Viaje iniciático por la conciencia

Anuncio
"4.48 PSICOSIS" DE SARA KANE TIENE UNA EXCELENTE LEONOR MANSO EN UN ESPECTACULO ADMIRABLE Viaje iniciático por la conciencia El desgarrador testimonio de una suicida es lo que ofrece la inglesa Sarah Kane en su pieza "4.48 Psicosis", cuyo título hace referencia a la hora en que los psicofármacos dejan de hacer su efecto y el enfermo comienza a experimentar una sensación de vacio, que en muchos casos termina en suicidio. La autora se suicidó en febrero de 1999, a la edad de veintiocho años y esta primera obra que se estrena en la Argentina la escribi ó poco tiempo antes de morir. "4.48 Psicosis" es una pieza de fragmentos, de recortes de pensamientos, de reflexiones, de interrogarse sobre los por qué de una forma de Leonor Manso concreta una contextualizar la medicina, con su frialdad extrema desafiante actuación sobre la locura. en la que la paciente, en este caso, aparece como un "conejillo de Indias", un campo de prueba propicio para la experimentaci ón de distintas drogas. A tal punto que sus funciones sensoriales y emocionales parecen haber quedado en stand by, anestesiadas, sin posibilidades de reacción. LAS HERENCIAS Sarah Kane parece tener referentes en su literatura de Edward Albee, Samuel Beckett y Botho Strauss. El suyo es un lenguaje provocativo que oscila entre un aparente absurdo y un hiperrealismo científico, que desafía al p úblico a involucrarse casi sin darse cuenta en la historia y cuando lo tiene atrapado, parece no querer soltarlo. Si bien "4.48 Psicosis" puede leerse como un collage deshilvanado de situaciones sin un tiempo específico, o un repaso de números, drogas, instancias que sólo parecieran pertenecerla a la intimidad de la protagonista, son esos mismos instantes los que perfectamente ensamblados invitan al espectador a los más agudos cuestionamientos. Sin soslayar instancias de un humor trágico, cruel, que para el que ve la representaci ón de su pieza no sabe si reír o llorar, porque en verdad "4.48 Psicosis" es la radiografía de una tragedia actual, reconocible, inspiradora. El montaje de Luciano Cáceres es en extremo despojado, minimalista. Su propuesta se apoya en lo vivencial, en explorar los mínimos recursos expresivos ­pequeños gestos, movimientos de la cara, giros de la cabeza, cambios de ángulos de la mirada, del timbre de voz­ de su protagonista, con la intenci ón de querer expandirlos al m áximo dentro de la caja negra que es el escenario. EL MONTAJE En este montaje la protagonista de "4.48 Psicosis", se expone a la mirada del espectador como si fuera una posible representación del "inconciente" de una persona que ha cruzado el umbral que separa la barrera del dolor y la desesperanza, para convertirse en una filosofía del vacío. En ese extraño y indescriptible espacio en el que la existencia deja de ser, para convertirse en una especie de átomo que intenta contener las partículas que hacen al sufrimiento humano. En esta descripci ón del árido desierto existencial de una mujer que propone la obra, la lúcida e inteligente iluminaci ón de Eli Sirlin se convierte en una pieza clave, que parece acompañar como si fuera una partitura musical, los silenciosos cambios de actitudes, de gestos, a la vez que apuntala esa aparente separación entre cuerpo y mente que parece ceñir la personalidad escindida de una mujer que se aproxima al precipicio de la muerte. Es muy dificíl encontrar adjetivos con los que definir la excelente actuaci ón de Leonor Manso. Su interpretación es casi un milagro de la representación, en la capacidad y el arte de poder transmitir un cierto estado de locura latente, punzante, ineludible. Su presencia en escena, es como un imán que atrapa al espectador y no lo suelta hasta más allá del final. Juan Carlos Fontana Copyright La Prensa 1996­2006
Descargar