteza se encuentre
funcional tan sólo de un modo parcial.
Aunque las representaciones corticales no están intrínsecamente preespecificadas,
en la mayoría de los adultos normales, sin embargo, tipos similares de
representaciones emergen, a grandes rasgos, en áreas similares de la corteza. Es
lo que se denomina “paradoja de la plasticidad”. Esta se puede resolver si
consideramos las tres fuertes restricciones sobre el tipo de representaciones que
emergen desde la corteza:
- el papel de los circuitos subcorticales al estructurar la interacción
del organismo con el medio.
- Las regularidades estadísticas presentes en la estructura de la
realidad.
- La complejidad general citoarquitectónica de la corteza.
Es posible que en nuestra especie estén involucrados dos procesos relativamente
independientes en el reconocimiento del rostro de la madre. Los recién nacidos
miran rostros bien formados más tiempo que estímulos faciales desordenados. Es
posible que esta conducta esté mediada por procesos subcorticales dado que esta
respuesta declina entre las 4 y las 6 semanas después del nacimiento. Además está
preferencia sólo se encuentra en el campo visual temporal y no en el nasal.
El desarrollo posterior del reconocimiento de rostros refleja un trabajo más
elaborado de las representaciones de carácter cortical. Por tanto, emergen con
ciertas restricciones:
[email protected]
PE II C_6º
Página 12 de 13
-
8.1
el sesgo del recién nacido a orientarse a rostros estructura su
interacción con el mundo y asegura que las caras humanas sean una
entrada habitual para desarrollar circuitos corticales.
La presencia de caras en el medio del bebé.
La complejidad citoarquitectónica interna de la corteza cerebral.
EL DESARROLLO DE LA ATENCIÓN VISUAL.
Los movimientos sacádicos son movimientos del ojo en sacudida, rápida, durante los
que no se recibe información.
El movimiento sacádico de los ojos es una forma simple de acción; requiere de
menos músculos y grados de libertad que el agarrar. También en la orientación
visual, como en el reconocimiento de rostros, hay pruebas de la existencia tanto de
circuitos subcorticales como corticales. Las sacadas subcorticales son rápidas,
automáticas y menos precisas. Las corticales son más lentas y están dirigidas por
factores atencionales y volitivos. Las primeras están presentes desde el
nacimiento, mientras que las corticales están controladas por las representaciones
que emergen durante las interacciones con el mundo. Estas interacciones iniciales
vienen estructuradas por un control subcortical que ofrece sacadas de
aproximación a un objeto asó como la posibilidad de computar errores hasta que
representaciones corticales más avanzadas son construidas.
A lo largo de los 6 primeros meses de vida surgen diferentes tipos de
representaciones que permiten efectuar una planificación de los movimientos
sacádicos. Es precisamente la zona parietal de la corteza la más implicada en esta
planificación. Es una región que sufre importantes cambios entre los 3-6 meses.
Las estructuras subcorticales ejercen un control oculomotor en el que las células
responden de acuerdo a la distancia retiniana y a la dirección del objetivo desde la
fóvea.
Un problema no resuelto es si los cambios anatómicos postnatales observados en la
corteza parietal están determinados madurativamente o si reflejan una creciente
especialización de microcircuitos neuronales fruto de la experiencia. EL hecho de
que se haya logrado una red conexionista capaz de aprender a realizar
movimientos sacádicos de un modo apropiado, podría tomarse como un
demostración de que las representaciones de la posición de la cabeza y de los ojos
en la planificación sacádica podría adquirirse mediante la interacción entre la
estructura de la red, por un lado, y la información entrante por otro.
Es importante determinar si los bebés desarrollan la habilidad para usar
coordinaciones extra-retinianas para planificar las sacadas durante los primeros
meses de vida. Si esto fuera así, las representaciones que controlan la acción de
ojos y cabeza deberían ser construidas después del nacimiento.
Estos resultados sugieren que la habilidad para utilizar indicios extra-retinianos en
la planificación de los movimientos sacádicos emergen durante los 6 primeros
[email protected]
PE II C_6º
Página 13 de 13
meses de vida. Si bien las sacadas basadas en la localización retiniana están
presentes ya en el nacimiento.
[email protected]
Descargar