transcripción

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Septiembre 23
La Fiesta de lamentos
Lee: Salmo 103:1-5, 10-14
Convierte el lamento en alabanza
Versículo Clave
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de Sus beneficios. Salmo 103:2
Niño: Estoy cansado de estar aquí contigo.
Niña: Yo también estoy cansada de estar sentada a tu lado. Está haciendo calor.
CHARLIE: ¿Estás lamentándote de todo?
Hola, soy el tío Charlie, cambia tu lamento en alabanza. La fiesta de lamentos es el título de
nuestra historia. Leamos en la Biblia el Salmo 103 versículos 1 al 5 “Bendice, alma mía, a
Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides
ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus
dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El
que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.” Nuestra historia, La
fiesta del lamento.
Luke se sentó en el asiento trasero del automóvil, haciendo pucheros. Cuando su mamá le
preguntó porque parecía tan triste, su hermana Mary se rió. “Él está molesto porque papá no
lo dejó comprar esa basura en la tienda de deportes,” dijo ella.
Luke tenía su ceño fruncido. “No era basura, y nunca puedo comprar nada,” murmuró él.
“Además, ya llevamos cuatro días de vacaciones, y estoy cansado de siempre estar sentado
aquí en el asiento trasero contigo.”
Mary frunció su ceño. “Bueno, también estoy cansada de estar sentada aquí contigo,”
refunfuño ella. “Está haciendo mucho calor, y tú sabes que algunas veces me mareo en el
automóvil.”
El padre y la madre intercambiaron miradas. Mary y Luke habían estado quejándose casi
toda la mañana. Los ojos de su mamá brillaban. “Bueno, ¿Qué acerca de mí? gimoteó ella.
“Ese colchón en nuestro hotel anoche estaba bien duro, no pude dormir, y los huevos del
desayuno estaban fríos y demasiado cocidos. Y tengo…”
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“¿Tú piensas que la has pasado mal?” la interrumpió el padre con un tono de protesta. ¡Este
viaje me está costando un montón de dinero! ¡Yo trabajo duro para ganar dinero para que
hagamos viajes como estos, pero pienso que nadie lo aprecia mucho!” los niños miraron.
“¡De seguro les parecía extraño ver a sus padres gimoteando!”
La madre se volteó y miró a Luke y Mary, y el padre los miró por el espejo retrovisor. Ambos
padres se rieron al ver las expresiones en las caras de sus hijos. “Pensamos que debíamos
participar en esta fiesta de lamentos,” dijo du padre.
“¿Fiesta de lamentos?” preguntó Luke. “¿Qué es eso?”
“Así es como la llamamos cuando alguien se siente con tanta lastima por sí mismo que
inclusive no quiere ser animado,” dijo su padre. Él se salió en un desvío. “¡Vaya! Mira a esa
vista magnifica,” dijo él. “Hemos estado tan ocupados con nuestra fiesta de lamentos que
temo que olvidamos notar, durante casi toda la mañana, las buenas cosas a nuestro
alrededor.”
La madre asintió con la cabeza. “Y pienso que deberíamos pasar los próximos minutos
pensando en las cosas de las cuales estamos agradecidos. ¡En cualquier día, una fiesta de
alabanza es más divertida que una fiesta de lamentos! ¿Qué dicen ustedes?”
“Yo también digo vamos a cambiar nuestro lamento en alabanza,” dijo Mary.
“Sip,” estuvo de acuerdo Luke. “¡Quizás podemos cambiar nuestras vacaciones completas en
una gran y poderosa fiesta de alabanza!”
¿Has tenido una fiesta de alabanza últimamente? ¿O estás muy ocupado con una fiesta de
lamentos? ¿Te quejas y sientes lastima por ti mismo? Esa actitud te ciega a las muchas
bendiciones de Dios y a las necesidades de otros. Deja de ser egoísta. En vez de eso, sé
agradecido. En tu mente, enumera las cosas por las cuales tú alabas a Dios. Dilas en voz
alta – dile a otros lo agradecido que estas por esas bendiciones. ¡Veraz que estarás mucho
más feliz cuando cambies tu fiesta de lamentos por una fiesta de alabanza!
Salmo 103:2 dice: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de Sus beneficios.” La
clave es: “Convierte la lástima en alabanza”. Soy el tío Charlie, gracias por escucharnos.
Recuerda nosotros amamos a los niños porque Dios ama a los niños.
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