Olavarrieta Marenco, Javier. La saturación de la mirada. De Cristóbal Colón al control remoto. Considero que para abordar temas relativos a la estética de las imágenes en la sociedad contemporánea mexicana, es necesario partir de una perspectiva histórica que dé cuenta sobre cualquier tipo de acontecimiento que haya resultado influyente o que continúe siéndolo en la actualidad, en lo referente al consumo y producción de imágenes en nuestro país para, así, ubicar en el terreno social tanto las poéticas del lado de creadores y productores como los usos posibles que corresponden a los espectadores. Es por ello, que la estructura del presente trabajo inicia con la definición de imagen e imaginación, el papel del espectador y continúa con una definición de imaginario y, además, se presenta una breve reseña histórica sobre diversos acontecimientos históricos que han jugado un papel clave en la configuración de los imaginarios que disponemos en México en el presente. Esta reseña histórica no sólo funciona como un referente que permite entender la situación presente en cuanto a la difusión y consumo de imágenes en nuestro país, sino que, además, juega el papel en este escrito de establecer un contraste ante las estéticas de cuño neobarroco basadas en la repetición, el detalle y el fragmento. Al hacer este contraste es posible apreciar a estas estéticas vinculadas con los avances tecnológicos que tienen la característica, entre otras, de producir en el espectador contemporáneo de imágenes la impresión de una pérdida de secuencia histórica y de pertinencia a una tradición; por esta razón se subtitula este trabajo: De Cristóbal Colón al control remoto. La peculiar característica cultural de México de tener la televisora de mayor influencia en el mundo de habla hispana en América, además, de ser un país consumidor en niveles muy altos de imágenes, tanto impresas como electrónicas, tiene sus raíces en el barroco, período clave en la historia de nuestra cultura visual en el que resulta útil buscar sus imágenes para comprender el papel que jugaron éstas en la consolidación de una identidad cultural vigente en nuestros días. Mediante la experiencia barroca es posible analizar los actuales usos de la televisión, las formas de la receptividad a las imágenes, sus posibles apropiaciones y desviaciones fomentadas por las brechas que hoy abren las tecnologías de la imagen electrónica. No se trata ni de revivir, ni de reivindicar al ethos barroco como una manera de vivir las crisis de la modernidad en la actualidad. Tampoco de ponderar y magnificar el fervor religioso que se alcanzó durante el barroco para mostrar orgullo por tener como parte de nuestra identidad de mexicanos a millones de imágenes de la virgen de Guadalupe. Lo deseable, en todo caso, sería haber dejado en el pasado este tipo de rasgos culturales heredados de una larga época colonialista. Por eso, es necesario mantener una distancia adecuada ante este tipo de fenómenos, sin reducir por ello su importancia histórica y su presencia aún palpable en la cultura nacional para, de esta manera, poder ser crítico sobre un comportamiento proveniente de un régimen autoritario absolutista con implicaciones completamente conservadoras derivadas del ejercicio religioso confesional. Mas bien, como plantea Calabrese, lo neobarroco debe verse no como un regreso al pasado, sino como un aire de época que se relaciona con la acumulación de elementos en el enorme depósito cultural de la modernidad como ya sucedió durante el barroco. En el tiempo presente, la sustitución de la trascendencia de la religión en provecho del consumo ha convertido lo que era uno de los resortes del imaginario barroco en un fin en sí mismo, es este el abismo que separa del dispositivo colonial a Televisa y a su doble TV Azteca, así como a una amplia gama de canales por cable. Lo que los une es una explotación sistemática del atractivo, de la ubicuidad y de la magia de la imagen.