DE HISTORIA NATURAL. I49 1 de varios movimientos suaves y gestos e x p r e s i v o s sa juntan sin apagar el fuego que los devora, y que les obliga á repetir los actos para perpetuar la especie.' Nótase que el macho en los instantes que p r e ceden al a c t o , fingiendo tener comezón ó teniéndola en realidad en el ala que mas dista de su hembra, vuelve y baxa hacia aquella parte la cabeza con ademan de espulgarse, lo que repite con indecible v e locidad, hasta q u e levantando la cabeza halla su hembra en la disposición correspondiente para consumar la importante obra. T o d o esto me parece entrar en el orden de la naturaleza; mas no los livianos desvíos que he observado varias veces, viendo que consumado el primer acto cubriendo el macho á la hembra , baxa aquel y sube á su vez la hembra para cubrirlo como si fuera macho. ¡ Q u é contraste hace la lubricidad de esta acción con el rubor que aparenta el volver la cabeza en la precedente! t Fecundada la hembra buscan nido para depositar el fruto: rara vez lo consiguen sin combates obstinados y á veces sangrientos, ó para desalojar de él á otras mas débiles, ó para lograrlo en competencia d e sus rivales. Vencidos completamente sus enemigos, defienden con valor la habitación, que preparan con espartos, plumas y otros cuerpos secos y flexibles p a r a colocar con comodidad'los, huevos que la hembra ha de poner á los ocho ó diez días después de fecundada. En este tiempo ni un-solo momento se aparta el macho de la hembra, y en.los últimos dias la p i ca varias veces para que vaya al n i d o , temiendo al i Xinneo al hablar de la paloma doméstica dice: "Antequam eo'éant prius osculantuv. Syst. natura vol. i. pag. 2,72. Esto sucede siempre, y lo he observado en todas las castas de que hablaré luego.