Un Lugar en el Mundo

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Un Lugar en el Mundo
El derecho a una vivienda adecuada como elemento esencial de una vida
libre de violencia doméstica
Los casos de Argentina, Brasil y Colombia
COHRE Secretaría Internacional
83 Rue de Montbrillant
1202 Ginebra
Suiza
tel.: +41.22.7341028; fax: +41.22.7338336
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Web: www.cohre.org
© Copyright 2010
Centro por el Derecho a la Vivienda y Contra los Desalojos (Centre on Housing Rights and
Evictions – COHRE)
Un lugar en el mundo: El derecho a una vivienda adecuada como elemento esencial de una vida
libre de violencia doméstica. Los casos de Argentina, Brasil y Colombia
ISBN: 978‐92‐95004‐63‐4
Todos los derechos reservados.
Preparado por: María Victoria Ricciardi y Mayra Gómez
Fotografías: COHRE
Un Lugar en el Mundo
El derecho a una vivienda adecuada como elemento esencial de una vida
libre de violencia doméstica
Los casos de Argentina, Brasil y Colombia
1
CONTENIDOS
AGRADECIMIENTOS .......................................................................................................... 3
SUMARIO EJECUTIVO........................................................................................................ 4
1.
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................ 8
2. COMPRENDIENDO EL ALCANCE DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN AMÉRICA
LATINA: DEFINICIONES Y CIFRAS .................................................................................... 11
3. EL DERECHO A LA VIVIENDA DE LAS MUJERES Y LA LUCHA CONTRA LA
VIOLENCIA DOMÉSTICA: UNA CONEXIÓN IMPRESCINDIBLE.......................................... 17
3.1
LAS NORMAS INTERNACIONALES ............................................................................. 17
3.2
LAS NORMAS REGIONALES..................................................................................... 26
3.3
LA LEGISLACIÓN Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN
LA REGIÓN .......................................................................................................... 29
4. SIN SALIDA: LA EXPERIENCIA DE LAS MUJERES VIOLENTADAS EN ARGENTINA,
BRASIL Y COLOMBIA ....................................................................................................... 38
4.1
VIOLENCIA DOMÉSTICA, CONDICIONES DE HÀBITAT Y VIVIENDA: LA DEPENDENCIA ECONOMICA Y
EL ACCESO A LA VIVIENDA....................................................................................... 39
5.
4.2
PROPIEDAD Y VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: EL ESTATUS DE LAS MUJERES Y SU
POSIBILIDADES DE DESARROLLO .............................................................................. 42
4.3
EL ACCESO A LA JUSTICIA Y LOS OPERADORES DEL DERECHO: LA RUTA INTERMINABLE ....... 45
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ................................................................. 52
ANEXO: CUADRO RESUMEN: PRESCRIPCIONES DE VIVIENDA EN LAS LEYES DE
VIOLENCIA DOMÉSTICA DE LA REGIÓN .......................................................................... 56
2
AGRADECIMIENTOS
La iniciativa sobre el derecho a la vivienda y mujeres del Centro por el Derecho a la
Vivienda y Contra los Desalojos (COHRE) desea expresar su profundo agradecimiento a
todas y todos quienes nos asistieron en la elaboración de este informe: a la
organización Themis, encargada de la tarea en Porto Alegre, Brasil; a la Fundación
Razonar en la localidad de Moreno, Argentina; a la Lic. Liliana Bernal Vargas y a Claudia
Acosta en Villavicencio, Colombia; y a la organización Adescop, la Asociación
AsoyMujer y la Mesa de Mujer y Conflicto Armado en Bogotá, Colombia. Todas nos
brindaron generosamente su tiempo y ayuda para este informe.
Deseamos brindar nuestro agradecimiento también a las expertas y a los expertos en
temas de violencia doméstica y género con los que hemos hablados, a las
organizaciones de mujeres y a las académicas que colaboraron con su tiempo para este
informe. También quisiéramos darles las gracias a las expertas en políticas de vivienda
y de mujeres, a los funcionarios y funcionarias encargados de llevar adelante los
programas de lucha contra la violencia doméstica y a las encargadas de refugios que
gentilmente nos brindaron su tiempo. A todas y todos, nuestro agradecimiento por
compartir generosamente sus experiencias, visones y recomendaciones con nosotros.
Quisiéramos agradecer a los miembros del Programa Américas de COHRE, quienes nos
brindaron su asistencia y colaboración en nuestras visitas a los diferentes países y a la
invalorable colaboración y apoyo de Victoria Flores Beltrán, quien colaboró en la
búsqueda de la información y en la realización de este trabajo.
Por último, deseamos reconocer a esas mujeres que nos relataron sus experiencias
personales de violencia en sus hogares para este informe, con la esperanza de que sus
historias pudieran ayudar a lograr un cambio donde todas las mujeres puedan vivir en
su hogar propio en seguridad, paz y dignidad. Viviendo en los barrios informales de
Buenos Aires, Bogotá y Porto Alegre, ellas nos dedicaron sus valiosas horas,
sentándose con nosotras y explicando honestamente los obstáculos formidables que
enfrentan cuando intentan salir de una situación violenta. Dedicamos a este informe a
esas valientes mujeres que estuvieron dispuestas a contarnos sus experiencias; sin
quienes este trabajo no tendría sentido. A todas ellas, nuestro sincero
agradecimiento.
3
SUMARIO EJECUTIVO
“No tener recursos para pagar un alquiler ni dinero para hacer frente a los gastos
fueron factores que agravaron mis circunstancias de vida. ‘¿A dónde iba a ir?’ me
preguntaba, ¿cómo iba a mantener a mi familia? me preguntaba….”
‐ Una mujer victima de la violencia doméstica de Moreno,
Provincia de Buenos Aires, Argentina
La investigación de COHRE en Argentina, Brasil y Colombia revela que la falta de acceso
a una vivienda adecuada, incluyendo refugios de emergencia para mujeres
maltratadas, impide que las víctimas puedan escapar de sus agresores. De las
experiencias de las mujeres entrevistada por COHRE surge claramente lo importante
que es para ellas saber a dónde pueden ir cuando deciden romper el círculo de la
violencia doméstica. Este problema afecta especialmente a mujeres pobres que viven
en barrios informales que carecen de medios económicos independientes, y que
simplemente no tienen ningún lugar donde puedan encontrar seguridad. De hecho,
para las víctimas de la violencia doméstica, la vivienda no es un asunto periférico, ni
una cuestión que se puede posponer para resolución en el futuro. Al contrario: la falta
de una solución para esa situación puede ser determinante para decidir continuar en
una relación violenta o no. Para muchas mujeres, solo cuando están frente a una
enorme crisis o frente a violencia extrema, con riesgo de vida, hace q salgan de los
lugares que habitan sin ninguna alternativa presente. La situación actual, en donde las
mujeres tienen que elegir entre una vida en la calle, o una vida con un maltratador
violento, es completamente inaceptable e intolerable. Es una situación que va en
contra de las normas internacionales de derechos humanos, y que debe ser abordado
y corregido por los gobiernos como una cuestión prioritaria.
Cuando COHRE preguntó: ¿cuáles son las soluciones?, las víctimas de violencia
doméstica fueron claras en sus respuestas: Los gobiernos deben responder de manera
eficaz y coherente al problema generalizado de la violencia doméstica, y deben
garantizar que las mujeres que huyen de la violencia tengan acceso a una vivienda
adecuada y segura.
Bajo los estándares del derecho internacional de derechos humanos, las víctimas de
violencia doméstica tienen el derecho a vivir libres de violencia, y a tener acceso a
protección jurídica. Del mismo modo, las víctimas de la violencia doméstica también
tienen derecho a obtener los recursos necesarios para mantenerse y a sus hijos,
incluyendo el derecho a una vivienda adecuada. El derecho a una vivienda adecuada
va más allá de disponer de un techo sobre la cabeza ‐ es el derecho a vivir en
seguridad, paz y dignidad. Este concepto es fundamental para cambiar a la situación
de las mujeres que sufren violencia en sus propios hogares. Sin embargo, a pesar de
las protecciones que existen, COHRE ha aprendido que la realidad para muchas
mujeres sigue siendo muy diferente.
4
Durante demasiado tiempo, el vínculo entre la violencia doméstica y el derecho a la
vivienda adecuada ha sido en gran parte ignorado. Sólo recientemente esta cuestión
ha llamado la atención de los mecanismos y órganos de derechos humanos de las
Naciones Unidas. En este informe, COHRE investiga si las políticas públicas diseñadas
para combatir a la violencia doméstica han tenido en cuenta el derecho a la vivienda
de las mujeres, en particular en Argentina, Brasil y Colombia. El resultado ha sido que
casi nunca. Aunque la mayoría de los países en América Latina tienen tasas
sorprendentemente altas de violencia doméstica, las opciones para encontrar una
vivienda alternativa y segura, para las mujeres que huyen de situaciones violencia, son
casi inexistentes.
La mayoría de las mujeres que habían sufrido violencia nos dijeron que, en casos de
emergencia como por ejemplo después de un episodio de violencia, no tenían otra
alternativa que irse a vivir con un amigo o un familiar por un período de tiempo. Pero,
cuando pasaba el tiempo, y ellas se encontraban incapaces de asegurar un lugar
alternativo ‐ ni siquiera una solución de vivienda provisional ‐ estas mujeres no tienen
otra opción que volver a ir a vivir con sus abusadores. Una mujer en Colombia que fue
a vivir con sus padres después de ser golpeada por su compañero nos explico: “Cuando
mi papa se quedo sin trabajo se agravó mi situación económica y viviendo en otra
ciudad me tocaba recurrir a él, y a veces me manejaba con eso.” Incluso para aquellas
mujeres que fueron capaces de acceder a unos de los pocos refugios disponibles para
mujeres maltratadas, sus experiencias ponen de relieve que ‐ mientras que estos
refugios de emergencia proporcionan un servicio fundamental a las mujeres ‐ estos
refugios no son iguales a una solución de vivienda permanente para las mujeres
víctimas de violencia doméstica.
Reconociendo estos vacíos en las políticas, COHRE presenta y refleja las experiencias
vividas por las mujeres maltratadas en Argentina, Brasil y Colombia. Sus historias y
testimonios ilustran el hecho de que la violencia doméstica es una realidad muy
compleja y dolorosa para muchas mujeres. No siempre es fácil para las mujeres dejar
a sus maltratadores, por diversas razones ‐ pero estamos firmemente convencidos de
que la falta de una vivienda alternativa no debería de ser una de esas razones. Las
entrevistas con las mujeres víctimas de violencia en sus hogares muestran que no sólo
es crítico que las mujeres tengan un lugar seguro para irse en casos de emergencia,
pero que también es crítico reconocer más generalmente sus derechos a la vivienda.
Esto significa, por ejemplo, garantizar la exclusión de la casa de los maltratadores, y el
derecho de la víctima a permanecer dentro de la casa familiar, aún cuando no sea la
propietaria, al menos hasta que ella sea capaz de acceder a una vivienda alternativa.
También significa asegurar que las mujeres que viven en asentamientos informales
tengan seguridad jurídica de la tenencia, y que la policía proteja eficazmente a las
mujeres que viven en estas comunidades.
Por último, COHRE ha buscado a través de este trabajo presentar recomendaciones a
las instituciones internacionales de derechos humanos y a los gobiernos, para que las
autoridades competentes que actúan en los distintos niveles tengan en cuenta el
derecho de las mujeres a una vivienda adecuada en el diseño de las políticas y
programas destinados a combatir la violencia doméstica. Del mismo modo, creemos
5
que también es fundamental para las políticas y programas de vivienda integrar,
reflexionar y visibilizar las necesidades inmediatas y de largo plazo de las víctimas de
violencia doméstica.
En términos de estructura, el estudio cuenta con dos partes principales:
La primera parte de este informe está destinada a analizar el marco normativo a nivel
internacional, regional y nacional de los países elegidos en materia de violencia contra
las mujeres y la conexión con la problemática de vivienda. Está integrada por una parte
central dedicada a presentar los principios y estándares del derecho internacional de
los derechos humanos en materia de violencia y vivienda. En segundo lugar, se
presentan los estándares de la región, la legislación y la jurisprudencia regional. En
tercer lugar, se analiza la legislación y políticas públicas de los tres países elegidos en
materia de violencia y vivienda. Previamente, se ofrece un panorama sobre la situación
de las mujeres en la región. La recolección de datos para esta sección estuvo basada en
documentos, informes y artículos producidos por organismos internacionales,
regionales y nacionales. En especial, los datos y estadísticas utilizadas provienen de
organismos internacionales y regionales. Se recurrió, asimismo, al análisis y la
información producida por organismos y organizaciones expertas en la temática para
analizar la legislación, programas y políticas. Finalmente, esta información fue
complementada por las entrevistas con funcionarias y funcionarios en los países
elegidos y la información producida por los organismos oficiales de cada país.
La segunda parte del informe da cuenta de la experiencia de las mujeres en los tres
países elegidos. La metodología diseñada para relevar las experiencias de las mujeres
se basó en el trabajo de campo realizado en las ciudades de Bogotá y Villavicencio en
Colombia, en la Ciudad de Buenos Aires y la localidad de Moreno de la Provincia de
Buenos Aires en Argentina, y en Porto Alegre en Brasil. El trabajo de campo incluyó 60
entrevistas con mujeres afectadas por la violencia doméstica, de carácter semi‐
estructurado, en los tres países y la realización de ‘focus groups’ con mujeres que
sufrieron violencia. COHRE recurrió a organizaciones de mujeres y trabajadoras
sociales que trabajan directamente con estas mujeres para llevar adelante el trabajo
en profundidad y relevar las experiencias. Los siguientes temas fueron los relevados
en las entrevistas: la relación entre vivienda y la violencia doméstica, el problema de la
dependencia económica, el problema del acceso a la justicia y los operadores del
derecho, las experiencias en los refugios y la situación de las mujeres en situaciones
de desplazamiento.
Es importante destacar que se conversó con mujeres que han sufrido o sufren
relaciones violentas pero que ya han recibido contención de alguna agrupación. Los
relatos de las mujeres resaltarán así la importancia del empoderamiento y la
solidaridad con otras mujeres y grupos. Por su parte, el estudio se limitó a conocer las
experiencias de mujeres de estratos bajos (de muy bajo a bajos niveles de ingresos).
Aunque la violencia doméstica es un fenómeno que cruza a todas las clases sociales, y
afecta a distintas mujeres, en esta oportunidad nos centramos en aquellas que acuden
a servicios estatales por ayuda y para las cuales la vivienda constituye un bien de
trascendental importancia. Por último, cabe destacar que también relevamos las
6
experiencias de mujeres que viven en situaciones de hábitat informal. Aunque el
estudio no está centrado en este eje ‐ y entendemos que esa relación deberá ser
estudiada en profundidad ‐ daremos cuenta de las mayores dificultades que enfrentan
las mujeres que viven en condiciones informales.
Las siguientes son las recomendaciones de COHRE, los cuales se elaboran en más
detalle en la quinta sección de este informe. COHRE recomienda:
1.
El desarrollo de las normas sobre el derecho a una vivienda adecuada con
perspectiva de género, especialmente por parte del Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de las Naciones Unidas, el Comité de
Derechos Económicas, Sociales y Culturales (CESCR) de las Naciones Unidas, y los
otros órganos internacionales de derechos humanos. En particular, estas normas
deben desarrollar e ilustrar el vínculo entre el derecho a una vivienda adecuada y el
derecho a vivir libre de violencia en el hogar, y establecer protecciones concretas
para las víctimas de la violencia doméstica en relación a la vivienda adecuada.
2.
Fortalecer a la legislación sobre violencia doméstica a nivel nacional, en
particular, para que esta legislación garantice explícitamente el derecho a una
vivienda adecuada a las víctimas de la violencia doméstica. Las leyes contra la
violencia doméstica deben reconocer el derecho a una vivienda adecuada de las
víctimas de la violencia doméstica. Estas políticas deberían garantizar a las mujeres
que huyen de este abuso un lugar adecuado y seguro para vivir, con sus hijos si los
tienen, y el mínimo de recursos financieros que les permita mantener un nivel de
vida adecuado.
3.
Incluir análisis de información, datos y documentación sobre el acceso de las
mujeres a una vivienda alternativa, segura y adecuada dentro de los estudios,
encuestas y otras investigaciones sobre la violencia doméstica, llevado a cabo por los
Estados u organismos internacionales y regionales.
4.
Fortalecer a la legislación sobre los derechos de vivienda a nivel nacional y
garantizar que las víctimas de violencia doméstica tengan prioridad en los
programas de vivienda.
5.
Garantizar el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia
doméstica, incluyendo las órdenes de protección.
6.
Establecer mecanismos y estrategias para aumentar la concienciación sobre el
problema de la violencia en el hogar e informar a las mujeres sobre sus derechos,
incluido su derecho a una vivienda adecuada.
7.
Desarrollar políticas y programas sobre temas de vivienda y violencia
doméstica que son sensibles a las necesidades de mujeres vulnerables, como las
mujeres que viven en barrios informales o las mujeres que sufren el desplazamiento,
reconociendo que las mujeres no son un grupo homogéneo.
7
1.
INTRODUCCIÓN
Cuestión (COHRE): “¿Que necesitaba para poder salir de la situación?”
Respuesta (Mujer): “…un lugar agradable, seguro y atractivo en el que me sintiera
cómoda y que me motivara a quedarme y no volver a la vivienda del agresor.”
‐
Entrevista de COHRE con una mujer víctima de
violencia doméstica de Bogotá, Colombia
Sabemos que una de las formas más comunes de violencia que sufren las mujeres es la
violencia en el interior de su familia, es decir la violencia intrafamiliar o violencia
doméstica.1 Por esta razón, esta violencia puede ser vista como una crisis de derechos
humanos. La forma más común de violencia experimentada por las mujeres en todo el
mundo es la violencia dentro de la pareja.2 Tradicionalmente la violencia contra las
mujeres en la relación de pareja se asocia al ámbito doméstico, tradicionalmente
considerado privado, en tanto ámbito inaccesible para las leyes y el Estado. La
violencia doméstica contra las mujeres ha sido interpretada como un instrumento de
poder de carácter funcional respecto del sistema de género dominante, destinado a
reforzar la autoridad masculina y a velar por el cumplimiento de los roles atribuidos a
las mujeres dentro de la familia y el hogar.
Para la iniciativa sobre el derecho a la vivienda y mujeres de COHRE, la necesidad de
centrar nuestros esfuerzos en investigar esta temática en la región de América Latina
surgió con claridad a partir del informe global realizado en 2008 sobre Mujeres,
Urbanización y Asentamientos Informales: Examinando sus Causas y Consecuencias
(‘Women, Slums and Urbanisation: Examining the Causes and Consequences’).3 Para
ese informe, la iniciativa investigó la situación de las mujeres en los asentamientos
informales de algunas de las ciudades más importantes del mundo. En el caso de
Latinoamérica, las ciudades elegidas para el estudio fueron San Pablo en Brasil y
Buenos Aires en Argentina, donde se relevaron las experiencias de las habitantes de los
asentamientos informales. Durante la investigación, una de las problemáticas relatadas
con mayor frecuencia por las mujeres de los asentamientos fue la de haber sufrido o la
de estar sufriendo situaciones de violencia, en especial de violencia doméstica. Los
testimonios hablaban de la dificultad de salir de situaciones de violencia por no tener,
1
Existe distintas forma de describir la violencia sufrida por las mujeres a manos de sus parejas o
familiares ‐ ya sea esposos, compañeros o ex parejas como también por otros familiares en los espacios
íntimos. Para este reporte utilizaremos el término violencia doméstica, en coincidencia con la utilización
en documentos regionales como en los documentos de órganos internacionales. De todas formas
conocemos las críticas y la expansión del término violencia intrafamiliar.
2
Informe del Secretario General, Estudio a fondo sobre todas las formas de
violencia contra la mujer, UN Doc. A/61/122/Add.1 (2006). Para el caso de Argentina ver: Equipo
Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), Informe sobre género y derechos humanos, (Buenos Aires:
2009).
3
Este informe esta disponible en:
http://www.cohre.org/store/attachments/Urbanisation_Report.pdf
8
literalmente, a dónde ir. En estos casos, la situación se veía agravada por la situación
de informalidad en la que habitaban estas mujeres lo que las dejaba casi sin protección
legal para reclamar sus derechos a la propiedad y a la vivienda, además de dificultar el
acceso a los operadores de justicia encargados de defenderlas. A partir de esa
investigación y del desarrollo de esta temática por parte de organismos especializados
de Naciones Unidas, es que entendimos que nuestra iniciativa de COHRE ‐ como
especialista en temas de mujeres y vivienda ‐ debía enfocar sus esfuerzos en la región
en profundizar lo realizado en torno a este problema.
El presente informe nació de esta necesidad de dar cuenta de esta intuición
compartida, tanto por quienes trabajamos con temas de vivienda y mujeres como por
quienes trabajan sobre la temática de la violencia contra las mujeres.4 La intuición se
centra en la inmediata relación entre las condiciones de habitabilidad, el acceso a la
vivienda y la violencia contra las mujeres. La hipótesis ‐ que pretende verificar la
relación entre vivienda y violencia contra las mujeres ‐ puede formularse en dos ejes.
El primero, nos interpela acerca de la relación entre las condiciones inadecuadas de
hábitat y sus efectos sobre las relaciones intrafamiliares. En forma de pregunta
aparece de la siguiente manera: ¿son las condiciones inadecuadas de hábitat factores
agravantes en situaciones de violencia doméstica? El segundo, se centra en la
importancia de la vivienda como herramienta para superar situaciones de violencia, es
decir: ¿la falta de vivienda alternativa o lugar para vivir es un factor crucial para salir de
las relaciones violentas? Estas preguntas fundamentaron la realización de este informe
y son las que intentarán ser respondidas a lo largo de las siguientes páginas.
La realización de un informe de esta naturaleza, dedicado a una temática de gran
complejidad, susceptible de ser analizado desde distintas aristas, miradas y enfoques
requería de una precisión en sus objetivos que hiciera viable la tarea emprendida.
Al enfrentar la realización del presente informe nos encontramos con una primera
realidad: en las últimas décadas la problemática de la violencia contra las mujeres, por
su gravedad, ha recibido muchísima atención por parte de la comunidad internacional.
El tema ha sido tratado, analizado y teorizado por expertos y expertas, académicos y
académicas, organismos internacionales, regionales y nacionales, organizaciones de
mujeres y demás. Con el fin de no trastabillar con este espectro tan amplio es que
desde un principio surgió la necesidad de enfocar claramente los objetivos de nuestro
trabajo a partir de nuestra experiencia como organización especializada en el derecho
a la vivienda. En consecuencia el trabajo no tiene entre sus objetivos centrarse en los
desarrollos en materia de violencia contra las mujeres sino más bien centrarse en la
relación entre violencia y vivienda específicamente. Es el cruce de estas dos variables
lo que constituirá el objeto de este reporte.
Así este informe tiene una triple finalidad: en primer lugar, realizar un diagnóstico
sobre el tratamiento, realizado a niveles internacional y regional y en la legislación de
tres países de la región, del elemento vivienda en las políticas de lucha contra la
violencia hacia las mujeres, en particular de la violencia doméstica. En segundo lugar,
analizar con base en el trabajo de campo realizado por COHRE en Argentina, Brasil y
4
Ver: Westendrop, Ingrid. Women and Housing: Gender Makes a Difference,’ (Amsterdam:
School of Human Rights Research, 2007).
9
Colombia, las experiencias de las mujeres y la importancia que ellas le asignan a la
vivienda en su lucha contra la violencia doméstica. Por último, y a partir de un análisis
de lo relevado, producir una conclusión y ofrecer recomendaciones para que los
gobiernos de la región incorporen este factor en el diseño de sus políticas de lucha
contra la violencia y de vivienda. El informe también tiene por objetivo ser una
herramienta valiosa tanto para las organizaciones de mujeres como para quienes se
dedican a la promoción del derecho a la vivienda.
Por último, debemos aclarar que la elección de estos tres países está relacionada, por
un lado, con la trayectoria de COHRE en la región. Argentina, Brasil y Colombia son
países foco y es en ellos en donde concentramos buena parte de nuestras actividades
como iniciativa. Resultó lógico aprovechar nuestra experiencia y fortalecer a nuestro
trabajo en esos países. A su vez el reporte pretende, con sus limitaciones, dar cuenta
de una situación regional y entendimos que las diferencias de los países en torno a los
avances realizados en la temática de violencia contra las mujeres constituye una buena
forma de brindar una visión regional. Así, Brasil ‐ a través del caso María Da Penha ‐
sirvió como ejemplo de un país con claros avances; en Colombia descubrimos
discusiones importantes sobre cómo arbolar la temática y a la vez permitió analizar la
situación de mujeres especialmente vulnerables, como las mujeres en condición de
desplazamiento; y, por su parte, Argentina, permitió pensar los desafíos pendientes.
10
2.
COMPRENDIENDO EL ALCANCE DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN AMÉRICA
LATINA: DEFINICIONES Y CIFRAS
“Hace años que padezco la violencia por parte de mi pareja, insultos, maltratos,
golpes y estallidos. Hace años que lucho contra esta situación, hoy en día casi no nos
hablamos, apenas nos dirigimos la palabra. Yo vivo encerrada en mi cuarto y el en
el suyo pero no podemos separarnos ….”
-
Una mujer victima de la violencia doméstica de Bogotá, Colombia
Los expertos coinciden en que la violencia doméstica es uno de los principales
problemas en la región de América Latina y que, lejos de disminuir, va en ascenso.
Entre el 30 y el 60 por ciento de las mujeres en la región, dependiendo del país, han
sufrido violencia doméstica. Un Estudio Multipaís de la Organización Mundial de la
Salud sobre salud de la mujer y violencia doméstica contra la mujer señala que: “En la
mayoría de los entornos examinados, más del 75% de las mujeres que habían sido
víctimas de violencia física o sexual desde los 15 años informó haber sufrido maltrato a
manos de su pareja.5
En todos los países, las mujeres son las principales víctimas de violencia al interior de la
familia y esta se manifiesta de múltiples formas, que pueden superponerse o
alternarse entre las siguientes: Violencia física (el uso de la fuerza física o la coerción,
como ejemplos: empujones, cachetadas, puñetazos, quemaduras, golpes, cortes,
agresión con armas, etc.); Violencia sexual (el uso de la fuerza física, la coerción o la
intimidación psicológica para hacer que una persona lleve a cabo un acto sexual u
otros compartimientos sexuales indeseados); Violencia psicológica (la degradación
intensa y continúa, a través de la manipulación y la intimidación, para controlar los
comportamientos o las acciones de otra persona, resultando en el desmoronamiento
de la identidad y del auto‐respecto); Violencia económica6 (una serie de mecanismos
de control y vigilancia en relación con el uso del dinero, junto con amenazas de no
5
El estudio tiene como objetivos los siguientes: estimar la prevalencia de la violencia contra la
mujer, y especialmente la violencia física, sexual y psíquica infligida por su pareja; evaluar la vinculación
existente entre la violencia infligida por la pareja y una serie de síntomas y eventos relacionados con la
salud; definir los factores que pueden proteger a la mujer o exponerla a una situación de riesgo de
violencia por parte de su pareja; documentar y comparar las estrategias y los servicios que utilizan las
mujeres para afrontar la violencia infligida por su pareja. El estudio fue realizado en distintos piases del
mundo, de la región fueron examinados Brasil y Perú. Organización Mundial de la Salud (OMS), Estudio
Multipaís de la OMS sobre la salud de la mujer y la violencia doméstica contra la mujer, (Ginebra: OMS,
2005).
6
Esta forma de violencia está incluida en la legislación de Costa Rica, Guatemala, Paraguay y
Argentina, entre otros países.
11
proveer recursos económicos).7 El control y el acceso a la vivienda puede ser una de las
formas de manifestación de la violencia económica.8
De acuerdo a datos de La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) el 21,5%
de la mujeres en Bolivia, el 19,1% en Colombia, el 13,7% de Perú y 29% en Méjico de
entre los 15 y 49 años, han sufrido violencia económica por parte de sus parejas.9 La
medición de este tipo de violencia es esencial tanto para dimensionar el fenómeno de
la violencia doméstica como para medir la pobreza de las mujeres. De acuerdo a la
CEPAL: “en la medición de la pobreza se debe tener particularmente en cuenta la
violencia económica, es decir cuando se niega a la mujer el acceso o control de los
recursos, se le impide ejercer el derecho a trabajar remuneradamente, situaciones que
reducen o anulan la capacidad femenina de tomar decisiones, lo cual se vincula
directamente con el supuesto de hogares armónicos y sin conflictos en que se sustenta
el método de medición de la pobreza, por lo que la violencia se mantiene invisible.”10
Numerosa bibliografía11 da cuenta de las dificultades que existen a la hora de medir o
registrar las cifras de mujeres que sufren de violencia, en particular de violencia
doméstica. Buena parte de los datos sobre violencia doméstica provienen de los
registros – más o menos unificados dependiendo el país – de los operadores de salud,
bienestar social, justicia y seguridad encargados de asistir a las víctimas. El análisis y el
procesamiento de estos datos es fundamental para conocer la gravedad del problema
y diseñar políticas públicas de lucha contra la violencia. Por ello no debe perderse de
vista que esas cifras ofrecen un panorama parcial, ya que quedan por fuera todos los
casos de mujeres que por diversas causas no han recurrido a ningún servicio de
asistencia.12 Por este motivo es importante que los países avancen en la
7
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), ¡Ni una más! El derecho a vivir una vida
libre de violencia en América Latina y el Caribe, Octubre de 2007, p. 29.
8
Villaverde, Maria Silvia, ‘La violencia doméstica es una violación de los Derechos Humanos,
Régimen jurídico de la violencia familiar en la Provincia de Buenos Aires, Decreto reglamentario 2875/05
de la ley 12.569. Anexos I–A y B,’ Revista LexisNexis Buenos Aires, Sección Investigaciones, N° 5/2006,
pp. 491‐540.
9
Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC) y the United Nations
Development Fund for Women (UNIFEM), Eliminating gender‐based violence, ensuring equality ‐
ECLAC/UNIFEM regional assessment of actions to end violence against women in the Caribbean, No.
LC/CAR/G.764, December 2003.
10
ECLAC y UNIFEM, Op. cit.
11
Ver por ejemplo: CEPAL, Op. cit, p. 26.
12
Respecto de este punto vale la pena recordar que la Recomendación General número 12 del
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, insta a los Estados para que: “se incluya
en los informes periódicos al Comité los servicios de apoyo a las mujeres que sufren agresiones y malos
tratos, y datos estadísticos sobre la frecuencia de cualquier tipo de violencia contra la mujer.” Por su
parte, la Recomendación General número 19 del Comité hace referencia a la necesidad de que los
Estados implementen sistemas de información para conocer la situación de las mujeres en los siguientes
términos: “Los Estados Partes deben alentar la recopilación de estadísticas e investigación de causas y
efectos de la violencia, así como la eficacia de las medidas para prevenir y responder a ella.” Consagra
también para los Estados el deber de “informar sobre todas la formas de violencia contra la mujer
incluyendo datos acerca de la frecuencia de cada una y de los efectos en las mujeres víctimas.”
Igualmente, la Convención Belém Do Pará establece que se debe: “garantizar la investigación y
recopilación de estadísticas y demás información pertinente sobre las causas, consecuencias y
frecuencia de la violencia contra la mujer, con el fin de evaluar la eficacia de las medidas para prevenir,
12
instrumentación de métodos complementarios, como el de las entrevistas cualitativas
u otros, que puedan ser útiles para recabar información completa sobre un
problemática de difícil visibilización.
Debido al tema de nuestro estudio, nos centramos en aquellos datos que revelan la
interdependencia entre violencia y dependencia económica. Es necesario tener en
cuenta que, a raíz de que los distintos países utilizan diferentes metodologías, no es
posible realizar conclusiones comparativas aunque sí se puede apreciar los distintos
niveles de avances en la producción de datos de Argentina, Brasil y Colombia.
En Colombia, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses,13 las mujeres son las más afectadas por la violencia doméstica y el rango de
edad en el se que registran mayores casos es en el de los 25 a los 29 años. En el 43% de
los casos las agresiones dejaron en la víctima politraumatismos. Algunos datos resultan
también ilustrativos de la vinculación entre hogar y violencia: el 44,8% de las víctimas
se encontraba realizando alguna actividad en el hogar al momento de sufrir las
agresiones. Por otra parte, los domingos es el día en el que se registra la mayor
cantidad de abusos y por la noche el horario en el que se denuncia la mayor cantidad
de hechos, datos que constituyen claros indicios sobre la vinculación entre la
permanencia en el hogar y el número de agresiones. El dato más contundente
proviene de la distribución espacial de los hechos: la vivienda es el escenario más
común para todas las formas de violencia intrafamiliar. En los casos de maltrato de la
pareja representó el 76,7% sobre el total de los escenarios, lo cual demuestra un
vínculo inseparable entre vivienda y violencia.
Por su parte, La Encuesta Nacional de Demografía y Salud Profamilia (ENDS) en 2005
halló, en materia de violencia física conyugal, que el 39% de las mujeres alguna vez
casadas o unidas reportaron haber sufrido agresiones físicas por parte de su esposo o
compañero. Este resultado representa una disminución de solamente dos puntos
porcentuales cuando se lo compara con los resultados obtenidos en la ENDS en 2000.
El 85,4% de las mujeres violentadas tuvo alguna lesión como consecuencia de la
agresión. La encuesta también muestra que el 16% de las mujeres denuncian que sus
esposos o compañeros las amenazan con quitarles el apoyo económico y en el 19% de
los casos controlan como gastan el dinero.
Por último, sorprende que el 76% de las mujeres maltratadas físicamente no haya
acudido a ninguna parte a fin de denunciar la agresión de la que fue objeto. Los sitios a
donde más frecuentemente acuden las mujeres que sí denuncian son: inspecciones de
policía (9%), comisarías de familia (8%), el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
(4%), fiscalías (5%) y juzgados (2%).14
sancionar y eliminar la violencia contra la mujer y de formular y aplicar los cambios que sean
necesarios.”
13
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Violencia Intrafamiliar, Colombia 2007
(Bogota: 2007).
14
Encuesta Nacional de Demografía y Salud Profamilia (ENDS), Encuesta Nacional de Demografía
y Salud, (Bogota: 2005), pp. 313‐335.
13
En Brasil, una de cada cuatro mujeres en ese país había sido víctima de violencia
doméstica.15 Desde 2001, ya se estimaba que cada 15 segundos una mujer era
golpeada por su marido, compañero, enamorado y/o ex pareja; cada 15 segundos,
también, una brasileña era impedida de salir de su casa, mientras otra era forzada a
tener relaciones sexuales contra de su voluntad. Estadísticas disponibles en la
actualidad y registros en las jefaturas policiales especializadas en crímenes contra la
mujer apuntan que un 70% de las agresiones ocurren dentro de la casa y el agresor es
el propio marido o compañero; más de 40% de los actos de violencia resultan en
lesiones corporales graves como consecuencia de puñetazos, golpes, patadas,
quemaduras, golpizas y estrangulamiento. Cerca del 70% de las mujeres brasileñas
asesinadas son víctimas en el entorno de sus relaciones domésticas. De acuerdo a la
investigación del Movimiento Nacional de Derechos Humanos, 66,3% de los acusados
de homicidio contra las mujeres son pareja de éstas, consolidando la incuestionable
dimensión de complejidad, gravedad y profundidad de un fenómeno que requiere de
mayor conocimiento y de ser enfrentado en toda su magnitud.
Por su parte, del total de las 2002 mujeres consultada para la Encuesta IBOPE/AVON ‐
“Percepções e Reações da Sociedades sobre a Violência contra a Mulher” del año 2009
‐ el 56% de las mujeres indican que la violencia doméstica es unos de los problemas
que más preocupa a las mujeres.16 A pesar del incremento del conocimiento de la Ley
María da Penha y de que el 44% acredita que la ley ya está teniendo efecto, la mayoría
descree sobre la eficacia de la protección policial y judicial para las víctimas de
violencia doméstica. Asimismo, uno de los datos más preocupantes es que el 17% de
las mujeres señalan que no abandonan a sus agresores por miedo a morir si rompen la
relación, mientras que un 24% no lo hacen por la falta de condiciones económicas para
vivir sin el agresor, constituyendo esta la causa más importante. Detrás figuran la
responsabilidad en la crianza de los niños, la falta de autoestima, la vergüenza por
admitir que se es agredida y la separación, entre otras. Este dato muestra de forma
incontrastable que, cuando se consulta, la interdependencia entre pobreza y el círculo
de violencia aparece como un claro problema para las mujeres.
Por último, analizar la situación de Argentina no es tarea fácil ya que existe un déficit
en la producción de datos e información por parte de los distintos organismos
encargados de lidiar con la problemática de la violencia doméstica.17 Una buena noticia
constituye la iniciativa de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de crear la Oficina
de Violencia Doméstica,18 bajo su órbita. Desde septiembre de 2008 la Oficina ha
comenzado la recolección y procesamiento de datos relativos a procesos de violencia
doméstica llevados adelante por los juzgados nacionales de Capital Federal. Las
15
Contrainforme de la Sociedad Civil al VI Informe Nacional Brasileño a la CEDAW. Período 2001‐
2005, Brasil y el cumplimiento de la CEDAW, (Brasilia: Julio 2007).
16
Pesquisa IBOPE/Instituto AVON, Percepções e Reações da Sociedades sobre a Violência contra a
Mulher, 2009.
17
De acuerdo al Informe de Amnistía Internacional “la realidad es que no existen datos
exhaustivos sobre la magnitud y las características de la violencia contra las mujeres.” Amnistía
Internacional, Muy tarde, muy poco, Mujeres desprotegidas ante la violencia de género en Argentina;
prioridades de acción para el Estado Argentino, (Buenos Aires: Amnistía Internacional, 2008).
18
Los objetivos de la Oficina se encuentran descriptos en la Acordada 33/2004 de la Corte
Suprema de la Nación Argentina, de fecha 22 de septiembre de 2004.
14
primeras cifras arrojadas por la Oficina de Violencia Doméstica19 indican que del total
de las 7300 personas afectadas, el 82% son mujeres. El 41% de las consultas se
realizaron durante días del fin de semana o feriados el resto durante la semana. El 40%
de las mujeres afectadas pertenecen a estratos bajos mientras que el 32% son de
estrato medio y el 19% medio bajo. En el 24% de los casos se señalaba como una
característica especial el ser inmigrante. Mientras que la violencia entre parejas fue la
más denunciada, así el 26% de los casos se trataba de relación entre cónyuges, otros
26% entre concubinos y un alarmante 31% de los casos señalaban a sus ex parejas
como los abusadores. En relación al tipo de violencia, en el 90% de los casos se registro
violencia psicológica, en el 70% de los casos violencia física y un 30% de los casos
indicaron violencia económica y un 14% violencia sexual. La cifra de violencia
económica es reveladora de la dependencia económica que padecen las mujeres.20
Por su parte, un Informe de Amnistía Internacional21 señala que en los primeros diez
meses de 2008, en la Argentina se produjo la muerte de al menos 110 mujeres a
manos de un miembro de su propia familia, de una pareja o de una ex pareja. Según
cifras del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la línea telefónica de ayuda para la
violencia familiar recibió, tan sólo en la Capital Federal, 5665 llamadas en los primeros
seis meses y en los juzgados de familia se recibieron 5152 denuncias de violencia
familiar.22 En la Provincia de Buenos Aires, de acuerdo a un Informe del Equipo
Latinoamericano de Justicia y Género en el 2006, en las comisarías de la mujer y la
familia, se recibieron 26.631 denuncias de violencia intrafamiliar y en el 83% de los
casos las víctimas eran mujeres.23
El Consejo Nacional de la Mujer, órgano de aplicación de los programas de lucha
contra la violencia doméstica, lleva adelante un Sistema de Información y Monitoreo
de la Violencia Familiar Contra la Mujer.24 En el marco de ese programa se produce el
‘Boletín Informativo: Sistema de Información y Monitoreo de la Violencia Familiar
Contra la Mujer (SIMVFCM).’ Los últimos datos de avance son de 2007 y aunque sólo
releva datos de cuatro localidades, es un de los pocos registros de datos existentes a
nivel nacional. De acuerdo al Boletín, de la totalidad de los casos (3771 registrados)
surge que la mayoría de las mujeres había sufrido violencia por más de 20 años, con
19
Datos de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de septiembre de
2008 hasta septiembre de 2009.
20
En este punto, quisiéramos hacer mención al esfuerzo de la Oficina de Violencia Doméstica en
relevar la situación de vivienda de las mujeres que llegan a la dependencia. La Oficina ha comenzado a
considerar esta variable entre los datos que releva. Una vez en imprenta está publicación la Oficina nos
dio la importante noticia de que estaban los primeros resultados a partir de la inclusión de esta variable.
Lamentablemente, no pudimos acompañarlos en esta publicación pero si queríamos mencionar el
importante esfuerzo de la Oficina.
21
Amnistía Internacional, Op. cit.
22
ELA, Op. cit, p. 310.
23
Ibidem, p. 314.
24
Los datos presentados provienen de Servicios integrantes de la red de usuarios del Instrumento
de Registros de Casos de Violencia Familiar contra la Mujer que coordina el Consejo Nacional de la
Mujer (total de casos informados: 3171). El Informe recopila datos de las mujeres que buscaron
asistencia en los Servicios de Asistencia de Tigre, Provincia de Buenos Aires; Comodoro Rivadavia,
Provincia de Chubut; Municipalidad de San Isidro, Provincia de Buenos Aires; Santiago del Estero y un
centro de Lanús.
15
excepción de la provincia de Santiago del Estero, en donde el mayor porcentaje
consultaba al servicio de asistencia dentro del año de estar expuesta a situaciones de
violencia y donde también el 80% de las consultantes habían realizado la denuncia
judicial. Asimismo, el Informe revela que el 51% de la mujeres en el distrito de Tigre,
el 69% en Santiago del Estero, el 39,9% en la ciudad de Comodoro Rivadavia y el 59%
en el partido de San Isidro habían sufrido violencia económica desnudando claramente
el padecimiento de este tipo de violencia en la vida de las mujeres.
Lamentablemente, al momento de la realización de este informe no se habían
generado datos o estadísticas que permitieran demostrar la relación entre vivienda y
violencia. Un Informe producido por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género
donde entrevistaron a mujeres víctimas de violencia refleja que un 8% de las
entrevistadas (866 en total) había recibido asistencia a través de la provisión de
alojamiento o refugios.25 Es recomendable que esta variable sea tenida en cuenta en
las futuras recolecciones de datos, entendiendo que una recolección completa, veraz y
sistemática de la información es una obligación fundamental a la que tiene que dar
cumplimiento el Estado Argentino.
25
ELA, Op. cit, p. 327.
16
3.
EL DERECHO A LA VIVIENDA DE LAS MUJERES Y LA LUCHA CONTRA LA
VIOLENCIA DOMÉSTICA: UNA CONEXIÓN IMPRESCINDIBLE
3.1
LAS NORMAS INTERNACIONALES
“La violencia contra la mujer afecta directamente a las viviendas de las
sobrevivientes. En muchos casos, las sobrevivientes de violencia han permanecido en
situaciones en las que son vulnerables a agresiones debido a incapacidad para
encontrar alojamiento adecuado. Las sobrevivientes de violencia que se encuentran
en régimen de alquiler sufren a menudo desalojos de su vivienda y discriminación en
las solicitudes de alojamiento.”
‐ Naciones Unidas
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales
División para el Adelanto de la Mujer
Manual de Legislación sobre la Violencia contra la Mujer (2009)
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer (CEDAW),26 adoptada en 1979 por las Naciones Unidas, fue el resultado de un
lento pero progresivo reconocimiento de los derechos de las mujeres en el sistema de
Naciones Unidas. El Tratado no contenía una referencia explícita acerca de la violencia
hacia la mujer, situación que se modificó con la Recomendación General número 12
del Comité CEDAW adoptada en 1989, donde se interpretó varios de los artículos de la
Convención como protectivos contra la violencia de género. Este logro tuvo sus
orígenes en la Campaña Global27 sostenida por el movimiento de mujeres durante la
década del 80, que dio sus frutos en la Conferencia de Viena de 1993 en la cual se
reconoció que las violaciones a los derechos de las mujeres constituyen violaciones a
los derechos humanos, resultó en la adopción ese año de la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer (DEVAW). La DEVAW enfatiza que la
violencia contra las mujeres es una manifestación de las relaciones de poder
históricamente desiguales y en donde los derechos de las mismas se reconocen como
parte de los derechos humanos universales, inalienables e indivisibles.
Esto también había sido establecido por el Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, que a través de la Recomendación número 19 ratificó
la relación entre discriminación y violencia, al decir que “en la definición de la
discriminación se incluye la violencia basada en sexo, la violencia dirigida contra la
mujer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada. Se incluyen actos
26
Argentina, Brasil y Colombia han ratificado a la Convención.
Para mayores detalles sobre la evolución de este concepto ver el informe: The United Nations
Special Rapporteur on Violence against Women, Its Causes and Consequences, 15 Years of the UN
Special Rapporteur on Violence Against Women, Its Causes and Consequences (1994‐2009), A Critical
Review, (Geneva: 2009).
27
17
que infligen daño o sufrimiento de índole física, mental o sexual, las amenazas de esos
actos, la coacción y otras formas de privación de la libertad.”28
El caso de la Sra. A.T. c. Hungría (2003), frente una situación brutal de la violencia
doméstica, es particularmente ilustrativo sobre la cuestión del derecho a la vivienda en
el contexto de la violencia doméstica. En este caso, el Comité para la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer consideró que medidas inmediatas
y eficaces eran necesarias para garantizar la integridad física y mental de la víctima y su
familia, así como para garantizar un hogar seguro, sostén de sus hijos, y asistencia
legal. El Comité también consideró que un sistema de emergencia de vivienda
adecuada debe ser puesto en marcha para atender las necesidades inmediatas de las
víctimas de la violencia doméstica.29
El Comité de Derechos Económicas, Sociales y Culturales, lo cual que supervisa la
aplicación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales por
sus Estados Partes,30 también ha señalado la importancia del derecho a la vivienda
para las mujeres victimas de violencia doméstica. En su observación general número
16, el Comité reconoció que:
El género afecta al derecho igual del hombre y la mujer a disfrutar de sus
derechos. El género alude a las expectativas y presupuestos culturales en torno
al comportamiento, las actitudes, las cualidades personales y las capacidades
físicas e intelectuales del hombre y la mujer sobre la base exclusiva de su
identidad como tales. Las hipótesis y las expectativas basadas en el género
suelen situar a la mujer en situación desfavorable con respecto al disfrute
sustantivo de derechos, como el de actuar y ser reconocida como un adulto
autónomo y con plena capacidad, participar plenamente en el desarrollo
económico, social y político y tomar decisiones sobre sus circunstancias y
condiciones propias. Las ideas preconcebidas sobre el papel económico, social y
cultural en función del género impiden que el hombre y la mujer compartan
responsabilidades en todas las esferas en que lo exige la igualdad.31
Sobre el derecho a la vivienda, el Comité hizo una conexión crítica entre la capacidad
de las mujeres a buscar protección contra la violencia doméstica, y el disfrute de su
derecho a la vivienda. En este sentido, el Comité consideró que el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “… obliga a los Estados Partes, en
particular, a proporcionar a las víctimas de violencia en el hogar, que son
principalmente mujeres, el acceso a un alojamiento seguro.”
28
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Recomendación General
número 19 sobre ‘Violencia contra la mujer,’ 11° período de sesiones, UN Doc. HRI\GEN\1\Rev.1 at 84
(1994).
29
Sra. A.T. c. Hungría, CEDAW Comunicación No. 2/2003, UN Doc. CEDAW/C/32/D/2/2003 (26
enero 2005).
30
Argentina, Brasil y Colombia han ratificado al Pacto.
31
El Comité de Derechos Económicas, Sociales y Culturales, ‘observación general número 16,
artículo 3: La igualdad de derechos del hombre y la mujer al disfrute de los derechos económicos,
sociales y culturales,’ UN Doc. E/C.12/2005/4 (2005).
18
A mediados de los 90, en concordancia con el desarrollo del derecho a la vivienda
realizado por parte de los órganos de las Naciones Unidas, se comenzó a dar
tratamiento a la problemática de las mujeres y la vivienda, destacando así la necesidad
de incorporar perspectiva de género en relación con los derechos económicos, sociales
y culturales. Por ese motivo, la Subcomisión de las Naciones Unidas de Promoción y
Protección de los Derechos Humanos (anteriormente el principal órgano subsidiario de
la Comisión de Derechos Humanos) a partir del año 2000 adoptó una serie de
resoluciones en las que se reconoce que las mujeres sufren discriminación en materia
de propiedad, acceso y control de la tierra y problemas en el acceso a una vivienda
adecuada. Aquí la Subcomisión expreso su profunda preocupación “por el hecho de
que unas condiciones de vida y de vivienda inadecuadas e inseguras contribuyen a la
violencia contra las mujeres, están entre sus causas y son a menudo su consecuencia, y
porque la falta de seguridad de tenencia de las mujeres, que es consecuencia de la
violencia en el hogar así como de prejuicios por motivos de sexo en las leyes,
costumbres y tradiciones, que niegan a las mujeres la posibilidad de alquilar, poseer o
heredar tierras y propiedades, expone a las mujeres al peligro de quedar sin hogar y
sin tierras.”32 Se exhorta, además, a los gobiernos a proporcionar a las mujeres
información y educación sobre recursos jurídicos y derechos humanos en torno a la
vivienda y a la violencia doméstica como también a promulgar y hacer cumplir leyes y
medidas que protejan a las mujeres contra la violencia.
El creciente tratamiento en el sistema internacional de la violencia contra las mujeres
condujo a la elaboración de documentos, trabajos y reportes sobre las causas,
consecuencias y sobre las distintas formas que adopta esta violencia. La violencia
contra la mujer procede de numerosas causas y se manifiesta en una serie continua de
formas múltiples, muchas veces interrelacionadas y recurrentes. La Relatora Especial
anterior sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Radhika
Coomaraswamy, señaló que la política de vivienda está directamente relacionada a
situaciones de violencia.33 Ella explico: “La vivienda también es una cuestión que atañe
a la mujer. Las mujeres que dependen económicamente de su pareja o sus familiares
suelen enfrentarse al dilema de resignarse a los abusos o quedarse sin hogar. Hasta un
30% de mujeres se ven obligadas a regresar al hogar del que huyeron por culpa de la
violencia doméstica porque no hay instalaciones donde acogerlas.” 34 Así, las mujeres
que son financieramente dependientes enfrentan el dilema de vivir una vida de abuso
o quedarse sin vivienda. Si la violencia doméstica se presenta como un fenómeno tan
extendido, es en parte debido a que las mujeres dependen de sus parejas para tener
32
La Subcomisión de las Naciones Unidas de Promoción y Protección de los Derechos Humanos,
‘La mujer y el derecho a una vivienda adecuada y a la tierra y la propiedad,’ resolución de la
Subcomisión 1997/19, UN Doc. E/CN.4/Sub.2/RES/1997/19.
33
Informe de la Sra. Radhika Coomaraswamy, Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer,
con inclusión de sus causas y consecuencias, presentado de conformidad con la resolución 1997/44 de
la Comisión de Derechos Humanos,’Adición: La política económica y social y sus efectos sobre la
violencia contra la mujer,’ UN Doc. E/CN.4/2000/68/Add.5. Este informe es un documento importante
producido por la Relatoría en torno a las violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales y
su relación con la violencia hacia las mujeres. Algunos especialistas consideran que la Relatoría ha
concentrado su trabajo en las violaciones a los derechos políticos y que sería deseable un mayor énfasis
en el desarrollo de las violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales.
34
Ibidem, párrafo 69.
19
un lugar donde vivir y por esta razón soportan abusos durante tiempos indefinidos, en
especial cuando tienen hijos e hijas. Lo mismo fue señalado por la Relatora en sus
misiones en diferentes países al tratar el problema de la violencia doméstica.35
En 2009, el informe de la próxima Relatora Especial, Yakin Ertürk, sobre ‘Economía
política de los derechos de la mujer,’ señaló que:
Pese a que conforme al artículo 3 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales los Estados deben garantizar el ejercicio de
los derechos económicos, sociales y culturales por la mujer, los gobiernos rara
vez han integrado los factores socioeconómicos en sus respuestas legislativas y
normativas a la violencia contra la mujer. ‘Cuando se consideran las cuestiones
relativas a los derechos humanos de la mujer, generalmente se piensa en la
violencia contra la mujer y no en la pobreza, la vivienda, el desempleo, la
educación, el agua, la seguridad alimentaria, el comercio y otras cuestiones
económicas y sociales conexas.’ En consecuencia, la separación de la violencia
contra la mujer, dentro del movimiento en pro de los derechos humanos, de la
lucha más amplia por la igualdad social y económica ha hecho que se le
considere el único problema que enfrenta la mujer.36
La Relatora Ertürk destacó que en ningún lugar del mundo las mujeres gozan de
igualdad en materia de derechos sociales y económicos, ni de igual acceso a los
recursos productivos y enfatizó la importancia que en la lucha contra la violencia de la
mujer es necesario comprender que la dominación patriarcal no solo se expresa a
través de la coerción sino también a través de las estructuras de producción y
reproducción que gobiernan la distribución y la utilización de recursos, beneficios,
privilegios y autoridad dentro del hogar y la sociedad en su conjunto.37 De forma tal
que la violencia contra las mujeres no podrá eliminarse mientras la desigualdad
estructural permanezca inalterada en la sociedad.38 Sobre la relación con el derecho a
la vivienda adecuada, la Relatora estableció: “El derecho a una vivienda adecuada está
inherentemente relacionado con el derecho a la propiedad, a la tenencia de la tierra y
a la herencia. (…) La propiedad es un activo para el sustento de la vida que puede
generar ingresos, además de seguridad. La tenencia de la tierra brinda a las mujeres
tanto derechos económicos como oportunidades para evitar situaciones de
vulnerabilidad y a la vez realza su poder de negociación en la familia y en la sociedad
en general.”39
Al analizar la problemática del estatus legal de la mujer se alertó sobre cómo el lugar
económico y social que ocupa puede afectar la capacidad o estatus legal de la misma,
35
Report of the Special Rapporteur on violence against women, its causes and consequences, Ms.
Radhika Coomaraswamy, Addendum: Report on the mission of the Special Rapporteur to Brazil on the
issue of domestic violence (15‐26 July 1996), UN Doc. E/CN.4/1997/47/Add.2, párrafo 2.
36
Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias,
Yakin Ertürk, Economía política de los derechos de la mujer, UN Doc. A/HRC/11/6/Add.1, del 11 de mayo
de 2009, párrafo 23.
37
Ibidem, párrafo 48.
38
Ibidem.
39
Ibidem.
20
aún cuando gocen de igualdad formal. Con respecto a la vivienda, factores como la
histórica desigualdad en la distribución de la propiedad, la falta de acceso al crédito y
las diferencias de ingreso dificultan las posibilidades de las mujeres de acceder al
sector de la vivienda formal, perpetuando su condición de inferioridad y dejándolas
expuestas a condiciones de hábitat en los sectores informales, además de dificultar las
posibilidades de vivir separadas de sus parejas.
El Secretario General de las Naciones Unidades, a través de su informe estudio a fondo
sobre todas las formas de violencia contra la mujer,40 manifestó que la categorización
de la violencia contra la mujer como una cuestión de derechos humanos tiene
consecuencias importantes. El reconocimiento de la violencia contra la mujer como
una violación de derechos humanos impone sobre los Estados las obligaciones de
prevenir, erradicar y castigar esos actos de violencia y los hacen responsables en caso
de incumplimiento. Es deber de los Estados tomar medidas para respetar, proteger,
promover y cumplir los derechos humanos. De tal modo, la exigencia de que los
Estados tomen todas las medidas adecuadas para responder a la violencia contra la
mujer deja de ser una facultad discrecional y se convierte en una obligación exigible.41
El Secretario General también mencionaba el problema de la vivienda en las
situaciones de violencia. Así señalaba:
Los Estados tienen el deber general de promover la igualdad de hecho entre las
mujeres y los hombres y elaborar y aplicar efectivamente un marco de normas
jurídicas y de políticas para proteger y promover plenamente los derechos
humanos de las mujeres. Ello es particularmente importante en los lugares en
que las mujeres pueden correr un mayor riesgo de violencia debido a los
obstáculos que les impiden gozar de derechos tales como los derechos a la
vivienda, la educación o el empleo. La obligación de los Estados no se limita a
reaccionar ante los actos de violencia contra la mujer, sino que también
comprende el descubrimiento de las pautas de desigualdad que pueden
desembocar en actos de violencia y la adopción de medidas para corregirlas.42
Además llamaba la atención sobre la necesidad de incorporar una perspectiva sensible
a la problemática de la violencia contra las mujeres en otros aspectos del derecho,
entre ellos el del derecho a la vivienda, y se incluía entre las recomendaciones a los
Estados que “aseguren los derechos de la mujer a la herencia, la propiedad, la vivienda
y la seguridad social, en el ámbito de los derechos económicos y sociales.”43
Por su parte, el anterior Relator de las Naciones el derecho a la vivienda adecuada
como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado, Miloon Kothari,
describe la estrecha vinculación entre el derecho a la vivienda y la violencia contra la
mujeres en los siguientes términos: “La violencia contra las mujeres y el derecho a una
vivienda adecuada se encuentran conectados, en el sentido de que la violación de uno
puede ser la causa o factor contribuyente para la violación del otro. La violación del
40
41
42
43
Informe del Secretario General, Op. cit.
Ibidem, p. 39.
Ibidem, p. 87.
Ibidem.
21
derecho a una vivienda adecuada puede tener efectos e impactos similares, en
términos de depravación, desventajas y discriminación hacia las mujeres.”44
El Relator sobre el derecho a la vivienda adecuada también se ocupo de la relación
entre el derecho a la vivienda y la violencia doméstica en los diversos Informes sobre
las mujeres y la vivienda adecuada.45 A su vez se le encomendó al Relator de la
vivienda a realizar un informe sobre las mujeres y la vivienda adecuada. El primer
Informe fue suscripto en el año 2003 y un segundo en 2005. El Relator encontró que:
“…es necesario prestar especial atención a algunos grupos o categorías de mujeres que
son más vulnerables que los otros, que corren un mayor riesgo de perder sus hogares
o de padecer las consecuencias de unas condiciones inadecuadas de vida y de vivienda,
entre ellas las víctimas de la violencia doméstica. En la mayoría de los países,
desarrollados o en desarrollo, la violencia doméstica es una causa fundamental de que
algunas mujeres se vean privadas de una vivienda y supone una amenaza real para la
seguridad física de las mujeres y para la seguridad jurídica de la tenencia. Muchas
mujeres aceptan permanecer en situaciones violentas porque se enfrentan a una vida
sin un hogar si se oponen a la violencia doméstica” (énfasis nuestra).46
El Relator mostró especial preocupación por la vinculación entre vivienda adecuada y
violencia y enfatizó la importancia de trabajar en ello en colaboración con otros
organismos de Naciones Unidas, como el Comité de Derechos Económicas, Sociales y
Culturales, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial o el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y los otros relatores especiales. En
concordancia, y con el fin de recabar información para el informe de 2005, en el año
2003 se llevaron adelante unas consultas regionales sobre el vinculo entre violencia
hacia las mujeres y el acceso a una vivienda adecuada.47 Las consultas tenían entre sus
objetivos poder analizar el vínculo entre violencia y vivienda a fin de desarrollar los
contenidos normativos del derecho a una vivienda adecuada. La consulta en Asia
estuvo centrada en cinco cuestiones fundamentales que afectan la vida de las mujeres
y una de ellas fue la violencia doméstica.
44
UN Special Rapporteur on the Right to Adequate Housing, Miloon Kothari, Proceedings of the
Asia Regional Consultation on the interlinkages between violence against women and women`s right to
adequate housing, (New Delhi: October 2003), p. 12 (la traducción es nuestra).
45
Estudio realizado por el Relator Especial sobre una vivienda adecuada, como parte del derecho
a un nivel de vida adecuado y sobre el derecho a la no discriminación, Sr. Miloon Kothari, presentado de
conformidad con la resolución 2002/49 de la Comisión, UN Doc. E/CN.4/2003/55, 3 de marzo 2003.
46
Ibidem, párrafos 26 y 27.
47
UN Special Rapporteur on the Right to Adequate Housing, Op. cit. Así aparece expresado en la
consulta:
Using the concept of violence against women, as an inroads to understanding the ways in which
women experience violations of their right to adequate housing, was incredibly powerful as a
lens for understanding the contexts within which women’s rights are violated. What was most
apparent was the predominant use of violence against women, as a tool of patriarchal systems
and structures, which prevented women from claiming their right to housing and perpetuated a
culture of silence over women. Many women continue to live in a culture of fear and insecurity,
perpetuated by the use of violence and the impunity of State and non‐State actors for these
actions. What was also recognised was the critical impact that inadequate housing can have in
terms of being a contributing factor to making women more vulnerable to gender‐based
violence.
22
Las conclusiones más desatacas de esta consulta del Relator fueron las siguientes:48
‐ La violencia contra las mujeres y el derecho a la vivienda están conectados en el
sentido de que la violación de uno puede ser la causa o bien ser un factor que
contribuya a la violación del otro. La violación del derecho a la vivienda adecuada para
las mujeres o los actos de violencia puede tener similares efectos e impacto en ellas,
causándoles depravación, desventaja y discriminación. La violación del derecho a la
vivienda puede ser a su vez un acto de violencia y viceversa. La naturaleza de la
violencia sufrida por las mujeres, en especial cuando su derecho a la vivienda se
encuentra violado, refuerza la noción sobre la urgencia de que las interconexiones
entre ambos sean combatidas.
‐ La causa principal de que las mujeres sufran violaciones al derecho a la vivienda
adecuada y actos de violencia es el estatus inferior o el rol subordinado que les es
atribuido. Por ello es importante enfocarse en la desigualdad estructural que las
afecta. El marco proporcionado por el Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer a través del desarrollo del concepto de igualdad sustantiva y la
discriminación de género puede ayudar a reconocer y enfrentar la desigualdad
estructural y otras violaciones al derecho a la vivienda y situaciones de violencia que
sufren las mujeres.
‐ El recurrir a la idea de interseccionalidad, a través de la cual se reconoce que las
experiencias discriminadoras son el resultado de cuestiones relacionadas con el
género y otros factores (por ejemplo, condición de migrantes, casta, clase, raza, etc.)
provee una oportunidad para intervenciones relevantes y comprensivas entre los
grupos que poseen identidades distintas.
‐ Los estándares internacionales de derechos humanos y las correspondientes
obligaciones de los estados pueden fortalecerse a través de la integración de los
diferentes modelos de no discriminación e igualdad usados en los Pactos (Ej. La
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
Racial) y a través de la aplicación del mejor estándar posible. Con el uso del mejor
estándar posible los derechos de las mujeres no son descuidados ni subestimados sino
reafirmados y fortalecidos. Trabajar con una amplia variedad de estándares
internacionales en derechos humanos crea una base legal más amplia.49
48
UN Special Rapporteur on the Right to Adequate Housing, Op. cit, p. 13 (la incorporación es
textual aunque no incluye la totalidad de los párrafos que han sido acortados, la traducción es nuestra).
49
Respecto al concepto normativo del derecho a la vivienda se enfatizaron los siguientes
aspectos: El concepto de vivienda debe ampliarse a distintos tipos de acomodamientos, en los cuales se
deben garantizar todos los elementos constitutivos del derecho a la vivienda, incluyendo que se
garantice seguridad para las mujeres contra el abuso y la violencia; El concepto de seguridad debe
incluir, seguridad física, mental, y psicosocial, reflejando los distintos tipos de violencia que sufren las
mujeres; El elemento de privacidad se necesita entender de una manera donde puede ser invocado para
combatir a la violencia doméstica; El elemento de acceso a los servicios debe incluir explícitamente las
comunicaciones ya que constituyen un elemento esencial par las personas en sus residencias,
23
Es importante destacar el esfuerzo de esta consulta por dotar de contenido normativo
al derecho a la vivienda adecuada desde una perspectiva de género. Si bien en las
últimas dos décadas el derecho a la vivienda adecuada ha recibido atención y ha tenido
un importante desarrollo como derecho humano autónomo,50 es importante destacar
que las normas internacionales sobre derecho a la vivienda adecuada han sido
formuladas en términos neutrales desde el punto de vista del género,51 y que a pesar
de los crecientes esfuerzos todavía queda mucho trabajo pendiente en este sentido.
El derecho a la vivienda es considerado como uno de los elementos de un derecho más
amplio, el derecho a un adecuado estándar de vida. Esta amplia caracterización es
importante ya que sirvió para extender el derecho a la vivienda más allá del derecho a
tener un techo sobre la cabeza, incluyendo el derecho a vivir en seguridad, paz y
dignidad.52 El entendimiento amplio del derecho a la vivienda adecuada es esencial
para la experiencia de las mujeres que sufren violencia al interior del hogar, ya que si el
disfrute de vivienda adecuada significa que los ocupantes deben vivir en seguridad, paz
y dignidad, las situaciones donde no se goza de esas condiciones son contrarias a la
interpretación legal del derecho y constituyen una violación del mismo.53
Pondremos aquí darle énfasis en dos de los elementos constitutivos del derecho a la
vivienda: seguridad en la tenencia y habitabilidad. 54
SEGURIDAD LEGAL DE LA TENENCIA: este aspecto fue desarrollado por el Relator de la
Vivienda en su Informe sobre mujer y vivienda adecuada. El Relator estableció:
El logro de la seguridad jurídica de la tenencia reviste también una importancia
vital para la mujer; sin ella se ven afectadas de forma desproporcionada por los
desalojos forzosos y los programas de reasentamiento, la demolición de barrios
marginales, la violencia doméstica, etc. Cuando las mujeres son obstaculizadas
por la existencia de leyes, políticas, costumbres o prácticas culturales de gozar
de seguridad en la tenencia, las posibilidades de abandonar un compañero
abusivo se limitan. Cuando no hay refugios disponibles, cuando las que deciden
abandonar su vivienda no encuentran alternativas salvo la calle o el hábitat
informal por falta de seguridad en la tenencia, las relaciones violentas tienen
particularmente al hacer posible a las mujeres acceder a servicios públicos de salud, educación,
información y posibilitar el acceso a asistencia en caso de sufrir violencia doméstica.
50
El derecho a la vivienda se encuentra incluido en los diversos tratados internacionales de
derechos humanos y su contenido desarrollado a través las Observaciones Generales números 4 y 7 del
Comité de Derechos Económicas, Sociales y Culturales. Estos son los dos documentos más importantes
para el desarrollo del derecho a la vivienda. Por supuesto deben incluirse las resoluciones y
recomendaciones de los distintos órganos de las Naciones Unidas como los órganos de los sistemas
regionales en el desarrollo del derecho a la vivienda.
51
Rebecca, Cook y otros, Salud Reproductiva y Derechos Humanos, (Bogotá: Profamilia‐ Oxford,
2005), p. 29.
52
Comité de Derechos Económicas, Sociales y Culturales, Observación General número 4: El
derecho a una vivienda adecuada (párrafo 1 del artículo 11 del Pacto), UN Doc. E/1992/23.
53
Paglione, Gulia, ‘Domestic Violence and Housing Rights: A Reinterpretation of the Right to
Housing,’ Human Rights Quarterly 28, (John Hopkins University: 2006), p. 126.
54
Ibidem.
24
más posibilidades de perdurar. Al analizar la situación de las mujeres en
distintas regiones en el mundo, la mayoría de las veces son los hombres los que
poseen la tenencia. La desigualdad de jure o de facto limitan las posibilidades
de las mujeres de comprar, heredar o poseer su vivienda, violando el derecho a
gozar de seguridad en la tenencia, pilar del derecho a la vivienda.”55
El goce de seguridad legal de la tenencia es esencial para combatir la desigualdad en
las relaciones entre mujeres y hombres, afirmando el derecho de las mujeres a vivir
una vida de forma independiente.
HABITABILIDAD: la habitabilidad de la vivienda está claramente relacionada con la
seguridad y la protección, es por ello que es esencial para las víctimas de violencia
doméstica. El elemento de habitabilidad se relaciona con la posibilidad de que la
vivienda se constituya en un espacio que proteja a sus habitantes de distintos riesgos y
que les garantice seguridad física. Una interpretación amplia y sensible a la perspectiva
de género debe incluir los riesgos al interior de la vivienda ya que es evidente que un
hogar con violencia no es seguro ni habitable y por lo tanto constituye una violación al
derecho a la vivienda adecuada. Además, la vivienda para ser habitable debe tener
acceso a servicios públicos, en especial a servicios de comunicación y conexión con
áreas centrales que permitan a las mujeres víctimas de violencia acceso a los servicios
de asistencia.
Aunque ha habido importantes avances en el tratamiento del derecho a la vivienda y
se han concentrado esfuerzos para identificar las claves y estrategias para vincular este
derecho con otras áreas, en el caso de la violencia contra las mujeres todavía queda
mucho por delante. Los esfuerzos para continuar con el desarrollo integral de los
derechos humanos, el vínculo entre el goce de derechos económicos, sociales y
culturales por parte de las mujeres y la lucha contra la violencia deben seguir
estrechándose ya que no se lograrán unos sin los otros. Es esencial que los órganos de
aplicación de los distintos tratados adopten esta visión, vinculando el derecho a la
vivienda con los principios de no discriminación e igualdad, el derecho a la
subsistencia, a la salud y al medio ambiente, educación, alimentación e información y
que los incorporen en sus recomendaciones. Al mismo tiempo, es necesaria la
adopción, por parte de los Estados, de políticas que tomen en cuentan la satisfacción
de estos derechos de forma integra y refuercen la noción de interdependencia de los
derechos. Por último, es imprescindible que en los futuros desarrollos del contenido
del derecho a al vivienda se adopte perspectiva de género para que se incluyan
cuestiones que afectan a las mujeres dentro de los elementos constitutivos del mismo
y no tan solo en los márgenes.
55
UN Special Rapporteur on the Right to Adequate Housing, Op. cit, p. 130 (la traducción es
nuestra).
25
3.2
LAS NORMAS REGIONALES
“La situación se pone muy difícil, ya que vivimos todos, con mucha gente, en un gran
casa, yo no podía irme. A lo sumo podía irme a otro cuarto, pero el me buscaba, yo
no sabía que hacer, teníamos un bebé recién nacido. Ir a la justicia no me parecía,
era el padre de mi hija. Entonces, busqué protección en el resto de las personas de la
casa, y muchas veces me iba, por tiempo hasta que el no estuviese. Era muy difícil
esta así. Después de un tiempo entendió que no podía estar más en la casa, hoy
estoy con sola con mi hija.”
‐
Una mujer victima de la violencia doméstica de
Porto Alegre, Brasil
El sistema regional en las Américas registra un notable avance en la visibilización de la
problemática de la violencia doméstica y en su regulación normativa. Es la única
región en el mundo que ha adoptado un instrumento dedicado específicamente a
combatir la violencia contra las mujeres, lo que la constituye en una de las regiones
más avanzadas en estos términos. La Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer,56 conocida como Convención de
Belém do Pará, se aprobó por La Asamblea General de los Estados Americanos (OEA)
en el año 1994. Su Preámbulo declara que la violencia contra las mujeres es una
violación a los derechos humanos. Se trata del único instrumento internacional de
carácter vinculante destinado a combatir la violencia de género y ha servido de marco
para la modificación de los códigos penales y para la formulación de leyes contra la
violencia hacia la mujer en la región.57
En su primera parte incluye la definición de violencia contra la mujer. El Capítulo II,
relativo a los derechos protegidos, establece, en su artículo 3º que: “toda mujer tiene
derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado.”
En el Capítulo III, sobre “Deberes de los Estados,” condena toda forma de violencia
contra la mujer. Los Estados Parte convienen adoptar, por todos los medios apropiados
y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia,
mediante la inclusión en su legislación interna de normas penales, civiles y
administrativas que harán más efectiva a la Convención; el establecimiento de
procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a
violencia y que incluyan, entre otros: medidas de protección, un juicio oportuno y el
acceso efectivo a los mismos, así como los mecanismos judiciales y administrativos
para asegurar a la mujer acceso al resarcimiento, reparación del daño y otros medios
de compensación justos y eficaces, etc. Además los Estados Parte convienen adoptar,
en forma progresiva, medidas específicas, que incluyen programas para fomentar el
conocimiento y la observancia del derecho de las mujeres, modificar los patrones
socioculturales, diseñar programas de educación formales y no formales apropiados a
56
57
Argentina, Brasil y Colombia han ratificado a la Convención.
CEPAL, Op. cit, p. 79.
26
todos los niveles del proceso educativo, fomentar la educación y la capacitación del
personal en la administración de justicia, policial y demás encargados de la aplicación
de la Ley, suministrar servicios especializados apropiados para su atención (incluyendo
refugios), facilitar a la mujer objeto de violencia el acceso a programas eficaces de
rehabilitación y capacitación; garantizar la investigación y recopilación de estadísticas y
demás información pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la
violencia contra la mujer, y evaluar la eficacia de las medidas para su prevención,
sanción y eliminación, etc. Además, prevé como mecanismo de control que cualquier
persona o grupo de personas o entidad no gubernamental legalmente reconocida
pueda presentar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos peticiones que
contengan denuncias o quejas de violación del Artículo 7 de la Convención.
De esta manera, los países de América Latina que han asumido el compromiso de su
aplicación, cuentan con una herramienta excepcional para combatir la violencia contra
la mujer en todas sus formas.58
CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER (“CONVENCIÓN DE BELÉM DO PARÁ”)
Artículo 1
Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer
cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en
el privado.
Artículo 2
Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra
relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo
domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso
sexual;
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que
comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas,
prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en
instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar; y
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que
ocurra.
Claramente, la adopción de la Convención de Belém Do Pará ha sido un gran avance
para la región. Ejemplo de ello es que los tres países foco de este estudio, Argentina,
Brasil y Colombia, han incluido en su legislación en materia de violencia contra la mujer
58
Consejo Nacional de la Mujer, La Mujer y la Violencia en la República Argentina, (Buenos Aires,
2004), p. 10.
27
los principios y lineamientos de la Convención. La ley argentina garantiza la protección
de todos los derechos reconocidos en la Convención, la ley colombiana establece que
los principios de la Convención servirán de guía para la interpretación y aplicación de la
ley. La ley de Brasil, denominada Ley María Da Penha en homenaje a la mujer que
luchó el caso en los foros internacionales, operó importantes cambios en la legislación
de la violencia en cumplimiento con lo establecido por la Convención y la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el caso mencionado.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Informe Nº 54/01, Caso 12.051
Maria da Penha Maia Fernandes contra Brasil
16 de abril de 2001
I. Resumen
El 20 de agosto de 1998, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en
adelante “la Comisión”) recibió una denuncia presentada por la señora Maria da
Penha Maia Fernandes, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y el
Comité Latino Americano de Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), (en
adelante “los peticionarios”), basada en la competencia que le acuerdan los artículos
44 y 46 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la
Convención” o “la Convención Americana”) y el artículo 12 de la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belém do Pará o CMV).
La denuncia alega la tolerancia por parte de la República Federativa de Brasil (en
adelante “Brasil” o “el Estado”) de la violencia perpetrada en su domicilio en la ciudad
de Fortaleza, Estado de Ceará, por Marco Antonio Heredia Viveiros en perjuicio de su
entonces esposa Maria da Penha Maia Fernandes, durante años de convivencia
matrimonial, y que culminó en una tentativa de homicidio y nuevas agresiones en
mayo y junio de 1983. Maria da Penha, como producto de esas agresiones padece de
paraplejía irreversible y otras dolencias desde el año 1983. Se denuncia la tolerancia
estatal por no haber tomado por más de quince años medidas efectivas necesarias
para procesar y penar al agresor, pese a las denuncias efectuadas. Se denuncia la
violación de los artículos 1(1) (Obligación de Respetar los Derechos); 8 (Garantías
Judiciales); 24 (Igualdad ante la Ley) y 25 (Protección Judicial) de la Convención
Americana, en relación con los artículos II y XVIII de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre (“la Declaración”), así como de los artículos 3, 4(a),
(b), (c), (d), (e), (f) y (g); 5 y 7 de la Convención de Belém do Pará. La Comisión tramitó
reglamentariamente la petición.
Dado que el Estado no ofreciera comentarios a la misma, pese a los repetidos
requerimientos de la Comisión, los peticionarios solicitaron se presuman verdaderos
los hechos relatados en la petición aplicando el artículo 42 del Reglamento de la
Comisión. En este informe la Comisión analiza los requisitos de admisibilidad y
considera que la petición es admisible de conformidad con los artículos 46(2)(c) y 47
de la Convención Americana, y 12 de la Convención de Belem do Pará.
28
En cuanto al fondo de la cuestión denunciada, la Comisión concluye en este informe,
redactado de acuerdo con el artículo 51 de la Convención, que el Estado violó en
perjuicio de la señora Maria da Penha Maia Fernandes los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial, garantizados por los artículos 8 y 25 de la
Convención Americana, en concordancia con la obligación general de respetar y
garantizar los derechos, prevista en el artículo 1(1) de dicho instrumento y en los
artículos II y XVII de la Declaración, así como el artículo 7 de la Convención de Belém
do Pará. Concluye también que esta violación ocurre como parte de un patrón
discriminatorio respecto a tolerancia de la violencia doméstica contra las mujeres en
Brasil por ineficacia de la acción judicial.
La Comisión recomienda al Estado que lleve a cabo una investigación seria, imparcial y
exhaustiva para determinar la responsabilidad penal del autor del delito de tentativa
de homicidio en perjuicio de la señora Fernandes y para determinar si hay otros
hechos o acciones de agentes estatales que hayan impedido el procesamiento rápido
y efectivo del responsable; recomienda también la reparación efectiva y pronta de la
víctima, así como la adopción de medidas en el ámbito nacional para eliminar esta
tolerancia estatal frente a la violencia doméstica contra mujeres.
Cabe destacar que en el caso, en una de las respuestas ofrecida por el Estado de Brasil
y que fue valorada positivamente por parte de la CIDH se informaron medidas
tomadas en el campo legislativo, judicial y administrativo, resaltan tres iniciativa: 1) la
creación de delegaciones policiales especiales para atender denuncias sobre ataques a
las mujeres; 2) la creación de casas refugio para mujeres agredidas; y 3) la decisión
de la Corte Suprema de Justicia en 1991 que ha invalidado el concepto arcaico de
“defensa del honor” como causal de justificación de crímenes contra las esposas.
Estas iniciativas positivas, y otras similares, han sido implementadas de una manera
reducida con relación a la importancia y urgencia del problema.
Fuente: Luz Rioseco Ortega, Buenas prácticas para la erradicación de la violencia doméstica en la región
de América Latina y el Caribe, Documento número 75 de La Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), (CEPAL: Santiago de Chile, septiembre del 2005).
3.3
LA LEGISLACIÓN Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE LUCHA CONTRA LA VIOLENCIA
DOMÉSTICA EN LA REGIÓN
La adopción de la Convención Belém Do Pará en la región es una demostración
contundente de los avances normativos que han experimentado los países de América
Latina en torno a la violencia contra la mujer. La mayor parte de los estudios regionales
sobre la temática destacan esta evolución. La Comisión Económica para América Latina
se refiere de la siguiente forma:
A lo largo de la última década, se ha producido una de las transiciones más
notables en materia de políticas públicas, ya que no hay otro antecedente
similar que muestre el traspaso de una demanda ciudadana al quehacer del
Estado de manera tan nítida y definitiva. Si se considera que antes de la Cuarta
29
Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) los países no contaban ni
con leyes sobre la materia ni con servicios e instituciones especializadas para
atender a las mujeres maltratadas, con la excepción de las comisarías
especiales creadas en Brasil, se comprueba que estamos ante un avance muy
importante.59
Además este informe específica:
A nivel nacional, en la mayoría de los países de la región se han promulgado
leyes ‘de primera generación’ orientadas principalmente a hacer frente a la
violencia doméstica y se han realizado reformas de los códigos penales para
combatir algunos delitos sexuales (…). En casi todos los países, se han aprobado
leyes especiales o se han modificado los códigos penales para sancionar la
violencia intrafamiliar y algunos delitos sexuales. En la actualidad, la mayoría
otorga facultades para solicitar y decretar medidas de protección o bien
establecer un juicio o procedimiento que termine en una sanción. Gran parte
de ellas contempla la violencia física, psicológica y sexual, y sólo algunas
consideran la violencia económica o patrimonial. En cuanto a la denominación
de las normas, la mayor parte de los países se refiere a violencia doméstica,
familiar o intrafamiliar. Esta categoría – y en algunos casos la legislación misma
– pone el acento en la protección de la institución familiar, oscureciendo la
protección de la mujer como sujeto. Tales reformas representan un avance en
el esfuerzo de fortalecer los derechos de las mujeres y los Estados adquieren,
de esta manera, un compromiso como garantes de los bienes jurídicos
protegidos por estas leyes.60
A pesar del progreso que esto significa todavía resta mucho por realizar tanto en el
aspecto normativo, como en su reglamentación y principalmente en la
implementación y adopción de prácticas efectivas para la erradicación de la violencia
doméstica. A los fines de este informe hemos analizado la legislación sobre violencia
doméstica de los países de la región y las prescripciones en torno a la vivienda. En el
anexo complementario a este documento, basado en el Anexo 3 del Documento 75 de
la CEPAL, ‘Buenas prácticas para la erradicación de la violencia doméstica en la región
de América Latina y el Caribe,’ se encuentran detalladas las prescripciones en torno a
la vivienda en la legislación de los distintos países de la región.
El análisis se concentró en tres ejes: en primer lugar, establecer si la violencia
económica o patrimonial está incluida como forma de violencia, ya que son las
manifestaciones de este tipo de violencia las que afectan ‐ de manera directa ‐ la
situación financiera de la mujer, y con ello la posibilidad de tener un lugar para vivir. En
segundo lugar, analizar si las medidas cautelares o precautorias contemplan medidas
en torno a la vivienda, como, por ejemplo, la exclusión del hogar o la permanencia de
la víctima en el mismo o bien si iban más allá, decretando la titularidad a favor de la
mujer. En tercer lugar, verificar si existen prescripciones que garantizaran el acceso a la
vivienda – de forma definitiva o transitoria – para las víctimas de violencia doméstica.
59
60
CEPAL, Op. cit, p. 78.
CEPAL, Op. cit. p. 79.
30
Sobre el primer punto, diez de los 19 países analizados en la región han incluido entre
los tipos de violencia que pueden sufrir las mujeres, la violencia patrimonial y/o
económica, reconociendo como una forma de abuso la perturbación de los bienes de
la víctima y en ciertos casos los comunes que afectan la supervivencia o el bienestar de
la mujer. Este reconocimiento es importante ya que la amenaza o la destitución de la
vivienda donde se habita deber ser incluida dentro de esta forma de abuso. Por
ejemplo, la ley María Da Penha, define la violencia patrimonial como “cualquier
conducta que configure retención, sustracción, destrucción parcial o total de sus
objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos
o recursos económicos, incluyendo aquellos destinados a satisfacer sus necesidades.”
Resta que los jueces y operadores del derecho desarrollen jurisprudencia
reconociendo esta forma de violencia y sancionando a quienes la perpetren.61 Al
mismo tiempo, es necesaria la capacitación y la sensibilización de las mujeres de la
región sobre esta forma de violencia con la finalidad de que aumenten las denuncias y
logren mayor protección por parte de la justicia.
En torno a la segunda cuestión, la legislación de los países de la región incluye medidas
protectoras a favor de las mujeres víctimas de violencia doméstica. Entre ellas se
encuentran diversas medidas de carácter urgente o cautelar62 que implican decisiones
en torno al disfrute de la vivienda o residencia. En principio, todos los países incluyen
como medida precautoria o cautelar la posibilidad de que el juez/a u órgano de
aplicación decrete la exclusión del hogar. Sobre los tres países estudiados en este
Informe: en el caso de Argentina 63 entre las medidas precautorias urgentes para los
casos de violencia doméstica, además de las medidas mencionadas para los casos de
violencia contra la mujer, el juez/a interviniente64 podrá ordenar, de oficio o a pedido
61
En la Argentina, por ejemplo, existen discusiones jurisprudenciales sobre esta problemática. En
este sentido, ver caso B.S.L c. L.J.L s/ denuncia por violencia familiar, Sala H, 2009/09/24. Con nota de
Néstor Solari, Cuestiones vinculadas con posterioridad a la exclusión del hogar, La Ley, 19 de marzo
2007.
62
Cabe destacar que en cada país se deberá dar cumplimiento a los requisitos exigidos por la
legislación local, de la materia que corresponda, para el otorgamiento de la medida provisoria o
cautelar.
63
Recientemente la Argentina sancionó la ‘Ley Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos que Desarrollen su Relaciones Interpersonales,’ Ley número
26485. La nueva ley de carácter integral tiene como finalidad combatir la violencia contra la mujer en
todos sus ámbitos, siguiendo los lineamientos de la Convención Belém Do Pará y, ha significado un
importante avance al adoptar una visión integral, dando visibilidad a las distintas violencias que sufre la
mujer. En la actualidad se está en proceso de reglamentar la ley, lo que es urgente para poder ajustar y
detallar algunos aspectos de la nueva legislación. Esta ley modifica o bien reemplaza a la ley 24417 de
‘Protección contra la Violencia Familiar’ que regía anteriormente. De acuerdo al art. 42 de la nueva ley:
“La ley 24417 será de aplicación en aquellos casos de violencia doméstica no previstos en la presente
ley.” Al momento de la realización de este trabajo operó la modificación de la ley, por lo tanto los
procedimientos judiciales fueron estudiados conforme a la anterior legislación. En este acápite,
incluimos las prescripciones de la nueva ley (que en muchos aspectos se han mantenido) con los
lineamientos establecidos por los tribunales hasta el día de hoy.
64
La ley 24417 establece la competencia de los Juzgados de Familia para entender en los casos de
denuncias de violencia intrafamiliar, sin perjuicio de la inclusión de la reforma del Código de
Procedimientos Penales para que el juez pueda ordenar la exclusión del hogar del procesado (art. 310)
la cual el juez puede ordenar en varios delitos, cuando sean cometidos dentro de un grupo familiar
conviviente, lo mismo que por uniones de hecho, y que las circunstancias del caso presuman
31
de parte, la exclusión de la parte agresora de la residencia común,
independientemente de la titularidad de la misma.65 La duración de la medida será
establecida por el juez/a de acuerdo a las circunstancias del caso y su duración tiene
que estar especificada. Además se contempla la posibilidad de decidir el reintegro de
la víctima al domicilio si ésta se había retirado, previo dictado de la exclusión del
hogar. Al mismo tiempo, la fuerza pública deberá acompañar a la víctima a su domicilio
para retirar sus efectos personales.66
En el caso de Colombia67 la reciente modificación a la legislación sobre la violencia
contra las mujeres establece que toda persona que dentro de su contexto familiar sea
víctima de daño físico, psíquico, o daño en su integridad sexual, amenaza, agravio,
ofensa o cualquier otra forma de agresión por parte de otro miembro del grupo
familiar, podrá pedir, sin perjuicio de las denuncias penales a las que hubiere lugar, al
comisario de familia o al Juez de Familia del lugar donde ocurrieren los hechos y a falta
de este al Juez Civil de Circuito, una medida de protección inmediata que ponga fin a la
violencia, maltrato o agresión o evite que esta se realice cuando fuere inminente
(artículo 4º de la Ley 294 de 1996, modificado por el artículo 1º de la Ley 575 de 2000).
La relevancia de esta norma es que faculta a las Comisarías de Familia además de a las
autoridades judiciales a ordenar medidas de protección.68
fundadamente que puedan repetirse. Es decir, que en la Argentina se ha priorizado el ámbito civil sobre
el penal para la resolución de las situaciones de violencia intrafamiliar. La nueva ley 26485 establece
que: “la presentación de la denuncia por violencia contra la mujer podrá efectuarse frente a cualquier
juez/a de cualquier instancia o fuero o ante el Ministerio Público. En forma oral o escrita” (art. 21).
Respecto de la competencia establece que será aquel juez/a que resulte competente en razón de la
materia según los tipos y modalidades de violencia que se trate (art. 22). Es importante señalar que el
juez interviniente podrá ordenar medidas urgentes, aún cuando resulte incompetente.
65
Es importante destacar la posibilidad de decretar la medida inaudita parte, es decir, sin
participación en esa instancia del proceso del denunciado.
66
Por su parte, también debe tenerse en cuenta la existencia de las prescripciones relativas a la
protección en casos de divorcio o separación vincular, en esos caso, existe una medida de exclusión y
atribución del hogar conyugal, contemplada en el art. 231 del Código Civil que en su parte pertinente
dispone: “Deducida la acción de separación personal o de divorcio vincular, o antes e ella en casos de
urgencia, podrá el juez decidir si alguno de los cónyuges debe retirarse del hogar conyugal o ser
reintegrado a él ….”
67
Colombia también realizó una reciente modificación en torno a la legislación sobre violencia
contra las mujeres. En junio de 2007 se aprobó el proyecto “por el cual se dictan normas para prevenir,
erradicar y sancionar toda forma de violencia contra las mujeres, se reforman los códigos penal, de
procedimiento penal, la ley 294 de 1996 y se dictan otras Disposiciones.” Aún cuando se han registrado
ciertos avances, el proyecto definitivo ha recibido ciertas críticas de las organizaciones de mujeres, en
especial debido a la falta de consenso sobre el proyecto y la falta de inclusión de prescripciones en torno
a la violencia contra las mujeres en el marco del conflicto armado.
68
Respecto de la idoneidad de las comisarías de familias para intervenir en la problemática, desde
el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), se
señala: “En el año 2000, la ley 575 modificó la ley de 1996, pues se incorporó la tipificación de la
violencia doméstica, el maltrato y la restricción de la libertad física. Si bien esta norma significó un
avance en la tipificación de esta agresión, lamentablemente también contiene aspectos que constituyen
retrocesos, como el hecho de haber trasladado la competencia del juez de familia, para resolver los
casos de violencia doméstica, a las comisarías de familia, con lo que traslada el conocimiento y
responsabilidad de esta problemática de una autoridad judicial especializada a una autoridad
administrativa con algunas funciones policiales.” Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa
de los Derechos de la Mujer (CLADEM), Dossier sobre violencia en América Latina y el Caribe, (Lima,
Perú: 2005) p. 15.
32
En Colombia se ha incorporado la tipificación de los delitos de violencia intrafamiliar,69
por lo tanto las Comisarías de Familia actúan como una instancia administrativa previa
a realizar la denuncia ante el juez penal ‐ aunque no es un paso previo obligatorio‐ que
permite a las mujeres alertar sobre la situación de abuso y solicitar se tomen medidas
sin necesariamente instar la acción penal que conlleva a la sanción del agresor. Como
veremos en la siguiente sección, esta posibilidad es considerada como una valiosa
herramienta por las mujeres a fin de enfrentar a los agresores. En resumen, en todas
estas instancias se tiene la posibilidad, en los casos de violencia intrafamiliar, de que se
dicten medidas en forma inmediata y provisional, entre las que se incluye: “Ordenar al
agresor el desalojo de la casa de habitación que comparte con la víctima, siempre que
se hubiere probado que su presencia constituye una amenaza para la vida, la
integridad física o la salud de cualquiera de los miembros de la familia” (art. 17).
Además se podrá ordenar a la autoridad de policía, previa solicitud de la víctima, el
acompañamiento a ésta para su reingreso al lugar de domicilio cuando ella se haya
visto en la obligación de salir para proteger su seguridad (inciso G, art. 17).
Por su parte la Ley Maria Da Penha en Brasil, sin dudas una de las leyes más avanzadas
de la región, determina la creación de juzgados especiales de violencia doméstica y
familiar contra la mujer con competencia civil y criminal para abarcar las cuestiones de
familia derivadas de la violencia contra la mujer. Asimismo, establece que: el juez/a
podrá aplicar, de inmediato, al agresor, en conjunto o separadamente, las siguientes
medidas de protección de urgencia, entre otras: alejamiento del hogar, domicilio o
local de convivencia con la ofendida (art. 23). Paralelamente el juez/a podrá
determinar la reconducción de la ofendida y de sus dependientes al respectivo
domicilio, después del alejamiento del agresor. Además el art. 24 establece medidas
especiales para la protección patrimonial de los bienes de la sociedad conyugal o de
aquellos de propiedad particular de la mujer (entre ellas restitución de bienes
indebidamente sustraídos por el agresor a la ofendida; prohibición temporaria para la
celebración de actos y contratos de compra, venta y locación de propiedad en común
salvo expresa autorización judicial, etc.). Uno de los avances más importantes de la ley
ha sido la regulación de la actuación policíaca y judicial en los casos de violencia
intrafamiliar, permitiendo una actuación integral e inmediata, y brindando asistencia a
las mujeres víctimas. Así se contempla que la policía acompañe a la ofendida para
asegurar la retirada de sus efectos personales del local de la ocurrencia o del domicilio
familiar.
De los tres países analizados la ley colombiana incluye la prescripción más avanzada en
torno al disfrute de la vivienda, ya que posibilita que el funcionario pueda “decidir
provisionalmente el uso y disfrute de la vivienda familiar, sin perjuicio de la
competencia en materia civil de otras autoridades quienes podrán ratificar esta
medida o modificarla” (inciso k, art. 17). Esta medida es fundamental y
69
El procedimiento y la tipificación realizada fue objeto de importantes críticas. Ver Hurtado,
Cristina, ‘Violencia de género y acceso a la justicia un enfoque desde la perspectiva de género,’ ponencia
en V Encuentro de Magistrados de las Altas Corporaciones de Justicia en Colombia sobre La Perspectiva
de Género: Nuevos Enfoques en la Legislación y en la Práctica Judicial en Colombia, 2007.
33
complementaria de las medidas de exclusión del hogar ya que garantiza el disfrute de
la vivienda a la víctima.
Resta todavía analizar la situación en que queda la mujer una vez concluido el plazo en
el que opera la medida provisional, en especial en los casos donde el inmueble
pertenece al abusador y en los casos de las mujeres que habitan en el sector informal,
donde la posibilidad de acceder a los sistemas de justicia no es una opción sencilla ya
que se está fuera de la formalidad exigida. La ley de México70 es un buen ejemplo de
una normativa que garantiza el derecho a la vivienda de la mujer de forma adecuada.
Esta establece, por un lado, que se puede ordenar la “desocupación por el agresor, del
domicilio conyugal o donde habite la víctima, independientemente de la acreditación
de propiedad o posesión del inmueble, aún en los casos de arrendamiento del mismo”
y al mismo tiempo permite que se ordene la “posesión exclusiva de la víctima sobre el
inmueble que sirvió de domicilio.”71
La posibilidad de poder decretar las medidas de desocupación, aún cuando no se
pueda acreditar la propiedad, es importante para garantizar los derechos de las
mujeres de los sectores informales. Al mismo tiempo que les permite a las mujeres
gozar de la posesión exclusiva, elemento fundamental para garantizar la tranquilidad
que les permita salir de una relación violenta. La legislación de otros países de la región
establece medidas en torno a la tenencia de la vivienda, entre ellos Costa Rica, cuya
normativa establece que como medida precautoria se podrá otorgar el uso exclusivo,
por un plazo determinado, de la casa a la persona agredida; Guatemala contiene una
prescripción similar; la ley de Puerto Rico permite ordenar medidas provisionales
respecto a la posesión y uso de la residencia de las partes; y por último la ley de
Venezuela indica que se podrá:
… ordenar la salida del presunto agresor de la residencia común,
independientemente de su titularidad, si la convivencia implica un riesgo para
la seguridad integral: física, psíquica, patrimonial o la libertad sexual de la
mujer, impidiéndole que retire los enseres de uso de la familia, autorizándolo a
llevar sólo sus efectos personales, instrumentos y herramientas de trabajo.
Reintegrar al domicilio a las mujeres víctimas de violencia, disponiendo la salida
simultánea del presunto agresor, cuando se trate de una vivienda común,
procediendo conforme a lo establecido en el numeral anterior. Imponer al
presunto agresor la obligación de proporcionar a la mujer víctima de violencia
el sustento necesario para garantizar su subsistencia, en caso de que ésta no
disponga de medios económicos para ello y exista una relación de dependencia
con el presunto agresor.72
Por último, resta analizar si las prescripciones en la legislación regional contemplan la
problemática del acceso a la vivienda para las mujeres víctimas de violencia doméstica.
Las víctimas de violencia enfrentan una situación de extrema complejidad al intentar
70
México, Ley general de acceso de las mujeres a una vida sin violencia, Mex. DOF 1‐02‐2007.
Ibidem.
72
República Bolivariana de Venezuela, Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia.
71
34
salir de una relación abusiva: la necesidad de contar con un lugar donde habitar en la
situación de emergencia una vez tomada la decisión de romper la relación violenta. En
estas situaciones es que las medidas de exclusión del hogar del agresor pueden ser
útiles, ya que priorizan la situación de la mujer y de sus hijos e hijas, dándoles la
posibilidad de continuar en la residencia familiar en el momento de crisis. Sin embargo,
en muchas ocasiones, las mujeres no pueden continuar en la residencia que habitan,
ya sea por la gravedad de los hechos o porque la vivienda es inadecuada o bien porque
habitan personas distintas al agresor o simplemente porque no pueden esperar hasta
el dictado de la medidas de protección. En estas circunstancias las mujeres deben
abandonar el lugar donde residen y salir en búsqueda de amparo. Por ello la existencia
de albergues, refugios o casas de medio camino son fundamentales para brindarles
protección y contención y principalmente evitar que queden en situación de calle. La
legislación de la mayoría de los países de la región contempla la creación de programas
de vivienda provisoria para las mujeres. Es importante recordar que así lo establece la
Convención Belém Do Pará en su artículo 8.
En el caso de Argentina, el artículo 10 de la ley 26485, establece que el Estado Nacional
deberá promover y facilitar la creación de servicios integrales de asistencia a las
víctimas debiendo garantizar “instancias de tránsito para la atención y albergue de las
mujeres que padecen violencia en los casos en los que la permanencia en su domicilio
o residencia implique una amenaza inminente a su integridad física, psicológica o
sexual, o del grupo familiar, debiendo estar orientado a la integración inmediata con su
medio familiar, social y laboral.” Además, establece la creación de programas de
asistencia económica para el autovalimiento de la mujer. Por su parte, la legislación de
Colombia estipula que se podrán establecer medidas de protección a fin de garantizar
los derechos de las mujeres víctimas de violencia, entre ellas: remitir a la víctima ‐ con
sus hijas e hijos ‐ a un centro de recepción de mujeres en situación de violencia o a
cualquier institución similar que exista en el municipio. También se establece como un
derecho de las víctimas el acceder a los mecanismos de protección y atención, entre
ellos, al servicio de albergue. Además, el artículo 21 especifica que el Gobierno
Nacional y las entidades territoriales crearán “(…) centros de recepción de mujeres en
situación de violencia como albergues para la guarda de su vida, dignidad e integridad
y la de su grupo familiar, por un período máximo de seis meses. La información sobre
la ubicación de los centros será reservada para garantizar la protección y la seguridad
de las mujeres víctimas y de su grupo familiar. La atención en los centros de recepción
será integral, especializada y gratuita.” Por su parte, la ley de Brasil prescribe en su
disposición final que se podrán promover centros de atención integral y
multidisciplinaria para mujeres (con sus respectivos dependientes) en situación de
violencia doméstica y el albergue en casas‐abrigos especiales, de ser necesario (art. 35,
ley 11.340). Además, se faculta al juez/a a incluir por un plazo determinado la inclusión
de la mujer en situación de violencia doméstica y familiar en el catastro de programas
de asistencia del gobierno federal, estatal o municipal.
Sin embargo, los refugios y albergues representan soluciones provisionales destinadas
a paliar las situaciones de urgencia que padecen las mujeres abusadas. En efecto, los
programas de asistencia, entre los que se cuentan los que regulan los refugios,
albergues o casas de medio camino, establecen estrictas condiciones de admisibilidad,
35
permanencia y duración afirmando su condición de solución provisional. Al mismo
tiempo, pocos son los programas, independientemente de lo previsto en la legislación,
que permiten a las mujeres la recuperación o posibilidad de acceso a la autonomía
financiera afectando sus posibilidades de acceso a una vivienda. En definitiva, es
fundamental que las normas contemplen la creación de programas que posibiliten el
acceso a una vivienda definitiva por parte de las mujeres que han perdido su lugar de
residencia al romper con una relación abusiva. Ni la legislación de Colombia ni la de
Brasil contienen regulación específica en torno a esta problemática. Por su parte, la
normativa de Argentina establece que entre los distintos programa de asistencia a las
mujeres: “(el Ministerio de Desarrollo Social) celebrará convenios con entidades
bancarias a fin de facilitarles líneas de créditos a mujeres que padecen violencia” (art.
11, inciso 2. e). La realización efectiva de este programa es esencial para las mujeres
que deben dejar sus hogares y no tienen la posibilidad de acceder a una vivienda en el
mercado formal. La reglamentación de esta norma y los convenios a celebrarse
deberían considerar la simplificación y la disminución de los requisitos para que el
acceso al crédito se ajuste a la realidad económica de las mujeres del país. Al mismo
tiempo sería deseable que las mujeres víctimas de violencia doméstica tuvieran algún
nivel de prioridad en la asignación de subsidios y planes de vivienda financiados por el
Estado federal, provincial o municipal. Un ejemplo de esto último lo ofrece la ley de
Venezuela, que establece: “las mujeres víctimas de violencia de género tendrán
prioridad en el acceso a la vivienda, a la tierra, al crédito y a la asistencia técnica en los
planes gubernamentales.”
En conclusión, las normas de la región y en especial lo prescripto por las leyes de
Argentina, Brasil y Colombia muestran un grado considerable de avance en su
contenido normativo y de los mecanismos adoptados para combatir la violencia en los
espacios íntimos. No solo son leyes especiales sino que en los últimos años se han
aprobado reformas a fin de otorgarle un carácter integral e inclusivo de las distintas
formas y manifestaciones de la violencia contra la mujer. A pesar de las críticas
recibidas por la ausencia o la falta de consideración de ciertos aspectos o por continuar
con deficiencias pre‐existentes, las normas, en parte, han dado reconocimiento a lo
prescripto por los instrumentos internacionales, en especial la Convención Belém Do
Pará.
En torno a las prescripciones que permiten garantizar el derecho a la vivienda debe
reconocerse un avance normativo. En efecto, muchas de las normas hacen referencia
explícita a la problemática y cumplimentan, en diferentes grados, lo establecido en las
normas internacionales. Ahora bien, la mayoría de las soluciones propuestas son de
carácter provisional o urgente a fin de brindar soluciones ante la crisis y no
propuestas de solución definitiva. Asimismo, todavía resta contemplar soluciones para
casos frecuentes y altamente sensibles: por un lado, aquellas situaciones donde la
mujer no tiene posibilidad de reclamar‐ de acuerdo a las leyes del derecho privado‐
derechos sobre la vivienda. Es decir, aquellos casos donde el inmueble de residencia
del núcleo familiar es propiedad exclusiva del agresor,73 ya sea porque ser un bien
73
En la Argentina, la orden de exclusión de la vivienda funciona en todos los casos, aun cuando el
denunciado fuese el propietario del inmueble, trátese de un matrimonio o de una unión de hecho. Si la
persona afectada ha debido salir de la vivienda por el peligro la misma resolución judicial ordenará el
36
propio, porque no se reconoce el derecho en las uniones de hecho, o bien no se
cumplen los requisitos para el reconocimiento. En estos casos, aunque se faculta al
juez/a a disponer la exclusión del hogar temporalmente, no se prevé una solución
definitiva y el agresor tendrá oportunidad de volver al inmueble una vez cesada la
duración de las medidas74 primando el derecho de propiedad del agresor por sobre los
derechos de la víctima. En este punto, es esencial resaltar la necesidad de
complementariedad de las normas de derecho privados con las normas de protección
contra la violencia familiar, en el marco de lo dispuesto por el derecho internacional de
los derechos humanos. En el caso de Argentina, por ejemplo, existen excepciones
establecidas al momento de la atribución de la vivienda asiento del hogar conyugal en
los casos de divorcio o separación de hecho, que posibilitan la continuidad en el
inmueble del cónyuge inocente en algunas circunstancias. Es esencial vincular estas
aplicaciones a los casos de violencia doméstica como una ampliación en otro tipo de
proceso y no solo los procesos civiles.
Otras de las circunstancias que quedan por fuera de lo establecido en la legislación son
aquellos casos de residencia en ámbitos informales, cuando los involucrados no
poseen el título de propiedad o título dominial del inmueble de residencia, es decir no
gozan de seguridad en la tenencia. Aún cuando la justicia accede a decretar las
medidas de exclusión de las residencias informales, es importante que esta posibilidad
se reconozca explícitamente en la ley. Por su parte, la informalidad de la vivienda
puede dificultar o hacer imposible el reconocimiento judicial de los derechos de
propiedad, obligando a las mujeres a permanecer en la situación en la que están por
no poder acceder a la justicia. La realidad de las mujeres viviendo en sectores
informales debe contemplarse a fin de poder encontrar soluciones apropiadas a sus
circunstancias.
reintegro al hogar a quien ha debido retirarse de el por razones de seguridad. Para más detalles sobre su
funcionamiento ver: Déborah Paola Galli, ‘Violencia familiar y exclusión del hogar,’ Tesina Nº 289,
Universidad de Belgrano.
74
Una de las grandes problemáticas está relacionada con el efectivo cumplimiento de las medidas
de exclusión como la situación de vulnerabilidad de la víctima en casos de incumplimientos como una
vez cesadas las medidas.
37
4.
SIN SALIDA: LA EXPERIENCIA DE LAS MUJERES VIOLENTADAS EN ARGENTINA,
BRASIL Y COLOMBIA
Hasta aquí hemos presentado algunas de las características de la legislación contra la
violencia hacia las mujeres en la región y detallado las prescripciones en torno a la
vivienda contenida en ellas. En la sección que sigue nos proponemos describir las
experiencias de las mujeres de los tres países que COHRE ha visitado, a fin de reflejar el
impacto que tiene en la vida de las mujeres el problema de la vivienda y la realidad que
padecen las victimas de violencia.
Hemos descrito la metodología utilizada para el presente informe, y aunque no
pretendemos extraer conclusiones de rigor, sí creemos en lo valioso del aporte de los
relatos de las mujeres para conocer la profundidad del problema. Para ello nos hemos
entrevistado con mujeres víctimas de violencia doméstica que han ofrecido su
testimonio para enriquecer nuestro informe. Al mismo tiempo hemos encuestado a 60
mujeres de los tres países. La manera en que hemos organizado esta sección es
presentar los problemas comunes a todas ellas, señalando las particularidades surgidas
en los distintos países. Al mismo tiempo hemos dedicado una sección especial para la
situación de las mujeres en situación de desplazamiento en Colombia, cuya realidad
merece especial atención.
Previo a entrar en el análisis detallado de la información proporcionada por las
entrevistadas en torno a la vivienda y la violencia es oportuno informar sobre algunas
cuestiones genéricas que presentaron los casos. Ante todo vale aclarar que las
conclusiones presentadas son producto de los trabajos con focus groups, entrevistas
extendidas y la serie de encuestas semi‐estructuradas realizadas por COHRE. En
ocasiones presentaremos los números de las respuestas obtenidos en las encuestas, lo
que nos permiten cuantificar algunos datos. Sin embargo, reiteremos: la intención no
es mostrar datos o estadísticas sino volcar lo dicho porque creemos que es esencial a la
hora de formular recomendaciones de política pública.
Las mujeres entrevistadas fueron, y en algunos casos continuaban siendo, víctimas de
violencia doméstica o intrafamiliar. En los casos relevados las mujeres sufrían violencia
de sus parejas hombres. No había un patrón específico sobre la formalidad del vínculo,
algunas estaban casadas y otras estaban constituidas en uniones de hechos. El rango
de edad fue amplio y la mayoría de las mujeres sufrieron por muchos años el abuso, en
general por más de 5 años, en ocasiones muchísimos más. Las mujeres denunciaron
sufrir violencia física, psicológica y verbal; sin embargo, en pocas ocasiones se
identifico la violencia sexual y la violencia económica. Un dato ilustra la situación: en
las entrevistas grupales o en las encuestas era poco frecuente que las mujeres se
refirieran a estas situaciones, sin embargo, en las entrevistas en profundidad, cuando
se consultaba específicamente sobre esta problemática, algunas mujeres hablaban
acerca de la violencia sexual sufrida. Consultadas de forma genérica, las mujeres que
conversaron con COHRE explicaron que todavía había mucha vergüenza alrededor de
la temática de la violencia sexual y además muchas no la identificaron como una forma
de violencia o abuso sino que lo veían como una obligación que debían cumplir.
38
En las secciones que siguen presentaremos nuestras conclusiones en torno a la
relación entre vivienda y violencia de acuerdo a las experiencias de las mujeres.
4.1
VIOLENCIA DOMÉSTICA, CONDICIONES DE HÀBITAT Y VIVIENDA: LA DEPENDENCIA
ECONOMICA Y EL ACCESO A LA VIVIENDA
Una de las problemáticas más importante que sufren las mujeres víctimas de violencia,
que es correlativa o bien causa directa de la falta de acceso a la vivienda de las
mujeres, es la dependencia económica con el agresor. Como una mujer en Colombia
nos explico: “Para viajar y comida y donde dormir, los [gastos] cubría el.” La realidad
económica de las mujeres es producto de la discriminación histórica que sufren en las
sociedades patriarcales, donde la tradicional división del trabajo, el desigual acceso de
las mujeres a la educación, al trabajo formal, la preferencia por el desarrollo de los
hijos varones por sobre las hijas mujeres, entre otros factores, han dificultado las
posibilidades de acceder a tareas remuneradas en igualdad de condiciones que los
hombres. En consecuencia muchas mujeres, en especial las de los sectores de bajos
recursos, realizan tareas en los sectores informales o se dedican al cuidado del hogar ‐
cuando no ambos ‐ quedando sujetas a los aportes económicos de sus parejas para
cubrir los gastos necesarios para desarrollar la vida de la familia. En el caso de las
mujeres entrevistadas por COHRE, de las mujeres de bajos recursos viviendo en barrios
informales en los tres países, la mayoría no trabaja a cambio de una remuneración
(casi 25% en Argentina y Colombia y el 27% en Brasil) es decir, se dedican a tareas en
el hogar.
En muchos de los casos las mujeres relataban a COHRE que eran los mismos maridos o
parejas quienes les solicitaban no trabajar o no continuar con el trabajo que tenían
antes del matrimonio, llegando incluso a prohibírselos. De las mujeres que trabajaban
solo una poca cantidad lo hacía en el sector formal, registrándose casos de empleadas
en comercios, salones de belleza o docentes en escuelas, mientras que la mayoría
trabajaba en el sector informal, en la venta informal de productos hechos en casa o
como empleadas domésticas. En muchas ocasiones estos trabajos no tenían
continuidad, dependiendo de la oferta de empleo o de situaciones personales. En
consecuencia, la gran mayoría estaba sometida económicamente a su pareja para
subsistir. Muchas mujeres reconocen que esta situación las pone en riesgo. Una
mujer en Colombia nos dijo que es muy importante cambiar a esta situación: “Aquí las
mujeres tenemos un emprendimiento, lo formamos de a poquito, cocinamos y
vendemos comida, ahora también cocinamos en eventos. La participación de las
mujeres en el emprendimiento es fundamental, ahí entre nosotras, ayudamos a la que
tiene problemas de violencia. Le contamos, le decimos que no tiene porque sufrirla, le
decimos donde puede recurrir. La violencia es común, en algún momento la sufrimos,
los hombres en general no quieren que trabajamos, nosotros vamos por el barrio,
uniendo a las mujeres que quieren trabajar... y nuestro emprendimiento crece día a
día.”
En efecto, la dependencia económica aparece como la primera causa mencionada por
las mujeres de los tres países como el obstáculo principal para romper con la relación
violenta. En segundo lugar, y tal la hipótesis planteada por este trabajo, el no tener un
39
lugar para vivir más que el hogar compartido con el agresor. En la mayoría de los casos
las mujeres que identificaban la dependencia económica como un obstáculo también
mencionaban el problema de la vivienda y la falta de hogar alternativo como un
problema esencial para salir del círculo de violencia. En tercer lugar, el miedo fue
identificado como un impedimento. Como contra cara el apoyo y la contención de
familiares, amigos u organizaciones fueron señalados como vitales para las mujeres
que pudieron salir del círculo de violencia. Por su parte, las mujeres también
incluyeron dentro de los impedimentos, aunque en menor medida, la vergüenza por la
situación, la lucha por mantener a la familia unida y las convenciones sociales. Además,
muchas de las mujeres, en especial en Brasil, relataron que el no saber a donde
recurrir resultó un inconveniente y un obstáculo para salir de la relación violenta.75
COHRE consultó a las mujeres de los tres países sobre la influencia de las condiciones
de habitabilidad en la violencia que sufrían.76 Las respuestas fueron esclarecedoras:77
las mujeres que no tenían problemas de hacinamiento o que no vivían en condiciones
inadecuadas no identificaron el problema como un factor potenciador de las
situaciones de violencia. En cambio, las mujeres de barrios informales que sufren de
condiciones de habitabilidad inadecuadas entendían que el hacinamiento, el poco
espacio disponible para la cantidad de personas que compartían la vivienda y la falta
de privacidad que eso conlleva afectaban negativamente a sus relaciones y potenciaba
la tensión y los estallidos de violencia. Las mujeres relataban que los fines de semana,
cuando los agresores estaban en el hogar, eran los momentos más difíciles y muchas
de ellas hacían esfuerzos por salir como estrategia para evitar posibles episodios de
violencia. De todas formas, esta no fue vista como la causa más importante, pues
75
A modo ilustrativo, de las 60 entrevistas semi‐estructuradas realizadas, en donde las
entrevistadas marcaban 1 de las 7 opciones identificada como posibles impedimentos para salir de las
relaciones violentas, los resultado fueron los siguientes: 30 veces se identificó la opción correspondiente
a las dependencia económica, 29 veces la falta de un lugar para vivir, 26 el miedo, 15 el sentirse
avergonzada, 14 no saber a donde o a quien recurrir, 10 el luchar por mantener la familia unida y 6
veces otras razones.
76
Al respecto hemos encontrado poca bibliografía que desarrolle esta temática con profundidad.
Una tesis de maestría realizada en Colombia denominada ‘El Hacinamiento como una condición precaria
en la habitabilidad de Familias Del Barrio El Amparo Localidad De Kennedy’ llegaba a la siguiente
conclusión: “La precariedad habitacional, el hacinamiento y, la falta de un entorno favorable están
íntimamente ligados con la violencia, el abuso sexual, la falta de espacios de intimidad personal y
relacional, la proximidad con prácticas de vida degradantes como el consumo de drogas, la prostitución
(desde temprana edad), la deserción escolar, la agresividad y aislamiento, infecciones por exposición a
agentes contaminantes, falta de dignidad, imposibilidad de acceder al mercado laboral, exclusión y
segregación socio‐espacial entre otros. Esta problemática no solo necesita de la asignación de algunos
recursos para la mejora de las condiciones físicas, requiere de un enfoque de intervención social dentro
de la formulación de la propia política pública y con una mirada de derechos a la vivienda digna y a la
ciudad.” Tesis preparado por Gil, Acosta, Puerta Restrepro y Aguas Torres, ‘El Hacinamiento Como Una
Condición Precaria En La Habitabilidad De Familias Del Barrio El Amparo Localidad De Kennedy,’
Universidad UNAD, p. 149. Al mismo tiempo en necesario destacar que en la presente investigación no
se pretendía indagar sobre la causas de la violencia sino preguntar sobre el impacto en las relaciones de
las cohabitantes cuando se está en condiciones inadecuadas de hábitat.
77
Esta diferencia es notoria si se compara las respuestas de las mujeres del pueblo de
Villavicencio de Colombia (13 mujeres de las 20 entrevistas respondían que los problemas
habitacionales no eran un factor importante) que no sufren problemas habitacionales de seriedad y las
respuestas de las mujeres de barrios humildes de Moreno y Porto Alegre (en el caso de Argentina 10 de
las 20 mujeres respondieron afirmativamente y en el caso de Brasil 9 de las 20).
40
otros factores se consideraban más influyentes. Por una lado, el pasar económico de la
familias; así las mujeres relataban que en épocas de crisis o estrechez económica se
vivían mayores episodios de violencia ya que los maridos o parejas descargaban sus
tensiones con ellas en forma de agresiones verbales, con la consecuente escalada en
agresiones físicas. En estos casos, los insultos o las agresiones verbales recibidas tenían
mucho que ver con el rol de la mujer y con como éste es percibido. Las mujeres eran
tildadas de “inútiles” o “malas administradoras” o “gastadoras,” porque el dinero no
alcanzaba y en ellas recaía la responsabilidad. Como es obvio, esta violencia afectaba
fuertemente su autoestima de modo que sólo una vez que recobraban su
independencia, podían ver con claridad la situación. En ocasiones, las mujeres se
sentían responsables y culpables de lo vociferado por los agresores. Otra de la
circunstancia identificada como causa de agravamiento de la violencia en relación a las
condiciones de habitabilidad, tenía que ver con las condiciones de los barrios y el
desarrollo de la vida social en el mismo. Las mujeres relataban que el abuso de bebidas
alcohólicas era un elemento que disparaba fuertemente la violencia. Al mismo tiempo,
los celos y el machismo, muchas veces potenciado por la vida que se desarrolla en los
barrios era visto como causal de violencia. En Colombia, por ejemplo, llamó la
atención que algunas mujeres relataran que la inseguridad de los barrios podía ser
crucial para mantenerse en una relación violenta, ya que las mujeres solas no eran
bien vistas y al mismo tiempo estaban más expuesta a sufrir agresiones por parte de
extraños, en especial agresiones sexuales y ello podía forzarlas a tener que elegir entre
mantener su relación violenta o sufrir las consecuencias de ser una mujer sola en sus
lugares de residencia.
En síntesis, algunas conclusiones claves: en primer lugar, las mujeres que padecen
condiciones inadecuadas de hábitat claramente lo identificaron como un factor
agravante de la violencia en las relaciones intrafamiliares ‐ en particular por la
imposibilidad de gozar de privacidad y de tener un lugar en donde ser dejada en paz.
En consecuencia, es importante que se estudie en mayor profundidad esta relación
para verificar la importancia de este factor y los efectos en la vida de las personas
cuyas viviendas son inadecuadas. En segundo lugar, se extrae la necesidad de que las
políticas públicas en materia de violencia doméstica contemplen la especificidad de las
mujeres de barrios precarios e informales como también es importante que los planes
de vivienda y planes de regularización tengan en cuenta y prioricen a las mujeres. Por
otro lado, las mujeres al ser indagadas sobre las causas para permanecer en las
relaciones violentas denunciaron tres cuestiones como claves: la dependencia
económica (es decir no contar con recursos económicos para desarrollar su vida), la
falta de un lugar alternativo y el miedo de enfrentar al agresor. Aunque los datos aquí
relevados no son sorprendentes, son cruciales a la hora de dirigir esfuerzos para
fortalecer las políticas de lucha contra la violencia doméstica, reforzando programas de
ayuda económica para las mujeres. Si bien se requieren acciones que intensifiquen las
opciones al corto plazo, éstas deben estar articuladas con soluciones más definitivas,
que faciliten el acceso a la vivienda a las mujeres.
41
4.2
PROPIEDAD Y VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: EL ESTATUS DE LAS MUJERES Y SU
POSIBILIDADES DE DESARROLLO
“Era un hogar violento, estaba acostumbrado a ello. Cuando me case estuve
expuesta a la violencia, pero no era una sorpresa para mí. Tardé mucho tiempo en
darme cuenta de que podía ser distinto. Tuve que salir de casa, escaparme, estuve en
lo una amiga, mi vecina, salí con mis hijos … me ayudaron a conseguir trabajo. El me
perseguía, por eso tenía que irme de casa en casa, llamé a la policía … fue muy
difícil.”
‐
Una mujer victima de la violencia doméstica de Moreno,
Provincia de Buenos Aires, Argentina
Es importante comenzar a señalar las vinculaciones entre la falta de acceso a derechos
de propiedad y el riesgo de sufrir violencia por parte de las mujeres. Aún cuando
nuestro estudio no puede concluir que el gozar de propiedad disminuye las
posibilidades de sufrir violencia que tienen las mujeres, sí podemos afirmar que la falta
de recursos y en especial la falta de lugar donde residir influyen en la perduración y
prolongación de las situaciones de violencia. En efecto, y como la otra cara de la
moneda de los obstáculos para salir de la situación, las mujeres de los tres países
señalaron las siguientes como las claves para poder salir del circuito de agresión:78 la
primera es de carácter personal y fue poder tomar coraje y superar el miedo;
seguidamente las mujeres relataron que una de las claves fue tener un lugar donde ir a
vivir o bien poder expulsar al agresor; en tercer lugar las mujeres entrevistadas por
COHRE explicaban que fue vital conocer sus derechos y sus opciones. En una gran
cantidad de casos la contención social y la red de apoyo fue fundamental para dar con
esas claves; los ejemplos de otras mujeres que habían salido de esa situación les
sirvieron para tomar coraje, para informarse sobre sus derechos, sobre las autoridades
a quienes recurrir y los lugares de estadía alternativa. La ayuda de amigas, vecinas y
familiares resultó esencial.
La Situación de las Mujeres en los Refugios
Para este informe COHRE visitó a responsables de casas de refugios en Bogotá, Porto
Alegre y la Ciudad de Buenos Aires. Los datos son contundentes. En Bogotá existe un
solo refugio de carácter privado: el Hogar Michín. En Porto Alegre, también existe un
solo lugar específico para mujeres víctimas de violencia: Casa de Apoio Viva María y
en la Ciudad de Buenos Aire existen dos casas de medio camino, de carácter estatal,
donde las mujeres pueden quedarse durante algún tiempo (en principio no más de 6
meses aunque con excepciones), además de los centros de mujeres donde se puede
78
A modo ilustrativo, de las 60 encuestas, 27 veces las encuestadas señalaron que del relato
surgía la opción “tomar coraje y superar el miedo,” 23 veces “un lugar alternativo para ir a vivir,” 21
veces “saber cuáles son los derechos,” 19 veces “ayuda económica para poder salir de la situación,” 17
“alguna autoridad que las asista en la situación” y 6 otros motivos.
42
pedir asistencia frente a una situación de violencia. Al mismo tiempo, por cuestiones
operativas y por las limitaciones de las políticas de la lucha contra la violencia, los
refugios o las casas de medio camino tienen una serie de requisitos para su acceso,
que a veces excluyen a ciertas mujeres de estas opciones. En general, se recibe a las
que vienen derivadas de otros organismos, por lo que se deduce que estas mujeres ya
conocen los mecanismos institucionales y ya solicitaron su apoyo. Hay además
restricciones para entrar con hijos varones mayores de cierta edad y límites
temporales. En consecuencia, la política de emergencia para las mujeres en la región
se presenta como altamente deficitaria frente a la magnitud del problema, dejando
esfuerzo el invalorable trabajadote las personas que trabajan y reciben a las mujeres
en los refugios.
Los refugios o casas de apoyo son lugares de carácter temporal donde las mujeres
reciben apoyo y asistencia por una determinada cantidad de tiempo cuando salen de
sus hogares por situaciones de violencia. Durante las entrevistas, las responsables de
los centros señalaban que lo que más valoraban las mujeres durante su estadía es la
protección recibida y la tranquilidad recobrada, la sensación “de paz” luego de las
tensiones vividas y el tiempo que poseen para pensar y revaluar sus vidas. También
valoran la asistencia, en particular el apoyo psicológico, y el cuidado que se les brinda.
Aunque esenciales como respuesta ante la emergencia, los refugios constituyen una
solución transitoria pero que debe ser mejorada ya que ésta no puede ser la única
política que garantice un lugar alternativo. Las condiciones de vida en los refugios
dificultan el desarrollo de una vida normal y la permanencia en ellos no puede ser por
periodos extensos, es por eso que, muchas veces, cansadas del refugio, las mujeres
deciden retornar a sus hogares y retomar la relación con el agresor. Por supuesto que
la dinámica del círculo de violencia es independiente de la política de refugios pero el
ofrecer a las mujeres mejores opciones para su vida potenciará las posibilidades de
romper con la violencia.
COHRE preguntó sobre la situación de tenencia de los inmuebles: ésta variaba entre
ser propiedad del matrimonio, propiedad de ambos en uniones de hecho, propiedad
del agresor, de la familia de alguno de los miembros de la pareja, o alquilada. La
mayoría de las mujeres no contaba con el título de propiedad sobre su vivienda. La
falta de seguridad en la tenencia, además, generaba situaciones ambiguas, tenía un
gran impacto en la vida de las mujeres de los barrios más pobres, ya que quedan
desprotegidas debido a la imposibilidad de recurrir a la justicia por la falta de las
formalidades requeridas.
Al mismo tiempo, es necesario llamar la atención sobre un detalle que era recalcado
por las mujeres en sus relatos: para muchas mujeres y sus familias, el acceso a la casa
donde residían representó un gran esfuerzo económico e incluso emocional y
configuraba el único bien con el que probablemente podían contar. Cuando este bien
pertenecía a la pareja, el dividir el inmueble aparecía como una opción muy poco
conveniente o hasta imposible, ya que con lo que quedaba de la división no alcanzaba
para que ninguno pudiera adquirir otro inmueble obligándolos a permanecer juntos,
aún cuando hubiera voluntad de separación. Además, el poseer un bien inmueble tenía
43
un importante valor simbólico para las familias al que muchas veces les era difícil
renunciar. En muchas ocasiones, esta realidad conspiraba también contra la voluntad
de las mujeres de denunciar a sus agresores, ya que dejar a sus parejas sin lugar donde
vivir se tornaba una gran carga psicológica.
Por último, queda por analizar las posibilidades de las mujeres de acceder a planes
públicos de vivienda. Aunque excede el propósito de este informe analizar con
detenimiento los planes de vivienda de los países, mencionaremos algunas de las
opiniones manifestadas por las mujeres. Solo unas pocas habían conseguido acceder a
vivienda social ofrecida por los planes públicos y las dificultades que se presentaban
eran variadas: desde la inexistencia de planes de vivienda social, pasando por trabas
burocráticas, hasta dificultades para coincidir con los criterios exigidos para ser
beneficiaria. También se mencionó el disgusto por la ubicación de las viviendas
sociales, alejadas del centro de la ciudad donde las mujeres desarrollan sus vidas. Así,
las mujeres no veían estas variantes como opciones reales sino caminos plagados de
obstáculos y complicaciones.
Lo cierto es que las políticas de vivienda de los tres países carecen de una perspectiva
de género que mida el impacto del diseño en la vida de las mujeres – independiente de
algunas iniciativas valiosas – y no encontramos ejemplos que consideren la
problemática de las mujeres víctimas de violencia.79 Resulta recomendable, entonces,
que no sólo las políticas de lucha contra la violencia doméstica incluyan prescripciones
respecto de la vivienda sino también que las políticas de vivienda sean diseñadas con
una perspectiva de género y en especial se considere la realidad de las mujeres víctima
de violencia, en particular la de las víctimas de violencia intrafamiliar.
79
En un reciente estudio del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos
de la Mujer (CLADEM), en donde se analizan los derechos económicos, sociales y culturales de las
mujeres, se señalo lo siguiente en relación con las políticas de vivienda de la región: sobre Colombia,
que “la política habitacional actual es excluyente con las mujeres. Una política de subsidios de la
demanda de vivienda, sin adecuada intervención del mercado para controlar los precios de la tierra, se
traduce en precios de vivienda inflados. Los análisis de economía urbana definen que en gran medida los
subsidios van a parar directamente a los bolsillos de los dueños del negocio inmobiliario (…).” Respecto
de Argentina especifica que: “los créditos ofrecidos por la banca privada presentan un obstáculo
insalvable y es la relación entre el valor de la vivienda y los salarios, pero especialmente agudizado en las
mujeres cuyos haberes mensuales son proporcionalmente menores.” Por nuestra parte, podemos
agregar que a pesar de la activa política de vivienda llevada por la actual administración y la anterior,
ninguno de los programas de vivienda tiene especificidad ni consideración de género o pautas especiales
a favor de las mujeres. Hemos conocido experiencias puntuales, en algunos municipios, donde se
otorgan prioridad o cuotas especiales para mujeres, por ejemplo mujeres jefas de hogar. Y sobre Brasil
que “no existen normas restrictivas para la efectiva realización de este derecho por parte de las mujeres
y han sido allanados los obstáculos legales (…).” Además, se señalan algunas iniciativas que dan
prioridad a las mujeres, aunque todavía no son representativas una política unificada de todo Brasil.
Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM),
Sistematización de Estudios Nacionales sobre derechos habitaciones y DESC de las mujeres, (Peru:
CLADEM, 2008).
44
4.3
EL ACCESO A LA JUSTICIA Y LOS OPERADORES DEL DERECHO: LA RUTA INTERMINABLE
“Recurrí a la Comisaría de Familia para denunciar la violencia y en vez de hacer algo,
llamaron al agresor, para que nos amiguemos, por el bien de la familia. Y de hecho,
nos atendieron a los dos, y ahí nomás nos dijeron que no era grave, que yo tenía que
colaborar, que él era el que trabajaba y entonces yo me tenía que ocupar de las
cosas de la casa. Fue terrible, ver como no prestaban atención a mi problema.”
-
Una mujer victima de la violencia doméstica de Bogotá, Colombia
En esta sección relataremos las experiencias de las mujeres que acudieron a las
autoridades para recibir atención o para obtener el reestablecimiento de sus derechos
frente a la situación de violencia que estaban sufriendo. Por supuesto que es difícil
realizar generalizaciones en torno a las experiencias de las mujeres, ya que las distintas
circunstancias que viven y las distintas necesidades de cada una de las ellas requieren
de reacciones específicas por parte de las autoridades. En efecto, parte del problema
confirmado durante nuestra investigación de campo en la lucha contra la violencia
doméstica es la falta de respuesta o políticas específicas para las realidades de las
distintas mujeres. Una cantidad de variables, entre ellas lugar de residencia, origen,
forma y tradiciones en las relaciones con la comunidad, clase social, expectativas
sociales y personales, entre otras, determinan en buena medida las necesidades en
situaciones de violencia. Aunque en este reporte nos concentramos en presentar
algunos de los ejes comunes que encontramos en las entrevistas, lo cierto es que había
diferencias importantes‐ aún en mujeres del mismo país y comunidad‐ en las
respuestas obtenidas y en las necesidades de las mujeres. Las respuestas y estrategias
de carácter genérico diseñadas para luchar contra la violencia intrafamiliar pueden
explicar‐ en alguna medida‐ las dificultades para lograr una mayor efectividad.
El problema del acceso a la justicia y las dificultades en el funcionamiento de los
operadores del derecho en los casos de violencia intrafamiliar han sido analizados en
profundidad por expertos/as regionales y locales y por organizaciones y organismos
internacionales.80 No es el objetivo de este informe realizar un análisis de esta
problemática ni tampoco detallar las polémicas más importantes en torno a la
regulación legal en la materia. Nos centraremos en aquellas cuestiones relativas a la
conexión con la problemática de la vivienda.
El funcionamiento de la justicia y la posibilidad de acceder a la autoridades legales es
crucial para las mujeres que sufren de violencia en la medida en que son las
encargadas de emitir las órdenes de protección anticipadas o las medidas cautelares
relativas al goce de las vivienda común. Así, como hemos analizado anteriormente, la
legislación de cada país establece las autoridades con competencia para el dictado de
estas medidas, los requisitos para su obtención y la duración de las mismas. En esta
80
Ver: Estudio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Acceso a la justicia para las
mujeres víctimas de violencia en las Américas, OEA/Ser.L/V/II., Doc. 68, 20 enero 2007.
45
sección, la intención es presentar las experiencias de las mujeres al momento de hacer
efectiva la protección garantizada en la legislación.
Un tema que apareció con fuerza en los relatos en los tres países fue la dificultad para
conocer y aprender la ruta de atención para las mujeres víctimas. Es bien conocida la
dispersión de los organismos encargados de dar asistencia y la dificultad de conseguir
una respuesta integral y no fragmentada de acuerdo a competencia y ámbito de
actuación. La Corporación SISMA Mujer de Colombia establecía:
La dispersión de autoridades de conocimiento y las instancias previas para
acceder a la rama judicial, colocan a la víctima de violencia intrafamiliar ante
una carrera de obstáculos en la que los desistimientos son la constante. Antes
de alcanzar la judicialización de un asunto de violencia intrafamiliar, la víctima
se encuentra ante una serie de entidades sin mayor articulación entre ellas.
Acude a la Policía, a Medicina legal, a Bienestar Familiar, a la Comisaría de
Familia, o al juzgado de familia o civil, donde aquella no existe, si es que
requiere medidas de protección y también tiene la opción de someter su
problema a jueces de paz o conciliadores en equidad.81
Aunque se han introducido reformas en la legislación colombiana desde entonces, lo
cierto es que la dispersión institucional persiste y esto obliga a las mujeres a un
peregrinaje desgastante en busca de ayuda.82
En particular, las mujeres enfrentaban enormes dificultades a la hora de encontrar
lugares alternativos a donde ir a vivir en caso de decidir huir del hogar violento. Las
opciones de refugios públicos son pocas y limitadas; la oferta más importante la
encontramos en la Ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Las mujeres de la
zona de Moreno, en la provincia de Buenos Aires, no tienen apoyo estatal‐ a lo sumo
una casa de medio camino de carácter privado‐ lo mismo en Bogotá y Porto Alegre. En
estos casos, la contención de la red social fue fundamental. Las que salían del lugar
donde vivían encontraban apoyo en amigos, vecinos o familiares y no en la ayuda
estatal.83 Estas situaciones provisorias se les hacían muy duro a las mujeres por no
tener donde vivir, con las consecuencias esperables como la interrupción en las
actividades cotidianas de ellas y de sus hijos/as, además por las penurias económicas
que esto conllevaba. En muchos casos lograban entrar en algún plan de asistencia
81
Corporación SISMA Mujer, La sagrada violencia intrafamiliar en Colombia: Aspectos legales, p.
21.
82
Ver el cuadro de ruta de atención incluido en el Informe de la Defensoría del Pueblo de
Colombia, Promoción y Monitoreo de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres víctimas de
desplazamiento forzado con énfasis en violencias intrafamiliar y sexual, que muestra a los organismos
encargados, sus funciones y las etapas en las cuáles se puede recurrir. También ver la Guía de Recursos
para la atención de la violencia contra las mujeres, Ciudad de Buenos Aires y Región Metropolitana
Norte que servirá para notar la cantidad de organismos y la dispersión que hay en la atención para las
mujeres.
83
La información obtenida en la Secretaría de la Mujer de la Cuidad de Buenos Aires nos
informaba que cuando las mujeres recurrían a las casas de las mujeres o los lugares de atención, lo
primero que se hacían era tratar de instarlas a que busquen ayuda o contención a través de sus redes
sociales y recién ahí se les habilitaba la ayuda de residencia.
46
social de tipo genérico84 pero estos representaban una mínima cantidad de dinero y en
muchos casos implicaba el cumplimiento de ciertas condiciones‐ relativas al cuidado de
los hijos o contraprestaciones laborales‐ que en esas circunstancias complicaban a las
mujeres. Además, el recibir ayuda del estado tenía una fuerte carga simbólica para las
mujeres que hasta entonces habían vivido del dinero que producía el núcleo familiar.
Por supuesto un gran número de las consultadas nunca había denunciado la situación
ni había buscado ayuda sino que intentaron salir por su cuenta. En general la decisión
de buscar ayuda y la de denunciar ante la justicia se daba cuando la problemática
había alcanzado un grado de gravedad importante y cuando se presentaban
situaciones mucho más violentas comparadas con las que ya estaban naturalizadas. Las
mujeres consultadas decían sentir mucho malestar ‐o bien culpa‐ por acusar a sus
parejas ante la justicia, más cuando podían terminar en la cárcel. Las mujeres también
decían sentir vergüenza de admitir la situación frente a amigos y vecinos y otros
familiares. En este punto, vale resaltar lo relatado por las mujeres de Colombia, que
veían a las Comisarías de Familia, instancia administrativa que puede dictar medidas de
protección, como un elemento valioso ya que no significaba recurrir a la justicia penal
directamente. De todas formas, también hay que agregar que una gran cantidad relató
la mala atención recibida y la falta de sensibilidad hacia sus problemas o los sesgos
machistas de quienes estaban a cargo de la atención.
En ocasiones, cuando la situación se tornaba violenta hacia los hijos/as, eso era lo que
las motivaba a buscar ayuda. Aunque con distinto grado de efectividad, las medidas de
exclusión del hogar resultaron vitales para que las mujeres pudieran enfrentar a los
agresores. En los casos en los que se realizó la denuncia, las mujeres solicitaron
medidas de exclusión y en la mayoría esto produjo un gran alivio. Las mujeres de Brasil
fueron quienes se mostraron más conformes con el funcionamiento de las Comisarías
de la Mujer así como también de la justicia; las mujeres de Colombia expresaron que
les era fácil recurrir a las Comisarías de Familia y que se les ordene la exclusión,
aunque su duración era corta. En palabras de las mujeres: durante un par de días la
policía se encargaba de que no el agresor no volviera, pero después reaparecía y la
policía ya no se ocupaba más. Por su parte, las mujeres de Argentina expresaron
muchas dificultades para acceder a la justicia, por la lejanía de las instituciones
judiciales, la pobre atención de las Comisarías de la Mujer (que existen en la Provincia
de Buenos Aires y en algunas otras jurisdicciones pero no en todo el país) y la falta de
atención a su problemática. De todas formas, en los casos que lograban acceder a la
justicia no había dificultades para lograr las medidas de protección de exclusión
aunque se sostuvieran durante unos pocos días. Otra cuestión importante es que las
mujeres tenían dificultades para sostener el alejamiento del agresor del hogar en las
viviendas sobre las cuales no tenían derecho. Las mujeres de barrios informales
también sufrían de mayores dificultades para sacar a los agresores de forma
permanente por la falta de título formal y las mujeres de zonas marginales
encontraban enormes dificultades para acceder a la justicia y lograr que inclusive la
policía se ocupe de su problema.
84
Ver Plan Familias y Plan Jefe de Hogar en Argentina, Plan Familias en Acción en Colombia y el
Plan Bolsa Familia en Brasil (este Plan ha recibido gran aceptación y un notable alcance).
47
Por supuesto que un análisis del funcionamiento de la justicia es de gran complejidad y
se han hecho esfuerzos en ese sentido, pero no es algo tan ambicioso lo que
pretendemos aquí sino más bien presentar lo relatado por las mujeres a COHRE. De
estas conversaciones es posible extraer alguna conclusiones: se requieren políticas
activas que mejoren y recepten las propuestas hechas por la sociedad civil, grupos de
mujeres y expertas/os en la materia en relación al funcionamiento de la justicia en
casos de violencia, en especial de violencia intrafamiliar, como también garantizar el
acceso a la justicia, herramienta esencial para que las mujeres puedan hacer efectivos
sus derechos. En segundo lugar, se debe continuar con las políticas de entrenamiento
para los operadores del derecho y otras instituciones encargadas de la atención,
judicialización y restablecimiento de los derechos de las víctimas de violencia
intrafamiliar y dotar a estas unidades con personal calificado y presupuesto, y
establecer en las mismas un protocolo de atención. Las experiencias de los países
donde se han establecidos juzgados o departamentos de policías especiales han
resultado satisfactorias y por ello deben seguir expandiéndose. En relación con las
cuestiones de vivienda, surge de lo investigado que las posibilidades de lograr las
medidas de exclusión son altas como también de lograr su cumplimiento, aunque no
por todo el tiempo que son necesarias. Muchas veces las mujeres tienen dificultades
para lograr la protección por todo el tiempo ordenado y como venimos sosteniendo a
lo largo de este informe, se debe evaluar la introducción de mecanismos que impidan
que las mujeres queden atrapadas o sin hogar o sosteniendo la relación violenta y esto
puede traducirse en la adopción de medidas especiales aún cuando el agresor sea el
propietario, al menos hasta que se posibiliten opciones de acceso a la vivienda a las
mujeres víctimas de violencia en el espacio íntimo.
Por último es necesario destacar la necesidad de impulsar políticas y establecer
mecanismos que favorezcan el empoderamiento de las mujeres y profundizar las
acciones de visibilización de esta problemática. Las mujeres estaban convencidas de
que las mejoras en la legislación, los organismos de atención y el diseño de programas
resultaban vitales aunque su eficacia no iba ser posible si no se lograba fortalecer y
empoderar a las mujeres y capacitarlas en sus derechos y en cómo exigirlos.
La Situación de las Mujeres Víctimas de Desplazamiento
Un Informe del Defensor del Pueblo Colombiano85 presenta de esta manera la
tragedia del desplazamiento: “es sin duda la mayor tragedia humanitaria que haya
vivido el país. Como consecuencia del conflicto armado colombiano más de tres
millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares de residencia en
busca de protección para sus vidas, su integridad y dignidad.” El informe explica que:
“La condición de vulnerabilidad de la población desplazada se acrecienta más si
85
Informe de la Defensoría del Pueblo de Colombia, Promoción y Monitoreo de los derechos
sexuales y reproductivos de mujeres víctimas de desplazamiento forzado con énfasis en violencias
intrafamiliar y sexual. El informe del año 2008 es de un importantísimo aporte para el análisis de la
temática propuesta, es por ello que basaremos la información proporcionada en este Informe en lo
presentado por la Defensoría del Pueblo y lo relatado por las mujeres entrevistadas por COHRE. Al
mismo tiempo agradecemos a María Cristina Hurtado responsable del Informe quien nos brindo su
tiempo y su experiencia y conocimiento en nuestra vista a Colombia.
48
tenemos en cuenta que el 80% de las personas desplazadas son mujeres, niños, niñas
y adolescentes, si cerca del 58% de las personas desplazadas son mujeres, si el 55%
tiene menos de 18 años y si el 39% de las familias desplazadas están dirigidas por
mujeres (…). La situación de desplazamiento se ve agravada por las condiciones
sociales, educativas y económicas de las mujeres, así por ejemplo: El 39% de las
familias desplazadas están dirigidas por mujeres. El 30% de las adolescentes
desplazadas son madres. El 14,5% de las mujeres desplazadas por el conflicto armado
no tienen educación El 48% de estas están desempleadas, lo que las ubica en un nivel
de desempleo de 8 puntos por encima del total nacional.”86
Así la tragedia del desplazamiento constituye una gravísima violación de los derechos
humanos y una infracción al derecho internacional humanitario. En especial y de
acuerdo al mismo informe, “la situación de las mujeres desplazadas en el país es el
resultado de la grave vulneración de sus derechos fundamentales y de la
invisibilización de su particular condición de mujer víctima del conflicto armado. En el
contexto de violencia política y desplazamiento forzado, la población femenina tiene
que asumir los procesos de pérdida y duelo en mayor grado. Generalmente son sus
compañeros, sus hermanos o sus hijos las víctimas de muertes violentas o
desapariciones, por lo cual se ven obligadas a migrar de sus hogares para huir del
miedo y buscar la protección de sus seres queridos.”87
El informe de la Defensoría, que realizó una extensiva investigación de campo en
cuatro departamentos del país, indagó sobre la violencia intrafamiliar sufrida por las
mujeres víctimas de desplazamiento y estos son algunas de las conclusiones
presentadas, previo a explicar que la violencia intrafamiliar se exacerba en
circunstancias de depravación económica, crisis humanitaria y por supuesto en
condiciones de conflicto armado interno, indicaban que: Impacta el hecho de que de
1.630 del total de las mujeres encuestadas, 606 contestaron que sí (habían sufrido
violencia física) es decir el 37,2% y manifestaron que no 1.013 o sea el 62,1%. Por
ciudad, Pasto reportó el más alto porcentaje de mujeres víctimas de violencia física
con el 43,3%, seguido por Medellín con el 41,6%, Cali con el 34,3%, y Cúcuta con el
29,4%.88
El informe muestra el impacto de la violencia intrafamiliar en las mujeres en condición
de deslazamiento. Durante nuestra visita a Colombia nos encontramos con mujeres
desplazadas quienes nos contaron sus historias y nos relataron como las condición de
desplazamiento agravaba las situaciones de violencia intrafamiliar‐ aunque las
mujeres ya sufrían violencia previo al desplazamiento‐ y cómo la llegada a la cuidad,
las penurias económicas y la adaptación a la nueva realidad potenciaron la tensión en
las relaciones familiares, con su esposos o compañeros. En particular, los hombres
padecían mucha frustración, ya que tenían mayores dificultades para conseguir
86
Ibidem, p. 49.
Ibidem, p. 39.
88
Ibidem. p. 168.
89
Ver: Comisión Colombiana de Juristas, Informe sobre la situación del derecho a la vivienda
adecuada de la población desplazada en Colombia, 2008.
90
Ibidem.
87
49
trabajo que las mujeres. Mientras que sus capacidades no eran valoradas en el
mercado de trabajo, las mujeres se las rebuscaban en el sector informal, por lo cual
terminan desquitándose con ellas. Una mujer de Colombia nos explico: “Las mujeres
que llegamos a la Ciudad sufrimos mucho la violencia, salimos de nuestros hogares,
sufrimos perdidas de seres queridos, llegamos a las ciudades, sin lugar donde estar,
nos excluyen. Tenemos que salir a trabajar, las mujeres podemos arreglarnos con
trabajitos, eso pone mal a los hombres‐ aunque muchas mujeres están sin sus
hombres‐ ellos se frustran, se violentan y hay mucha dificultad para decirlo, para
pensar en salir de ello. Una puede estar mucho tiempo así, el apoyo de otras mujeres,
los grupos de ayuda es lo que puede ayudar para salir de la violencia. La violencia en
el casa puede durar años y años.”
Los nuevos roles a los que debían adaptarse las mujeres y hombres en la ciudad y las
dificultades en esta transición impactaban negativamente en las relaciones
intrafamiliares. Aún cuando la realidad era que muchas mujeres desplazadas se
encontraban solas, esta situación dificultaba las nuevas relaciones que intentaban
construir. Las nuevas condiciones de habitabilidad, los espacios reducidos, los barrios
informales, y el vivir en condiciones de grandes penurias tenían un impacto adverso
enorme y agravador de violencia y tensión en las relaciones familiares.
Por su parte, un Informe de la Comisión Colombiana de Juristas89 reportó sobre las
dificultades que enfrentaban las mujeres en condición de desplazamiento a la hora de
conseguir vivienda. Las conclusiones del informe son contundentes:
El seguimiento a la situación del derecho a la vivienda adecuada de las víctimas
del desplazamiento permite llegar a las siguientes conclusiones: El Estado
colombiano no ha cumplido su obligación de adoptar de manera inmediata
medidas para garantizar el derecho a una vivienda adecuada de la población
desplazada. Existe una notable omisión en cuanto a la legislación y a políticas
que garanticen que dicha población acceda efectivamente a programas
especiales de vivienda adecuada en consideración a su condición de víctima de
violaciones a los derechos humanos que sobrevive en condiciones de extrema
vulnerabilidad. Por lo tanto, Colombia carece de una estrategia nacional de
vivienda con objetivos, medios y recursos disponibles orientados a garantizar a
la población desplazada el acceso a una vivienda adecuada, de conformidad
con los parámetros internacionales de asequibilidad como grupo en situación
de desventaja; seguridad jurídica de la tenencia; disponibilidad deservicios,
materiales, facilidades e infraestructura; gastos soportables y habitabilidad.
Dicha omisión estatal incluye la ausencia de medidas favorables para los
sectores de población desplazada, tales como las mujeres, los afrocolombianos
e indígenas.90
Asimismo establece que pesar de las órdenes de la Corte Constitucional y de las
recomendaciones de los órganos nacionales e internacionales, el gobierno no ha
formulado una política de vivienda específica para la población desplazada y, por lo
tanto, la respuesta estatal continúa estando limitada a la oferta de subsidios. Las
mujeres víctimas de desplazamiento son un ejemplo de la lucha que llevan adelante
50
las mujeres del mundo para lograr el restablecimiento de sus derechos y mejores
condiciones de vida en circunstancias de enorme adversidad. En este apartado,
queríamos llamar la atención sobre la necesidad de evaluar el impacto que tiene su
condición en una de las formas de violencia que sufren, la violencia intrafamiliar.
51
5.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
“El gobierno debe garantizar la calidad de vida y así mismo el destino de todos.”
Una mujer victima de la violencia doméstica de Bogotá, Colombia
Este trabajo ha profundizado la idea del que el acceso a la vivienda es un elemento
imprescindible para la lucha contra la violencia doméstica. A pesar de las diferencias,
peculiaridades o especiales circunstancias que relataban las mujeres entrevistadas por
COHRE, había un claro consenso alrededor de la idea de que se requieren políticas de
carácter inmediato que den ayuda económica a las mujeres y les proporcionen un
lugar a donde ir en caso de salir del hogar. Pero también reclamaban por políticas que
les permitieran acceder a una vivienda, más allá de las situaciones de violencia vividas.
Las mujeres entrevistadas por COHRE en los tres países relataban las dificultades o
imposibilidades para acceder a un lugar para vivir, por los crecientes precios de las
propiedades, la falta de acceso a crédito, los bajos salarios o el trabajo en el sector
informal que les impide cumplir con los requisitos para los créditos o las garantías
requeridas para alquilar. Estos factores se combinan para convertir cualquier
posibilidad de acceso al mercado de vivienda en remota. Por supuesto, muchas de las
mujeres no poseían siquiera el mínimo de los recursos necesarios para acceder a estas
opciones y dependían de planes de asistencia estatal para sobrevivir.
Estas mujeres nos dijeron claramente que la posibilidad de perder el lugar donde se
habita y la amenaza de quedar en la calle, especialmente cuando están involucrados
los hijos e hijas, es un factor determinante para continuar en una relación violenta.
También hay razones para pensar que al menos en condiciones inadecuadas de
hábitat, las mujeres y las niñas sufren de mayores obstáculos en el disfrute de sus
derechos: ven limitadas las posibilidades de desarrollar su autonomía, sufren mayores
amenazas a su integridad personal y en ocasiones conviven con mayores niveles de
tensión, debido al hacinamiento por ejemplo, lo que puede derivar en situaciones de
violencia. Con todo esto, no quedan dudas sobre la conexión entre vivienda y
violencia. En definitiva, creemos que los ejes de nuestra hipótesis son firmes aunque
por supuesto quedan tareas pendientes para profundizar la investigación del vínculo
entre violencia y vivienda. En particular surge la necesidad de que exista una mayor
producción de datos e información sobre estas cuestiones para poder ir delineando en
forma más detallada esta problemática.
La vivienda, como nos relatara una mujer en Colombia, es un bien preciado para las
familias de estratos bajos y medios de nuestra región; acceder a ella es un sueño para
el cual se dedican todos los esfuerzos y los recursos, y el efecto simbólico que conlleva
no tiene precio. En esta realidad, el salir de la vivienda, dejar la propiedad o a veces
aún pensar en dividirla representa un sacrificio enorme y las mujeres sufren
especialmente por ello. La desigualdad en el acceso a la propiedad y al mercado de
trabajo combinada con la existencia de un sistema patriarcal que expone a las mujeres
52
a la violencia de género, las deja en condiciones de inferioridad para el desarrollo de
sus vidas. Estas son los desafíos que hay que enfrentar para lograr un cambio, para que
tengan una opción real para dejar las relaciones violentas. Para ello es vital ofrecerles
una cosa: un lugar donde vivir, sino muchos de los esfuerzos resultarán en vano.
Con la finalidad de hacer realidad lo planteado aquí y para alentar nuevos desarrollos
que permitan a las mujeres luchar contra la violencia doméstica es que realizamos las
siguientes recomendaciones. Aunque otras tantas surgen del informe, nos centramos
en las cuestiones más importantes:
1.
El desarrollo de las normas sobre el derecho a una vivienda adecuada con
perspectiva de género, especialmente por parte del Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de las Naciones Unidas, el Comité de
Derechos Económicas, Sociales y Culturales (CESCR) de las Naciones Unidas, y los
otros órganos internacionales de derechos humanos. En particular, estas normas
deben desarrollar e ilustrar el vínculo entre el derecho a una vivienda adecuada y el
derecho a vivir libre de violencia en el hogar, y establecer protecciones concretas
para las víctimas de la violencia doméstica en relación a la vivienda adecuada.
Las normas de vivienda adecuada en términos generales han sido interpretadas como
un lugar para vivir en paz, seguridad y dignidad, seguido por criterios específicos, entre
ellos la seguridad jurídica de la tenencia y la habitabilidad. Claramente, las mujeres que
sufren violencia en sus hogares no vivan en paz, seguridad y dignidad. Ellas carecen de
la seguridad de la tenencia y no podemos decir que sus hogares son habitables. Por lo
tanto, una perspectiva de género sobre el derecho a la de vivienda adecuada se debe
de desarrollar en una manera que ofrece protección a las mujeres que sufren de
violencia doméstica. Aunque ha habido avances importantes en el desarrollo de los
derechos de vivienda de la mujer, en el caso del trabajo sobre la violencia doméstica
tenemos pasos por delante. Se deben hacer esfuerzos para continuar el desarrollo
integral de las normas de derechos humanos, incluidos los que se desarrollan los
vínculos conceptuales entre el disfrute de los derechos económicos, sociales y
culturales de las mujeres y la eliminación de la violencia doméstica.
El Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y otros órganos internacionales
de derechos humanos también deben solicitar información de los Estados Partes en
relación con protecciones para las mujeres víctimas de violencia doméstica en materia
de vivienda, y el estado de aplicación de las políticas y programas relacionados con la
vivienda destinados a ayudar a este grupo de mujeres. Es igualmente importante para
profundizar el análisis de las políticas públicas en materia de vivienda desde una
perspectiva sensible al género. Aquí, es importante que el Comité para la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales pongan énfasis en el hecho de que las políticas de
vivienda que carecen de una perspectiva de género están violando el principio de
igualdad entre los géneros conocido en la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, respectivamente. También es esencial que el Comité
53
para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, el Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, así como otros organismos
internacionales de derechos humanos, piden que los Estados tengan en cuenta el
impacto del desarrollo de políticas en materia de vivienda, la tierra y la propiedad, en
las vidas de las mujeres, no sólo recomendando la eliminación de las barreras
formales, sino más bien acciones concretas con objeto de corregir la desigual
distribución o disfrute de los derechos en la realidad.
2.
Fortalecer a la legislación sobre violencia doméstica a nivel nacional, en
particular, para que esta legislación garantice explícitamente el derecho a una
vivienda adecuada a las víctimas de la violencia doméstica. Las leyes contra la
violencia doméstica deben reconocer el derecho a una vivienda adecuada de las
víctimas de la violencia doméstica. Estas políticas deberían garantizar a las mujeres
que huyen de este abuso un lugar adecuado y seguro para vivir, con sus hijos si los
tienen, y el mínimo de recursos financieros que les permita mantener un nivel de
vida adecuado.
Las medidas de protección también deben incluir la exclusión del agresor del hogar y el
derecho de la víctima a permanecer en el hogar, aún cuando no sea la propietaria, al
menos hasta que ella es capaz de acceder a una vivienda alternativa. Es esencial, en
este sentido para desarrollar e implementar políticas y programas de asistencia
inmediata a las mujeres que necesitan salir de sus casas, o que ya han abandonado sus
hogares debido a la violencia doméstica. En resumen, los Estados tienen la obligación
de garantizar que las mujeres tengan una vivienda alternativa, adecuada y segura para
ellas y sus hijos. Del mismo modo, es esencial que las mujeres reciban la información
necesaria sobre los programas de asistencia disponibles, incluidas la relativa al acceso
a los refugios de emergencia para mujeres maltratadas. Al mismo tiempo, los Estados
deben asegurar la coordinación eficaz entre los servicios de justicia la policía y los
organismos dedicados a proporcionar asistencia a las víctimas de la violencia
doméstica.
3.
Incluir análisis de información, datos y documentación sobre el acceso de las
mujeres a una vivienda alternativa, segura y adecuada dentro de los estudios,
encuestas y otras investigaciones sobre la violencia doméstica, llevado a cabo por los
Estados u organismos internacionales y regionales.
Los Estados, así como los organismos internacionales y regionales deberían ser
alentados a producir datos actualizados y estadísticas sobre la situación de violencia
doméstica en la región. Esta información debe incluir datos con respecto el goce de los
derechos a la vivienda en el contexto de la violencia doméstica.
4.
Fortalecer a la legislación sobre los derechos de vivienda a nivel nacional y
garantizar que las víctimas de violencia doméstica tengan prioridad en los
programas de vivienda.
Las políticas de vivienda deben garantizar una atención adecuada a las necesidades de
las mujeres víctimas de violencia doméstica, incluidas las mujeres que viven en
54
asentamientos informales, las mujeres desplazadas, o las de otros grupos de mujeres
vulnerables. Aquí es fundamental para los Estados establecer programas que den
prioridad a la provisión de vivienda adecuada a las víctimas de violencia doméstica,
teniendo en cuenta las dificultades particulares que enfrentan. Es esencial incluir una
perspectiva de género en los momentos del diseño, de la ejecución y de la
implementación de las políticas de vivienda, así como en el momento de la evaluación
de esas políticas. En todas las etapas, los gobiernos deberían consultar a las mujeres
víctimas de violencia doméstica, así como sus defensores, para asegurar que las
políticas de vivienda benefician a las mujeres y no impactan negativamente las vidas
de las mujeres. Las políticas de vivienda también deben garantizar la seguridad jurídica
de la tenencia para las mujeres.
5.
Garantizar el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia
doméstica, incluyendo las órdenes de protección.
Los Estados deberían garantizar la prestación de garantías jurídicas para las víctimas de
violencia doméstica, con el apoyo de organizaciones gubernamentales,
adecuadamente financiados, coordinados y entrenados, para ayudar a las mujeres que
huyen de situaciones de violencia doméstica.
6.
Establecer mecanismos y estrategias para aumentar la concienciación sobre el
problema de la violencia en el hogar e informar a las mujeres sobre sus derechos,
incluido su derecho a una vivienda adecuada.
Las mujeres han informado de la importancia de la ayuda y orientación que reciben de
sus defensores y grupos de apoyo en su lucha contra el ciclo de violencia. Por eso es
esencial que los Estados apoyen a estos grupos locales de mujeres y organizaciones
que trabajan con mujeres que huyen de la violencia doméstica. Los Estados también
deben garantizar que las mujeres víctimas de violencia doméstica y sus defensores
tengan acceso a información sobre las protecciones que existen en la ley, incluyendo
las protecciones relacionadas con el derecho de las mujeres víctimas de violencia
doméstica a una vivienda adecuada y segura.
7.
Desarrollar políticas y programas sobre temas de vivienda y violencia
doméstica que son sensibles a las necesidades de mujeres vulnerables, como las
mujeres que viven en barrios informales o las mujeres que sufren el desplazamiento,
reconociendo que las mujeres no son un grupo homogéneo.
Es importante que los Estados tomen en cuenta los obstáculos específicos en temas de
vivienda que enfrentan grupos de mujeres marginadas, y que adopten medidas
positivas encaminadas a atender las necesidades de estos diferentes grupos de
mujeres. Esas medidas deben basarse en consulta con las mujeres afectadas y sus
defensores. Las perspectivas de estas personas son esenciales en el diseño, ejecución,
aplicación y evaluación de la legislación, las políticas y los programas contra la violencia
doméstica.
55
ANEXO
CUADRO RESUMEN: PRESCRIPCIONES DE VIVIENDA EN LAS LEYES DE VIOLENCIA DOMÉSTICA DE LA REGIÓN
Nota: Este cuadro está basado en el Anexo 3 del Documento Número 75 de La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ‘Buenas prácticas para la erradicación de la
violencia doméstica en la región de América Latina y el Caribe.’ de fecha Septiembre de 2005. El cuadro fue actualizado con la incorporación de las nueves leyes
sancionadas del 2005 en adelante. Esos países aparecen en colorado. Las columnas grises corresponden a las incorporadas por COHRE para este informe.
País
Argentina
Nombre y N°
Ley
Ley N° 26.485
Fecha
14‐04‐
09
Carácter
Especial
Competencia
Juez que resulte
competente en
razón de la
materia según
los tipos y
modalidades de
violencia de que
se trate.
Aunque sea
incompetente
puede dictar
medidas
preventivas.
Tipos de
violencia
Física,
psicológica,
sexual,
económica y
patrimonial y
simbólica.
Prescripciones
relacionadas con la
violencia
económica
Medidas de
Protección
Medidas cautelares
relacionadas con el
domicilio de la
víctima o el agresor
Art. 5.4. Tipos de
violencia:
Económica y
patrimonial: la que
se dirige a
ocasionar un
menoscabo en los
recursos
económicos o
patrimoniales de
mujer a través de:
a. La perturbación
de la posesión,
tenencia o
propiedad de sus
bienes.
c. “…privación de
los medios
indispensables
para vivir una vida
digna.
La ley
enumera las
medidas que
puede tomar
el/la juez/a.
Puede dictar
más de una
medida a la
vez, pero debe
establecer
plazo máximo
en auto
fundado.
Si: Prohibición de
acercarcamiento,
medidas de
seguridad para el
domicilio, exclusión
del hogar sin
importar titularidad,
reintegro al hogar de
la mujer.
Incluye alguna
prescripción en
relación a tenencia
de la vivienda
No
Establece la creación
de programas de
temporales de
vivienda
(refugios, albergues)
Art. 10 inc 6 establece
la creación de
instancias de tránsito
y albergues para la
mujer víctima de
violencia.
Establece la
creación de
programas de
acceso a una
vivienda
alternativa
(definitiva)
“Facilitarles
líneas de
créditos a
mujeres que
padecen
violencia”
Art. 11. 2e
Establece en
su art. 10 inc 3
la creación de
“Programas
económicos
para el
autovalimiento
de la mujer.”
56
Bolivia
Contra la
Violencia en la
Familia o
Doméstica
N° 1.674
15‐12‐
95
Especial
Juez/a de
Instrucción de
Familia
en comunidades
indígenas y
campesinas son
competentes las
autoridades
comunitarias y
naturales, de
acuerdo a la
costumbre.
Física,
psicológica y
sexual
que
constituyan
faltas.
Brasil
Ley N° 11.340
7‐08‐06
Especial
Formas de
violencia
doméstica y
familiar: Física,
psicológica,
sexual,
patrimonial,
moral.
Si
Ley enumera
medidas de
urgencia,
aunque no de
forma taxativa
puesto que se
pueden
instrumentar
otras
existentes en
otras leyes.
El/la juez/a
puede aplicar
una o varias y
modificar su
decisión
durante el
proceso
(suspendiendo
la medida,
sumando una
nueva, etc.).
Colombia
Ley N° 1257
04‐12‐
08
Especial
Es competente,
por opción de la
ofendida, para
los procesos
Civiles regidos
por esta
Ley, el Juzgado:
I ‐ de su
domicilio o de
su residencia;
II ‐ del lugar del
hecho en que se
basó la
demanda;
III ‐ del domicilio
del agresor.
Establece
también la
creación de un
Juzgado de
Violencia
Doméstica y
Familiar contra
la Mujer.
Juez/a de
familia, de no
haber, Juez/a
civil. Puede
Concepto de
daño contra la
mujer: daño
psicológico,
Art 3 inc d:
Pérdida,
transformación,
sustracción,
La Ley
diferencia las
medidas que
pueden
Ley enumera
las medidas
cautelantes. Y
juez/a no
puede
establecer su
duración más
allá del
término del
proceso.
Si: Prohibir o
restringir
temporalmente la
presencia en el
hogar. Restitución al
domicilio de la
víctima. Inventariar
bien muebles o
inmuebles de
propiedad conyugal.
‐Autorizar el
alejamiento de la
víctima de hogar y la
entrega de sus
pertenencias.
Si: alejamiento del
hogar, domicilio o
local de convivencia
con la ofendida;
determinar el
alejamiento de la
ofendida del hogar,
sin perjuicio para los
derechos relativos a
bienes, guardia de
los hijos y alimentos;
prohibición
temporaria para la
celebración de actos
y contratos de
compra, venta y
locación de
propiedad en común
salvo expresa
autorización judicial.
No
Exclusión del hogar.
Abstención de
penetrar en
cualquier lugar
Como medida
provisoria:
Decidir
provisionalmente el
Art. 3 o) Promoverá el
establecimiento de
hogares temporales
de refugio para
víctimas de violencia
y la creación de
instituciones para el
tratamiento de los
agresores.
Art 23 I: enviar a la
ofendida y sus
dependientes a
programa oficial
comunitario de
protección o de
atención.
Remitir a la víctima y
sus hijas e hijos a un
centro de recepción
de mujeres en
La ley
garantiza la
habitación y
alimentación
57
Costa Rica
Ley contra la
Violencia
Doméstica N°
7586
Marzo
1996
Especial de
Protección
acudirse a un/a
juez/a de paz a
fin de obtener,
con su
mediación, el
cese de la
violencia.
daño o
sufrimiento
físico, daño o
sufrimiento
sexual, daño
patrimonial.
destrucción,
retención o
distracción de
objetos,
instrumentos de
traba‐jo,
documentos
personales, bienes,
valores, derechos
o económicos
destinados a
satisfacer las
necesidades de la
mujer.
tomarse en
caso de
violencia en el
ámbito
familiar y en
otros ámbitos.
La
enumeración
no es taxativa.
Las medidas
pueden ser
tomadas en
forma
provisional e
inmediata por
la autoridad
competente.
donde se encuentre
la víctima.
Decidir
provisionalmente el
uso y disfrute de la
vivienda familiar.
Prohibir, por parte
del juez de
conocimiento, al
agresor la realización
de cualquier acto de
enajenación o
gravamen de bienes
de su propiedad
sujetos a registro, si
tuviere sociedad
conyugal o
patrimonial vigente.
uso y disfrute de la
vivienda familiar.
Juez/a de
Familia o
Alcaldías Mixtas
Física,
psicológica,
sexual y
patrimonial
Violencia
Patrimonial
Art. 2 e: “Violencia
patrimonial:
Acción u omisión
que implica daño,
pérdida,
transformación,
sustracción,
destrucción,
retención o
distracción de
objetos,
instrumentos de
trabajo,
Enumeración
taxativa.
Duración
entre 1 y 6
meses.
Prorrogables
por una vez.
Ordenar al presunto
agresor que salga
inmediatamente del
domicilio común. Si
se
resiste, se utilizará la
Fuerza Pública.
b. Fijarle, a la
persona agredida,
un domicilio
diferente del común,
que la proteja de
agresiones futuras, si
así lo solicita.
Otorgar el uso
Como Medida
Precautoria :
Otorgar el uso
exclusivo, por un
plazo determinado,
del menaje de casa
a la persona
agredida.
situación de violencia,
si lo hubiere o a un
hogar de paso,
albergue, ancianato o
institución similar que
exista en el
municipio.
de la víctima
de violencia a
través del
Sistema
General de
Seguridad
Social en
Salud. Esto se
llevará
adelante a
través de la
contratación
de servicios
hoteleros o en
dependencias
de salud. En
caso de no
aceptarlo la
víctima
recibirá un
subsidio,
probando que
lo utiliza para
ello y teniendo
la obligación
de asistir a
citas médicas y
psiquiátricas.
Deberán
salvaguardarse
especialmente la
vivienda y el menaje
amparado
al régimen de
58
documentos
personales, bienes,
valores, derechos y
recursos
económicos
destinados a
satisfacer las
necesidades… .”
Chile
Ley N° 20.066
22‐09‐
05
Especial
Si no constituye
delito; juez/a de
familia
Ecuador
Ley contra la
Violencia a la
Mujer y la
Familia
N° 103
1995
Especial
Juez/a de
familia
Art 5: “Será
constitutivo de
violencia
intrafamiliar
todo maltrato
que afecte la
vida o la
integridad
física o
psíquica de
quien tenga o
haya tenido la
calidad de
cónyuge del
ofensor o una
relación de
convivencia
con él.”
Física,
psicológica y
Sexual.
La Ley
menciona
medidas
accesorias a
ser dictadas en
la sentencia.
Éstas tendrán
un plazo de
entre 6 meses
y un año,
aunque
pueden ser
prorrogadas.
Tanto
jueces/zas
como
Comisarios
de la Mujer y
la
Familia,
Intendentes,
Comisarios
Nacionales,
Tenientes
Políticos y
Jueces
Penales, están
exclusivo, por un
plazo determinado,
del menaje de casa a
la persona
agredida. Deberán
salvaguardarse
especialmente la
vivienda y el menaje
amparado
al régimen de
patrimonio familiar.
Obligación de
abandonar el
ofensor el hogar
que comparte con la
víctima.
“Ordenar la salida
del agresor de la
vivienda, si la
convivencia implica
un riesgo para la
seguridad física,
psíquica o la libertad
sexual de la familia”
Reintegrar al
domicilio a la
persona agredida
disponiendo la salida
simultánea del
agresor, cuando se
patrimonio familiar.
Art. 24 inc.2:
Establecer albergues
temporales, casas
refugios, centros de
reeducación o
rehabilitación del
agresor y de los
miembros de la
familia afectados.
Tales
establecimientos
podrán crearse como
parte integrante de la
Dirección o mediante
59
El Salvador
Decreto 902
Reformas:
Decretos 892 y
403
28‐12‐
96
Especial
Juez/a de
familia
Física,
psicológica,
sexual,
patrimonial
(esta última
agregada por
la reforma del
decreto 892).
Violencia
Patrimonial
Art. 3. inc D:
Acción u omisión
de quien afecte o
impida
la atención
adecuada de las
necesidades de la
familia o alguna
de
las personas a que
se refiere la
presente Ley;
daña, pierde,
sustrae, destruye,
retiene, distrae o
se apropia de
objetos,
instrumentos o
bienes.
facultados
para
decretar las
medidas de
amparo que
señala la ley.
tratare de una
vivienda común,
impidiéndole que
retire los enseres de
uso de la familia.
Enumeración
taxativa en la
ley. La
duración de
las medidas
queda a
criterios de
el/la juez/a,
Cuándo éstas
hubiesen
caducado la
víctima podrá
solicitar la
prórroga o
nuevas
medidas.
Orden Judicial a la
persona agresora
para que salga
inmediatamente del
domicilio común.
Fijarle a la persona
agredida si así lo
solicita, un domicilio
diferente del común,
que la proteja de
agresiones futuras;
Otorgar el uso
exclusivo por un
plazo determinado,
del menaje de la
casa de habitación a
la persona agredida.
Deberán
salvaguardarse
especialmente la
vivienda y el menaje
amparados al
régimen del
patrimonio familiar.
Como medida
cautelar: Otorgar el
uso exclusivo por un
plazo determinado,
del menaje de la
casa de habitación a
la persona agredida.
Deberán
salvaguardarse
especialmente la
vivienda y el menaje
amparados al
régimen del
patrimonio familiar.
convenios, contrato o
financiamiento de
organismos
internacionales, del
Estado, seccionales,
organizaciones no
gubernamentales y
cualquier otra clase
de personas naturales
o jurídicas
debidamente
calificadas. Estos
establecimientos
contarán con
profesionales y
técnicas/os
especializadazos en la
materia.
Art. 10 b. Si la víctima
o familiares
manifiestan
preocupación por su
seguridad personal,
de la de sus hijos,
hijas o cualquier otro
miembro de la
familia, deberá hacer
los arreglos
necesarios para
conducirlos a un lugar
adecuado, donde
puedan ser atendidos.
60
Guatemala
Decretos 22‐
2008 “Ley
contra el
feminicidio y
otras formas de
violencia contra
la mujer”
Decreto 97‐96
2‐5‐08
Especial
Establece la
creación
órganos
jurisdiccionales
especializados.
En tanto no
estén en
funcionamiento:
juez/a penal.
Física,
psicológica o
emocional,
económica,
sexual.
Violencia
económica.
Art. 3k. e: Acciones
u omisiones que
repercuten en el
uso, goce,
disponibilidad o
accesibilidad de
una mujer a los
bienes materiales
que le pertenecen
por derecho, por
vínculo
matrimonial o
unión de hecho,
por capacidad o
por herencia,
causándole
deterioro, daño,
transformación,
sustracción,
destrucción,
retención o
pérdida de objetos
o bienes
materiales propios
o del grupo
familiar así como
la retención de
instrumentos de
trabajo,
documentos
personales, bienes,
valores, derechos
o recursos
económicos.
Violencia
económica
Art 8: Violencia
económica.
Comete el delito
Están
enumeradas
en el decreto
97‐96, aunque
pueden
aplicarse las
medidas que
establezca el
Código penal.
Su duración es
de entre unos
y seis meses,
salvo el
allanamiento
de morada en
caso de peligro
para la
víctima,
establecido en
el artículo 7
inc C. Pueden
ser
prorrogables a
pedido de
parte.
Decreto 97‐96
Ordenar al presunto
agresor que salga
inmediatamente de
la residencia común.
Si resiste, se
utilizará la fuerza
pública.
Disponer el
embargo preventivo
de bienes, del
presunto agresor (…)
A juicio de la
autoridad judicial
competente, el
embargo recaerá
sobre la casa de
habitación
familiar y sobre los
bienes necesarios
para respaldar la
obligación
alimentaria en favor
de la
persona agredida y
los dependientes
que correspondan,
conforme a la ley.
Otorgar el uso
exclusivo, por un
plazo determinado,
del menaje de casa a
la persona agredida.
Deberán
salvaguardarse
especialmente la
vivienda y el menaje
amparado al
régimen de
patrimonio familiar.
Como medida
precautoria Art 7:
Otorgar el uso
exclusivo, por un
plazo determinado,
del menaje de casa
a la persona
agredida.
Deberán
salvaguardarse
especialmente la
vivienda y el menaje
amparado al
régimen de
patrimonio familiar.
61
de violencia
económica contra
la mujer quien,
dentro del ámbito
público o privado,
incurra en una
conducta
comprendida en
cualquiera de los
siguientes
supuestos:
a. Menoscabe,
limite o restrinja la
libre disposición
de sus bienes o
derechos
patrimoniales o
laborales.
b. Obligue a la
mujer a suscribir
documentos que
afecten, limiten,
restrinjan su
patrimonio o lo
pongan en riesgo;
o que lo eximan de
responsabilidad
económica, penal,
civil o de cualquier
otra naturaleza.
c. Destruya u
oculte
documentos
justificativos de
dominio o de
identificación
personal o bienes,
objetos
personales,
instrumentos de
trabajo que le sean
indispensables
para ejecutar sus
62
Honduras
Ley para la
Prevención,
Sanción y
Erradicación de
la Violencia
contra la Mujer
Decreto N°
132‐97
1997
Especial
En 1996 se
modificó el
Código Penal
e incorporó
un capítulo
de medidas
preventivas y
penalización.
Juez de Letras o
de Paz o de
Familia
Física,
psicológica,
sexual y
patrimonial.
actividades
habituales.
d. Someta la
voluntad de la
mujer por medio
del abuso
económico al no
cubrir las
necesidades
básicas de ésta y la
de sus hijas e hijos.
e. Ejerza violencia
psicológica , sexual
o física sobre la
mujer, con el fin
de controlar los
ingresos o el flujo
de recursos
monetarios que
ingresan al hogar.
La persona
responsable de
este delito será
sancionada con
prisión de cinco a
ocho años, sin
perjuicio de que
los hechos
constituyan otros
delitos estipulados
en leyes
ordinarias.
Art 5 inc. 4
Violencia
Patrimonial: Todo
acto violento que
cause deterioro o
pérdida de
objetos o bienes
materiales de la
mujer o del núcleo
familiar.
Medidas de
seguridad
(detienen la
violencia y
previenen
males
mayores)
Medidas
precautorias
(previenen la
reiteración de
Separar
temporalmente al
agresor del hogar
que comparte con la
mujer
agredida; Reintegrar
al domicilio, a
petición de la mujer
que ha debido salir
del mismo por
razones de
Si: Disponer la
remisión de la mujer y
en su caso, de su
familia cercana, a una
Consejería de Familia
o a una organización
no gubernamental.
63
México
Mex. DOF 1‐02‐
2007 Ley
general de
acceso de las
mujeres a una
vida sin
violencia
1‐02‐07
Especial
Psicológica,
física,
patrimonial,
económica,
sexual y
“cualesquiera
otras formas
análogas que
lesionen o
sean
susceptibles
de dañar la
dignidad,
integridad o
libertad de las
mujeres.”
Violencia
patrimonial:
Es cualquier acto u
omisión que afecta
la supervivencia de
la víctima. Se
manifiesta en: la
transformación,
sustracción,
destrucción,
retención o
distracción de
objetos,
documentos
personales, bienes
y valores, derechos
patrimoniales o
recursos
económicos
destinados a
satisfacer sus
necesidades y
puede abarcar los
daños a los bienes
comunes o propios
de la víctima
la violencia
mediante
reeducación
del agresor y
aumento
autoestima de
la mujer)
Medidas
cautelares
(garantizan el
cumplimiento
de las
obligaciones
familiares del
agresor).
Están
enumeradas
en la ley,
divididas en
medidas
a De
emergencia
b Preventivas
c De
naturaleza
civil.
seguridad persona.
Desocupación por el
agresor, del
domicilio conyugal o
donde habite la
víctima,
independientemente
de la acreditación de
propiedad o
posesión del
inmueble, aún en los
casos de
arrendamiento del
mismo; Reingreso de
la víctima al
domicilio, una vez
que se salvaguarde
de su seguridad,
Inventario de los
bienes muebles e
inmuebles de
propiedad común,
incluyendo los
implementos de
trabajo de la víctima.
Como media
cautelar:
Desocupación por el
agresor, del
domicilio conyugal o
donde habite la
víctima,
independientemente
de la acreditación
de propiedad o
posesión del
inmueble, aún en los
casos de
arrendamiento del
mismo;
Si. Favorecer la
instalación y el
mantenimiento de
refugios para las
víctimas y sus hijas e
hijos; la
información sobre su
ubicación será secreta
y proporcionarán
apoyo psicológico y
legal especializados y
gratuitos (art 54 a
59).
Art 32 inc III
Posesión exclusiva
de la víctima sobre
el inmueble que
sirvió de domicilio.
64
Nicaragua
Ley de
Reformas y
Adiciones al
Código Penal
9
octubre
1996
Modificatoria
del Código
Penal
Juzgados del
Crimen
Física, psíquica
y toda
alteración en
la salud.
Medidas de
seguridad o de
protección.
Enumeración
taxativa para
hechos que no
constituyen
delito sino
falta.
Reincidencia: 2
a 6 meses.
Panamá
Ley N° 27 por
la cual se
tipifican los
delitos de VIF y
Maltrato de
Menores, se
ordena el
establecimiento
de
dependencias
especializadas
para la
atención de
víctimas de
estos delitos,
se reforman y
adicionan
artículos al
Código Penal y
Judicial, y se
adoptan otras
medidas
16
junio
1995
Modificatoria
del Código
Penal
Juzgados del
Crimen
Física y
psicológica
Medidas de
seguridad
curativas
Si: Prohibir o
restringir la
presencia de la
persona denunciada
en el domicilio de la
ofendida u ofendido
y dentro de un radio
mínimo de cien
metros.
2. Ordenar la
reintegración de la
persona ofendida al
hogar del que
hubiere sido
sacada con violencia
o intimidación.
Si. Establece que las
víctimas “podrán
acudir a centros
especializados…para
continuar su atención
y protección
temporal.”
65
Paraguay
Ley N° 1600
21‐09‐
00
Especial
Juez/a de Paz
Física,
psicológica,
sexual
Están
enumeradas
en la ley.
Durarán hasta
que el juez
determine su
levantamiento,
de oficio o a
pedido de
parte, por
haber cesado
las causas o
por haber
concluido el
procedimiento.
Art. 2 a: ordenar la
exclusión del
denunciado del
hogar donde habita
el grupo familiar;
Art. 2 d: disponer el
reintegro al
domicilio de la
víctima que hubiera
salido del mismo por
razones de
seguridad personal;
excluyendo en tal
caso al autor de los
hechos.
Perú
Sobre la
Política del
Estado y la
Sociedad
contra la
Violencia
Familiar
N° 26.260.
Modificada por
N° 26.763
1993 y
1997
Especial
Juez/a civil
Cualquiera
Exclusión del hogar
Puerto Rico
Ley para la
Prevención e
Intervención
con la Violencia
Doméstica
Ley N° 54
15
agosto
1989
Mixto de
protección y
penal
Aspectos de
protección:
cualquier Juez/a
de
Tribunal de
Primera
Instancia o
Física y
psicológica
La
modificación
de la Ley
amplió al
maltrato sin
lesión, la
amenaza y la
coacción
grave.
Física,
psicológica,
sexual y
restricción
de libertad
Ordenes de
protección.
Enumeración
no taxativa
La violación de
las órdenes de
protección
Ordenar a la parte
peticionada
desalojar la
residencia que
comparte con la
parte peticionaria,
independientemente
Corresponderá a la
Secretaría de la Mujer
de la Presidencia de la
República :
.”.coordinar acciones
conjuntas de los
Servicios de Salud,
Policía Nacional,
Poder Judicial y
Ministerio Público, así
como de los
organismos
especializados
intergubernamentales
y no
gubernamentales,
para brindar
adecuada atención
preventiva y de apoyo
a las mujeres y otros
miembros del grupo
familiar, víctimas de
violencia doméstica.”
Establece la creación
de Hogares de
Refugio temporal.
Como medida
cautelar Ordenar a
la parte peticionada
desalojar la
residencia que
comparte con la
parte peticionaria,
Fomentar el
establecimiento de
albergues para
personas víctimas de
maltrato.
66
Juez/a
Municipal
Aspectos
penales:
Juez/a del
crimen.
constituyen
delito menos
grave.
República
Dominicana
Uruguay
Ley N° 17514
09‐07‐
02
Especial
Los Juzgados
con
competencia en
materia de
familia,
entenderán
también en
cuestiones no
penales de
violencia
Física,
psicológica o
emocional,
sexual,
patrimonial.
Violencia
patrimonial. Toda
acción u omisión
que con
ilegitimidad
manifiesta
implique daño,
pérdida,
transformación,
sustracción,
La ley estipula
8 medidas, que
se suman a las
enumeradas
en el artículo
316 del Código
general del
Proceso y toda
medida
análoga a las
del derecho que se
reclame sobre la
misma; Ordenar
cualesquiera
medidas
provisionales
respecto a la
posesión y uso de la
residencia de las
partes.
Orden de desalojo
del agresor de la
residencia del
cónyuge, ex‐
cónyuge,
conviviente, ex‐
conviviente o pareja
consensual;
c) Interdicción del
acceso a la
residencia del
cónyuge, ex‐
cónyuge,
conviviente, ex‐
conviviente o pareja
consensual;
Interdicción de
enajenar, disponer,
ocultar o trasladar
bienes propios de
la víctima o bienes
comunes.
Disponer el retiro
del agresor de la
residencia común y
la entrega inmediata
de sus efectos
personales en
presencia del
Alguacil. Asimismo,
se labrará inventario
judicial de los bienes
independientemente
del derecho que se
reclame sobre la
misma; Ordenar
cualesquiera
medidas
provisionales
respecto a la
posesión y uso de la
residencia de las
partes.
Si Orden de
internamiento de la
víctima en lugares de
acogida o refugio a
cargo de organismos
públicos o privados.
67
doméstica y en
las cuestiones
personales o
patrimoniales
que se deriven
de ella. A su vez
entenderán en
cuestiones de
urgencia. Los
juzgados de paz
del interior del
país tendrán
competencia
para cuestiones
urgentes, como
el dictado de
medidas de
protección.
destrucción,
distracción,
ocultamiento o
retención de
bienes,
instrumentos de
trabajo,
documentos o
recursos
económicos,
destinada a
coaccionar la
autodeterminación
de otra persona.
enumeradas.
En caso de no
determinar
ninguna de las
medidas, el/la
juez/a deberá
fundar dicha
resolución.
El/la juez/a
estipulará
dentro de los
10 días una
audiencia para
evaluar la
medida. En
caso de no
comparecer se
dispondrá la
conducción de
agresor. En
caso de no
cumplir, el
agresor será
detenido por
un plazo no
mayor a 48hs.
La duración de
las mismas
será
determinada
por el/la
juez/a.
muebles que se
retiren y de los que
permanezcan en el
lugar, pudiéndose
expedir testimonio a
solicitud de las
partes. Disponer el
reintegro al
domicilio o
residencia de la
víctima que hubiere
salido del mismo por
razones de
seguridad personal,
en presencia del
Alguacil.
68
Venezuela
Ley N° 38668
23‐04‐
07
Especial
Especial
Psicológica,
acoso u
hostigamiento,
amenaza,
violencia física,
doméstica,
sexual, acceso
carnal
violento,
prostitución
forzada,
esclavitud
forzada, acoso
sexual,
violencia
laboral,
violencia
patrimonial y
económica,
violencia
obstétrica,
esterilización
forzada,
violencia
mediática,
violencia
institucional,
violencia
simbólica,
tráfico de
mujeres, niñas
y
adolescentes,
trata de
mujeres, niñas
y
adolescentes.
Violencia
patrimonial y
económica: Se
considera violencia
patrimonial y
económica toda
conducta activa u
omisiva que
directa o
indirectamente, en
los ámbitos
público y privado,
esté dirigida a
ocasionar un daño
a los bienes
muebles o
inmuebles en
menoscabo del
patrimonio de las
mujeres víctimas
de violencia o a los
bienes comunes,
así como la
perturbación a la
posesión o a la
propiedad de sus
bienes,
sustracción,
destrucción,
retención o
distracción de
objetos,
documentos
personales, bienes
y valores,
derechos
patrimoniales o
recursos
económicos
destinados a
satisfacer sus
necesidades;
limitaciones
La Ley
enumera 13
medidas de
protección y
seguridad, que
serán de
aplicación
preferente con
relación a
otras medidas
dispuestas en
otras
disposiciones
legales En todo
caso, las
medidas de
protección
subsistirán
durante el
proceso y
podrán ser
sustituidas,
modificadas,
confirmadas o
revocadas por
el órgano
jurisdiccional
competente,
bien de oficio
o a solicitud de
parte. La
sustitución,
modificación,
confirmación o
revocación de
las medidas de
protección
procederá en
caso de existir
elementos
probatorios
que
determinen su
3. Ordenar la salida
del presunto agresor
de la residencia
común,
independientemente
de su titularidad, si
la convivencia
implica un riesgo
para la seguridad
integral: física,
psíquica,
patrimonial o la
libertad sexual de la
mujer, impidiéndole
que retire los
enseres de uso de la
familia,
autorizándolo a
llevar sólo sus
efectos personales,
instrumentos y
herramientas
de trabajo.
Reintegrar al
domicilio a las
mujeres víctimas de
violencia,
disponiendo la salida
simultánea del
presunto agresor,
cuando se trate de
una vivienda común,
procediendo
conforme a lo
establecido en el
numeral anterior.
Imponer al presunto
agresor la obligación
de proporcionar a la
mujer víctima de
violencia
el sustento
necesario para
Las mujeres víctimas
de violencia de
género tendrán
prioridad en el
acceso a la vivienda,
a la tierra, al crédito
y a la asistencia
técnica en los
planes
gubernamentales
Tramitar el ingreso de
las mujeres víctimas
de violencia, así como
de sus hijos e hijas
que requieran
protección a las casas
de abrigo de que trata
el artículo 32 de esta
Ley. En los casos en
que la permanencia
en su domicilio o
residencia, implique
amenaza inminente o
violación de derechos
previstos en esta Ley.
La estadía en las casas
de de abrigo tendrá
carácter temporal
“…crearán en cada
una de sus
dependencias casas
de abrigo destinadas
al albergue de las
mismas, en los casos
en que la
permanencia en el
domicilio o
residencia implique
amenaza
inminente a su
integridad.”
69
económicas
encaminadas a
controlar sus
ingresos; o la
privación de los
medios
económicos
indispensables
para vivir.
necesidad. A
su vez, la Ley
enumera 8
medidas
cautelares.
garantizar su
subsistencia, en caso
de que ésta no
disponga
de medios
económicos para
ello y exista una
relación de
dependencia con el
presunto
agresor.
70
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