INFORME Protección y asistencia a los refugiados en Venezuela Introducción Consejería en Proyectos es una institución de cooperación internacional que viene trabajando los temas de asilo y refugio en América Latina desde hace más de veintisiete años. Desde 1998 realiza su trabajo de fronteras en la región andina, apoyando iniciativas de asistencia humanitaria, protección legal, información e incidencia política en Colombia y en sus países vecinos. A partir de 2006 ejecuta el proyecto Conflicto y Región; como parte de dicha iniciativa, este documento es el primero de una serie de informes que buscan dar cuenta de la problemática de la población en situación de refugio en las fronteras de Colombia. Este reporte tiene la particularidad de analizar la situación de la extensa frontera colombo venezolana desde la perspectiva de la coyuntura y dinámicas que ocurren en y desde Venezuela. Pero, por otro lado, tomando en cuenta la dinámica del conflicto armado colombiano, el Informe se centra en el tema de la situación del refugio y su atención desde el Estado venezolano y las organizaciones sociales comprometidas en la temática. Las entrevistas realizadas incluyen a funcionarios del Gobierno venezolano, reuniones con representantes de las diversas ONG nacionales, así como representantes de organismos de cooperación internacional que trabajan el tema del refugio colombiano. Asimismo, incluyó a representantes de algunas Universidades que abordan la problemática de fronteras. La visita se realizó en el mes de abril de 2007 y tuvo una duración de 15 días, en los que se recorrieron los estados venezolanos contiguos a Colombia. Posteriormente se recogió información bibliográfica y documentación para ampliar el análisis. 1. El escenario regional El escenario regional latinoamericano está caracterizado por una complejidad que influye en el desarrollo del conflicto colombiano y, particularmente, en la situación de las fronteras colombo venezolana. Hoy encontramos un nuevo factor que se añade a este escenario complejo: a partir de 2003, luego de terminado el impacto del paro de Petróleos de Venezuela - PDVSA, se evidencia la implementación de una activa diplomacia por parte del gobierno de Venezuela, a lo largo de América y el Caribe, que lo convierte en un importante actor de la política regional. La llamada “diplomacia energética”1 va acompañada de la suscripción de convenios y alianzas con otros países de la región, aprovechando el interesante precio del barril de petróleo (US$ 64,54 mayo 2007) hasta la realización de la Primera Cumbre Energética en Isla 1 La construcción de la Refinería Sandino Bolívar en Nicaragua, construcción de Complejo Petroquímico con Brasil, desarrollo de campo Ishpingo Tambococha Tiputini en Ecuador, así como la modernización de la Refinería de Esmeraldas en Ecuador. 1 Margarita (16/04). En ese sentido, es importante recordar que los ingresos globales de PDVSA entre 1997/2007 han sobrepasado los US$ 100,000 millones.2 La prensa internacional ha destacado recientemente las activas relaciones que las embajadas venezolanas sostienen en Latinoamérica con organizaciones políticas y autoridades en toda la región; estimaciones no oficiales sobre los montos de cooperación internacional colocan a Venezuela como el mayor cooperante en la región, incluso por encima de los Estados Unidos de Norteamérica. El Gobierno muestra un discurso activo y brinda su apoyo social y político en varios países de América Central, los Andes y el Caribe, además del desarrollo de alianzas estratégicas, comerciales y políticas con Irán, China, Rusia, entre otros. Además, sostiene una postura de confrontación frente a las políticas del gobierno de los Estados Unidos, particularmente sobre temas como la situación de la democracia, la expansión del libre comercio, la lucha contra el narco terrorismo, entre los más importantes. Así, hoy día los Andes son un “tablero de ajedrez”, en el que se despliegan distintas posiciones políticas del gobierno venezolano en relación a temas clave: (i) la posición crítica frente a los TLC de EE.UU. con Panamá, Perú y Colombia, (ii) la continuidad de la Guerra contra las Drogas (acusaciones de Washington por falta de apoyo y que el 70% de la droga sale por Venezuela), así como (iii) la posición venezolana frente a los actores del conflicto colombiano y los entredichos alrededor de una supuesta connivencia con las FARC; a ello se suma el inesperado giro que supone la mediación del gobierno de Venezuela en el conflicto colombiano y, finalmente, (iv) la coexistencia de múltiples institucionalidades, desde las mas antiguas hasta las nuevas, como la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe - ALBA, el TLC de los Pueblos, BANCOSUR, la Unión de Naciones Suramericana -UNASUR, acuerdos de carácter bilateral, instancias energéticas, muestran esta simultaneidad de posiciones y planteamientos en el tablero regional. El reciente retiro de Venezuela del Banco Mundial y del FMI, así como la amenaza de retiro formulada a la OEA, pueden ser el inicio de una fractura mayor en el sistema internacional vigente. El encuentro de los presidentes de Colombia y Venezuela en Hato Grande a fines de agosto, en el marco de la participación del presidente de Venezuela como garante de un posible acuerdo humanitario entre el gobierno colombiano y las FARC para la liberación de los secuestrados por las FARC, así como la búsqueda de una salida al problema limítrofe de ambos países, constituyen un nuevo giro en este proceso. Parte del futuro de la relación bilateral dependerá seguramente de la evolución de este proceso. Hasta hoy, las relaciones entre ambos países fluyen en un péndulo que va del diálogo constructivo en las agendas comercial (la construcción de Poliducto del Pacífico y el Gasoducto Transguajiro) cultural y de seguridad, hasta la aparición de frecuentes incidentes, malinterpretaciones,3 aclaraciones, notas de protesta, así como frecuentes incidentes en la frontera relacionados a incursiones, “persecuciones en caliente”, entre otros. En la actualidad, las relaciones bilaterales alternan la cooperación y la confrontación, dependiendo del tema de agenda. Ambos gobiernos han tenido el tino de separar las agendas comerciales, de las de seguridad y políticas. En el caso de la seguridad, existe un fuerte intercambio entre las instituciones encargadas, tales como el Departamento Administrativo de Seguridad - DAS colombiano, con la CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y 2 Mares David, Altamirano Nelson. “PDVSA y los Mercados Energéticos Globales” Universidad de California, aparecido en El Universal, 17 de abril de 2007. 3 En el mes de marzo, el Canciller de Colombia Fernando Araujo señaló que las FARC ve al Presidente Chávez como líder ideológico; después tuvo que retractarse. También está el tema pendiente de la extradición de Pedro Carmona, quien estuvo en el proceso del golpe de Estado de abril de 2002. 2 Criminalísticas) y los Teatros de Operaciones en Venezuela,4 así como entre los aparatos de inteligencia, particularmente en el eje Norte de Santander Táchira y en menor medida, en Zulia. En el terreno comercial existe el antecedente de un importante intercambio a nivel estatal, privado, formal e informal, que proviene de antes del siglo XX y que tiende a incrementarse en un espacio globalizado. El intercambio comercial ha oscilado dependiendo de la coyuntura económica de cada país. Mientras Colombia y Venezuela definen la suerte de su intenso comercio bilateral (US$ 3.000 millones en 2006 y se esperan 4.300 millones en 2007) una vez Venezuela haga efectivo su retiro de la Comunidad Andina -CAN, se vienen produciendo cambios sustantivos provocados por el tipo de cambio, el que ahora es favorable para los colombianos. En el campo de la ganadería, por ejemplo, se viene produciendo un aumento muy fuerte de la exportación de carne colombiana (7.500 TM en 2006 a 17.000 TM en 2007) lo que ha llevado a Colombia a restringir dicho comercio.5 Desde 2004, la tendencia de la balanza comercial ha sido desfavorable para Venezuela.6 Mientras la actual tendencia a la paridad cambiaria entre el peso y el bolívar favorece el consumo colombiano en los comercios de las ciudades venezolanas. Está pendiente la concreción y seguimiento de la Zona de Integración Fronteriza (ZIF) entre ambos países, con participación de diversos actores locales y regionales. Es sobre este intenso escenario que analizaremos la compleja problemática del refugio de ciudadanos colombianos en Venezuela. 2. Del Bolivarianismo al Socialismo del siglo XXI En esta segunda fase, el gobierno venezolano parece profundizar su camino rumbo a lo que denomina el Socialismo del Siglo XXI, nuevo pensamiento que pretende resolver las contradicciones del socialismo realmente existente del siglo XX. Ello pasa por la promoción de un intenso debate sobre su contenido a nivel nacional en distintos ámbitos: medios de comunicación, Fuerzas Armadas, los jóvenes y otros sectores sociales. Su primer instrumento son los llamados “cinco motores” que serán la base de los cambios previstos en el proceso de profundización del bolivarianismo en su segunda etapa: (i) la Ley Habilitante; (ii) la reforma socialista constitucional de la Carta de 1999, buscando la creación de un Estado de Derecho Socialista; (iii); la educación popular socialista; (iv) La nueva geometría del poder, el reordenamiento socialista de la geopolítica de la nación y la creación del Partido Socialista Único Venezolano, que pretende la unión de otros actores políticos; (v) El fortalecimiento del poder popular para la conformación de un Estado Comunal. Así, el Gobierno busca dialogar directamente con la población a través de las misiones,7 y los aproximadamente 30.000 Concejos Comunales -sujetos a la reforma de la respectiva ley- que deberían convertirse en la célula básica de la gestión popular; al respecto, hay preocupación por parte de los representantes de las organizaciones de derechos humanos, quienes señalan que “hay una incertidumbre jurídica y de la realidad de la vigencia de los derechos humanos”. Otro elemento a considerar para el análisis es la concepción que tiene el gobierno sobre el papel de la Fuerza Armada Nacional - FAN en el proceso revolucionario, lo que ha sido objeto de controversia entre el gobierno y la oposición. Según Wilfredo 4 Brigada XVII en Arauca, Teatro de Operaciones Nº 1. Declaraciones de Ministro de Hacienda colombiano, Oscar Iván Zuloaga, diario La Nación, San Cristóbal, 5 de abril de 2007. 6 Aldea Mundo. Revista sobre Fronteras e Integración. Centro de Estudios de Fronteras e Integración CEFI, Universidad de Los Andes, San Cristóbal, Venezuela, 2006, página 92. 7 Robinson I y II (Informática), Vuelvan Caras (Educación y Trabajo), Barrio Adentro (Salud), Milagro (Oftalmología), Negra Hipólita (Atención integral a niños y adolescentes), Sucre, y Ribas (Educación), etc. 5 3 Cruz, Director General de Alistamiento Militar, se trata solamente del acto de inscripción de todos los venezolanos, que no supone su reclutamiento. Primero, se busca la adhesión de sus miembros al proyecto político del gobierno de una manera más explícita que en la etapa anterior.8 En ese sentido, han tenido lugar actos de “politización” institucional (el que no se declara socialista puede pedir su baja). Segundo, se producen los cambios de doctrina hacia la guerra asimétrica (enseñanza del conflicto de Irak);9 en tercer lugar, se produce el incremento de las reservas militares y se señala que está prevista la conversión de la Fuerza Armada Nacional en Fuerza Armada Bolivariana, nombre que deja entrever una connotación regional. Hay que resaltar el incremento del gasto hecho por Venezuela en armamento, que incluye la reciente adquisición de nuevos equipos militares rusos. Todo ello tiene repercusiones de diversa índole en las zonas de frontera. En lo económico, 2007 será el cuarto año de crecimiento sostenido de la economía venezolana,10 fundamentalmente explicado por los favorables precios internacionales del petróleo. El Ministro de Finanzas, Rodrigo Cabezas, estimó que en el año 2007 el PBI del país será de US$ 200,000. El gobierno continúa promoviendo una política expansiva de gasto público para financiar sus programas de asistencia a los sectores más vulnerables de la población, empleando los cuantiosos recursos provenientes del petróleo en implementar las diversas misiones que se emprenden desde el Ejecutivo. El control del tipo de cambio y de ciertos sectores de la economía alienta la aparición de mercados informales. En el mercado informal se consigue hasta el doble de bolívares por dólar en relación con el tipo de cambio oficial determinado por el gobierno. El crecimiento y las señales favorables de la economía corren paralelos al crecimiento relativo de la inflación. Así, en el primer trimestre de 2006, fue de 2%, y en el mismo período de 2007, es de 4.1%. Adicionalmente, persiste la escasez de algunos alimentos, lo que determina una creciente dependencia de exportaciones para abastecer la canasta básica. Queda aún un importante trecho para alcanzar el objetivo de la soberanía alimentaria. Durante la primera mitad del año prosiguió la denominada nacionalización de operaciones (Decreto 5.200 del 26 de marzo de 2007), que implica la participación del Estado venezolano en hasta el 60% de las futuras empresas mixtas que trabajan en la Faja del Orinoco11 de 55.134 kilómetros cuadrados, y que cuenta con una reserva estimada de 260.000 millones de barriles de crudo semipesado. Esta nacionalización supondrá nuevos ingresos al Estado venezolano. Queda pendiente conocer cuál será el impacto de estos nuevos ingresos dentro del importante porcentaje presupuestal destinado a las políticas sociales del gobierno. En términos generales, es evidente la situación de polarización política en los diversos sectores de Venezuela hoy, alimentada por el intercambio confrontacional entre los representantes del gobierno y la oposición, y expresado a través de la prensa, los debates públicos y entre la gente en las calles. Los hechos coyunturales sirven para actualizar esta confrontación de manera constante. 8 Manrique, Miguel. “La Participación Política de las Fuerzas Armadas Venezolanas en el Sistema Político (1998-2001)”, en: Las Fuerzas Armadas en la Región Andina. ¿No Deliberantes o Actores Políticos?. Comisión Andina de Juristas, Diciembre de 2001. 9 Herrera Jiménez, Héctor, “La Doctrina Militar Bolivariana. El Nuevo Sistema de Seguridad y Defensa Venezolano”, Noviembre de 2006. 10 Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, 2006, CEPAL. Disponible en Internet: www.cepal.org 11 British Petroleum, Exxon Mobil, Total, Statoil. 4 3. Situación general de la frontera La frontera más porosa de Venezuela es la que comparte con Colombia. A lo largo de sus 2.219 kilómetros se extienden importantes pueblos y ciudades. De esa extensión, 1.304 kilómetros de línea fronteriza corresponden al Estado Amazonas en el lado venezolano, que colinda con los departamentos colombianos de Vichada y Guainía. A pesar de su gran extensión, dicho territorio no será materia de este informe, puesto que aún no se desarrolla ahí un trabajo con población refugiada desde el Estado o la sociedad civil. Los otros tres Estados fronterizos son Zulia, Táchira y Apure. Juntos conforman una frontera de 915 kilómetros con Colombia, y colindan con los departamentos colombianos de Guajira y César, Norte de Santander, y Arauca, respectivamente. Se trata de un espacio territorial de 45.500 kilómetros cuadrados de “área de frontera”, donde convergen e interactúan tanto la problemática del conflicto colombiano como los problemas de seguridad propios de Venezuela: el impacto humanitario del conflicto armado -desplazamiento, hostilidades, reclutamiento forzado, cruce de frontera, entre otros-, la suerte de la desmovilización de los grupos paramilitares desde 2003 a la fecha, los graves impactos y alcances de la “parapolítica” en Colombia, la dinámica del narcotráfico, el contrabando y otras actividades ilícitas, especialmente en zonas estratégicas como Arauca, Norte de Santander y la región Guajira, el futuro de la negociación del gobierno colombiano con el Ejército de Liberación Nacional -ELN- y sus consecuencias en Arauca, la militarización de los estados fronterizos venezolanos y los problemas de seguridad y violencia presentes en dichas zonas. A pesar de esto, debe señalarse que la frontera colombo-venezolana posee históricamente una enorme vitalidad en materia de comercio, movilidad humana e intercambio cultural. A grandes rasgos, identificamos dos grandes elementos que caracterizan al conflicto armado en esta frontera: el primero es la recomposición del fenómeno paramilitar en el Nor-occidente del país y en los estados fronterizos de Venezuela, extendiendo sus intereses comerciales y económicos (“vacunas”, extorsión, etc.); ello a pesar del proceso de desmovilización y reintegración de los diversos bloques de paramilitares en Colombia, iniciado años atrás; el segundo es la extensión de los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- y el ELN en el departamento de Arauca y en la región del Alto Apure (Estado Apure). Esto se confirma con la frecuencia de enfrentamientos y asesinatos. Todo ello determina la mencionada militarización de los estados fronterizos venezolanos, marcados por el funcionamiento del Teatro de Operaciones Nº 1 (Guasdualito) y el Teatro de Operaciones Nº 2 en San Cristóbal (Táchira), además del funcionamiento de otros dos Teatros de Operaciones hacia la frontera con Brasil (Puerto Ayacucho). Su expresión más visible son los numerosos controles fronterizos, como las llamadas alcabalas y los retenes. Otro dato relevante es el alto nivel de inseguridad y criminalidad –con particularidades en las zonas de frontera, aunque no exclusivo de ellas- en el área urbana de las tres principales ciudades visitadas: Caracas,12 Maracaibo y San Cristóbal. Algunos comportamientos delictivos (pago de “vacunas”, sicariato, el uso indiscriminado de armas de fuego) son permanentemente vinculados por los medios de comunicación a 12 Por ejemplo, en el fin de semana largo del 13/16 de abril en Caracas se produjeron 48 asesinatos (CICPC), mientras que diariamente en el área metropolitana de la capital se producen 8 robos y 15 hurtos de automóviles. Fuente: Dirección de Investigaciones de Vehículos, CICPC, Ultimas Noticias, 18 de abril de 2007. 5 la presencia de actores armados colombianos. Sin embargo, los problemas de inseguridad son un problema mayor, propio de la realidad urbana venezolana, que excede la presencia de grupos armados en zonas fronterizas. Algunas cifras ilustran lo señalado: en el año 2006, 4 de cada 10 hogares venezolanos fueron víctimas de un delito violento; se produjeron 12.257 homicidios en todo el país; 45 asesinatos por cada 100.000 habitantes.13 El mismo estudio señala que 6 de cada 10 personas no denuncian el delito del que fueron víctimas. La situación se agrava por el problema de corrupción en diversos estamentos policiales, lo que determina la escasa confianza de la población. Esto contribuye a crear una sensación de impunidad e incumplimiento de la ley entre la población. Tras casi un año de anunciada la Reforma Policial,14 esta no se ha emprendido, coexistiendo diversos cuerpos de seguridad, con diversidad de competencias a nivel de las Policías, desde la Guardia Nacional, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas -CICPS- a cargo de la investigación, las policías estaduales, locales. A pesar de la finalización del trabajo de la Comisión para la Reforma Policial (CONAREPOL) que elaboró un Plan Estratégico de Acción para cinco años con miras a tener un solo cuerpo policial, aun está pendiente la aprobación legislativa en la Asamblea Nacional. Por ejemplo, entre 1990 y 2006 se crearon 102 cuerpos policiales, sin embargo, la tasa policial es de 280/100,000 cuando el promedio mundial requiere de 350/100,000.15 Problemas similares enfrenta la administración de justicia pese a la reforma procesal para llevar al modelo acusatorio: problemas de congestión, retraso y poco acceso para la población más desprotegida, “el sistema penal sigue siendo el contacto más traumático que tienen los pobres con el sistema de justicia”.16 Finalmente, agregaremos que el problema carcelario venezolano es crítico a nivel de la región: hacinamiento, frecuentes motines, corrupción y violencia en las cárceles.17 Como sostiene el sociólogo Romero Salazar, (las cárceles) “son depósitos de hombres, de desechos, que ni siquiera pueden clasificar a los presos ni está en la capacidad de saber el número exacto de reos que albergan”.18 4. Refugio y tejido institucional en fronteras Desde 2001, instituciones vinculadas a la Iglesia, a la sociedad civil y a la cooperación internacional desarrollan en Venezuela un importante trabajo en la atención de la población requerida de asistencia y protección, particularmente aquella proveniente de Colombia. El movimiento de derechos humanos actuó desde el inicio en el proceso de atención, difusión y denuncia de la realidad de la población en situación de refugio, participando también del proceso de incidencia orientado a lograr respuestas normativas e institucionales del Gobierno de Venezuela.19 13 Encuesta Nacional hecha por el Instituto de Criminología de la Universidad de Zulia, la Universidad del Oriente, la Universidad Católica del Táchira, Instituto de Ciencias Penales de la UCV. 14 La Reforma Policial en marcha. Resultados de la Consulta Nacional. Comisión Nacional para la Reforma Policial. 15 Informe de El Universal, 17 de abril de 2007. 16 Pérez Perdomo, Rogelio. “Reforma Judicial, Estado de Derecho y Revolución en Venezuela”. En: En Busca de una Justicia Distinta. Experiencias de Reforma en América Latina. IDL, Lima, 2004, pág. 365. 17 El 2/1 se produjo la matanza de 18 internos en Táchira, (18/4) riñas en la Cárcel de Internado Judicial en Coro, ese día fueron asesinados los dos directores del Centro Penitenciario de Occidente (Santa Ana, Táchira) por supuestos grupos paramilitares; entre 23 y 24 de abril se produjo el motín de reclusas en la Cárcel Nacional de Maracaibo. 18 Romero Salazar, Alexis, a propósito de la Encuesta Nacional, en Panorama del 23 de abril de 2007. 19 Alvarado Marino, “El Derecho al Asilo y el de los Refugiados en Venezuela”, en Asilo y Refugiados en las Fronteras de Colombia. Consejería en Proyectos, 2003, pág. 133 y ss. 6 A pesar de ser éste un informe sobre la situación de las fronteras y el refugio, es necesario hacer referencia de la realidad encontrada en Caracas. En primer lugar, porque es el espacio institucional que centraliza a quienes atienden a la población refugiada en Venezuela. Allí se encuentran la Comisión Nacional para los Refugiados, la Oficina Regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para Migraciones (OIM), la Oficina Nacional de la Cruz Roja, así como la sede de la Conferencia Episcopal de Venezuela y las oficinas principales de organizaciones de la sociedad civil como el Servicio Jesuita a Refugiados, el Programa Venezolano de Educación-Acción para los Derechos Humanos - PROVEA, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, el Comité de Familiares de Víctimas de los Sucesos de Febrero y Marzo de 1989 -COFAVIC, la Asociación Civil Fomento del Desarrollo Popular –FUDEP, entre otras. También es importante resaltar la labor de convergencia realizada por distintas organizaciones en el ámbito de espacios de trabajo como el Foro por la Vida, aunque hayan sido de carácter intermitente y con relativa capacidad de incidencia. Paralelamente, otras organizaciones hacen trabajo con otros temas, tales como violencia contra la mujer y que, de forma indirecta, apoyan el trabajo con refugiados; tal es el caso de PROFAUM y REVIMUN. Las universidades que han hecho investigación sobre el tema, la Universidad Central, la Universidad Católica y la Universidad Andrés Bello en Caracas, y también las ubicadas en zona de frontera, Los Andes y Zulia, han sido fructíferas en el trabajo académico, de sensibilización e investigación en materia de fronteras y de refugio. Desde el ámbito internacional, debe destacarse el rol del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional -CEJIL, al haber ayudado a activar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (disposición de Medidas Cautelares, Audiencia Temática) para abordar el problema del refugio en Venezuela –así como en otros países vecinos- y sus impactos, desde la perspectiva de los instrumentos jurídicos interamericanos. En segundo lugar, Caracas es un espacio importante pues hasta allí ha llegado cerca del 25% del total de solicitantes que han iniciado el procedimiento ante la Comisión Nacional para los Refugiados. Probablemente parte de esta afluencia se explique porque en Caracas hay mayores probabilidades de completar el trámite de la documentación para los refugiados y, en general, porque la capital suele ser un centro de atracción tanto para migrantes como para extranjeros. Particular atención debe prestarse al rol de la Iglesia en el tratamiento del tema, desde la Pastoral Social de Fronteras, primero como una decisión de la Conferencia Episcopal, pero también por el trabajo específico de algunos Vicariatos y Diócesis, particularmente aquellas ubicadas en fronteras, así como el fortalecimiento de la propia institución en Caracas, y en otras regiones del país. Una característica fundamental del trabajo eclesial es la atención integral, tanto de migrantes como de solicitantes o personas requeridas de protección. Desde 1998 el ACNUR trabaja en Caracas así como en las tres zonas de frontera que presentan importantes flujos de población en situación de refugio. En cumplimiento de su mandato fundacional,20 el trabajo se centra en la protección legal de los solicitantes 20 De conformidad con su Estatuto, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 428 (V), de 14 de diciembre de 1950, el ACNUR tiene el mandato de: • Proporcionar protección internacional a los refugiados, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, y • Buscar soluciones duraderas al problema de los refugiados, ayudando a los gobiernos y a las organizaciones privadas a facilitar la repatriación voluntaria de los refugiados o su asimilación en nuevas comunidades nacionales. Disponible en Internet: www.acnur.org 7 de refugio y población refugiada, así como en el otorgamiento de asistencia humanitaria para atender la emergencia de quienes recién inician su trámite. Es el interlocutor más cercano a la Comisión Nacional para los Refugiados, asistiendo a sus reuniones como observador con voz y sin derecho a voto. Es importante rescatar la vigencia de espacios de trabajo sostenidos por el ACNUR y sus agencias aún frente a las consideraciones de seguridad que existen en la frontera y en medio de una coyuntura política tensa. Dentro del amplio espectro de instituciones dedicadas al trabajo en asilo y refugio en Venezuela –con misiones y mandatos particulares- debemos diferenciar y sostener el núcleo básico de la protección de la población en situación de refugio respecto de los ámbitos más generales de defensa y denuncia frente al Estado, de los derechos humanos tanto de población solicitante, población en situación de refugio y población receptora. Creemos que es en función de estas diferencias que cada institución debe reconocer el rol que a cada una corresponde. 4.1. Estado Apure Ubicado en la región de los llanos al sur de Venezuela, el Estado Apure comparte 430 kilómetros de frontera con Colombia. Está compuesto por siete municipios: San Fernando, Achaguas, Biruaca, Muñoz, Páez, Pedro Camejo y Rómulo Gallegos. Su capital es San Fernando de Apure, y entre sus ciudades más importantes están Guasdualito, con una población estimada en 64 mil habitantes, y El Nula con una población aproximada de 30 mil habitantes, ambas son ciudades de llegada de numerosa población colombiana que habita el Estado. Apure es, al mismo tiempo, el cuarto Estado más extenso del país (76.500 kms. cuadrados), y está entre los menos poblados, con 473.941 habitantes de acuerdo con estimaciones para el año 2007.21 Está también entre los estados más deprimidos del país, a pesar de la enorme riqueza petrolera, agrícola y maderera que posee. Al Distrito Especial Alto Apure, conformado por los municipios de Páez y Rómulo Gallegos, corresponde no menos de 200 kilómetros de dicha frontera, convirtiéndose en el corredor natural de paso entre los departamentos colombianos de Arauca y Norte Santander. Es ahí que encontramos la mayor concentración de población refugiada e impactos del conflicto colombiano dentro del Estado Apure. 21 Fuente: Instituto Nacional de Estadística – República Bolivariana de Venezuela. http://www.ine.gov.ve/poblacion/distribucion.asp 8 Mapa: Gobierno Bolivariano de Venezuela http://www.gobiernoenlinea.gob.ve/venezuela/perfil_apure.html Guasdualito y El Nula son también ciudades fronterizas situadas en la zona conocida como el Alto Apure. El río Arauca separa a las localidades de El Amparo (Guasdualito) con la ciudad de Arauca, en Colombia. Por su parte, El Nula limita con las poblaciones colombianas de Saravena y Puerto Colombia. La presencia del Estado en el Apure es pobre. Está representado por su gobernador Jesús Aguijarte y un alcalde municipal (del Distrito Especial) cercanos al gobierno central, aunque con presencia sólo desde la alejada capital, San Fernando de Apure. El alcalde del Distrito Especial, Jorge Rodríguez, pertenece al partido V República y se ha distinguido por sus usos poco convencionales para un contexto de inseguridad, pues en general se moviliza sin mayor protección y aparece como cercano a la población. Entre nuestros entrevistados existe la impresión de que las autoridades civiles se encuentran de alguna forma constreñidas por la presencia de la autoridad militar en el Teatro de Operaciones Nº 1. Al igual que en otros espacios de esta frontera porosa, son muchas las familias que habitan en Guasdualito, El Nula y otras localidades de Apure, que tienen vínculos de parentesco con población colombiana. Esos lazos contribuyen a explicar un importante flujo humano y comercial en ambos lados de la frontera. Se cree que el reciente aumento en el flujo de colombianos que pasan a Venezuela está relacionado con la fortaleza del peso colombiano frente al dólar. En ese sentido, existe una integración social de hecho que tiene lugar más allá de las políticas de seguridad y la militarización creciente de los espacios fronterizos. 4.1.1 Alto Apure: de zona de distensión a zona de combate En el Alto Apure se reproduce desde tiempo atrás la dinámica del conflicto armado que se vive en el vecino departamento de Arauca, en Colombia: enfrentamientos armados, casos de reclutamiento forzado -particularmente de jóvenes-, desplazamiento de población civil (como los casos ocurridos en Caño Gaitán y Santa Inés). Algunos 9 identifican una correlación entre los ciclos de la violencia y represión en Colombia y la reducción o el incremento de los flujos de población en situación de refugio que cruza hacia Venezuela. Así, cuando desde el lado colombiano disminuye la presión sobre los actores armados, aumentaría el número de personas en situación de refugio que llegan a Venezuela. El Alto Apure es la zona más crítica cuando hablamos de la regionalización del conflicto colombiano en Venezuela. En la zona fronteriza dividida por el río Arauca, entre Apure y Arauca, tienen presencia activa el Ejército de Liberación Nacional - ELN, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - FARC, las Fuerzas Bolivarianas de Liberación –FBL, grupo armado venezolano que apoya al gobierno, pese a la negativa oficial de este último y a carecer de todo reconocimiento oficial- y, de forma muy limitada, grupos de paramilitares. En ese sentido, se trata del espacio de frontera venezolano con mayor presencia de actores armados del conflicto colombiano. Las operaciones de las FARC en Arauca tienen su correlato del lado venezolano; incluso se menciona que elementos cercanos a las FARC tendrían alguna influencia en los procesos políticos locales y habrían establecido mayores relaciones con las FBL. Se cree que los operadores locales de las FBL tendrían como estrategia adoptar el discurso y los programas sociales del gobierno, adquiriendo de esa forma legitimidad frente a comunidades, campesinos y otras zonas rurales de frontera. Pese a lo anterior, en Alto Apure encontramos que existe menor presencia militar que en otras zonas de frontera, con aproximadamente 3.800 hombres de la Fuerza Armada Nacional (FAN) conformando el Teatro de Operaciones Nº 1, en las afueras de Guasdualito. Contradictoriamente a la perspectiva de seguridad que atraviesan las políticas de frontera de Venezuela, el Estado cuenta con un menor presupuesto y capacidad de respuesta militar en esta vasta zona. La responsabilidad de la seguridad y la lucha anti subversiva recae en la FAN, y en la Guardia Nacional y la Armada en la zona del río Arauca. Hasta abril de 2007 se tenía conocimiento de la destrucción de 33 narco pistas de aterrizaje en la zona del Alto Apure, vinculadas a la mafia colombiana y a las FARC; todas estas pistas fueron identificadas por fuerza militar colombiana. Por otro lado, existe una alta rotación del personal en las FAN, pues sus efectivos permanecen poco tiempo en la zona. Como consecuencia de su fuerte y tradicional presencia en Arauca, el ELN ha logrado tener presencia también en Alto Apure. Desde mediados de 2006, se constata un alto nivel de confrontación con las FARC, que habría sido motivada por la conducción del proceso de paz que lleva el ELN con el gobierno colombiano, disputas por el control del territorio, además de hechos puntuales como la muerte de un comandante de las FARC a manos del ELN. Una variada gama de modalidades delictivas relacionadas con el conflicto se emplean en la zona, tales como el contrabando de gasolina y otros bienes, el tráfico de drogas, el contrabando de insumos para la producción de drogas, el cobro de “vacunas” por parte de las FARC y paramilitares a latifundistas, ganaderos y otros, los secuestros, el sicariato, el reclutamiento de menores y los asesinatos selectivos. Todo ello configura un escenario en el que la soberanía del Estado venezolano aparece cuestionada precisamente en estos espacios fronterizos. A manera de ejemplo podemos recordar que el anterior alcalde de Guasdualito estuvo secuestrado por el ELN durante 8 meses. Asimismo, autoridades en la zona reconocen que pagan “vacunas”. Sin embargo, como en los otros escenarios de frontera, también es necesario reconocer que, en Apure, las dinámicas propias del crimen y la inseguridad local interactúan con las actividades de los grupos armados colombianos. Todo lo anterior refleja como el Alto Apure es una región que, además de su lejanía del Estado central, y su cercanía 10 al conflicto armado en Colombia, oscila entre períodos de violencia y de calma, dependiendo de los intereses de los actores armados. 4.1.2 La situación de la población en situación de refugio en el Alto Apure La relación entre población con necesidad de protección, solicitantes formales de refugio, porcentaje de decisiones sobre solicitudes y porcentaje de reconocimientos sobre decisiones, repite el patrón de una pirámide en cuya base está el total de población con necesidad de protección y en su estrecho tope los casos reconocidos. Del total nacional de solicitudes de refugio registradas por la Comisión Nacional para los Refugiados hasta marzo de 2007, al Estado Apure corresponden 723 solicitudes que involucran a un total de 2.113 personas requeridas de protección. Hasta abril de 2007 solamente 11 casos habían recibido una respuesta y, de estas solicitudes, sólo 6 habían sido reconocidas, mientras que las 5 restantes, fueron rechazadas. Por otro lado, se sabe que del total de solicitudes existentes, sólo 171 casos habrían recibido el documento provisional (información a mayo de 2007), la mayoría de estos casos son personas residentes en la zona urbana de Guasdualito. A ese ritmo, la entrega de documentos provisionales terminaría dentro de 20 años, lo que refleja la magnitud del problema de la (in) documentación, pese a los esfuerzos realizados en el proceso de cedulación y registro que ofreciera el gobierno venezolano. La Comisión Nacional para los Refugiados ha realizado una única visita a la zona, en agosto de 2006, para realizar coordinaciones con los responsables del Teatro de Operaciones. La Secretaría Técnica de Apure no hace visitas al campo por motivos de seguridad. Desde su conformación en 2005 hasta abril de 2007, sus miembros se reunieron una sola vez, durante 2006. Una respuesta integrada en materia de refugio se vería favorecida con mejores coordinaciones entre las autoridades locales de distinto nivel, así como con las organizaciones de la sociedad civil que trabajan el tema. Es necesario agregar que en los municipios de Achaguas, Rómulo Gallegos y Pedro Camejo existen zonas en las que residen solicitantes de refugio que son de muy difícil acceso, lo cual refleja una característica del refugio procedente de Colombia: su tendencia a la invisibilidad y su dispersión en zonas rurales. Ello supone también un reto para la atención y protección efectivas que se puede otorgar a los solicitantes. Para las organizaciones que atienden a población en situación de refugio en el Alto Apure su trabajo en el campo está signado por la presencia de los grupos armados en su territorio. Si se atiende a una comunidad, y un grupo armado cree que en ella viven colaboradores, bases sociales o simpatizantes de su enemigo, influye en la percepción que tenga sobre ésta. En definitiva, mientras la situación en el Alto Apure se torna mas difícil por la cercanía del conflicto armado, las condiciones de atención por parte del Estado venezolano no son las mejores y requieren de varios cambios a nivel de decisión política, de procedimiento, de oportunidad en la atención, y de privilegio a los que requieren protección, solicitantes o no. 11 4.2. El Estado Táchira Con una superficie de 11.100 kilómetros cuadrados, el Estado Táchira posee una población estimada de 1,177.864 habitantes.22 La frontera con Colombia se encuentra tanto al oeste como al sur del Estado; también limita por el sur con el Estado Apure, al este con el Estado Mérida y Barinas y al norte con el Estado Zulia. El Estado está conformado por 29 municipios: Ayacucho, Bolívar, Independencia, Cárdenas, Junín, Jáuregui, Lobatera, San Cristóbal, Uribante, Córdova, García de Heria, Guásimos, Michelena, Libertador, Panamericano, Pedro María de Ureña, Sucre, Andrés Bello, Fernández Feo, Libertad, Samuel Maldonado, Seboruco, Antonio Rómulo Acosta, Francisco de Miranda, José María Vargas, Rafael Urdaneta, Simón Rodríguez, Torbes, San Judas Tadeo. Mapa: Gobierno Bolivariano de Venezuela http://www.gobiernoenlinea.gob.ve/venezuela/perfil_apure.html La zona fronteriza que dibuja el departamento de Norte Santander en Colombia y el Estado Táchira en Venezuela es una de las que mayor movimiento tiene en Latinoamérica. Muestra de ello es que para 2007 se anunció la licitación de un sistema de transporte masivo binacional (Cúcuta-San Antonio-Ureña) de 37 kilómetros. En abril de 2007 tuvo lugar una reunión de los Gobernadores de Norte de Santander, Luis Miguel Morelli y Táchira, Ronald Blanco La Cruz, para abordar tres temas: la ampliación de la cooperación internacional, un marco jurídico y la concreción de la 22 Fuente: Instituto Nacional de Estadística – República Bolivariana de Venezuela http://www.ine.gov.ve/poblacion/distribucion.asp 12 Zona de Integración Fronteriza (ZIF). La proximidad entre las poblaciones colombiana y venezolana tiene su origen en tiempos de la Colonia, cuando ambas regiones formaron parte del Virreinato de Nueva Granada. Luego de la separación de Colombia y Venezuela en 1830, su distancia en relación con Bogotá y Caracas, así como las dificultades de integración dentro de sus propios Estados, consolidaron la cercanía de ambas regiones, particularmente del eje comercial entre Cúcuta-San Antonio. Recién en 1950 la carretera Panamericana y la Vía de los Llanos los comunicaron con sus respectivos países. 4.2.1 Algunos datos sobre seguridad y orden público en Táchira El gobierno estadual está a cargo de Ronald Blanco La Cruz del Movimiento V República, mientras que el gobierno municipal está a cargo del Alcalde William Méndez. La existencia de frecuentes roces entre ambos impide los esfuerzos de concertación para atender adecuadamente, entre otros, los problemas de frontera, criminalidad y refugio. En Táchira encontramos la presencia del Comando Regional Nº 1 de la Guardia Nacional, mientras que por las FAN tiene la Segunda División de Infantería cuya guarnición militar tiene sede en San Cristóbal, a cargo del General de División Isbelis José Delgado Cruz, así como el Destacamento de Fronteras Nº 12. Asimismo hay una amplia distribución de Comandos Rurales. Al igual que en Zulia y Apure, los efectos del conflicto colombiano se dejan sentir claramente en Táchira, particularmente en la ciudad de San Cristóbal y otras zonas cercanas a la frontera. Ello determina el alto nivel de criminalidad, especialmente relacionado a las formas de secuestro, “vicariato” (homicidios),23 el pago de “vacunas” en localidades como Capacho y Rubio son frecuentes; los atracos, tanto en las zonas urbanas de San Cristóbal, como en las zonas rurales fronterizas con Colombia (La Fría). En el caso del secuestro, la zona es afectada por este delito desde la década de 1990. Es una modalidad que afecta particularmente a sectores más pudientes, como a los miembros de la Asociación de Ganaderos del Táchira (ASOGATA).Su vicepresidente, Guillermo Espósito, pide que se denuncie los casos,24 pero persiste cierta indolencia de parte de las autoridades del Estado para enfrentar el problema de raíz. Sin embargo, la lista de personas secuestradas que aparece todos los días incluye a 18 personas mantenidas secuestradas, algunas desde 2002 hasta el año 2006: 3 en San Cristóbal, 3 en Cordero, 2 en Colón, 2 en Rubio. Ello afecta, indistintamente, tanto a la población colombiana, inmigrantes, solicitantes de refugio, o población de interés, pero también a la población venezolana de la zona. Como consecuencia del proceso de desmovilización de los paramilitares ocurrido en Colombia a partir de 2003, el Estado Táchira sufre las consecuencias de la presencia de grupos diversos de paramilitares que son el resultado de su recomposición (caso de las Águilas Negras).25 El 15 de abril se produjo un atentado de supuestos grupos paramilitares contra la sede de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) en la localidad 23 Las cifras de muertes violentas en el Estado Táchira son: en el primer trimestre de 2005, 106; en el primer trimestre de 2006, 129; y, en 2007, 88 homicidios, siendo el Municipio de San Cristóbal el que tiene más (11), seguido de Ayacucho (6), Junín y Fernández Feo (5), Torbes y Bolívar (4). Fuente: Reunión Hemerográfica de La Nación, 5 de abril de 2007. 24 Diario La Nación, 16 de abril de 2007. 25 Operan en ocho poblaciones venezolanas, en Machiques, en zona rural de Maracaibo, frente a La Fría, Colón y Coloncito; su jefe es Armando Pérez Betancur, alias “Camilo”, ex comandante del frente de La Gabarra del entonces Bloque Catatumbo, contaría con 1.000 hombres. Fuente: El Tiempo, 18 de abril de 2007, según ONG Progresar. 13 de La Fría.26 El Jefe de la Región 5 de la Policía Nacional de Norte de Santander (Colombia), Brigadier Jaime Otero, dijo que los paramilitares disidentes están involucrados en la organización de bandas criminales en Venezuela. Debido a la situación favorable de Venezuela como gran productora de petróleo y derivados -mientras que Colombia es dependiente-, desde hace años, la enorme diferencia de precios ha generado la existencia de un circuito amplio de contrabando de combustible que va de Venezuela a Colombia.27 De forma inversa, mientras Colombia es el mayor productor mundial de cocaína, las costas venezolanas representan un interesante punto de salida hacia Europa, a través de una compleja red de micro transporte terrestre que pasa necesariamente por los Municipios de Táchira (narcomulas).28 4.2.2 La situación de la población en situación de refugio en Táchira Pese a lo reducido de su extensión fronteriza, Táchira es el Estado que mayor población solicitante de refugio recibe de todo el país. Según cálculos de la Asociación Nuevos Venezolanos, solamente en el Estado Táchira hay 70.000 extranjeros en busca de nacionalización, con tiempo suficiente de residencia en el país.29 El flujo de población en situación de refugio desde Colombia tiene dos canales reconocidos. El primero y más visible, se produce principalmente hacia las localidades de San Antonio de Táchira y Ureña, porque las personas usualmente tienen un lugar donde llegar (familiares, conocidos), o encuentran más fácilmente ocupación, preferiblemente en labores de agricultura, carpintería. Mientras que los potenciales refugiados solamente pueden llegar hasta el punto de control de la Guardia Nacional en Peracal (San Antonio), solamente a través de la concesión de lo que se denomina “permiso humanitario” otorgado por la DIEX para que puedan conceder la entrevista inicial. Por su parte, la Secretaría Técnica no suele hacer salidas al campo y no llegan a San Antonio, lo cual representa un gran impedimento para la eficacia del procedimiento de recepción de solicitudes de refugio. En tal sentido, sería recomendable una mayor coordinación entre la Dirección Nacional de Identificación y Extranjería -DIEX- y la Secretaria Técnica, a efectos de facilitar el procedimiento administrativo. En estas dos localidades y en la ciudad de San Cristóbal –donde son cada vez más visibles personas en las calles pidiendo ayuda- se focaliza la atención humanitaria y la labor de protección que llevan a cabo el ACNUR y Cáritas como su agencia implementadora en la zona. Las instituciones que trabajan en Táchira coinciden en que el perfil de los solicitantes es predominantemente rural; se trata de población de origen campesino, algunos fueron propietarios de pequeñas fincas que abandonaron al huir, en su mayoría de escasos recursos; también se presentan casos provenientes de zonas urbanas. Al llegar, la mayoría de solicitantes y población en situación de refugio se establece en “barrios”, “barriadas” o invasiones, como ocurre en el Municipio de Torbes, afrontando condiciones precarias caracterizadas por el hacinamiento, la carencia de servicios básicos y la falta de oportunidades en general: (…) al llegar allí, viven en situaciones infrahumanas, sus casas son de plástico deteriorado; viven en hacinamiento; normalmente nuestra población se estipula en cinco a siete personas por familia, de los cuales cinco son menores de 26 Diario La Nación, 16 de abril de 2007. Explicaciones de un funcionario adscrito al Ministerio para la Energía y el Petróleo en Táchira, quien señala la alta demanda de combustible: 53 millones de litros diarios en los 122 centros de servicios que hay en el Estado Táchira. Fuente: La Nación, San Cristóbal, 5 de abril del 2007. 28 Destacamento de Fronteras Número 11 de la Unidad Regional del Comando Antidrogas Venezolano. 29 La Nación, San Cristóbal, 16 de abril de 2007. 27 14 edad. Hay casos de grupos que tienen trece personas, once menores de edad. Y bueno, todo esto lleva a tener un grado de necesidades humanas muy grandes en cuanto lo que es el hábitat (Germaín Graterol, Director Cáritas, San Cristóbal). El segundo canal de traspaso de la frontera ocurre en las zonas rurales de Norte de Santander, particularmente en La Gabarra, Convención, Ocaña, Tibú, Puerto Santander, en donde los flujos son más espaciados, urgentes y menos visibles, por ejemplo, en las localidades de La Fría, Delicias, Rubio en Venezuela. Lamentablemente, esta población mayormente campesina, no recibe la atención requerida y prefiere mantener grados de anonimato e invisibilidad, como medio para afrontar la inseguridad y la presencia de los grupos armados. En términos estadísticos, hasta marzo de 2007, la Secretaría Técnica del Estado Táchira informa de 923 casos de solicitantes. Ello equivale a 2.558 personas que solicitan refugio. Ello convierte a Táchira en el Estado con mayor número de solicitudes presentadas, por encima de Apure, el Distrito Capital y Zulia. Por contraste, del total de casos presentados, solo 60 son reconocidos, los que representan hasta 299 personas. Habría unos 120 negados (información a marzo de 2007). Se observa que la diferencia entre solicitudes y resoluciones es enorme, al igual que en los otros Estados. Al respecto, en la Secretaría Técnica afirman que los plazos de 90 días se superan, por una cuestión de seguridad: Es poco la cifra porque, (…) por medidas de seguridad, la Comisión Nacional pues, el lapso establecido en la ley son 90 días, prorrogable por 90 días más, son 180 días. Pero de esos 180 días, a veces demora un año o dos en tomar una decisión la Comisión Nacional, porque hace la respectiva verificación de la información que muestra el solicitante. Esa información no la verifica la Secretaría Técnica Regional, esa no es nuestra facultad ni es nuestra función ni es nuestra misión (María Amelia Ramírez, Secretaría Técnica del Estado Táchira). La persistencia de los criterios de seguridad que suelen prevalecer en la calificación de los casos, perjudica la rapidez y oportunidad de la atención. Pese al carácter legítimo de los criterios planteados por las autoridades del Gobierno, ello atenta contra la debida atención y protección. Como en los otros Estados y en el consolidado nacional de cifras, las que ofrece la Secretaría Técnica difieren de las que tiene el ACNUR y sus agencias implementadoras, que son mayores en tanto la Secretaría sólo considera como solicitantes a quienes hicieron llegar su solicitud a sus oficinas, excluyendo a quienes sólo se presentaron ante el ACNUR o sus agencias implementadoras. La Secretaría Técnica del Táchira se creó casi a la par de la Comisión Nacional para Refugiados, en octubre de 2003. Como en los Estados Apure y Zulia, por limitaciones de personal, la Secretaría de Táchira sólo atiende a los solicitantes (solicitudes, entrevistas, trámites documentarios), durante las mañanas. Las tardes son dedicadas por sus dos únicos miembros a atender otros asuntos administrativos de trabajo. Esta, sin duda, es una importante limitación que comparte con todas las Secretarías. 4.2.3 Las organizaciones de cooperación internacional y el trabajo con población refugiada en Táchira En el Estado Táchira trabajan diferentes instituciones cubriendo el área legal y humanitaria. El Consejo Noruego para Refugiados tiene presencia a través de su 15 representante, trabajando fundamentalmente en sensibilización, a partir de: (i) visibilidad de situación de refugiados; (ii) capacitación con la Universidad; y (iii) comunicación social a través de la producción de materiales. El ACNUR y Cáritas San Cristóbal trabajan en la atención humanitaria y la protección de los solicitantes en el Estado, pero enfrentan una situación de absoluta desproporción entre las necesidades de atención y sus posibilidades reales de atención. Decía el Director de CARITAS Táchira: “… para este año, al final de marzo, nosotros vemos 87 casos, casi un caso por día, más de 201 personas estábamos atendiendo, más todos los que tenemos de los años anteriores. Cuando tú te das cuenta, es una gama muy amplia (…) Eso significa que cada vez está llegando más población. Nosotros atendemos aquí en la misma oficina, 12, 13 o 14 personas. Y esto implica que las respuestas que las instituciones dan, a veces se quedan un poco cortas a las necesidades que tienen las personas”. Aquí se demuestra como la demora en la atención de las solicitudes de refugio, también tiene un impacto en el trabajo futuro de asistencia a la población solicitante. Por su parte el CISP apoya en el trabajo de asistencia humanitaria y atención psico social. En el ámbito académico, existe el Centro de Estudios de Fronteras e Integración (CEFI) de la Universidad Los Andes en San Cristóbal, que sigue el tema del refugio y su relación con la situación de la frontera y la integración fronteriza. Evidentemente, el trabajo del ACNUR y sus agencias implementadoras, tanto en el área de protección como de atención humanitaria, está focalizado en los solicitantes de refugio, mientras que aquellos que no realizan la solicitud deben subsistir desde su llegada por sus propios medios, y esperar la colaboración de las misiones o las ayudas de la Gobernación. El apoyo inicial a los solicitantes consiste en la entrega de una asignación económica para su subsistencia. (…) en Venezuela no existen programas, en el caso del Estado de Táchira vamos a hablar, aquí no hay programas o Misiones de refugiados. No hay organismos estatales que específicamente tengan el suficiente dinero, como el ACNUR, como para ayudar a estas personas (…) para ello están los organismos internacionales, y es para ello que están acá. Cada uno específicamente con sus programas y sus políticas de acción.30 4.3. El Estado Zulia El Estado fronterizo de Zulia esta compuesto por 21 municipios: Páez, Mara, Enrique Losada, Rosario de Perijá, Machiques de Perijá, Jesús María Semprún, La Cañada de Urdaneta, Catatumbo, Miranda, Cabimas, Lagunillas, Valmore Rodríguez, Baralt, Santa Rita, Colón, Maracaibo, Sucre, Almirante Padilla, San Francisco, Francisco J. Pulgar, Simón Bolívar. Tiene una participación central en la composición del PBI nacional, que se explica fundamentalmente por la producción de petróleo del Estado. Zulia tiene la mayor tasa de crecimiento poblacional del país, y posee al 13% de la población total de la República, distribuida a lo largo de 63.100 Kms². La población estimada del Estado Zulia para 2007 es de 3.620.189 habitantes.31 Su capital es la ciudad de Maracaibo, con 3.335.594 de habitantes (año 2001). 30 Conversación con María Amelia Ramírez, Secretaría Técnica del Estado Táchira, 20 de abril de 2007. Fuente: Instituto Nacional de Estadística – República Bolivariana de Venezuela http://www.ine.gov.ve/poblacion/distribucion.asp 31 16 Mapa: Gobierno Bolivariano de Venezuela http://www.gobiernoenlinea.gob.ve/venezuela/perfil_apure.html En la actualidad, en el Estado Zulia se reproduce la confrontación política entre el oficialismo y la oposición. Manuel Rosales, Gobernador del Zulia lideró la más importante candidatura opositora en las últimas elecciones presidenciales, mientras Gian Carlo Di Martino, alcalde de la ciudad de Maracaibo, pertenece al chavismo. Desde la gobernación, Rosales mantiene programas sociales muy similares a aquellos que el gobierno central implementa. Algunos ejemplos de ello son los Mercados Zulianos -MEZUL, programa para abastecer a la población de alimentos subsidiados por la gobernación, el programa Barrio a Barrio que realiza jornadas de salud médico – odontológico, o el programa de becas y capacitación ocupacional Francisco Ochoa. A pesar de ello, en las últimas elecciones Rosales no pudo vencer en el Estado del que es gobernador. 4.3.1 Los escenarios diferenciados de extensión del conflicto en Zulia Dos son los escenarios principales en los que se refleja el conflicto armado colombiano en el Estado Zulia: (I) La región de La Guajira: la zona se ha caracterizado históricamente por la ausencia del Estado, que se ha hecho presente fundamentalmente a través de la existencia de unidades militares en la zona; se trata de un territorio extenso en el que las distancias son grandes. A lo largo del territorio habitado por la etnia Wayúu en Colombia y Venezuela, ambos gobiernos han aceptado la binacionalidad y, consecuentemente, la doble documentación y el libre tránsito de los miembros de la etnia. Existe una larga tradición de comercio y también de contrabando, tanto de bienes legales como ilegales (marihuana en la década de 1970, alcohol y ahora cocaína, insumos, armas y municiones). 17 Este escenario de histórica tradición comercial tiene un rol estratégico para los grupos armados y ello explica los intentos de inserción de fuerzas paramilitares colombianas en territorio Wayúu, principalmente a lo largo de la costa. (II) La zona de Catatumbo y la Sierra de Perijá. También habitado por los Barís, es zona de protección del conjunto de la cuenca del Catatumbo, ha sido objeto de largo conflicto por control territorial desde Colombia. 4.3.2 El orden público en el Estado Zulia En el Estado Zulia se reproducen las duras cifras de la alteración del orden público que en el resto de Venezuela, con matices específicos de una región ganadera con gran concentración de la propiedad rural y alto flujo de dinero. En el primer trimestre de 2007, se reportaron 323 homicidios en el Estado, mientras que solamente en la ciudad de Maracaibo hubo 122 homicidios. En la localidad de Guanero, en el Municipio Páez, se produjo el secuestro de los padres del Gobernador de La Guajira, José Luis González, por parte de supuestos miembros de la guerrilla FARC. Según cifras no oficiales, van 13 secuestros en el Estado Zulia, 11 de ellos contra productores agropecuarios.32 La institucionalidad para enfrentar el problema del secuestro y la extorsión corresponde al Grupo de Acciones Especiales de la Guardia Nacional, y a la Brigada Antiextorsión y Secuestros de la Policía Regional. Sin embargo, reportes recientes han constatado que en la zona predomina la actividad paramilitar. Como consecuencia del viaje por el Estado Zulia, encontramos que se mantiene gran porosidad de la frontera y los grupos armados ingresan cada vez mas adentro en territorio venezolano, con lo cual el conflicto armado también se extiende a esta parte de la región. En sectores rurales, ni la GN ni el Teatro de Operaciones tienen el control durante la noche; situación critica en términos de orden público, tanto en los centros urbanos como rurales. 4.3.3 La situación del refugio en Zulia Una de las características del refugio en el Estado Zulia es la dispersión de los solicitantes y la población en situación de refugio en general, ubicados en Maracaibo, Machiques, o zonas de La Guajira u otras. Como en Táchira y Apure, esto dificulta la atención, genera costos adicionales para los solicitantes y hace más difícil llevar el trámite en general. La Secretaría de Zulia hace salidas de campo a pesar de no ser una práctica común de estos organismos; sin embargo, claramente no se da abasto para atender al universo de potenciales solicitantes. Sumado a los problemas que causa la división del trabajo entre la Secretaría y la Oficina de Identificación y Extranjería –ONIDEX- para la entrega de documentos provisionales, el trámite termina haciéndose cada vez más complicado. La procedencia de los solicitantes en el Estado es variada de acuerdo con los datos de la Secretaría Técnica para 2006: 32 El Universal, 17 de abril de 2007. 18 Procedencia de los solicitantes de refugio César Guajira Magdalena Norte Santander Valle del Cauca Sin Información Otros Total Nº de casos 144 101 35 35 48 4 166 533 Datos 2006 Fuente: Secretaría Técnica de Zulia. Comisión Nacional para los Refugiados. Gobierno Bolivariano de Venezuela. Claramente se distingue a los departamentos de Guajira y Cesar como los principales expulsores de población hacia el Estado Zulia, con el que colindan. Ambos departamentos suman casi la mitad de los solicitantes; Atlántico, Valle del Cauca (ubicado a una distancia importante de la frontera venezolana y de Zulia en particular), Norte Santander y Magdalena aparecen como zonas de relativo impacto, pues juntos representan un tercio del total de solicitantes de refugio en el Estado. También es notable el origen disperso de los solicitantes, que provienen al menos de 20 departamentos distintos. Esto se explica, en parte, por la presencia de casos aislados de hasta 7 departamentos distintos. Las organizaciones de la sociedad civil que trabajan el tema del refugio en Zulia han logrado establecer un espacio de coordinación permanente, denominado “reuniones mensuales de protección” que les ha permitido coordinar ciertos aspectos básicos del trabajo de las organizaciones como, por ejemplo, la delimitación geográfica y temática del ámbito de acción de cada una de las instituciones, buscando evitar duplicar esfuerzos y optimizar el trabajo y los recursos. Evidentemente, también es un espacio de intercambio, de circulación de información y de debate para la acción y la incidencia. Se ha trabajado de manera conjunta las capacitaciones sobre refugio llevadas a cabo con autoridades y funcionarios, enriqueciéndose con las diferentes perspectivas de las distintas instituciones. También se han tomado acciones conjuntas frente a situaciones específicas relacionadas con la atención del Estado y la mejora del proceso de solicitud; durante 2006 se organizó, junto a la Secretaría Técnica, jornadas hacia zonas de difícil acceso (sectores de la Sierra de Perijá, entre otros), desde donde la población en situación de refugio tenía enormes dificultades para llegar a Maracaibo para hacer su solicitud. Cáritas Machiques y la Comisión de Justicia y Paz33 de Maracaibo, agencias implementadoras del ACNUR para protección y asistencia, cubren ambos campos y realizan su trabajo en zonas urbanas de Maracaibo, como el barrio de San Francisco. Existe un convenio con Cruz Roja para registrar a los solicitantes en los municipios que ésta atiende. La Cruz Roja ha incorporado a su trabajo de alivio de situaciones de emergencia el trabajo con refugiados, a través de su acción para atender el stress post traumático, realización de misiones conjuntas (Catatumbo, La Guajira), o a través de mecanismos de coordinación con el Consejo Noruego para Refugiados. 33 Casos registrados por la oficina: enero 2007 (30), trimestre 2007 (43). Señala que han aumentado los casos de familias antes que individuos solos. Fuente: entrevista con Licenciadas Villamizar y Eda Villalobos, 24 de abril de 2007. 19 Reciben solicitudes y también hacen entrevistas. Sin embargo, la entrevista ya no se entrega a la Secretaría/Comisión, las agencias la emplean como un insumo para evaluar la posibilidad de apoyar al solicitante frente a una eventual solicitud de reconsideración. 5. La situación legal del refugio 5.1. Antecedentes La Constitución de Venezuela de 1999 reconoce y garantiza el asilo y el refugio,34 confirmando un antiguo historial de colaboración con personas con necesidad de protección internacional procedentes de diversas partes del mundo. No fue sino hasta el año 2001, que Venezuela contó con una legislación interna que permitiese garantizar plenamente los derechos de la población en situación de refugio en su territorio, de acuerdo con los instrumentos suscritos en esa materia por el Estado venezolano. Sin haber ratificado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados adoptada el 28 de julio de 1951 y en vigor desde 1954 -la piedra angular del sistema internacional de protección a refugiados-, el Estado venezolano ratificó bajo reservas el Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados de 1967, en septiembre de 1986. Hasta entonces, en ese terreno se actuaba en cada caso, de acuerdo con las reglas generales del derecho internacional. Desde mediados de la década de 1990 se viene produciendo la agudización del conflicto colombiano, y ello tiene efectos muy puntuales en ciertas zonas de frontera, como las de Ecuador (640 kilómetros)35 y Venezuela (2.219 kilómetros).36 Así pues, la presencia cada vez más evidente de los actores armados, los frecuentes desplazamientos y cruce de frontera de población civil, los enfrentamientos de la guerrilla con las FF.AA locales, el descubrimiento de fosas comunes, son las señales más objetivas de este desborde del conflicto y la violencia hacia territorio venezolano. En nuestras conversaciones con analistas, referían la situación en función a la “teoría del espejo”, es decir que lo que ocurre en un lado, ocurre necesariamente en el otro. Esta situación repercute en las posibilidades objetivas de los solicitantes de encontrar “más” protección del lado venezolano. A partir del año 2000, este complejo escenario se ve atizado por la ejecución del “Plan Colombia” como instrumento anti narcóticos impulsado por los gobiernos de Colombia y Estados Unidos y, luego, desde agosto de 2002, otras iniciativas militares en el marco de la política de la “Seguridad Democrática” promovida por el gobierno del Presidente Uribe. Otros factores, como el deterioro del diálogo entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos, así como las consecuencias en frontera de la desmovilización de los grupos paramilitares y su posible reemplazo por otros grupos delincuenciales, ayudaron a hacer más complejo el escenario fronterizo, para el desarrollo del trabajo humanitario. Es en junio de 1999 que se produce una afluencia masiva de población colombiana (2.230 ciudadanos colombianos en Casigua El Cubo, 650 en el municipio de José María Semprún y, finalmente, 700 en La Vaquera, Estado Zulia), con necesidad de protección hacia Venezuela. En enero de 2001 se repiten las afluencias masivas 34 Artículo 69. ”La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de asilo y refugio. Se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas”. 35 Vargas Velásquez, Alejo. “La Política de los Países Vecinos respecto de Colombia”, en: Relaciones del Ecuador con sus Países Vecinos Colombia-Perú, Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Diciembre de 2006. 36 Ahumada, Consuelo. Conflicto y Fronteras en la Región Andina. Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Julio de 2004. 20 especialmente en la Sierra del Perijá, Machiques y la zona del Catatumbo. Desde entonces, el ingreso de población de Colombia huyendo del conflicto tendió a estabilizarse, aunque el Gobierno de Venezuela tardó en dar respuestas legales concretas para resolver el problema de solicitud de protección. Durante la etapa inicial de la emergencia en 1999, el ingreso de población colombiana que escapa del conflicto a territorio venezolano, fue inicialmente afrontado desde el componente militar del Estado asentado en la frontera, pero no pasaba por considerar los compromisos asumidos internacionalmente en la materia. Ocurrieron deportaciones masivas, vulnerándose el principio de no retorno, entre otros. En ese período también fue recurrente el uso extendido por parte de las autoridades venezolanas del concepto de “desplazados en tránsito”,37 protección temporal, habiéndose producido otros casos de expulsiones, devoluciones y, en general, el uso de respuestas discrecionales para afrontar la crisis en la frontera. Hasta la entrada en funcionamiento de la Comisión Nacional para los Refugiados, las instancias encargadas de resolver la situación de los solicitantes de asilo eran el Ministerio Público, la Cancillería y el ACNUR como órgano especializado; sin embargo, en el terreno, las autoridades del Ejército y/o de la Guardia Nacional ejercieron una fuerte influencia en la atención suministrada en esta primera etapa. Al no estar familiarizados con el tema y afrontarlo desde una perspectiva de seguridad, muchas veces se agravó la precaria situación de la población con necesidad de protección. En el año 2001, el gobierno tomó la decisión de avanzar en la adecuación del marco legal e institucional para la atención a los refugiados, promulgando la Ley Orgánica sobre Refugiados o Refugiadas y Asilados o Asiladas -LORRAA. Casi dos años después, en abril de 2003, se reglamentó, aunque de manera muy general, como veremos más adelante. También en ese año se creó la Comisión Nacional para los Refugiados, es decir se partió hasta con dos años de mora en el cumplimiento de las disposiciones constitucionales y legales sobre asilo y refugio. En retrospectiva, se trató de una respuesta esencial a los diálogos sostenidos por el Gobierno con el sistema internacional, y a la necesidad de dar otras respuestas al conflicto armado y sus consecuencias extraterritoriales, constituyendo un paso adelante en la atención de la población refugiada en Venezuela. Desde el año 2005 en adelante, el Gobierno de Venezuela emprendió esfuerzos para regularizar la situación migratoria de personas extranjeras, mayormente colombianas, a través de los Decretos 2823 y 3041, para que puedan obtener su naturalización en la República Bolivariana de Venezuela, procedimiento que permitió la regularización y cedulación de miles de colombianos. Dentro de este número se deben incluir a muchas personas que se encontraban en situación de personas de interés o solicitantes, así como inmigrantes económicos, que han obtenido su cédula de identidad. Ello demuestra una política de tolerancia en la zona de frontera con la población colombiana. 5.2. El procedimiento de refugio en Venezuela 5.2.1 La definición de refugiado en la LORRAA Los instrumentos legales que establecen y regulan el procedimiento de refugio en Venezuela son la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Protocolo 37 Alvarado, Marino. “El Derecho al Asilo y el de los Refugiados en Venezuela”, en Asilo y Refugiados en las Fronteras de Colombia, Consejería en Proyectos, Bogotá, octubre 2003. 21 sobre el Estatuto de los Refugiados (1967) y la Ley Orgánica sobre Refugiados y Refugiadas y Asilados y Asiladas38 –LORRAA, y su Reglamento. Aunque Venezuela no ha suscrito específicamente la Convención de 1951 sobre Refugiados, se vincula a sus disposiciones a través del Artículo 1.1 del Protocolo de 1967.39 Así, por ejemplo, la definición de refugiado empleada en la LORRAA (Art.5), remite a los términos establecidos por la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967; en ese sentido, se adoptó una definición con arreglo a los instrumentos internacionales suscritos por el Estado venezolano, particularmente, la existencia de “fundados temores de persecución”. Asimismo, se reconocen los principios de no devolución (Art.7)40 y no sanción por el ingreso irregular del solicitante a territorio venezolano. Sin embargo, dada la magnitud, extensión y duración que adquiere el conflicto armado colombiano y sus impactos evidentes en territorio venezolano, cabe pensar en la conveniencia de incorporar al debate una propuesta de reforma de la legislación venezolana sobre refugio, que pudiera reflejar la definición amplia de la condición de refugiado, con arreglo a lo expresado en la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados, del 21 de noviembre de 1984.41 ¿Qué posibilidades existen hoy de que una posible reforma de la LORRAA incorpore una definición de este tipo? Sobre el tema de la definición del refugio y su calificación, los representantes de la Comisión Nacional para los Refugiados señalan lo siguiente: (…) (de la) Convención del ’51 (y el) Protocolo del ’67, de ahí no nos saca absolutamente nadie. Ni tampoco aceptamos personas que por una violencia generalizada, que de su país de origen traten de ingresar al territorio buscando refugio (…) Eso es violencia generalizada porque no hay ataque directo: eso es una violencia generalizada al entorno, del mundo circundante a donde ellos se encuentran. Eso no califica. Califican personas que son perseguidas por grupos subversivos regulares (…) con nombre y apellido. (Por ejemplo): "Nosotros somos perseguidos por las FARC, Frente 52. O por las AUC, o por el ELN, o por las Águilas Negras". Entonces ellos nos dicen: "en Cúcuta hubo un ataque de las FARC el 15 de abril", un ejemplo. "Perfecto". "Entonces necesitamos refugio, porque mi vida corre peligro". "¿Usted se desplazó dentro del territorio?" "No, no me desplacé". "Pero ¿sufrió un ataque?" "Sí". "OK. ¿Cuándo fue?" "El 15 de abril". "El 15 de abril no ocurrió nada en Cúcuta, o ¿usted es un mentiroso? ¿Usted está falseando una información?" Eso ustedes lo confirman con Colombia", "voy a confirmarlo". Todas las personas que ingresan a nuestro territorio, pasan por la misma Inteligencia del Estado Venezolano. Nosotros no queremos que el conflicto de la hermana República de Colombia llegue a 38 Gaceta Oficial, Número 37.296 del 3 de octubre de 2001. “Los Estados partes en el presente Protocolo se obligan a aplicar los Artículos 2 a 34, inclusive, de la Convención a los Refugiados que por el presente se definen”. 40 Luego de reconocer la No Devolución, el Artículo 7º de la Ley, en su segundo párrafo, establece: “Sin embargo, no podrá invocar los beneficios de la presente disposición la persona que sea considerada, por razones fundadas, como un peligro para la seguridad de la República o que habiendo sido objeto de una sentencia definitiva por un delito particularmente grave, constituya una amenaza para la comunidad del país”. Sin negar la veracidad del argumento, el carácter discrecional de la disposición puede ser objeto de un uso excesivo y merece ser estudiado en cualquier esfuerzo de Reforma de la Ley. (subrayado de los autores). 41 Entre sus recomendaciones, la Declaración de Cartagena señala que (…) se hace necesario encarar la extensión del concepto de refugiado (…) De este modo, la definición o concepto de refugiado recomendable para su utilización en la región es aquella que además de contener los elementos de la Convención de 1951 y del Protocolo de 1967 considere también a las personas que han huido de sus países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público. 39 22 Venezuela. Añoramos que el gobierno colombiano pueda resolver sus problemas. (Entrevista a Ricardo Rincón, Presidente de la Comisión Nacional para los Refugiados, abril de 2007). Al respecto, es importante recordar que en la Región se han hecho importantes progresos para adecuar el marco legislativo del refugio a las características de los conflictos existentes, en el sentido propuesto por la Declaración de Cartagena. Tal es el caso del Reglamento para la Aplicación de las Normas contenidas en la Convención de Ginebra de 1951 y su Protocolo de 1967, adoptado por el Ecuador en 1992. Recordemos que en el caso ecuatoriano, su Reglamento ha regulado el proceso de refugio en un contexto de flujos constantes de población colombiana con necesidad de protección internacional. También tenemos la Ley del Refugiado adoptada en el Perú en 2002 o, más reciente, el Estatuto del Refugiado adoptado por Uruguay en noviembre de 2006. Tales innovaciones legales tienen en común la incorporación de una definición amplia del refugio, en la que se reconoce que la generalización de situaciones de violencia en el mundo ha ocasionado violaciones masivas a los derechos humanos, y que ello impone una revisión de las causas del refugio. Ello sin mencionar que otros países de la Región en la práctica aplican desde hace mucho una definición amplia del refugio, como es el caso de Brasil y Argentina. 5.2.2 La LORRAA y la situación vigente Con relación al procedimiento de refugio, podemos señalar que la LORRAA lo establece de una manera bastante general, dejando un amplio margen de discrecionalidad para su aplicación, por lo que requiere mayor precisión en algunos ámbitos. El ciclo del solicitante consta de entrevistas, llenado de formatos y cuestionarios, una larga espera para la expedición de documentos que tienen que ser visados mensualmente por las unidades de la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería – ONIDEX, que desde enero de 2007 se encuentra a cargo del General José Javier Morales, y Presidente de la Fundación Misión Identidad. En este ciclo persisten varias trabas en la documentación, con diferentes implicancias para el cumplimiento de los derechos inherentes a los solicitantes y refugiados. La LORRAA señala que todos los procedimientos para la determinación de la condición de refugiado o refugiada estarán sujetos a los principios de accesibilidad, oralidad, celeridad y gratuidad. Como veremos más adelante, al momento de analizar el problema de la demora y la acumulación de los casos -así lo señalaron gran parte de las personas entrevistadas-, el incumplimiento del principio de celeridad por el Gobierno de Venezuela es abrumador. La ley señala que se respeta también la unidad familiar (Artículo 2.6), que contempla que el solicitante pueda reunirse con su familia (pareja e hijos menores de edad). Básicamente, el trámite a seguir por los solicitantes de refugio luego de entrar al país debería ser el siguiente: 1. Acercarse donde un funcionario público civil o militar, o al ACNUR o a sus agencias ejecutoras, y realizar la solicitud por escrito u verbalmente. En ese momento debería entregársele al solicitante un documento provisional que le permita desplazarse libremente y regularice su permanencia durante los 90 días que demora, de acuerdo con la ley, el trámite de solicitud de refugio. Cumplidos los 90 días, el solicitante debería recibir una respuesta. 2. De ser ésta negativa, tendrá 15 días luego de recibir la notificación para solicitar un recurso de reconsideración, al que debe darse trámite durante los 90 días posteriores a su presentación. 23 3. Si la reconsideración fuese negativa, el solicitante tendrá derecho a acudir a la etapa contencioso-administrativa, en la que se examina la decisión de la Comisión Nacional. 4. De ser positiva la repuesta (sea en la primera instancia, luego de la apelación o en la etapa contencioso-administrativa), el solicitante debe acercarse al Ministerio del Interior para recabar su documento de identificación, es decir la cédula de transeúnte, la que le permitirá obtener un empleo legal, así como obtener certificados de notas que le permitan proseguir estudios en el nivel superior. La decisión de la Comisión Nacional para los Refugiados es notificada al solicitante, mediante documento escrito, que se pretende sea siempre justificado. La realidad, sin embargo, es mucho más compleja, en detrimento de los solicitantes y, en general, de las personas requeridas de protección que cruzan la frontera y tienen que enfrentar una nueva interacción con las autoridades de otro país. Ello incluye diversos trámites, plazos y un margen de discrecionalidad que describen un trámite de solicitud de refugio bastante más complejo de lo previsto en la ley. Por un lado, existen algunos procedimientos que no están previstos en la LORRAA ni en su Reglamento. Es el caso de las entrevistas de pre-elegibilidad a los solicitantes para determinar su situación, en las que se implementan nuevos criterios, entrevistas, al momento de producirse los primeros encuentros con los solicitantes, que a manera de filtro, generan una mayor discrecionalidad para quienes tienen que decidir finalmente sobre la situación del solicitante, puesto que se incorporan en las preguntas de la pre-elegibilidad elementos objetivos adicionales sobre las causales que originaron la salida del país. Las entrevistas de pre-elegibilidad son llevadas a cabo por las Secretarías como un filtro para los casos que, supuestamente, carecen de sustento legal. Esta medida probablemente estuvo destinada a agilizar el trámite de casos muy urgentes, y de otros claramente necesitados de protección internacional; sin embargo, no hay que descartar la existencia de errores durante esta “etapa” del proceso que, además, generalmente consiste en entrevistas muy breves. Ello muy probablemente conducirá al rechazo de casos justificados. Desde las organizaciones de la sociedad civil existen también otros cuestionamientos al procedimiento de preelegibilidad: como se señaló anteriormente, no está previsto en la ley. En segundo lugar, siendo la Comisión Nacional para los Refugiados el único organismo facultado por la ley para decidir sobre el reconocimiento o denegación de cada caso, las Secretarías Técnicas que ejecutan este procedimiento –sin estar contempladas en la Ley-, están decidiendo en la práctica sobre el reconocimiento de la condición de refugiado. Asimismo, en la práctica ocurre que los plazos de noventa días -prorrogables- para las dos primeras etapas del proceso -solicitud y apelación- terminan por ser prorrogados de manera indefinida, con lo cual se refuerza el problema de la falta de oportunidad entre la solicitud del refugiado y la respuesta del Estado. Esta indeterminación abre la posibilidad de que los casos se prolonguen de manera excesiva, por meses y años, cuando lo que ha llevado al solicitante a presentar su solicitud es una situación de riesgo inminente. Las consecuencias de la indeterminación en los plazos son la precarización de la condición de los solicitantes y la vulneración de sus derechos fundamentales, en tanto no regularicen o definan su situación lo que, consecuentemente, ocasiona que no puedan trabajar de manera formal ni realizar trámite o gestión alguna durante ese período indeterminado de tiempo. 24 La expedición del Documento Provisional, significa que la persona se ha sometido al trámite establecido por la LORRAA y que no tiene problemas ni con la justicia ni con las autoridades de Migraciones, lo cual debiera exonerarlas de cualquier problema migratorio. En el caso del Estado Zulia, por ejemplo, desde el mes de diciembre de 2006 no se está expidiendo dicho documento provisional por la falta de material de seguridad necesario, lo cual refleja otras dificultades en su entrega. Este es un requisito fundamental para garantizar el derecho a la no devolución, entre otros, mientras tiene lugar el trámite de la solicitud. Las constancias entregadas, en lugar del documento provisional, traen problemas a sus portadores al no ser el documento oficial que las autoridades civiles y los miembros de la Guardia Nacional o de la Fuerza Armada Nacional conocen y reclaman en las distintas alcabalas y retenes. Tampoco está previsto en la LORRAA o su reglamento el visado mensual del documento provisional que exigen las autoridades de ONIDEX, para demostrar que el solicitante sigue en el país y controlarlo. A esta situación, se suma el hecho de que la ley demanda que las solicitudes sean entregadas de manera inmediata por quien las haya recibido, a la Comisión Nacional para los Refugiados, lo que en la práctica no ocurre con las Secretarías Técnicas, que se constituyen en un “procesador” de las solicitudes, pero sin ninguna capacidad de definición, pues dependen funcionalmente de la Comisión a través de su Director. La situación se complica cuando observamos que se espera a acumular un número de casos en las oficinas de la Secretaría, para hacer el envío acumulado de las solicitudes a Caracas, lo cual constituye un retardo injustificado. Es un asunto de carácter administrativo que debiera ser corregido, mientras se adoptan las decisiones definitivas para resolver las carencias logísticas, económicas y de recursos humanos de la Comisión y sus Secretarías Técnicas. Otro aspecto importante es el uso del Recurso de Reconsideración establecido en la legislación ordinaria venezolana, como un recurso final, ante la propia Comisión Nacional. Hay todavía pendiente un debate entre las instituciones que trabajan en refugio, sobre los criterios para definir a quien se apoya o no en su solicitud de reconsideración. Al momento de elaborar el presente Informe, había aproximadamente unas 15 reconsideraciones en proceso. Una última vía que ha empezado a ser utilizada, es la vía de los procesos contencioso administrativos (casos de CARITAS), mediante la cual se busca una decisión jurisdiccional con relación a la denegación del Estatuto por parte de las autoridades. 5.3. La Comisión Nacional para los Refugiados y las Secretarías Técnicas De acuerdo con la LORRAA, la Comisión Nacional para los Refugiados es un organismo multisectorial presidido por un representante del Ministerio de Relaciones Exteriores e integrado por el representante designado del Ministerio de Interior y Justicia y el representante del Ministerio de Defensa, quienes tendrán derecho a voz y voto; tienen derecho a asistir con voz y sin voto los representantes designados del Ministerio Público, de la Defensoría del Pueblo y la Asamblea Nacional (propuesto por la Comisión Permanente de Política Exterior). Anteriormente se tenía una Comisión Técnica para el Asunto de los Desplazados, también de carácter interministerial. Una de las cuestiones que vale la pena referir como problema principal, se relaciona con esta composición multisectorial que dificulta la coordinación y seguimiento efectivo por parte de los funcionarios encargados. Ello ha impedido que se trabaje a un ritmo mas sostenido para calificar y definir la situación jurídica de esta población. Los miembros de los respectivos Ministerios, no están dedicados a tiempo completo a la revisión de casos. En términos generales, la Comisión se reúne de forma mensual pero aun así no logra superar los problemas de acumulación de casos. En este momento, existen más de 7 mil casos desde 2003, o antes, hasta hoy, más aquellos que cada día siguen 25 llegando a los tres estados en los que existen Secretarías Técnicas, aquellos que llegan directamente a Caracas y todos los canalizados a través del ACNUR y sus agencias ejecutoras. Los representantes ante la Comisión serán elegidos por las máximas autoridades o representantes de sus instituciones u órganos, de acuerdo con el Reglamento de la LORRAA. Asimismo, asiste como observador (con voz sin voto) el representante del ACNUR. De otro lado, la Comisión puede invitar a las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que estime conveniente para que participen como observadores con voz y sin voto. El trabajo de la FAO, del UNICEF y, de acuerdo a sus especialidades, de otros organismos internacionales puede resultar también de suma importancia para el trabajo humanitario. Entre el año 2003 y 2005 se crearon las Secretarías Técnicas a manera de organismos descentralizados para la atención de casos en las propias zonas de frontera. Al día de hoy se han previsto en los estados Zulia, Táchira y Apure. En ese sentido, a pesar de ser un proceso relativamente reciente, se constata, por un lado, la voluntad política de parte de las autoridades venezolanas de descentralizar la atención y recepción de solicitudes, más cerca de la frontera. Pero esta voluntad debe ser complementada con un presupuesto adecuado para abordar el problema, recursos humanos y especialización técnica adecuada para atender a la población en refugio. Lamentablemente, por cuestiones de orden logístico y/o geográfico, esto no siempre es posible. Las Secretarías Técnicas, en donde muchas veces se hacen las entrevistas, no permiten la confidencialidad garantizada por la Ley (Art.15), pues, en muchos casos, no hay ambientes separados y los otros solicitantes presentes escuchan el testimonio que otros ofrecen. Esto, en el marco de desconfianza y temores de los solicitantes, afecta el proceso. Las Secretarías Técnicas son un paso hacia delante en el esfuerzo de “sincerar” la situación de la población colombiana que huye de la violencia y cruza la frontera. Sí sorprende que aún no estén normadas/reglamentadas, lo cual genera una excesiva discrecionalidad en su funcionamiento, especialmente en lo que se refiere a la relación con la Comisión de la cual depende. Evidentemente, las solicitudes no se tramitan dentro del plazo de 90+90 días que dispone la ley. Demora muchísimo más, años incluso, sin importar cuándo se haya realizado la solicitud. La cédula de transeúnte, documento que en Venezuela sólo se entrega a los refugiados y prácticamente los señala como tales, por un tema logístico sólo se expide en Caracas, lo cual, en la práctica, ha hecho imposible que el reconocimiento de la condición de refugiado sirva para obtener un empleo u obtener certificados de estudios que permitan continuar los mismos en el nivel superior (ver problema de la documentación). La forma como funciona el procedimiento constituye una traba en la medida que al no existir canales fluidos de resolución de casos, hay un serio problema de embalse en los distintos niveles donde se han generado. Desde el ingreso al país, las entrevistas llevadas a cabo por las instituciones que están calificadas para registrar casos, el llenado de solicitudes, etc. 5.4. ¿Cuáles son los problemas? 5.4.1 La invisibilidad El problema de la invisibilidad del tema de los refugiados significa que en la mayoría de los casos, por desconocimiento o por la búsqueda de una mayor seguridad, los 26 colombianos que cruzan la frontera no solicitan acogerse al estatus de refugiado sino que prefieren desarrollar sus nuevas vidas en Venezuela, a través de la obtención de nuevos trabajos, la obtención de documentación por vías no regulares, entre otros mecanismos irregulares. Esta característica presupone que los colombianos optan conscientemente por mantener su invisibilidad al mezclarse con población local, tanto en los ranchos en zonas rurales, como en los barrios de las principales ciudades y evitar así los canales formales de la solicitud, el registro y el reconocimiento del Estado venezolano. Por otro lado, la tradición de intercambio histórico que existe entre las poblaciones de ambos lados de la frontera, condiciona las características del refugio en esta frontera que mantiene niveles incontrolables de porosidad social, cultural, económica ayudando a incrementar el nivel de invisibilidad/estigmatización de la población. Pero este problema de la invisibilidad puede ser visto también desde otros niveles más amplios: por ejemplo, en el escaso manejo que la prensa venezolana hace del tema, o las distorsiones en las que suele incurrir; en el relativo reconocimiento del problema humanitario por parte de las autoridades venezolanas; en la propia percepción de los solicitantes, así como en el tratamiento académico de los asuntos relacionados a Colombia, el conflicto armado y sus consecuencias en la frontera. Este es un problema que deben atender, en forma prioritaria, las autoridades venezolanas como parte de una respuesta adecuada a la situación. A ello se suma el frecuente requerimiento de mano de obra colombiana en Venezuela, lo que facilita esta “mimetización” de aquellos que huyen de la violencia, como es el caso de campesinos en las chacras en periodos de cosecha, así como de carpinteros y tapiceros en las ciudades, o los buhoneros en las principales ciudades. Existe la creencia/temor entre parte de la población que cualquier registro no es más que otra manera de ponerse en riesgo frente a los actores armados que tienen presencia en las zonas de frontera. Algunas instituciones que trabajan temas de derechos humanos y de refugio, como las CARITAS (38 diócesis), han creído conveniente incorporar mayores niveles de interlocución e incidencia ante el Estado venezolano y sus autoridades, de modo de evidenciar la omisión del Estado y permitir una mejor respuesta al problema de los solicitantes de asilo y refugio. 27 Las brechas del refugio en Venezuela42 Cifras: marzo 2007 684 refugiados Solicitudes decididas: 1.373 6.644 solicitantes 250.000 personas de interés para ACNUR Una serie de razones contribuyen a explicar las brechas que muestra el gráfico sobre la situación de la población con necesidad de protección en Venezuela. Se reconocen los esfuerzos desde el Estado venezolano por cerrar gradualmente esta brecha: la creación de la Comisión Nacional; la creación de organismos descentralizados para la atención a los refugiados como las Secretarías Técnicas de Apure, Zulia y Táchira; la adecuación del marco legal venezolano a la normativa internacional vigente. En suma, la implementación de un sistema de atención a la población en situación de refugio. Sin embargo, hay todavía muchas mejoras por hacer dentro de ese marco recientemente implementado. Las dificultades de la tramitación de las solicitudes se explican por varios factores: 1. Predominio de un enfoque de seguridad para abordar el tema del refugio. Se verifican los datos ofrecidos por cada solicitante a través de órganos de seguridad e inteligencia; los miembros de las Secretarías Técnicas reconocen que sólo esa parte del trámite puede tomar hasta un año. 2. Composición multisectorial de la Comisión Nacional. Es el único órgano competente para reconocer o denegar el estatus de refugiado a los solicitantes. 42 Todas las cifras del gráfico se refieren a individuos, no a casos (en los que puede estar involucrado más de un individuo). 28 Sin embargo, sus reuniones requieren de la coordinación de sus miembros, que pertenecen a distintos sectores del Estado. 3. Escasos recursos de la Comisión Nacional y las Secretarías Técnicas. El insuficiente personal no se da abasto para atender a los solicitantes con la celeridad necesaria ni en la Comisión ni en las Secretarías. En cada Secretaría trabajan dos personas que realizan el trámite de refugio: la solicitud, la entrevista de pre-elegibilidad, la entrevista propiamente dicha y la elaboración de un informe para la Comisión sobre cada caso. A ello hay que agregar que existe un “embalse” de población colombiana con necesidad de protección desde la época anterior a la Comisión Nacional y las Secretarías, más allá de las deportaciones que anteriormente tuvieron lugar. ESTADÍSTICAS 2003 – MARZO 200743 ESTADO Casos recibidos # de solicitantes Distrito Capital Apure Táchira Zulia TOTAL: 668 723 923 350 2.664 1.231 2.113 2.558 742 6.644 Total casos decididos 576 Casos Casos reconocidos denegados 284 292 Fuente: Comisión Nacional para los Refugiados, Gobierno Bolivariano de Venezuela. 2007 Varios de estos factores identificados son útiles para considerar el amplio margen que existe entre la población “de interés” para el ACNUR y el número de solicitantes: 1. Escasa difusión del procedimiento de refugio y de los derechos de los refugiados. 2. Problemas de distancia y accesibilidad: pese a la creación de Secretarías Técnicas en los Estados de frontera, la población con necesidades de protección no siempre accede fácilmente a las zonas urbanas en donde se ubican las Secretarías, las que a su vez salen poco al campo; en algunos casos hay la prohibición explícita de hacerlo por motivos de seguridad. Aunque no se ha estimado su impacto potencial en el número de solicitudes de refugio, hay que considerar la implementación desde hace un par de años de los procesos de “cedulación” y de la Misión Identidad implementada por el Estado venezolano. Se cree que alrededor de 500 mil colombianos pudieran haber sido regularizados en Venezuela mediante este procedimiento. No se puede descartar que buena parte de ellos haya optado por naturalizarse, como una manera de protegerse y establecerse en Venezuela, accediendo a servicios básicos y sin correr el riesgo de tener que regresar a Colombia. Hay que anotar también lo variable que son las cifras sobre solicitantes, resoluciones y estadísticas más generales que manejan distintas instituciones. Ello obedece a que todavía cada instancia, incluyendo a la Iglesia (perspectiva de atención pastoral), el ACNUR (mandato internacional), la Defensoría del Pueblo, la Cruz Roja (víctimas del 43 La Comisión Nacional para los Refugiados inició su trabajo en 2003. Al momento del recojo de la información la Comisión analizaba 120 solicitudes que involucraban a aproximadamente 250 personas. 29 conflicto), recoge y sistematiza los casos que le llegan a cada una y que decide asumir, algunas por ámbito territorial de acción, otras por expertise profesional. Ese es un primer nivel de registro que se hace de forma muy dispersa. De acuerdo a las cifras del ACNUR habría hasta 200.000 personas de nacionalidad colombiana y que son de interés para la realización de su mandato de protección. Este es el universo inmenso de población sobre el cual debiera actuar el Estado venezolano y los organismos internacionales, Sin embargo, el número oficial de solicitantes de asilo/refugio asciende a solamente 7.019 casos y sólo 719 han sido formalmente reconocidos (ver Pirámide). Pero la única institución encargada de modo oficial de recibir, calificar y definir, es la Comisión Nacional y sus Secretarías, aunque los resultados alcanzados evidencian que el sistema aún se encuentra demasiado centralizado. Sería importante dotarlas del equipo adecuado para un cumplimiento descentralizado y oportuno. En primer lugar hay que recordar que el único en capacidad de reconocer o rechazar las solicitudes es el Estado a través de su Comisión especializada. Sus Secretarías Técnicas constituyen un primer instrumento de desconcentración de las competencias de recepción de casos, pero no tienen capacidad decisoria sobre la situación de los solicitantes. Se podría emprender acciones de capacitación y dotación de recursos que permitan una mejora del servicio y agilizar el trabajo a la Comisión Nacional. El Estado venezolano ha mantenido la práctica de no expulsar ni devolver personas con necesidades de protección de conformidad con el Artículo 33° de la Convención de 1951. Sin embargo, algunas instituciones califican la política del Estado venezolano como de “tolerancia excluyente” (confirmar su uso), al mantener una situación de aceptación de la presencia de los solicitantes, pero resolviendo de modo muy lento su situación. Es decir se permite la permanencia de la población, pero no se le determina su situación legal con lo cual se producen una serie de restricciones en el goce de algunos derechos que son objeto del presente informe. 5.4.2 El problema de la acumulación y el embalse Un primer elemento es la brecha que existe entre gente que busca protección y la que accede efectivamente al sistema jurídico vigente en Venezuela, de acuerdo a la información oficial con la que se cuenta. Nos referimos a colombianos que cruzan la frontera afectados por la situación de conflicto, pero que no solicitan el refugio. Es decir, mientras que según cálculos internacionales son 200.000 personas de nacionalidad colombiana que habrían tenido que cruzar la frontera por motivos relacionados a la situación de violencia, menos del 4% acude a la protección formal del sistema del refugio. Hay otras formas que busca la gente al cruzar la frontera y establecerse en territorio venezolano, unos son de carácter espontáneo, como es asentarse en casas de familiares o la conformación de matrimonios con venezolanas (os); otros son de tipo dirigidos, como puede ser el caso de la regularización que dio el gobierno del Presidente Chávez desde el año 2005 y que algunos calculan entre 250.000 y 500.000 el número de colombianos que se habrían acogido a dicha medida. Un segundo nivel de embalse existente, referido a la cantidad de solicitantes versus la escasa cantidad de resoluciones de la Comisión Nacional para los Refugiados, refleja la magnitud de la problemática. Un problema en este sentido es que la Comisión se reúne cada mes y medio, incumpliendo los plazos de resolución establecidos por ley. La insistencia en tener visiones de seguridad e inteligencia sobre la problemática de 30 los refugiados, es una de las explicaciones posibles a la lentitud institucional del Estado venezolano, y que ha sido un tema visible durante nuestras reuniones con el responsable de la Comisión. Se entiende que en los países vecinos de Colombia persistan rezagos de una visión de seguridad, especialmente entre los estamentos militares y civiles, pero lo que es evidente en el caso venezolano, es el peso de la mirada de seguridad. Por otro lado, la permanente rotación de los funcionarios militares afecta el proceso de capacitación que realiza el ACNUR y sus agencias implementadoras, pese a los 71 talleres realizados, y 2.130 militares y miembros de la Guardia Nacional capacitados.44 Este escenario de creciente securitización, reduce el ámbito de protección y trabajo humanitario en zonas de frontera. Un problema de carácter administrativo se refiere a que no hay un orden cronológico para la resolución de casos (tratándose de situaciones de emergencia), acumulándose innecesariamente los expedientes en las Secretarías Técnicas antes de ir a Caracas, existiendo además, un deficiente sistema de comunicación y notificación. Finalmente, el problema de la acumulación se refleja en el hecho que se ha producido un exceso, a nuestro juicio, en las consideraciones que toman algunas autoridades e instituciones respecto de los solicitantes para la adopción de criterios de preelegibilidad, que pueden tener problemas en su ejecución, como el de ser apresurados. 5.4.3 La (in) documentación Aunque no debería constituir la parte esencial del derecho al refugio, una adecuada documentación garantiza mejores condiciones para el ejercicio de los derechos de los solicitantes y sus familias. En ese sentido, es claro que si bien la documentación por sí sola no garantiza el ejercicio de los derechos inherentes a solicitantes y refugiados, su ausencia o la dilación en su entrega determina una situación de desprotección para la población con necesidad de protección internacional. Algunos entrevistados relataron la existencia de la mala práctica del “matraqueo”, que constituye una modalidad de corrupción a partir del no reconocimiento de ciertos funcionarios del documento que porta el transeúnte, mayormente colombiano. Asimismo, existe la práctica de la compra de cédulas falsas, a precios de hasta por 2,000.000 bolívares. La documentación de los solicitantes de refugio -el documento provisional entregado una vez iniciado el trámite de solicitud- sirve para garantizar y ejercer derechos: a la no devolución (haciendo posible la libre circulación en el país de llegada) y al principio de no sanción. La necesidad de visar mensualmente dicho documento supone también obligaciones para los refugiados por razones de seguridad y orden interno. Adicionalmente, la documentación de los refugiados reconocidos les permite ejercer plenamente sus otros derechos, incluidos la educación, la salud y el trabajo; muchas de las posibilidades de integración en el país de acogida pasa por tener la documentación en regla, en tanto es requisito de cualquier “acto jurídico” (contratos, préstamos, gestiones etc.) Esta constatación es relevante en tanto solicitantes y refugiados en Venezuela coinciden en señalar que el problema de la (in) documentación es uno de los más sentidos que afrontan durante todo el proceso de solicitud e incluso luego del reconocimiento. Tratándose de un procedimiento de solicitud tan extenso como el venezolano, en el que la decisión de los casos puede tomar años, es aún más relevante para la protección de solicitantes y refugiados que la entrega de la documentación provisional y definitiva tenga lugar oportunamente. 44 Entrevista con funcionarios del ACNUR, 26 de abril de 2007. 31 Las razones que explican los enormes retrasos en la toma de decisión sobre los casos y la entrega de la documentación son múltiples, y están relacionadas con las carencias logísticas de la Comisión Nacional y sus Secretarías. Hay Secretarías que agotaron el material que se usa para la documentación en diciembre de 2006 y, en mayo de 2007, aún no había sido reemplazado. En lugar del Documento Provisional normal, se entregó una Constancia de Registro diferente, lo que ocasiona frecuentes problemas en las alcabalas y otros controles de seguridad, pues no siempre esta constancia es reconocida por el personal policial o militar. A ello, hay que añadir la exigencia de visado mensual del documento provisional en las oficinas de ONIDEX, trámite que implica el frecuente y costoso traslado de los solicitantes. Al final de todo el proceso, los solicitantes reconocidos requieren de un documento básico para el ejercicio de cualquier acto jurídico en Venezuela, es decir la Cédula de Transeúnte, la que le permitirá contratar, pagar, cobrar, desenvolverse en igualdad de condiciones. Se sabe de refugiados que obtuvieron su reconocimiento varios años atrás y que, a la fecha, no poseen su Cédula de Transeúnte. A pesar de existir ofrecimientos desde organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil, aún no hay una solución para este problema. El trámite para la cedulación sólo puede hacerse en Caracas, pero es claro que la abrumadora mayoría de refugiados vive en las zonas fronterizas de Apure, Táchira y Zulia, a muchas horas de distancia de la capital. Un ejemplo ilustra la magnitud del problema: en abril de 2007, en el Estado Zulia, solo un refugiado reconocido tenía su Cédula de Transeúnte, tramitada en Caracas por sus propios medios. Las autoridades encargadas tienen un gran margen de discrecionalidad para decidir y definir la situación, en términos de la determinación del Estatuto, lo cual comprueba la inexistencia de patrones establecidos para el desarrollo de los procedimientos. Las Secretarías funcionan de manera diferenciada, no tienen formatos estandarizados (realización de la entrevista). En Zulia se hacen Jornadas mientras que, por motivos de seguridad, las Secretarías de Apure y de Táchira no las realizan, es más, están prohibidas de hacerlo argumentando falta de seguridad. Por otro lado, debemos mencionar la incidencia de la “Misión Identidad” desarrollada por el gobierno para proporcionar documentación y regularizar la situación migratoria de extranjeros residentes, particularmente en el caso de ciudadanos colombianos. El impacto de la Misión Identidad y/o de procesos de cedulación entre los solicitantes de refugio ha sido mayor en Táchira y Zulia y, en menor medida, en la región del Alto Apure. En esta última, se estima que se acogieron al proceso de cedulación un número reducido de solicitantes de refugio procedentes de Colombia, que no llegaría a los cincuenta. 5.5. El refugio desde un enfoque de derechos45 Es plenamente aceptada la relación que existe en el plano del Derecho Internacional entre las normas e instrumentos jurídicos sobre Derecho Internacional Humanitario, Derechos Humanos46 y Derecho Internacional de Refugiados como un conjunto de normas estrechamente relacionadas entre sí, especialmente en escenarios de alta conflictividad. En tal sentido, las condiciones relatadas en la primera parte del Informe 45 Cançado Trindade, Antônio Augusto. “Reflexiones sobre el desarraigo como problema de derechos humanos frente a la conciencia jurídica universal”, en: La nueva dimensión de las necesidades de protección del ser humano en el inicio del siglo XXI. ACNUR, Costa Rica, 2003, pág 29. 46 Derechos Humanos, Recopilación de Instrumentos Internacionales, Naciones Unidas, 1998. 32 configuran una situación particular desde la perspectiva específica de los Derechos Humanos. A propósito de la creciente agudización del conflicto durante 2006 y 2007, se ha generado una situación de incremento de las medidas de seguridad por parte de autoridades militares venezolanas en frontera. Un problema fundamental que se puede encontrar aún en algunos niveles y sectores del gobierno de Venezuela, es la consideración del problema de la migración colombiana como un asunto de seguridad que debe pasar por el tamiz de la Inteligencia, y así lo señalaron las autoridades entrevistadas. Se quiere evitar la penetración de miembros de grupos paramilitares, desmovilizados o guerrilleros. Lo cierto es que un mejor nivel de registro de extranjeros permite garantizar una mayor seguridad sobre sus acciones. Por ello, se requieren medidas que permitan asegurar adecuadas condiciones de protección, de asistencia humanitaria y de pronta documentación para los solicitantes. Durante la visita hemos podido observar, a lo largo de nuestro recorrido, que los impactos visibles del conflicto armado se dejan sentir cada vez más al interior del territorio venezolano, particularmente en los estados fronterizos. Los impactos militares, políticos y humanitarios, se manifiestan de manera diferenciada: en la Alta Guajira se hace evidente la presencia de los paramilitares, especialmente en los territorios habitados por la población Wayúu, produciéndose inevitables conflictos por el control del territorio y las actividades comerciales. En las zonas selváticas del Catatumbo, la guerrilla de las FARC, en su intento por reocupar espacios dejados por los desmovilizados; en la zona urbana de San Cristóbal, los diversos grupos paramilitares de composición indiferenciada que se dedican a hacer negocio con la extorsión, la “vacuna”. En la zona del Alto Apure es donde el conflicto armado deja sentir más sus huellas, en términos de enfrentamientos, control territorial y visibilización de los grupos armados que actúan en Colombia. La presencia de los grupos recompuestos de paramilitares, como es el caso de las “Águilas Negras”, que son el resultado de la conversión del Bloque Catatumbo. Otro asunto que influye en la situación de (des)protección se refiere al tratamiento político diplomático que le han dado tradicionalmente los gobiernos de Venezuela al conflicto armado en Colombia. Por ejemplo, la no aceptación para casos de refugio, la no aceptación del concepto de violencia generalizada, es un indicador de esto último. A lo largo de la misión, frecuentemente hemos encontrado indicios y elementos que permiten suponer que las consecuencias más graves del conflicto -desplazamiento, señalamiento, amenazas y muerte- sí se dejan sentir en partes del territorio fronterizo venezolano. Sin embargo, es un tema muy sensible en la relación bilateral actual. Asimismo, ocurre con el agravamiento de los problemas de orden público, que repercute en la situación del refugio y, por ende, en la situación de los derechos fundamentales, particularmente en las fronteras. Así pues, la tasa de homicidios violentos, actividad política, militar, el pago de “vacunas”, la extorsión y el secuestro, se dejan sentir no solamente en los Estados fronterizos. La situación se complica mucho más en términos de derecho a la vida, integridad personal y afectación de la libertad de las personas, cuando tomamos en cuenta que estos impactos se producen en un escenario propio -el venezolano- que tiene cifras preocupantes de orden público. La situación en Táchira es un buen ejemplo de los niveles que adquiere la violencia, por la presencia de un amplio grupo de actores irregulares e ilícitos. Otro componente se refiere a la vigencia de ciertos derechos humanos. Hay que resaltar que, en Venezuela, las personas de origen colombiano que viven en la frontera pueden ser beneficiarios de todos los programas sociales en los que se ha embarcado el gobierno de ese país, a los que se denomina Misiones (Rivas, Mercal, 33 Robinson). Ello se refleja en la situación de los derechos económicos y sociales, particularmente de esta población vulnerable. Particularmente, el caso del derecho a la educación es un atributo de carácter universal reconocido en todos los instrumentos, tanto de derechos humanos como de derecho internacional de refugiados. Se entiende que uno de los pilares para una adecuada integración entre las comunidades de refugiados y de pobladores locales, es permitir que la población en edad escolar pueda atender normalmente sus estudios. En el caso de Venezuela, según representantes del Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos -PROVEA- y de la Red de Apoyo,47 se cumple el acceso a la escuela y sobre ello hay muchos testimonios de que esto sucede así porque el Gobierno no exige documentación para el ingreso a la misma. El problema va por otro lado y se agudiza en el nivel de secundaria. Se refiere a la entrega de documentación básica que permita al educando avanzar a los estudios universitarios, con lo cual, no se otorga la necesaria acreditación de los estudios realizados. Lo propio ocurre cuando hablamos del tema laboral. Las dilaciones en las que suelen incurrir las autoridades migratorias venezolanas son un hecho frecuente en los lugares visitados, hecho que repercute negativamente en el sostenimiento de los núcleos familiares, generando frecuentes situaciones de indigencia y dependencia económica, cuando no de explotación o abuso. El problema se agrava particularmente en las zonas de frontera, donde existe un clima de sensibilidad e incremento de los cordones de seguridad que apuntan particularmente contra los extranjeros, principalmente colombianos. Esta demora ocurre al momento de entregar la documentación correspondiente, desde la documentación provisional, otros documentos intermedios, el otorgamiento del estatuto y la posterior entrega del carné de refugiado, y finalmente, la cédula de transeúnte a los refugiados reconocidos, impiden la formalización de su situación legal. Esta situación de precariedad y relativa indocumentación que se prolonga en el tiempo, excede los límites de asistencia y protección que brindan las agencias humanitarias. Ello obliga a las personas que llevan dos, tres o más años en su condición de solicitante, a requerir de medios de subsistencia. Esta necesidad juega en su contra, pues permite la generación de situaciones que chocan con las normas internacionales sobre trabajo, modalidades y derechos asociados, con lo cual los refugiados son más fácilmente captados a través de vías informales, precarizando su situación laboral y limitando el ejercicio de derechos en dicho campo: por ejemplo, son frecuentes las jornadas de trabajo más allá de lo establecido, la desaparición del pago de beneficios, se han visto casos de no pago de salarios/jornales, explotación, etc. Ello ha obligado a algunas instituciones a tener que abrir instancias de asesoría legal para los solicitantes. En la mayor parte de los casos, se reconoce que la mano de obra colombiana está calificada, sea para labores del campo o para servicios en general, lo que facilita su inserción en el mercado laboral en las zonas de frontera; consecuentemente, los problemas de dicha población no necesariamente pasan por encontrar trabajo, sino por las condiciones que estos ofrecen. Por último, debemos contemplar la situación de las poblaciones indígenas de zonas de frontera, principalmente en Zulia (Wayúus, Yupkas y Baris/motilones) y, en menor medida, en el Estado Apure (Guajiros, Kuivas). La extensa frontera de 2.219 47 Ambas son ONG venezolanas dedicadas a la promoción y defensa de los derechos humanos. Reunión de trabajo en Caracas, 26 de abril de 2007. 34 kilómetros tiene importantes áreas de territorio compartido por miembros de un mismo grupo indígena, lo cual determina una condición particular pues ambos ordenamientos jurídicos -el venezolano y el colombiano- reconocen la binacionalidad y el libre tránsito para los miembros de dichos grupos étnicos, lo que se refleja en la gran movilidad que tienen sobre su territorio de frontera. Para efectos del informe, no nos fue posible acceder a la zona del Catatumbo ni tomar contacto con representantes Bari. Ambos países cuentan con legislación que les garantiza la doble nacionalidad y distintos niveles de autonomía, en particular, con relación a la libertad de tránsito de movimiento para los miembros de las familias Wayuús. En el caso de la Alta Guajira, el 75% del territorio de los Wayúus está en Colombia, lo que ha ocasionado que sus espacios se conviertan en escenario de conflicto, por el control territorial que facilite el paso de drogas y por el control de actividades de comercio y contrabando. Toda la situación relatada a lo largo del Informe, visto desde un lente propio de los Derechos Humanos, termina por definir un escenario muy complejo y sensible desde la perspectiva de la situación y vigencia de los Derechos Humanos reconocidos por los tratados y la Constitución de Venezuela, y no solamente desde la perspectiva mas restringida del estatuto del refugiado. La situación de violencia e inseguridad termina afectando de forma indiscriminada a población colombiana y venezolana, a población rural y población urbana, a hombres y mujeres. Por otro lado, la respuesta legítima del Estado venezolano por resguardar sus fronteras y su soberanía, parte de una comprensible aunque a veces ilimitada noción de seguridad nacional, que termina generando una situación precaria para el cumplimiento de los compromisos generales que tiene el Estado venezolano en materia de Derechos Humanos en cualquiera de sus dimensiones: libertad e integridad personales, administración de justicia, educación y trabajo y, por último, la situación de los pueblos indígenas. 6. A manera de conclusión 1) Hemos evidenciado con preocupación al momento de realizar la visita, que todos los elementos que integran la complejidad del conflicto armado colombiano (enfrentamiento, desplazamiento, actividades ilícitas), se dejan sentir de manera mas visible en territorio venezolano, particularmente en la franja de frontera de más de 45.000 kilómetros cuadrados aunque cada vez más en espacios al interior del territorio venezolano. A ello se debe sumar el urgente problema de la violencia y criminalidad propia de Venezuela que repercute negativamente en las condiciones de las comunidades solicitantes y receptoras. 2) La cuestión del asilo y refugio no debe ser visto como un problema prioritario de la seguridad y la defensa nacional. Por el contrario, un esfuerzo mayor por definir la situación jurídica de la población colombiana, que vaya más allá de la cedulación y la regularización, puede ayudar sustantivamente a mejorar la situación de seguridad relacionada con los inmigrantes colombianos. 3) Sería deseable que, en las actuales circunstancias, el Estado venezolano decida incorporar en el debate la ampliación progresiva de la noción de refugiado conforme a los más frecuentes instrumentos en la materia. Asimismo, sería conveniente una mayor transparencia y la justificación debida en los argumentos que utiliza la Comisión Nacional para la calificación de las solicitudes. 35 4) Sobre el tema institucional podemos señalar que la actual composición multisectorial de la Comisión Nacional para los Refugiados constituye una traba para su adecuado funcionamiento. En tal sentido, requiere ser revisada con el fin de producir cambios que garanticen la oportunidad, la continuidad y la eficiencia en llevar el tema de los solicitantes y la definición de su situación. Por otro lado, se hace necesaria una mayor y mejor coordinación entre las autoridades migratorias, las autoridades militares de frontera y las que tienen bajo su responsabilidad el tema del refugio, así como el reconocimiento de todos los recursos impugnatorios que brinda la ley venezolana, para que los solicitantes que vean rechazados sus casos, puedan agotar las vías internas. 5) Un problema de fondo tiene que ver con la responsabilidad primaria del Estado venezolano en el cumplimiento de sus obligaciones internacionales. En este sentido es prioritario que el gobierno asigne los recursos humanos y financieros necesarios que permitan a la Comisión Nacional de Refugiados actuar de manera oportuna y con eficacia en la determinación del Estatuto, para ponerse al día con los requerimientos actuales. Las autoridades deben reconocer la necesidad de brindar, desde el Estado, una atención humanitaria más integral, y esta constituirá la mejor respuesta de seguridad con relación a los extranjeros en general, y a los grupos irregulares en particular. 6) Son necesarias las reformas legislativas que deben ser realizadas a la Ley, para permitir una mejora en el funcionamiento del procedimiento y la determinación del estatuto del solicitante. Estas tienen que ver particularmente con la composición, el procedimiento, los plazos y términos. Asimismo, se requieren mejoras urgentes en la gestión administrativa de la Comisión Nacional para los Refugiados y las Secretarías Técnicas, que permitan mejorar la atención, desde la recepción hasta la determinación de cada caso. 7) Destacamos el trabajo solidario de las Organizaciones No Gubernamentales desde su compromiso humanitario. Sin embargo, estas trabajan en un contexto de debilidad y requieren de mayor apoyo, recursos, acompañamiento y capacitación. 8) Cualquier decisión institucional de modificar, reprogramar o reformular el ámbito de protección a los solicitantes resultaría inconveniente para su situación en Venezuela. Uno de los principales criterios para solicitar asilo es la necesidad de una adecuada protección legal ante temores fundados de persecución en el país de origen. 9) Una más clara determinación de los roles de las instituciones –protección, incidencia, asistencia- puede ayudar a generar mayores sinergias en torno a la situación de los refugiados en Venezuela. Esto pasa porque las instituciones realicen acciones de sistematización más eficaces, sobre todo el ciclo del refugio y la respuesta del Estado. Así, aquellos que sienten la necesidad de plantear sus posiciones de manera más clara, lo hacen; otros, que requieren garantizar canales fluidos de comunicación con el Estado, actúan a su manera. Igual sucede con las percepciones que sobre el conflicto, el desplazamiento, o los grupos armados, existe desde las personas y/o instituciones que viven en los Estados fronterizos, con las percepciones que hay en la propia Caracas. 36 10) Se ha constatado la importancia de sostener un espacio de coordinación interinstitucional que permitiría: (i) fortalecer al espacio de la Sociedad Civil en sus posiciones frente a la atención y protección que se ofrece desde el Estado a los solicitantes de refugio y población en situación de refugio en general; (ii) coordinar en el ámbito operativo las acciones de cada institución, buscando alcanzar una acción eficaz y eficiente. En tal sentido, la experiencia de las “Reuniones Mensuales de Protección” de Zulia constituye un referente muy valioso para otros ámbitos de trabajo en frontera. 11) En relación con el trabajo del Estado, de los organismos internacionales y las organizaciones de la sociedad civil, consideramos pertinente solicitar la profundización del trabajo de atención humanitaria específica en todos los ámbitos requeridos (salud, educación, vivienda, alimentación, trabajo), pero en especial para abordar los problemas relacionados a la salud mental, tanto de los solicitantes y refugiados reconocidos que se encuentran bajo la protección del Estado venezolano, como de las personas en situación de refugio. Lima, noviembre de 2007 37 DIRECTORIO INSTITUCIONES - REFUGIO EN VENEZUELA INSTITUCIÓN CIUDAD Caracas Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR Maracaibo San Cristóbal Caracas Servicio Jesuita a Refugiados Guasdualito DIRECCIÓN / TELF. Parque Cristal, Torre Oeste, Piso 4, Oficina 4-4- Los Palos Grandes Aptdo. Postal 69045 – Caracas 1062-A Telf: (58212) 286.38.83 Fax: (58212) 286.9687 Edif. Banco Industrial Ala Sur, Piso 7, Av. 9 entre calle 77 (5 de julio) y Dr. Portillo. Maracaibo, Estado Zulia Telf.: (0261) 797.58.96 / 79833.49 Fax: (0261) 798.04.35 Quinta Cirabel, Urb. Mérida, Calle 5 con Avenida Occidental San Cristóbal, Estado Táchira De Camejo a Colón, esq. Camejo. Edif. Torre La Oficina, Piso 2, Ofic.. 2-4 Caracas Distrito Capital Telf: 0212-564-6576 Fax: 0212-564-6576 Calle Sucre, Casa Cural, Nº 37 A. Entre Carreras Rondón y Nariño. Guasdalito - Edo. 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Machiques, Estado Zulia Tel/Fax: (0263)473-0968 PERSONA CARGO CORREO ELECTRÓNICO Janeth Márquez Directora Nacional [email protected] Migdalia Carrasquel (0212) 443-31-53 Ext. 106 Coordinadora [email protected] Adrián Gelvez Coordinador PACI / Encargado de la Oficina [email protected] [email protected] Euclides Martinez Coordinador PACI / Encargado de la Oficina Germaín Graterol Coordinador PACI / Encargado de la Oficina Luzmila Villamizar Delisbeth Villalobos Octavio Matheus 39 Coordinador [email protected] DIRECTORIO INSTITUCIONES - REFUGIO EN VENEZUELA INSTITUCIÓN CIUDAD Caracas Comisión Nacional para los Refugiados San Cristóbal – Secretaría Técnica Táchira Guasdualito – Secretaría Técnica Apure Maracaibo Secretaría Técnica Zulia Cruz Roja - Zulia Organización Internacional para las Migraciones OIM Maracaibo Caracas San Cristóbal DIRECCIÓN / TELF. Av. 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