Pág. 10 ÓPERA ÓPERA ENTRE AMIGOS [email protected] OBERTURAS (1) ¿Preludio? ¿Obertura? En el diccionario de Sobrino de 1705 se incluye la palabra preludio con el significado de «lo que se canta o se toca para ensayarse». Otros documentos de la misma época y anteriores apuntan en el mismo sentido por lo que se puede afirmar que no era parte de un concierto o de una sesión de canto, sino una especie de calentamiento para los intérpretes y también un procedimiento para afinar y acordar los instrumentos. El diccionario de la RAE actual lo define de este mismo modo, pero como cuarta acepción indica que es equivalente a obertura. La palabra obertura se recoge por primera vez en el diccionario de Terreros y Pando en 1787 con el significado de “golpe de instrumentos que hai al principio de una funcion, y se suele componer de dos alegros, uno al principio y otro al fin, y un andante en medio, aunque en el lugar del andante se suele poner un adajio, o un grave, que todavia es mas lento que el adajio: para la obertura bastan dos violines y un bajo”. La RAE define hoy obertura como Pieza de música instrumental con que se da principio a una ópera, oratorio u otra composición lírica. Utilizaremos por tanto el término obertura para referirnos a la parte instrumental con la que, a veces pero no siempre, comienzan esas obras mezcla de literatura, escenografía y música a las que dedicamos esta sección del Volando. Es Gluck (1714-1787), el reformador al que nos hemos referido en numerosas ocasiones, quien introduce por primera vez al principio de sus óperas retazos de la música que va a utilizar más tarde, facilitando así su memorización y el mayor disfrute del espectador. Tomando prestada esa idea de Gluck, en 1787 W.A. Mozart, en una de las óperas más completas de la historia musical, Don Giovanni, utiliza en la obertura por primera vez la música que va a escucharse en la escena final de la representación. Consecuentemente, podemos decir que la obertura nace como concepto musical a finales del siglo XVIII. Y lo hace para quedarse pero menos, porque va a eclipsarse como elemento habitual un siglo más tarde. Podemos tomar como ejemplo de esto a Giuseppe Verdi. En sus 22 primeras óperas, de 1839 a 1862, incluye oberturas que duran entre 5 y 10 minutos. De las cuatro siguientes y últimas, de 1867 a 1893, solo Aida (1871) tiene obertura. Las otras tres, Don Carlo, Otello y Falstaff, comienzan directamente con personajes y acción en el escenario. Otro ejemplo interesante es Wagner, el gran reformador después de Gluck. Sus óperas iniciales tienen extraordinarias oberturas al modo tradicional, terminadas con esos acordes de cierre que todos interpretamos como su final; pero en las postreras ya no hay más final que el de la propia ópera y, como ocurre en Parsifal, la última de sus óperas, la obertura se confunde con la primera escena sin discontinuidad. ÓPERA Pág. 11 Después de Wagner son ya cada vez menos las óperas que mantienen el concepto de obertura como pieza separada, aunque la idea mantiene plena vigencia aplicada a la opereta, la zarzuela y los musicales del siglo XX. Las oberturas pueden tener la estructura formal de sonata, lo mismo que una sinfonía, con un desarrollo en tres o cuatro movimientos y alternando generalmente lentos y rápidos. Y ser, alternativamente o a la vez, un popurrí encadenando partes compuestas especialmente para la obertura con algunos de los temas musicales que van a utilizarse después en la obra. El nuevo video de este mes comienza con un ejemplo magistral: la obertura del Don Giovanni de Mozart, una grabación de agosto de 1954 en el Festival de Salzburgo dirigida por Wilhelm Furtwängler, tres meses antes dejarnos solos con su música. El resto del video son las oberturas de otras seis óperas: la primera y la última de cada uno de tres protagonistas de la ópera en el siglo XIX: Rossini, Verdi y Wagner. Escucharlas de esta manera nos permite apreciar la evolución de las ideas musicales de cada uno de sus autores a lo largo de su vida. Rossini (1792-1868) Su primera ópera fue un encargo cuando tenía 18 años y la escribió en tal solo unos días. El resultado fue La cambiale di matrimonio, todo un éxito en su estreno en 1810. La siguieron otras 38 óperas, siendo la última Guillermo Tell, estrenada en 1829. En los siguientes 40 años no escribió ninguna más. Son dos oberturas muy diferentes, estructurada la de Guillermo Tell en forma de sonata de cuatro movimientos y ambas con el aroma inconfundible del mejor músico gastrónomo, o al revés. Verdi (1813-1901) Oberto, Conte di San Bonifacio (1839) llevó a Verdi cuatro años de trabajo. Cuando ya tenía más práctica conseguía estrenar dos óperas al año. Como contrapunto hemos elegido la obertura de La forza del destino (1862), una pieza de corte beethoveniano escrita en plena madurez del genio de La Roncole y casi la única obertura de Verdi que se incluye con frecuencia como pieza de concierto. Wagner (1813-1883) En su primera ópera, Rienzi, el último tribuno (1842) no usa motivos musicales, cosa que empezará a hacer ya en la segunda, El holandés errante. La música de Rienzi no es tan conocida como la de Tannhäuser o Los Maestros cantores, pero sí igualmente espectacular. El prólogo de su última ópera, Parsifal (1882), es una exquisita melodía continua fabricada con los leitmotivs que utiliza para describir los elementos y acciones que se van a representar en la escena. Quienes reciben por correo electrónico la programación detallada de nuestras reuniones reciben también los enlaces para poder descargar estos videos. Quienes no estando en esa lista deseen recibirlos basta con que lo soliciten a [email protected] PRÓXIMA REUNIÓN La fecha prevista en principio, sujeta a disponibilidad de sala, es el lunes 3 de febrero. Probablemente la dediquemos a la ópera-ballet francesa de Rameau, Les indes galantes.