LA INTERPRETACION POPULAR DE LA

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CARLOS MESTERS
LA INTERPRETACIÓN POPULAR DE LA BIBLIA
"Oír lo que el Espíritu habla a las Iglesias". Interpretación popular de la Biblia en el
Brasil, Concilium 27 (1991) 143-156.
Ocurrió al comienzo de un curso bíblico. En una pared se leía la frase: Dios es amor. El
profesor preguntó: "¿Quién escribió esto?". "Fui yo" -dijo una mujer-. "¿Y por qué la
escribió?"- "No me gustaba la pared vacía" -"¿Y por qué esta frase?"- "La encontré
bonita"- "¿De dónde la sacó?" - "Me la inventé: pensé que esto es lo que debemos vivir
como cristianos". Entonces el profesor dijo: "Vamos a abrir la Biblia en la primera carta
de San Juan, capítulo 4, versículo 8". Cuando todos hubieron encontrado el texto, le dijo
a la mujer que leyese el versículo. Ella leyó: "El que no ama no conoce a Dios, porque
Dios es amor. Era la primera vez en su vida que aquella mujer había abierto la Biblia.
¡Menudo susto! Su frase de la pared. Descubrió que, sin saberlo, la Palabra de Dios
estaba en su vida. Aquella noche no durmió. Se pasó la noche marcando páginas en las
que encontraba frases que formaban parte de su vida.
Como éste, hay otros muchos hechos. Indican el rumbo de la interpretación popular: el
descubrimiento de la Palabra de Dios no se hace solamente en la Biblia, sino también en
la vida de los creyentes en Jesús. La Biblia nos confirma que Dios está presente en el
caminar y en la lucha de los pobres: es fuente de nueva conciencia.
Interpretación popular indica aquí la lectura que los pobres hacen en sus comunidades
eclesiales de base. Hay otras lecturas populares, como las de los movimientos
pentecostales. Nos limitamos a hablar de lo que hemos experimentado en algunas
comunidades de base del Brasil.
Un poco de historia
La interpretación popular no nació de la nada. Podemos distinguir en ella tres momentos
privilegiados:
1. Conocer la Biblia. Algunos hechos estimularon a una lectura más frecuente de
Biblia: a) la renovación de la exégesis, iniciada en Europa, provocó un interés por
texto; b) las tres Encíclicas sobre la Biblia que abrieron a ol s exegetas católicos
camino de la ciencia bíblica; c) la liturgia en lengua vernácula acercó la Biblia
pueblo.
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En el Brasil la renovación afectó a la clase media. Fue el vigor misionero de las Iglesias
protestantes el que hizo llegar la Biblia hasta los más pobres. Para no ser menos y poder
polemizar, también entre los católicos la lectura bíblica menudeó. La polémica con los
protestantes disminuyó con el tiempo y emergió cada vez más fuerte el deseo de
descubrir la Palabra de Dios.
Desde lo profundo del interés por la Biblia surgió una nueva concepción de la
revelación, importante para comprender la interpretación popular: ¡Dios no habló sólo
en el pasado: continúa hablando hoy!
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2. Crear comunidad. Esto produjo sus frutos. El primero fue crear comunidad.
Contribuyeron a dar este paso: a) semanas bíblicas populares que ponían al alcance los
avances bíblicos; b) la difusión de la Biblia en lengua vernácula; c) la renovación
litúrgica produjo el clima propicio para la lectura e interpretación de la Biblia; d)
muchos brasileños hallaron en la lectura de la Biblia el coraje para romper con la
autoridad casi absoluta del clero e incorporarse a comunidades más vivas; e) como
reacción al crecimiento de los grupos carismáticos, se formaron catequistas que
difundieron en las comunidades una catequesis bíblica.
Del interior de ese hervidero comunitario surgió una nueva concepción de la
interpretación: interpretar no es una actividad informativa exclusiva del exegeta que
estudió para ello; es una actividad comunitaria a la que todos y cada uno - incluido el
exegeta- deben contribuir.
3. Servir al pueblo. 1968 fue el año del mayo en París, del golpe militar en Brasil, de
Medellín y el espaldarazo de la teología de la liberación. Por esa época la interpretación
popular recibió un gran impulso.
La fidelidad a la Palabra exige que, además del conocimiento y de la preocupación
comunitaria, se vaya hacia el pueblo. Es en el servicio al pueblo donde se revela
novedosa la interpretación popular. Algunos factores históricos contribuyeron a que el
pueblo diese un paso cualitativo en la lectura de la Biblia: a) el sistema sociocultural
desconocía por completo a los pobres; en comunidad reciben nombre e historia; b) el
golpe militar reprimió al pueblo y persiguió los liderazgos, que se concentraron en un
trabajo más consistente de base; c) tras algunas vacilaciones iniciales, la Iglesia oficial
se convirtió en instancia crítica del régimen militar, acogió el movimiento popular, que
recibió una fuerte motivación religiosa; d) el método ver-juzgar-actuar, típico de la
Acción Católica, se ajustaba a la nueva visión de la revelación: Dios habla hoy; e)
Medellín fue la relectura del Vaticano II para América Latina, a partir de un análisis
crítico de la situación socio-económica; f) el ge nocidio de indios y negros y la
destrucción de las culturas aborígenes bajo la cobertura tácita de la Iglesia; g) los
nuevos instrumentos de acción pastoral, ecuménicos por naturaleza: CIMI (defensa de
los indios), CPT (defensa de la tierra), CPO (defensa de los derechos del trabajador).
Estos factores influyeron y aún influyen en la lectura que los pobres hacen de la Biblia.
Motivadas por esa lectura, hay comunidades que se ponen al servicio del pueblo y hacen
suya la lucha por la justicia. Otras comienzan a leer la Biblia a partir de esa lucha.
Al no disponer ni de dinero ni de libros sobre la Biblia, los pobres leen la Biblia con el
único criterio a su alcance: su vida de sufrimiento como pueblo oprimido y su vida de fe
vivida en comunidad. Así es como descubren lo que se les ocultó durante siglos: a) una
historia de opresión semejante a la suya; b) una lucha de liberación por los valores que
ellos también persiguen: justicia, fraternidad, vida digna.
La Biblia se yergue como el "símbolo" de lo que ellos viven. Gracias a la unión entre
Biblia y vida los pobres hacen el mayor de los descubrimientos: "Si, en el pasado, Dios
estuvo con aquel pueblo, hoy está también con nosotros en la lucha por liberarnos. Él
escucha nuestro clamor". ¡La Biblia, fuente de conc iencia liberada!
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De ese esfuerzo por servir al pueblo surgió, pues, una nueva manera de mirar la Biblia:
ésta ya no es un libro extraño, es nuestro libro, "escrito para nosotros" (1 Co 10,11),
espejo de nuestra historia. No se trata ya de interpretar la Biblia, sino la vida con ayuda
de la Biblia.
En conclusión: lo que antes estaba lejos, ahora está cerca; lo que antes era inaccesible,
ahora queda al alcance de los pobres. Es más: al acercarse su Palabra, Dios mismo se
acercó. ¿Quién hubiera imaginado, años atrás, cuanto está aconteciendo hoy entre los
pobres con la lectura de la Biblia?
Dinámica interna de la interpretación popular
En el Estado de Minas existe un movimiento evangelizador. Inicialmente pretendía
desencadenar un proceso participativo y forma r al pueblo en la Biblia y en la fe. Pero
casi sin dimensión política. Cuando les reprochaban esto, los líderes decían: "Si la
Palabra de Dios tiene dimensión política, ya saldrá. Lo que nos importa es la fidelidad a
esa Palabra". Y la dimensión política salió con gran fuerza en los últimos años. Hoy el
movimiento cuenta con unos seis mil grupos.
Existe, pues, una dinámica interna: conocer la Biblia lleva a convivir en comunidad;
convivir en comunidad lleva a servir al pueblo; servir al pueblo lleva a conocer más y
mejor la Biblia. Y así sucesivamente. No importa por cuál de los tres aspectos se
comienza. Esto depende de la situación, de la historia, de la cultura, de los centros de
interés. Pero, para que el proceso no quede truncado, siempre han de ir juntos los tres:
1. Conocer la Biblia. La lectura que de ella hacen los pobres no se para en el estudio. En
el clima comunitario, a base de oración y cantos, que ellos siempre crean, el Espíritu
actúa: tras la lectura "se quita el velo" (2 Co 3, 12-17) y se descubre la relación del texto
con la situación actual.
2. Crear comunidad. La comunidad nace de la Palabra como el río de la fuente. Por eso
la comunidad vuelve siempre a la Palabra que la hace existir. Y es la fidelidad a la
Palabra la que la impulsa a salir en defensa del pueblo.
3. Servir al pueblo. Puestas al servicio del pueblo, las comunidades entraron de lleno en
el movimiento popular y no vacilaron en comprometerse políticamente. Ahora la misma
praxis política está reclamando una vuelta al texto bíblico y una vivencia comunitaria
más intensa de la espiritualidad liberadora.
En las comunidades, cada miembro se identifica más con uno de esos tres aspectos. Esto
produce tensiones. Pero, en un clima de diálogo se crea un equilibrio que enriquece la
interpretación de la Biblia y evita la unilateralidad. Los tres aspectos forman una unidad
dinámica: cada uno nace del otro, supone el otro y lleva al otro. Pero existe siempre el
riesgo de que un aspecto pretenda excluir a los otros dos.
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Los riesgos
Cuando uno de los tres objetivos ha sido alcanzado, sucede que, por fidelidad a la
Palabra, algunos miembros de la comunidad quieren dar un paso adelante. En nombre
de la misma fidelidad, otros rechazan la aventura. No siempre prevalecen los que
quieren ir más allá.
En la Iglesia, todos los grupos usan la Biblia, incluso los más conservadores. Y todos
invocan la Biblia. En nombre de la Biblia, los grupos fundamentalistas rechazan la
apertura a la realidad. En algunas parroquias, los grupos bíblicos que se encerraron en sí
mismos se convirtieron en los más conservadores. Los más pobres de los pobres no
están en las comunidades eclesiales de base, sino en los movimientos carismáticos, en
su mayoría fundamentalistas.
No basta con divulgar la Biblia y pensar que la Palabra de Dios hará el resto. Leída
fuera del contexto comunitario y de servicio al pueblo, la Biblia resulta ambivalente y
fácilmente manipulable. Puede convertirse en un libro reaccionario que acaba
legitimando ideologías opresoras y violencia: el exterminio de los indios en América
Latina, el comercio de los esclavos de África, la política racista del apartheid, etc.
Se da también cerrazón en el lado opuesto, pero menos. Al alcanzar la comunidad una
conciencia política más clara, puede concentrarse en lo social y en lo político y pensar
que lo personal -el estudio y la oración- no lleva a ninguna parte. Toda cerrazón resulta
trágica, porque -aislado- ninguno de los tres aspectos alcanza el sentido pleno.
Hasta en la vida personal del intérprete ocurren estos riesgos. Para conjurarlos, hay que
saber mantener un ambiente comunitario de diálogo, en el que la palabra humana pueda
circular con libertad. Pues donde la palabra humana circula con libertad, la Palabra de
Dios genera libertad.
Los hechos están demostrando que el pueblo logra encontrar la manera de unir Biblia y
vida y de evitar la ambivalencia. Lo que voy a contar ocurrió en una comunidad de
veras pobre. Se leyó el texto que prohíbe comer carne de cerdo (véase Lv 11,7). Y
llegaron a la siguiente conclusión: "Entonces a los israelitas Dios se lo prohibió, a
nosotros ahora nos lo manda". Razón: en el desierto Dios prohibió a los israelitas comer
carne de cerdo, porque allí, por la falta de agua, el cerdo era peligroso y podía dañar su
salud. Nosotros, en cambio, sabemos cómo tratar esa carne y es lo único de que
disponemos para procurarles la salud a nuestros hijos. Por eso hoy Dios nos manda
comer carne de cerdo". La razón puede o no ser válida, pero el razonamiento es
legítimo.
¿Por qué unas comunidades consiguen esa apertura y otras no? Porque algunas parten
de su realidad y otras polemizan. En una comunidad ocurrió lo siguiente. En un primer
curso bíblico se devanaron los sesos discutiendo sobre Adán y Eva, el paraíso, el
diluvio, la bestia del Apocalipsis. Al año siguiente, la pastoral diocesana prestó mayor
atención a la problemática concreta del pueblo: casa, tierra, salud. Esto repercutió en el
segundo curso: se acabaron las preguntas polémicas y surgieron preguntas ligadas a la
vida del pueblo.
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El método
No se trata sólo de técnicas o dinámicas de grupo. Lo que importa es articular y
transmitir una determinada visión de la Biblia. No sirve cualquier método, sino sólo el
que se ajusta a los tres aspectos:
1. Partir de la realidad. Los pobres leen la Biblia a partir de la realidad de su propia
vida. Buscan en la Biblia orientación para sus problemas reales. Esto crea en ellos una
cierta familiaridad con la Biblia.
2. Partir de la fe de la comunidad. Los pobres leen la Biblia desde la fe de la
comunidad que les dice: Jesús está vivo y presente entre nosotros. La lectura se
convierte en un acto comunitario de fe. Reeditan, sin rótulo, la práctica secular de la
lectio divina. Esto genera en ellos una cierta libertad.
3. Respetar el texto. Los pobres respetan profundamente el texto, hasta a riesgo de un
cierto fundamentalismo. Suplen la falta de sentido crítico con su actitud de escucha de
lo que Dios les tiene que decir y están dispuestos a hacer lo que él les diga. Esto entraña
la fidelidad de quien no sólo oye la Palabra, sino que también la practica.
Esquema
Ese diagrama esquematiza el método. Cada ángulo constituye un punto de partida y una
función en el proceso de la interpretación. Los tres se articulan en orden a alcanzar el
objetivo común: escuchar a Dios hoy. Unidos y articulados entre sí, estos tres criterios
representan la marca registrada de la interpretación popular.
Aportaciones de la interpretación popular
Sin dejar de ser, de algún modo, nueva, la interpretación popular reasume valores
básicos de la tradición:
1. El objetivo no es buscar información sobre el pasado, sino iluminar el presente con la
luz de la Palabra de Dios.
2. El sujeto de la interpretación no es el exegeta, sino la comunidad. Todos en la
comunidad participan en la interpretación, incluso el exegeta que tiene un papel
especial. Con los ojos de la fe de la comunidad hay que buscar el sentido del texto para
ella.
3. El lugar social desde donde se hace la interpretación son los pobres y marginados.
Esto marca la forma de mirar. La falta de una conciencia social crítica puede hacer al
intérprete presa de los prejuicios ideológicos.
4. Al unir Biblia y vida, la lectura ha de ser necesariamente ecuménica y liberadora.
Ecuménica no sólo ni primariamente en un sentido restringido que implica una apertura
a otras Iglesias. Lo más ecuménico que tenemos es la vida que Dios nos dio. Si ésta
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corre peligro, ya no es vida. Lectura ecuménica es aquélla que interpreta la Biblia en
defensa de la vida y no en defensa de nuestras confesiones religiosas y de nuestras
instituciones. En América Latina una lectura en defensa de la vida debe ser liberadora.
5. Ahí está la diferencia con la exégesis europea. La fe aquí no corre peligro a causa de
la secularización. Es la vida la que corre peligro de ser eliminada y/o deshumanizada. Y
lo que es peor: la Biblia corre peligro de ser utilizada para legitimar esa situación en
nombre de Dios. La interpretación popular denuncia esa manipulación.
6. La relación entre AT y NT se ve con otros ojos. Las culturas de nuestros pueblos son
nuestro AT. No son aberraciones que el NT va a corregir. Sino nuestras promesas y
nuestra Ley que han de culminar en Jesucristo.
7. Los métodos usados por los pobres en sus reuniones son muy simples. No suelen usar
un lenguaje racional y discursivo. Prefieren contar y echar mano de comparaciones. Es
un lenguaje que funciona por asociación de ideas. Su preocupación primera no es hacer
saber, sino hacer descubrir.
Problemas y desafíos
No todo es positivo. Hay problemas y fallos. He ahí algunos:
1. Realidad y pueblo:
-Hambre y miseria: es difícil hablar de la Biblia a quien pasa hambre y no tiene ni lo
mínimo para vivir como persona.
- Falta de tiempo: el trabajo y la dureza de la vida impiden la participación.
- Analfabetismo: ¿seremos capaces de crear una "Biblia de los pobres"?
- El silencio del pueblo: silenciado durante siglos, está acomplejado.
- Ciudad y campo: la Biblia surgió en una cultura rural. ¿Cómo adaptarla a las grandes
concentraciones urbanas?
2. Comunidad y fe:
- Liderazgos dominadores que oprimen hablando de libertad.
- El éxodo hacia grupos pentecostales provoca una actitud polémica. ¿Cuál es el fallo en
nuestras comunidades?
- La falta de preparación bíblica de sacerdotes y catequistas: la demanda supera a la
oferta.
- El problema de las distintas interpretaciones que puede desorientar. Tampoco puede
crearse una nueva dependencia hacia los que "saben" más.
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- Perjudica la sospecha de marxismo lanzada contra la teología de la liberación. ¿Cómo
conciliar la gratuidad con la eficiencia en la lucha por la liberación?
- En la actual coyuntura eclesiástica, es urgente legitimar la interpretación popular a
partir de la tradición y de la ciencia bíblica.
3. Texto y Biblia:
- La gran variedad de traducciones dificulta la memorización y la reflexión.
- El fundamentalismo impide la unión de Biblia y vida. Liberar de la "letra" es el primer
paso de la liberación.
- Pero tampoco caer en el otro extremo: no prestar atención al sentido literal y recalar en
el subjetivismo.
- Se requiere una profundización teórica, pero el lenguaje ajeno al pueblo le enajena de
la Biblia.
- ¿Cómo revelar a los pobres la dimensión bíblica de su vida?
Es muy difícil ofrecer un panorama completo y exacto de todo lo que acontece entre los
pobres en relación con la Biblia. Los pobres no escriben libros, no consultan
bibliografías ni citan autores. No se preocupan de documentar lo que hacen. El único
documento es el propio pueblo diseminado en comunidades. A él nos remitimos.
Condensó: ELISA GARCÍA
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