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3ª Época - Año XXIV - Nº 193
TESEO Y ARIADNA EN EL LABERINTO DE CRETA
En la mitología griega, Dédalo fue el arquitecto
que construyó el famoso Laberinto de Creta por
orden del rey Minos para encerrar al minotauro,
un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de
hombre. Minos aplastó a los atenienses y les
impuso un terrible tributo de guerra: cada cierto
tiempo debían elegir a nueve jóvenes varones y
a nueve doncellas para ser arrojados al laberinto
como alimento del monstruo. El impuesto era
tan espeluznante que Teseo (el fundador), hijo
del derrocado rey ateniense Egeo, y enamorado
de la princesa Ariadna (la más pura), hija del
vencedor Minos, no dejaba de pensar en cómo
acabar con el minotauro. Teseo, en un alocado
empeño por matar a la bestia, entró en el
laberinto dispuesto a enfrentarse a ella. Ariadna,
muy inteligentemente, le facilitó una espada con
poderes mágicos y un ovillo de hilo para que lo
fuera desenrollando y, así, en caso de necesidad
pudiera, rápidamente, reconocer el camino de
vuelta para escapar.
Teseo deambuló horas y horas por los recovecos del laberinto hasta que un inesperado y grave
rugido lo alertó de la proximidad del monstruo. Tras un segundo y terrorífico bramido, su corazón
sufrió un vuelco y todo su cuerpo quedó petrificado cara a cara ante el animal. Comprendió por qué
los varones y doncellas que le habían precedido habían muerto inmóviles y pávidos de la impresión.
Armado de valor corrió alrededor del monstruo, que era tan pesado que no podía seguirle en sus
movimientos, hasta agotarlo. Cansado también él, empleó un último aliento en saltar sobre el
animal y clavarle su espada mágica por detrás. El giro brusco y amenazador del minotauro, que
empezó a perseguirlo, le obligó a salir corriendo para escapar. La puñalada resultó mortal de
necesidad, el monstruo enloquecido y agonizante acabó sucumbiendo, y Teseo pudo salir y
reencontrarse con su amada.
Cuando Minos se enteró de la muerte del minotauro montó en cólera y dictó orden de búsqueda y
captura de la pareja. Teseo y Ariadna huyeron, pero la joven nunca llegó a Atenas, la tierra de su
prometido, pues en una escala en la paradisíaca isla de Naxos se quedó dormida en la orilla y Teseo
continuó su viaje sin ella.
3ª Época - Año XXIV - Nº 193
LABERINTO GIGANTE
El minotauro
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