Los Sucesos de Chicago (cartilla).

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LOS SUCESOS DE CHICAGO
A mediados del siglo pasado se produjo, tanto en Europa como en
Norteamérica, un explosivo crecimiento de los sectores obreros, especialmente en las
ciudades. Día a día la producción industrial requería un mayor número de
trabajadores, como resultado del crecimiento acelerado del sistema capitalista
mundial.
A su vez, las jornadas de trabajo se extendían por sobre las 12 y 14 horas
diarias, durante seis días a la semana, los salarios eran insuficientes y las condiciones
de trabajo muy precarias.
Desde Europa emigró gran cantidad de obreros hacia Estados Unidos, en
busca de trabajo en la naciente industria norteamericana. Estos traían los primeros
gérmenes de organización obrera, las ideas básicas del mutualismo, del socialismo
utópico y del anarquismo. Llegaban huyendo de la miseria y cargados de esperanza.
Sin embargo, el crecimiento de la industria no era suficiente para cubrir las
necesidades laborales de grandes masas de desocupados. Ello provocó una situación
de crisis y descontento generalizado.
Ya en el año 1827, en los estados del noroeste de los Estados Unidos se había
realizado la primera huelga en demanda de reducir la jornada laboral. De ahí en
adelante se fue consolidando en los Estados Unidos un movimiento más estructurado
que luchaba por alcanzar la jornada de ocho horas.
Así, la Federación Norteamericana del Trabajo acordó, en su 4º Congreso de
1884, poner en acción la fuerza de los propios trabajadores y llamó a realizar una
Huelga General por las 8 horas, el 1º de Mayo de 1886. Se daba un año y medio de
plazo para permitir a los empresarios adaptar las industrias a una jornada de ocho
horas.
La consigna fue: "A partir de hoy, ningún obrero debe trabajar más de ocho
horas por día. ¡Ocho horas de trabajo! ¡Ocho horas de reposo! ¡Ocho horas de
recreación!".
Bajo este predicamento, el 1º de Mayo de 1886, en Estados Unidos se
declararon más de 5 mil movimientos laborales. Alrededor de 190.000 trabajadores
iniciaron la huelga y cerca de 150.000 obtuvieron su demanda con la amenaza de
Paro. A fines de Mayo otros 50.000 obreros lograron el reconocimiento legal de nueva
jornada y al finalizar el año un total de 250.000 trabajadores alcanzaron el mismo
beneficio. El camino hacia una jornada de trabajo razonable estaba abierto al fin.
Pero estos logros se alcanzaron por un enorme sacrificio. La represión se hizo
sentir directamente en diversos lugares ese 1º de Mayo, produciéndose 9 muertos en
Milwaukee y enfrentamientos callejeros entre policías y manifestantes en Philadelfia,
Louisville, St. Luois, Baltimore y Chicago. Esta última ciudad sería el centro de una de
las más grandes luchas de los trabajadores del mundo entero: la lucha por una jornada
de trabajo digna y justa.
Paradojalmente, los hechos de mayor violencia en Chicago no acaecieron el mismo
1º de Mayo, sino en los días siguientes. El día 3 de Mayo alrededor de 6.000 obreros
madereros se reunieron en las inmediaciones de las Fábricas de Maquinarias
Agrícolas Mc.Cormick para elegir una Comisión de Huelga que debía entrevistarse
con la parte patronal.
En el acto hizo uso de la palabra Auguste Spies; mientras hablaba, un grupo
de manifestantes se separó el resto y atacó a algunos rompehuelgas que en ese
momento abandonaban los locales de la Mc.Cormick. El resultado fue un
enfrentamiento de proporciones. La policía, a pesar de que el mitin se disolvía, atacó
a disparos a la multitud provocando 6 muertos y cerca de 50 heridos.
Como respuesta a la agresión policial, al día siguiente, 4 de Mayo, se realizó un
Mitin en la Plaza Haymarket de Chicago. El número de manifestantes se elevó a casi 3
mil. Los oradores fueron Spies, Albert Parsons y Samuel Fielden. Al finalizar el Mitin y
mientras hablaba el dirigente Fielden, llegó al sitio un grupo de 180 policías ordenando
retirarse a los manifestantes. Fielden los increpó señalando que el acto estaba
autorizado y, por tanto, debían permitir que finalizara normalmente. Se estaba en esta
discusión cuando desde la oscuridad fue lanzado un objeto contra un grupo de policías
estallando con gran ruido. Un oficial cayó muerto y varios policías heridos. La
respuesta policial no se hizo esperar y abrieron fuego contra la multitud. El resultado
fue un número indeterminado de manifestantes muertos y heridos, aunque la historia
registra 38 muertos y 115 heridos.
Chicago fue sometido a Estado de Sitio y bajo el toque de queda se detuvo a
cientos de trabajadores y dirigentes.
El Proceso
De entre más de mil detenidos se inculpó del ataque con bombas a los policías
a un grupo de ocho dirigentes anarquistas, a quienes recordará la historia como los
Mártires de Chicago. Se constituyó una caricatura de Jurado y se fabricaron falsos
testimonios. Aunque fue imposible establecer cualquier participación directa de los
inculpados en el atentado, se pidió para ellos la pena de muerte y fueron condenados
a la horca.
En su discurso ante el Tribunal que lo condenó a muerte, Samuel Fielden
afirmó:
"Se me acusa de excitar pasiones, se me acusa de incendiario porque he
afirmado que la sociedad actual degrada al hombre hasta reducirlo a la categoría de
animal. ¡Andad! Id a las casas de los pobres y los veréis amontonados en el menor
espacio posible, respirando una atmósfera infernal de enfermedad y muerte ...
Amo a mis hermanos los trabajadores como a mí mismo. Odio la tiranía, la
maldad y la injusticia. El Siglo XIX comete el crimen de ahorcar a sus mejores amigos.
No tardará la hora de arrepentimiento...
...me considero feliz al morir. Sobre todo si mi muerte puede adelantar un sólo
minuto la llegada del venturoso día en que el sol alumbre para los trabajadores...".
De los condenados inicialmente, a dos de ellos: Michael Schwab, Tipógrafo
alemán de 33 años, y a Samuel Fielden, Pastor Metodista y obrero textil inglés de 34
años, se les conmutó la pena por la de prisión perpetua. A su vez, a Oscar Neebe,
vendedor norteamericano de 38 años, se le cambió la horca por 15 años de prisión.
A los restantes, se les mantuvo la condena a la horca. Ellos eran los siguientes:

Auguste Spies, Periodista alemán de 31 años.

George Engel, Tipógrafo y Periodista alemán de 50 años.

Adolf Fisher, Periodista alemán de 30 años.

Albert Parsons, Periodista norteamericano, 38 años.

Lowis Lingg, Carpintero alemán de 22 años.
Este último, Lowis Lingg, apareció dinamitado en su celda en la víspera a la
ejecución de la sentencia.
Así, el 11 de Noviembre de 1887, fecha fijada para la ejecución, cuatro fueron
los dirigentes conducidos al cadalso: Fisher, Engel, Parsons y Spies.
La hora del arrepentimiento llegó en 1893. El Gobernador de Illinois accedió a
revisar el Juicio, abocándose él mismo a la tarea. Demoró poco en comprender que el
juicio a los "ocho" había sido una farsa. Incluso se llegó a pensar que un provocador
lanzó de propósito la fatídica bomba. Convencidos de la injusticia cometida, el
Gobernador hizo público el documento por el que otorgaba el perdón absoluto a los
condenados en 1887 que aún permanecían en prisión: Fielden, Neebe y Schwab. Para
los demás era demasiado tarde, ya habían enfrentado dignamente la muerte.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXION:
1. ¿En que medida son similares o distintas las condiciones de vida de los
trabajadores de principios de siglo y las actuales?
2. ¿Qué lecciones profundas dejan los sucesos de Chicago, que nos puedan ayudar
hoy día, en la defensa de los derechos de los trabajadores?
3. ¿Cómo influye en la familia del trabajador las jornadas de trabajo de más de ocho
horas?
Fuente: Pastoral Obrera, Arzobispado de Concepción.
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