Jesús anuncia su glorificación por la muerte

Erika M. Padilla Rubio
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Subsidio para la Catequesis y la Misa con niños | 22 de marzo de 2015
Plegaria Universal
1. Padre que nos amas tanto, permite que toda tu Iglesia, formada por cada
uno de nosotros, amemos como ama Jesús, dando la vida. Te lo pedimos
Padre.
2. Padre, te pedimos por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los religiosos, las
religiosas y los diáconos, para que estén dispuestos a dar su vida, para tener
una vida eterna. Te lo pedimos Padre.
3. Padre, permite que los gobernantes de todo el mundo, puedan trabajar
como servidores de Jesús . Te lo pedimos Padre.
4. Padre, te pedimos que los enfermos y todos los que sufren, abran su
corazón a Jesús y que con él puedan decir: nadie me quita la vida, yo la doy
voluntariamente. Te lo pedimos Padre.
5. Padre, te pedimos que María, nuestra Madre, interceda por nosotros para
que podamos experimentar que tu Hijo ha vencido a la muerte y es nuestro
único Salvador. Te lo pedimos Padre.
EVANGELIO (Juan 12, 20-33)
Jesús anuncia su glorificación por la
muerte
Jesús: Hola amigos. Muchos de ustedes me han preguntado: ¿por qué
tuve que morir? ¿Por qué no era suficiente pelear con el malo en un ring y
ganarle, si Yo tengo el poder y la fuerza para hacerlo?
Quiero platicarles lo que me pasó un día. Había algunos griegos de los
que subían a adorar en la fiesta. Estos griegos no eran judíos, pero
reconocían que mi Padre era Dios, por eso subían a adorarlo.
Estos griegos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, tal vez
porque Felipe es un nombre griego, y le rogaron: «Señor, queremos ver a
Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a
decírmelo.
Estos griegos no sólo querían ver mi cara, sino querían conocerme de
verdad, querían creer en Mí.
Pero para poder creer en Mi es necesario comprender que Yo debo morir
y luego resucitar para ser glorificado. Por eso, Yo les respondí: «Ha
llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre». Esta hora, es la
hora de mi paso, de mi Pascua, el paso de mi muerte a mi glorificación.
Luego dije: «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este
mundo será derribado». Pues con mi muerte y mi resurrección, venceré
al malo y será vencido.
«En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto».
«El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la
guardará para una vida eterna». Por eso, conviértanse, no estén
pendientes de ustedes mismos, estén dispuestos a dar su vida, para
ganar la vida eterna.
«Si alguno me sirve, que me siga, y donde Yo esté, allí estará también mi
servidor.
Si alguno me sirve, el Padre le honrará».
Igual que Yo, ustedes deben estar dispuestos a dar su vida por amor a
Dios y por amor a los hombres. Y mi Padre les dará la vida eterna.
Sé que no es fácil. El día que dije esto, ese día sentía que mi alma estaba
turbada. «Pero ¿qué iba a decir?
¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si había llegado a esa hora para esto!
Padre, glorifica tu Nombre».
No es fácil morir. Pero Yo quiero hacer la voluntad de mi Padre. Sé que mi
vida está en sus manos. Por eso le puedo decir: Manifiesta tu gloria en Mi.
Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le
glorificaré».
Dios me ha glorificado, dándome su poder para manifestarlo a los
hombres. Esto lo he hecho a través de mis palabras y mis obras. Pero de
nuevo el Padre me glorificó, cuando después de mi muerte, resucité, y
me dio todo el poder en el cielo y en la tierra.
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros
decían: «Le ha hablado un ángel».
Yo les dije: «No ha venido esta voz por Mí, sino por ustedes». Pues Yo sé
que Dios me ha dado su gloria, pues la veo en Mi mismo, en cambio
ustedes, deben convertirse para poder creer en Mí, para ver la gloria de
Dios en Mi.
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«Y cuando Yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia Mí». Con
estas palabras quise decir, cuando muera en la cruz, venceré a Satanás.
Ahora Satanás ya fue vencido. Por eso todos pueden reconocerme como
el único Salvador.
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De que me serviría quedarme con mi vida, si no puedo dar más. En
cambio, si doy mi vida, les estoy demostrando a todos ustedes que los
amo más que a Mí mismo. Y además Yo sé que tengo el poder para
ganarle al malo. Pero tengo que luchar contra él. El creía que podía
vencerme, matándome. Por eso, yo morí, pero después resucité y vencí
al malo para siempre.
Erika M. Padilla Rubio
Manos a la Obra:
Para esta actividad necesitas un vaso de plástico, un algodón, unas
semillas de frijol, un poco de agua y mucha paciencia.
Vas a colocar las semillas de frijol adentro del algodón y éste lo vas a
poner adentro del vaso. Ponle un poco de agua, cuidando que el algodón
no quede empapado. Si se te pasó de agua, escúrrela.
Deja el vaso junto a la ventana, para que le dé la luz del sol y espera...
Cada dos días vuelve a regar tus semillas. Después de una semana,
destapa el algodón y mira cómo están las semillas. ¿Están igual que
antes?
Tal vez, ¡ya empezaron a abrirse! Igual que el grano de trigo que cae en
la tierra, se va abriendo para morir y para dar mucho fruto, así también
estas semillas se van a ir abriendo para dar lugar al tallo, luego a la planta
y de la planta saldrán muchos frijoles nuevos.
Ten paciencia y cuida tus frijoles. Verás que al final tendrás muchísimos.
Erika M. Padilla Rubio
Palabra y Obra lanza
“Soy más que una bola de tejido”,
un video a favor de la vida.
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