Fluyendo como un río Fluye la paz a través

Anuncio
Fluyendo como un río
Fluye la paz
a través nuestro,
o se detiene el río.
No hay otro cauce que estas manos y este pecho;
para roturar el campo cuentas conmigo
y a Tu conjuro, y a mi respuesta, la invisible semilla se torna en flor entre callos robustos.
Tú lo quieres, Señor: contar conmigo,
y sin mí no hacer nada;
que sea mi poquedad el viaducto con que repletas otras gargantas;
yo ser la miel que deleita y que sana, yo la fragancia de Tu cariño,
el arado que desbarata la aridez de los terrones negros.
Si tiene que haber paz, yo soy el medio inepto, indispensablemente necesario;
enhiesto entre el bramar de los cañones rezar y obrar,
y al levantar mi mano, blanca bandera entre el humeante fragor de la batalla,
lograr que el ensordecedor rugido cese
que sea mi voz quien lo enmudece.
Ser yo la fe que rompe lanzas, yo la esperanza del que naufraga, yo la pasión que el imposible alcanza.
Omnipotente e impotente Dios:
todo lo puedes y nada puedes sin que responda,
sin que diga que sí, sin que Te acepTe.
Le falta, dice Pablo, un trozo a aquella redención, y tiene que fluir al ritmo mío.
Pobre Señor
que de este derrelicto haces que dependan tantos y tanto,
que cuentas con mi respaldo;
que quieres que inunde en aguas las estepas
y soy témpano al otorgar calor, y fuego para el que anhela fríos,
tonto tambor que truena donde nadie lo pide
y calla cuando el ruido es un clamor.
Necesito ser cauce,
servir, ser instrumento:
fluye la paz
a través nuestro,
o se detiene el río.
Tú lo quieres, Señor: contar conmigo,
Descargar