Documento 1 - Dirección General de Tráfico

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CORRELACIÓN ENTRE SIGNOS DE
DETERIORO Y CONSUMO DE ETANOL, THC
Y COCAÍNA
Estudio financiado por la D.G.T.
(Nº Exp.: 0100DGT21348)
NOVIEMBRE 2012
CORRELACIÓN ENTRE SIGNOS DE DETERIORO Y
CONSUMO DE ETANOL, THC Y COCAÍNA
(Nº Exp.: 0100DGT21348)
F. Javier Álvarez González
Inmaculada Fierro Lorenzo
M. Trinidad Gómez Talegón
1
2
ÍNDICE
Pág.
ABREVIATURAS Y ACRÓNIMOS
5
1. INTRODUCCIÓN
6
2. OBJETIVOS
10
3. MATERIAL Y MÉTODOS
11
4. RESULTADOS
15
4.1. Características de la muestra
15
4.2. Signos de deterioro observados
16
4.2.1. Signos observados y sustancia detectada: Cannabis/alcohol
18
4.2.2. Signos observados y sustancia detectada: Cocaína/alcohol
20
4.3. La observación de signos como test diagnóstico
22
4.4. Correlación entre los signos de deterioro observados y la
concentración de sustancia determinada
24
4.4.1. Rangos de concentración establecidos
24
4.4.2. Correlación entre la concentración de etanol en aire espirado y
presencia de signos en los conductores
26
4.4.3. Correlaciones entre la concentración de THC y cocaína en el fluido oral
y presencia de signos en los conductores
27
4.5. Riesgo de presentar signos relacionados con la presencia de
sustancias en el fluido oral
31
4.5.1. Riesgo de presentar signos: THC y/o alcohol
31
4.5.2. Riesgo de presentar signos: Cocaína y/o alcohol
34
5. DISCUSIÓN
36
6. CONCLUSIONES
39
7. APLICABILIDAD EN EL CAMPO DE LA SEGURIDAD VIAL
39
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
40
3
4
ABREVIATURAS Y ACRÓNIMOS
AUC
Área bajo la curva (del inglés, Area Under the Curve)
BACs
Concentración de alcohol en sangre (del inglés Blood Alcohol Concentrations)
DE
Desviación Estándar
DRUID
DRiving Under the Influence of Drugs, Alcohol and Medicines (Proyecto europeo)
DUID
Conducción bajo el efecto de sustancias ( del inglés Driving Under the Influence of Drugs)
E
Especificidad
IC
Intervalo de Confianza
IMMORTAL
Impaired Motorists, Methods of Roadside Testing and Assessment for Licensing (Proyecto de investigación)
MDA
3,4-metilendioxanfetamina
MDEA
3,4-metilendioxietilanfetamina
MDMA
3,4-metilendioximetanfetamina
mg/l
Miligramos por litro
ng/ml
Nanogramos por mililitro
OR
Odds Ratio
ROC
Característica operativa del receptor (del inglés, Receiver Operating Characteristic)
S
Sensibilidad
THC
∆9-Tetrahidrocanabinol
THC-COOH
Ácido tetrahidrocanabinoico
VG
Valor Global de la prueba diagnóstica
VN
Verdaderos Negativos
VP
Verdaderos Positivos
VPP
Valor Predictivo Positivo
VPV
Valor Predictivo Negativo
5
1.
INTRODUCCIÓN
Las legislaciones vigentes en los diferentes países utilizan, fundamentalmente, tres
enfoques para determinar si un conductor, involucrado en un accidente o detenido en
un control rutinario, se encuentra bajo el efecto de sustancias. El primero de ellos es el
enfoque tradicional, el deterioro basado en el efecto de la sustancia. En el segundo, el
enfoque “per se”, hay dos diferentes versiones bien con tolerancia cero, o bien con el
establecimiento de unos límites de concentración de la sustancia y/o sus metabolitos
en la sangre o en otro fluido corporal, basados en evidencias científicas. El tercer
enfoque es una combinación de los anteriores, es ilegal conducir con sustancias en
concentración superior a un límite establecido y si además se observan signos de
deterioro se agrava la pena. En ambos casos del enfoque “per se”, la superación del
límite de concentración establecido supone una prueba legal, de que la capacidad para
conducir está deteriorada.
En teoría, la primera aproximación cumpliría mejor los objetivos de las leyes DUID, ya
que se observaría y se evaluaría la aptitud para conducir de cada uno de los
conductores, penalizando únicamente a los que tuvieran realmente afectada su aptitud
para conducir. La principal limitación de la observación de los signos de deterioro es la
carencia de métodos estandarizados de medida para la evaluación del deterioro
ocasionado por el consumo de drogas.
En 1998, la National Highway Traffic Safey Administration, publicó en su página web,
un informe final elaborado por Sturster y Burns a partir de los trabajos originales de
Burns y Moskowitz y de Tarp y cols. Dicho informe titulado, “Validation of the
Standardized Field Sobriety Test Battery at BACs Below 0.10%" ha sido utilizado como
un estándar de los tests de sobriedad de campo por los departamentos de seguridad
en todo EEUU. http://www.nhtsa.gov./people/injury/alcohol/sfst/introduction.htm
Aunque los tests de sobriedad de campo fueron originalmente concebidos para para
detectar intoxicación etílica, en muchos países este tipo de tests se han utilizado para
detectar el deterioro asociado al consumo de otras sustancia en los conductores. En el
caso concreto del cannabis, no existe un total acuerdo acerca de cuales son los signos
6
observables que revelan un deterioro asociado, específicamente, a su consumo y de la
magnitud de esta correlación.
Por otra parte, mientras algunos autores contemplan la posibilidad de establecer
límites legales para la conducción bajo el efecto de marihuana y otras drogas
(Grotenhermen et al., 2007), en la mayor parte de los países de Europa Occidental el
estándar es la "tolerancia cero". Ambas consideraciones pueden conllevar distintos
problemas tanto técnicos como legales. En un artículo recientemente publicado
(Dupont et al., 2012) se analizan varios de estos aspectos y se hace una
recomendación sobre el número de pasos que deben ser tenidos en cuenta en la
aplicación de los procedimientos para evaluar la conducción bajo el efecto de las
drogas, además, se propone avanzar hacia adelante en la promulgación de leyes sobre
drogas "per se". El argumento más convincente para la adopción de leyes “per se” fue,
previamente a su establecimiento, el que un conductor cuya capacidad para conducir
se encontrara deteriorada por el efecto de las drogas (sustancias ilegales) tendría una
probabilidad mucho más baja de ser procesado que otro conductor cuyo deterioro
fuera debido al consumo de alcohol (sustancia legal). Este dilema se planteó en varios
estados de EEUU, porque a pesar de existir ya una ley “per se” para el alcohol, no
existía forma práctica o legal de establecer una correlación entre el deterioro y el nivel
(concentración) para las sustancias controladas.
Utilización del fluido Oral
Durante la última década se ha incrementado el uso del fluido oral como matriz
alternativa para la detección de drogas de abuso. Esto ha sido debido a la necesidad
de disponer de un método rápido, sencillo y con la posibilidad realizar los análisis “in
situ”(Choo & Huestis, 2004). Las principales ventajas del fluido oral frente a otras
matrices es que el proceso de toma de toma de muestra es no invasivo (como ocurre
en el caso de la sangre) y tampoco supone el inconveniente de las muestras de orina
que deben ser tomadas bajo la observación de un agente, por lo que la toma de
muestra es mucho mejor aceptada por la gente en general y por los conductores en
particular. Además, la presencia de drogas en el fluido oral se correlaciona mejor con
el deterioro que la presencia de los metabolitos de drogas en orina(Gjerde &
Verstraete, 2011; Verstraete, 2005).
7
Desde que el fluido oral se convirtió en una matriz apropiada para explorar y
determinar la presencia de drogas, se han realizado sucesivos intentos de encontrar
una la relación fija o un factor de conversión entre la concentración de cada droga en
la sangre y en fluido oral. Las amplias variaciones interpersonales, generalmente no
permiten aplicar relaciones fluido oral/sangre para la mayoría de las drogas, por lo
tanto la concentración de drogas en el fluido oral no podría utilizarse para estimar, de
manera individual, la concentración de drogas en sangre con la suficiente precisión
(Crouch, 2005; Gjerde, Mordal, Christophersen, Bramness, & Morland, 2010; Vindenes
et al., 2012; Wille et al., 2009). Sin embargo en los estudios epidemiológicos, la
concentración de drogas en el fluido oral puede aportar una valiosa información. Los
resultados de estudios recientes muestran la posibilidad de estimar la prevalencia de
concentración de drogas en sangre entre unos límites dados, a partir de los resultados
obtenidos en los análisis de fluido oral(Gjerde & Verstraete, 2010) y la posibilidad de
estimar, en una población determinada, puntos de corte equivalentes en sangre y en
fluido oral
para diferentes drogas. Para ello se plantea un modelo matemático de
regresión, entre los percentiles de concentración en fluido oral (variable dependiente)
para una población de individuos positivos en drogas, en función de los
correspondientes percentiles de concentración en sangre (variable predictora)(Gjerde &
Verstraete, 2011). Para calcular la ecuación de la regresión es necesario obtener
suficientes pares de concentración fluido oral/sangre entre los mismos participantes de
la población objeto de estudio (para THC y anfetamina se recomienda, al menos 80
pares). Además, es importante utilizar el mismo tipo de dispositivo para el fluido oral
en todos los participantes, ya que el dispositivo colector puede afectar a los resultados
analíticos (Crouch, 2005; Wille et al., 2009). La utilización de modelos de regresión en
este campo ofrece grandes posibilidades en la investigación y podría aportar una
valiosa información adicional a los controles de carretera, acerca del deterioro
producido por las drogas en la conducción.
Por otra parte, y previamente a la formulación de estos modelos de regresión,
Ramaekers y cols., habían observado una débil correlación entre la magnitud del
deterioro del rendimiento y la concentración de THC en el fluido oral o en el suero. Sin
embargo, apuntaron una prometedora posibilidad de establecer límites a los niveles de
deterioro, por comparación de la proporción de observaciones que mostraban
deterioro, o no, en función de la concentración de THC en la sangre o en el fluido oral
8
(Ramaekers et al., 2006). Utilizando este criterio, en un estudio llevado a cabo en
Noruega se estableció una correlación positiva concentración-efecto, entre la
concentración de THC en sangre y el deterioro observado, en un grupo real de
conductores arrestados por ser sospechosos de conducir bajo el efecto de sustancias
(Bramness, Khiabani, & Morland, 2010). Teniendo en cuenta los resultados de este
estudio y, por otra parte, la hipótesis de Gjerde y Verstraete (Gjerde & Verstraete,
2011) (según la cual en una población determinada sería plausible encontrar una
distribución similar entre las concentraciones de una determinada droga en el fluido
oral y en la sangre), también debería ser posible encontrar una correlación positiva
entre la concentración de THC en el fluido oral en una población de conductores y
algún signo del deterioro observado en la misma población.
Basándonos en los resultados de los estudios previos nuestra hipótesis es, que debe
ser posible encontrar una correlación entre la distribución de concentraciones de THC
en el fluido oral de una población de conductores y la prevalencia de conductores
afectados de algún signo de deterioro (o grupo de signos) asociado a los efectos del
THC.
9
2.
OBJETIVOS
Los objetivos del presente trabajo son:

Explorar un test observacional como método para detectar deterioro en la
conducción producido por el consumo de sustancias (alcohol, THC y cocaína).

Investigar la especificidad de cada uno de los signos observados para
determinar la sustancia que originó el deterioro.

Investigar la posible correlación entre la concentración de THC y cocaína en el
fluido oral y la prevalencia de conductores en los que se observaron signos.
10
3.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los datos analizados en este trabajo han sido extraídos de la base de datos española
generada para el Proyecto Europeo DRUID. Los controles de carretera comenzaron a
finales de julio de 2008 y finalizaron en agosto de 2009.
En los controles de carretera, los conductores fueron seleccionados de forma aleatoria.
El oficial de policía realizó una corta entrevista al conductor recogiendo datos acerca de
sus hábitos de bebida, su posible historial en el consumo de sustancias y su consumo
reciente. Los datos de los participantes en el estudio se recogieron de forma anónima
e incluyeron: fecha y hora del control, edad, género, tipo de vehículo, tipo de carretera
(urbana/rural), presencia o no de signos de deterioro (31 signos observables, posibles
indicadores de consumo de sustancias) auto-informe de consumo de drogas y, para los
que rechazaron participar en el estudio, la razón del rechazo. Los participantes en el
estudio firmaron el correspondiente consentimiento informado.
Todos los conductores detenidos en los controles (rechazaran o no tomar parte en el
estudio) realizaron una prueba de alcoholemia en aire espirado y un test de dogas en
fluido oral “In-Situ”. Ambos test tuvieron carácter obligatorio. Tanto la petición
voluntaria para participar en el estudio, como la toma de muestra de fluido oral para el
análisis de confirmación, se realizaron mientras los conductores esperaban el resultado
de la prueba obligatoria “In-Situ”. La acertada secuencia en la recogida de información
y realización de las pruebas derivó en una muy baja tasa de rechazo(Houwing et al.,
2011).
Los agentes de tráfico recibieron formación específica para la observación de los signos
de deterioro. Los 31 signos observados comprenden siete “signos de actitud”, cuatro
de “aspecto corporal”, cinco de “expresión facial”, tres “signos del habla”, cuatro
“signos de coordinación” y ocho “signos oculares”. El informe era cumplimentado por el
agente de tráfico. Una batería de tests similar fue utilizada previamente en el proyecto
IMMORTAL (http://immortal.or.at/) aunque para este proyecto se han añadido algunos
signos. La validación del método de screening para detectar conductores bajo los
efectos de las sustancias, basado en la observación de los signos de deterioro, ha sido
11
establecida por comparación con los resultados obtenidos en el análisis del fluido oral
de los conductores.
Las muestras de fluido oral fueron tomadas con el dispositivo StatSureTM
Saliva•SamplerTM (Statsure Diagnostic Systems, Framingham, MA, USA), un colector
de fluido oral con una demostrada buena recuperación y estabilidad de las drogas en el
fluido oral durante el almacenamiento. Los tubos con las muestras de fluido oral fueron
enviadas al laboratorio de análisis permaneciendo refrigeradas durante todo el tiempo
entre 2 y 8ºC o congeladas si el tiempo de transporte era mayor de 24 horas. Todas
las muestras fueron analizadas dentro de las 36 horas posteriores a recolección. En
todas las muestra de fluido oral se realizó un screening de sustancias y posterior
análisis cuantitativo mediante LC-MS/MS(Concheiro, de Castro, Quintela, Cruz, &
Lopez-Rivadulla, 2008). Como parte del protocolo del proyecto DRUID, 23 sustancias
(entre medicamentos, drogas y algunos de sus metabolitos) fueron investigados en
cada muestra de fluido oral: Anfetamina, MDMA, MDA, MDEA, metanfetamina, cocaína,
benzoilecgonina, THC, THC-COOH, 6-acetilmorfina, codeína, metadona, medicamentos
hipnóticos y sedantes (zolpidem, zopiclona y flunitrazepam) y ansiolíticos (alprazolam,
clonazepam, diazepam, lorazepam, nordiazepam, oxazepam). Además en cada país se
eligieron, al menos, dos sustancias más para analizar, en el caso de España fueron,
amitriptilina, difenhidramina y levopromacina.
Todos los datos de los participantes en el estudio obtenidos, tanto en los controles de
carretera como los posteriores resultados de los análisis toxicológicos fueron incluidos
en una base de datos. Se registraron datos acerca de los signos de deterioro
(presencia o no) en 3271 conductores. Los 2855 casos analizados en el presente
estudio fueron seleccionados de dicha base de datos según se detalla a continuación.
Cada sustancia individual se consideró presente en la muestra, si fue detectada en el
análisis de confirmación, aunque fuera a nivel de trazas (concentración inferior al límite
de cuantificación). Este criterio se adoptó para garantizar, en la medida de lo posible,
que los signos observados no correspondían a efectos residuales debidos a la ingesta
de otra sustancia distinta de la que constituye, en cada caso, nuestro objetivo de
análisis. En el presente estudio se incluyeron: 253 casos en los que solamente se
detectó THC; 32 casos en los que se detectó conjuntamente THC y alcohol (y ninguna
otra sustancia); 166 conductores en los que se detectó cocaína y/o benzoilecgonina;
12
57 conductores en los que se detectó conjuntamente cocaína+alcohol; 201
conductores en los que solamente se detectó alcohol y 2146 conductores en los que no
se detectó ninguna sustancia en su fluido oral y en los que tampoco se detectó alcohol
en aire espirado. El resto de los conductores (416) fueron excluidos del estudio por
encontrarse otras sustancias o combinaciones de sustancias fuera del objeto de este
estudio.
En general, el grupo en el que no se detectaron sustancias se utilizará como grupo de
referencia en la comparación de los otros grupos en los que se detectaron sustancias
(THC solo, alcohol solo, THC+alcohol, cocaína, cocaína+alcohol), aunque en algunos
análisis se establecerán comparaciones con el grupo en el que se detectó solamente
alcohol u otros grupos.
Se considerará positivo en el test de signos, aquel conductor en el que se observó uno
o más de los 31 signos de deterioro del listado (Tabla 2).
La fiabilidad del test
observacional (basado en los signos de deterioro observados) será evaluada
separadamente
en
cada
grupo
de
conductores,
calculando
su
sensibilidad,
especificidad, valor predictivo positivo (VPP), valor predictivo negativo (VPN) y valor
global de la prueba o eficiencia de la prueba (VG), de acuerdo a los resultados
obtenidos en el análisis del fluido oral realizado en el laboratorio y, para el alcohol, de
acuerdo al análisis de alcohol realizado en aire espirado. Para este propósito se
establecerán como puntos de corte para considerar casos positivos: i) en el caso del
THC: una concentración igual o superior a 27 ng de THC en fluido oral, ii) para el
alcohol: una concentración >25 mg de etanol por litro de aire espirado y iii) para
cocaína: una concentración >170 ng/ml de cocaína o >95 ng/ml de benzoilecgonina.
La fiabilidad del test de detección de drogas “in-situ” (dispositivo Draëger 5000) será
igualmente evaluada de acuerdo a los resultados obtenidos en el análisis del fluido oral
realizado en el laboratorio.
Con el fin de investigar la posible relación entre la concentración de THC en el fluido
oral y los signos de deterioro observado (signos totales y/o diferentes grupos de signos
y/o signos individuales) establecimos unos intervalos (rangos) de concentración. Este
análisis se llevó a cabo con el grupo en el que se detectó solamente THC y los rangos
se establecieron con los puntos de corte de una curva ROC (Receiver Operating
13
Characteristic). Para la curva ROC se utilizaron los valores de concentración de THC en
fluido oral y consideraremos el test como positivo, cuando se observó al menos un
signo de deterioro. Los casos en los que la variable de cuantificación no presentaba un
nivel numérico (45 casos registrados como >200 ng/ml o >400 ng/ml) fueron
excluidos del análisis inicialmente. Una vez establecidos los rangos, estos casos fueron
incluidos en el rango superior en el superior. Una vez establecidos los rangos volvimos
a calcular la curva ROC con la nueva variable de concentración en rangos, con el fin de
observar el efecto de los casos no incluidos en el análisis previo (con la variable inicial
de concentración).
En los resultados se presentarán tablas de frecuencias para las variables categóricas y
la media ± SD (media ± desviación estándar) para las variables continuas. El test de la
chi-cuadrado de Pearson se utilizó con las variables categóricas, para las
comparaciones entre grupos y para probar la validez del test observacional de signos,
a la hora de detectar deterioro debido a la presencia de sustancias. Además, se utilizó
para valorar la asociación entre los rangos de concentración y el porcentaje de
conductores en los que se presentan signos. Las medias de las variables continuas
entre los diferentes grupos se contrastaron mediante el test de la t-Student.
La regresión logística por pasos sucesivos hacia adelante se utilizó para conocer el
riesgo de ser observado con signos de deterioro cuando alcohol y/o THC se presentan
en los diferentes rangos de concentración considerados. En el análisis se controlaron
los posibles efectos de confusión de las variables, edad (variable continua), género
(hombre/mujer), tipo de carretera (rural/urbana) y periodo (a: de lunes a viernes de
7:00 a 23:59 h; b: de martes a viernes de 0:00 a 6:59 h.; c: sábado/domingo/festivo
de 7:00 a 23:59 h. y d: sábado/domingo/lunes/festivo de 0:00 a 6:59 h.). En el análisis
se incluyeron todos los grupos excepto aquellos en los que se detectó cocaína.
La regresión logística por pasos sucesivos hacia adelante también se utilizó para
evaluar el riesgo de ser observado con signos de deterioro cuando se conduce bajo los
efectos de la cocaína y/o alcohol. Se controlaron las mismas variables que en el caso
anterior y para este análisis no se incluyeron los grupos en los que se detectó THC.
14
4.
4.1.
RESULTADOS
Características de la muestra
En la Tabla 1, se presentan las características generales de los conductores incluidos
en el estudio atendiendo al grupo de consumo de sustancias. El 81.5% de los
conductores participantes en el estudio son hombres y el 18.5% mujeres.
Excepto para el grupo en el que se detectó solamente THC, no se observan diferencias
significativas respecto al género, al comparar los demás grupos de conductores con
sustancias y el grupo en que no se detectó ninguna
(Χ24=4.82; p>0.05). Existen
diferencias significativas entre el grupo en el que se detectó THC y, el grupo sin
sustancias (Χ2=16.66; p<0.0001), el grupo con alcohol solo (Χ2=4.29; p<0.05) y el
grupo en el que se detectó cocaína (Χ2=5.78; p<0.05).
La media de edad de los conductores en los que se detectó THC es similar (p>0.05) ya
se encuentre éste combinado o no con alcohol, y significativamente más baja (p<0.05)
que la media de edad de cada uno de los restantes grupos. La media de edad del
grupo en el que se detectó solamente alcohol es significativamente más alta (p<0.05)
que la del resto de los grupos.
Respecto a los diferentes periodos de tiempo en los que se llevaron a cabo los
controles, la distribución de casos es similar entre los grupos en los que se detectó
solamente THC, solamente cocaína y ninguna sustancia (Χ26=9.47; p>0.05). En
general es más frecuente encontrar alcohol o combinaciones con el alcohol en los
periodos nocturnos y más aún si además es fin de semana o día festivo.
En general, y salvo en grupo del THC solo, es más frecuente detectar conductores que
han consumido sustancias en zonas urbanas que en carreteras (Tabla 1).
15
Tabla 1. Características de la muestra de conductores analizada, agrupados según
las sustancias detectadas.
Grupos de conductores según las sustancias detectadas
Ninguna
sustancia
(N=253)
THC
Alcohol
Hombres
n (%)
1714 (79.9)
229 (90.5)
169 (84.1)
27 (84.4)
137 (82.5)
50 (87.7)
2326 (81.5)
Mujeres
n (%)
432 (20.1)
24 (9.5)
32 (15.9)
5 (15.6)
29 (17.5)
7 (12.3)
529 (18.5)
(N=201)
THC+alcohol
(N=32)
Cocaína
(N=166)
(N=2146)
Cocaína+
alcohol
(N=57)
Total
(N=2855)
Sexo
Periodo en el que se realizó el control de carretera (*)
Periodo a
n (%)
633 (29.5)
59 (23.3)
12 (6.0)
2 (6.3)
39 (23.5)
0 (0.0)
745 (26.1)
Periodo b
n (%)
487 (22.7)
70 (27.7)
67 (33.3)
3 (9.4)
45 (27.1)
25 (43.9)
697 (24.4)
Periodo c
n (%)
543 (25.3)
60 (23.7)
40 (19.9)
4 (12.5)
46 (27.7)
7 (12.3)
700 (24.5)
Periodo d
n (%)
483 (22.5)
64 (22.5)
82 (40.8)
23 (71.9)
36 (21.7)
25 (43.9)
713 (25.0)
Urbana
n (%)
1006 (46.9)
122 (48.2)
116 (57.7)
22 (68.8)
94 (56.6)
33 (57.9)
1393 (48.8)
Carretera
n (%)
1140 (53.1)
131 (51.8)
85 (42.3)
10 (31.3)
72 (43.4)
24 (42.1)
1462 (51.2)
34.98±12.05
28.58±8.59
37.16±11.12
28.56±7.55
33.23±10.72
32.53±8.76
34.35±11.72
Tipo de vía
Edad
(Media±DE)
(*) Periodo a: Lunes-Viernes (7:00-23:59 h);
Periodo b: Martes-Viernes (0:00-6:59 h);
Periodo c: Sábado, Domingo y festivos (7:00-23:59 h);
Periodo d: Sábado, Domingo, Lunes y festivos (0:00-6:59 h)
4.2.
Signos de deterioro observados
En la Tabla 2, se presentan los porcentajes de los conductores que presentan signos
de deterioro en cada uno de los grupos de consumo. El porcentaje de conductores en
los que se observó algún signo es significativamente mayor en cualquiera de los
grupos en los que se detectaron sustancias, que el grupo en el que no se detectó
ninguna sustancia. En este último grupo se observaron signos en el 1.0% de los
conductores, mientras en los demás grupos se observaron signos, en el 12.6% de los
conductores en los que se detectó THC (Χ2=107.02; p<0.01), en el 9.5% de los
conductores en los que se detectó solo alcohol (Χ2=78.78; p<0.0001), en el 28.1% de
los del grupo con THC+Alcohol (Χ2=171.04; p<0.0001), en el 12.7% de los que se
detectó cocaína/bezoilecgonina (Χ2=117.69; p<0.0001), y en el 33.3% de aquellos en
los que se detectó alcohol y cocaína conjuntamente (Χ2=334.98; p<0.0001).
16
Tabla 2. Porcentaje de conductores en los que se ha observado algún signo de
deterioro (cualquier signo, agrupados por tipos de signos y cada signo individual) en
cada uno de los grupos del estudio.
Ninguna
sustancia
(N=253)
Cualquier signo
21 (1.0)
32 (12.6)
19 (9.5)
9 (28.1)
21 (12.7)
18 (31.6)
Signos de actitud

Nervioso
Eufórico


Provocativo
Lloroso

Adormilado


Se rasca la cara
No comprende

6
5
0
0
0
1
0
0
(0.3)
(0.2)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
18 (7.1)
11 (4.3)
1 (0.4)
2 (0.8)
0 (0.0)
5 (2.0)
0 (0.0)
0 (0.0)
13 (6.5)
4 (2.0)
2 (1.0)
0 (0.0)
2 (1.0)
6 (3.0)
0 (0.0)
1 (0.5)
6 (18.8)
3 (9.4)
0 (0.0)
1 (3.1)
0 (0.0)
3 (9.4)
1 (3.1)
1 (3.1)
19
18
0
0
0
1
0
0
16
11
3
0
0
2
1
0
Signos de aspecto corporal

Temblor
Sudoración


Inquietud
Respiración superficial

4
0
0
4
0
(0.2)
(0.0)
(0.0)
(0.2)
(0.0)
11 (4.3)
4 (1.6)
1 (0.4)
6 (2.4)
0 (0.0)
6
0
0
5
2
(3.0)
(0.0)
(0.0)
(2.5)
(1.0)
2
0
0
1
1
(6.3)
(0.0)
(0.0)
(3.1)
(3.1)
14 (8.4)
7 (4.2)
1 (0.6)
9 (5.4)
0 (0.0)
10 (17.5)
3 (5.3)
2 (3.5)
8 (14.0)
1 (1.7)
Signos de la cara

Parpadeo
Nariz roja

Esnifa


Traga saliva
Olor a porro

5
4
0
0
1
0
(0.2)
(0.2)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
10 (4.0)
6 (2.4)
0 (0.0)
0 (0.0)
1 (0.4)
4 (1.6)
6
5
2
0
0
0
(3.0)
(2.5)
(1.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
3
2
0
0
1
0
(9.4)
(6.3)
(0.0)
(0.0)
(3.1)
(0.0)
9
6
0
1
1
0
(5.4)
(3.6)
(0.0)
(0.6)
(0.6)
(0.0)
6 (10.5)
1 (1.8)
3 (5.3)
1 (1.8)
2 (3.5)
0 (0.0)
Signos del habla

Locuacidad
Habla con dificultad


Tono bajo
4
1
1
2
(0.2)
(0.0)
(0.0)
(0.1)
8
3
1
4
7
4
2
1
(3.5)
(2.0)
(1.0)
(0.5)
2
1
0
1
(6.3)
(3.1)
(0.0)
(3.1)
9
3
4
3
(5.4)
(1.8)
(2.4)
(1.8)
11 (19.3)
6 (10.5)
4 (7.0)
2 (3.5)
Signos de coordinación

Tambaleante

Movimientos
descoordinados
Temblor generalizado

Temblor de piernas

0 (0.0)
0 (0.0)
2 (0.8)
0 (0.0)
5 (2.5)
2 (1.0)
0 (0.0)
0 (0.0)
8 (4.8)
0 (0.0)
7 (12.3)
4 (7.0)
0 (0.0)
2 (0.8)
2 (1.0)
0 (0.0)
0 (0.0)
3 (5.3)
0 (0.0)
0 (0.0)
0 (0.0)
0 (0.0)
1 (0.5)
0 (0.0)
0 (0.0)
0 (0.0)
5 (3.0)
2 (1.2)
1 (1.8)
0 (0.0)
Signos oculares

Conjuntiva enrojecida
Movimiento ocular

brusco
Nistagmo amplio

Nistagmo 45º


Nistagmo 30º
Menor diámetro pupilar

Pupila dilatada


Baja reacción pupilar
15 (0.7)
13 (0.6)
25 (9.9)
24 (9.5)
16 (8.0)
16 (8.0)
8 (25.0)
7 (21.9)
16 (9.6)
12 (7.2)
9 (15.8)
8 (14.0)
0 (0.0)
2 (0.8)
1 (0.5)
1 (3.1)
9 (5.4)
4 (7.0)
0
1
0
1
1
0
1
2
2
2
1
4
1
2
1
0
1
1
2
1
1
0
2
1
5
7
6
3
7
7
3
1
1
1
4
3
Signos observados
N (%)
THC
Alcohol
(N=201)
THC+alcohol
(N=32)
Cocaína
(N=166)
(N=2146)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
Cocaína+
Alcohol
(N=57)
(3.2)
(1.2)
(0.4)
(1.6)
(0.4)
(0.8)
(0.8)
(0.8)
(0.4)
(1.6)
17
(0.5)
(1.0)
(0.5)
(0.0)
(0.5)
(0.5)
(6.3)
(3.1)
(3.1)
(0.0)
(6.3)
(3.1)
(11.4)
(10.8)
(0.0)
(0.0)
(0.0)
(0.6)
(0.0)
(0.0)
(3.0)
(4.2)
(3.6)
(1.8)
(4.2)
(4.2)
(28.1)
(19.3)
(5.3)
(0.0)
(0.0)
(3.5)
(1.8)
(0.0)
(5.3)
(1.8)
(1.8)
(1.8)
(7.0)
(5.3)
4.2.1.
Signos observados y sustancia detectada: Cannabis/alcohol
El porcentaje de conductores con signos es similar en el grupo con THC (12.6%) y en
el grupo de alcohol solo (9.5%; Χ2=1.15; p>0.05). En el grupo de casos en los que se
detectó alcohol y cannabis, la prevalencia de conductores en los que se observaron
signos fue significativamente mayor (28.1%) que en el grupo con solamente THC
(Χ2=5.53; p<0.05). Los signos oculares son los más frecuentemente observados en el
grupo de conductores con THC (9.9%), seguidos de los signos de actitud (7.1%). En la
Figura 1 se presentan los porcentajes de conductores en los que se observaron signos
(cualquier signo y grupos de signos) para diferentes grupos de sustancias. Las
diferencias significativas entre grupos (p<0.05) se han señalado con un asterisco sobre
la Figura 1. No se observa ninguna diferencia significativa entre el grupo de THC solo
y el grupo de alcohol sólo, ni considerando los porcentajes de conductores que
presentan “algún signo” ni tampoco, considerando los porcentajes para los diferentes
grupos de signos. Para el grupo de casos en los que se detectó THC y alcohol
simultáneamente, el porcentaje de conductores en los que se observan signos de
deterioro se incrementa significativamente, tanto respecto del grupo en el que se
detectó solamente alcohol, como del grupo en el que solamente se detectó THC. Esto
se observa para “algún signo”, para los “signos de actitud” y para los “signos
oculares”.
18
Figura 1. Prevalencia de conductores en los que se observaron signos (cualquier signo
y agrupaciones de signos) según la sustancia detectada: Alcohol/THC/THC+Alcohol
(*): p<0.05
19
4.2.2.
Signos observados y sustancia detectada: Cocaína/alcohol
El porcentaje de conductores con signos es similar en el grupo en el que se detectó
cocaína (12.7%) y en el grupo de conductores en los que se detectó alcohol solo
(9.5%; Χ2=0.96; p>0.05). En el grupo de casos en los que se detectó alcohol junto
con cocaína, la prevalencia de conductores en los que se observaron signos (33.3%)
fue significativamente mayor que en el grupo con cocaína solamente (Χ2=12.70;
p<0.0001). Los signos de actitud son los más frecuentemente observados en el grupo
de conductores en los que se detectó cocaína (11.4%) aunque no se observan
diferencias significativas respecto a los observados en el grupo de alcohol (6.5%;
Χ2=2.83; p>0.05). En la Figura 2 se presentan los porcentajes de conductores en los
que se observaron signos (cualquier signo y grupos de signos) para diferentes grupos
de sustancias. Las diferencias significativas entre grupos se han señalado con un
asterisco sobre la Figura 2. La única diferencia significativa entre el porcentaje de
conductores con signos en grupo de cocaína y el grupo de alcohol, se observa para los
signos de aspecto corporal (8.4% y 3.0% respectivamente, Χ2=5.24; p<0.05). El grupo
de casos en los que se detectó cocaína y alcohol simultáneamente, presenta
porcentajes de conductores afectados de signos significativamente mayores que el
grupo de alcohol solo o el de cocaína. Esto se observa para todos los grupos de signos,
con la única excepción de los signos oculares, para los que no se observan diferencias
significativas respecto al grupo en el que solo se detectó cocaína (Tabla 2 y Figura 2).
20
Figura 2. Prevalencia de conductores en los que se observaron signos (cualquier signo
y agrupaciones de signos) según la sustancia detectada:
Alcohol/Cocaína/Cocaína+Alcohol
(*): p<0.05
21
4.3. La observación de signos como test diagnóstico
A continuación analizaremos la validez de la observación de los signos propuestos,
como test diagnóstico para determinar si un conductor se encuentra bajo los efectos
del alcohol, THC o cocaína. Se consideró positivo en el test de signos de deterioro,
aquel conductor en el que se observó uno o más de los 31 signos listados en la tabla 3.
La fiabilidad del test observacional (basado en los signos de deterioro observados) será
evaluada separadamente en cada grupo de conductores, de acuerdo a los resultados
obtenidos en el análisis del fluido oral realizado en el laboratorio y, para el alcohol, de
acuerdo al análisis de alcohol realizado en aire espirado. Para este propósito se
establecieron como puntos de corte, para considerar casos positivos en el análisis de
confirmación: i) en el caso del THC: una concentración igual o superior a 27 ng de THC
en fluido oral, ii) para el alcohol: una concentración >25 mg de etanol por litro de aire
espirado y iii) para cocaína: concentración >140 ng/ml
en cocaína o >95 en
benzoilecgonina.
En la Tabla 3 se muestran los casos que, por comparación con los resultados obtenidos
en la prueba estándar (análisis de laboratorio LC/MS/MS para THC y cocaína, y
alcoholemia en aire espirado para el alcohol) resultaron ser, verdaderos positivos (VP),
verdaderos negativos (VN), falsos positivos (FP) y falsos negativos (FN). Estos
resultados se muestran por separado, para cada uno de los grupos de conductores
especificados en el estudio en los que se detectaron sustancias y, en la última
columna, se muestran los resultados para toda la muestra del estudio (2855
conductores), es decir, todos los grupos conjuntamente incluyendo el grupo en el que
no se detectaron sustancias. Además se calcularon cinco índices para determinar la
validez de la observación de signos como prueba diagnóstica: Los valores de
sensibilidad (S), especificidad (E), valor predictivo del resultado positivo (VPP), valor
predictivo del resultado negativo (VPN) y el valor global de la proporción de resultados
válidos entre la totalidad de las pruebas efectuadas (VG). En la Tabla 3 se muestran
estos valores con su intervalo de confianza al 95% [IC 95%]. En los grupos en los que
se
detectó
alcohol
junto
con
otra
sustancia
(grupos
“THC+alcohol”
y
“Cocaína+alcohol”) los cálculos se han realizado teniendo en cuenta, separadamente,
el punto de corte para el alcohol y el punto de corte de la otra sustancia (THC o
coaína), por lo que para estos grupos, aparece la columna duplicada en la Tabla 3.
22
A la vista de los resultados, la observación de los signos de deterioro considerados en
el estudio, constituye un test diagnóstico de baja sensibilidad para detectar
conductores que conducen bajo el efecto de sustancias (alcohol, THC, cocaína), en
concentraciones superiores a los puntos de corte establecidos en cada caso. Según los
resultados y basándonos exclusivamente en los signos observados, en un control
aleatorio realizado en carretera, solamente detectaríamos a la cuarta parte de los
conductores que condujeran con concentraciones por encima de los puntos de corte
establecidos (S [IC 95%] = 24.6 [19.2-30.0]).
Como puede observarse en la Tabla 3, tanto para el THC como para la cocaína, el test
de análisis de drogas en fluido oral “in-situ” es mucho más sensible que la observación
de signos. La especificidad del test de observación de signos es comparable a la
obtenida para el test de fluido oral “in-situ”, e incluso superior. Es decir, el test de
signos resultaría útil para identificar a los conductores que conducen sin sustancias o
con concentraciones en fluido oral por debajo de los puntos de corte especificados. La
baja especificidad del test de drogas “in-situ” hay que interpretarla con precaución ya
que los puntos de corte establecidos (según la propuesta del proyecto DRUID) son
bastante elevados y están por encima del límite de detección de los dispositivos, lo que
incrementa el número de falsos positivos (FP).
23
Tabla 3. Valor diagnóstico de la observación de signos dentro de cada grupo de conductores, considerando los puntos de corte
establecidos(*)
THC
(N=253)
Test
Observación
de signos
Drogas en
fluido oral
“in-situ”
VP (N)
VN (N)
FP (N)
FN (N)
S (% [IC 95%])
E (% [IC 95%])
VPP (% [IC 95%])
VPN (% [IC 95%])
VG (% [IC 95%])
VP (N)
VN (N)
FP (N)
FN (N)
S (% [IC 95%])
E (% [IC 95%])
VPP (% [IC 95%])
VPN (% [IC 95%])
VG (% [IC 95%])
19.3
94.9
81.3
50.7
54.6
26
112
6
109
[12.2-26.3]
[90.5-99.3]
[66.2-96.3]
[43.9-57.5]
[48.2-60.9]
76.3
93.2
92.8
77.5
84.2
103
110
8
32
[68.8-83.8]
[88.3-98.2]
[87.5-98.1]
[70.2-84.7]
[79.5-88.9]
THC+alcohol
Alcohol
(N=201)
27.7
96.1
68.4
81.3
80.1
13
148
6
34
[13.8-41.5]
[92.7-99.5]
[44.9-92.0]
[75.4-87.3]
[74.3-85.9]
(N=32)
THC
Alcohol
4
10
5
13
23.5 [0.4-46.6]
66.7 [39.5-93.9]
44.4 [6.4-82.5]
43.5 [21.0-65.9]
43.75 [25.0-62.5]
4
17
5
6
40.0 [4.6-75.4]
77.3 [57.5-97.1]
44.4 [6.4-82.5]
73.9 [53.8-94.0]
65.63 [47.6-83.6]
13
12
3
4
76.5 [53.4-99.6]
80.0 [56.4-100.0]
81.3 [59.0-100.0]
75.0 [50.7-99.3]
78.1 [62.2-94.0]
(*)
Cocaína+Alcohol
Cocaína
(N=166)
(N=57)
Cocaína
32.3
91.9
47.6
85.5
80.7
10
124
11
21
[14.2-50.3]
[86.9-96.8]
[23.9-71.4]
[79.4-91.6]
[74.4-87.0]
8
25
10
14
[14.0-58.7]
[55.0-87.8]
[18.7-70.2]
[47.8-80.4]
[44.2-71.6]
36.4
71.4
44.4
64.1
57.9
77.4
84.4
53.3
94.2
83.1
24
114
21
7
[61.1-93.8]
[78.0-90.9]
[37.7-69.0]
[89.6-98.8]
[77.1-89.1]
18
23
13
3
85.7 [68.4-100.]
63.9 [46.8-81.0]
58.1[39.1-77.1]
88.5 [74.3-100]
88.46 [74.3-100]
Alcohol
10
27
8
12
45.5 [22.4-68.5]
77.1 [61.8-92.5]
55.6 [29.8-81.3]
69.2 [53.5-85.0]
64.9[51.7-78.2]
Todos (**)
(N=2855)
24.6
97.8
53.3
92.8
91.2
64
2539
56
196
[19.2-30.0]
[97.3-98.4]
[44.0-62.7]
[91.9-93.9]
[90.1-92.2]
Puntos de corte: THC > 27 ng/ml en fluido oral; Alcohol >0.25 mg/l en aire espirado; Cocaína>170 o benzoilecgonina>95 ng/ml en fluido oral.
Para todos los grupos juntos se han considerado casos positivos en el análisis de referencia, todos aquellos que han superado el punto de corte de alguna
de las sustancias.
(**)
23
4.4. Correlación
entre
los
signos
de
deterioro
observados
y
la
concentración de sustancia determinada
La posible correlación entre los signos observados y la concentración de sustancias se
analizó estableciendo unos rangos de concentración para cada sustancia y comparando
los porcentajes de conductores que presentaban signos en cada rango de
concentración.
4.4.1.
Rangos de concentración establecidos
Para los grupos en los que se detectó alcohol, se establecieron dos rangos de
concentración basándonos en la legislación que determina cuando existe una
alcoholemia positiva, o no, (concentración de alcohol en aire espirado >0.25 mg/L y
0.01-0.25 mg/L, respectivamente). El grupo de conductores en el que no se detectaron
sustancias constituiría un tercer rango con concentración de alcohol <0.01 mg/l.
En el caso del cannabis, los rangos han sido establecidos mediante un análisis ROC
(Figura 3). Inicialmente utilizamos los valores de concentración de THC en fluido oral y
consideraremos positivo el test cuando se observe al menos un signo de deterioro. Los
casos en los que la variable de cuantificación no presenta un nivel numérico (45 casos
como >200 ng/ml o como >400 ng/ml) fueron excluidos del análisis inicialmente
(Figura 3 izda.). A partir de los datos generados en el análisis COR, establecimos
cuatro rangos de concentración para el THC (ng/ml = nanogramos de THC por mililitro
de fluido oral): ≤3.0 ng/ml; 3.01-25.00 ng/ml; 25.01-100.00 ng/ml y >100.00 ng/ml.
Una vez establecidos los rangos, los casos en los que se detectó THC que aparecían
señalados como >200 ng/ml o >400 ng/ml, fueron incluidos en el rango superior de
concentración (>100.00 ng/ml) y volvimos a calcular la curva ROC con la nueva
variable de concentración en rangos (Figura 3 dcha.), con el fin de observar el efecto
de los casos no incluidos en el análisis previo (con la variable inicial de concentración).
24
Figura 3. Análisis ROC. Concentración de THC y observación de signos (cualquier
signo).
En el caso de la cocaína, al tener que considerar también la presencia de la
benzoilecgonina, solamente se han analizado
los efectos por encima y por debajo del
punto de corte, cocaína>170 ng/ml y/o benzoilecgonina>95 ng/ml, para establecer si
existen o no diferencias en el porcentaje de conductores en los que se observaron
signos.
25
4.4.2. Correlación entre la concentración de etanol en aire espirado y
presencia de signos en los conductores
El grupo de conductores en los que se detectó solamente alcohol nos servirá como
referencia para conocer, en que medida la prevalencia de conductores en los que
observan signos de deterioro, tiene utilidad para discriminar a los conductores según
su concentración de alcohol en aire espirado. En la Tabla 4 se presentan resultados de
las prevalencias de los conductores que presentan signos de deterioro obtenidos para
dos diferentes rangos de concentración de alcohol en aire espirado (0.01-0.25 mg/l y
>0.25 mg/l) y como referencia, en la segunda columna se presentan mismos
resultados para el grupo en el que no se detectó ninguna sustancia.
Tabla 4. Conductores en los que se observaron signos de deterioro según su
concentración de alcohol en aire espirado. Cualquier signo y grupos de signos.
Grupo con alcohol solo (N=201)
Signos observados
Ninguna
sustancia
(N=2146)
Concentración de alcohol
en aire espirado
0.01-0.25 mg/l
> 0.25 mg/l
(N=154)
Χ2; p
(N=47)
Cualquier signo
21 (1.0%)
6 (3.9%)
13 (27.7%)
23.76; p<0.0001
Actitud y comportamiento
6 (0.3%)
4 (2.6%)
9 (19.1%)
16.31; p<0.0001
Aspecto corporal
4 (0.2%)
1 (0.6%)
5 (10.6%)
12.41; p<0.0001
Aspecto de la cara
5 (0.2%)
3 (1.9%)
3 (6.4%)
2.45; p>0.05
Signos del habla
4 (0.2%)
3 (1.9%)
4 (8.5%)
4.61; p<0.05
Signos de coordinación
0 (0.0%)
1 (0.6%)
4 (8.5%)
9.17; p<0.01
Signos oculares
15 (0.7%)
5 (3.2%)
11 (23.4%)
19.97; p<0.0001
Para cada una de las agrupaciones de signos presentadas en la Tabla 4 (con la única
excepción de los signos de aspecto de la cara) existen diferencias significativas en el
porcentaje de conductores que presentan dichos signos, dependiendo de su
concentración de alcohol en aire espirado (0.01-0.25 mg/l vs >0.25 mg/l).
Excepto para los signos de aspecto corporal, para todas las demás agrupaciones de
signos así como para los signos totales, existen diferencias significativas en el
porcentaje de conductores que presentan signos, entre el grupo en el que no se
detectaron sustancias y el grupo de conductores que presentan concentraciones de
alcohol bajas (0.01-0.25 mg/l). Es decir, a concentraciones de alcohol inferiores a 0.25
26
mg/l, ya es significativo el incremento del porcentaje de conductores que presentan
signos.
4.4.3.
Correlaciones entre la concentración de THC y cocaína en el fluido
oral y presencia de signos en los conductores
En el caso del THC utilizaremos los rangos definidos en el análisis COR para analizar la
posible correlación entre la concentración de THC en el fluido oral y la observación de
signos. En la Tabla 5 se muestran, para cada rango de concentración, las prevalencias
de los conductores en los que se observó algún signo (cualquier signo y agrupaciones
de signos). Como referencia, en la segunda columna se presentan mismos resultados
para el grupo en el que no se detectó ninguna sustancia.
Respecto al grupo en el que no se detectaron sustancias, en el primer rango de
concentración (≤ 3.00 ng de THC/ml de fluido oral) aún no se observa un cambio
significativo en la prevalencia de conductores que presentan signos (cualquier signo
2.9%), (cualquier signo 1.0%, Χ2=1.291; p>0.05), pero si hay un incremento
significativo en los signos de actitud y comportamiento (2.9% frente a 0.3%, Χ2=7.41;
p<0.01). En el siguiente rango (3.01-25.00 ng/ml), respecto al grupo en el que no se
detectaron sustancias ya comienzan a observarse diferencias significativas para
cualquier signo (4.9%, frente al 1.0%, Χ2=11.026; p<0.01) y para los signos oculares
(3.7% frente al 0.7%, Χ2=8.79; p<0.01). En rango de concentración, 25.01-100.00
ng/ml, el porcentaje de conductores que presenta signos es significativamente mayor
para cualquiera de las agrupaciones de signos mostradas en la Tabla 5.
Para en grupo en el que se detectó solamente THC, se observa una correlación entre la
prevalencia de conductores que presentan signos y la concentración de THC en el
fluido oral para cualquier signo (Χ23=15.15; p<0.01), signos aspecto de la cara
(Χ2=10.68; p<0.05) y signos oculares (Χ22=18.05; p<0.0001, Tabla 5).
27
Tabla 5. Rangos de concentración de THC en fluido oral y porcentaje de conductores
en los que se observó algún signo.
Grupo con THC solo (N=253)
Signos observados
Ninguna
sustancia
(N=2146)
Concentración de THC en el fluido oral (ng/ml)
Χ2; p
≤3.00
3.01-25.00
25.01-100.00
>100.00
Cualquier signo
21 (1.0%)
1 (2.9%)
4 (4.9%)
7 (14.3%)
20 (22.5%)
15.15;p<0.01
Actitud y
comportamiento
6 (0.3%)
1 (2.9%)
2 (2.5%)
6 (2.0%)
9 (10.1%)
6.70; p>0.05
Aspecto corporal
4 (0.2%)
1 (2.9%)
0 (0.0%)
3 (6.1%)
7 (7.9%)
6.86; p>0.05
Aspecto de la cara
5 (0.2%)
0 (0.0%)
0 (0.0%)
2 (4.1%)
8 (9.0%)
10.68; p<0.05
Signos del habla
4 (0.2%)
0 (0.0%)
0 (0.0%)
3 (6.1%)
5 (5.6%)
6.91; p>0.05
Signos de coordinación
0 (0.0%)
0 (0.0%)
0 (0.0%)
1 (2.0%)
1 (1.1%)
2.02; p>0.05
Signos oculares
15 (0.7%)
0 (0.0%)
3 (3.7%)
4 (8.2%)
18 (20.2%)
(N=34)
(N=81)
(N=49)
(N=89)
18.05;
p<0.0001
En los conductores en los que se detectó simultáneamente alcohol y THC (grupo
THC+alcohol, n=32) la frecuencia con la que se observan signos se incrementa
considerablemente respecto a lo que sucede cuando estas sustancias se detectan
separadamente. En la tabla 6 se muestran los porcentajes de los conductores en los
que se detectaron signos y la proporción de conductores (n con signos/n total) en cada
grupo. Debido al pequeño tamaño de la muestra de conductores en los que se detectó
conjuntamente THC y alcohol (n=32) y a la diversidad de concentraciones de alcohol
que presentan, solamente se han utilizado dos rangos de THC para comparar este
grupo con el grupo en el que solamente se detectó THC (de 0.01-100.00 ng/ml y >100
ng/ml). En ningún conductor se detectaron simultáneamente, THC por encima de
100ng/ml en el fluido oral y alcohol >0.25 mg/l en el aire espirado.
Tabla 6. Porcentaje de conductores en los que se observó algún signo según rangos
de concentración de THC en fluido oral y de alcohol en aire espirado.
THC
no detectado
N/NTotal (%)
Alcohol no detectado N/NTotal (%)
Alcohol en aire espirado
(mg/)l
21/2146 (1.0%)
Concentración de THC en el fluido oral (ng/ml)
0.01-100.00
N/NTotal (%)
12/164 (7.3%)
>100.00
N/NTotal (%)
Χ;p
20/89 (22.5%)
11.99; p<0.001
2
0.01-0.25
N/NTotal (%)
6/154 (3.9%)
3/17 (17.6%)
2/5 (40.0%)
1.10; p>0.05
> 0.25
N/NTotal (%)
13/47 (27.7%)
4/10 (40.0%)
----
----
2
----
2
Χ;p
23.76; p<0.0001
28
Χ =1.64; p>0.05
En el caso de la cocaína, al tener que considerarla junto con la benzoilecgonina, no
hemos establecido rangos de concentración, sino que solamente hemos considerado
como el punto de corte, cocaína>170 ng/ml y/o benzoilecgonina>95 ng/ml,
para
establecer si existen o no diferencias en el porcentaje de conductores en los que se
observaron signos (Tabla 7). Tanto para la observación de “cualquier signo” como
para cada una de las agrupaciones de signos presentadas en la Tabla 7 existen
diferencias significativas en el porcentaje de conductores con signos, dependiendo de
la concentración de cocaína/benzoilecgonina en su fluido oral (cocaína≤170 y
benzoilecgonina≤95ng/ml vs cocaína>170 ó benzoilecgonina>95ng/ml).
Tabla 7. Concentración de cocaína-benzoilecgonina en el fluido oral y porcentaje de
conductores en los que se observó algún signo.
Grupo con cocaína solo (N=166)
Signos observados
Ninguna
sustancia
(N=2146)
Concentración de cocaína-benzoilecgonina
en el fluido oral
Cocaína≤170 y
benzoilecgonina≤95
ng/ml
Cocaína>170 o
benzoilecgonina>95
ng/ml
Χ2; p
(N=135)
(N=31)
Cualquier signo
21 (1.0%)
11 (8.1%)
10 (32.3%)
13.26; p<0.0001
Actitud y comportamiento
6 (0.3%)
10 (7.4%)
9 (29.0%)
11.63; p<0.01
Aspecto corporal
4 (0.2%)
8 (5.9%)
6 (19.4%)
5.89; p<0.05
Aspecto de la cara
5 (0.2%)
5 (3.7%)
4 (12.9%)
4.16; p<0.05
Signos del habla
4 (0.2%)
3 (2.2%)
6 (19.4%)
4.61; p<0.0001
Signos de coordinación
0 (0.0%)
2 (1.5%)
6 (19.4%)
9.17; p<0.0001
Signos oculares
15 (0.7%)
7 (5.2%)
9 (29.0%)
19.97; p<0.0001
Al igual que ocurría con el THC, en el grupo de conductores en los que se detectó
simultáneamente alcohol y cocaína (grupo cocaína+alcohol, n=57) la frecuencia con la
que se observan signos se incrementa considerablemente respecto a lo que sucede
cuando estas sustancias se detectan separadamente.
29
Tabla 8. Porcentaje de conductores en los que se observó algún signo según rangos
de concentración de cocaína en fluido oral y de alcohol en aire espirado.
Cocaína
no detectado
N/NTotal (%)
Cocaína≤170 y
benzoilecgonina≤95
ng/ml
N/NTotal (%)
Cocaína>170 o
benzoilecgonina>95
ng/ml
N/NTotal (%)
21/2146 (1.0%)
11/135 (8.1%)
10/31 (32.3%)
0.01-0.25
N/NTotal (%)
6/154 (3.9%)
6/26 (23.1%)
2/9 (22.2%)
0.003;
p>0.05
> 0.25
N/NTotal (%)
13/47 (27.7%)
5/10 (50.0%)
5/12 (41.7%)
0.15; p>0.05
Χ2; p
23.76; p<0.0001
2.47; p>0.05
0.88; p>0.05
Alcohol no detectado
N/NTotal (%)
Alcohol
en aire
espirado
(mg/l)
Concentración de cocaína/ benzoilecgonina en el fluido
oral (ng/ml)
Χ2; p
13.26;
p<0.0001
Cuando el alcohol está presente, incluso por debajo 0.25 mg/l, no se observan
diferencias significativas en el porcentaje de conductores que presentan signos, por
debajo
o
por
encima
del
punto
de
30
corte
establecido
para
la
cocaína.
4.5.
Riesgo de presentar signos relacionados con la presencia de
sustancias en el fluido oral
Se han estudiado separadamente THC y cocaína al analizar la correlación de su
concentración en el fluido oral y la aparición de signos observables en los conductores.
4.5.1.
Riesgo de presentar signos: THC y/o alcohol
Mediante análisis de regresión logística por pasos hacia adelante se estableció el riesgo
de que se observen signos en los conductores, en función de la concentración THC en
fluido oral y/o de la concentración de alcohol en aire espirado. Los grupos de
conductores incluidos en el análisis fueron: Los conductores en los que no se
detectaron sustancias (n= 2146), el grupo en el que se detectó alcohol solo (N=201),
el grupo en el que se detectó THC (n=253) y el grupo en el que se detectó
THC+alcohol (n=32). En la regresión logística se controlaron posibles variables de
confusión: género, edad, tipo de carretera y periodo de toma de muestra. En el
modelo, se incluyó la interacción alcohol/cannabis (rangos de concentración de
alcohol*rangos de concentración de THC) así como las demás interacciones binarias
con y entre las demás variables categóricas. Ninguna de las interacciones resultó
significativa, excepto la interacción alcohol /cannabis para los signos corporales. Las
OR que se presentan en la Tabla 9 para los signos corporales corresponden al modelo
de efectos principales (sin tener en cuenta las interacciones).
Los análisis de regresión logística realizados para la observación de cualquier signo así
como para las diferentes agrupaciones de signos, muestran una contribución
independiente del alcohol y del THC para que los signos puedan ser observables. Los
efectos podrían compararse a la suma de los efectos del alcohol y el THC si estos se
consumieran separadamente.
Tomando como referencia el grupo de conductores en el que no se detectó ninguna
sustancia, la probabilidad de detectar conductores que presenten signos oculares, ya
es significativamente mayor a partir de 3.01 ng/ml de THC en el fluido oral.
Concentraciones de THC en el fluido oral superiores a 25 ng/ml incrementan la
probabilidad ser observado con signos de actitud y comportamiento, signos faciales y
31
signos del habla. No se ha observado ningún incremento en la probabilidad de ser
observado con signos de coordinación por estar bajo la influencia del THC.
A concentraciones ≤3.00 ng/ml de THC en fluido oral no se observó ningún incremento
significativo en la probabilidad de observar ningún tipo de signo, ni tampoco
considerando el total de los signos (Tabla 9).
32
Tabla 9. Observación de signos de deterioro asociados al consumo de cannabis y/o alcohol OR [95% IC].
Agrupaciones de signos observados
OR [IC 95%]
OR [IC 95%]
Actitud
Aspecto corporal(*)
10.97 [2.41-49.83]
6.10 [1.18-31.41]
Vía (Urbana)
2.24 [1.34-3.75]
Edad
Cualquier signo
OR [IC 95%]
OR [IC 95%]
Habla
Coordinación
OR [IC 95%]
OR [IC 95%]
--
--
--
--
--
3.33 [1.55-7.16]
3.59 [1.28-10.04]
26.61 [3.50-202.55]
3.06 [1.08-8.67]
--
2.33 [1.31-4.16]
0.96 [0.94-0.99]
--
--
--
--
--
0.96 [0.94-0.99]
28.97 [13.90-60.37]
32.94 [13.36-81.24]
24.97 [8.01-77.86]
27.62 [7.93-96.22]
20.68 [6.09-70.22]
91.08 [16.32-508.35]
31.13 [14.04-69.02]
3.26 [1.56-6.82]
4.55 [1.85-11.20]
--
--
3.86 [1.16-12.81]
--
4.26 [1.92-9.43]
>100 ng/ml
16.55 [8.69-31.54]
20.69 [8.66-49.46]
24.22 [8.36-70.23]
30.35 [10.86-84.78]
15.91 [5.11-49.52]
--
21.25 [10.61-42.57]
25.01-100.00ng/ml
7.22 [3.12-16.66]
16.44 [6.47-41.76]
7.27 [2.02-33.87]
8.82 [2.10-37.02]
12.49 [3.80-41.08]
--
4.52 [1.61-12.72]
3.01-25.00 ng/ml
3.79 [1.50-9.55]
--
--
--
--
--
4.07 [1.50-11.08]
--
--
--
--
--
--
--
Sexo (hombre)
OR [IC 95%]
Aspecto de la cara
Oculares
Alcohol (**):
>0.25 mg/l
0.01-0.25 mg/l
THC (**):
≤3.00 ng/ml
(*)
Para los signos de aspecto corporal no se han tenido en cuenta las interacciones entre variables en el modelo de regresión logística.
La categoría de referencia es ninguna sustancia detectada.
(**)
33
4.5.2.
Riesgo de presentar signos: Cocaína y/o alcohol
También se ha utilizado la regresión logística por pasos hacia adelante para determinar
el riesgo de que se observen signos en los conductores, en función de la concentración
cocaína/benzoilecgonina en fluido oral y/o de la concentración de alcohol en aire
espirado. Los grupos de conductores incluidos en el análisis fueron: Los conductores
en los que no se detectaron sustancias (n= 2146), el grupo en el que se detectó
alcohol solo (N=201), el grupo en el que se detectó cocaína (n=166) y el grupo en el
que se detectó cocaína+alcohol (n=57) En la regresión logística se controlaron las
mismas variables de confusión que en el caso del THC: género, edad, tipo de carretera
y periodo de toma de muestra. En estos modelos de regresión, no se incluyeron las
interacciones alcohol/cocaína (rangos de concentración de alcohol*rangos de
concentración de cocaína/benzoilecgonina) ni las demás interacciones binarias, con y
entre, las demás variables categóricas, ya que aunque no resultaron significativas al
considerar todos los signos, al analizar los distintos grupos de signos por separado se
observaban
diferentes
interacciones
cocaína-alcohol,
que
dependiendo
de
la
combinación de concentraciones de cada una de las sustancias parecía, unas veces
superar y otras no alcanzar, la suma de los efectos de cada una de las sustancias por
separado. En cualquier caso, y aunque no se alcance el efecto suma, los efectos
(probabilidad de presentar signos) son siempre superiores a los que se observarían con
la presencia de una única sustancia en la misma concentración. Sin embargo, el
tamaño de la muestra resulta insuficiente para analizar de forma concluyente estas
interacciones. Por lo tanto en todos los modelos siguientes, solo se han analizado los
efectos principales, de las variables analizadas (Tabla 10) y excepto para en total de
los signos, para las demás agrupaciones, el modelo de regresión puede resultar más
impreciso para los conductores en los que se detectó simultáneamente alcohol y
cocaína. Como se observa en la Tabla 10, la presencia de cocaína/benzoilecgonina en
concentración
superior
al
punto
de
corte
propuesto
(Cocaína>170
y/o
benzoilecgonina>95 ng/ml), incrementa en más de 9 veces (9.52 [4.50-20.14]) la
probabilidad de ser observado con algún signo.
34
Tabla 10. Observación de signos de deterioro asociados al consumo de cocaína y/o alcohol OR [95% IC].
Agrupaciones de signos observados
Cualquier signo
OR [IC 95%]
OR [IC 95%]
Actitud
Aspecto corporal
Aspecto de la cara
OR [IC 95%]
OR [IC 95%]
Habla
Coordinación
OR [IC 95%]
OR [IC 95%]
Sexo (hombre)
3.10 [1.26-7.65]
--
3.75 [0.82-17.25]
--
--
--
--
Vía (Urbana)
3.45 [1.97-6.04]
4.88 [2.31-10.32]
7.40 [2.65-20.66]
26.61 [3.50-202.55]
3.93 [1.56-9.89]
35.16 [3.93-314.43]
4.30 [2.16-8.58]
Edad
0.96 [0.94-0.99]
--
--
--
--
--
0.96 [0.93-0.99]
>0.25 mg/l
21.29 [10.98-41.28]
23.63 [11.19-49.89]
15.02 [6.15-36.69]
11.60 [4.01-33.55]
13.91 [5.10-37.95]
21.88 [6.35-75.42]
16.03 [7.42-34.63]
≤0.25 mg/l
3.80 [1.98-7.31]
4.10 [1.89-8.94]
2.03 [0.66-6.31]
3.03 [0.96-9.58]
6.14 [2.42-15.58]
--
3.16 [1.43-6.99]
9.52 [4.50-20.14]
16.60 [7.42-37.14]
14.51 [5.79-36.37]
11.57 [4.11-32.57]
20.45 [8.26-50.65]
48.42 [15.91-147.40]
7.72 [1.72-34.55]
OR [IC 95%]
Oculares
Alcohol (*):
Cocaína(*):
Cocaína>170
y/o
benzoilecgonina>95 ng/ml
(*)
La categoría de referencia es ninguna sustancia detectada.
35
5.
DISCUSIÓN
La presencia de signos de deterioro alerta en gran medida del consumo de sustancias
psicoactivas, sin embargo, y a la vista de los resultados obtenidos en estudios previos,
la ausencia de ellos no garantiza la conducción libre del efecto de sustancias.
A la vista de los resultados obtenidos, la observación de los signos de deterioro tiene
una utilidad muy limitada, para detectar la conducción bajo el efecto de sustancias en
un control de carretera realizado de forma aleatoria. Desde el momento en que los
avances científicos ofrecen mejores opciones, la observación de los signos de deterioro
no parece ofrecer ninguna ventaja si se dispone de los medios técnicos y analíticos
necesarios. Además, algunos de los signos pueden observarse en un pequeño
porcentaje de la población general, sin tener ninguna relación con el consumo de
sustancias, debido por ejemplo, al cansancio, ciertas enfermedades u otro tipo de
factores crónicos o agudos. Y por el contrario, otras personas con concentraciones
elevadas de ciertas sustancias en sangre (o en otro fluido corporal) puede que no
presenten ningún signo fácilmente observable. Por ejemplo, en un estudio controlado
realizado con THC, algunos de los participantes no mostraron ningún tipo de deterioro
de sus capacidades motoras, incluso a concentraciones superiores a 40 ng de THC por
ml de suero(Hunault et al., 2009).
Sin embargo, a pesar de la baja sensibilidad de la observación de signos como test
diagnóstico, i) se observan diferencias significativas en el porcentaje de conductores en
los que se observó algún signo, tomando como referencia el cut off propuesto en el
proyecto europeo DRUID (27 ng/ml) y ii) ha sido posible establecer una correlación
entre la prevalencia de conductores con signos y la concentración de THC en el fluido
oral.
El primer resultado dejaría abierta la posibilidad de utilizar el test observacional en
screenings a gran escala con el fin de economizar recursos, pero no debemos olvidar
que estaríamos infravalorando el número de conductores bajo los efectos del cannabis
36
(solo detectaríamos 1 de cada 5) y que estaríamos sacrificando toda la información
relativa al consumo de sustancias que aportaría el posterior análisis llevado a cabo en
el laboratorio (análisis de confirmación).
La pregunta es, si estas diferencias significativas justifican la realización del test de
screening de drogas, solamente a aquellos que presenten signos, y si esto sería
suficiente para reducir en alguna medida el riesgo de accidente. Además es necesario
recordar que para este trabajo se han considerado como afectados de signos, aquellos
conductores en los que se observó al menos un signo, pero en los controles habituales,
el criterio es más restrictivo y deben presentar, al menos 2, lo que disminuiría la
sensibilidad notablemente. Si bien es cierto que existe la posibilidad de encontrar una
batería de test más sensible, también es cierto que los resultados obtenidos en las
investigaciones llevadas a cabo, en ningún caso ofrecen una opción definitiva sobre los
tests a utilizar. Los resultados obtenidos en este estudio, para el grupo en el que se
detectó solamente alcohol, pueden servirnos para reflexionar sobre las medidas a
adoptar. A la vista de los resultados, la situación con el alcohol es muy similar a la del
THC, en cuanto a la sensibilidad del test se refiere: Si se decidiera realizar la prueba de
alcoholemia solamente a los casos en los que se observara alguno de los signos
considerados, en los controles de carretera solamente se detectarían 1 de cada 4
conductores con alcoholemia positiva. Por otra parte, y prescindiendo de la
observación de signos, la experiencia en Victoria (Australia) demostró que en los
controles aleatorios llevados a cabo en las carreteras, la utilización de dispositivos de
detección de drogas “in-situ” ejerce un importante poder disuasorio sobre los
conductores ya que, a partir de su utilización, se observóun marcado descenso en la
prevalencia de de THC, MDMA y metanfetamina (las tres drogas contempladas en la
legislación del estado) en los conductores(Chu et al., 2012).
Al igual que ocurre con el alcohol, que a medida que se incrementa la concentración
de alcohol en aire espirado se incrementa la proporción de conductores con signos
observados, también ha sido posible establecer una correlación entre la concentración
de THC en el fluido oral y la proporción de conductores en los que se observó algún
signo. Esto está de acuerdo con estudios previos, tanto epidemiológicos como
experimentales, que muestran que el deterioro en la capacidad para conducir
producido por el cannabis es dosis-dependiente(Bramness et al., 2010; Drummer et
al., 2004; Ramaekers, Berghaus, van Laar, & Drummer, 2004; Ramaekers et al., 2006)
37
y refuerza la hipótesis de que es posible encontrar distribuciones similares, en sangre y
en el fluido oral, para las concentraciones de una sustancia(Gjerde & Verstraete, 2011)
y correlacionadas en función de la prevalencia de los signos de deterioro observados.
Por último, nos parece importante señalar que al igual que ya se había observado en
investigaciones previas, nuestros resultados muestran un efecto aditivo del alcohol y
cannabis(Bramness et al., 2010) (en nuestro caso en los signos observables),
observable también a concentraciones bajas de alcohol.
Una de las principales ventajas de este estudio es que se ha llevado con una muestra
aleatoria de conductores, detenidos en los controles al azar, lo que elimina el
importante sesgo de selección del que son objeto otros estudios similares, en los que
los conductores son investigados una vez que han llamado la atención del agente por
algún comportamiento inadecuado. Nuestro estudio está sujeto también a limitaciones,
como la baja sensibilidad del método utilizado y el hecho de que, aunque los agentes
del tráfico fueron previamente entrenados para la observación de los signos, la
observación de éstos puede estar sujeta a un cierto grado de subjetividad.
38
y refuerza la hipótesis de que es posible encontrar distribuciones similares, en sangre y
en el fluido oral, para las concentraciones de una sustancia(Gjerde & Verstraete, 2011)
y correlacionadas en función de la prevalencia de los signos de deterioro observados.
Por último, nos parece importante señalar que al igual que ya se había observado en
investigaciones previas, nuestros resultados muestran un efecto aditivo del alcohol y
cannabis(Bramness et al., 2010) (en nuestro caso en los signos observables),
observable también a concentraciones bajas de alcohol.
Una de las principales ventajas de este estudio es que se ha llevado con una muestra
aleatoria de conductores, detenidos en los controles al azar, lo que elimina el
importante sesgo de selección del que son objeto otros estudios similares, en los que
los conductores son investigados una vez que han llamado la atención del agente por
algún comportamiento inadecuado. Nuestro estudio está sujeto también a limitaciones,
como la baja sensibilidad del método utilizado y el hecho de que, aunque los agentes
del tráfico fueron previamente entrenados para la observación de los signos, la
observación de éstos puede estar sujeta a un cierto grado de subjetividad.
38
6.
CONCLUSIONES
 La observación en los conductores, de al menos uno de los 31 signos propuestos en
este trabajo alerta en gran medida del consumo de sustancias psicoactivas (alcohol,
cannabis, cocaína), pero la ausencia de signos no garantiza la conducción libre del
efecto de estas sustancias (Sensibilidad: 24.6 [19.2-30.0]; Especificidad: 97.8 [97.398.4]).
 A través de la observación de estos signos, en general, no es posible determinar la
sustancia (o combinación de ellas) que originó el signo.
 Es posible establecer una correlación entre la concentración de THC en el fluido oral
y la prevalencia de conductores en los que se observaron signos.
 En los conductores en los que se detectó simultáneamente alcohol y THC la
frecuencia con la que se observan signos se incrementa considerablemente,
respecto a lo que sucede cuando estas sustancias se detectan separadamente
(efecto aditivo).
 Entre
los
conductores
en
los
que
se
detectó
simultáneamente
cocaína
(cocaína/benzoilecgonina) y alcohol, a probabilidad de presentar signos es superior
a la que se observaría con la presencia de, únicamente, una de las dos sustancias
en la misma concentración en la que se encontró combinada.
7.
APLICABILIDAD EN EL CAMPO DE LA SEGURIDAD VIAL
Estos datos pueden ser de gran relevancia para las autoridades responsables de la
seguridad vial, no sólo para conocer el alcance de la utilidad de la observación de los
signos de deterioro en conductores por parte de los agentes, sino que también
constituirían un apoyo cíentífico que podría ayudar a decidir actuaciones futuras
respecto al establecimiento de normativas y necesidades de formación de los agentes
responsables
de la seguridad vial, como por ejemplo, el establecimiento o no de
límites legales de concentración de determinadas sustancias para la conducción o la
necesidad, o no, de formación de los agentes en la observación de signos de deterioro,
toma se muestras de saliva, etc.
39
8.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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cannabis and ethanol: Clinical signs and additive effects. Addiction (Abingdon,
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Chemistry and Laboratory Medicine : CCLM / FESCC, 42(11), 1273-1287.
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Determination of illicit and medicinal drugs and their metabolites in oral fluid and
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testing. Forensic Science International, 150(2-3), 165-173.
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Drummer, O. H., Gerostamoulos, J., Batziris, H., Chu, M., Caplehorn, J.,
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vehicles killed in australian road traffic crashes. Accident Analysis and Prevention,
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