museo de tierra santa

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MUSEO DE TIERRA SANTA
UBICACIÓN
Se encuentra ubicado en la parte superior de uno de los claustros del Convento de
San Francisco, en la ciudad de Santiago de Compostela.
Este convento remonta sus orígenes a la visita de San Francisco de Asís a la ciudad
en el año 1214. Hoy, en la portería del convento, bajo una ventana arqueológica
podemos apreciar los restos de la iglesia construida a pedido del santo. Es,
posiblemente, la iglesia francisana más antigua de España. Colegio de misioneros,
desde este convento compostelano partían franciscanos para hacer obra pastoral
en Tierra Santa y Marruecos.
ORIGEN
El 29 de septiembre de 1993 finalmente es inaugurado el Museo de Terra Santa. La
existencia de este museo se puede vincular a la presencia franciscana en Tierra
Santa desde hace casi ochocientos años custodiando los lugares sagrados del
cristianismo. Esta historia florece cuando Fray Juan Rodríguez de Legísima visita en
el año 1950 la Exposición Romana de Arte Sacro y ve en ella una grandiosa maqueta
de la Basílica del Santo Sepulcro. Ante su vista, surge en él la idea de una magna
Exposición bíblico-palestina que permita conocer la geografía y la historia del lugar
donde se desarrollan los hechos bíblicos.
En el año 1951 promueve la fundación de la Asociación de Amigos de Tierra Santa
con la finalidad de defender y promover los intereses católicos de los Santos Lugares
de Palestina; reavivar en los españoles el amor y devoción a los mismos,
recordándoles los hechos ocurridos en esos lugares.
Y para dar a conocer los ideales de la asociación y mostrar la maqueta procura
organizar la mencionada exposición. En 1953 se dio el impulso definitivo al proyecto
de la exposición. Frente a la magnitud que estaba alcanzando la iniciativa, surgió el
proyecto de un futuro museo.
La Magna Exposición de Tierra Santa se realiza entre 1954 y 1955 en el Palacio de
Velázquez y el Palacio de Cristal del Buen Retiro de Madrid. Tierra Santa debía ser la
principal proveedora de la mayor parte de objetos que figurarían en la exposición.
Se necesitó y contó con la colaboración de muchas personalidades y organismos
para llevar a cabo la enorme tarea.
Mención especial merece la Custodia de Tierra Santa que en depósito aportó piezas
muy destacadas y donó otras.
Una vez concluida la Magna Exposición comienza la tarea de devolución de lo
prestado, lo cual culmina en el año 1965.
El tiempo transcurre y el proyecto del futuro museo ha caído en el olvido.
Solamente continúa el empeño de fray Legísima.
Fray Juan R. de Legísima nació en Monforte de Lemos el 1 de enero de 1884. Ingresa
al noviciado a los 17 años en el convento franciscano de Nuestra Señora de Vista
Hermosa, Ourense. En septiembre del mismo año pasa a Santiago, y el 28 de marzo
de 1903 es admitido a la profesión de votos simples, trasladándose poco después al
convento de San Diego de Canedo (Puenteareas, Pontevedra). El 29 de marzo de
1906 emite los votos solemnes. El 14 de abril de 1908 le es conferido el Sagrado
Orden del Sacerdocio, celebrando su primera misa en Puenteareas.
El 15 de febrero de 1984 fallece el P. Legísima. Cumpliendo con su voluntad
testamentaria, fray José Isorna se encarga de trasladar a Santiago de Compostela el
material reunido para el museo que es depositado en el Convento de San Francisco.
Los PP. Gonzalo Diéguez, José González y José R. Carballo, con el generoso aporte de
la Xunta de Galicia, hacen realidad la ubicación del Museo de Terra Santa en su sede
actual.
EXPOSICIÓN
Articulada en cuatro grandes secciones: “El pasado remoto”, “Presencia franciscana
en Tierra Santa”, “Jerusalén codiciada” y “El pasado reciente”, la exposición permite
realizar un viaje histórico que se remonta 700.000 años antes de Cristo finalizando
con la fundación del Estado de Israel en 1948, dejando constancia de los períodos
más relevantes de esta fascinante historia.
Lo interesante es poder apreciar objetos originales, sin embargo, la importancia
radica en que este museo es único en el mundo
El pasado remoto
Perfectamente organizado en vitrinas, el recorrido comienza mostrando utensilios
de piedra (sílex) del Paleolítico. En aquellas épocas el ser humano vivía en pequeños
grupos familiares.
Con la llegada del Mesolítico y el Neolítico (10.000 a 4.500 a.C.) cambian las
condiciones de vida, lo que también se refleja en las herramientas. Es en este
momento cuando se comienza a sembrar, quizá debido a cambios climáticos que
obligan obtener alimentos de otra manera que no sea la recolección silvestre que
estaría escaseando, o que la zona que hoy denominamos Palestina fuera
especialmente fértil y al verlo, aquellos grupos decidieran asentarse de forma
definitiva.
Como sea, el resultado es que se pasa de un número reducido de personas, familiar,
a un núcleo social dando así origen a la especialización y a las jerarquías. Testigos
de aquellos tiempos son los muros de la antigua Jericó de hace aproximadamente
10.000 años.
La maqueta de Palestina permite al visitante hacerse una idea de la geografía de
este territorio –cuya superficie es algo más pequeña que la de Galicia- donde tanta
historia se acumula.
Encrucijada de la humanidad, Jerusalén, la ciudad sagrada para las tres religiones
monoteístas con su legado de amor y odio…
El cobre es el primer metal empleado por los seres humanos. Se aprecia alfarería: es
la época en que se inventa la rueda y a partir de ella herramientas como el torno de
alfarero, entre 4.500 y 3.000 a.C. se comienza a navegar a vela; el cobre es usado
básicamente en la realización de adornos hasta que se mezcla con estaño y así se
inventa el bronce.
En la Era del Bronce es posible apreciar una lámpara de la cultura cananea junto a
una variedad de recipientes de pequeño tamaño, posiblemente hechos para
contener aceite o perfume. Esta lámpara de barro cocido, datada entre los siglos
XIV – XIII a.C. es cercana en el tiempo a la llegada de Moisés a la tierra prometida.
El comienzo de la edad del Hierro coincide con la llegada de pueblos a la zona cuyo
origen se desconoce. Los llamados “Pueblos del mar”. Entre ellos aparecen los
filisteos que no dejan escritura pero quedan datos en crónicas egipcias que los
mencionan.
En esta sección se encuentra el Monetario, una colección que abarca desde la época
Helenística hasta la actualidad. Una moneda que atrae muchas miradas es el
Denario.
El período Helenístico se extiende desde el 331 al 63 a.C. y en el museo está
representado por piezas de alabastro tallado, vidrio y hermosas lámparas de aceite.
Presencia franciscana en Tierra Santa
La maqueta de la Basílica del Santo Sepulcro es una pieza exquisita realizada en
madera de ciprés por fray Bartolomé de las Heras en el taller del convento de San
Salvador –sede de la Custodia de Tierra Santa- en Jerusalén.
Fray Bartolomé trabaja en ella entre 1945 y 1950, año en que fue presentada en
Roma. Es una reproducción que muestra el conjunto exterior, pero una
característica especial de esta obra, es que su interior también ha sido tallado y
pintado, mostrando la Basílica como se veía en esa época.
La madera fue cultivada en Getsemaní, donde aún quedan ocho olivos de la época
de Jesús.
En primer plano, maqueta de la Basílica del Santo Sepulcro. Al fondo, retrato de fray
Bartolomé de las Heras.
La artesanía de nácar –madre perla- y madera de olivo brinda testimonio de la
presencia franciscana en Tierra Santa.
San Francisco funda la Orden de Frailes Menores en 1209, orden que pronto se abre
a la evangelización. En el Capítulo general de 1217, cuando la Orden se divide en
Provincias, nace la Provincia de Tierra Santa que abarcaba todas las regiones en
torno a la cuenca sudoriental del Mediterráneo, de Egipto a Grecia y más allá. El
corazón de esta provincia son los lugares donde vivió y desarrolló su ministerio
Jesús. Por este motivo, se la consideraba la perla de todas las provincias, y hasta
hoy continúa siendo la perla de todas las Misiones.
San Francisco la visita entre 1219 y 1220 permaneciendo varios meses en Egipto,
Siria y Palestina, aunque no consigue llegar a Jerusalén ni a Belén. De esta época
data el célebre encuentro con el sultán Melek-el-Kamel en Damieta, que sienta las
bases que permite luego a los “hombres de la cuerda”, como se les decía en aquellas
tierras, asentarse allí y cumplir con el ideal de San Francisco: proteger los lugares
sagrados del Cristianismo.
San Francisco muere en 1226 y poco después -1229- los hermanos menores se
establecen en Jerusalén, en las proximidades de la V estación de la Vía Dolorosa.
En el año 1342, la Bula del Papa Clemente VI promulgó la constitución jurídica de la
Custodia de Tierra Santa.
Jerusalén codiciada
Desde el siglo I a.C. hasta finales de la Primera Guerra Mundial, romanos, bizantinos,
árabes, turcos e ingleses, ocupan sucesivamente la zona. El epicentro de la
destrucción es Jerusalén. Jerusalén, nombre cuyo origen etimológico es incierto, la
ciudad tres veces santa, la ciudad codiciada ya desde antes de Jesús. Aparece en la
historia desde el tercer milenio a.C., y la Biblia la menciona por primera vez en el
Génesis.
Durante la presencia romana, Herodes restaura el segundo templo. De esta época
es posible contemplar una excelente muestra de la habilidad que adquirieron los
romanos en la factura del vidrio.
Las lámparas de aceite –lucernas- fueron usadas en varias ocasiones por Jesús en
sus parábolas. Destacan dos, modelo herodiano, datadas en la época en que Él vivió
y según los historiadores el modelo más extendido en esa época, por eso,
posiblemente este tipo de lámpara fuera el que usaban Jesús y sus discípulos.
Un fragmento de una tubería de barro cocido, una muestra de la capacidad
constructora de los romanos que se mantiene en funcionamiento hasta 1940, sin
embargo oculta un sentido más profundo. Entre los años 27 y 35 Poncio Pilato
amplía los acueductos existentes para llevar agua a Jerusalén desde Wadi Arrub.
Coge dinero del templo, pero esto, para los judíos es una herejía así que organizan
una sublevación que es sangrientamente reprimida. En Lucas 13,1 le anuncian a
Jesús que “Pilato había matado a unos galileos, mezclando su sangre con la de las
víctimas que ofrecían en sacrificio”. Esta frase, podría estar refiriéndose al
desgraciado suceso.
Una maqueta muestra una reconstrucción del templo de Jerusalén en época de
Jesús. El templo ampliado por Herodes.
La Biblia menciona el Arca de la Alianza y el Mar de Bronce dando señas de los
materiales con que fueron hechos y sus medidas. Dos objetos sagrados que
desaparecen sin dejar rastro y que podemos apreciar gracias a dos reproducciones
basadas en la descripción bíblica.
Al Imperio Romano le sucede el Imperio Bizantino (Siglos IV al VII). El Edicto de
Milán, convocado por Constantino es conocido también como La Tolerancia del
Cristianismo, fue promulgado en Milán en el año 313 por el cual se estableció la
libertad de religión en el imperio romano y firmado por Constantino I el Grande y
Licinio, dirigentes de los imperios romanos de Occidente y Oriente respectivamente.
En el año 324 Constantino, después de vencer a Licinio, reunifica el Imperio
Romano. El primer Concilio ecuménico se celebra en Nicea convocado por
Constantino en el año 325. El resultado fue la doctrina de la trinidad que los
cristianos han sostenido y enseñado durante más de dieciséis siglos.
El Imperio Bizantino es un periodo cultural, rico y floreciente para Oriente mientras
Occidente decae. De esta época es posible ver diversos objetos, pero llaman la
atención las lucernas adornadas con símbolos cristianos. Una vez que el
cristianismo se ve libre de las persecuciones se muestra su simbología sin temor,
pero, estas pequeñas lámparas además de iluminar eran la manera de recordar que
Jesús dijo: “Yo soy la Luz”. Al surgir la frágil llamita, antes que para ver, era la Luz
que vence las tinieblas.
Cerámica bizantina. Barro
cocido.
Realizada con
moldes. S. V – VI.
Simbología
temática
cristológica, cabeza figurada
de Cristo, motivo de la
espiga.
Uso: iluminación en la vida
privada,
ceremonias
religiosas, ritos funerarios.
Entre 633 y 645 la expansión musulmana ocupa Palestina. Jerusalén cae en el 638.
Alfarería árabe da testimonio de la conquista.
Una réplica de la espada de Godofredo de Bouillón y alfarería medieval hablan de la
primera cruzada y conquista de Jerusalén por los cristianos.
Paneles indican los caminos romanos que a partir del siglo IV vieron pasar
peregrinos cuya meta era Roma o Jerusalén. El Camino de Santiago es diferente:
hecho por peregrinos para peregrinos, es un Camino que no finaliza en la ciudad
compostelana, sino que es una etapa en la vida del peregrino, es un camino que se
inicia con la marcha y luego de pasar por Santiago de Compostela, continúa con el
espíritu…
Unos fragmentos de mármol con una estrella de latón que lleva la siguiente
inscripción: “Hic de Virgine Maria Jesus Christus Natus est 1717” recuerdan la Iglesia
de la Natividad, en Belén. Esta iglesia fue construida bajo la supervisión de la madre
del emperador Constantino, Santa Elena.
Posiblemente estos fragmentos de
mármol que se aprecian en el museo, pertenecen a la época cruzada. Entre 1165 y
1169 los cruzados restauran la Basílica con ayuda de Constantinopla y el Obispo Raúl
de Belén protegiendo la piedra donde nació Jesús con un pavimento de mármol
blanco. La estrella de plata que estuviera en ese lugar fue arrancada y el pavimento
partido; hoy el lugar está cubierto por una nueva estrella y un nuevo pavimento que
fueron colocados en 1853.
Llama la atención una maqueta de nácar que fue hecha en Belén. Es una réplica del
Domo de la Roca. Esta construcción árabe del siglo VII se encuentra en la explanada
del Templo de Jerusalén, fue construida a fines del siglo VII. Los musulmanes
consideran que la roca que se encuentra bajo la cúpula, es el lugar desde donde
Mahoma ascendió a los cielos. Para los judíos, sobre esta roca Abraham iba a
sacrificar a su hijo Isaac; es el lugar del Pacto entre el Señor y el Pueblo Escogido.
Diversas piezas ilustran la cultura árabe entre los siglos XII y XIII. El alfanje recuerda
que los moros introdujeron en España la técnica del acero de Damasco, donde se
hacen famosas las espadas forjadas en las acerías de Toledo.
Pipas turcas de barro cocido, con hermosa decoración de los siglos XVII – XVIII y
armas de 1700 dejan testimonio del imperio Turco Otomano. La alfarería turca
presente en el museo, abarca desde el siglo XVI hasta principios del siglo XX.
El pasado reciente
Las tres religiones monoteístas se encuentran representadas por sus libros sagrados:
abajo a la izquierda el Corán, en el centro la Tora y abajo a la derecha la Biblia.
Diversas culturas conviven en Jerusalén, nombre sobre cuya procedencia no se
tienen datos precisos. Podría ser “Urusalem” o “Jeru-Salem”. Salem, “dios del sol
poniente” para los antiguos pueblos paganos que habitaban la zona, o “lugar del
dios Salem”. En torno al siglo XIV a.C. con la aparición de los hebreos en Canaán,
posiblemente Salem pasó a ser Shalom: “paz”. Yerushalayim -nombre hebreo- tiene
un origen incierto, por lo que algunos expertos dicen que proviene de “yeru”: casa y
“shalem” o “shalom”: paz. Esto significaría “casa de la paz”. Para los árabes se trata
de Al-Quds, “la sagrada”.
La diversidad de orígenes, religiones y culturas convierten a Jerusalén en un “crisol
de culturas” porque allí se encuentran y de alguna manera enlazan, modos de vida y
tradiciones diferentes pero con una raíz única en cuanto a la fe, aunque cada una
utilice un nombre distinto para su dios....
Restos de armamento bélico del ejército británico de la primera guerra mundial,
hallados en la zona de Gallicantus, recuerdan la conquista de Jerusalén en diciembre
de 1917, y dejan testigo de que una vez más se cierne la destrucción sobre la ciudad.
Con la conquista inglesa culminan cuatrocientos años del Imperio Turco Otomano.
La antigua Palestina es hoy el Estado de Israel: el 14 de mayo de 1948 declara su
independencia con el consentimiento de las Naciones Unidas.
Sin embargo, este pequeño territorio, es la Tierra Santa de las tres religiones.
Jerusalén es un extremo del eje en torno al cual gira el universo cristiano. Roma en
el centro y en el otro extremo Santiago de Compostela.
Y en esta ciudad, el Convento de San Francisco: bien se puede decir que es un
vértice del cristianismo debido a su fundador.
Este breve recorrido presenta una lectura cristiana, pero, igualmente la lectura
podría ser judía o musulmana, tan solo depende de la creencia del visitante. Lo
mismo que ocurre en la Tierra Santa.
Rori Suárez Barreto
Encargado del Museo de Terra Santa de Santiago de Compostela
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