A lo Robin Hood: dijo que robaba para darle de comer a 120 chicos

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T RAMA U RBANA
Una modalidad
bien platense
A diferencia de otras localidades
del Conurbano Bonaerense, en
La Plata no se han incrementado delitos tales como secuestros
extorsivos, express, o salideras
bancarias.
No obstante, fuentes de la
Policía local admiten que la
modalidad que más afecta a
esta región son los asaltos en
casas de familia, cuyos
moradores son tomados como
rehenes mientras dura el atraco,
y en la mayoría de los casos,
sometidos a maltratos físicos y
psicológicos.
El modus operandi es prácticamente el mismo: realizan tareas
de seguimiento a las víctimas;
las interceptan en la puerta de
su casa; las obligan a entrar; y
antes de huir, las encierran.
Indignado. En su propia casa, Alfredo Ortega tuvo que soportar la violencia de los malvivientes: “estoy cansado de romperme el lomo trabajando, para que vengan estos tipos y me saquen todo”
INCREIBLE
A lo Robin Hood: dijo que robaba
para darle de comer a 120 chicos
Dos delincuentes atacaron a los dueños de un salón de fiestas de 32 y 151. Los ataron y amordazaron con cinta de embalar. Y los golpearon brutalmente
para que dijeran dónde guardaban una fuerte suma de dinero. Se alzaron con 17 mil pesos y armas. Explicaron que robaban con “un fin noble”
Simularon ser clientes que pretendían alquilar el salón para una fiesta
de casamiento, pero una vez que se ganaron la confianza de las víctimas, sacaron un par de armas, las ataron de
pies y manos, y se apoderaron de los
17 mil pesos que tenían guardados
por la venta de un Mercedes Benz. Los
delincuentes justificaron su proceder
diciendo que con esa plata “le iban a
dar de comer a 120 chicos”. Por ese
mismo proceder, el dueño de casa perdió un diente de un golpe brutal en
pleno rostro.
Eran las 9.30 de ayer, cuando Alfredo Oscar Ortega estaba con su esposa
Hilda Tapani en su vivienda ubicada
en el mismo predio donde poseen el
salón de fiestas El Lago dorado, en 32
entre 151 y 152. Aún era temprano,
pero alguien tocó el timbre y Ortega
fue a atender.
Eran dos jóvenes que explicaron que
venían de parte de “Marcelo, el dueño
“De parte de Marcelo”
El asalto ocurrió a las 9.30. Los
malvivientes ingresaron en El
Lago Dorado argumentando
que venían de parte de
“Marcelo”, el dueño de una
limusina que suele trabajar con
el dueño del salón.
A punta de pistola, los sujetos
redujeron fácilmente al matrimonio, pero igual los ataron,
amordazaron y golpearon
con brutalidad. Alfredo
Ortega perdió un diente a
raíz de una trompada.
“Estoy cansado de romperme
el alma trabajando para que
vengan estos mal paridos y me
saquen todo”. Ortega contó
que los ladrones se llevaron
hasta la última moneda que
tenía en el bolsillo.
de una limusina”, que habitualmente
trabaja con Ortega.
Simularon hacer una consulta para
un casamiento, pero segundos después sacaron las armas y redujeron al
dueño: “Esto es un robo, quedate tranquilo”. Por la fuerza, la víctima fue
llevada hasta el interior del chalet,
donde se encontraba su esposa.
El matrimonio fue atado de pies y
manos con cinta de embalar, la que
también usaron para taparles la boca.
Uno de los sujetos se quedó con
Ortega, mientras el otro tomaba a su
mujer y la arrastraba hasta la planta
alta, para que le indicara dónde estaba el dinero.
“La llevaron por toda la casa como a
un trapo de piso”, detalló Ortega en
diálogo con Trama Urbana. Tapani
les entregó primero 500 pesos, pero
como ya se dijo, los ladrones habían
ido por más: “No, danos la plata grossa”, exigieron.
Con el dato exacto
Los delincuentes sabían que
en la casa se guardaba una
importante suma de dinero
en pesos y en dólares, fruto
de la venta de un automóvil.
“Venimos por plata grossa”,
aseguraron a sus víctimas.
“Me dijo: ‘No te da vergüenza,
con todo lo que tenés y todos
los chicos que se mueren de
hambre’, como si yo tuviera la
culpa o como si yo no ayudara
a nadie”, contó Ortega, aún
conmocionado por el ataque.
Indignados y dolidos por el
golpe sufrido, el matrimonio
planteó la posibilidad de irse
del país en busca de mayor
seguridad.
“Así no se puede seguir trabajando ni seguir viviendo”.
Es que días atrás el matrimonio había vendido un Mercedes Benz y
guardaba- en algún lugar de la casaalgo más de tres mil dólares y una
suma equivalente en pesos. Estos
hombres tenían el dato. Y querían la
plata. Mientras revisaban cada rincón, intimidaban a las víctimas con la
rutina de los gritos, los golpes, y las
amenazas. Con esos tics violentos de
tirar cosas al piso y destruirlas a patadas. Querían que el matrimonio hablara, pero no lo consiguieron.
Finalmente, uno de ellos encontró
el dinero, además de una Itaca, un rifle y un revólver, y se dieron a la fuga.
“Me pegó cuando me dijo que le daba
de comer a 120 pibes”, relató Ortega,
quien perdió un diente a raíz de una
brutal trompada en la cara. Mientras
los peritos buscaban huellas en medio
del caos dejado por los delincuentes,
Ortega y su esposa se cuestionaban si
no era hora de marcharse del país.
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