La Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis"

Anuncio
ESTUDIOS
Sergio Silva G., SS.CC.
Profesor de la Facultad de TeologíaU. C.
La Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis"
de Juan Pablo 11:una perspectiva teológica
El análisís de la Encíclica "Sollicitudo Reí Socialis" (SRS) se puede
hacer desde muchas perspectivas. Yo la he leído en la perspectiva teológica, buscando la trama teológica de su argumentación. He creido descubrir tres pasos: un acento· fuertemente moral, de base teológica, de la
que surge la confianza en la fuerza que tiene la fe para motivar la acción
social.
Antes de exponer estos pasos (en dos partes, pues el segundo y el
tercero son difícilmente separables), me referiré a las consideraciones iniciales de SRS sobre continuidad y novedad en la enseñanza social de la
Iglesia. Y terminaré señalando cuál debería ser, a mi juicio, el próximo
paso nuevo de esta enseñanza.
1.
Continuidad y novedad en la enseñanza social de la Iglesia
En el capítulo I de la Encíclica -que hace de introducción-, dice el
Papa que la doctrina social de la Iglesia es un "corpus" doctrinal "que se
va articulando a medida que la Iglesia, en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo (... ), lee
los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia" (SRS 1).
Esta doctrina social muestra continuidad en cuanto "se mantiene
idéntica en su inspiración de fondo (... ), sobre todo en su unión vítal con
el Evangelio del Señor"; pero "es a la vez síempre nueva, dado que está
sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variacíón de las condicíones hístórícas" (SRS 3).
El capítulo n pone en práctíca esta consideración introductoria, mostrando, sobre el telón de fondo de la continuidad -sobre todo con la Constitución pastoral del Vaticano n sobre la Iglesia en el mundo actual,
Gaudium et Spes (SRS 6-7)la novedad de la Enciclica Populorum
Progressio, de Pablo VI, cuyo vigésimo aniversario conmemora la presente
Encíclica de Juan Pablo n. Esta novedad el Papa la centra en tres puntos:
-
"haber señalado el carácter ético y cultural de la problemática relativa
al desarrollo y, asimismo, la legitimidad y necesidad de la intervención de la Iglesia en este campo" (SRS 8);
"afirmar (... ) con toda claridad que la cuestión social ha adquirido
una dimensión mundial", haciendo de esta afirmación "una directriz
98
-
SERGIO
SILVA G.
de acción"; es decir, con esta afirmación "la Enciclica de Pablo VI
(. .. ) se propone ante todo señalar un hecho moral, que tiene su fundamento en el análisis objetivo de la realidad": "los responsables de
la gestión pública, los ciudadanos de los paises ricos, individualmente
considerados, especialmente si son cristianos, tienen la obligación moral -según
el correspondiente grado de responsabilidadde tomar
en consideración, en las decisiones personales y de gobierno, esta relación de universalidad, esta interdependencia que subsiste entre su
forma de comportarse y la miseria y el subdesarrollo de tantos miles de
hombres" (SRS 9);
la "fórmula recapituladora" de Populorum Progressio, "el desarrollo es
el nuevo nombre de la paz", es la tercera y última novedad. Esta fórmula incluye, según Juan Pablo Ir, dos cosas: "la exigencia de justicia
sólo puede ser satisfecha en el mismo plano" en que se plantea la
cuestión social: el plano mundial; "la guerra y los preparativos militares son el mayor enemigo del desarrollo integral de los pueblos". Asi,
esta "fórmula recapituladora" es una invitación "a revisar el concepto
de desarrollo" (SRS 10), cosa que el Papa hace en el capitulo IV de
su Enciclica, luego de volver a mirar, en el IIr, el "panorama del mundo
contemporáneo", que aparece bastante más negativo que hace 20 años.
2. El acento moral de la Enciclica
Ya al mostrar la novedad de la Enciclica Populorum Progressio, de
Pablo VI, Juan Pablo Ir subraya el carácter moral de los probl':lmas del
desarrollo, carácter que los hace atingentes a la tarea evangelizadora de
la Iglesia. Su propia Enciclica no hace más que ahondar y abundar en este
punto. Veamos algunos ejemplos.
-
-
El.Papa constata que la humanidad está dividida en varios "mundos":
1'.',2'.',3'.'y ahora incluso se empieza a hablar de un 4° mundo; lo que
le interesa subrayar es que esta ruptura de la unidad de la humanidad
en mundos diferentes tiene un contenido moral, ante el cual la Iglesia
no puede permanecer indiferente (SRS 14).
Propone también que se sometan a análisis moral los mecanismos económicos, financieros y sociales que funcionan de modo casi automático
y que favorecen a las naciones ricas (SRS 16-17); entre los cuales
están la deuda externa (SRS 19) y los medios de comunicación social
(SRS 22).
Habla del severo juicio moral que merece el comercio de armas (SRS 24).
Afirma que los reales beneficios de la ciencia y de la técnica no traen
al hombre su liberación, si no son regidos por un objetivo moral
(SRS 28).
Sobre todo, la insistencia del Papa va a que se reconozca el carácter
moral tanto del desarrollo -en cuanto está necesariamente vinculado
al respeto de los Derechos Humanos (SRS 32) y debe respetar las exigencias del Bien y la Verdad (SRS 33) e incluso a las mismas creaturas
naturales (SRS 34)- como de las causas que actualmente obstaculizan
el verdadero desarrollo, y que no son sólo económicas, sociales y politicas (SRS 35), sino ante todo dos actitudes espirituales muy profun-
LA ENCICLICA
SOLLICITUDO
REI
SOCIALIS,
PERSPECTIVA
TEOLOGICA
99
!
damente arraigadas en el hombre de hoy y en los pueblos, que se dan
íntimamente unidas: el afán de ganancia y la sed de poder, ambas
absolutizadas y buscadas "a cualquier precio" (SRS 37). Y si las causas
que obstaculizan el desarrollo sanen último término de orden moral,
también lo será -en tercer lugar- la decisión de superarlas (SRS 38),
lo que sólo se logrará mediante el ejercicio de la solidaridad.
Antes de entrar en el tema de la solidaridad como propuesta para un
nuevo desarrollo, quiero detenerme en un aspecto del diagnóstico moral
que hace el Papa mirando el mundo de hoy. Está en el capítulo V "una
lectura teológica de los problemas modernos", que retoma, en clave moral
y teológica, el "panorama" esbozado en el capítulo III.
Se trata del concepto "estructuras de pecado", que introduce en esta
Encíclica (SRS 36). Estas estructuras, por un lado, dependen de pecados
personales, "están unidas siempre a actos concretos de las personas, que
las introducen"; por otro lado, son también "fuente de otros pecados",
en cuanto "condicionan la conducta de los hombres".
El Papa subraya la importancia de este análisis teológico y moral de
la realidad de nuestro mundo. Es lo que diferencia el análisis pastoral que
hace la Iglesia del análisis sociopolítico habitual. Al hablar de pecado y
estructuras de pecado, la Iglesia está introduciendo en el análisis "la voluntad del Dios tres veces Santo, su plan sobre los hombres, su justicia y
su misericordia". Plan que se expresa en las exigencias de la "segunda
tabla de los mandamientos -la tabla que trae los mandamientos 49 a lO'?,
referidos a las relaciones con el prójimo-o "Cuando no se cumplen éstos
-concluye el Papa-, se ofende a Dios y se perjudica al prójimo, introduciendo en el mundo condicionamientos y obstáculos que van mucho más
allá de las acciones y de la breve vida del individuo. Afectan asimismo al
desarrollo de los pueblos" (SRS 36).
La propuesta positiva del Papa es la solidaridad, como modo de hacer
concreto el esfuerzo por el auténtico desarrollo y por la liberación de los
pueblos (SRS 46). Al hacer esta propuesta, no hace más que retomar lo
que propusiera Pablo VI, 20 años atrás (SRS 9).
La solidaridad, como virtud, asume y traduce al plano moral la creciente interdependencia que se está dando entre individuos y pueblos en el
mundo actual. Desde la fe, se la descubre como una virtud cristiana,
vinculada con el amor, "signo distintivo de los discipulos de Cristo" (SRS
40). "Hoy quizás más que antes, los hombres se han dado cuenta de tener
un destino común que construir juntos, si se quiere evitar la catástrofe
para todos". Y se asienta "la idea de que el bien, al cual estamos llamados
todos, y la felicidad a la que aspiramos no se obtienen sin el esfuerzo y el
empeño de todos sin excepción, con la consiguiente renuncia al propio
egoísmo." (SRS 26).
En esta misma línea hay que situar las afirmaciones de esta Encíclica
respecto de un "indicador de la naturaleza del auténtico desarrollo: o
participan en él todas las naciones del mundo o no será tal ciertamente"
(SRS 17). El desarrollo "debe ser común a las cuatro partes del mundo:
este y oeste, norte y sur; o, a los diversos 'mundos', como suele decirse
hoy. De lo contrario, si se trata de realizarlo en una sola parte, o en un
solo mundo, se hace a expensas de los otros; y allí donde comienza, se
100
SERGIO
SILVA G.
hipertrofia y se pervierte al no tener en cuenta a los demás" (SRS 31).
De aquí que los llamados países desarrollados presenten más bien un
nefasto y perverso "superdesarrollo, igualmente inaceptable (que el subdesarrollo) porque, como (él), es contrario al bien y a la felicidad auténtica" (SRS 28).
Esto que vale para el desarrollo vale también para la paz: "ésta es
indivisible: o es de todos, o de nadie" (SRS 26).
La solidaridad no es un mero "sentimiento superficial por los males
de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación
firme y perseverante de empeñarse por el bien comú,n,. es decir, por el bien
de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables
de todos" (SRS 38). Se traduce en una actitud espiritual diametralmente
opuesta a las que el Papa califica como estructuras de pecado que obstaculizan el desarrollo: "la entrega por el bien del prójimo, del que está
dispuesto a 'perderse', en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a 'servirlo' en lugar de oprimirlo para el propio provecho"
(SRS 38).
Resuenan aquí las hermosas expresiones usadas por el Papa en su
viaje a Chile, en el discurso en la CEPAL (W 7): "La solidaridad como
actitud de fondo implica, en las decisiones económicas, sentir la pobreza
ajena como propia, hacer carne de uno mismo la miseria de los marginados y, a la vista de ello, actuar con rígurosacoherencia";
y en su discurso en el Encuentro por la Paz, en Punta Arenas (N° 6): "Nada de lo que
acontece a otro hombre -nuestro hermano, nuestra hermanapuede resultar índiferente para ninguno de vosotros".
La solidaridad, por último, debe ir de la mano de la libertad, como
marco para el auténtico desarrollo, "sin sacrificar nunca la una o la otra
bajo ningún pretexto" (SRS 33). Y debe darse a todo nível: entre individuos y entre pueblos; entre naciones ricas y pobres, pero también -y
quizás sobre todo- entre naciones pobres (SRS 23 y 39). La solidaridad
debe hacerse concreta en la opción por los pobres, que son "los pobres del
Señor" (SRS 43), recordando el viejo y exigente principio de la destinación
universal de los bienes (SRS 42).
3. Los fundamentos
teológicos y la fuerza activa de la fe
La mirada que descubre el carácter moral de la lucha por el desarrollo
de todos los pueblos en solidaridad, no es una mirada puramente natural,
sino la fe, que ilumina la naturaleza del desarrollo (SRS 31).
a)
La visión del hombre
En efecto, es la fe cristiana la que ve al hombre como puesto en relación con Dios.
En primer lugar, el hombre ha sido creado a imagen de Dios, ha sido
redimido por Cristo y está puesto bajo la acción eficaz y permanente del
Espíritu Santo (SRS 29, 33, 40 Y 47).
Es esta relación con el Dios Trino lo que da al hombre su dignidad,
que es "idéntica en cada uno de nosotros" y "cuya defensa y promoción
nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son rigurosa y respon-
LA ENCICLICA
SOLLICITUDO
REI
SOCIALIS,
PERSPECTIVA
TEOLOGICA
101
sablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia" (SRS 47).
Es la dignidad del hombre la que hace que en los "dramas de total
indigencia y necesidad en que viven muchos de nuestros hermanos y
hermanas (sea) el mismo Señor Jesús quien viene a interpelarnos
(cf.
Mt 25, 31-46)" (SRS 13).
Porque en el hombre hay esta huella del Dios Trino, hay en él siempre
una radical bondad, a pesar del pecado siempre presente, y en ella se
afirma la confianza en el hombre que tiene la Iglesia (SRS 47).
En segundo lugar, el hombre ha sido creado para colaborar en la creación de Dios. "El hombre no ha sido creado, por asi decir. inmóvil y estático. La primera presentación que de él ofrece la Biblia lo describe ciertamente como creatura y como imagen, determinada en su realidad profunda por el origen y el parentesco que lo constituye. Pero esto mismo
pone en el ser humano, hombre y mujer, el germen y la exigencia de una
tarea originaria a realizar, cada uno por separado y también como p:ueja.
La tarea es 'dominar' las demás creaturas, 'cultivar el iardin'''. Se trata
de la "tarea, dificil pero exaltante, de elevar la suerte de todo el hombre
y d~ todos los hombres", de modo que "el 'desarrollo' actual debe ser considerado como un momento de la historia iniciada en la creación", aunque permanentemente amenazada por el pecado (SRS 30). Que la actual
lucha por el desarrollo auténtico sea realización de esta invitación de
Dios al hombre a ser su cocreador lo ratifica, según Juan Pablo n, la
parábola de los talentos que cuenta Jesús.
Por último, si el hombre es imagen de Dios y está llamado a colaborar
con El en la creación a lo largo de la historia, esto significa que tiene una
dimensión trascendente inalienable, que todo auténtico desarrollo deberá
respetar e integrar (SRS 32 y 46).
b)
La visión de la sociedad y de la historia
En cuanto a la sociedad, la fe cristiana le abre un horizont~ insospechado, al proponer como modelo de unidad entre los hombres la comunión que reina en el seno de la Trinidad. En este modelo "debe inspirarse en última instancia la solidaridad" (SRS 40).
Asi como cada individuo humano tiene una dignidad inviolable por
ser imagen de Dios, cada sociedad y cada pueblo tien~n también su propia identidad cultural, que el desarrollo auténtico deberá respetar celosamente. "Los pueblos y las naciones también tienen d~recho a su desarrollo pleno, que, si bien implica -como se ha dicho- los aspectos económicos y sociales, debe comprender también su identidad cultural y la
apertura a lo trascendente. Ni siquiera la necesidad del desarrollo puede
tomarse como pretexto para imponer a los demás el propio modo de vivir
o la propia fe religiosa" (SRS 32).
La historia aparece en esta Enciclica como guiada por la Providencia
de Dios, "que se sirve de las naciones para la realización d~ sus planes, pero
que también 'hace vanos los proyectos de los pueblos' (cf. Sal 33 (32), 10)"
(SRS 23).
Asi, lo bueno que podemos observar en nuestro mundo viene de que
102
SERGIO
SILVA
G.
"la Providencia del Padre celestial vigila con amor también sobre nuestras
preocupaciones diarias" (SRS 26).
Por otra parte, la promesa de Dios mantiene a la historia siempre
abierta al Reino de Dios, nunca cerrada en si misma; de aqui -de nuevo"la confianza (de la Iglesia) en una verdadera liberación" (SRS 47). Esta
idea lleva al Papa a presentar las relaciones entre las realizaciones de los
hombres en la historia y el Reino de Dios. Tres aspectos destaca el Papa:
el primero es negativo: "ninguna realización temporal se identifica con
el Reino de Dios";
sin embargo, "todas ellas no hacen más que reflejar y en cierto modo
anticipar la gloria de ese Reino";
por último, como enseña la Constitución Gaudium et Spes, del Vaticano
n, "nada de lo que se puede y debe realizar mediante el esfuerzo solidario de todos y la gracia divina en un momento dado de la historia,
para hacer 'más humana' la vida de los hombres, se habrá perdido
ni habrá sido vano" (SRS 48; la cita no reproduce el texto de as sino
su enseñanza).
Por aqui engarza el Papa el sentido de la Eucaristia en relación con
la tarea del desarrollo.
c)
El fundamento
teológico de la moral
Queda por explorar un último supuesto teológico de la Enciclica, que
el Papa no hace más que tocar al pasar. Se trata del fundamento teológico
de la moral.
La voluntad de Dios es presentada como el "único fundamento verdadero de una ética absolutamente vinculante" (SRS 38).
Dios aparece también -en el párrafo en que el Papa se dirige a judios y mulsumanes- como aquel de quien en definitiva depende la realización de la paz y del desarrollo (SRS 47). Antes ha mostrado que el
cambio de las actitudes morales requerido para que el desarrollo sea posible -ese cambio que, mirado desde la fe, es conversión- sólo lo puede
hacer Dios: "Es Dios, en 'cuyas manos están los corazones de los poderosos' (Himno de la Liturgia de las Horas), y los de todos, quien puede,
según su promesa, transformar por obra de su Espiritu los 'corazones de
piedra' en 'corazones de carne' (cf. Ez 36, 26)" (SRS 38).
Asi, la fe cristiana y, más en general, la conciencia religiosa de la
humanidad, son fuentes indispensables de energia para el desarrollo. Lo
dice el Papa en una hermosa frase en que habla del "banquete de la vida
al que todos los hombres son igualmente invitados por Dios. De aqui la
importancia de despertar la conciencia religiosa de los hombres y de los
pueblos" (SRS 39; ver también 26). Lo habia dicho al empezar, hablando
de la Enciclica Populorum Progressio, de Pablo VI: en ella, "la Iglesia
sintió el deber de profundizar los problemas planteados por la nueva situación, pensando sostener con su inspiración religiosa y humana estos
esfuerzos para darles un alma y un empuJe eficaz" (SRS 12).
LA ENCICLICA
SOLLICITUDO
REI
SOCIALIS,
PERSPECTIVA
TEOLOGICA
4. El tema de la ciencia y de la técnica modernas como próximo
de la enseñanza social de la Iglesia
Al terminar
103
tema
esta mirada teológica a la Enciclica Sollicitudo Rei SoPablo Ir, no pretendo hacer prospectiva futurista, sino
simplemente expresar mi deseo de que el tema de la ciencia y de la técnica
modernas reciba en los próximos años mayor atención de parte de los expertos en doctrina social y del mismo Papa. Antes de exponer las razones
de este deseo -que no es irracional o puramente emocional-, me parece
conveniente, como contraste, recoger lo que el Papa dice sobre el tema en
esta Enciclica.
He recordado más atrás una afirmación que ahora conviene leer entera: si la masa de "recursos y potencialidades, puestos a disposición del
hombre (por la ciencia y la técnica), no es regida por un objetivo moral
y por una orientación que vaya dirigida al verdadero bien del género humano, se vuelve fácilmente contra él para oprimirlo" (SRS 28).
Sin embargo, el Papa parece tener una mirada más bien positiva sobre
el desarrollo cientifico-técnico moderno. El hombre, dice, "ciertamente necesita de los bienes creados y de los productos de la industria, enriquecida
constantemente por el progreso científico y tecnológico. Y la disponibilidad siempre nueva de los bienes materiales, mientras satisface las necesidades, abre nuevos horizontes. El peligro del abuso consumista y de la
aparición de necesidades artificiales, de ninguna manera deben impedir
la estima y utilización de los nuevos bienes y recursos puestos a nuestra
disposición. Al contrario, en ello debemos ver un don de Dios y una respuesta a la vocación del hombre, que se realiza plenamente en Cristo"
(SRS 29).
Sin embargo, esta Encíclica pone en nuestras manos dos principios
importantes para un adecuado enfrentamiento del fenómeno cientificotécnico actual. Por un lado, la idea de que hay que "leer" los hechos a la
luz del Evangelio a medida que van aconteciendo (SRS 1); por otro lado.
la idea de "estructuras de pecado", que son fruto de pecados personales a
la vez que fuente de ellos.
Mi lectura del fenómeno científico-técnico moderno -no de la ciencia ni de la técnica en sí o corno posibilidades del hombre y de la naturaleza- me hace ver en él precisamente este tipo de estructuras de pecado, acompañadas, claro está, de muchos beneficios puntuales, a algunos
de los cuales no parece sensato renunciar. Estructuras de pecado fundadas en el deseo del hombre moderno de establecer en su mundo un dominio
autónomo, no referido al Creador; deseo que se ha visto realizado -y, con
ello, reforzado- gracias a la ciencía y la técnica modernas. Estructuras de
pecado que se hacen visibles en que el desarrollo cientifico-técnico hace
crecer la amenaza que pesa sobre la vida en el planeta Tierra.
Se requiere, a mi parecer, un discernimiento muy fino de este fenómeno, para ayudar a los cristianos a salir de la actual perplejidad ante el
desarrollo científico-técnico.
cialis, de Juan
PENSAMIENTO IBEROAMERICANO
REVISTA
Revista semestral
Iberoamericana
DE ECONOM lA POLlTICA
patrocinada
(ICI)
por el Instituto
y la Comisión
Latina
Director:
de Cooperación
Económica
para América
(CEPAL)
ANÍRALPINTO
• Suscripción por cuatro números: España y Portugal, 5.000 pesetas o
40 dólares; Europa 45 dólares; América y resto del mundo, 50 dólares.
• Número
suelto:
• Pago mediante
ricano.
• Hedacción,
1.500 pes'ctas o 15 d6lares.
talón nominativo
administración
a nombre
de Pensamiento
y suscripcioncs:
Instituto de Coopcración Iberoamericana
Dirección de Cooperación Económica
Hevista Pensamiento Iberoamericano
Teléf. 2440600, Ext. 300
Av. de los Heycs Católicos, 4
28040, ~1ADHlD
Iberoame-
Descargar