Notiziario settimanale No.10-2007 (Domenica 15/04/2006) Los nuevos retos de la izquierda mundial y en particular de la italiana Mariza Bafile En el seno de la izquierda democràtica italiana, y en particular de sus dos mayores partidos (DS y Margherita Demòcratas de Izquierda y Partido socialdemòcrata) se està desarrollando un intenso debate que debe desembocar en el nacimiento del partido democràtico. Los temas que se estàn analizando parten de un anàlisis de la sociedad subrayando el alejamiento cada vez màs radical que existe entre los ciudadanos y los partidos tradicionales. Es una realidad que como sabemos, tambièn preocupa a los polìticos de nuestros paìses y que tambièn en Sudamèrica impuso cambios sustanciales dentro de la izquierda tradicional. A raìz de estos anàlisis en Italia los lìderes de los mayores partidos de la centro izquierda estàn buscando una plataforma comùn para construir, como dijo Piero Fassino, secretario general del partido DS demòcratas de izquierda, un partido nuevo, no un nuevo partido o un partido màs sino un partido nuevo porque vivimos en un mundo nuevo en el cual cambiaron las variables alrededor de las cuales las actuales fuerzas polìticas construyeron su identidad y afianzaron sus experiencias. Algùn ejemplo: 1) El Noveciento, siglo en el cual se construyeron nuestras experiencias històricas, se alimentò con la idea de las perspectivas magnìficas y progresivas del desarrollo y de un crecimiento sin lìmites capaz de dar respuestas a los requerimientos de hombres y mujeres en todo el planeta. Hoy, en los primeros anos del 2000, la palabra sustentabilidad entrò en nuestro diccionario diario. Hoy sabemos que tenemos que tomar en cuenta los lìmites del desarrollo y de un crecimiento que pide, cada dìa, respuestas de calidad: sabemos que es imprescindible tutelar el ambiente, valorizar los recursos del planeta, considerar la naturaleza como un bien que no es negociable. 2) En Italia y en todos los paìses industrializados – pero sobre todo en los que estàn en vìa de desarrollo – se registra una crisis de la democracia representativa bajo el empuje de la globalizaciòn que cambia con extrema rapidez, dìa a dìa, los lugares y las sedes de decisiones y pone a prueba duramente las instituciones democràticas. Esta movilidad dificulta la vida de los partidos tradicionales y pone en peligro el valor de la democracia representativa. 3) La superaciòn del fordismo, osea del concepto de trabajo ligado a la grande fàbrica y a la estabilidad, està cambiando la calidad misma del trabajo, su distribuciòn, su significado. Para los que, como nosotros, colocamos siempre en el trabajo un valor fuerte consideràndolo uno de los caracteres fundativos de la identidad polìtica y cultural, surge la necesidad de medirse con las nuevas formas de trabajo flexible y de la modernidad social. De la modernidad lìquida como dirìa Bauman. 4) El mundo tiene que confrontarse con el grande fenòmeno de las migraciones. En Italia se està desarrollando una mutaciòn demogràfica que està transformado la identidad nacional: durante 150 anos fue un paìs del cual se emigraba, es la historia de muchos de nosotros, actualmente se ha transformado en un paìs donde otras personas llegan en bùsqueda de fortuna y dignidad. Es un fenòmeno que està cambiando la sociedad italiana, su percepciòn y su sensibilidad. Con dificultad pero con firmeza empieza a radicarse la conciencia que hay que valorizar las diversidades religiosas, culturales, ètnicas. Se entiende que es una necesidad imprescindible para prevenir y tratar de sanar los conflictos, los fundamentalismos, las nuevas barbaries. Podrìa seguir con muchos ejemplos. Enfin nos encontramos frente al reto de nuevos desafìos para los cuales resulta insuficiente lo que se ha hecho hasta el momento. Es necesario dar vida a un pensamiento nuevo. Un reformismo del siglo XXI significa tomar en cuenta las demandas de la sociedad flexible, de la sociedad del tiempo real, de la sociedad global, de la sociedad de las necesidades individuales y de los derechos humanos inderogables asì como de muchas otras cosas que no pueden unicamente ser objeto de un anàlisis sociològica sino que requieren de la redefiniciòn de estrategias e identidades polìticas. Sirve un partido nuevo porque necesitamos un reformismo capaz de interpretar un mundo nuevo. Una misma trayectoria acompańò en Italia, entre finales del 800 y comienzos del 900 el nacimiento de partidos, sindicatos, cooperativas que tuvieron que interpretar un paìs que entraba en la modernidad un paìs donde las viejas formas de la organizaciòn polìtica elitaria del periodo cavouriano ya no podìan representar de manera satisfactoria. Del mismo modo, al final de la segunda guerra mundial y del fascismo surgiò la necesidad de crear unos partidos de masa capaces de ofrecer un piso sòlido a la repùblica y la democracia y permitir a una gran multitud de trabajadores y de ciudadanos ser protagonistas de la vida del estado y de la transformaciòn del paìs. Desde decenios asistimos a una crisis de la polìtica. Una crisis que nos obliga a una pausa para escuchar, entender, razonar, discutir. Ciudadanas y ciudadanos piden a la polìtica un mayor acercamiento, piden a la polìtica ser menos sorda y hostil. Los cuatro millones de personas que participaron en Italia, el pasado 2005, en las primarias para indicar a Romano Prodi como lider del frente progresista capaz de juntar las distintas almas de la centroizquierda desde la màs moderada hasta la màs radical, con ese voto pidieron ser protagonistas y no espectadores de la vida del paìs y de su renacimiento, luego de la etapa capitanada por el premier Berlusconi etapa dominada por el populismo y el individualismo. Pidieron una innovaciòn de metodologìa de trabajo y de estilo polìtico. Los demòcratas de izquierda, siendo el màs grande partido de la izquierda italiana, asumieron el reto de buscar respuestas a esas peticiones. Concientes que sin una respuesta adecuada esas insatisfacciones pueden transformarse en un fàcil terreno para polìticas cualuncuistas, para la antipolìtica. Es lo que pasò hace 11 años cuando Berlusconi y su liderismo populista llenaron el vacìo que padecìan las instituciones y los partidos de la primera repùblica. El peligro sigue latente en Italia. Y es un peligro que vivimos nosotros en Sudamerica. Nuestros paìses tambièn necesitan reforzar su estructura partìtica ofreciendo respuestas innovativas y reales a las grandes preguntas e inquietudes que surgen de sus sociedades. Las grandes problemàticas que todavìa nos aquejan, la disparidad en la distribuciòn de las riquezas, los cambios que refleja una sociedad siempre màs influenciada por tecnologìas en constante evoluciòn, el rol protagònico de nuevas àreas del mundo como Asia e India nos obligan a una reflexiòn y una reestructuraciòn dentro de la izquierda sudamericana. Tambièn aqui debemos ser nosotros lo que tomemos las riendas de la insatisfaccion para dar respuestas que estèn a la altura de las demandas. Es el momento justo para sacar a nuestros paìses de los peligros de la inestabilidad del populismo, de los slogans vacìos, de la polìtica que se desarrolla a pesar de la gente y sin construir. Es el momento para fortalecer estructuras capaces de superar los personalismos y para hacerlo debemos reflexionar sobre nuestra historia y nuestro futuro. Existen momentos en los cuales la izquierda y la polìtica en general necesitan una profunda transformaciòn. Sin perder sus valores fondamentales y sin olvidar sus raìces. Basta recordar el New Deal con el cual Roosvelt restituyò fuerza, dignidad y coesiòn a una America destruida por la gran depresiòn de 1929, a la forma en que una Alemania desecha materialmente y moralmente por la barbarie hitleriana supo resurgir como paìs libre y democràtico; pienso en Felipe Gonzalez que supo llevar España fuera de la noche del franquismo diseñando el paìs joven y moderno de hoy. En todos esos momentos resultò decisiva la funciòn que supo asumir una gran fuerza polìtica a veces moderada a veces progresista, capaz de proponer una visiòn moderna y ofrecer perspectivas de vida en las cuales cada ciudadano pudiera identificarse y proyectar la vida suya y la de sus hijos. Es el reto que estàn asumiendo muchos movimientos de izquierda en el mundo, es el reto con el cual se està confrontando hoy en Italia la izquierda pluralista, democratica y progresista preparàndose para enfrentar los temas relacionados con el ambientalismo, el pacifismo, la lucha a los fondamentalismos en un mundo màs dinàmico, donde las poblaciones se mezclan y reconstruyen. El Partido Democratico italiano no significarà una simplificaciòn del sistema polìtico ni la suma de dos oligarquias de partido (DS y Margherita) y tampoco surgirà a raìz de un deseo autodestructivo finalizado a dejar de lado un pasado que es su gran patrimonio, la base fundamental de donde partir para conjugar innovaciòn y equidad social. Todo lo contrario. Piero Fassino en la propuesta que presentarà en el pròximo congreso del Partido escribe: El partido Democràtico es una casa màs grande de los reformistas, es la manera màs eficaz para reafirmar los valores de la izquierda y nuestra inspiraciòn socialista en el mundo nuevo de este siglo.” El debate no es fàcil, hay muchas perplejidades pero es necesario buscar una sìntesis de las diversidades. A nuestras espaldas quedaron las divisiones que marcaron el nacimiento de los reformismos italianos despuès de la caìda del muro de Berlìn, llevando el partido PCI al PDS y finalmente al DS. El enorme terremoto polìtico que surgiò a raiz de esos cambios llevò las culturas reformistas italianas y sus partidos a profundas transformaciones. Paralelamente a un reformismo socialista del cual surgieron distintos partidos entre los cuales el màs grande es el DS, Italia conociò un reformismo cristiano social y catòlico democràtico. Durante muchos años estas fuerzas tuvieron objetivos y propuestas alternativas que no lograban fundirse y viajar por caminos comunes Hoy finalmente hay temas que permiten construir una agenda compartida. Baste recordar algunos de estos grandes temas. 1) La conciencia comùn de la necesidad de una governance global capaz de dar a la globalizaciòn y al mundo ese orden que la sencilla suma de las sovranidades nacionales ya no puede ofrecer. Pensamos a la necesidad fuerte de un cambio dentro de la ONU sus organismos, sus metas. Pensamos, por lo que se refiere a nuestros paìses, a la necesidad que surge de nuestra poblaciones para llegar a una mayor integraciòn suramericana con fines que superen las palabras vacìas y los populismos globalizados. 2) Todos estamos concientes que paz y estabilidad son conceptos que no es suficiente evocar para obtener. Cada paìs debe ser no solamente consumidor sino tambièn productor de paz asumiendo sus respectivas responsabilidades. 3) El valor de la empresa y del mercado es indispensable para producir riqueza y recursos pero es necesario fomentar una polìtica de distribuciòn entre paìses ricos y pobres mucho màs ecua y justa. 4) La necesidad de garantizar la universalidad de los derechos y la urgencia de entender que no existe antes un problema de crecimiento y luego uno de equidad social sino que ambos tienen que caminar juntos. Sobre estas problemàticas y otras de igual relevancia se puede construir un camino comùn y crear un partido nuevo capaz de dar a las ciudadanas y los ciudadanos un punto de referencia seria y segura, un partido nuevo que devuelva a la polìtica su justo rol de guìa y construya una pared que cierre definitivamente el paso a todas las manifestaciones populistas y personalistas. Para concluir quiero subrayar que en este nuevo contesto del partido nuevo en Italia asì como dentro de otras fuerzas polìticas innovativas que surgiràn en nuestros paìses es necesario abrir un espacio amplio y fuerte a las mujeres permitièndoles tener las mismas oportunidades polìticas que tienen los hombres. Esto tiene que ser un valor fundamental no negociable. Hace pocos dìas en mi partido DS eligimos a una nueva coordinadora en la persona de la jurista Vittoria Franco quien dijo algo que considero fundamental: el partido democràtico, dijo Vittoria, tiene que hacer suya la revoluciòn màs proficua profunda y pacìfica del noveciento: la revoluciòn que hicieron las mujeres para lograr su libertad que es la libertad de todos. Quisiera concluir con una frase de Gabriel Garcia Marquez: Alguien me preguntò cuales ideas podìa sugerir para que el siglo 21 sea un siglo realmente distinto. Porque no hacer lo unico que los seres humanos nunca quisieron probar: ceder, por parte de los hombres, el poder que, en los hechos, ejercieron las mujeres, invirtiendo los terminos del mando? Luego veremos si el mundo cambiarà”. Las mujeres sudamericanas merecen un rol protagònico real y no formal en la polìtica de sus paìses. Michelle Bachelet es solamente la punta de un iceberg. Pero necesitamos abrir otros espacios en otros lugares de este subcontinente para màs mujeres. Ellas demuestran todos los dìas como saben asumir retos y responsabilidades con seriedad, capacidad y profesionalismo. Las mujeres enfrentan la polìtica partiendo de la capacidad de escuchar y esto es lo que piden hoy las ciudadanas y los ciudadanos del mundo: ser escuchados. Si la izquierda democràtica de nuestros paìses sabrà reconocer a las mujeres su valor podremos mirar al futuro con mayor optimismo. NOTIZIARIO MARIZA BAFILE Giancarlo Barreto +51 1 97196298 Ufficio Parlamentare ROMA On.le Mariza Bafile Diputata Segretario alla Presidenza della Camera dei Deputati Teleloni: +39 066 7606764 - 7606769