Medio: Internet Sección: Viajes Audiencia: 1.155.000 ELNUEVOHERALD.COM Difusión: 28 de noviembre de 2011 Espacio: Valor Publicitario: 50´00 € Las Tapas de Madrid: Gastronomía en Miniatura En cualquier gran ciudad de Estados Unidos hay restaurantes de tapas. En España, donde nacieron, están las mejores tapas típicas de cada región pero la mayor variedad, representativas de las regiones españolas, se encuentra en Madrid. Estos platillos se originan de la costumbre de tapar los vasos de vino en las tabernas con un trozo de pan o jamón para que no entrasen en ellos moscas o polvo. Aproveché mi estancia en el Gran Meliá Fénix para emprender por este hotel una aventura del tapeo. Las habitaciones de este elegante miembro de The Leading Hotels of the World, en la Calle Hermosilla (Barrio de Salamanca), son de gran estilo europeo y comodísimas. Cuenta con un servicio esmerado, un famoso bar del maestro de copas Javier de las Muelas, suites con terrazas con whirlpool que miran a la Plaza de Colón, y restaurantes donde probamos deliciosas tapas de jamón ibérico, canapés de salmón y excelentes quesos. Desde el 2008 surgieron en Madrid los llamados gastrobares, con tapas de calidad a precios asequibles y preparadas por talentosos chefs –una manera de degustar alta gastronomía en miniatura, acompañada de excelentes vinos. El gastrobar/restaurante El Lateral, Castellana 42, muy de moda, cuenta con un menú y ambiente distintivos a precios asequibles. Allí probamos varias tapas innovadoras, preparadas con el más puro aceite de oliva orgánico, libre de pesticidas y extra virgen, LA Organic (de Andalucía), cuya botella diseñada por Philippe Starck está en cada mesa. Nos deleitaron tapas como el solomillo con Brie fundido o con foie; Foie, confitura de mañana y jamón ibérico; patata rellena de jamón, parmesano y huevo de codorniz; minihamburguesas con reducción de Pedro Ximénez; y quesadillas de acelgas y champiñón con queso Gouda. A las ocho (hora de tapas) visitamos uno de los restaurantes de Carlos Galán, dueño también de dos restaurantes en Miami. Ubicado en Comandante Zorita 4, El Recuerdo, con decenas de velas encendidas y espejos gigantes, es un lugar ideal para degustar tapas tradicionales, como las croquetas caseras de jamón (buenísimas), medallón de Foie a la Plancha, y huevos rotos con patatas y picadillo de ibérico. Otras tapas modernas son la tosta de solomillo “Pata Negra” con cebolla confitada; el hojaldre de puerros y espinacas con salsa de hongos; alcachofas gratinadas rellenas de jamón y bacon; merluza con cilantro y lima; y carrillera de ibérico con puré de garbanzos. Las raciones tienen precios muy moderados, desde 3.10 euros ($4). Uno de mis rincones favoritos en Madrid es la Plaza de Santa Ana, en el barrio de las Letras. Me anima el bullicio que crean cientos de personas congregadas en las terrazas, bares y cafés. La nueva cocina de tapas ha llegado a alto nivel en un gastrobar/restaurante abierto allí este año, decorado con lámparas de enormes bombillas y muebles de diseñadores. Nos atendió su dueño, el carismático Julio Arpa. La cocina es tanto tradicional como original y exótica, aunque el ambiente tan moderno me resultó algo frío. Nos deleitó la innovadora preparación de tapas como el tiradito de corvina con mango, totopo de cochinita pibil con guacamole, croqueta de cecina con parmesano y emulsión de tomate y albahaca, croqueta de pollo al curry con coulis de piña, dúo de Dim-Sum de solomillo al cabrales con gelée de oporto y carrillera de buey con curry rojo y puré de boniato y el mini Bull-Burger de rabo de toro con parmesano. Los precios son razonables, desde 5,50 euros. La carta de vinos es selecta, con 40 vinos de 35 denominaciones de origen. El sábado recorrimos la Puerta del Sol, muy animada pero con el peligro de carteristas, y seguimos hacia la Plaza Jacinto Benavente, por la estrecha calle del Correo, donde se encuentran interesantes tiendas de botones. Almorzamos en la Taberna Madrid, gastrobar/restaurante ubicado en Atocha 16, de auténtica cocina castiza a precios moderados. De decoración moderna, espacio familiar y luminoso (con terraza), ofrece tapas tales como: Bravas a la Taberna, Bocatín de calamarcitos, ensaladilla rusa casera, banderilla de anchoa y boquerón, croquetas de boletus, migas castizas con su matanza, y caracoles gordos en salsa. Después de visitar la Feria del Libro Antiguo, descubrimos la exposición de los extraordinarios diseños de Yves St. Laurent, auspiciada por Mapfre en la Sala Recoletos. Vino a Madrid desde el Petit Palais de París y se queda hasta el 8 de enero del 2012. Constituye la primera retrospectiva que se presenta en España de los 40 años de creación de este gran artista de la moda. En Sobrino de Botín (1725), el más antiguo de los restaurantes del mundo según Guinness, visitamos el interesante asador de cochinillos, la antigua cava de vinos, y otros dos pisos. Las exquisitas tapas de Botín incluyen: Morcilla de Burgos, croquetas de pollo y jamón, anchoas con pimientos, almejas, y jamón ibérico de bellota pero los más famosos platos son cordero y el cochinillo asados. Cerca se encuentra el Mercado San Miguel, el más variado paraíso de tapas. En el restaurante/tablao flamenco Café de Chinitas, ubicado en un antiguo y hermoso palacio del siglo XVII, nos impresionaron artistas como El Faruca y bailaoras con elegantes mantones de manila. Allí disfrutamos de tapas de lomo ibérico de bellota, queso de cabra con cebolla caramelizada y surtido de ahumados. Para probar medio centenar de refinadas tapas y platos en miniatura, acompañados de cava, hay que ir al Opera Brunch del lujoso Hotel Westin Palace (73 euros pp), donde nos maravillaron el desfile de alta costura del innovador Josep Font y las hermosas presentaciones de ópera en directo. Es sin duda el lugar perfecto para golosos. Caminando por las repletas calles de la Cava Baja llegamos a La Antoñita. Las deliciosas tapas, diseñadas por Juan Pablo Torre, incluyen pimientos asados con bacalao marinado, ceviche fresco de marisco, chipirones y trigueros a la plancha y croquetas a lo Tigre. Al lado está la atractiva Enoteca Posada León de Oro, en un edificio de 1896, decorada con un estilo muy contemporáneo. Sus tapas son notables por la calidad de los ingredientes y la preparación. Incluyen chorizo ibérico de bellota, foie hecho en casa, gulas con patatas y huevos rotos, solomillo con uvas y vino Pedro Ximénez y croquetas de espinacas, bacalao, piñones y pasas. Otro lugar de historia con sabor es la Taberna La Bola (1870), de la familia Verdasco, con lámparas de araña de época que iluminan el íntimo espacio del primer piso. Situada en el centro de Madrid y totalmente restaurada respetando el diseño original, ofrece exquisitas tapas y cocido en un ambiente cálido y familiar, con cordial y eficiente servicio. Me transportó al Madrid del siglo XIX. Uno de mis favoritos es el elegante Lhardy (1839), frecuentado por Isabel II y Alfonso XII y hasta por la espía/bailarina Mata-Hari. Su fachada estilo Segundo Imperio, hecha con caoba cubana, es muy hermosa. En su ambiente aristocrático y romántico uno puede imaginarse que está cenando con antiguos clientes tales como el pintor Zuloaga, los escritores Gómez de la Serna y Gregorio Marañón, o el torero Manolete. El exótico salón japonés fue sede de conspiraciones y cuentan que en el antiguo salón privado Isabel II dejó el corsé. Lámparas de araña antiguas, pinturas de Agustín Lhardy (hijo del fundador), valiosos objetos de plata, evocan los opulentos salones decimonónicos. Lhardy sirve callos madrileños, setas con langostinos, foie-gras de pato al oporto, anchoas del Cantábrico, con tomate y aceite arbequina y su excelente cocido madrileño (35.50 euros o $48 pp). Para probar tapas y platos de la más refinada cocina vasco-navarra en un ambiente palaciego, visitamos el Hotel AC Santo Mauro. El elegantísimo palacio del siglo XIX (1894), diseñado por el arquitecto francés L. Legrand, fue la residencia del Duque de Santo Mauro. En vez de almorzar en la biblioteca-restaurante, probamos tapas tales como el tartar de atún, Foie y orechiette con boletus y trufa, en el encantador jardín. Los altos precios (menú del día es de 80 euros/$110) están compensados por la calidad del ambiente y la comida. El Plató, el nuevo restaurante del renombrado chef Pedro Larumbe en Castellana 36, es informal y popular con jóvenes y mayores. Mientras saboreaba sus innovadoras tapas de diseño, vi como se rodaba en directo El Gato al Agua, del canal de Intereconomía TV. Larumbe, ganador del Premio Gastronómico Nacional, ofrece mousse de foie con queso de cabra, cilindro de salmón ahumado con brandada de bonito, vieira gratinada en holandesa y crujiente de espinaca, entre otras delicias. Los precios de las tapas van desde 3.60 euros ($5) hasta 7.50 euros ($10) por la media ración. Dicen que en el siglo XIII, Alfonso “el Sabio,” después de enfermarse, siguió el consejo de su médico de tomar pequeñas cantidades de comida con el vino. Promulgó una ley que obligaba a que las tabernas dieran con cada copa un poco de comida. Nunca soñó que así se iniciara una de las costumbres más civilizadas del mundo, culminando en el paraíso de tapas que es Madrid.