U.D. 3.- REINADO DE ISABEL II. EL SEXENIO REVOLUCIONARIO. 1. Introducción (antecedentes históricos y contexto internacional). 2. Oposición al régimen liberal. Primera guerra carlista (1833 – 1840) 3. Triunfo de la revolución liberal. Las Regencias (1833 – 1843). • Regencia de Mª Cristina (1833 – 1840) • Regencia de Espartero (1840 – 1843) 4. Reinado de Isabel II. Liberalismo moderado. (1843 – 1868) • Década moderada (1844 – 1854) • Bienio Progresista (1854 – 1856) • Desmoronamiento de la monarquía isabelina. Gobierno de la Unión Liberal (1856 – 1868) 5. Sexenio Revolucionario (1868 – 1874) • La Gloriosa. • Reinado de Amadeo de Saboya (1870 – 1873) • Primera República (1873 – 1874) I.- INTRODUCCIÓN. Entre 1833 y 1874 ser produce en España un proceso de construcción y consolidación del Estado liberal. En este periodo por lo tanto, asistimos al triunfo del régimen liberal burgués, que trajo consigo una profunda transformación de las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales en nuestro país. Esto que ocurrió en España no es más que el reflejo de lo que ocurre en la mayoría de los países europeos a partir del primer tercio del S. XIX. No obstante el proceso español es más lento, singular y complejo. En su recorrido España vivirá la experiencia de una guerra civil, la persistente presencia del estamento militar en la vida política y la elección de una fugaz monarquía seguida de la proclamación de la Primera República. Acabando ya 1874 se restauró la monarquía en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. La oposición frontal al Estado y a la economía liberal la encarnó el movimiento carlista, que fue el gran derrotado, política y militarmente del siglo. En Europa, a partir de la década de los años treinta, los ideales de la Restauración van cediendo protagonismo a los ideales del liberalismo. A finales de este periodo asistimos también al nacimiento de un nuevo mapa europeo, fruto de las unificaciones de Italia y Alemania en la década de los setenta. En 1848 tiene lugar las revoluciones de 1848 protagonizadas por la burguesía liberal y las masas populares. II.- LA OPOSICIÓN AL SISTEMA LIBERAL: LAS GUERRAS CARLISTAS. Los primeros años del ŕegimen liberal en España, durante la minoría de edad de Isabel II (1833 – 1843) coincidieron con la guerra civil, también llamada Primera Guerra Carlista o Guerra de los Siete Años (1833 – 1840). En este conflicto se enfrentan las fuerzas gubernamentales y los partidarios del absolutismo, representados por Carlos María Isidro (tío de Isabel II). A lo largo de este siglo son tres las guerras carlistas. Las causas de este conflicto fueron: La cuestión sucesoria: Fernando VII muere sin descendencia masculina y se discute la legitimidad de Isabel II y su madre, la reina María Cristina, para ejercer la regencia durante la minoría de edad de Isabel. Los seguidores de Carlos María Isidro, hermano del rey Fernando VII, son los carlistas. Los carlistas, reivindicaban que el infante don Carlos (Carlos V para ellos) era el legítimo heredero de Fernando VII, pues no consideraban abolida la ley sálica de los Borbones. No legitimaban la 'Pragmática Sanción' que Fernando aprobó en 1830 y que no hacía más que legitimar a su vez, lo que Carlos IV ya había proclamado en 1789, pero que no había sido promulgado. Enfrentamiento ideológico: los carlistas eran enemigos del liberalismo y de todo lo que implicaba: libertades económicas, políticas y sociales, laicidad y uniformidad territorial. El carlismo era como la 'extrema derecha' del s.XIX. Defendían el tradicionalismo, el A.R y la monarquía por derecho divino. Su lema era: Dios, patria y rey. Reivindicaban el mantenimiento de los fueros y privilegios tradicionales, frente a la política centralizadora del régimen liberal. Defendían que las regiones debían mantener sus instituciones de gobierno autónomas, su sistema de justicia propio y la exención fiscal y de quintas para el servicio militar. Amplio respaldo social: sus apoyos venían sobre todo del ámbito rural en las regiones donde persistía la tradición foral y los campesinos gozaban de una relativa independencia económica: País Vasco, Navarra, Cataluña, el Maestrazgo. En las grandes ciudades los carlistas apenas tenían apoyos, ni la burguesía, ni la Iglesia, ni la alta nobleza (muy satisfecha con la disolución del régimen señorial y las leyes de mayorazgo, ya que ahora podían comprar y vender sus propiedades). Entre los países europeos que apoyaban a los carlistas están: Austria, Prusia, Rusía, Napoles y en su contra estaban, Francia, Gran Bretaña, Portugal, que firmaron una alianza con España para apoyar a los regímenes liberales Las fases de la guerra: La primera fase va de 1833 a 1835. En esta primera fase serán los carlistas los que lleven la iniciativa. Llegaron a controlar gran parte del territorio vasconavarro, excepto las capitales y comenzaron a expandirse por Aragón, Cataluña y Valencia. El gran protagonista de esta etapa es Zumalacarregui. Su muerte fue un duro handicap para los carlistas. El gobierno de María Cristina contó con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Portugal. La segunda fase (1836 a 1837). Termina esta fase con el fracaso de la 'expedición real' sobre Madrid por parte de los carlistas. La tercera fase (1838 – 1840). Ambos bandos se vieron afectados por problemas internos. El bando gubernamental se vio afectada por una radicalización de la revolución liberal. El bando carlista se ve afectado por disputas entre los partidarios de llegar a un acuerdo político con el gobierno y los que no estaban de acuerdo. En agosto de 1839 se firma el 'Convenio de Bergara' Este acuerdo puso fin a la guerra en Navarra y el País Vasco e implicó la admisión en el ejército de los militares carlistas, respetándoles su categoría. El gobierno se compromete a remitir la cuestión foral a las Cortes para su discusión. Carlos María Isidro, contrario al pacto se exilia a Francia. La segunda guerra carlista (1846 – 1849) se desarrolla en Cataluña y fue fruto de que Isabel II no aceptó a su primo Carlos (pretendiente al trono por el bando carlista) como marido. Se desarrolló en Cataluña. Una vez derrocada Isabel II en 1868, de nuevo el carlismo toma protagonismo y de 1872 a 1876 se produce la tercera guerra carlista. Este conflicto se desarrolla en Navarra, Cataluña y el País Vasco. La restauración de los Borbones en el trono (1875) supuso el declive del carlismo, ya que la derecha monárquica se va a unir entorno a Alfonso XII, descendiente de Isabel II. En 1876, Carlos VII, pretendiente al trono español por el bando carlista, cruza la frontera hacia Francia. III.- TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL. LAS REGENCIAS. 3.1.- Las Regencias. A la muerte de Fernando VII Isabel II tenía 3 años y hasta los trece, que fue declarada mayor de edad, se van a desarrollar las regencias. Primero a cargo de su madre María Cristina (1833-1840) y después a cargo del triunfador de las guerras carlistas; Espartero (1840-1843) Dentro de las regencias, observamos una serie etapas claramente diferenciadas con respecto a la sustitución del A.R por el liberalismo: Primera etapa: etapa de transición de 1833 a 1835, es una etapa de transición hacia el liberalismo. (Regencia de María Cristina) Segunda etapa: es una etapa de ruptura con respecto al Antiguo Régimen, va de 1835 a 1840. (Regencia de María Cristina) Tercera etapa: coincide con la regencia de Espartero, donde se instaura un Gobierno liberal autoritario. Las regencias van a estar marcadas por dos hechos fundamentales. Por un lado las guerras carlistas y por otro la escisión definitiva entre los liberales. 3.1.1.- Regencia de María Cristina (1833-1840) María Cristina pone al frente del gobierno a Cea Bermúdez, monárquico reformista. Sus propósitos reformistas prácticamente dejaban intactas las estructuras de la monarquía absoluta. Durante el gobierno de Cea Bermudez se realizan algunas reformas, como la nueva división territorial de Javier de Burgos en 1833, división que es muy similar a la actual. También se liberaliza el comercio, la industria y los transportes. En este contexto y sin olvidar la guerra civil existente (1º guerra carlista), los capitanes generales de Cataluña y Castilla plantean a la regente la necesidad de un cambio político y la necesidad de convocar a las Cortes. En esta situación María Cristina prescinde de los servicios de Cea Bermudez y confía el gobierno a Martinez de la Rosa. Una serie de hechos configuraron la actividad política de estos años: • Nacimiento de los partidos políticos • La implantación del régimen liberal, • La continuación de la labor desamortizadora • La intervención de los militares en la vida pública. Nacimiento de los partidos políticos: dos eran los partidos políticos que poco a poco van surcando el panorama nacional: el Partido Moderado y el Partido Progresista. Aunque ambos son liberales, no tienen las mismas ideas con respecto a las reformas que tienen que aplicarse para que se instaure el régimen liberal. El Partido Moderado: pretendió una reconcialiación con las antiguas clases dirigentes que hiciera del liberalismo una síntesis entre lo viejo y lo nuevo. Defendían la soberanía nacional que emanaba de las Cortes y del Rey. El poder legislativo lo tendrían las Congreso y el Senado. Los miembros del Senado serían elegidos por la Corona y los miembros del Congreso serían elegidos por sufragio censitario. Partidarios del Partido Moderado eran la alta burguesía, importantes sectores de las clases medias... El Partido Progresista: defendían que la soberanía nacional residía exclusivamente en las Cortes. Aceptaban el papel moderador de la Corona y el sistema legislativo bicameral, pero limitaban el poder del rey. Defendían la libertad de prensa y el carácter democrático de los ayuntamientos. Estaba apoyado por las clases medias y artesanas de las ciudades, los peños comercianes, y algunas clases del ejército. El partido moderado y el progresista fueron los protagonistas de la vida política de España desde 1833 hasta 1868. Los progresistas sólo participaron en periodos cortos en el gobierno y siempre fruto de alguna insurrección popular apoyada por un pronunciamiento militar favorable. De los progresistas surgieron en la década de los cuarenta, otras fuerzas políticas de tendencia democrático – republicanas. La implantación del régimen liberal: como ya se ha dicho, el reinado de Isabel II significa la creación y consolidación del estado liberal, transformándose la antigua monarquía absoluta en otra parlamentaria. De alguna manera la instauración del liberalismo se precipitó al no tener Fernando VII un heredero varón, este hecho le obligó a relacionarse con los liberales moderados y a apoyarse en ellos. El fin de las guerras carlistas y la victoria del bando de Isabel II supuso el triunfo del liberalismo y del nuevo régimen. Asistimos durante este periodo a una serie de cambios que consolidarán definitivamente el estado liberal, racionalizando y organizando la estructura del Estado español, sentado, las bases de la España moderna. Entre estos cambios destacamos: La consolidación de la monarquía parlamentaria Se establece la división de poderes, el reconocimiento de los derechos individuales, la afirmación del principio de la soberanía nacional, el sufragio, el pluralismo político...Todos estos principios se recogen en las distintas Constituciones. Es un periodo básico en la historia del Constitucionalismo español. Existen cuatro constituciones; el estatuto real - que no es una constitución, sino una carta otorgada, la Constitución de 1837, que pese a sus contradicciones se considera una constitución progresista, la de 1845, constitución conservadora por antonomasia y la que más importancia y vigencia tuvo, y la Constitución non nata de 1856 - este apelativo viene del hecho de que no se llegó a aplicar. Consolidación del pluralismo político La división del liberalismo que ya apareció en el trienio liberal (Fernando VII), se consolida y se amplia. Al partido moderado y progresista - los dos más importantes, se les une el Demócrata, la Unión Liberal y la primeras formulaciones del republicanismo. No obstante, existe un marcado predominio del partido moderado o conservador Cambios económicos La política económica es llevada a cabo fundamentalmente por gobiernos progresistas. Dentro de estas disposiciones legislativas cabe destacar todo el proceso desamortizador de la tierra, la supresión del régimen señorial y los gremios, la ley de ferrocarriles, la Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias... Cambios administrativos Las reformas administrativas son llevadas a cabo por gobiernos conservadores, destacando la centralización del estado con la división provincial de Javier de Burgos y la creación de la figura de los gobernadores civiles y militares, la reforma de la Hacienda Pública -refundiendo la multiplicidad de impuestos en sólo cuatro- la aprobación del Código Penal, la firma del Concordato con la Santa Sede, la creación de la Guardia Civil, cuerpo armado de carácter conservador, rural y pseudo militar, en contraposición del carácter progresista y urbano de la milicia nacional, la organización de la Instrucción pública, asumiendo el Estado la obligación de la enseñanza como asunto público... Debilidad del poder político civil. (Relacionado con la intervención de los militares en la vida pública) Está consolidación del estado liberal se hace con muchas dificultades y superando muchos obstáculos que imponían las viejas fuerzas tradicionales. Una de las características del reinado de Isabel II (y de toda la historia contemporánea de España) va a ser el protagonismo militar; protagonismo militar, que viene dado no solo por el hecho de que los cambios de gobierno se produjesen a raíz de pronunciamientos militares, sino también por la presencia de militares como líderes de los partidos políticos. Este protagonismo militar viene dado no solo por la debilidad del poder político civil y en el contexto de las dificultades de implantación del nuevo régimen, sino también motivado por la importancia de las guerras en este periodo, que hizo subir la influencia de los militares y creo una peligrosa macrocefalía militar. Por otra parte, el sistema democrático dejaba mucho que desear; el poder de la oligarquía era excesivo, quedando grandes capas de la sociedad fuera del juego político. En 1834, el gobierno de Martinez de la Rosa elabora el Estatuto Real y que no es más que el reflejo del programa del Partido Moderado. El Estatuto Real es en realidad una Carta Otorgada, no una Constitución. En la práctica era un reglamento para la convocatoria de Cortes. Las Cortes tendrían un carácter consultivo y no podían aprobar leyes, aunque si hacer peticiones a la reina. Las Cortes se compondrían por dos cámaras: la Cámara Alta, formada por un número ilimitado de personalidades de la nación (grandes propietarios, nobles...) nombrados por la reina y con un cargo vitalicio. La Cámara Baja (congreso), estaría compuesta por unos procuradores elegidos por sufragio censitario. El Estatuto no hablaba de soberanía nacional, ni reconocía los derechos fundamentales del ciudadano, ambos claves en una ideología liberal. Las reacciones ante la moderación del Estatuto no se hicieron esperar y en toda España se formaron Juntas Locales y Provinciales capaces de enfrentarse con el gobierno central. La regente ante esta situación recurre para el gobierno a los liberales más radicales que toman el poder en agosto de 1836. En 1837 ya tenía España una nueva Constitución, inspirada en la Constitución de 1812. La Constitución de 1837 si recoge el principio de la soberanía nacional y una amplia declaración de derechos. Las Cortes se estructuraban en dos Cámaras. El congreso era una cámara elegida (mediante sufragio censitario) por los electores por un periodo de 3 años. El Senado estaba formada por grandes propietarios, elegidos la mitad por la regente y la otera mitad elegida por los votantes. Las Cortes tenían el poder legislativo que compartían con la Corona. La Corona tenía en casos excepcionales derecho de veto y el derecho de disolver a las Cortes. El poder ejecutivo lo tenía la Corona, que además era la moderadora en caso de conflicto entre el gobierno y el parlamento. El poder judicial lo tenían los tribunales. Uno de los rasgos más progresistas de la Constitución de 1837 es la ley de ayuntamientos que se deriva de ella. Los alcaldes son elegidos por los vecinos del pueblo o ciudad. (los moderados defendían que tenían que ser designados por la Corona). La continuación de la labor desamortizadora: la necesidad del Estado de obtener recursos financieros fue uno de los motivos que impulsaron a las desamortizaciones, enmarcadas siempre dentro del Partido Progresista. De todas las adoptadas por el gobierno liberal, esta fue la más revolucionaria. Mendizabal, que participó en el pronunciamiento de Riego (1820) es el encargado de poner ahora en marcha esta medida. La desamortización consistió en desvincular de las tierras a sus propietarios a través de una serie de medidas legislativas, permitiendo su venta, repartimento o enajenación. Lo que se pretendía con esta medida era privar a los antiguos estamentos de su fuerza económica y dotar de tierras a los campesinos. A la vez, el campo se explotaba de una forma más racional y productiva. Resumiendo podemos decir que la desamortización perseguía los siguientes objetivos: Objetivo fiscal: El objetivo principal de todas las medidas desamortizadoras del siglo XIX va a ser recaudar fondos para solucionar los problemas de la Hacienda Pública, bien para hacer frente a los gastos ocasionados por la guerra (Godoy y Mendizabal) o para hacer inversiones públicas (Madoz y el ferrocarril) Objetivos políticos: Se trataba de crear una masa de propietarios que ligara sus intereses al liberalismo o nuevo régimen. Ello se va a conseguir pero a cambio se enturbiaron las relaciones con la Iglesia católica. El apoyo del clero a la causa carlista también influyó en la desamortización, sobre todo la de Mendizabal Objetivos económicos: Se pensaba que modernizando la estructura de la propiedad se producirían grandes transformaciones agrarias, con lo que se facilitaría el desarrollo económico y la revolución industrial. Este objetivo no se consiguió porque la propiedad se concentró Objetivos sociales: Se pretendía privar a los antiguos estamentos de su fuerza; la tierra. Se consiguió con la Iglesia, no con la nobleza. Se creía que un proceso desamortizador era la ocasión ideal para reformar la estructura de la propiedad, fomentando una clase media de campesinos propietarios, pero no se consiguió, aunque sí se termino con una de las bases del A.R, la tenencia por parte de las instituciones de la propiedad agraria. La desamortización de Mendizabal, fue la más importante de todas ( no sólo por su volumen y la rapidez con que se llevó a cabo, sino también porque a partir de ese momento la desamortización fue un proceso irreversible) y afectó a los bienes eclesiásticos. Ésta se plasmó en dos disposiciones; la primera suprimía las órdenes religiosas y nacionalizaba sus bienes; la segunda determinaba el sistema de venta, que se haría en pública subasta y se podía pagar o en efectivo o mediante Deuda Pública. Sus dos grandes motivaciones vienen especificadas en los decretos; la política (atraerse al liberalismo a una masa importante de compradores) y la económica (paliar la crisis de la Hacienda pública, debido a la guerra carlista). Las causas que produjeron este desgobierno fueron: la sorprendente victoria moderada en las elecciones de 1838, y las constantes intrigas llevadas a cabo por los progresistas para recuperar el poder desde 1838 hasta 1840. Esto hizo que ambos bandos intentaran hacerse con el favor del hombre fuerte del periodo, Baldomero Espartero, quien al final se decantó por la causa progresista. El hecho que produjo esta decisión en el Jefe del Ejército fue el conflicto que tuvo con la reina María Cristina, a quien Espartero recomendó, tras acusarla de favorecer a los moderados, ceder la regencia y marchar al exilio. A pesar de todo lo dicho, la situación general era de desgobierno. Las causas que produjeron este desgobierno fueron: la sorprendente victoria moderada en las elecciones de 1838, y las constantes intrigas llevadas a cabo por los progresistas para recuperar el poder desde 1838 hasta 1840. Esto hizo que ambos bandos intentaran hacerse con el favor del hombre fuerte del periodo, Baldomero Espartero, quien al final se decantó por la causa progresista. El hecho que produjo esta decisión en el Jefe del Ejército fue el conflicto que tuvo con la reina María Cristina, a quien Espartero recomendó, tras acusarla de favorecer a los moderados, ceder la regencia y marchar al exilio. 3.2.- Regencia de Espartero. Por la ley de Ayuntamientos (antes vista), los progresistas dieron lugar a una insurrección que obligó a la regente a recurrir al general Espartero (vencedor de la 1º guerra carlista). La suspensión de dicha ley y la decisión de disolver las Cortes, provocaron la renuncia de María Cristina a la regencia, que fue asumida por Espartero. Su regencia fue muy inestable, ya que los progresistas se dividieron y los moderados en todo momento trataron de eliminar al regente mediante distintos pronunciamientos. En 1841 hubo un pronunciamiento que no triunfó, encabezado por O'Donnel.. Aunque su oposición era amplia y poderosa, Espartero pudo gobernar libremente, y hubiera podido perdurar más tiempo al frente del país si no hubiera cometido los graves errores políticos que dieron a sus heterogéneos enemigos una causa común por la que luchar. Los principales errores que causaron la caída de Espartero fueron: el acuerdo de librecambismo con Reino Unido y la restauración de las leyes económicas de Mendizabal. En 1842, ante las medidas económicas adoptadas por Espartero Barcelona se levantó, hubo una revuelta urbana. Para acabar con los rebeldes Espartero mandó bombardear la ciudad, esto le trajo una gran impopularidad. El ocaso de Espartero comenzó el 26 de mayo de 1843, cuando el regente disolvió las Cortes. Este hecho hizo que se produjeran una serie de levantamientos armados entre los que destaca el encabezado por Narváez, que logró derrotar a las tropas leales a Espartero en Torrejón de Ardoz y hacerse con la custodia de Isabel II. Tras este hecho Espartero huyó y se esfumó el sueño de los progresistas, quienes no encontraron a ninguna figura de talla y figura comparables a Espartero para representar sus aspiraciones dentro de la casta militar. Así, se vieron condenados a la impotencia política hasta 1854. IV.- REINADO DE ISABEL II (1843 -1868). EL LIBERALISMO MODERADO. Durante este periodo, de signo conservador, se produjo la consolidación del régimen liberal. La exclusión de los progresistas del poder debilitó las bases políticos y sociales del régimen, que terminó siendo derribado en la revolución de 1868. 4.1.- Década moderada (1844 – 1854). Como hemos visto anteriormente, tanto moderados como progresistas se levantan contra Espartero (regente y artífice de la constitución de 1837). Serán los moderados los que se hagan con el poder. El hombre fuerte de esta década es Narváez, que va a representar a los moderados y será el político que más gobiernos presidió. Vamos a destacar durante esta década los siguientes hechos: la elaboración de una nueva constitución (que fuera el marco institucional de la nueva situación), la normalización de las relaciones entre la Iglesia y el Estado español y la reforma de la Administración pública. Constitución de 1845 La constitución de 1845 lleva a la práctica la concepción doctrinal del liberalismo moderado. La soberanía nacional recaen en la Corona y en las Cortes, que comparten también el poder legislativo. El rey tenía muchas atribuciones: tenía el poder ejecutivo y conservaba el derecho de veto sobre las leyes. Las Cortes se componían del Congreso, que pierde autonomía frente al monarca, los diputados son elegidos por sufragio directo y censitario por un periodo de tiempo de cinco años y el Senado, compuesto por un número ilimitado de miembros elegidos por el rey, su cargo era vitalicio. Sin el permiso del rey, las Cortes no se pueden convocar. Las elecciones fueron por lo tanto muy restringidas, solo el 1% de la población podía votar, si a esto le añadimos el abstencionismo y el control por parte del gobierno en las elecciones, es fácil comprender que los progresistas sólo pudieran llegar al poder mediante el uso de la violencia (a través de los pronunciamientos). Relaciones Iglesia – Estado Entre España y la Santa Sede se establece el Concordato de 1851, con él se cerraba el problema que se había producido entre la Iglesia y el Estado liberal como consecuencia de la desamortización. La Santa Sede aceptó el hecho consumado de la desamortización eclesiastica y ratificó el Patronato Regio, que es el derecho del Estado a presentar a los candidatos a obispos ara las sedes vacantes. España por su parte reconoce la unidad católica y la confesionalidad del Estado, protege del poder civil a la Iglesia y le da un gran poder dentro de la enseñanza y educación del país. Reformas administrativas. Los moderados configuran un régimen político basado en el control de la Corona sobre los mecanismos reguladores de la acción política. En este contexto es en el que hay que entender las siguientes medidas: La creación de la Guardia Civil en 1844. Nace para mantener el orden público, la protecciń y la seguridad de las personas, la defensa de las propiedades, luchar contra el bandolerismo y para reprimir las revueltas sociales (que cada vez son más numerosas). Se disuelve la Milicia Nacional (1845). Los moderados ven en la Milicia un peligroso cuerpo armado bajo la influencia y el control del liberalismo radical. La ley de organización de los Ayuntamientos (1845). Será la Corona quien designará a los alcaldes de las capitales de provincia y cabezas de partido con población de dos mil habitantes o más. La reforma del sistema tributario, la ley de Mon. Esta reforma supuso una modernización de la Hacienda pública. El sistema de impuesto se hace más uniforme y equitativo, se suprimen los privilegios regionales. Aumentan los ingresos del Estado. Con esta reforma se pretende reducir el deficit y comenzar a realizar las modernas infraestructuras (ferrocarril...) y dar más servicios públicos. Reforma de la instrucción pública (educación). Se prevé que las competencias educativas pasen a manos del Estado, se organizará la enseñanza en distintos niveles educativos y se elaboraran nuevos planes de estudio. Se modificará la legislación electoral. Se aumenta la cantidad de dinero exigida para adquirir el derecho a participar en las elecciones, con lo cual el número de electores no llegaría ni a 1%. Se elaboró un nuevo Código Penal, que sustituye al de 1822. Muchos son también los problemas que hay durante esta década. Los carlistas vuelven a aparecer, en este momento la excusa es el fracaso de la boda entre Isabel II y el descendiente de d. Carlos. El problema en esta segunda guerra carlista se va a centrar en Cataluña. Otro de los problemas, es que dentro del grupo de los moderados también existen divergencias, lo que lleva a algunos de ellos a buscar acuerdos con los progresistas menos radicales. En 1854, el régimen de Narvaez llega a su fin, entre otros motivos por una gran corrupción interna. Las Cortes y el gobierno se enfrentan, al estallar el conflicto entre el gobierno y las Cortes, se suspenden las sesiones en las cámaras, esto da pie a que Leopoldo O'Donnel lidere un pronunciamiento militar, la 'Vicalvarada', en este pronunciamiento, no sólo participa O'Donnel, también participan otros generales moderados pero opuestos al gobierno. Este pronunciamiento se politiza a través del 'Manifiesto de Manzanares', redactado por Cánovas del Castillo, en él se recogen las reivindicaciones progresistas (que también se habían unido a la insurrección y que incitaban al levantamiento popular). Entre las reivindicaciones progresistas estaban: convocar las Cortes, reformar la ley electoral y de imprenta... En medio de esta confusión general, la reina entrega el gobierno a Espartero: la revolución ha triunfado y los moderados se ven obligados a dejar el gobierno. 4.2.- Bienio Progresista (1854 – 1856) Se forma un gobierno de progresistas y vicalvaristas, que va a gobernar durante dos años. Sus diferencias internas van a acabar frustando la experiencia. O'Donnel comienza a pensar en formar una nueva formación política, la Unión Liberal. Durante el gobierno progresista cuatro hechos marcaron la vida política: La Constitución de 1856, llamada 'nonata' (no nacida), llegó a aprobarse en las Cortes, pero la inestabilidad política hizo que no fuera promulgada, por lo tanto no llegó a entrar en vigor. Es una constitución muy similar a la de 1837, recoge los principios progresistas, como la soberanía nacional, ampliaba los derechos del ciudadano, mantenía el bicameralismo, pero este bicameralismo era electivo para las dos cámaras, hablaba de la libertad de conciencia, pero no de culto, restablecía la Milicia nacional. La ley de Desamortización General de 1855, se conoció como la desamortización de Madoz, completaba la obra de Mendizabal. Afectó al clero secular y a los bienes de los municipios. La venta de estos bienes se destinó a amortizar la deuda del Estado y a financiar las obras públicas. De nuevo la venta de bienes eclesiásticos trajo consigo la ruptura de las relaciones con la Iglesia. La desamortización de los bienes municipales, de donde venían muchos recursos de los ayuntamientos y de los campesinos más pobres, encontró una gran oposición, no sólo de los moderados, también de muchos diputados progresistas. Nace la primera red ferroviaria, que regula la construcción y ofrecía incentivos a las empresas que intervinieran en la construcción de la red ferroviaria. Se aprueba la ley bancaria y la de sociedades de Crédito, con estas leyes comienza la expansión del moderno sector bancario español. El bienio es un periodo de una gran conflictividad social, varios factores se unen para ello: mals condiciones de trabajo, bajos salarios, crisis de subsistencia. En julio de 1855 se convocó una huelga general en Barcelona. Las movilizaciones populares trasladaron la crisis al campo político, Espartero fue sustituido por O'Donnel. Durante el bienio progresista, se consolidó la opción democrática a la izquierda del progresismo y el republicanismo. El movimiento obrero va entrando en el 'juego. 4.3.- Desmoronamiento de la monarquía isabelina (1856 – 1868) Este periodo estuvo presidido por la inestabilidad. Tras un breve gobierno de O'Donnel, la reina llamó de nuevo a los moderados, dirigidos por Narváez, que gobernaron hasta 1858. En el bienio de 1856 a 1858 se produjo una vuelta a las instituciones anteriores a 1854. O'Donnel organizó un partido de centro, la Unión Liberal, integrado por progresistas y por un sector del partido moderado. Gobierno de la Unión Liberal (1858 -1863) A partir de 1858 O'Donnel preside el gobierno más estable de la España constitucional. La estabilidad política hizo que el gobierno llevara a cabo una política de prestigio en el exterior. España intervino en la guerra de Marruecos, participó en la guerra del Pacífico contra Chile y Perú. La labor moderada de O'Donnel se ve en la reorganización de las diputaciones y los ayuntamientos, se disuelve de nuevo la Milicia Nacional, las Cortes, se suspende la desamortización eclesiástica y se restaura la Constitución de 1845. La bonanza económica y la proyección de España de esta época, no fueron suficientes para evitar problemas. Las divisiones internas del gobierno y de los liberales, los levantamientos de los campesinos, los republicanos y el fracaso del programa de conciliación liberal dieron lugar al fracaso del programa de conciliación liberal y a la caída del gobierno de O'Donnel en 1863. 1863 – 1868. Hacia la revolución. De 1863 a 1868 hay una alternancia en el gobierno de moderados y unionistas. Durante este periodo se acrecienta la oposición al régimen isabelino y a la vez queda en evidencia el agotamiento el régimen político de los moderados. Tras la caída de la Unión Liberal las diferencias entre unionistas y moderados se ven como algo insuperable. Por primera vez en la historia de España, los intelectuales actúan desde la Universidad como fuerza de choque contra el régimen. En la noche de S. Daniel (1865), la Guardia Civil, la Infantería y la Cabellería del Ejército reprimen con dureza a los estudiantes de la Universidad de Madrid, que apoyaban al rector de la Universidad que días antes había sido cesado por no 'comulgar' con el régimen. El desprestigio de la Corona es total, hay una crisis moral, política, económica (fracaso de la industrialización, crisis agraria, revueltas...) En 1866, tras los fracasos del pronunciamiento del general Prim, progresistas y demócratas exiliados se unen y acuerdan un programa mínimo que queda reflejado en el Pacto de Ostende (Bélgica). El destronamiento de Isabel II y la convocatoria de Cortes constituyentes por sufragio universal, son puntos claves en este pacto. La muerte de O'Donnel hace que también los unionistas se sumen a la causa revolucionaria. La Corona no tiene apoyos. En septiembre de 1868 todo este movimiento culmina en 'La Gloriosa'. V.- SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868 – 1874) Es el periodo que va desde el destronamiento de Isabel II, en septiembre de 1868 y la restauración borbónica, en diciembre de 1874. Fueron los años más caóticos y turbulentos de la España contemporánea. España va a perder su gran oportunidad democrática. Las causas de este fracaso hay que buscarlas en: • En la izquierda española, caracterizada por un gran doctrinarismo, una gran desunión y por no vivir en la realidad existente. • Falta de preparación política de las masas. • Persistencia del problema carlista. • Interés por el continuismo dinástico para mantener la estabilidad en el país, lo que hacía mirar hacia la Reina destronada o hacia el príncipe Alfonso. La rápida sucesión de fases en este periodo, desde la monarquía democrática de Amadeo de Saboya, a la Primera República Federal, terminando con una república conservadora de Serrano, so un ejemplo más de la falta de cohesión de la burguesía en España, inspiradora de la revolución de 1868. El fracaso de la revolución va a impedir la modernización del país y explica nuestra historia más reciente. Los cambios nunca se pueden hacer desde arriba y por deseo de una minoría intelectual, sobre todo si la sociedad a la que van dirigida estos cambios, es una sociedad arcaica y no preparada para ellos. 5.1.- La revolución de 1868. 'La Gloriosa' Fue obra de tres partidos: los progresistas, los demócratas y los unionistas. Comienza la revolución con el pronunciamiento de Serrano, Domingo Dulce, Juan Prim y Topete en Cádiz. La participación popular convirtió este pronunciamiento militar en un movimiento revolucionario, que aspiraba a profundas reformas sociales. La sublevación se generalizó en Andalucía donde las tropas reales fueron derrotadas. Isabel II huyó a Francia. El pronunciamiento se consolidó por la acción de las Juntas revolucionarias locales y provinciales. El poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que le da el poder a Serrano. Serrano toma las medidas necesarias para estabilizar la revolución: se reconocen las libertades fundamentales y convoca las elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal (primer sufragio universal de la historia de España) Podemos decir que en 'La Gloriosa' hay una doble revolución: por un lado la revolución moderada, liderada por Prim, que pretendía instalar una monarquía democrática (sus apoyos estaban en la alta burguesía y los militares); por otro lado una revolució radical, liderada por Pi y Margal que pretende que la revolución sirva para llegar a una república (sus apoyos están en la pequeña burguesía y en las masas obreras). Las elecciones dieron la mayoría a la coalición de unionistas, progresistas y demócratas. Los republicanos obtuvieron 69 escaños, esto ya dejaba claro cual era su importancia. Serrano es confirmado en su cargo y comienza la elaboración de la Constitución de 1869. Constitución de 1869. Está inspirado en las constituciones de 1812 y la de 1837. Es la primera constitución democrática de España. Su rasgo más característico es la atención que se le presta a los derechos individuales. Las Cortes son bicamerales y serán elegidas ambas cámaras por sufragio universal. Así se asegura su independencia respecto de la Corona y del Gobierno. Las Cortes serán las que elijan al rey, que será un monarca constitucional. El poder ejecutivo lo tendrán los ministros, que serán responsables ante las Cortes de sus funciones. Se habla de libertad de cultos, de los derechos de asociación y reunión... el Gobierno no podrá gobernar sin la confianza parlamentaria... como se puede ver, el sistema diseñado por la Constitución de 1869, consolida los prncipios del liberalismo democrático defendidos por los partidos que impulsan 'La Gloriosa'. Se frustran las aspiraciones de demócratas y republicanos, y sobre las de las masas populares. 5.2.- Amadeo de Saboya (1870 – 1873). Búsqueda de un monarca. En las nuevas Cortes Constituyentes se impone el criterio monárquico de Prim. Todas las facciones políticas revolucionarias están de acuerdo en un punto: aversión hacia la dinastía de los Borbones. Los Borbones parecen encarnar para el pueblo todas las lacras del A.R. Hay que buscar por lo tanto, un rey progresista, para salvaguardar la institución monárquica y que respete la Constitución de 1869. Comienza por lo tanto la búsqueda de monarca. Tres son los candidatos: Fernando de Coburgo, príncipe de Portugal; Leopoldo de Hohenzollen (sobrino de Guillermo de Prusia) y Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel I de Italia. Prim defiende la candidatura de Amadeo de Saboya, ya que Víctor Manuel I fue el monarca que inició la unificación italiana. Su actuación frente al Papado hace, que tuviera partidarios entre los progresistas y anticlericales españoles. Triunfa, por lo tanto, la candidatura de Amadeo de Saboya, aprobada en Cortes el 16 de noviembre de 1870. Cuando Amadeo llega a España, su principal apoyo, Prim, ha sido asesinado unas horas antes. Amadeo encarga a Serrano formar gobierno. Son muchos los problemas con los que se va a enfrentar. Es combatido por republicanos, carlistas y alfonsinos. Los carlistas cogerán las armas en 1872, dando lugar a la tercera guerra carlista. También están en su contra, la nobleza, la Iglesia y la burguesía financiera colonial. Sus apoyos se encontraban en el grupo constitucional de Práxedes Mateo Sagasta (derecha del régimen) y los radicales (progresistas y demócratas). Sus apoyos son escasos y a todo esto hay que sumar la sublevación republicana en el Ferrol, la agitación social y anarquista. El rey no entiende realmente lo que ocurre a su alrededor. Su talante, respetuoso con la Constitución, no va a actuar, ni a tomar ninguna medida que vaya contra la propia Constitución. Esto hace que el 11 de febrero de 1873 en las Cortes lea su mensaje de abdicación. Ese mismo día, Congreso y Senado proclaman la República. 5.3.- Primera República (1873 – 1874) En menos de un año la República tiene cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Pi y Margal, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. La instauración de la República se ve como la única alternativa a la crisis de la monarquía democrática. Nace en un contexto hostil: con una Hacienda pública arruinada, la tercera guerra carlista, el movimiento independentista cubano... A esto hay que sumar, que eran muchos los que veían en la República, un periodo de transición hacia la llegada de un nuevo régimen. Además los republicanos estaban divididos entre si: por un lado estaban los federales y por otro lado los unitarios. Estanislao Figueras fue el primen presidente republicano, intentó construir una república federal. Encontró en su camino una doble oposición: la de los republicanos radicales, que querían una república unitaria, y la de los federalistas, que pensaban que el federalismo, debía imponerse a través de un impulso revolucionario. Pi y Margall, sustituyó a Figueras, convocó elecciones generales y se enfrentó a dos graves problemas: el recrudecimiento de la guerra carlista y a la insurrección cantonal. El movimiento cantonalista fue un rebrota de particularismo regionales y locales alentados por los republicanos más exaltados. Este movimiento acusaba al autoritarismo del gobierno central de todos los males del país. Donde más importancia tuvo fue en Cartagena. El movimiento cantonalista dejó claro la debilidad que tenía el gobierno republicano. La Constitución de 1873, republicana, no llegó a ser votada. En ella, España quedaba estructurada en 17 estados federales. Tras Salmerón, Castelar llegó a la presidencia y actuó con firmeza, reforzó el poder del Estado y suprimió el principio federal. Es la época de la república unitaria. El general Pavía preparó un golpe de estado. Su intención en ningún momento fue acabar con la república, sino reforzar la autoridad central para acabar con los conflictos existentes. Castelar dimite y se forma un gobierno provisional presidido por el general Serrano. A pesar de la época tan hostil con la que se encontraron los presidentes de la República, todos mostraron una gran integridad, tanto personal como política. Se respetaron los derechos individuales, se acabó con la esclavitud en las colonias... incluso Salmerón dimitió por no firmar una pena de muerte. Serrano continúa la línea autoritaria de Castelar, disolvió los ayuntamientos republicanos, limitó el derecho de asociación... prácticamente dejó en la ilegalidad a todo el republicanismo federal. Mientras tanto la crítica situación política y militar (guerra de Cuba y la Tercera guerra carlista), favoreció la causa alfonsina. Bajo la dirección de Cánovas del Castillo se continuaban consiguiendo adhesiones para la causa de Alfonso XII. La República tenía los días contados. El pronunciamiento de Martinez Campos precipitó la situación y el 29 de diciembre de 1874, Alfonso XII fue proclamado rey. VI.- CONCLUSIÓN. Como hemos visto a lo largo de este tema, el A.Régimen queda definitivamente superado. El liberalismo, con las peculiaridades españolas poco a poco se ha ido implantando. Una constante en la política del siglo XIX han sido los pronunciamientos militares, estos pronunciamientos casi siempre de signo progresista. También una constante en todo este periodo, han sido las guerras carlistas. Hemos visto también como España ha perdido toda su importancia en el plano internacional y ha quedado relegada a una potencia de segundo orden.