Solución PARLA (versión pdf)

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Sistema de derecho penal: Caso Parla Carlos Arzoz Javier Arteaga Cristina Arribillaga Resumen de hechos probados Juan Antonio contacta con Irina como representante de modelos y le hace una oferta laboral además de darle un adelanto para venir desde Ucrania. A su llegada le retira el pasaporte y la lleva al “Club Capri” donde le exige que ofrezca servicios personales a clientes para pagar la deuda del viaje bajo amenaza. Ante la negativa Juan Antonio amenazó con dañar a ella y a su familia. Ante una reiterada negativa, la golpeó produciendo una hemorragia ocular con contusión, arañazos en los párpados y hematoma. Durante más de un año Irina trabaja en el Club Capri. Juan Antonio llama a la madre de Irina amenazando con matarla si Irina no sigue trabajando con él. Juan Antonio convivía con Vanessa. La sometía a constantes insultos, desprecios, descalificaciones y humillaciones tanto en el seno de la propia familia como delante de terceras personas. En el seno del domicilio se habían producido agresiones físicas, así como conductas restrictivas, como impedirle la salida de la vivienda, cerrándola y quitándole las llaves. Estando Vanessa y Juan Antonio en un bar, la insultó llamándola golfa y la sacó del bar agarrada del brazo. Joao, hermano de Vanessa, intentó ayudarla y J.A. le propinó un fuerte golpe en el brazo y en la cara. Le produjeron la rotura de dos incisivos y una contusión en el antebrazo. Fue atendido en el servicio de urgencias prescribiéndole únicamente un antiinflamatorio. El día 1 de marzo de 2008 Juan A. espera a Vanessa cerca de su domicilio, y cuando ésta sale Juan A. le agarra por detrás y le produce con un cuchillo un corte en el cuello de 7 cm. Por estos hechos Juan A. fue condenado a 4 años de cárcel. Allí conoce a Evaristo. Juan A. le cuenta que tiene ganas de vengarse de Vanessa y Evaristo le dice que él conoce a una persona que por 5000 euros puede hacer un trabajo profesional para quitarla del medio y que parezca un accidente. El día 10 de junio de 2008 Vanessa sale de casa y es arrollada por una furgoneta que se da a la fuga. Vanessa fallece poco después y no se logra detener al conductor de la furgoneta. Introducción En primer lugar se analizará la conducta de Juan Antonio respecto a la captación de Irina, así como los acontecimientos ocurridos en el Club Capri (§1). Posteriormente, se estudiará la relevancia del trabajo de Irina durante más de un año, así como las conminaciones de Juan Antonio (§2). Seguidamente, se hará hincapié en las amenazas telefónicas a la madre de Irina (§3). A continuación se observarán los sucesivos acontecimientos ocurridos en el domicilio de Vanessa y de Juan Antonio (§4). Luego, se atenderá al hecho de Juan Antonio de llamar “golfa” a Vanessa agarrándola del brazo para sacarla del bar (§5) También, se analizará la conducta de Juan Antonio de golpear a Joao causándole una contusión en el brazo y la pérdida de dos incisivos (§6). Asimismo, el corte que Juan Antonio le provoca a Vanessa con un cuchillo en el cuello por detrás produciéndole una cicatriz de 7cm. (§7). Para finalmente detenernos en el atropello de Vanessa y su posterior muerte (§8). 1
Sistema de derecho penal: Caso Parla §1 Partiendo de la descripción de los hechos expuestos, cabe considerar a priori los siguientes delitos: trata de seres humanos (Art. 177 bis.1.b), delitos contra los derechos de los trabajadores (Art. 313), prostitución (Art. 188), coacciones (Art. 172) amenazas (Art. 169) y delito de lesiones (Art. 147.1). I. En sede de tipicidad objetiva puede entenderse que la conducta de J.A. colma el tipo penal del art. 177 bis.1.b. CP, ya que Juan Antonio actúa trasladando a Irina del aeropuerto a su piso y de su piso al Club Capri, acogiéndola y alojándola con la finalidad real de explotarla sexualmente. Juan Antonio engaña y abusa de una situación de superioridad frente a Irina, situación de superioridad prevista en el 22.2, pero cuya aplicación se prevé expresamente en el 177.4.c y que supone agravar la pena en su mitad superior. Tal situación de superioridad puede entenderse determinada por la retirada del pasaporte. En sede de imputación subjetiva, Juan Antonio contacta con Irina por medios informáticos, telefónicos y telemáticos. No una vez sino en varias ocasiones, consiguiendo así fotografías de Irina. Además, le envía una cantidad importante de dinero para la compra del billete de avión de modo que se aprecia en Juan Antonio la representación mental de traer a Irina a España, para trabajar ofreciendo servicios personales, representación mental que se puede acreditar con la sugerencia por parte de Juan Antonio hacia Irina de que se pusiese ropa sugerente y su posterior traslado al Club Capri, claro reflejo de que la verdadera finalidad de Juan Antonio es traer a Irina a España para que ejerza la prostitución. Es decir, hay un claro dolo de primer grado en la conducta del autor de los hechos. II. Se aprecia un concurso de normas entre el delito comprendido por el artículo 177 bis.1.b y el 313 CP. Concurso que se resuelve empleando el criterio de especialidad por el que la norma especial deroga a la general, “legis specialis derogat generalis”. Por tanto, el delito de trata de personas acabaría absorbiendo el articulo 313 ya que este solo prevé traer personas a España con ofertas de trabajo falsas o usando otro engaño semejante. Sin embargo, el art. 177 bis.1.b CP, se ajusta más al caso explicitando que será castigado como reo de trata de seres humanos el que sea en territorio español sea desde España, en tránsito o con destino a ella empleando violencia, intimidación o engaño o abusando de una situación de superioridad, de necesidad o de vulnerabilidad de la víctima nacional o extranjera, la captare transportare, trasladare, acogiere, recibiere o la alojare con finalidad de explotación sexual. Por ello, queda patente que el desvalor del delito del art. 313 queda abarcado por el desvalor del art. 177 referente a trata de seres humanos. III. Juan Antonio obliga a Irina a prostituirse, golpeándole repetidas veces, amenazándola por lo que estos hechos pueden ser típicos a efectos de los delitos de: determinación a la prostitución (artículo 188), coacciones (artículo 172), lesiones (artículo 147) y amenazas (artículo 169). En cuanto al delito tipificado por el artículo 188 CP, Juan Antonio, hace surgir en ella la obligación de prestar servicios personales empleando intimidación de hacerle daño a su familia y a ella, y violencia (la golpea repetidas veces).De este modo Juan Antonio vulnera la 2
Sistema de derecho penal: Caso Parla integridad y libertad de Irina. La violencia y la intimidación ejercida por Juan Antonio fueron realmente eficaces. Su efectividad se ve reflejada en el resultado producido. Irina acaba ofreciendo servicios personales durante más de un año en el Club Capri. Desde el punto de vista subjetivo cabe apreciar dolo, pues de los hechos y en especial por los medios utilizados se desprende que J.A. conoce y quiere prostituir a la víctima. Además la conducta de J.A. podría subsumirse en el tipo de coacciones (artículo 172). Determina con violencia a Irina y la golpea al negarse ésta a obedecer sus órdenes. En el plano subjetivo se sabe por las normas de experiencia adquiridas en el cotidiano proceso de aprendizaje que ejercer violencia contra una persona puede provocar el cambio en el consentimiento de la misma. Lo mismo ocurre con las posibles amenazas expuestas en los hechos. Sobre el delito de lesiones recogido en el artículo 147, analizando el plano objetivo cabe destacar que golpear repetidas veces a una persona produciendo una hemorragia en el ojo izquierdo de acuerdo con la redacción de los hechos, produce un riesgo típicamente relevante en el sentido del tipo. Riesgo que se realiza en el resultado. Sin embargo, el tipo exige como requisito la existencia objetiva de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico o quirúrgico. Situación que no se dice en el relato de los hechos. Por lo que cabría pensar que nos encontramos ante una falta de lesiones del articulo 617 pero amparándonos en la jurisprudencia del Tribunal Supremo «por tratamiento médico hay que entender aquel que parte de la existencia de un menoscabo a la salud cuya curación o sanidad requiere la intervención médica con planificación de un esquema de recuperación para curar, reducir sus consecuencias o, incluso una recuperación no dolorosa que sea objetivamente necesaria y no suponga mero seguimiento facultativo o simples vigilancias, incluyéndose además las pruebas necesarias para averiguar el contenido del menoscabo y tratar de ponerle remedio” (STS Nº 173 de 29 julio de 2010, RJ 2011/6605). En la misma línea, SSTS Nros. 1681 26 de septiembre de 2001, RJ8061); 1221, de 27 de octubre de 2004, RJ 6652 y 1469 de 15 de diciembre de 2004, RJ 2005,44). Por lo tanto, consideraríamos delito de lesiones del artículo 147 CP, ya que la asistencia médica habría reducido sus consecuencias. IV. Como conclusión a éste apartado, se aprecia un delito de trata de seres humanos del 177 bis 1b, (agravado por la circunstancia del 177 bis 4c) el cual abarca el desvalor del 313. También se da el delito de prostitución del 188, el cual abarca el desvalor de las conductas expuestas en los hechos (coacciones y amenazas) excepto del delito de lesiones del 147.1 ya que constituye una gravedad notable que no es absorbida por el desvalor del artículo 188. Sobre la consideración del artículo 318 bis en su apartado segundo conforme a la redacción anterior a la reforma de 2010 cabe argumentar que no debe considerarse porque debe ser aplicada la normativa actual al resultar más favorecedora al reo y cumpliendo con el principio “in dubio pro reo”. §2 3
Sistema de derecho penal: Caso Parla I. Por la situación en la que Irina se encuentra la conducta de J.A. puede colmar los requisitos de tipicidad del delito contra los derechos de los trabajadores, en concreto, el del artículo 312.2. Ello es así , por cuanto Juan Antonio recluta a Irina ofreciendole un empleo que es engañoso o falso. Puede resultar notable la discusión de dos aspectos que pueden suscitarse al respecto: a) La consideración o no de Irina como trabajadora del Club Capri. b) La absorción de tal conducta por un delito de prostitución del 188. a) Por STS Nº 2001 de 11 de septiembre de 2006, JUR 251001 se determinó que: “el bien jurídico en la protección de los derechos de los trabajadores, está constituido por la indemnidad de los derechos y condiciones laborales de los trabajadores con independencia de que el contrato sea válido o no y abstracción hecha de que el trabajador esté en situación legal o ilegal en España, se incluyen a todos aquellos que presten servicios remunerados por cuenta ajena, concepto en el que deben incluirse las mujeres que ejercen la prostitución por cuenta y encargo de otro...” Por tanto, Irina debe considerarse bajo esos términos como trabajadora. b) El bien jurídico que se intenta proteger con un delito y otro es diferente. Es decir, con el delito del 312.2 se busca salvaguardar condiciones dignas a los trabajadores y su seguridad jurídica, sin embargo el delito del 188 tiene como finalidad proteger la voluntad y libertad sexual de una persona. En la misma línea se ha pronunciado el Tribunal Supremo en la Sentencia de fecha 30 mayo de 2006 (JUR 2006\194935): «Cuando los hechos enjuiciados constituyan un delito del Art. 188.1 y un delito del Art. 312.2, segundo inciso, se producirá ordinariamente un concurso real de delitos». Criterio que siguió siendo utilizado, tal como se desprende de la STS Nº 450 de 22 abril de 2009, RJ 3072. II. Por lo anterior cabe finalizar diciendo que hay un concurso real entre el delito de prostitución del 188 en concurso con el 312.2. §3 I. Según la redacción de los hechos, Juan Antonio amenazó telefónicamente a la madre de Irina. La conducta descrita coincide con la descripción del tipo legal del artículo 169. Pues J.A. amenaza con causarle directamente a la madre de Irina un mal. Lo cual constituye un delito de amenazas del 169, en el que cabe descartar una posible falta de amenazas del 620 debido a la generosa gravedad de la amenaza, pues intimida con dos matones que “vayan a por ella”. Tal amenaza debe entenderse como condicional. La razón es que para que haya una amenaza condicional, (tal y como se ha aceptado en la jurisprudencia y en la doctrina) “debe atentarse contra la libertad de formación de la voluntad”. En la presente amenaza se ve minada la libertad de Irina, es decir, se le impone la condición de seguir trabajando para evitar el mal amenazado. Es peculiar la forma de amenazar ya que el autor de los hechos no amenaza de forma directa sino indirectamente a través de la madre de Irina. Además consigue el objetivo previsto que es que Irina trabaje con el autor de los hechos, por ello debe descartarse una reducción de pena por no conseguir el objetivo. A su vez, la amenaza es efectuada por teléfono. Tal conducta viene agravada por el mismo 169 si se hace por teléfono. 4
Sistema de derecho penal: Caso Parla II. Debe considerarse un delito de amenazas del 169, efectuado contra la madre de Irina, con la pena de uno a cinco años de prisión. Juan Antonio comete el delito de mera actividad de forma dolosa, ya que tiene consciencia y actúa con voluntad de intimidar a sus víctimas, consiguiéndolo de hecho. §4 I. El sometimiento a lo largo de la convivencia a tales circunstancias, es propio de un delito de malos tratos tipificado en el 173.2, ya que existe habitualidad. Además deberá imponerse en su mitad superior porque se lleva a cabo en el domicilio. Para entender la habitualidad, debe a atenderse al criterio establecido por la STS de 22 de febrero de 2006 (RJ 2006, 903) por el cual se afirma que para que haya habitualidad debe atenderse a la “situación de dominio provocada por la reiteración de una conducta que estatuye una situación de hecho en el que la violencia es empleada como método de establecimiento de las relaciones familiares, subyugando a quien las padece por el capricho del dominador" . Por lo tanto en la redacción de los hechos se entiende que sí hay habitualidad por la constancia rutinaria del trato con superioridad y de los insultos, desprecios, etc. El argumento anterior viene además reforzado por la STS de 14 de febrero de 2007 ( RJ 1606) que dicta que en la habitualidad de malos tratos "La conducta típica viene ... integrada por una forma de actuar y de comportarse de manera habitual en la que la violencia está constantemente presente, creando una situación permanente de dominación sobre las víctimas, que las atemoriza impidiéndoles el libre desarrollo de su vida". II. De la dicción literal del 172.2 se desprende que la pena correspondiente se impondrá “sin perjuicio de las penas que pudieran corresponder a los delitos o faltas en que se hubieran concretado los actos de violencia física o psíquica”. Por ello cabe aplicar también un delito del 153.3 sobre violencia doméstica, ya que el desvalor de la conducta de malos tratos no abarca de las agresiones físicas, empujones, tirones de pelo y patadas (cuestión de mayor detalle requieren las conductas restrictivas). Por ello se aplicarán en concurso real a tenor de lo expuesto en el 172.2 pues se aplican sin perjuicio de la pena de malos tratos habituales. Se agrava por llevarse a cabo en el domicilio. Puede afirmarse que “las conductas restrictivas, como impedirle la salida, cerrándola y quitándole las lleves” no están amparadas bajo el concepto de habitualidad propio del 173.2 sino que deben castigarse por separado. Cabe pensar que aunque no están amparadas por el 173.2, pueden estarlos por el 153.3 (violencia doméstica) o bien considerar detenciones ilegales o coacciones. En este momento, debe suscitarse debate sobre la consideración de tales conductas restrictivas. Cabe aplicar un delito de detenciones ilegales propio del 163, un delito de coacciones del 172.2 y por último una falta de coacciones del 620. La falta cabe descartarse a primera vista ya que según los hechos, la conducta realizada reviste una especial gravedad cuyo desvalor no quedaría abarcado por una falta del 620. 5
Sistema de derecho penal: Caso Parla Entre las dos opciones restantes parece más acorde aceptar las coacciones, ya que aplicar un delito de detenciones ilegales ciertamente sería desproporcionado en cuanto que no se impide la libertad deambulatoria de forma duradera sino de forma limitada en el tiempo. De acuerdo con lo argumentado se posiciona el Tribunal Supremo. La STS Nº 823 de 15 de octubre de 2007 (RJ 7084) ha determinado que “la conducta típica del delito detención ilegal consiste en una detención o inmovilización más o menos duradera, impidiéndole moverse o trasladarse de un lugar a otro, aunque se encuentre en un lugar abierto”. El delito de coacciones, parece más acorde con los hechos, la violencia está materializada en que le quita las llaves. III. Por todo lo anterior, puede afirmarse que existe concurso real de delitos entre un delito de malos tratos del 173.3 y un delito de violencia doméstica del 153.3 y un delito de coacciones del 172.2 (agravados en su mitad superior por llevarse a cabo parcialmente en el domicilio común). §5 I. Puede discutirse que el hecho de llamar “golfa” a la víctima constituya delito, pero parece más acorde con la moderada gravedad del hecho la consideración de tal hecho como falta. Por lo tanto, se descartaría un delito de injurias del 208 y se aceptaría una posible falta por vejaciones injustas de carácter leve. Las cuales, no están amparadas por la absorción del delito de malos tratos del 173.2, ya que se prevé “sin perjuicio de las penas que pudieran corresponder a los delitos o faltas que los que se hubiera concretado los actos violencia física o psíquica”. En este sentido hay una sentencia que aunque siendo de la Audiencia Provincial de Castellón AP Nº 164 de 8 julio de 1998 (ARP 1998\4041), no ha habido recurso alguno. El autor llamó “puta golfa” (sic) a la víctima en unas circunstancias similares, siendo por ello castigado por una falta de vejaciones injustas de carácter leve. II. Acto seguido a la conducta detallada, el autor la agarra del brazo para sacarla del bar. Podemos estar frente a un delito de coacciones o frente a una falta de la misma naturaleza. Se despende del 172.2 que “El que de modo leve coacciones a quien haya sido su esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él… será castigado con pena de prisión de seis meses a un año…”. Ciertamente se está impidiendo a Vanessa a permanecer en el bar que es su voluntad, además dicha privación es ejercida con notable violencia, es perfectamente proporcionado aplicar un delito de coacciones y no una falta de la misma naturaleza, ya que es precisamente el bien jurídico que se pone en peligro el que se pretende evitar con el tipo de coacciones. III. Juan Antonio comete en concurso real una falta de vejaciones injustas de carácter leve, que deben ser penadas con pena de multa de diez a veinte días con un delito de coacciones del 172.2 con la. La falta de vejaciones leves injustas al igual que el delito de coacciones son delitos que se consuman por su mera puesta en práctica prescindiendo de resultado. Cabe hablar de dolo ya que de los hechos (cogerla del brazo, llamarla golfa) se desprende que Juan Antonio conoce y quiere lo que hace. §6 6
Sistema de derecho penal: Caso Parla Un golpe de Juan Antonio provoca, por un lado, la rotura de las piezas dentales y, por el otro lado, la contusión del brazo. I. Este apartado se divide en los dos resultados que la conducta del golpe supone. a) En cuanto a la rotura de los dos incisivos, puede ser entendida en primer lugar como un posible delito de lesiones propio del 147.1. No obstante, la lesión debe requerir objetivamente tratamiento médico o quirúrgico. Atendiendo a la dicción literal de los hechos, se observa que en el servicio de urgencias únicamente se prescribe un antiinflamatorio. Si bien, el artículo 147 dispone que independientemente de la existencia o no de tratamiento médico, éste ha de ser objetivamente necesario. La misma línea es la tomada por la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que defiende que el tratamiento médico o quirúrgico es el objetivamente necesario para la curación; y la jurisprudencia ha venido considerando que la rotura o arrancamiento traumático de piezas dentales precisa objetivamente de tratamiento quirúrgico en todo caso. (SSTS Nos. 173 de 27 de febrero de 1996 (RJ 1394), 20 de 25 de marzo de 2003 (RJ 2683). Por lo tanto, la conducta de Juan Antonio es subsumible bajo el tenor del 147.1 en cuanto a un delito de lesiones. b) Fruto de esas lesiones ha sido la rotura de dos piezas dentales, en concreto, dos incisivos. Tal conducta puede entenderse bajo la dicción literal de las lesiones graves del artículo 150, pues se produce una posible deformidad. Puede discutirse si la rotura de dos incisivos constituye deformidad. La jurisprudencia en términos muy generales ha entendido que la rotura de piezas dentales puede entenderse como una lesión del 150, si bien, no siempre se llega a tal conclusión por cuanto que en estos supuestos no existe una regla estandarizada que determine la apreciación de la deformidad al influir una variabilidad de circunstancias. En la STS de 3 de octubre de 2003 (RJ 7413) se han seguido tres aspectos que deben usarse como criterio para discernir la deformidad de lo que no lo es. Tales criterios son: la relevancia de la afectación (secuelas y estética), repercusión funcional (mordida y motricidad bucal) y la posibilidad de reparación. Los criterios, vienen dados por la Sala Segunda del Tribunal Supremo tras adoptar el acuerdo en el Pleno no Jurisdiccional de 19 de abril de 2002 (JUR 2003, 198815) que determina que "...la pérdida de incisivos u otras piezas dentarias, ocasionada por dolo directo o eventual, es ordinariamente subsumible en el artículo 150 C.P. 1995 (deformidad). Este criterio, sin embargo, admite modulaciones en supuestos de menor entidad, en atención a la relevancia de la afectación o a las circunstancias de la víctima, así como a las posibilidades de reparación accesible con carácter general, sin riesgo ni especiales dificultades para el lesionado. En todo caso dicho resultado comportará valoración como delito, y no como falta...". La redacción de los hechos, no es extensa en cuanto a la descripción de la rotura de los incisivos. Por ello parece razonable aplicar el principio in dubio pro reo, ya que en caso de considerar tales lesiones como lesiones del 150 la pena sería considerablemente más grave. Por lo tanto, de acuerdo con la STS de 1 de octubre de 2008 (RJ 6089) se aconseja excluir aquellos supuestos de menor entidad, en los que la pena legalmente predeterminada resulta desproporcionada. 7
Sistema de derecho penal: Caso Parla II. Además Juan Antonio con el mismo golpe produce una contusión en el brazo a Joao. Tal conducta parece corresponderse con una falta de vejación injusta de carácter leve propia del 620 del Código Penal. La pena correspondiente es de diez a veinte días. III. Al ser ambos delitos consecuencia de un mismo golpe, estamos ante un concurso ideal de delitos, por lo que deberá castigarse con la mitad superior del delito más grave que en éste caso es el de lesiones consumadas del 147.1. Es decir, la mitad superior de la pena de prisión de seis meses a tres años. Sobre el delito de lesiones del 147.1, cabe hablar de causalidad, en el sentido de la fórmula heurística de la “condicio sine qua non” ya que la rotura de los incisivos es consecuencia directa del golpe tal y como se deduce de la redacción de los hechos. Además podemos hablar de dolo. Por tal conducta, la pena establecida sería de seis meses a tres años. Del mismo modo, también hay dolo en la falta de vejaciones injustas de carácter leve, con pena de diez a veinte días. §7 I. En vista de los hechos relatados, en lo que se refiere a la conducta de J.A. el 1 de marzo de 2008, ésta podría subsumirse en los delitos de Asesinato (artículos 139‐140), homicidio (artículo 138) y lesiones (artículo 147‐156). Para decidir cuáles de estos delitos son aplicables debemos pensar si el corte producido en el cuello excede de unas meras lesiones. Aunque carecemos de muchos datos, sabemos que J. A. estaba esperándola en las inmediaciones de su domicilio, por lo que tenía un objetivo que llevar a cabo. Por otra parte además de esperarla se acerca por detrás. Es una forma de que Vanessa no se pueda defender. Se aprecia intencionalidad de algo más que lesiones y un ánimo especialmente cobarde en la ejecución del acto. También apreciamos que se J. A. obra con “Animus necandi”, deseo de matar, aunque solo se produzcan lesiones. Aunque se dan lesiones, asesinato y homicidio, al imputar en conjunto se trataría de una tentativa de asesinato, ya que concurre alevosía por la cobardía y el aseguramiento de indefensión de la víctima. Descartamos la opción de que concurra una circunstancia agravante del 22.2, que se ejecute el hecho con abuso de superioridad ya que contemplamos la alevosía, que abarca el desvalor de la conducta. Nos quedaría determinar si la tentativa es acaba o inacabada. La STS Nº 68 de 21 de diciembre de 2004 discute sobre un asunto muy parecido. El agresor produce un corte en el cuello con un cuchillo a la víctima acercándose por detrás por sorpresa. En este caso la víctima se defiende y le quita el cuchillo, por lo que se considera que es una tentativa inacabada. En nuestro caso Vanessa no puede defenderse y J.A. lleva a cabo el acto sin ningún tipo de desistimiento, por lo que sería una tentativa acabada de asesinato. Podemos decir que la conducta de J.A. es dolosa porque conoce por las reglas de la experiencia que un corte de 7 cm en el cuello puedo causar la muerte de una persona. 8
Sistema de derecho penal: Caso Parla II. J. A. en este caso responde como autor de asesinato en grado de tentativa acabada (artículo 139). §8 I. En la propuesta que Evaristo le hace a J. A. estando en la cárcel no queda claro si Juan A. acepta o no la oferta de Evaristo. De no haber relación entre esta conversación y la muerte de Vanessa podrían concurrir actos preparatorios punibles, pero son descartados por no darse concretamente provocación, conspiración ni proposición (Art 17‐18). La conspiración se da cuando dos o más personas se conciertan para la ejecución de un delito y resuelven ejecutarlo, y nosotros no tenemos el dato de que J. A. aceptara. Se entiende por proposición la invitación a otra persona a ejecutar el delito que ha resuelto cometer. En este caso J. A., que ha resuelto cometer el delito, no le propone ejecutarlo a Evaristo. Por último la provocación, incitar por medio de la imprenta, radiofusión o cualquier otro medio, no se da en ningún momento. Los actos preparatorios punibles según la legislación española solo se castigan en algunos casos (Art. 17‐18) y sólo cuando se refieren a delitos graves (arts. 17.3 y 18.2). Al no darse concretamente ninguno de los 3 supuestos no podríamos imputar la conversación llevada a cabo entre Juan A. y Evaristo. Sigue siendo más lógico plantearnos la opción de que la conversación y la muerte de Vanessa sí están relacionadas. J. A. expresa su intención de vengarse de Vanessa y Evaristo le ofrece una solución para llevarlo a cabo. El detalle de que Evaristo le diga que parecerá un accidente tiene importancia, ya que el arrollamiento por una furgoneta parece un accidente. En sede de autoría encontramos una estructura similar a la que se da en la RJ 2002/10240. J. A. es inductor, pero también cabe plantearse que sea cooperador necesario. Aunque no se dice, el autor no sabe dónde vive Vanessa, no la conoce, por lo que J.A. ha debido darle los datos necesarios para llevar a cabo el delito. Donde vive, a que hora sale a trabajar, etc. Estos datos son necesarios para cometer el delito, por lo que consideramos a Juan A. inductor y cooperador necesario al mismo tiempo, aunque no responderá por ambos títulos sino solo por el de inductor. Su labor es más persuasiva que colaborativa en la ejecución del hecho. Evaristo respondería como cooperador necesario atendiendo a la teoría de los bienes escasos: hay cooperación necesaria si el medio causal que aporta el partícipe era escaso. Con el desvalor de la conducta como cooperador necesario queda abarcada una posible acusación como inductor. La persona que conducía la furgoneta y no se logró detener respondería como autor, ya que es el único que lleva a cabo la ejecución material de los hechos. En sede de imputación objetiva, arrollar a una persona con un vehículo en marcha que causa su muerte es considerada homicidio (Art. 138). La conducta es típica ya que se produce la muerte de la víctima. En sede de imputación subjetiva, el autor conoce por las reglas de la experiencia las consecuencias que puede ocasionar el atropellar a una persona. El hecho de que el arrollamiento sea producido por una furgoneta nos lleva a pensar que el autor quería asegurar el resultado, por lo que concurre alevosía. Merece tratarse por separado 9
Sistema de derecho penal: Caso Parla el asunto de la recompensa. Apoyándonos en una reiterada jurisprudencia, la aplicación de la agravante de precio requiere que éste sea el resorte para la realización del hecho, de lo que resulta que el precio se convierte en instrumento de la inducción, esto es, el precio se integra en la inducción por lo que no cabe una doble valoración jurídica. La consideración del imputado J.A. como inductor, además de cooperador necesario, en el asesinato, impide por las razones señaladas la consideración de la circunstancia de recompensa. Por esto Juan A. responderá como cooperador necesario del delito de asesinato. El autor directo en cambio sí responderá por la recompensa, siendo así imputado por asesinato agravado (Art.140). A J. A. no se le aplica la agravante de recompensa porque el precio en su caso forma parte de la inducción, mientras que el motivo por el que mata el autor es el dinero. Evaristo, cooperador necesario, responde por asesinato ya que pone a disposición de Juan un asesino profesional que tiende a asegurar la ejecución de los hechos. Se le culpa por alevosía pero no por recompensa, ya que en ningún momento forma parte de ello. II. Por lo tanto Evaristo responde como cooperador necesario de asesinato, J.A. como inductor de asesinato y el tercero como autor de asesinato agravado. 10
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