Ponencia - PORTES, revista mexicana de estudios sobre la Cuenca

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¿El Capítulo 14 del Acuerdo de Asociación Económica
México y Japón como modelo? La agenda de cooperación en
el posible mecanismo económico bilateral entre México y
Corea del sur1
Carlos Uscanga2
Resumen
La posibilidad del reinicio de las negociaciones bilaterales entre México y Corea del Sur
de las postergadas discusiones para la firma de un Tratado de Libre Comercio o un
Acuerdo de Asociación Económica como resultado de la incorporación mexicana en el
TTP, puede abrir un espacio de reflexión sobre el futuro perfil del nuevo instrumento
que pueda surgir.
Sin lugar el eje de la cooperación será muy importante. Con base en la experiencia del
AAE con Japón el mismo ha funcionado como un medio para ampliar las capacidades
competitivas de la industria exportadora mexicana para mejorar su penetración en el
mercado japonés. Con base en lo anterior, la ponencia se orientaría en el análisis
sobre las posibilidades de que el modelo de cooperación pudiera ser aplicado en el
caso un hipotético acuerdo comercial con Corea del Sur.
Objetivo
1) Identificar diferencias y semejanzas de las experiencias de cooperación entre
México-Japón y México-Corea del Sur.
2) Realizar una descripción y análisis del capítulo 14 del AAE México y Japón para
desglosar proyecciones sobre su implementación total o parcial en el caso de la
firma de un instrumento similar con Corea del Sur.
Metodología
Análisis basado en Escenarios prospectivos sustentados en una valoración cualitativa
1
La presente ponencia es un avance dentro del proyecto de Investigación del proyecto SEP CONACYT de Ciencia
Básica 2010-1 con registro150933 intitulado “El Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica
México-Japón: Análisis Global y Sectorial de los Flujos Comerciales, Inversión y Cooperación ( 2010-2013)”
2
Profesor – Investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM
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Introducción
Después de la incorporación de México dentro de la última etapa de las rondas de
discusión del Transpacific Partnership Agreement (mejor conocido por sus siglas TTP),
se anunció la posibilidad del reinicio de las negociaciones bilaterales con Corea del Sur,
suspendidas desde el verano del 2008.
De lograr esa reapertura, sin lugar a dudas, estará sustentado en la capacidad política y
habilidades negociadoras de los nuevos responsables de la política comercial de
México. Empero de manera independiente, es interesante conocer
las diferentes
opciones que el documento final pudiera contener y en lo particular cómo se integraría
el eje de cooperación dentro del nuevo instrumento comercial.
Sí se toma en cuenta la experiencia del Acuerdo de Asociación Económica (AAE o por
sus siglas en inglés, EPA, Economic Partnership Agreement)) entre México y Japón,
podrían derivarse algunos puntos referenciales que pudieran servir de base para la
negociación con el gobierno sudcoreano.
En este sentido, la presente ponencia buscará explorar, tomando en cuenta el capítulo
o apartado 14 del AAE México-Japón, cómo pudiera moldearse – si fuera el caso- un
capítulo similar o ampliado para el caso de Corea. Una pregunta adicional que pudiera
derivarse es sí el principio de “subsidiaridad” pudiera estar o no presente en el caso de
las acciones en el rubro de cooperación que pudiera tener el futuro AAE con Corea del
Sur.
El Principio de Subsidiaridad3
Las disposiciones del eje de la cooperación estuvieron relacionadas con las
características de la agenda bilateral que Japón ha tenido en la materia con los
diferentes países firmantes de AAE, en la que pueda haber varias situaciones:
3
Este subapartado es parte del documento inédito: Carlos Uscanga “El eje de cooperación en mecanismos
económicos de Japón a la luz del análisis del capítulo 14 del Acuerdos de Asociación Económica con México”
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1) Países en los que ya existe una agenda diversificada en materia de cooperación
donde permanecen instrumentos bilaterales firmados
donde las acciones de
operación superan las de subsidiaridad.
2) Países en que las acciones de cooperación son menos comprehensivas
buscando que ese eje en el AAE pueda denotar actividades en la materia donde
el principio de subsidiaridad es más robusto.
3) Países en las que las acciones de cooperación están bien definidas por la
normatividad y los convenios bilaterales pero el eje de cooperación sirve como
base para subsanar deficiencias en su contraparte para aprovechar las
disposiciones contenidas en el AAE. En este contexto,
tanto el principio de
operacionalidad y subsidiaridad trabajan en el mismo plano pero con la diferencia
de que el último se orienta a acciones puntuales y acotadas.
El ejercicio del principio de subsidiaridad por Japón está también vinculado a lo
siguiente:
a) Capacidades de negociación de la contraparte. A diferencia de los temas
“duros”, la cooperación es una agenda que se ajusta conforme a su uso
compensatorio donde puede observase un rasgo abierto o enmarcado a un
grupo de temas definidos por los negociadores japoneses.
b) Dentro de la demanda abierta tener claridad en la definición de una “canasta
de temas” objeto a ser parte de las acciones de cooperación por la
contraparte.
c) La posición de la contraparte como actor de la Cooperación Internacional:
donante, receptor neto, perfil dual (receptor-donante).
d) Las capacidades e interés para implementar las acciones solicitadas por
Japón en el caso de la demanda abierta.
La dimensión
compensatoria de la subsidiaridad representa un aspecto importante
cuando pueden observarse los siguientes tres casos:
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a) Frente a un “impasse” en la negociación donde Japón busca reactivar la misma
ampliando su oferta donde incluye paquetes de cooperación que puedan ser de
interés de su contraparte.
b) Acciones específicas para generar un paliativo a una situación que implique a
su contraparte ceder en un sector sensitivo.
c) Abrir un frente nuevo de cooperación ante la inexistencia de mecanismos
bilaterales que implique una acción que pueda redundar en el cumplimiento de
Japón en sus intereses dentro del proceso de negociación.
Es un hecho, que los AAE - como instrumentos comerciales de nueva generaciónimplementados por Japón buscaban superar a los iniciales TLCs que habían dejado
una imagen -en el contexto de la negociación de actores desiguales- de ser
instrumentos técnicos de corte neoliberal donde los mecanismos de subsidiaridad eran
inexistentes o se dejaban los mismos a las fuerzas del mercado. Japón al retrasar su
arribo a la firma de esos instrumentos consideró que debían tener un valor agregado y
el mismo lo representaba la cooperación.
Lo anterior sustentado en su posición que tenía y posee actualmente
sistema de Cooperación Internacional como oferente
Oficial para el Desarrollo ( AOD),
dentro del
en los programas de Ayuda
además en su ya larga en la acciones
de
colaboración técnicas y científicas. Asimismo, Japón buscaba armonizar con sus
compromisos
como miembro de las 21 economías que integran al mecanismo de
Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) donde a la par de la promoción y
liberalización del comercio, existe el tercer eje de cooperación técnica.
Asimismo, las mismas siglas de AAE se alejaba de las ya referidas imágenes negativas
del TLC ( por sus siglas en inglés, FTA, Free Trade Agreement) que podrían complicar
las negociaciones con sus contrapartes por posibles reticencias internas a los efectos
de la liberalización económica. También se elevaba la vinculación con su contraparte
como “socios” donde se partía el hecho de las acciones eran de colaboración mutua
donde cada uno tendría beneficios.
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Los Factores de la Negociación del Capítulo 14 en el AAE con México
La negociación con México del AAE, como ya se ha documentado tenía una
característica especial para Japón: sería el primer instrumento donde se discutiría el
acceso al sector agrícola, hecho que tendría importantes implicaciones para generar un
modelo de negociación futura de esos instrumentos con otros países. El negociado
previamente con Singapur fue el ensayo inicial para evaluar la viabilidad de los AAE, a
pesar de que no se incorporaron ninguna disposición en materia agrícola, era una forma
para preparar al reticente sector campesino japonés y el sector político conservador
ligado al mismo, que la liberalización económica debían ir más allá de los compromisos
de apertura pactados dentro de la OMC y que tendrían que abrirse algunas áreas pero
manteniendo reservados a sectores sensitivos como la producción de arroz.
Japón desplegó una estrategia proactiva en su nuevo eje de su política comercial,
misma que se reflejo en:
a) Proponer la creación de Grupos de Estudios integrados por funcionarios,
empresarios y académicos para elaborar un reporte sobre la factibilidad de la
adopción de un AAE. Lo anterior le permitía dos cosas centrales: Por un lado,
conocer a la mayoría del futuro equipo negociador y tener una primera
aproximación de la posible agenda de negociación, así como de las demandas
de su contraparte donde se convertía de facto en un espacio de pre-negociación
b) Asumir una posición proactiva proponiendo tanto un proyecto de reporte como
de acuerdo en la futura negociación donde la contraparte reaccionaba con el
documento agregando, modificando o eliminando aspectos de su contenido.
En la negociación con México se observaron de manera clara los dos elementos
anteriores, añadiendo que la contraparte mexicana tenía una ventaja que pudo usar a
su favor:
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1) Las empresas japonesas que operaban en el territorio nacional les urgía eliminar
la situación de desventaja por pertenecer a un país no signatario de un acuerdo
comercial con México frente a la reformulación del sistema de maquiladora y del
papel de los Estados Unidos en sus estrategias de negocios.
2) México no ofrecía una amenaza a los sectores agrícolas sensitivos en Japón, la
oferta exportable mexicana era complementaria a los requerimientos de la
demanda de productos requeridos en el mercado japonés.
En este sentido, México podía obtener importantes dividendos como ampliar bajo la
figura de una demanda más abierta de los principios de subsidiaridad de Japón en el
AAE que se estaba negociando. Sin embargo, se observaron
importantes que podían
dos elementos
aminorar esas capacidades. Por un lado, México
se
encontraba en el tránsito de ser un actor dual de la cooperación donde la Agencia de
Cooperación Internacional de Japón ( JICA, por sus siglas en inglés) le resultaba más
complejo implementar proyectos bajo el perfil de receptor neto e impulsaba la
necesidad de reconocer a México como un socio de la cooperación. Por el otro, la
existencia de diversos acuerdos y convenios bilaterales en materia de cooperación en
un rango amplio en lo cultural, lo económico y en aspectos técnicos-científicos.
En este sentido, la contraparte Mexicana consideró lo siguiente:
a) Invertir más su capital negociador en la mayor apertura para el acceso de la
oferta exportable mexicana, tanto para ampliar los cupos de los productos que ya
habían logrado un posicionamiento; así
como
abrir nuevos nichos
en el
mercado japonés que se observaban prometedores.
b) Con base en lo anterior, desechó una agenda más comprehensiva de
cooperación y por ende, no se tomó en cuenta existencia de una virtual “carta
blanca” por la contraparte japonesa para incrementar hasta donde lo deseara
México la aplicación del principio de subsidiaridad por parte de Japón.
c) Al adoptar un paquete más específico de acciones de cooperación, lo concentró
con el requerimiento de ampliar las capacidades competitivas de las Pequeñas y
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Medianas Empresas (PYMEs) de tipo exportador para que pudieran penetrar de
mejor manera al mercado japonés, además del apoyo a la promoción del
Comercio e Inversión y de la Industria Soporte. Lo anterior estaba alineado a las
políticas de fomento de ese subsector industrial durante la administración de
Vicente Fox Quesada, una prioridad sectorial para la Secretaría de Economía
que era la responsable de la negociación con Japón.
El punto anterior, permitió inclinar la balanza a favor de Japón y le permitió resolver
algunos problemas que enfrentaba, como ya se apuntaron, al visualizar a México como
actor dual con una economía clasificada de renta media alta.
a) Focalizar acciones específicas de
capacitación y asesoría técnica para el
incremento de las capacidades competitivas para la PYMEs mexicanas conocieran
más al mercado japonés para generar productos con la calidad suficiente que
fueran aceptados por e exigente mercado japonés, ampliar las capacidades para
vincular a empresas mexicanas en la cadena de suministro de insumos requeridos
por las empresas japonesas en el país, en ese proceso JETRO ( Japan External
Trade Organization) jugaría un papel central.
b) Concentrar la agenda de JICA en el eje de la cooperación dentro del AAE, pero
también profundizando las acciones de México -ya como socios- dentro de las
modalidades de la cooperación triangular y reduciendo los proyectos de tipo
tradicional aplicables a receptores netos por tener un grado de desarrollo relativo
menor.
El eje de subsidiaridad del AAE de México, en su momento, representó algo inédito. En
los instrumentos tradicionales como los TLC no se identificaban los ejes de cooperación
y ni mucho menos acciones para fomentar la competitividad de los actores económicos,
ya que se partía del hecho de que esas acciones tenían que ser orquestadas en el
ámbito del fomento de las políticas públicas internas y la acción emprendedora de los
hombres de negocios. Sin embargo, el instrumento bilateral contiene elementos de
apoyo para
ampliar las oportunidades de negocios en el plano de la inversión y
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comercio ajustadas a las necesidades y formas que Japón requiere y exige. Es decir,
Japón le indica a México cómo debe de exportar, cuáles son los márgenes de calidad
que deben de contener sus productos, cómo debe operar para insertase en la diversas
fases del encadenamiento productivo de sus corporaciones y cómo debe hacer
negocios.
Corea: Modelos de los instrumentos comerciales
Durante los análisis de factibilidad4 que precedieron a los trabajos para el Grupo
Conjunto de Expertos México-Corea del Sur, se delinearon dos opciones que México
pudiera adoptar en su negociación con Corea del Sur. La primera, la negociación de un
TLC tradicional y la segunda la adopción de un AAE.
La opción TLC
La decisión gubernamental para emprender negociaciones debe estar sustentada en la
definición de las metas específicas que podrían traducirse, en el caso de México, en
ampliar el rango de acceso al mercado coreano para incrementar sus exportaciones en
los sectores con mayor capacidad competitiva. Sin embargo, una precondición
necesaria será revisar lo siguiente:
1) Corea mantiene altos aranceles en el sector agrícola, pesquero y cárnico, así
como en alimentos procesados. Mientras en el sector de manufacturas,
electrónico y químicos se encuentran gravadas con aranceles relativamente
bajos cuya eliminación para México incrementaría su participación en esos
sectores. Los productos mexicanos ven mermada su competitividad en el
mercado coreano por la existencia de aranceles altos como el caso del tequila
con el 56.5 por ciento y la cerveza con el 30 por ciento.
4
“Mexico and Korea: Challenges for a New Economic Partnership´” Secretaría de Economía, México,
Octubre 2003.
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2) La existencia de barreras no arancelarias han afectado la expansión de los
productos agrícolas en el mercado coreano como las regulaciones sanitarias y
fitosanitarias, así como otro tipo de impedimentos de carácter técnico.
En el caso de Corea se buscaría eliminar el trato discriminatorio que padecen las firmas
coreanas por proceder de un país no firmante de un TLC con México. La eliminación de
los topes arancelarios tendrá efectos positivos en términos de los volúmenes de
comercio. Las exportaciones coreanas en el rubro de bienes intermedios y de capital
podrán tener un incremento significativo en particular en las áreas en la que el capital
coreano tiene mayor presencia como la electrónica y textiles. Esto podría generar un
efecto de diversificación de la inversión en áreas no tradicionales e incorporar nuevos
bienes dentro del comercio intrafirma, así como la presencia de otros productos
manufactureros con alto valor agregado con destino al mercado mexicano.
En suma, existe un impacto positivo para ambas partes cuya intensidad dependerá de
los resultados de la negociación, pero sobre todo de la capacidad de respuesta de los
agentes económicos en aprovechar esas oportunidades. Bajo el supuesto anterior
puede proyectarse lo siguiente:
1) Para México:
a. Introducción de nuevos bienes de exportación en el sector agroidustrial y bienes
procesados con mayor capacidad competitiva en el mercado coreano como
carne de bovino con hueso o deshuesada, carne de pollo, frutas tropicales, ajo,
chile seco, semillas de ajonjolí, aguacate, miel natural, naranjas, melón y
sandías. Corea mantiene restricciones cuantitativas para el arroz, pero las
referentes de la carne de res fueron eliminadas en enero del 2001. De acuerdo
con el gobierno coreano, sus tarifas no arancelarias son consistentes con las
disposiciones contenidas sobre el particular en el marco GATT/OMC y de otras
disposiciones internacionales.
b. Expansión de la participación de bienes que ya tienen un nicho de mercado en Corea
como carne de cerdo, calamar sazonado, sal de mar, cerveza y tequila.
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c. Incremento de la participación de bienes intermedios y de capital dentro de las
exportaciones de México a Corea.
d. Eliminar o atenuar de barreras no arancelarias y técnicas.
e. Incremento de los volúmenes de IED coreana con posibles efectos positivos en el
empleo.
g. Efecto favorable en los patrones de consumo locales por la posibilidad de la
adquisición de una mayor variedad de bienes con alto valor agregado.
2) Para Corea:
a. Facilitar las operaciones de las corporaciones coreanas dentro de sus estrategias de
negocios.
b Incrementar su capacidad competitiva de los productos coreanos.
c. Acceso al mercado nacional y mejorar las ventajas de México como plataforma
exportadora.
d. Expansión de sus estrategias de diversificación de mercados con base en sus
principios de seguridad alimentaria
e. Efecto positivo en los patrones de consumo del pueblo coreano al obtener mayor
capacidad de selección y obtención productos seguros con alta calidad .
Si se plantea en estos términos, es claro los resultados tangibles de un acuerdo de libre
comercio bilateral. Sin embargo, como ya se comentó, la maximización de sus
beneficios está en función del grado de sus capacidades institucionales y humanas
internas. Empero, un proceso inevitable es la existencia de sectores afectados por las
disposiciones de liberalización y apertura. Aquí se tendrá que entender las posibilidades de
los gobiernos respectivos para atenuarlos y crear nuevas estrategias.
La opción del AAE
Los AAE son una nueva generación de acuerdos con carácter más amplio que combina
acciones de liberalización y facilitación como la profundización de mecanismos de
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cooperación que incluyen a un mayor rango de sectores. Como es ya conocido, Japón
implementó ésta fórmula con Singapur donde ambos países firmaron el documento final
en enero de 2002 con la virtual exclusión del sector agrícola. Un esquema parcialmente
similar fue adoptado para las actuales negociaciones con México. El AAE busca ampliar
el rango de alcance de un TLC tradicional al incorporar acciones para el fortalecimiento
de la cooperación bilateral en áreas como ciencia y tecnología, energía, turismo,
promoción comercial y de inversiones, educación, capacitación de recursos humanos,
mejoramiento del ambiente de negocios entre algunos temas. Como puede notarse, es
un instrumento integral cuyos beneficios se presentan en economías con grados
significativos de interrelación. En el caso de la adopción de esa vía por parte de México
y Corea podrá generar lo siguiente:
a) Para México
1. La obtención de los beneficios referidos dentro del marco de un TLC.
2. La extensión de beneficios que alcances a un rango mayores de sectores que
incluyen desde turismo hasta programas de fortalecimiento de la pequeña y
mediana empresa mexicana.
3. Profundización de la esfera de cooperación bilateral en áreas existentes y creación
de nuevas.
4. El reforzamiento de marco operativo y legal en el que se despliegan acciones de
comercio e inversión.
5. Transferencia de tecnología y cooperación industrial para la pequeña y mediana
empresa mexicana.
b) Para Corea
1. La obtención de las ventajas negociadas dentro marco del TLC.
2. La apertura de mayores oportunidades para incrementar sus opciones de negocios
en el sector de compras gubernamentales y servicios financieros, por sólo referir
dos rubros.
3. La intensificación de sus acciones de cooperación dentro del marco de sus
estrategias de su política económica exterior.
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4. El reforzamiento de marco operativo y legal en el que se despliegan acciones de
comercio e inversión.
Las opción del AAE dependerá de la capacidad de ambas naciones en no sólo en
adelantar en el proceso de liberalización sectorial sino también en impulsar mayores
márgenes internos en los procesos de desregulación e identificación de áreas para la
cooperación bilateral.
En este sentido, son claras las mayores ventajas del AAE que del tradicional TLC en
tanto que son instrumentos de nueva generación donde el eje de cooperación se
presenta como activo que permite
abrir nuevos espacios de colaboración, además –
como ya se apuntó- servir como instrumento compensatorio.
Reflexión Final: ¿Cooperación bajo el principio de subsidiaridad en el
instrumento comercial entre México y Corea?
Corea del sur a diferencia de Japón es un actor nuevo dentro del escenario de la
Cooperación Internacional. Sin embargo, en los últimos años se ha logrado posicionar
de manera clara como donador neto dejando ya atrás su otrora calidad de recetor lo
que se ha reflejado en el fortalecimiento de las acciones en el plano bilateral en el
marco de los trabajos de la Agencia Coreana de Cooperación Internacional (Mejor
conocida por KOICA, por sus siglas en inglés) y
en lo multilateral ya logró su
pertenencia como miembro de pleno derecho en el Comité de Ayuda de la OCDE.
Las acciones de cooperación desplegadas por Seúl en México han sido puntuales en
tanto que se le considera como un país de renta media alta, por lo que el gobierno
mexicano ha perdido elegibilidad para recibir recursos como los receptores netos de
cooperación internacional para el desarrollo. Los mecanismos que están surgiendo
entre los dos países están más orientados a reconocerse, de manera mutua, como
socios donde, en términos de corresponsabilidad, pueden realizarse programas con las
diferentes modalidades de cooperación, siendo una de ellas la triangular.
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Dentro de este panorama puede apreciarse diferencias sustanciales con Japón. Corea
no tiene el problema -como lo tuvo Tokio- de ajustar la cooperación con México por su
nuevo nivel de donador emergente. Asimismo, México mantiene y ha ampliado su
capacidad de negociación que puede servir de activo para
mejorar la oferta
negociadora por su contraparte. En este sentido, el gobierno mexicano tiene a su favor:
a) El mantener su papel importante por su vecindad geográfica con los Estados
Unidos y de ser un portal para la producción con destino al mercado local y
latinoamericano,
hecho
altamente
importante
para
las
corporaciones
sudcoreanas en sus estrategias de negocios.
b) Su incorporación al TPP y su posibilidad de servir de vehículo para ampliar el
proceso de integración regional.
c) Al no ser Corea del Sur signatario de un TLC o AAE, las empresas sudcoreanas
mantienen una desventaja relativa frente a sus competidores cuyos países tienen
un mecanismo económico firmado con México, por lo que se agrega presión del
sector privado al gobierno de Corea del Sur para lograr el acuerdo con México
Bajo esa perspectiva, los negociadores mexicanos pudieran construir una “canasta”
amplia de acciones que pueden ser utilizadas bajo el principio de subsidiaridad en la
que el eje de la cooperación fuera fortalecido. En el posible capítulo de cooperación
del documento, las autoridades mexicanas deben de decidir sobre el alcance del
mismo: un de carácter comprehensivo o de tipo más acotado. Es decir,
acciones
amplias que impacten diversas áreas temáticas u otro de carácter más específico con
subsectores claramente identificados ligado al fortalecimiento de las capacidades
institucionales que permitirán el mejor aprovechamiento del instrumento económico
bilateral.
De manera independiente de las
opciones que pudieran decidirse, es factible que
Corea del Sur pueda cumplir o ampliar la demanda de acciones de cooperación en:
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1) PyMES mexicanas para el incremento de sus capacidades y calidad en su oferta
exportable en el mercado sudcoreano ( tal como lo establece el capítulo 14 con
Japón).
2) Profundizar las iniciativas de Seúl denominadas
KNOWLEDGE SHARING
PROGRAM (KSP) en las siguientes macro áreas: a) promoción de exportaciones
e industrialización; b) economía basada en el conocimiento; c) desarrollo de
recursos humanos.
3) Desarrollo ambiental sustentable y rehabilitación de recursos hídricos
4) Cooperación para el fortalecimiento de cadenas de aprovisionamiento
La decisión de cómo instrumentar y el alcance la agenda de cooperación integrada al
AAE dependerá de la sensibilidad y visión de los funcionarios mexicanos responsables.
Lo que es cierto es que se abre una amplia área de oportunidad en la que el gobierno
mexicano y el sector privado pudieran ser favorecidos en la medida que se identifique
una estrategia clara para potenciar los beneficios a través de sacar provecho de su
posición negociadora para ampliar el principio de subsidiaridad.
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Bibliografía
1) Melo V, Lesly y Carlos Uscanga, “ La Agencia de Cooperación Internacional de
Corea del Sur: proyectos y modalidades para la atención de los temas del
desarrollo” en Juan Felipe López Aymes y Ángel Licona Michel, Desarrollo
Económico, geopolítica y cultura de Corea. Estudios para su comprensión en el
mundo contemporáneo, Universidad de Colima y Korea Foundation, 2011,
pp.235-247
2) Uscanga, Carlos y Melo Campos, Lesly Viridiana, “Estrategias y Acciones de la
Cooperación Internacional para el desarrollo de Corea del Sur” en Citlali Ayala y
Jorge A. Pérez, México y los países de renta media en la cooperación para el
desarrollo¿ Hacia Dónde vamos? Instituto Mora, Flacso México y CIDEAL, 2009,
pp.340-360.
3) Uscanga, Carlos y Melo Campos, Lesly Viridiana, “ La Dinámica de la
Cooperación Triangular: Hacia la Construcciónn de una Nueva Asociación entre
México y Corea del Sur”, Asian Journal of Latin American Studies, Vol. 25, no. 3,
2012, pp. 1-22.
4) Uscanga, Carlos, Claroscuros de la Política Comercial de México: La
Negociación con Corea del Sur, Comercio Exterior, Vol. 59, Núm, 8, agosto de
2009, pp.647-656.
5) Uscanga, Carlos. “La diplomacia de último recurso” en la negociación del Tratado
de Libre Comercio entre México y Japón”, Revista Asia y América, Vol. 11, No. 1,
Junio 2011, pp.165-181.
6) Uscanga, Carlos. “La Cooperación Triangular México-Japón” Revista Española
de Desarrollo y Cooperación, Núm. 28, Primavera-Verano 2011, pp.83-93.
7) Uscanga,Carlos, “El Acuerdo de
Libre Comercio en el Asia Pacífico:
¿Oportunidad para México?, en José Luis Calva, Crisis Económica Mundial y
Futuro de la Globalización, Vol. 1, Colección Análisis Estratégico para el
Desarrollo, editorial Juan Pablos, 2012, ( en proceso de edición)
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Documento:
a) Uscanga, Carlos. “Mexico and Korea: Challenges for a New Economic
Partnership´” Secretaría de Economía, México, Octubre 2003.
b) Office for Economic Development Cooperation (ODECO) Korean Development
Institute (KDI). Knowledge Sharing Program, 2008.
16
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