37 grados

Anuncio
37 grados
Materiales antisépticos, paredes cubiertas de
baldosas o soportes de infusión: en los quiró­­fanos
se piensa en todo, pero demasiado poco en el
calor. El objetivo de fomentar la salud y el bienestar
también en el quirófano se debería acompañar
de la temperatura corporal óptima.
Una vista de las manos: ¿es satisfactoria la circulación en las extremidades? Los termogramas producen resulta34 rápidos, y dan seguridad
dos
H I P OT ERMI A HOSPI TAL
37 °C
36 °C
32 °C
28 °C
34 °C
Foto : Gett y Images; gráfico : picture-alliance / Wissen Media Verlag
L
a vida es calor. El frío puede detenerla. Algunos animales, como la tortuga ártica, en invierno se convierten en hielo. A los pingüinos emperadores
les encanta el frío, pero no les gusta que
se congelen partes de su cuerpo. Se protegen con una sofisticada combinación de
piel y grasa que, si se cuida bien, apenas
deja pasar el frío por lo que incluso bucear
a temperaturas bajo cero es puro placer.
Y siguiendo su comportamiento, al son de
«uno para todos y todos para uno», se arrebujan todos y gracias a la rotación y el movimiento continuo desde dentro hacia fuera
el grupo sobrevive las noches más gélidas.
Para los seres humanos estos apretujones en grupo serían horribles. El frío supone un reto especial. Como seres isotérmicos, los humanos, al igual que los pingüinos,
están obligados a mantener una temperatura óptima de funcionamiento. Con todos los
medios disponibles: si el núcleo corporal se
calienta demasiado, es decir si la temperatura supera los 37 grados, empieza la refrigeración por evaporación. El ser humano
empieza a sudar. Si la temperatura baja de
un determinado nivel, se ponen en marcha
procesos intracorporales para su calentamiento. El ser humano empieza a tiritar.
Para los seres humanos hay tan solo
15 grados de diferencia entre la muerte
por frío o por calor. En una persona sana,
la temperatura corporal varía entre los
36 y los 37,8 grados (temperatura normotérmica). Puede ascender a hasta 42 grados antes de que se produzcan una insuficiencia circulatoria y la desnaturalización
de las proteínas, y bajar a hasta 27 grados
antes de correr el riesgo de morir por el
frío. Una persona (desnuda) puede man-
revista dräger 5 | 1 / 2 012
31 °C
en ambiente caliente
en ambiente frío
La compleja regulación de la tempera- tura del cuerpo humano resulta de la
evolución. Lo esencial es que el cerebro
esté a temperatura de funcionamiento
tener constante su temperatura ­corporal
a una temperatura ambiente de entre
26 y 28 grados. Cuánto más frío hace fuera, más protección se requiere; y la ropa
reemplaza las capas de piel y de grasa.
Consecuencias graves de una hipotermia leve
Mientras la persona está consciente, se
puede mover, tiritar y protegerse de forma
activa. Si está inconsciente, se enfría sin
poder hacer nada para evitarlo. El sistema
está en peligro. Y el resfriado, que siempre
suelen augurar los padres para sus niños
cuando no llevan gorro, es la consecuencia con menor riesgo potencial. A principios de los años 1990, los científicos descubrieron las primeras relaciones entre una
baja temperatura corporal (hipotermia) y
las complicaciones durante o después de
intervenciones quirúrgicas. Resulta que si
la temperatura de una persona se mantiene
constante durante la operación y no baja de
la temperatura normotérmica, el riesgo de
que se produzcan problemas post-operatorios es considerablemente menor.
Uno de los médicos pioneros que se
ocuparon del tema es Anselm Bräuer. El
profesor en anestesia trabaja en el Centro
de Anestesiología, Medicina de Emergen-
cia e Intensiva en Göttingen donde dirige
el grupo de trabajo de hipotermia. «Las
consecuencias de una hipotermia en el
quirófano son diversas», explica añadiendo que el problema fundamental es que
a menudo no se ve relación alguna. «Una
consecuencia directa pueden ser trastornos curativos de la herida posoperativa, o
incluso una infección, pero se suele producir tan tarde que ya es difícil relacionar
los dos hechos. El paciente ha enfermado,
y ya está». La causa de los problemas de
curación y las infecciones de heridas es la
vasoconstricción provocada por la hipotermia. Por ejemplo, los vasos sanguíneos en
las extremidades se contraen por lo que se
reduce el riego sanguíneo. El problema es
que un riego sanguíneo reducido significa
un menor suministro de oxígeno, que a su
vez se necesita para la debida curación de
las heridas. Además, trastornos de la coagulación pueden resultar en mayores pérdidas de líquido y, en consecuencia, requerir más transfusiones de sangre.
Para pacientes con enfermedades cardíacas, la hipotermia puede tener consecuencias dramáticas. «Son más propensos a sufrir taquicardia o una angina de
pecho inestable, e incluso hay indicios de
que para los pacientes de riesgo aumenta
la mortalidad», comenta Bräuer. A pesar
de los resultados de las investigaciones de
Bräuer, su equipo y otros médicos, según
un estudio actual, solo en un 20 por ciento de los quirófanos de Europa se controla
la temperatura corporal. «A pesar de que
la temperatura corporal es un parámetro
básico vital», postula Bräuer, «a menudo
ni se controla ni se toman medidas para
calentar al paciente. A pesar de que la >
35
HOSPI TAL H IP OT ERMI A
28°C – 32°C
32,2°C – 35°C
hipotermia moderada,
semiinconsciencia
27
28
27°C
nivel inferior
antes de morir
29
30
31
hipotermia leve (temblores musculares)
32
33
28°C
34
33°C
hipotermia grave,
pérdida de la consciencia
enfriamiento
La estrecha franja de la vida
> ciencia se está interesando por este tema
desde hace 15 años, los resultados de las
investigaciones y sus consecuencias aún
no han llegado a todas partes».
También Andrea Kurz, anestesista de
Cleveland en EE.UU., reconoce el problema
de la hipotermia. Para la doctora de origen
austríaco, es fundamental prestar especial
atención a la temperatura corporal central
del paciente. Aquí ha ­calado la convicción
de que la temperatura corporal es un parámetro vital importante. «Dadas las complicaciones post-operatorias, como infecciones de la herida, problemas cardíacos y un
mayor riesgo de hemorragias, que pueden
existir, no permitiría que nadie se enfriara
a menos de 36 grados», explica. «En Estados
Unidos hay normas estrictas, según las que
tenemos que demostrar que el paciente se
calienta de forma activa, o que su temperatura corporal inmediata después de la operación fue de más de 36 grados».
La temperatura corporal cambia
con la inducción de la anestesia
Ya durante la inducción comienza el proceso de enfriamiento. «Antes de la operación, el paciente tiene una temperatura
corporal normal que se mantiene constante mediante complicados mecanismos de control, con una variación de 0,2
a 0,3 grados. Esto cambia con la inducción
36
Foto : Caro / Oberhaeuser
Imágenes infrarrojas muestran la temperatura de diferentes regiones del cuerpo. Esta suele variar
generalmente entre los 28° centígrados (extremidades) y los 37° centígrados (centro corporal). Se suele
medir la temperatura corporal central, que en una persona sana es de 36,2 ° C a 37,2 ° C. Si no se
especifica expresamente, las indicaciones al lado de la escala de colores se refieren a la temperatura corporal
central. Se trata de promedios tomados de la literatura científica actual; son valores meramente orientativos.
Un sueño agradable en el quirófano: una manta llena de aire caliente protege el
cuerpo del paciente contra su enfriamiento evitando así los riesgos de la operación
de la anestesia, y según la forma en que
se aplican los anestésicos. Según Kurz,
todos los narcóticos y anestésicos influyen en el centro de la termorregulación y,
con ello, provocan una ampliación de la
zona neutra en unos 5 grados centígrados.
Esta extensión de la zona neutra forzosamente causa una hipotermia que depende de la dosis. El efecto se refuerza con
la edad del paciente. A principios de los
años 1990, también Andrea Kurz constató en un estudio que todos los pacientes en
el intraoperatorio se caracterizan por la
vasoconstricción en las partes periféricas
del cuerpo, se habían contraído los vasos
sanguíneos y las manos y los pies estaban
fríos. Los fármacos para la anestesia, no
obstante, son vasodilatadores. «Por ello, el
calor pasa del centro del cuerpo a la periferia, lo que conlleva un descenso considerable de la temperatura corporal, ya al
principio de la inducción de la anestesia».
La solución es obvia. «Es recomendable precalentar al paciente, particular-
revista dräger 5 | 1 / 2 012
36,7°C
temperatura corporal central normal, sublingual 35
36
36,5 °C
temperatura corporal
central normal, axilar
37°C
temperatura corporal
central normal (rectal)
37
38
insuficiencia circulatoria
fiebre alta
39
40
41
37,8°C – 38,5 °C 40°C – 42°C
fiebre muy alta (hiperpirética)
fiebre moderada
36,2°C – 37,2°C
variación de temperatura normal a la largo de un día
mente las extremidades», confirma Kurz.
Según la segunda ley de la termodinámica, dentro de un sistema el calor se nivela;
pasa de la zona más caliente a la más fría,
hasta que ambas tienen la misma temperatura. Si las extremidades se calientan de
tal modo que tengan casi la temperatura
corporal central, el calor ya no se reparte.
En los preparativos se calienta sobre todo
con mantas por las que pasa aire caliente,
o con colchonetas calefactables.
Anselm Bräuer considera que este es
uno de los aspectos decisivos para la implementación de este procedimiento. «Una
profilaxis que tenga sentido no solo significa comprar los aparatos correspondientes,
sino también adaptar la organización». Y
eso resulta más complicado. «El paciente ya
tiene que estar con nosotros de media hora
a tres cuartos de hora antes de la operación,
es decir que hay que calcular más tiempo».
Esto sería un paso muy importante
para evitar que el paciente se enfríe ya en
la fase de inducción. Con mantas o colchonetas calefactables e infusiones precalentadas, la temperatura corporal se puede mantener también durante la operación. Puesto
que, según confirma Andrea Kurz, «cuanto mayor sea la zona operatoria, mayor es
el riesgo de hipotermia». Si el cuerpo no se
mantiene caliente durante largas operaciones con un amplio campo quirúrgico, pue-
revista dräger 5 | 1 / 2 012
42°C
39°C
39,1°C
hasta
de temperatura corporal central
después de un simulacro de incendio
de suceder que el paciente se enfríe hasta
33 grados, lo que puede conllevar complicaciones intra y post-operatorias. Pero también en operaciones cortas, a partir de una
duración de media hora, es probable que la
reducción de la temperatura corporal central tenga consecuencias clínicas.
La producción de calor del cuerpo está desactivada
El culpable de la hipotermia es también el
desequilibrio entre la ganancia y la pérdida de calor. Durante la anestesia los mecanismos de protección, que activa el cuerpo
automáticamente, surgen efecto más tarde.
La producción de calor del propio cuerpo
está reducida durante la anestesia y no se
puede aumentar. A la vez, la temperatura
ambiente está muy por debajo del nivel que
sería necesario para un equilibrio térmico:
de 26 a 28 grados. Ningún médico soportaría estas temperaturas, porque él está llevando a cabo una de las actividades más
importantes para la producción de calor: se
mueve, a diferencia del paciente. Los movimientos de éste, el tiritar de frío, comienzan mucho más tarde y no suelen producirse hasta llegar a la sala de recuperación.
Por ello es importante controlar la
temperatura constantemente, aunque no
siempre se disponga del método idóneo.
Los datos más fiables se obtienen en la
42
43
41,4°C
«casi nunca se
sobrepasa»
42,6°C – 42,8°C
muerte por la desnaturalización de proteínas y encimas
vejiga, pero no todos los pacientes están
cateterizados. También se pueden utilizar el esófago o la fosa nasal o un catéter
venoso. «Los métodos que se descartan
son la medición rectal o en la oreja, puesto que los datos no son demasiado exactos», dice Anselm Bräuer. Particularmente en la fase post-operatoria, en la que se
trata de reconocer a tiempo una temperatura corporal elevada para evitar una
posible infección o sepsis, la selección del
método de medición no siempre es fácil.
Andrea Kurz está satisfecha si los
pacientes tienen una temperatura normotérmica después de la operación.
«Entonces se puede calcular bien, cuánto durará el efecto de los fármacos en su
cuerpo y cuándo volverán en sí. Esto también depende de la temperatura corporal.
Y en caso de una hipotermia accidental,
cuando la temperatura baja sin querer,
mis cálculos se tuercen».
Excepcionalmente, en determinadas
intervenciones la temperatura se reduce
de forma deliberada: en algunas operaciones cardíacas o intervenciones neuroquirúrgicas, en las que se manipula el
metabolismo. El cuerpo pasa a un estado
de hibernación, casi como la tortuga ártica, con la diferencia de que a ésta nadie
le dará una manta eléctrica después del
periodo de frío.
Isabell Spilker
37
Descargar