Lucho Garzón Puso Al Sindicalismo En Paz AG0198

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Lucho Garzón Puso Al Sindicalismo En
Paz
AG0198
Luis Eduardo Garzón, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), anda detrás
de la paz pero vive rodeado de escoltas preparados para la guerra.
Lucho , como él mismo pide que lo llamen, sabe que la violencia en Colombia no
discrimina: se lleva a los que la practican, a los que controvierten, a los que dialogan, a los
que huyen de ella y aún, a los que nada tienen que ver con el conflicto o son indiferentes.
Por pertenecer a la línea conciliadora del sindicalismo colombiano, éste dirigente, que en
sus años juveniles se desempeñó como caddie en el Country Club de Bogotá y maletero en
Eldorado, figura en la lista de futuras víctimas de quienes insisten en el camino de la guerra
. Pero hay contrastes. Garzón también es reconocido como uno de los pocos sindicalistas
colombianos que se le miden a debatir codo a codo sobre los grandes temas nacionales.
Y es que, en Colombia, ser conciliador también tiene su costo. Este dirigente sindical recibe
permanentemente amenazas contra su vida, pero él las asume como gajes del oficio.
No lo atemoriza el hecho de que estos anuncios ya se hayan convertido en realidad para
2.500 dirigentes sindicales en el último decenio. Todos están muertos. Al 99 por ciento de
ellos no se sabe quién los mató. En esa lista de víctimas están Leonardo Posada, Manuel
Gustavo Chacón, José Antequera y Bernardo Jaramillo, entre otros amigos suyos.
Ese es el producto de la intolerancia y la satanización que algunos sectores han hecho del
movimiento sindical colombiano , afirma. En su concepto, los sindicatos son los únicos
sectores de la sociedad que están realmente organizados. El resto de la población vive
motivada pero dispersa. Nosotros, mediante el diálogo civilizado, estamos dando la lucha.
A punta de ideas hemos ido abriendo espacios para nuestras propuestas .
Desde 1975 cuando entró a formar parte de las directivas del sindicato de Ecopetrol,
Garzón, nacido y criado en las calles del popular barrio Restrepo de Bogotá, hace 47 años,
y ex alumno del colegio Carrasquilla, sigue transitando por el mismo lado: el del diálogo.
Esa es mi única arma , dice.
Tras haber asumido las riendas de la CUT, el país se ha ahorrado muchas marchas, paros y
bloqueos. Garzón fue protagonista de recientes acuerdos en la rama judicial, el magisterio y
Ecopetrol. Uno de sus mayores logros fue el consenso obtenido para la fijación el salario
mínimo del 98, luego de casi un decenio de asignaciones por decreto.
Aunque Garzón se ha caracterizado por el diálogo, hoy, sus puntos de vista no los utiliza
únicamente para buscar solución a conflictos laborales sino para hablar de paz. La
organización sindical no está llamada únicamente para hacerle frente a los problemas
laborales. Nosotros, como todos los colombianos, tenemos responsabilidades con el país, y
una de ellas, quizás la más importante, es procurar la sana convivencia , afirma.
Está seguro de que su vinculación a los procesos de concertación del orden nacional no le
hacen perder independencia al momento de intervenir en la solución de los conflictos del
movimiento sindical.
Quienes lo conocen de cerca creen lo mismo. Yo he estado con Lucho en varias mesas de
negociación y sus posiciones han sido conciliadoras pero firmes. Esa es su gran virtud, dijo,
Sabas Pretelt de la Vega, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).
Quizás esa condición fue la que lo llevó a la presidencia de la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT), cuando dicha organización se debatía en una profunda crisis
provocada por la salida de Orlando Obregón, quien fue nombrado Ministro de Trabajo unas
semanas después de haber firmado el Pacto Social con el Gobierno, sin el consenso de las
demás centrales obreras.
Garzón, siendo secretario general de la CUT, se sometió a una reñida elección en busca de
la presidencia de la Central, en la que participaron contrincantes con posiciones radicales.
Al final triunfó la tendencia conciliadora, dándose así un paso hacia el sindicalismo del
diálogo y la concertación, que hoy reconocen empresarios, gobierno, politólogos y analistas
privados.
Su defensa de la causa sindical lo ha colocado ante los organismos militares como un
contradictor del sistema. Aunque no es enemigo de la fuerza pública, tiene grandes reservas
acerca de su desempeño. Y lo dice: las Fuerzas Militares mantienen unas relaciones muy
débiles con la comunidad. Esto le hace daño al país. El Ejército ha sido formado para
combatir a los contradictores de épocas pasadas, conservando una cultura de guerra fría .
Esto no significa que Garzón esté del otro lado: el de la guerrilla. Aunque reconoce
públicamente que cree en las motivaciones políticas de la subversión, piensa que las armas
no son el camino para solucionar los problemas de la comunidad. Nunca he estado de
acuerdo con las acciones violentas tales como la voladura de oleoductos, puentes, vías y
demás infraestructura, el secuestro y las tomas violentas que afectan a la población civil .
Como enemigo de todas las formas de violencia, Garzón rechaza a los grupos paramilitares
a los que acusa de ser un proyecto de Estado que, según él, ha ido creciendo con su
complicidad.
Paz: qué tan lejos? Luis Eduardo Garzón hace parte del grupo de ciudadanos provenientes
de diferentes sectores y condiciones que coordinan el Mandato por la Paz, la misma
organización que en las pasadas elecciones hizo que 10 millones de colombianos le dijeran
no a la guerra y que en estos momentos está a las puertas se sentarse a hablar de paz con el
Ejército de Liberación Nacional, en su convención nacional y que ha avanzado en contactos
con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Garzón prefiere no hablar con el deseo. En su concepto, la paz no está a la vuelta de la
esquina. Aquí cada cual jala para su lado , dice. Cree que lo más difícil no es ponerse de
acuerdo sobre los temas macro, sino buscar una verdadera solución a los problemas de
pobreza y desempleo que vive el país.
Más que en el simple compromiso de los ciudadanos por la paz, el presidente de la CUT
afirma que esta solo se consigue si hay un cambio de actitud personal. No nos podemos
quedar en el rechazo a la violencia. Debemos buscar la igualdad social, acabar con la
corrupción, la injusticia, la violación de los derechos humanos y al cierre de los canales de
la libre expresión.
En su concepto, la coyuntura generada con el Mandato por la Paz debe ser aprovechada por
los colombianos para buscar la soluciones al conflicto que vive el país, utilizando el espacio
que abrieron los 10 millones de colombianos que el pasado 26 de octubre sentaron un
precedente de paz. Lo dice un hombre conciliador que lleva 12 años resguardado por
escoltas adiestrados para la guerra.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Información general
Fecha de publicación
14 de marzo de 1998
Autor
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-808327
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