Vol. 11 N° 1 - 2 Enero - Diciembre, 2005 lrchivoa Bolivianos de i iatoria de la Medicina MINERÍA - SALUD EN EL POTOSÍ COLONIAL Di: Ing. Carlos Serrano * RESUMEN En esta contribución abordaremos el tema de 'la influencia de la minería en el proceso saludenfermedad. Para investigar los orígenes de las afecciones laborales y otras, tomaremos en consideración: la tecnología, el trabajo coaccionado o mita y sus repercusiones en las condiciones de salud de los trabajadores. explotación, el beneficio y la fundición, influyendo en la situación de salubridad de los actores mineros. Detalles referentes a la forma del trabajo minero-metalúrgico han sido ya publicados [1]. Las distintas etapas para la obtención de las apreciadas barras de plata, pasaban por la En el período inicial de la Colonia los minerales se explotaban a tajo abierto en el Cerro Rico. Posteriormente, eran directamente fundidos en hornos rústicos. En el tajo ocurrían a menudo accidentes por la profundidad que alcanzaban las excavaciones, determinando la caída desde las escaleras de los trabajadores, que sufrían fracturas de las extremidades y contusiones por golpes en cualquier parte del cuerpo. También pueden haberse originado lesiones en los ojos por pedazos de roca o mineral que saltaban cuando se barreteaba, o por golpes en las manos y dedos , dado el empleo de combos pesados. Los indígenas, a pesar de realizar el trabajo en lugares abiertos, estaban expuestos al polvo y a los fenómenos naturales, lo que les generaba con frecuencia males pulmonares, bronquitis, catarros y toses, que con el pas ar del tiempo se complicaban con la aparición de cuadros de neumoconiosis, silicosis y de tuberculosis (tisis). * Miembro de la Academia de Historia de la Medicina, Capítulo Potosí. En las faldas del cerro y en las viviendas se realizaba la fundición. La gente encargada de Un aspecto queremos recalcar: el tuna de las epidemias y enfermedades más frecuentes que azolaron la Villa de Potosí, y sobre todo a sus pobladores nativos y a los llegados allende los mares. Sin duda alguna, muchos fueron los factores para la presencia y propagación de las epidemias y en fennedades (también para las enfermedades pr(?fesionales), una vez dado el contacto (le dos culturas diferentes en sus formas de vida, su higiene pública o sus prácticas medicinales. .TECNOLOGÍA DE LA ÉPOCA 21 archivos Bolivianos de iistoria de la Medicina obtener las barras de plata estaba expuesta a muchos factores de contaminación ambiental y de daño a su salud, por la inhalación de gases tóxicos, quemaduras, debidas al manipuleo de las escorias y (le la plata fundida, inhalación de polvos durante el carguío de los hornos previo a la fundición y otros. Posteriormente, las labores a cielo abierto dieron paso a los trabajos subterráneos que se realizaban en distintas clases de labores abiertas muy artesanalmente. El hecho notable tecnológico de la utilización de la pólvora (a mediados del siglo XVI) para realizar el arranque, habría aumentado los riesgos de enfermedades profesionales por la gran profusión de polvo originado por las explosiones. Todo esto dio paso al recrudecimiento de las enfermedades pulmonares, de la tisis, bronquitis, accesos de tos y fiebre. Es conocido el aumento de la temperatura en función de la profundidad de una mina. Los mineros trabajaban en ambientes que contrastaban con la situación climática característica de Potosí, lo que repercutía en la salud de los naturales: tos, catarros, resfriados eran enfermedades que estaban a la orden del día y que al no ser convenientemente curadas derivaban en pleuresía o "mal de costado", asma y otras graves afecciones respiratorias. Con la difusión de los trabajos en profundidad, surgió también el problema del traslado de los minerales. Especialmente los mitayos encargados del transporte del material escogido hacia el exterior o sea a la canchamina realizaban esta tarea cargando una mochila o arrastrándola con los pies en 22 Vol. 11 N° 1 - 2 Enero - Diciembre, 2005 aquellas labores estrechas; esto debía traer consecuencias o lesiones en la.espalda y en las extremidades, los codos, las rodillas, etc. Otra fuente de accidentes laborales era la caída y los derrumbes de planchones que podían matar por aplastamiento y asfixia a los trabajadores dentro de la mina. La situación de riesgo no era distinta en los ingenios, donde se procesaban todos los materiales extraídos de las minas y donde trabajaba el resto de la familia. En los ingenios de tratamiento, al haberse cambiado la tecnología en 1573, con la introducción del proceso de amalgamación de cajones empleando el mercurio; se aumentó los riesgos de otros tipos de enfermedades y dolencias (hidrargirismo, asma, silicosis, neumoconiosis, reumatismo, etc.). En la trituración-molienda-clasificación de las menas argentíferas se originaba mucho polvo, al ser realizadas estas operaciones en seco. Al parecer éste no fue un gran problema durante el resto del siglo XVI, ya que estas labores eran efectuadas al aire libre. Sin embargo, en los siglos siguientes estas operaciones empezaron a efectuarse en ambientes cerrados. Para evitar la inhalación de polvos, los indígenas empleaban pedazos de tela colocados a la altura de la nariz y la boca. La coca masticada por ellos servía también como un filtro. A pesar de ello, estas primitivas fuentes de protección no fueron suficientes para prevenir el riesgo de males y de patologías laborales. Otras heridas y dolencias se han debido presentar cuando el trabajador, sentado delante del morterado en las trituradoras de pisones, se golpeaban los dedos y hasta la mano, al alimentar a esta máquina, si no prestaba atención cuando caían los mazos para fragmentar los pedazos de Vol. 11 N° 1 - 2 Enero • Diciembre, 2005 Pirchivos Bolivianos de TTistoria de la Medicina mineral. Esto podría haber ocasionado incluso dentadura. El hidrargirismo no puede estar amputaciones. fuera de estas consideraciones. Ya en la continuación del proceso de tratamiento y si los minerales argentíferos contenían sobre todo antimonio y arsénico, se procedía a efectuar la tostación en hornos con el objeto de eliminar el azufre, que es un fuerte contaminante del medio ambiente y principalmente de la salud, no sólo de los trabajadores, sino también de la población que vivía aledaña a la Ribera de Ingenios de la Vera Cruz, situada en pleno centro de la villa. Durante la propia amalgamación, los operarios estaban en contacto directo con el azogue; ya que según los cronistas el mezclado de todos los insumos de ella (por ejemplo: sal, sulfato de cobre, cal y mercurio) con el mineral triturado, se lo efectuaba con los pies o en algunos casos empleando azadones. Una vez lograda la amalgama, se separaba el azogue de los otros acompañantes sin valor, utilizando agua para efectuar el lavado en tinas y "cochas" empleando las manos o con un azadón. Los trabajadores en esta etapa estaban propensos a contraer enfermedades reumáticas y artríticas (crónicas y agudas). El mercurio y la plata se separaban en forma mecánica empleando pedazos de tela exprimiendo la pella. Sin embargo, la plata contenía azogue y esto se llevaba a la desazogadera, una especie de horno donde se destilaba y se obtenía gases de mercurio que enfriados condensaban en metal líquido. A pesar de los cuidados que se ponía en sellar los hornos, es fácil imaginarse algunas fugas de gas mercurial que daba lugar a enfermedades nerviosas y afecciones a la Al final, la plata era fundida y de esto ya nos hemos ocupado. Lo que no se ha dicho es que este trabajo lo efectuaban las mujeres de los mineros que inclusive procesaban y fundían los minerales robados o rescatados. Los niños eran empleados como mano de obra barata, ya sea en los ingenios o en sus casas. Esto daba lugar a enfermedades y dolencias que afectaban grandemente a las familias; los ancianos, fuera de la edad de la mita, trabajaban en labores poco pesadas; como por ejemplo, realizando la selección o escogido de los minerales. MITA Y CONDICIONES DE SALUD ¿En que consistía en realidad la mita o trabajo forzado y a quienes involucraba? Concernía a todos los indígenas o naturales que vivieran en no menos de 139 pueblos comprendidos entre las 13 ó 17 provincias del Altiplano y regiones circunvecinas (distantes hasta mil kilómetros de Potosí). El trabajo forzado afectaba a todos los varones comprendidos entre los 18 y 50 años de edad y aún a los menores de 18, casados. En pocas palabras, las provincias obligadas tenían una población apta y disponible para siete años de 94 500 varones; la séptima parte trabajaba un año y descansaba seis. De esos 13 500 mitayos (la gruesa de la mita), la tercera parte (4500, o la mita ordinaria) debían trabajar una semana y el resto (9 000) descansaban y así se alternaban; entonces un mitayo trabajaba al año 17 semanas y 2 días (casi cuatro meses) [2]. Muchos cronistas han descrito las principales características de la mita y las consecuencias que este sistema de organización del trabajo 23 ¿rchivos Bolivianos de íT istoria de la liledicina tuvo en la situación de salud de los habitantes de Charcas. Las opiniones, pese a tener matices distintos, concuerdan en el enorme impacto de este sistema en las condiciones de las personas. Para ellos no cabía duda alguna que el trabajo en las minas-ingenios-fundidoras y el tipo de vida que llevaban los naturales, conducía a distintos tipos de patologías que podían tener consecuencias fatales: diversas enfermedades bronco-pulmonares, entre las que podemos destacar a la tuberculosis, la bronquitis, el asma, la silicosis, la neumoconiosis; las afecciones cardiacas y también del estómago, vesícula, riñones, hígado,-nervios, ojos, oídos y extremidades. De todo esto se generó una condición crónica de enfermedad que afectó a la mayoría de quienes trabajaron en la minería. Algunas patologías en particular acecharon a los trabajadores de las minas-ingenios-fundidoras durante todo el período colonial. En todo caso el dato cierto y muy curioso es que a la hora de entregar datos de tipo epidemiológico sobre los efectos de la actividad minera en la población nativa durante el período colonial, nos encontramos con una falta evidente de información fidedigna. Sólo es posible razonar a través de inferencias, hipótesis y descripciones cualitativas. Debemos mencionar que con el transcurrir de los años, la mita y los mitarios fueron disminuyendo, y entre una de las causales se cuenta la desolación que causaron aquellas grandes epidemias. Dignas de mención, son la de 1590, cuando se desató la viruela, que casi dio fin con la población nativa y el problema de fuentes de trabajo se tomó tan agudo que incluso se pensó traer negros del Brasil para relevar a los mitayos que estaban 24 Vol. 11 N° 1 -2 Enero - Diciembre, 2005 agotados. Se aseguraba que el exterminio de la población se debía a enfermedades como la erisipela y el garrotillo del año de 1614; sin olvidarse de la mayor de todas las pestes, la de 1719 (bubónica, tabardillo, etc.) que hizo estragos entre la gente indígena. Las epidemias tuvieron un papel importante en el colapso demográfico de la América indígena [3]. Otra consideración que hay que hacer, es el enorme impacto socio-cultural que tuvo la mita en los pueblos de Charcas: desplazamientos y migraciones forzadas, desigualdad socioeconómica, división al interior de los ayllus, ruptura del sistema de integración ecológica de las comunidades andinas: control de distintos pisos ecológicos, diversificación de la alimentación y quiebre en- la identidad cultural. LA OTRA CARA DEL CONTACTO Un otro aspecto es el de las epidemias y enfermedades más frecuentes que asolarón a la Ciudad Minera, y sobre todo a los pobladores nativos y a los llegados allende los mares. Con seguridad, una fuente de contagio cuando había alguna enfermedad o epidemia, era el lugar al pie del Cerro, cuando todos los lunes en ese recinto se juntaban los mitayos y eran distribuidos por los capitanes y caciques, para que suban a explotar las minas, vayan a trabajar en los ingenios y fundidoras, y en otros sectores sujetos a la coacción. LAS EPIDEMIAS Pasemos a tratar casos concretos presentados en la Villa Imperial. Vol. 11 N° 1 •2 Enero • Diciembre, 2005 Firchivos Bolivianos de Ijistoria de la medicina Viruela Esta. enfermedad, sin duda alguna, fue el mal de todos los tiempos y la que más estragos y morbilidad produjo en la Colonia. La 'influencia del contagio era extrema, ya que encontró un terreno virgen en el que se incubó y desarrolló, favorecida por la falta de medicamentos y medidas profilácticas que contribuyeron a su fuerte difusión. Particularmente en Potosí, se reporta su presencia en: 1587-93, 1626, 1628, 1635. 1716-17, 1719, 1732 y 1805. La enfermedad se hizo endémica y lo fue en Bolivia hasta muy entrada la república. Durante la epidemia de viruela que se desató el año de 1587, cayeron contagiadas y víctima de ella. 47 000 personas en total; y dada esta cantidad de afectados se tuvo que habilitar "hospitales" o mejor, centros de atención, en las iglesias de las parroquias de naturales; gastándose mucho dinero en combatirla [4]. A fines de 1588, por acuerdo del Cabildo .fueron nominados algunos diputados para visitar y atender a los naturales enfermos de pestilencia y de la cual también habían españoles contagiados (Archivo Nacional de Bolivia, en lo que sigue ANB CPLA del 1012-1588, vol. 5: f. 375v-396). Recordemos que la Audiencia de Charcas expidió una Provisión dirigida a evitar la propagación de la peste de viruela y, como ya lo vamos a mencionar, catalogó los remedios en divinos y humanos. El Cabildo admitía a fines de 1589, la existencia de viruela y de sarampión (ANB CPLA del 23-11-1589, vol 5, f. 406; ANB CPLA del 20-12-1589, vol. 5: f. 410-411 y ANB Minas SG 294c, La Plata 1589). Por 1590, se presentó una nueva endemia de viruela o se trataba de la continuación de la que hemos comentado, y que atacó especialmente a la población nativa ocasionando muchas bajas [5]. Esto queda ambiguamente ratificado por una carta del Cabildo secular de Potosí dirigida a S.M., el 2 de mayo de 1590, donde asimismo se le informa que ha caído en el reino una enfermedad muy contagiosa [6]. Entre 159093 la epidemia de viruela se extendió por Potosí, Charcas y todo el Perú. Nuevamente en 1626, en el Cabildo de Potosí, se estaba tratando cómo socorrer con carne, pan, azúcar, pasas, chuño , papas y lo que fuere necesario a los naturales enfermos de viruela de las parroquias de San Martín y San Pedro (ANB CPLA del 04-04- 1 626, vol. 18: f. 279v). En los meses de julio a septiembre de 1732, reinó una pestecilla que mató a mucha gente repentinamente, y no respetó a niños o ancianos. Se trataba de la viruela , acompañada de tabardillo y otros males [4]. Tabardillo El tabardillo, es lo que en la actualidad se conoce como tifus exantémico o exantemático. Era una enfermedad semejante a la fiebre tifoidea y sus síntomas característicos fueron: altas temperaturas, escalofríos, ardor de las sienes. Venía acompañado de flujos de sangre. En algunos casos se complicaba con la ictericia. Del tifus exantemático, se dice que tuvo su origen en Europa y fue importada a Potosí. Recibía diversas denominaciones, como: fiebre particular, pintas, tabardillo, tabardete, tabarete, fiebre maligna, chavalongo y fiebre 25 Archivos Bolivianos de ljiatoria de la Medicina ardiente [7]. En muchas personas esta enfermedad era tan violenta que en el lapso de 3 a 9 días los afectados perecían y no se contaba con los medicamentos adecuados y a disposición, siquiera para prolongar algunos días la existencia del contagiado. El tabardillo volvió a dar señales de vida, no como epidemia, según el cronista Arzáns y los Acuerdos del Cabildo, en los años: 1609, 1622, 1628, 1635, 1649, 1657, 1684, 1692, 170405; 1707-08, 1713-14, 1716-17, 1719, 1725, 1729 y 1731-32. En 1628, se presentó una endemia de tabardillo, habiendo fallecido algunas personas y muchas corrían el riesgo de contagiarse. Además, entre los nativos se volvieron a presentar casos de viruela (ANB CPLA del 2204-1628, vol. 18: f. 285. Siete años más tarde, en 1635, en las rancherías se detectó que muchos naturales se encontraban enfermos de tabardillo, viruela, sarampión y dolor de costado. Estaba muriendo mucha gente por la suma pobreza, la sequía y la falta de auxilio (ANB CPLA del 20 y 24-10-1635, vol. 20: f. 332-335). En 1657, se presentó en la Villa de Potosí una terrible' epidemia o peste de tabardillo, que causó la muerte de mucha gente y, obviamente, como en otros casos, se recomendó acudan los contagiados al amparo de la virgen María Santísima como refugio seguro. Recordemos que en los años 1622 y 1635 se presentaron casos aislados de este mal [4]. Entre los años 1729 y 1732, en la Villa Imperial fue corriente la presencia del tabardillo acompañado de otras enfermedades y molestias (diarrea, dolor de costado, sarampión 26 Vol. 11 N° 1 - 2 Enero - Diciembre, 2005 y viruelas). Bartolomé Arzáns, narra que fue víctima en marzo de 1729 del tabardillo del cual salió a los 32 días y gracias a la misericordia del Señor [4]. Garrotillo Una epidemia de garrotillo azotó las minas del Perú en 1613, y es lo que se conoce hoy como difteria. Esta epidemia tuvo asidero en Potosí, uno o dos años más tarde, por la migración de tanto indígena que tenía que servir en forma esclavizante. Este mal se reportó en los años de 1614-16 y 1711. El exterminio de la población potosina, según el juicio del asesor Cañete, se debía más bien, a endemias como de garrotillo (difteria en la laringe), erisipela y peste bubónica [8]. Una de las pocas epidemias muy bien documentadas en los Libros de Acuerdos del Cabildo potosino, sin duda alguna, es la de garrotillo que se presentó en 1615, más que todo por el número de víctimas (se invocaron procesiones y sacrificios); se menciona también el fallecimiento (en algunos casos violento), de autoridades y funcionarios. Para los indígenas y españoles pobres contagiados se dispuso que de la renta de la sisa se dispongan unos seis mil pesos para su tratamiento (ANB CPLA desde abril a diciembre de 1615, vol. 14, f. 96v, 99v, 105v, 108v, 112v, 122 y 167). Hubo de pasar un año para que nuevamente en el Cabildo se trate sobre el pago de los insumos e instrumentos (azúcar, pasas, conservas, pan, carneros, jeringas adquiridos para la curación de la enfermedad general de garrotillo) y sobre el dinero dispuesto (ANB CPLA sesiones del 8 y 21 de julio de 1616, vol. 15: f. 224v y 226v, respectivamente). Vol. 11 N° 1 - 2 Enero - Diciembre, 2005 FIrchivos Bolivianos de jistoria de la Medicina Sarampión Se ha detectado su presencia , en mayor o menor grado, ya sea en la Villa Imperial como en otros lugares aledaños, en: 1531-33, 155758, 1572-73, 1582, 1585-93, 1597, 1618-19, 1628, 1634-35 y 1730-31. Afecciones respiratorias En una sesión del Cabildo del 30 de septiembre de 1597, se trató sobre la presencia del sarampión en la Villa Imperial.y un año después se habla de "una peste" (ANB CPLA del 3009-1597 y sin fecha, vol. 8: f. 80v y 130). niños), pechugueras y otros "molestos y aún gravísimos achaques" (talvez bronquitis y neumonía o pulmonía). Sin duda alguna el contagio se extendió de manera alarmante y no eran suficientes cuantas medicinas fueron probadas, ya que perecieron algunos nativos, negros y españoles. Muchos de los últimos que se contagiaron, quisieron irse a La Plata y otros lugares; y más tardaban en salir que en volver a sus casas a morir, que ese era el remedio. Los alimentos escasearon, lo que derivó en hambruna generalizada. El. ganado también sucumbía y no había carbón. Por otro lado, se incrementaron las ciénegas y lodazales de hasta cuarenta centímetros de alto y la caída de los precarios caseríos. La alfombrilla, o sea una especie de sarampión muy benigno, era una enfermedad muy difundida en las minas andinas. En 1618, afligió al virreinato del Perú una epidemia que tuvo su origen en Quito y desde allí se extendió .por el resto de su territorio, habiéndose ya mencionado que en 1618-19 afectó también a los potosinos y los mitayos que trabajaban en las minas del Cerro [9]. Efectivamente, en reuniones del Cabildo, se dispuso tomar medidas para acudir a la cura de los indígenas y españoles contagiados de sarampión o alfombrilla y disminuir la mortandad (ANB CPLA del 1 y 20-08-1619, vol. 16: f. 147-149). En diciembre de 1730, los potosinos tuvieron que confrontar al sarampión que vino de Lima, y un mes más tarde lo hizo acompañado de otras enfermedades (tabardillo, dolores de costado, hinchazones del vientre y corrimientos por todo el cuerpo) y se llevó muchas vidas; entre ellas, 18 monjas, amén de 800 españoles y por lo menos dos mil naturales de las parroquias. Un año más tarde se especulaba que sólo los mestizos enfermaban y morían de sarampión, ya que a los españoles los atacaban "otros ruines males" [41. En agosto de 1557, una fuerte nevada que duró once días seguidos, cubrió el Asiento de Minas y alcanzó hasta 1.6 metros de espesor. Trajo consecuencias en la salud de sus pobladores, ya que se presentó una "cruelísima peste" de catarro, toses (posiblemente tos ferina en los El Cabildo estaba interesado en designar personas, ligadas a la producción argentífera, que cuiden en ciertas parroquias de las curaciones de los nativos debido a una epidemia de "romadizo" (catarro de la membrana pituitaria) y dolor de costado, que se habían extendido en 1565. Fueron nombrados los mineros: Niccoló del Benino, Francisco de la Serna, Diego Núñez, Juanes de Aguirre, Juan Ortiz Picón, y Antonio de Mena (ANB Minas SG 92, Potosí 1565). Digna de mención es la epidemia de gripe en Potosí, 1589-93. [9] Arzáns, reporta que en mayo de 1709, se presentó una molesta peste de catarro, pechugueras y fiebre maligna. Se trataba de una verdadera 27 Arehivo5 Bolivianos de ía toria de la Medicina Vol. 11 N° 1.2 Enero - Diciembre , 2005 epidemia que se propagó por "éstos reinos" y de todas las edades y clases. En 1717, los obviamente en Potosí. Fue tan terrible que nadie se salvó y se suponía era la misma que 8 meses, antes anduvo en México O legada de Europa) y 2 meses antes en Lima. Las autoridades alertaron que no se sangrase y más bien los afectados ingirieran bebidas frescas. [4] parroquianos oraban y salieron en procesiones para que la viruela y tabardillo se fueran.(4) El año 1719, comenzó con semejante contagio que jamás se había visto y se diagnosticaron tabardillos, dolores de costado y otros males conocidos de que pereció mucha gente, y por ese motivo fueron bautizadas como pestes La famosa peste de 1719, fue acompañada de otros males y, entre ellos, figuraba la coqueluche. En 1733, "la peste que de improviso acometió luego que entró la primavera fue muy dañosa de un dolor que daba en el costado, seco en unos y en otros que arrojaba sangre; corrimientos, catarros y otros males que mató mucha gente de todas calidades". [4] estos males; y de la misma manera a otros accidentes de fiebres malignas, lipidias, cámaras, granos, etc. Eso sí, la peste de ese Peste bubónica (más otros males) En lo que sigue, nos detendremos a analizar los efectos de la gran peste bubónica de 1719, y que fue la culminación de una serie de otras pestes, como la ya citada de 1712. Un año más tarde y al término de la sequía, se presentó una fiera peste de corrimientos (diarrea) y tabardillo con muchas víctimas. En 1714, apareció otra sobre la que acababa y paralela con la pobreza, falta de dinero y hambruna que campeaba; y esto pasaba no sólo en la Villa sino también en otros lugares de la provincia. A esta calamidad se sumó la muerte de "varias señoras de la nobleza con accidentes originados en sus partos". A fines de 1715, la peste continuaba con tal rigor que se llevó mucha gente sin respetar sexo o clase social. Los betlemitas del hospital informaron de 36 pacientes afectados, de los cuales fallecieron 8. A este mal acompañaba nuevamente una hambruna y fuerte sequía que continuó un año más tarde; especialmente la peste afectó a la Villa, sumada al tabardillo y viruela de que expiraron gentes 28 año nunca se había experimentado en todo el tiempo desde que los españoles arribaron a Iberoamérica. Aunque Arzáns, asevera que en 1719, lo que pudo asolar a Potosí fue una fuerte gripe, también se presentó el tabardillo o pintas. Por la cantidad de personas fallecidas junto a la hambruna, que costó la vida de 22 000 personas, este dato confirmaría que fue la bubónica la principal epidemia que asoló ese año. Según el cronista, la concentración de mucha gente en las rogativas, 38 novenarios, 20 procesiones y otros actos que suponían concentración de parroquianos, favoreció grandemente el contagio y éste diezmó más a los naturales, dada su mayor presencia por la actividad de la explotación argentífera. Si el poblado contaba con 60 mil habitantes, de ellos 35 mil eran indígenas que además vivían en condiciones infrahumanas en sus parroquias o rancherías, en viviendas precarias (hacinados), sin buena alimentación y salud por la costumbre de emborracharse, de utilizar las hojas de coca para su acullico y donde imperaba la promiscuidad en todo tipo de relaciones. A ello se sumaba la pequeña capacidad de camas en los dos hospitales existentes. Lo cierto para nuestro Cronista fue la cantidad de inhumados; por ejemplo, a principios de abril por día se Vol. 11 N ° 1 - 2 Enero - Diciembre, 2005 F[rchivos Bolivianos de Tistoria de la Medicina enterraban de 10 a 12 cuerpos; el lunes de pascua del Espíritu Santo se contabilizaron 20 difuntos y en menos de 60 días ya llegaba su número a más de 2.500 personas (de ellos 2.140 naturales y el resto españoles pobres, mestizos, forasteros y uno que otro rico). Los datos parecen contradictorios. cuando se dice que en un día, en alguna parroquia de indios, un solo cura o sea el párroco, enterraba unos dos mil cuerpos. En pleno invierno, el 2 de julio recrudeció la peste atacando a la gente española y por ello muchos quisieron irse a La Plata y otros lugares, donde igualmente perecieron. El 15 de agosto, hubo un eclipse a las 11 de la mañana y la peste se llevó 120 individuos y más tarde unos 130 oficiales de la Casa de Moneda corrieron similar suerte. Muy sentida en las minas del Cerro fue la muerte de 140 barreteros, ni qué decir de los mitayos que faltaban en los ingenios y que hizo parar la Ribera. Por otro lado, 4 barberos sobrevivieron de 38 y no había quien practicase una sangría. Muchos curas betlemitas, juandedianos y de otras órdenes se contagiaron y perecieron, como el párroco de San Martín. José de Escarza. La peste ya llevaba a estas alturas más de un semestre de acoso. La lista aumentaba cón 300 panaderos, 40 llameros, 46 zapateros, 72 sastres, 39 carpinteros, 40 derribadores y 800 criaturas de 1 hasta los 12 años se quedaron sin sus madres. En septiembre, la epidemia disminuyó; así como la cifra de muertos de 50-80 diarios a 30 hasta 40. Todavía se calculaba que unos 12 000 estantes padecían la enfermedad. Hasta -diciembre, ya eran diez meses de aflicción y el número de fallecidos eran de 1 hasta 4 y los contagiados notaban mejoría en su salud. El dato de los 22 000 desaparecidos (de 60 mil) era para este período de tiempo de 300 días. Por su parte el agro registró unas 10 000 per- sonas en Caiza, Purqu, Puna, Chak'i, Tambo de Bartolo, Siporo, Chulchucani, Potobamba, Tacobamba, Tinguipaya, Salinas, Tarapaya y otros 12 lugares. REFERENCIAS 1. Serrano C. "La minería y la salud en la Colonia " (Sucre). Revista del Instituto Médico 68 (2003)123 Julio-Diciembre, p. 49-55. 2. Crespo A .. "El reclutamiento y los viajes en la `mita' del Cerro de Potosí". 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