Para citar este artículo, le recomendamos el siguiente formato: Vera, J. A., Lagarda, A. E., Navarro, C. D., & Calderón, N., G. (2015). Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora, 4 (2). Consultado el día de mes de año en: http://revalue.mx/revista/index.php/revalue/issue/current Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora José Ángel Vera Noriega Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C., México Ángel Emigdio Lagarda Lagarda Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C., México Christián Denisse Navarro Rodríguez Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C., México Nohemí Guadalupe Calderón González Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A.C., México Resumen El presente estudio analiza las propiedades psicométricas de la Escala de Enfrentamiento a las Situaciones de Violencia Escolar, la cual fue dirigida a docentes de escuelas secundarias del Estado de Sonora. La población total de la muestra fue de 395 docentes de 64 centros escolares con una edad promedio de 42.63 años. Se diseñó un cuestionario utilizando como referencia la Escala de solución de problemas (problem-solvingscale) de Cassidy y Long (1996), tomando solamente aquellos reactivos vinculados a la teoría de enfrentamiento de Lazarus y Folkman (1988), que pudiesen adaptarse a la situación de trabajo/escuela del docente y reportes de sucesos de violencia entre pares. Los análisis factorial exploratorio y confirmatorio mostraron viable y adecuada una estructura de tres dimensiones: enfrentamiento directo, enfrentamiento emocional y enfrentamiento evitativo. Las tres dimensiones registran saturaciones factoriales elevadas. Las covarianzas entre Emocional y Directo y Evitativo pueden considerarse moderadas, mientras que en los últimos dos factores es muy baja. De las comparaciones de hipótesis entre estas dimensiones y factores atributivos personales y profesionales, se obtuvieron resultados no significativos. Palabras clave: violencia escolar, personal docente, educación media, escala de medición, solución de problemas. Fecha de recepción: 24 de julio 2015 Fecha de aceptación: 23 de diciembre 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Abstract This study analyzes the psychometric properties of the Coping School Violence Situations scale, which was aimed at teachers from junior high schools in the state of Sonora. The total population of the sample was of 395 teachers from 64 schools with an average age of 42.63 years. A questionnaire was designed based on Cassidy and Long’s problem-solving scale (1996), taking only those questions related to Lazarus and Folkman’s theory of coping (1988), in order to be able to adapt to the situation of work / school teachers and reports of incidents of violence among peers. The exploratory and confirmatory factor analysis showed viable and adequate a three dimensions structure: direct coping, emotional focused coping and conflict avoidant. The three dimensions have high factor loadings. The covariance between emotional focused and direct and conflict avoidant factors can be considered moderate while in the last two factors is very low. Hypothesis comparisons between these dimensions and personal and professional attributive factors were also conducted, of which no significant results were obtainedults. Keywords: school violence, teachers, high school, measuring range, problemsolving. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Introducción La violencia no es un fenómeno novedoso ni exclusivo de las escuelas; sin embargo, en la última década el interés de investigadores en ciencias sociales, como psicología y educación, ha ido en aumento (Carrillo, Prieto y Jiménez, en prensa). Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial y el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) plantean que la violencia es un problema de salud pública y un obstáculo para el desarrollo de las regiones (Guerrero, 2008; OMS, 2003). En cifras expuestas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2009, México se ubicó como primer lugar de 23 países en relación con la violencia escolar (Gómez y Zurita, en prensa). Además, según el informe sobre calidad de la educación básica realizado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2006), más del 10% de estudiantes de primaria y secundaria se han visto involucrados en peleas físicas; asimismo, 13% de estudiantes de secundaria y 24% de estudiantes de primaria denuncian ser agredidos de manera verbal constantemente por sus compañeros. En la agenda presidencial de países europeos y latinoamericanos se han diseñado e implementado programas para reducir y prevenir la violencia en escuelas de educación básica (Del Rey y Ortega, 2001; SEP, 2008). Por ejemplo, en México se puso en marcha el Programa Escuela Segura con diferentes líneas de acción dirigidas a alumnos, personal de las escuelas de educación básica y padres de familia; en algunos estados se han implementado otros programas. En el Estado de México, el programa contra la violencia “Eduquemos para la paz, por mí, por ti, por todo el mundo” (Bustos, 2006) y en el Estado de Sonora, “Mi escuela libre de violencia” (SEC, 2014), con conferencias, carteles, trípticos, buzón, entre otras actividades con alumnos. Entre las limitaciones que muestran algunos de los programas dirigidos a prevenir o reducir la violencia en las escuelas, en cualquiera de sus tipos (física, verbal, exclusión social, bullying, ciberbullying), destaca el hecho de que mantienen un enfoque informativo y carecen de un adecuado diagnóstico en cada institución a partir del cual pueda realizarse una intervención y, así, evaluar los resultados de manera precisa, es decir: determinar si en efecto el programa implementado logró reducir la violencia en las escuelas participantes. Ante esta situación han surgido instrumentos para medir la ocurrencia del acoso escolar, como los desarrollados por Olweus (2007), que están dirigidos a evaluar el clima escolar y la violencia entre los diferentes actores (padres, docentes, alumnos y trabajadores). Aunque los instrumentos cumplan con las propiedades psicométricas necesarias para ser aplicados, estos deben ser adaptados y validados en la región y población en la cual se requiere su uso. Además, se requiere llevar a cabo los procesos de ajuste y validación para medidas de REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora enfrentamiento, autoeficacia, clima escolar y otras variables que son relevantes en el contexto de la socialización escolar. Marco teórico Socialización escolar Se dice que la escuela es formadora de habilidades y competencias sociales por medio de la enseñanza de normas, modelos, conocimientos y formas de vinculación. Según el diccionario de las ciencias de la educación, la socialización se define como “Proceso que transforma al individuo social por medio de la transmisión y el aprendizaje de la cultura de su sociedad. Con la socialización el individuo adquiere capacidades que le permiten participar como miembro efectivo del grupo de la sociedad global” (1983). Rodríguez (2008) menciona que el conflicto, entendido como un desacuerdo entre dos o más partes, es un fenómeno siempre presente en el centro escolar; sin embargo, no es necesariamente negativo en todas las situaciones puesto que en algunas ocasiones puede aprovecharse como un impulsor para mejorar la calidad de la convivencia escolar. No obstante, el clima escolar se ve afectado negativamente cuando estos conflictos suscitan conductas violentas y agresivas. Un apropiado ajuste conductual y emocional se relaciona con la amistad y sustento de los compañeros y el profesorado (Oliva, Antolín, Estévez & Pascual, 2012). Por otro lado, se ha evidenciado que las conductas violentas de los adolescentes en la escuela se relacionan con una baja implicación en las clases y con interacciones sociales negativas entre alumnos y entre estos con los docentes (Martínez-Ferrer, Musitu, Amador & Monreal, 2010). Nos referimos a la violencia escolar como cualquier realización u omisión de conducta que intencionadamente cause daño dentro de los centros escolares o en actividades organizadas por estos; dicha conducta puede ser ejercida o sufrida por cualquier miembro del centro escolar (Guerra, Álvarez-García, Dobarro, Núñez, Castro & Vargas, 2011). Son tres los actores involucrados en el fenómeno de la violencia escolar: las víctimas o acosados, los agresores u acosadores y los observadores o espectadores. Según Olweus (1998), hay dos tipos de acosados: los pasivos o sumisos quienes no responden a las agresiones y suelen ser estudiantes tímidos, cuidadosos, sensibles, calmados y ansiosos, además de tener una baja autoestima y considerarse perdedores; el otro tipo de víctima son los provocadores: reaccionan agresivamente, suelen tener problemas para concentrarse y su comportamiento provoca tensión y molestia a su alrededor. Los acosadores son sujetos agresivos con los otros individuos de la escuela: alumnos, docentes, directores, psicólogos o trabajadores sociales, y suelen justificar o minimizar sus agresiones. Generalmente son estudiantes impulsivos, REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora con dificultades para relacionarse y una necesidad de dominar a los demás (Delgado, 2012; Olweus, 1998). Por último, los espectadores. Olweus explica que los alumnos que no intimidan y no toman la iniciativa son denominados “agresores pasivos, seguidores o secuaces” (Olweus, 1998, p. 53). Este mismo autor discierne que la agresión puede ser directa cuando los ataques son abiertamente a la víctima y puede ser indirecta cuando se excluye a la víctima de un grupo. Sin embargo, Castillo-Pulido (2011) indica que, aunque los sujetos sean pasivos no se puede deducir que los espectadores apoyen al agresor. Los espectadores conocen bien la situación de agresión, suelen aterrarse y sentir una contrariedad moral por no ayudar a los agredidos (Delgado, 2012). Los problemas, incluyendo los que involucran agresiones del tipo que sea, forman parte de la vida y la manera en que los docentes afrontan los conflictos de violencia en las escuelas es crucial, ya que son modelos de conducta para los estudiantes y con mayor frecuencia son quienes intervienen en este tipo de conflictos en las escuelas. Las formas de afrontar los conflictos pueden ser constructivas o destructivas (Chagas, 2005). Entre las competencias requeridas por el profesorado de educación básica se encuentran aquellas relacionadas con el trabajo cooperativo, con propiciar y organizar trabajo en equipo en sus estudiantes, dirigir reuniones, confrontar y analizar conjuntamente situaciones complejas, prácticas y problemas personales, y hacer frente a crisis o conflictos entre personas (Perrenoud, 2007). Otra competencia es la de afrontar deberes y dilemas éticos de la profesión, en la cual se exige al profesor que participe en la elaboración de reglas de vida común referentes a la disciplina en la escuela y la apreciación de la conducta, entre otras, participando así en la prevención de la violencia escolar. Enfrentamiento Un problema en este estudio, al igual que en muchos otros que tratan esta temática, es la conceptualización del término. Las investigaciones que abordaron por primera vez el tema se realizaron en el idioma inglés, utilizando el término coping, el cual se ha traducido de diferentes maneras, con la consiguiente confusión sobre su uso y conceptualización. Este tema se puede encontrar en la literatura comúnmente como afrontar, confrontar, enfrentamiento, entre otras; sin embargo, en este estudio se decidió utilizar como base la investigación realizada por Góngora (1998) donde se analizan las bases etimológicas y la gramática de estas palabras en ambos idiomas, tanto de la palabra coping como de las tres traducciones mencionadas, las más frecuentes y consistentes. En este análisis se presenta la palabra enfrentamiento como la más adecuada, la que mejor representa el significado del concepto. En concordancia con lo expuesto por Góngora (1998), en este trabajo se adoptará el término enfrentamiento. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Enfrentamiento de los problemas se refiere a los intentos conductuales y cognitivos que se encuentran variando para manejar las exigencias internas o externas que superan los recursos del sujeto (Lazarus & Folkman, 1991). Enfrentar problemas, en situaciones de violencia escolar, comienza desde el momento en que el docente evalúa las características de la agresión y de los involucrados, después valora qué recursos tiene y posteriormente elige una estrategia de enfrentamiento y la ejecuta (Elizalde, 2010). Hay una gran cantidad de estudios sobre el enfrentamiento de los problemas. En una investigación hecha por Elizalde (2010) se aplicó a docentes la adaptación para la población mexicana de Sotelo (1999) del cuestionario de modos de afrontar el estrés elaborado por Folkman y Lazarus (1998) que se conformó de ocho factores: 1) enfrentamiento dirigido al problema, 2) confrontación, 3) distanciamiento, 4) autocontrol, 5) búsqueda de apoyo social, 6) aceptar responsabilidad, 7) revaloración positiva y 8) evitación. En este estudio se encontró que los estilos más utilizados fueron el enfrentamiento dirigido al problema, apoyo social, revaloración positiva y autocontrol. Carver y Scheier (1994) y Carver, Scheier y Weintraub (1989) elaboraron un instrumento llamado COPE, en el que incluyeron los aspectos empíricos y teóricos. Especificaron tres categorías de enfrentamiento: el dirigido a la emoción, el dirigido al problema y el de evitación (Góngora, 1998). En Sonora, Vera y Silva (2000) realizaron un estudio para validar la escala de "enfrentamiento de los problemas" de Góngora y Reyes-Lagunes (1998) con una población de 1,000 sujetos, 500 hombres y 500 mujeres; como único criterio se determinó el que tuvieran entre 14 y 70 años de edad y 6 años de vivir en Sonora. El instrumento proponía cinco categorías de enfrentamiento: directo, emocional, evasivo, revalorativo y directo-social; integradas en seis situaciones problemáticas: vida, escuela/trabajo, familia, amigos, pareja y salud. Los resultados del análisis factorial arrojaron como categorías de enfrentamiento tres factores, agrupando las propuestas de directo, revalorativo, directo-social en uno solo, con excepción de la situación de salud donde resultaron cuatro factores dividiéndose en directo-social y enfrentamiento revalorativo. El tipo de enfrentamiento más utilizado por la población del noroeste del país es el directo, seguido por una respuesta emocional y, como última opción, la evasión del problema. En otro estudio, Vera, Laborín, Batista, Torres y Acuña (2007) analizaron los estilos de enfrentamiento de los problemas en dos diferentes contextos latinoamericanos: uno en Sonora, México, con 400 sujetos distribuidos por cuotas de edad y sexo en grupos y el segundo grupo en Paraíba, Brasil, con la misma cantidad y distribución de población. El instrumento se construyó a partir de la escala de Enfrentamiento de los problemas a los problemas para población mexicana de Góngora y Reyes-Lagunes (1998) y la validación de esta para la REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora población del noroeste de México realizada por Vera y Silva (2000), presentando las mismas situaciones problemáticas, pero haciendo uso solo de tres estilos de enfrentamiento: directo, emocional y evasivo. En los resultados se mostró una estructura factorial similar en ambas poblaciones para los tres factores propuestos ante las seis situaciones. También se observó que a pesar de ser dos grupos culturales distintos se registraron estrategias de enfrentamiento similares. Alfaro, Kentón y Leyva (2010) exploraron los conocimientos y percepciones sobre violencia escolar con 142 docentes de Costa Rica: más de la mitad de los entrevistados dijeron no saber qué herramientas hay que utilizar en situaciones de violencia entre alumnos, y de los pocos que conocían teoría al respecto la mayoría aseveró que no era efectiva en la práctica. Por ende, algunos de los docentes reportaron que manejan tales situaciones al infundir el miedo, ser imponentes o autoritarios con los alumnos, e incluso cuatro docentes dijeron estar de acuerdo con el castigo físico como recurso para manejar el problema. Esto concuerda con lo reportado por Eljach (2011): en los países del Caribe las prácticas violentas aún son legítimas a pesar de ser cada vez menos respaldadas por la sociedad. Los problemas de interacción entre alumnos y docentes, al igual que entre alumnos, son los conflictos más habituales en el centro escolar. Son parte de la convivencia diaria, y lo que establece que sean destructivos o constructivos es la manera en que se les enfrenta. Por esto los centros escolares tienen la necesidad de capacitar a los docentes con los recursos necesarios para impedir la violencia, pero ¿cómo enfrentar estas conductas de manera adecuada? Es una de las preguntas frecuentes en los foros de debate del personal educativo (Rodríguez, 2008). Por lo tanto, el objetivo de esta investigación consistió en diseñar y generar evidencias de validez de una escala de enfrentamiento de las situaciones de violencia escolar para docentes de escuelas secundarias del Estado de Sonora. Método Participantes Participaron 395 docentes: 191 hombres, 169 mujeres y 35 datos desconocidos; todos ellos trabajadores de 64 escuelas secundarias del estado de Sonora: 277 del turno matutino y 118 del turno vespertino. El promedio de edad fue 42.63 años, la antigüedad como docente se reporta con un promedio de 15.71 años y con respecto al tipo de contrato 49 eran interinos, 305 tenían plaza y hay 41 datos desconocidos. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Instrumento Se aplicó un cuestionario que se diseñó utilizando como referencia la Escala de solución de problemas (problem-solvingscale) de Cassidy y Long (1996), este instrumento se estructuró mediante dos estudios realizados con población general (N=408 edad=17- 65 y N=611 edad=17- 57), los cuales produjeron un cuestionario de 24 reactivos distribuidos en seis factores: impotencia (helplessness) (ej.: “me siento impotente, incapaz de pensar en una solución a mi problema”; control de solución de problemas (problema-solving control) (ej.: “por lo general puedo tomar el control de las situaciones problemáticas”); estilo creativo de solución de problemas (creativeproblem-solvingstyle) (ej.: “considero muchas alternativas para manejar mi problema”); confianza en solución de problemas (problemsolvingconfidence) (ej.: “por lo general puedo ver una salida a situaciones problemáticas y saber qué hacer”); estilo de evitación (avoidancestyle) (ej.: “trato de ignorar y olvidar la situación”); y estilo de enfoque (approachstyle) (ej.: “veo los problemas como un reto para superar”). Algunos de los reactivos se modificaron para la realización de la escala del estudio, a la cual se llamó “Enfrentamiento Docente ante la Violencia Escolar” (Anexo 1), tomando solamente aquellos vinculados a la teoría de enfrentamiento de Lazarus y Folkman (1988) y que pudieran adaptarse a la situación de trabajo/escuela del docente y sucesos de violencia entre pares presenciados por este. Así se eliminaron seis reactivos por cuyo contenido no corresponden culturalmente con las situaciones de violencia escolar en el norte de México, y 18 reactivos se presentaron en la escala tipo Likert de cinco puntos que va de nunca a siempre, midiendo la frecuencia con que realizaban cada práctica presentada en el reactivo. Además, se solicitó información a los docentes sobre sus atributos personales y profesionales en ocho preguntas que cuestionaban el género, edad, antigüedad, turno, tipo de contrato, capacitación en convivencia, capacitación en violencia y percepción del porcentaje de alumnos involucrados en violencia; las cuales se utilizaron como factores para el análisis de contraste de hipótesis. Procedimiento En el estudio participaron docentes de todos los grados de secundarias públicas del estado de Sonora. Con ayuda de los directores, o del personal de apoyo de las escuelas, fueron elegidos al azar aproximadamente 10 docentes por plantel para responder la medida de enfrentamiento antes descrita por medio de cuadernillos y hojas electrónicas; la aplicación se realizó en recintos con control de ruido y temperatura, adaptándose a la disponibilidad del maestro. Al entregar el instrumento se explicó el objetivo de la investigación y cómo contestar el instrumento, además de que el docente leyó el consentimiento informado. El levantamiento de datos se llevó a cabo entre febrero y abril del 2014. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora La captura de los datos obtenidos se hizo con lector óptico y después se procedió con los análisis estadísticos en los programas SPSS 22, Winsteps v 3.7 y AMOS 21. Análisis de datos Para determinar si la escala cumple con los criterios de calibración de reactivos y confiabilidad y validez de constructo se realizaron las pruebas estadísticas necesarias. Para esto inicialmente se utilizó la aproximación de la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI) con el modelo Rasch para calibrar los reactivos e identificar la unidimensionalidad de las dimensiones. En la tarea de evaluar la bondad de ajuste de los datos se obtuvieron los estimadores de ajuste interno (Infit) y externo (Outfit) que González (2008) menciona como valores aceptables en el rango de 0.5 a 1.5 cuando son datos ordinales, como en el presente caso. La siguiente medida que se utilizó fue la discriminación empírica. González menciona que debe encontrarse cerca de 1 con un límite inferior de 0.90 para considerar el reactivo productivo. Por último, se consideró el valor de correlación de punto biserial con los límites de 0.20 a 0.40 según Wright y Stone (1998). Con el propósito de definir la estructura de la escala se realizó un Análisis Factorial Exploratorio (AFE) con el método de extracción de análisis de componentes principales y rotación varimax con normalización Kaiser (Costello & Osborne, 2005). Los factores obtenidos se sometieron a un análisis de fiabilidad aplicando el alfa de Chronbach (Nunnally & Bernstein, 1995; Elosua & Zumbo, 2008). A fin de observar si la estructura factorial mostrada por el AFE es apropiada para la escala se realizó un análisis factorial confirmatorio (AFC) a través del modelo de ecuaciones estructurales, evaluando el ajuste con los siguientes indicadores de bondad: índice de ajuste comparativo de Bentler (CFI, comparativefixindex), el índice de bondad de ajuste global LISREL (GFI, Goodness-of-fitindex); Chicuadrada divididos por los grados de libertad (CMIN/DF); error cuadrado de aproximación a las raíces medias (RMSEA, Root Mean Square Error of Approximation) y la normalización de raíz cuadrada media residual (SRMR, Standardized Root Mean Square Residual). La razón de chi-cuadrada sobre los grados de libertad se interpreta con valores menores a 3, indicando un buen ajuste. Los índices CFI y GFI varían entre 0 y 1, donde 0 indica ausencia de ajuste y 1 indica un ajuste óptimo. Valores de 0.90 o superiores sugieren un ajuste aceptable del modelo a los datos y valores mayores a 0.95 o superiores son considerados excelentes (Bentler, 1990; Manzano y Zamora, 2009). Los índices RMSEA y SRMR son considerados óptimos cuando sus valores son de 0.05 o inferiores (Steiger & Lind, 1980; Steiger, 1990). Se fijó en 1 la carga del primer reactivo de cada factor para identificar el modelo. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Obtenidas las dimensiones arrojadas por el AFC se hizo un análisis de frecuencias, medias, desviaciones estándar y varianzas. Los mismos análisis se realizaron sobre los atributos personales y profesionales de los docentes (edad, sexo, antigüedad, tipo de contrato, turno, horas de capacitación y percepción de estudiantes involucrados en situaciones de violencia), obteniendo las características de la población. Para finalizar, se llevaron a cabo comparaciones de hipótesis dicotómicas con T de Student y politómicas con análisis de varianza. Se comparan las medias y cada tipo de enfrentamiento con los factores de atributos personales y profesionales. Resultados Para determinar los reactivos que formarían la escala Enfrentamiento Docente ante la Violencia Escolar satisfactoriamente al inicio todos los reactivos fueron sometidos a una calibración por modelo Rasch, donde el reactivo 01 no cumplió con el criterio de ajuste externo. Después, los resultados de un primer análisis factorial exploratorio respaldaron la necesidad de eliminar dicho reactivo. Según los resultados arrojados por el AFE se decidió dividir los reactivos basados en las categorías propuestas por Vera, Laborin, Batista, Torres y Acuña (2007). Estos grupos fueron sometidos a un segundo análisis de calibración donde los reactivos 06, 16, 17 y 18 incumplieron los criterios de ajuste interno o externo, por lo que se decidió eliminarlos, quedando 13 reactivos que se pueden observar en la Tabla 1. Tabla 1. Valores de ajuste de los reactivos aceptados en la calibración por modelo Rasch. Reactivos Infit 02 03 04 05 0.9 0.95 1.3 0.89 07 08 09 10 11 1.23 0.92 0.81 0.85 1.1 12 13 14 15 1.03 1.09 0.98 0.92 Outfit Punto Biserial Emocional 0.89 0.56 0.96 0.59 1.26 0.39 0.83 0.58 Directo 1.18 0.59 0.88 0.7 0.79 0.74 0.79 0.72 1.25 0.62 Evitativo 1.03 0.34 1.05 0.33 0.98 0.37 0.9 0.37 Discriminatorio 1.1 1.01 0.78 1.16 0.78 1.08 1.18 1.16 0.82 0.97 0.86 1.02 1.08 Después se procedió a un último AFE que convergió en 5 iteraciones extrayendo 3 factores, y reportando una KMO de 0.84, una varianza acumulada de 56.09% y el REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora peso factorial más bajo es de 0.56, lo que supera el valor mínimo aceptado (Tabla 2). Estos resultados ampararon a los 13 reactivos restantes, y conformaron 3 dimensiones como la solución adecuada para estructurar la escala. Después se hizo un análisis de fiabilidad a cada uno de los 3 factores. El primero, nombrado Enfrentamiento Emocional, arrojó un alfa de Cronbach de 0.733; el segundo denominado Enfrentamiento Directo obtuvo 0.859; el tercero, llamado Enfrentamiento Evitativo, resultó con un alfa de 0.565. Tabla 2. Ítems agrupados por factor. Análisis factorial exploratorio para la escala de Enfrentamiento Docente ante la Violencia Escolar. Soluciones rotadas. Reactivos 09 10 08 11 07 02 03 05 04 14 13 12 15 Componente 1 2 3 .829 .826 .799 .759 .700 .764 .755 .655 .620 .719 .704 .574 .565 En el AFC inicialmente se evaluó el ajuste de cada factor basados en el AFE (Tabla 3). Enfrentamiento emocional se indicó con 4 reactivos (02, 03, 04 y 05); enfrentamiento directo fue señalado por 5 reactivos (07, 08, 09, 10 y 11), y por último, la dimensión latente enfrentamiento evitativo se conformó por 4 reactivos (12, 13, 14 y 15). Tabla 3. Indicadores de bondad de ajuste del Análisis Factorial Confirmatorio por factor CFI FACTOR Enfrentamiento emocional Enfrentamiento directo Enfrentamiento evitativo RMSEA RMSEA LO 90 HI 90 CMIN GFI SRMR 5.016 0.987 0.977 0.101 0.045 0.167 0.0323 6.066 0.973 0.970 0.113 0.077 0.154 0.0302 1.764 0.996 0.987 0.044 0.000 0.118 0.0226 REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Los resultados de los análisis aplicados a los factores revelaron estructuras factoriales consistentes con los análisis Rasch y AFE, por lo que se procedió con el diseño del modelo de segundo orden. El esquema general propuesto por el AFE se presenta en la Figura 1. Figura 1. Esquema de modelo de medida propuesto por el Análisis Factorial Exploratorio para la escala Enfrentamiento Docente ante la Violencia Escolar. Las variables de las dimensiones enfrentamiento emocional y enfrentamiento evitativo se recodificaron previamente para obtener homogenización en el sentido de la medida. Mediante el AFC se contrastó la solución de este esquema para probar la validez de constructo de cada dimensión y variable, y así obtener un modelo. Según los resultados, el AFC con los 13 ítems agrupados en los tres factores arrojados por el AFE es óptimo. En la Figura 2 se presenta el modelo de medición incluyendo los coeficientes de regresión estandarizados entre ítems y factores. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora CMIN= 1.994, GFI= 0.956, CFI= 0.958, RMSEA= 0.050, SRMR= 0.0431 Figura 2. Modelo de medida con ajuste aceptable para la escala Enfrentamiento Docente ante la Violencia Escolar. Los tres factores presentan saturaciones factoriales elevadas (mayores de 0.40). Las covarianzas entre Emocional y los factores Directo y Evitativo pueden considerarse moderadas, con valores de 0.57 y 0.52, respectivamente, mientras que en los últimos dos factores es muy baja con 0.14. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Tabla 4. Distribución de frecuencias de factores de atributo personal y profesional Sexo Edad Turno Antigüedad Tipo de contrato Capacitación de convivencia escolar Capacitación de violencia Percepción sobre porcentaje de estudiantes involucrados en situaciones de violencia Hombre Mujer Perdidos 18 a 29 años 30 a 44 años 44 y más años Perdidos Matutino Vespertino Menos o igual de 7 años 8 a 14 años 15 a 23 años 24 a 37 años Perdidos Plaza Interino Perdidos Menor o igual a 30 horas Mayor de 30 horas Sin Capacitación Menor o igual a 30 horas Mayor de 30 horas Sin Capacitación Menor o igual a 10% De 10 a 30% Mayor de 30% Perdidos Frecuencia Porcentaje 191 48.4 169 42.8 35 8.9 35 8.9 168 42.5 171 43.3 21 5.3 277 70.1 118 29.9 88 22.3 86 82 96 43 305 49 41 21.8 20.8 24.3 10.9 77.2 12.4 10.4 48 12.2 32 8.1 315 79.7 88 22.9 32 8.1 275 69.6 125 31.6 98 77 95 24.8 19.5 24.1 La descripción de las características de la población en función de la estadística descriptiva se muestra en la Tabla 4, aquí se observan las frecuencias de las variables atributivas. Estos análisis de frecuencias también se obtuvieron para los tipos de enfrentamiento construidos como variables continuas (ver Tabla 5). Tabla 5. Distribución de frecuencias de dimensiones de enfrentamiento Emocional Directo Evitativo Media 1.5418 3.9575 2.0557 Desviación estándar Varianza Mínimo Máximo 0.62709 0.393 1.00 4.75 0.61637 0.380 1.00 5.00 0.77766 0.605 1.00 4.50 REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Por último, se realizaron las pruebas T de Student y análisis de varianza (ANOVA) entre los factores de atributo personales y profesionales y las dimensiones obtenidas. Los resultados de estos análisis mostraron que los datos obtenidos no son significativos. Discusión La escala de Enfrentamiento Docente ante la Violencia Escolar originalmente se diseñó con 18 reactivos; a partir de los análisis realizados, fue posible descartar cinco, quedando conformada por 13 ítems que en conjunto, y de acuerdo con los resultados presentados, son válidos y confiables para evaluar la manera como los profesores de escuelas secundarias enfrentan situaciones de violencia escolar, cuya estructura factorial concuerda con la propuesta teórica de las dimensiones propuestas por Vera, Laborín, Batista, Torres y Acuña (2007). Los reactivos que fueron eliminados son: Hago cosas sin sentido, no considerando cómo afecta la situación (01); Puedo controlar los problemas entre los estudiantes de la escuela (06); Tomo decisiones positivas cuando tengo que resolver situaciones de violencia entre estudiantes (16); Veo los problemas de relaciones en los estudiantes como un reto por superar y me enfrento a ellos (17); Intento ver el lado positivo de los problemas con los estudiantes (18). El reactivo 01 fue el primero en ser eliminado de la escala debido a que sus indicadores de ajuste al modelo Rash eran muy bajos, lo cual sugiere que su redacción pudo ser confusa para los docentes. Debido a que está redactado de manera general no logra concreción como en el caso de los demás reactivos que aluden a situaciones o cuestiones relacionadas directamente con los estudiantes. En el caso de los demás reactivos eliminados, la decisión fue tomada porque al identificarse las dimensiones subyacentes en el instrumento, tales reactivos (06, 16, 17 y 18) presentaron mal ajuste interno o externo. Los resultados del Análisis Factorial Confirmatorio son óptimos y congruentes con lo obtenido en el Análisis Factorial Exploratorio y en el Modelo Rasch, lo cual indica que las dimensiones identificadas en estos análisis se encuentran deseable relacionadas y, en conjunto, el total de reactivos mide el constructo enfrentamiento docente ante situaciones de violencia escolar. Las variables de atributo no generaron diferencias en la relación con las dimensiones del enfrentamiento docente ante situaciones de violencia escolar, lo cual podría deberse a que aspectos como el sexo, edad, el turno en el que laboran, la antigüedad y tipo de contrato no influyen de modo significativo en la manera como los docentes resuelven las situaciones de violencia entre los estudiantes. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Díaz Guerrero (2003) estudió la relación entre el contexto sociocultural de las personas y sus comportamientos para enfrentar el estrés. El autor encontró que estaban relacionadas las creencias, valores y actitudes de las personas, así como la cultura a la que pertenecían, de tal forma que en este estudio se plantea la necesidad de identificar las relaciones entre el contexto sociocultural de los docentes y la forma en que enfrentan los problemas de violencia entre los alumnos. Algunas de las barreras en los resultados de ANOVA y T de Student pueden deberse a la cantidad de datos perdidos en las variables de atributo, o que realmente no eran relevantes los datos que se solicitaban al docente; por lo tanto, una consideración al respecto es incluir otras preguntas para continuar explorando dichas relaciones entre las variables. De los resultados puede concluirse que la escala es válida y confiable para ser utilizada en contextos escolares en el estado de Sonora, pero es recomendable continuar perfeccionando este instrumento. Por ejemplo, una tarea pendiente sería incluir reactivos nuevos en las dimensiones de enfrentamiento emocional y enfrentamiento evitativo con la intención de incrementar su confiabilidad, ya que al ser eliminados algunos reactivos de la escala estas quedaron conformadas solo por cuatro. Debido a que las variables de atributo de los profesores participantes no generaron diferencias significativas en relación con las dimensiones del instrumento, es recomendable estudiar otras variables contextuales de los docentes que se encuentren vinculadas con la violencia escolar y con el modo como los profesores enfrentan estas situaciones. Finalmente, se concluye que este instrumento presentado es válido y confiable para conocer cómo los docentes enfrentan los problemas de violencia entre estudiantes en las escuelas, lo cual constituye una aportación a la solución de tal problemática ya que ellos son testigos con mayor frecuencia de situaciones de ese tipo y se requiere de su actuación para mejorar las condiciones en que los adolescentes interactúan. REVALUE: Revista de evaluación educativa Vol. 4, No. 2 2015 Validación de una escala para evaluar la manera como los docentes enfrentan los conflictos de violencia escolar en el Estado de Sonora Referencias Alfaro M., Kenton P. & Leiva D. (2010). “Conocimientos y percepciones del profesorado sobre violencia en los centros educativos públicos”. Enfermería Actual en Costa Rica, 18, 1-10. Bentler, P.M. (1990), "Comparative Fit Psychological Bulletin, 107 (2), 238-46. Indexes in Structural Models". Bustos, O. (2006). Reporte final de la evaluación externa del programa “contra la violencia. Eduquemos para la paz. Por ti, por mí y por todo el mundo”. Unicef-GEM-SEP. Cassidy, T. & Long, C. (1996). “Problem solving style, stress and psychological illness: Development of a multifactorial measure”. British Journal of Clinical Psychology, 35, 265-277. Carrillo, J., Prieto, M. & Jiménez, J. (2013). “Bullying, violencia entre pares en escuelas de México”. En A. Furlán & T.C. 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