LA TRANSICIÓN EN CUADERNOS DE RUEDO IBÉRICO Xavier Díez (ed.) BackList, Barcelona, 2011, 458 págs. La reedición con esta obra de un buen número de artículos que fueron publicados en la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico durante el tardofranquismo de los años 70 del pasado siglo constituye sin duda un gran acierto. Esta iniciativa contribuye a cubrir un vacío que impedía que la mirada crítica que se expresaba en esas páginas en el transcurso de ese período fuera conocida por las sucesivas generaciones que han ido apareciendo desde entonces. Con mayor razón cuando vemos que está resurgiendo un interés creciente por conocer versiones distintas de la proporcionada por la “historia oficial” sobre la mitificada Transición entre un sector de la juventud que se reconoce en movimientos como el 15-M. El hecho de que su salida de nuevo a la luz coincida con el cincuenta aniversario de la fundación de la Editorial Ruedo Ibérico, cerrada en 1981, le da todavía más valor. La selección de artículos (muchos de ellos firmados con seudónimos para evitar la represión) ha correspondido a un joven historiador, Xavier Díez. Éste hace una introducción y una adecuada contextualización de esos trabajos. En ellos recuerda entre otras cosas lo que ha sido la “leyenda rosa” de la Transición (con el documental de Victoria Prego para TVE en 1995 como la más divulgada versión) y opone a la misma el “contrarrelato” lampedusiano de la Transición como una “transacción”, generadora de la consiguiente desmovilización y usurpación de la soberanía popular, la exclusión de la disidencia y una ley de punto final entre otros rasgos. La selección comienza con un artículo introductorio de Joan Martínez Alier, en el que expone su crítica a la política de “reconciliación nacional” defendida por la dirección del Partido Comunista de España (PCE) desde 1956. Le siguen otros sobre la coyuntura y los condicionantes políticos y sociales, escritos por Santiago Roldán, Santiago Udina y Regina Tayá, Martínez Alier y José Manuel Naredo. En uno de ellos se analizan los cambios económicos y sociales que se están produciendo en “la nueva España” de finales de los años 60, junto con la emergencia de una nueva izquierda revolucionaria, para acabar propugnando la necesidad de unir la lucha contra la dictadura con el anticapitalismo, En otro se resaltan las tensiones entre organismos unitarios como la Asamblea de Catalunya y la Junta Democrática en relación tanto con sus distintas propuestas de resolución de la cuestión nacional como con el papel a otorgar a la movilización popular. Finalmente, tras una crítica libertaria de la democracia parlamentaria, se nos ofrece una valoración de los resultados del referéndum sobre la Constitución del 78 en la que se destaca la importancia de la abstención, sobre todo en el País Vasco. En otro bloque “redescubrimos” un artículo de especial interés, escrito por José Martínez, editor de Ruedo Ibérico, y Alfonso Colodrón, en el que se somete a una rigurosa crítica un libro que conocidos miembros de la denominada “generación de la Zarzuela” (Jorge de Esteban y otros constitucionalistas) publican en 1973 bajo el título de Desarrollo político y Constitucion española. La originalidad de esta obra, encargada por un sector de la banca española a personas “demócratas”, estaría en que fue la primera experiencia relevante de “colaboracionismo” desde el mundo académico para tratar de justificar la apuesta por una reforma del franquismo desde dentro sin cuestionar la legalidad vigente: o sea, la “transición de la ley a la ley”, como finalmente ocurriría. Forma parte de ese mismo apartado un editorial dedicado a “las rebajas de la ‘oposición política’”, escrito en 1976, que entra en polémica con argumentaciones empleadas por la mayoría de esa oposición para justificar su derechización. Ése es el caso de su refutación de la “correlación de fuerzas” como coartada, justamente después de las huelgas de Vitoria, la represión posterior y el papel mayor de freno que juega a partir de entonces la “Platajunta”. Valga como muestra el siguiente párrafo: “Debería analizarse, además, si es verdad que la ‘correlación de fuerzas’ es desfavorable a la izquierda. Para calibrar la verdadera fuerza de la clase obrera no es buen método el disuadirla de ejercerla en muchas ocasiones. Debería analizarse qué razones hay para esperar que esa correlación mejore una vez instaurado el proyecto político del régimen (sin o con partido comunista tolerado). Se olvida sistemáticamente el ejemplo de las grandes huelgas políticas de Euskadi desde diciembre de 1974 hasta septiembre de 1976. ¿Cuál es el grado de movilización potencial de la clase obrera en el resto del Estado? El desmovilizar continuamente al pueblo trabajador, al rebajar objetivos, no es ciertamente un buen método de aumentar las propias fuerzas. Si la izquierda se va corriendo más y más a la derecha, la balanza no puede menos que desequilibrarse más hacia la derecha. La tercera posibilidad no es para hoy, ni tal vez para mañana, pero es una posibilidad que debería mantenerse abierta negándose al pacto con el Estado capitalista” (p. 285). Una respuesta que coincide en lo fundamental con la que hacíamos desde corrientes de la izquierda marxista radical y que se extendería después a los Pactos de la Moncloa, justamente analizados en otro artículo como inicio de un nuevo corporativismo. Cierran esta parte una referencia a las luchas autónomas “olvidadas” de esos años, así como un artículo sobre la reestructuración de las Cajas de Ahorros que, pese a ser escrito en 1979 y teniendo como autor al luego ministro socialista Julián García Vargas, sirve para recordarnos que el problema viene de lejos. Otros trabajos aquí reeditados abordan una cuestión que sigue siendo controvertida: la de la caracterización del franquismo, tanto frente a su simplista asimilación con el fascismo como respecto a las tesis de Juan J. Linz sobre el carácter “autoritario” y de “pluralismo limitado” que según él tenía ese régimen a partir de los años 60. Joan Martínez Alier, Eduardo Sevilla y Salvador Giner rebaten con fundamento esas posiciones para concluir sobre su naturaleza dictatorial y de clase, destacando asimismo los pilares que han ido sosteniendo lo que definen como un “absolutismo despótico”. La parte final recoge también análisis sobre la crisis económica y de dominación que se da en la segunda mitad de los años 70, así como las características del nuevo régimen conformado por la Constitución de 1978. Vemos aquí también cómo se alerta -frente al “consenso” generalizado- ante el comienzo de una etapa que va sentando las bases de un sistema de partidos que no cuestionará la dominación de clase preexistente y, sin embargo, provocará, en palabras oportunamente citadas de un artículo escrito entonces por el sociólogo del PSOE Julián Santamaría, “la frustración de una parte muy importante de la población ante la inexistencia de un proyecto bien definido, la insuficiencia del cambio, la ambigüedad frente al pasado y la incertidumbre del futuro (…), causas de una situación de ‘desencanto’ de un pueblo con el que sólo se ha contado a la hora del voto” (p. 430). Una mirada más completa sobre lo que se escribió durante esos años desde esta revista debería tener en cuenta también otros trabajos no incluidos que también reunen la calidad y el rigor crítico que refleja esta antología. En realidad, esos requisitos caracterizaron toda la trayectoria de esta publicación, hoy accesible en edición facsímil completa en http://www.ruedoiberico.org/cri/faximil.php . También conviene recordar que el largo artículo que José Manuel Naredo (Aulo Casamayor) publicó a finales de 1976 en esa misma revista fue reeditado en 2001 por Anagrama (junto con otros artículos posteriores del mismo autor) con el mismo título, suficientemente expresivo: “Por una oposición que se oponga. Crítica a las interpretaciones del capitalismo español y a las alternativas que ofrece la ‘oposición política’”. Una (re)lectura del mismo ayudará sin duda a comprender mejor el sentido de todos estos trabajos, ya que, como se decía de éste último en la Advertencia de la redacción de la revista, todos ellos “forma(n) parte de la búsqueda de las bases teóricas para una oposición que rechace el ser mera gestora de los intereses de las clases dominantes y que, al constituirse en portadora de un modelo de sociedad radicalmente distinto, ponga en tela de juicio la organización social imperante”. Como se puede desprender de lo comentado hasta aquí, nos encontramos con una serie de artículos en los que predomina un punto de vista anticapitalista y libertario sobre la “Transición”. Un enfoque que somete a una firme y permanente denuncia a la dictadura franquista, pero a la vez rechaza los análisis del capitalismo español y de ese mismo régimen que se hacen desde la mayoría de corrientes de la oposición antifranquista, ya que les lleva, en opinión de los autores, a una estrategia “etapista” y a una política de alianzas incompatibles con el objetivo de la ruptura. Su apuesta por una articulación de demandas democráticas y sociales que apunte contra el bloque de poder dominante, así como por el protagonismo de la movilización popular frente a la táctica de negociación con los “reformistas” del régimen, explica sus profundos desacuerdos con lo que hace esa oposición a medida que va “consensuando” los Pactos de la Moncloa, la Ley de Amnistía, la Constitución o el papel de la monarquía como garante del “orden político y social”. En resumen, un libro necesario frente a la mitología oficial, pero también oportuno en unos tiempos en los que se vuelve a hablar de una “segunda transición” (¿hacia delante o hacia más atrás?) e incluso de la apuesta por un nuevo proceso constituyente desde abajo. Jaime Pastor Verdú, Profesor de Ciencia Política de la UNED Publicado en Papeles de relaciones ecosociales y cambio global diciembre de 2011, nº 116