12. Vida oculta de Jesús 104. ¿ Qué nos enseña la vida oculta de Jesús en Nazaret? 533-534 y 564 «Durante la vida oculta en Nazaret, Jesús permanece en el silencio de una existencia ordinaria. Nos permite así entrar en comunión con Él en la santidad de la vida cotidiana, hecha de oración, sencillez, trabajo y amor familiar. La sumisión a María y a José, su padre legal, es imagen de la obediencia filial de Jesús al Padre. María y José, con su fe, acogen el misterio de Jesús, aunque no siempre lo comprendan.»: Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. Introducción Al rezar el Credo profesamos con toda claridad los misterios de la Encarnación (concepción y nacimiento de Cristo) y de la Pascua (pasión, crucifixión, muerte, sepultura, descenso a los infiernos, resurrección y ascensión); pero no se explicita la vida oculta ni la vida pública. El Evangelio, en cambio, presta atención –más brevemente– a los misterios de la infancia y vida oculta, desarrollando por extenso la vida pública, en la que sobresale lo que Jesús hizo y enseñó. Pero el cristiano ha de imitar la vida de Jesús, y es importante conocerla por entero: los treinta años que vivió en Belén, Egipto y Nazaret, y los tres años que pasó predicando el Reino de Dios; su doctrina, sus milagros, su amor a los hombres que le llevó a la pasión y muerte, hasta resucitar y subir a los cielos. Ideas principales 1. La vida de Jesús, una continua enseñanza El que conoce bien la vida de Nuestro Señor Jesucristo sabe que toda ella fue una continua enseñanza: su ocultamiento, su obediencia, su trabajo, sus milagros, su oración, su amor por los hombres, su predilección por los más pequeños y los pobres, la aceptación total del sacrificio en la cruz para la salvación del mundo, todo cuanto hizo. 2. El nacimiento de Jesús en Belén Como habían predicho los profetas, Jesús nació en Belén de Judá después de siglos de preparación. Dios enviaba a su Hijo, nacido hombre de las entrañas purísimas de la Santísima Virgen, para salvar a todos y mostrarnos el camino que conduce al cielo. Nació en un establo humilde, de una familia pobre, dándose a conocer a unos sencillos pastores que fueron los primeros en adorarle. Son lecciones de humildad, de pobreza, de sencillez…, que todos los cristianos hemos de aprender y seguir. 3. El gran acontecimiento de la Navidad El evangelio cuenta el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, con esta sencillez: «Aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo (...). José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Estando allí, se cumplieron los días de su parto, y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón» (Lc 2, 1-7). Cada año, el 25 de diciembre, celebramos la Navidad y los acontecimientos relacionados con ella: la Sagrada Familia (domingo después de Navidad), la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios (1 de enero), y la Epifanía del Señor (6 de enero). 4. Los misterios de la infancia de Jesús Los grandes acontecimientos o misterios de la infancia de Jesús son: La Circuncisión, al octavo día de su nacimiento, como se hacía con los niños judíos; era una ceremonia que prefiguraba el bautismo. La Epifanía o manifestación de Jesús como Mesías de Israel, que celebra la adoración de los Reyes Magos. La Presentación de Jesús en el Templo. En cumplimiento de la ley de Dios, María y José presentaron a Jesús en el templo de Jerusalén, cuarenta días después del nacimiento; la madre –en este caso la Virgen María– cumplía con la ley de la purificación. María no estaba obligada por ser virgen y sin mancha de pecado, pero quiso someterse en todo a la ley de Dios. La Huida a Egipto y la matanza de los Inocentes. Desde el principio Jesús fue perseguido, y los cristianos de todos los tiempos sufren también persecución y martirio. 5. La vida oculta de Jesús La mayor parte de su vida Jesús vivió como la inmensa mayoría de los hombres: una vida corriente sin aparente importancia, vida de trabajo, la vida religiosa sometido a la ley de Dios, vida de comunidad en su pueblo con los parientes, amigos y conocidos. El Evangelio dice que Jesús obedecía a sus padres y progresaba en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres. Sólo el acontecimiento de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo, a la edad de doce años, que narra San Lucas, rompe la aparente monotonía de la vida oculta, llena por otro lado de sentido y enseñanzas. 6. El papel de San José Sabemos que Jesús nació de la Virgen María, concebido por obra y gracia de Espíritu Santo. Dios era su Padre, pero quiso que alguien hiciera las veces de padre en la tierra. La persona elegida fue José, un varón justo de la casa de David. José, esposo virginal de María y padre legal de Jesús, ejerció con Ella y con el Hijo de Dios los oficios de esposo y de padre en la tierra. Con su trabajo de artesano en el pequeño pueblo de Nazaret procuró el alimento, cuidó a la Virgen y a Jesús, y enseñó a éste su oficio. 7. La santificación en el trabajo ordinario Imitando el ejemplo de Jesucristo –que pasó en la tierra treinta años de vida oculta trabajando–, y también de la Virgen y San José, los cristianos nos santificamos en la realidad ordinaria del propio trabajo. Santificarse con el trabajo quiere decir buscar, encontrar y amar a Dios en las cosas que hacemos, sirviendo así a los demás. Por eso, se puede resumir la vida de un cristiano corriente diciendo que ha de santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a otros con el trabajo profesional. Para conseguirlo hay que hacer el propio trabajo con esmero y atención, acabado hasta el último detalle, e impregnado de amor a Dios. Propósitos de vida cristiana Lee la vida oculta de Jesús tal como aparece en los Evangelios, meditándola. Piensa si aprovechas la vida de familia, el estudio y el trabajo, para vivir más cerca de Dios como Jesús; es decir, para santificarte. Acércate a San José como cabeza de la Sagrada Familia, junto con María y Jesús, para imitar sus virtudes en el hogar de Nazaret.