CARMEN ANÓN cidos caudales habían sido llevados «a estrecha situación», por los gastos que le habían ocasionado sus viajes de recolección de plantas para dar origen al Jardín Botánico y la costosa impresión de la «Flora Española, cuyo segundo tomo gime ya en la prensa los últimos períodos que le faltan para llegar a manos de V. S.». Si el escrito de Quer es digno de alabanza, no menos lo es el informe de Raga, entonces intendente del Jardín, que es muy superior a los dados por Suñol, ya que no se limita a pasar a la autoridad superior la petición, sino que se dirige a ella en súplica para que se le dé «justa asistencia», y que para evitar enojosas cuentas se le dispensen por «vía de gratificación de cinco a seis mil reales al referido catedrático». Como magnífico colofón a su informe se encuentra la siguiente providencia: «El Rey viene en que se den cinco mil reales, según propuesta 30 de julio 1761.» Terminan aquí los datos que poseemos de la labor de Quer, pero el informe de ella realizado por Ortega y la propia confesión de Quer nos hacen ver que trabajó con entusiasmo para enriquecer el Jardín y conocer la flora de nuestra patria. No es, pues, de sorprender que tales trabajos fuesen tenidos en cuenta, así como sus estudios realizados en Italia, Universidades de Bolonia y Pisa, cuando solicitó ayuda para sus viajes y más tarde para seguir con la impresión de su obra la Flora Española, que también fue magníficamente informada por Raga, lo que permitió que se le abonasen en calidad de préstamo los caudales necesarios para ello, obteniéndolos del fondo del protomedicato. Lástima que las frases de Linneo molestasen tanto a Quer que le hiciesen rechazar todas sus ideas y trabajos. D e no haber sucedido esto, su obra hubiese tenido una importancia tal que hubiese podido considerarse como una de las mejores del siglo. En el Archivo de Simancas hemos encontrado también otros datos sobre el Jardín, casi todos referentes a cuentas a pagar, algunas firmadas por Barnades, las del año 1766, año en que era primer profesor, para cuya viuda e hijos se solicitaba una pensión en el año 1771, alegándose que análogamente se había concedido una pensión semejante a otros, como a la viuda e hijas de Quer. En el año 1773, don Nuncio Zona solicitó y obtuvo que se pagasen los gastos llevados a cabo para construir armarios para la conservación de semillas y también para que se arreglasen las cañerías de conducción de agua al jardín de Migas Calientes . Carlos III debió hacer una breve visita al Jardín, como podemos ver por la dedicatoria que le hace Quer de su Flora Española: "Señor: A m p a r a d o de una antiquísima costumbre, y de una práctica modernísima de las más cultas naciones, solicito poner a los pies de V. M. los dos primeros tomos de una obrilla botánica con el título Flora Española. Atención debida es, y ha sido, que cuando algún personaje entra a ver un jardín y recrearse con su 42