el resplandor de la

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El resplandor de la
Navidad
Introducción
Proclamando la
luz del mundo
por la Rev. Kelly Isola
La temporada de Adviento trata de algo desconocido que emerge
en el horizonte, algo que nunca hemos visto antes. La palabra
“adviento” proviene del latín adventus: que significa “venir.” La
palabra misma sugiere maravilla y expectativa. En el hemisferio
norte, el Adviento tiene lugar durante el tiempo más oscuro
y frío del año. Los árboles están desnudos, el mundo exterior
desolado.
Nuestros antepasados conocían esta estación nocturna y oscura
de un modo que tal vez nosotros nunca conozcamos. Para
ellos, la poca luz que tenían era un símbolo de esperanza —una
garantía de que la vida continuaría y que la estación cambiaría.
¿Es de extrañarse que la luz haya llegado a significar tanto
para nosotros? Durante esta estación oscura y fría del año,
añoramos cualquier referencia a la luz —luminosa, radiante,
resplandeciente e iluminadora, titilante, brillante, despierta,
iluminada. En lo profundo de nuestro ser, la luz simboliza lo
que es más sagrado, divino y vivo. Sin embargo, no podemos
apreciar plenamente la luz a menos que también conozcamos la
oscuridad.
Nuestros relatos de Navidad fueron escritos dentro de este marco.
La estación de Adviento es la historia de nuestro nacimiento a
medida que emergemos de la oscuridad hacia la luz.
El Adviento es una temporada de contemplación en la
oscuridad durante la cual esperamos la luz —luz para toda la
raza humana. Es una temporada para buscar profundamente
en nosotros mismos, para excavar en nuestras almas,
profundizar nuestras raíces y encontrar nuestro propósito
de ser la luz crística, y nacer de nuevo.
Esta preparación interna es sustentada por la
oración, el silencio, la música sagrada y los rituales
de la estación. Gracias a estas prácticas, aprendemos
a esperar, sabiendo que lo que ocurre es Dios obrando
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en nosotros, por medio de nosotros y como nosotros. Al mismo
tiempo, sabemos que lo que vendrá también depende de
nosotros.
El Adviento es una temporada para prestar atención a cada
aspecto de nuestras vidas y estar plenamente presentes tanto
en lo difícil como en lo edificante. Al estar atentos a todas las
facetas de nuestras vidas, nos damos cuenta de la totalidad
de quienes somos y de la plenitud de la vida, la cual es la
culminación del Adviento. A esta culminación la llamamos
Navidad —el nacimiento del Cristo en nosotros.
Al permitir que nuestra luz crística brille todos los días en
círculos cada vez mayores, el verdadero significado de la Navidad
se manifiesta en nosotros y como nosotros con sabiduría,
compasión y gran gozo.
3
El brillo de la Navidad
por la Rev. Rachel Simpson
Siempre me ha encantado la temporada navideña. Desde
que tengo memoria mi familia celebró el Adviento los cuatro
domingos antes de Navidad con lecturas, música, conversación y
encendiendo las velas de Adviento. Durante la época, cantábamos
villancicos en el automóvil, alrededor del piano, o con la guitarra,
y veíamos las películas clásicas de Navidad. Íbamos a ver las
exhibiciones de luces de Navidad y decorábamos la casa.
Como adulta, ahora llevo estas tradiciones conmigo,
compartiéndolas con amigos y familiares. Encendemos velas de
Adviento, vemos películas navideñas y vamos en el automóvil
por nuestra comunidad buscando las mejores exhibiciones de
luces. Y, por supuesto, cantamos villancicos en voz alta en el
automóvil, en la casa y hasta en las tiendas donde tienen música.
La Navidad no se trata de regalos —se trata de presencia. En
esta temporada del año, somos llamados a estar más presentes
los unos con los otros. Las paredes entre nosotros se derrumban.
Decimos “Feliz Navidad” a extraños en público, donamos
tiempo y dinero para ayudar a otros, y viajamos grandes
distancias para ver a nuestros seres queridos. Sí, hay listas de
cosas y diligencias que tenemos que hacer, mas durante la
temporada navideña existe un sentimiento mayor de unidad y
buena voluntad.
Cuando establecemos un vínculo con alguien, vemos a la persona
como parte de nosotros. Y, de repente, nos damos cuenta de que
todos somos iguales —no en lo externo, sino en lo interno.
Éste es el gozo de Navidad —este cambio que ocurre en la familia
humana cuando enfocamos nuestra atención en la paz, el amor
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y en nuestra unidad innata. Hacemos una pausa con embeleso
y recordamos el nacimiento de Jesús y el renacer del Cristo en
cada uno de nosotros. El brillo de las luces es un recordatorio de
la luz en cada uno de nosotros, y de la luz que resplandece en
todo el mundo.
Un símbolo poderoso de este vínculo universal ocurre en los
servicios donde se encienden velas la víspera de Navidad,
cuando todo el mundo eleva una vela encendida y la luz
es apagada. Entonces, vemos que todos somos luces en la
oscuridad, y que juntos podemos crear un mundo hermoso. Este
momento culminante es hacia donde todas las tradiciones, las
canciones, las películas, las canciones y las fiestas nos han traído.
A la luz de las velas, miramos a
nuestro alrededor y realmente nos
vemos unos a otros. A través de
los ojos del amor, vemos la luz
resplandeciente de los demás,
así como la nuestra. Apreciamos
y sentimos el resplandor del
verdadero significado de la
Navidad.
5
Una Navidad
bondadosa
por Joyce Flowers
Por paz en la tierra
por buena voluntad para todos los hombres
y mujeres
por algo que esperar con emoción
por una sonrisa cuando estamos tristes
por la amistad
por las oraciones
por un empujoncito
cuando más lo necesitamos
por un corazón comprensivo
por un bostezo compartido
o una comida
o un evento
o un sentimiento
por una sencilla llamada de teléfono
por sabios consejos
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por un día feliz
por un descanso sereno
por un viaje seguro
por palabras de sabiduría
por el susurro de la guía
por la esperanza
por la fe
por el amor
Todas estas cosas
deseamos,
por ellas damos gracias y
las compartimos
con los demás.
7
Fe
Primer domingo de Adviento
1° de diciembre del 2013
Mi oración afirmativa de fe
Tengo toda la fe que necesito para vencer cualquier reto.
Con mi atención centrada en el Cristo morador, soy fuerte,
tengo confianza y pienso claramente. Al tomar decisiones
sabias con calma, un bien mayor se desenvuelve en mi
vida. Miro más allá de apariencias externas y dejo ir
cualquier preocupación o inquietud. Con Dios, todo es
posible, y Dios está activo en mí hoy y siempre. Sé que soy
sano, digno y amado. No falta nada de la verdad de quien
soy. Al mirar hacia adelante a la celebración del nacimiento
de Jesús, anticipo con emoción las nuevas posibilidades
que nacen en mí. La fe es mi compañera constante, y siento
gratitud.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve”.—Hebreos 11:1
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Lunes, 2 de diciembre del 2013
La fe
por Richard Mekdeci, Maestro Licenciado Unity
La fe es lo que nos hace seguir adelante
a pesar de todo. No sólo utilizamos
nuestra fe en momentos difíciles,
sino cada día a medida que tomamos
decisiones para nuestro crecimiento
personal.
Podemos ejercitar la fe en nosotros
mismos y también en Dios. Gracias a la
fe, nuestros temores disminuyen. La fe es
como el tablón central de un velero.
No maneja el bote ni lo hace
avanzar; mas le da estabilidad y
equilibrio. En ese lugar firme,
somos fortalecidos para avanzar.
A cada uno de nosotros le fue dada
la fe que necesita. Nuestra tarea es descubrirla
y aplicarla.
¿Dónde colocas tu fe? ¿Tienes fe en la escasez y la enfermedad —o
en la salud y la perfección? ¿En qué tienes fe cuando compras
los regalos de Navidad? ¿Tienes fe de que tu familia sabe que la
amas aunque no les des regalos caros?
El regalo de la fe puede ser lo mejor que podemos darles a
nuestros seres queridos. ¿Cómo podemos dar fe? Recordándoles
que las cosas realmente tienen solución.
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Jesús inspiró fe en otros: “Tu fe te ha salvado”. En otras palabras,
tu fe te ha restaurado a tu pleno potencial crístico, a tu verdadera
naturaleza espiritual.
Cuando vemos el Cristo en alguien, le ayudamos a ver su perfección y a llamarla a expresión. Cuando nos paramos firmemente
en nuestra fe, reconocemos el Cristo en nosotros.
“De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de
mostaza, le dirían a este monte: ‘Quítate de allí y vete a otro
lugar’, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para
ustedes!”—Mateo 17:20
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Martes, 3 de diciembre del 2013
El camino se abre
por la Rev. Dorothy Pierson, de su libro
Keeping Close in Prayer
No importa cuán compleja
mi vida puede parecerme,
el Cristo en mí dice:
“¡Existe un camino!”
¡Tanto qué hacer cada día!
Tengo muchas responsabilidades
sobre mí…
El Cristo en mí me dice:
“¡Existe un camino!”
Estas palabras resuenan en mi corazón y en mi mente
y de algún modo encuentro
que maravillosamente,
al orar, el Cristo morador
¡abre el camino!
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual
también el Santo Ser que va a nacer será llamado
Hijo de Dios”.—Lucas 1:35
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Miércoles, 4 de diciembre del 2013
Fe
por Joyce Flowers
¡Me quedé dormida! ¿Cómo voy a poder tomar mi vuelo
madrugador a Kansas City?
Podría haberme recriminado. Pero tengo fe en las líneas aéreas.
Sé, sin consultar un horario, que la línea tiene otro vuelo que
me llevará a mi destino hoy. Perder mi vuelo no significa que no
llegaré a Kansas City. Significa que tomaré otro vuelo.
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La vida también es así. Hacemos nuestros planes, tenemos sueños, pedimos a Dios que nos dé precisamente lo que deseamos,
en nuestro horario, exactamente de la manera como lo hemos
imaginado. Y Dios, en sentido metafórico, sonríe. Gracias a Dios
no necesariamente obtenemos lo que pedimos, sino lo que más
necesitamos. Podemos tener fe absoluta en eso. Todo sale bien al
final —y si no es bueno, entonces no es todavía el final.
La fe es lo que nos mantiene calmados mientras sabemos
serenamente que todo va a salir bien. Y la fe nos permite ver la
respuesta cuando esta aparece; a menudo bastante diferente a la
que habíamos imaginado, y no según nuestro horario, sino en el
tiempo divino.
Llegué a Kansas City ese día. Y vine en un vuelo directo, en vez
de hacer escala. Llegué una hora antes de lo planeado sin pagar
un centavo extra.
La fe en Dios, como la fe en las líneas aéreas, hace que nos calmemos y que centremos nuestra atención mientras esperamos
por la respuesta perfecta de Dios.
“Cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor
le había mandado”.—Mateo 1:24
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Jueves, 5 de diciembre del 2013
Soñando con una
Navidad anaranjada
por el Rev. Thomas W. Shepherd, D. Min.
No soy ni de California ni de Florida, pero las naranjas significan
Navidad para mí. Creciendo en una comunidad de clase
trabajadora de hileras de casas de ladrillos rojos en Reading,
Pennsylvania, experimentaba una temporada de Adviento que
comenzaba con noches frías que daban paso a mañanas gélidas.
Aunque una Navidad blanca era incierta, podíamos confiar en
que las naranjas aparecían cada 25 de diciembre.
Cada año, mi abuela alemana —a quien todo el mundo llamaba
Mom-Mom Quell— metía mis cítricos favoritos en medias
de Navidad. No teníamos chimenea, así que las medias eran
apiladas sin orden encima de regalos envueltos en papeles
brillantes bajo un aromático pino. En esa época, los arbolitos
artificiales parecían un montón de limpiadores de cañerías.
Así que siempre comprábamos un pino fresco y fragante de
vendedores navideños quienes colocaban sus tiendas portátiles
en estacionamientos por todo el condado de Berks.
Las naranjas eran tan parte de mi Navidad que yo pensaba que
los Reyes Magos habían llevado al pesebre una caja de éstas para
ofrecérsela al Niño Jesús. Como muchos jóvenes creciendo en
un país industrializado, no me daba cuenta de lo extraordinario
que era tener fruta fresca en el invierno, especialmente naranjas
en un clima donde no crecen árboles cítricos. Eso no era poco
menos que un milagro.
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Pero ¿por qué Mom-Mom Quell daba naranjas cada Navidad?
Un día nevado de diciembre nos sentamos alrededor de la
minúscula mesa de la cocina y ella explicó la tradición.
Durante la Gran Depresión, cuando ella era una adolescente,
su familia era demasiado pobre para ofrecer regalos elegantes o
extravagancias. Mas su abuela siempre puso una naranja en su
media “para que tuviera algo dulce”.
Ese fue un momento de gran iluminación espiritual para mí. La
Navidad es una estación en la cual los regalos de amor celebran la
dulzura del dar, aun cuando la vida pueda tener un sabor agrio.
Las naranjas de Mom-Mom eran su manera de decir que, a pesar
de las apariencias de lo contrario,
el amor es posible aun en los
momentos más oscuros.
Cuando niño, mucho antes
de estudiar cualquier tipo
de disciplina espiritual,
utilicé esta imagen para
desarrollar una meditación
autoguiada para llevarme a
través de los trechos duros
en la vida. Si rompía una
ventana jugando béisbol en
el estacionamiento de la
escuela, o me sorprendían
leyendo comiquitas en vez
de hacer mi tarea, o decía
una palabra prohibida, era
castigado con moderación
pero apropiadamente. Y, con
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el castigo, venía el sentimiento inevitable de que yo era un niño
malo. Por supuesto, Mom-Mom nunca me dijo eso; yo me lo
decía a mí mismo.
En momentos como esos, mi meditación guiada surtía efecto.
Pensaba en la naranja que aparecería en mi media el 25 de
diciembre, y me decía: “Todo va a estar bien en Navidad”. Sabía que
la gente tenía que tratarte bien el día de Navidad. Era contra las
reglas no ser bueno el día que Jesús nació.
Esa meditación siempre funcionó. Sobreviví las pequeñas ofensas
de mi crecimiento gracias a que cada víspera de Navidad una
naranja se materializaba en mi media. Ahora, cada vez que
veo una naranja, pienso en la Navidad —una época cuando
el mundo recuerda que el amor vence todo lo incorrecto. Y
recuerdo que aun en los momentos más oscuros y amargos, la
vida abre una fuente de dulzura.
“Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.
—Juan 8:32
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Viernes, 6 de diciembre
del 2013
De una Navidad
corporativa al
gozo completo
por Betsy Giunti
Es fácil encontrar razones para que
no nos guste la Navidad, y la más
obvia es lo “comercial” que se ha
vuelto. Escuchamos que la gente dice: “¡Los artículos navideños
están en las tiendas más temprano que nunca este año!” “¡La
Navidad se ha hecho demasiado cara!” Aun entre personas de
mente positiva, es fácil caer en la queja y la crítica.
En momentos como esos, recuerdo que la Navidad no
solamente celebra el nacimiento de Jesús, sino la celebración del
nacimiento del Cristo morador. Esa parte de mí que es pura y
perfecta tal cual es, ahora renace en mí. Celebro esta temporada
especial y su resplandor (sin importar cuando comience) como
una renovación fresca y vibrante de la divinidad de quien soy.
Cada Navidad, al cantar los mismos villancicos y ser testigo de
las mismas actividades, elijo ver con nuevos ojos. Miro a través
de los ojos del Cristo que nace de nuevo en mí.
“Alzarán su voz, cantarán gozosos.”—Isaías 24:14
Betsy Giunti es una estudiante ministerial de “Unity Institute and Seminary”.
También es la consultora del ministerio de adolescentes de Unity en la región
centro sur.
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Sábado, 7 de diciembre del 2013
Comienza tu bien
por R.H. Grenville
“Dios envía el hilo para que comience la telaraña”,
dice un proverbio antiguo.
Así que cualquiera que sea tu esperanza ganar,
crear, lograr o ser —¡has de comenzar!
La cosecha fructífera por la cual oras
está encerrada en la semilla que siembras ahora;
el sendero gozoso por el que deseas recorrer
con un primer paso firme debes emprender.
Eleva tus ojos hacia tu radiante estrella
y sal con valentía en pos de ella,
comienza aquello que anhelas hacer
y Dios te ayudará a triunfar y crecer.
“El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza.”—Gálatas 5:22-23
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Paz
Segundo domingo de Adviento
8 de diciembre del 2013
Mi oración afirmativa de paz
En el centro mismo de mi ser existe un punto sereno
de paz. Tengo acceso a este lugar sereno y sagrado cada
vez que me alineo con el Cristo morador. Al continuar
con mi día, dejo ir cualquier tensión, falta de armonía o
conflicto, y recuerdo que todo se desenvuelve exactamente
como debe ser. Si siento la tentación de reaccionar o caer
en el drama, recuerdo: Puedo elegir paz en vez de esto.
Consistentemente, elijo la paz. Regreso a mi verdadera
naturaleza y descanso en la serenidad de saber que todo
está bien. Soy un embajador de la paz en mi vida y en el
mundo, y siento gratitud.
“La paz os dejo, mi paz os doy”.—Juan 14:27
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Lunes, 9 de diciembre del 2013
Silencio
por la Rev. Dorothy Pierson
El silencio es un punto de nacimiento.
(El cofundador de Unity) Charles Fillmore enfatizó esto en las
enseñanzas de Unity, porque llamó a la oración “el silencio”. En
sus escritos encontramos esta referencia una y otra vez.
En su libro Enséñanos a orar, leemos: “Al aquietar el plano
mental, pasando a través de la disciplina del silencio intelectual,
el ser humano llega al umbral mismo del taller de Dios, al
umbral del Ser. Al ir al interior, se da cuenta de que entra al
sanctasanctórum, donde sin ruido, silenciosamente, una obra
poderosa siempre está en acción… Dios obra en la quietud”.
Ten presente el silencio en todo momento. No podemos esperar
que el mundo se detenga porque deseamos estar en silencio, mas
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he descubierto que en todo ruido existe un punto de silencio.
A veces, en medio de un salón lleno de gente que habla y ríe,
he encontrado el silencio simplemente amando a las personas y
bendiciéndolas. El silencio es como apartarse mentalmente de
las situaciones para sentir el gozo y la importancia de la ocasión.
¡Practicar la Verdad nos brinda un gozo tan grande! Hacemos
mucho por las personas en nuestras vidas al sencillamente
amarlas, perdonarlas y bendecirlas en el silencio.
Permite que el poder del amor universal de Dios se mueva a
través de todo el mundo… “En silencio ahora espero por ti,
dispuesta, mi Dios, para hacer Tu voluntad. Abre mi corazón
e ilumíname, espíritu divino!” ¡Permite que este himno
maravilloso resuene en tu mente y en tu corazón! ¡Somos uno!
“Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.
—Filipenses 4:7
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Martes, 10 de diciembre del 2013
El resplandor de la Navidad
por Lily Sandberg
Mis Navidades favoritas fueron muy gozosas. Mirando en retrospectiva, me doy cuenta de que no fue la comida, ni las vacaciones ni los regalos lo que las hicieron tan especiales. Generalmente, lo que hizo especial la Navidad fue un momento sencillo.
En la iglesia a la que asisto, Unity Spiritual Center en Albuquerque,
Nuevo México, compartimos la historia de la Navidad durante un
servicio la víspera de Nochebuena. He tenido el honor de encender
una de las velas en este servicio durante los últimos cinco años.
Después de que se lee el relato bíblico, cada persona enciende
una vela y apagamos la luz; las velas encendidas se convierten en
nuestra única fuente de luz. Para mí, el resplandor de las velas
representa la esencia de la Navidad. Desde el gozo que un niño
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siente cuando confiamos en él lo suficiente para que sostenga su
vela, hasta las sonrisas de los familiares quienes finalmente están
juntos, la tenue luz hace que nuestro vínculo se estreche. Al elevar
nuestras velas, la vista es impresionante. Recordamos que todos
somos faros de la luz crística.
Una vela de Navidad es una cosa maravillosa; humildemente
se entrega para que los demás disfruten de la luz. Éste es el
espíritu de la Navidad —el espíritu del dar. La Navidad se trata
de servicio, gozo, amor y familia. En el resplandor de la estación,
nos vinculamos de nuevo con nuestra luz divina interna y la
reconocemos más rápidamente en los demás.
“La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a
este mundo.”—Juan 1:9
Lily Sandberg, de 17 años de edad, pertenece a la congregación de Unity
Spiritual Center en Albuquerque, Nuevo México, y es oficial regional para la
Juventud de Unity.
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Miércoles, 11 de diciembre del 2013
Paz
por Melody Martin
Cuando estoy en paz, sencillamente soy. Las últimas dos palabras
son la clave.
¡SENCILLAMENTE SOY!
Estas dos palabras proporcionan un sentido de saber y te
permiten dejar ir. Conllevan una aceptación y un conocimiento
internos de quien eres. ¡Quién eres es BUENO y eres aceptado tal
como eres! En momento de paz, los sentimientos de vergüenza
desaparecen y las comparaciones con los demás son imposibles.
Para lograr eso, debes pasar por un proceso de tres pasos para
dejar ir.
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El primer paso requiere que
dejes ir las percepciones que los
demás puedan tener de ti. No
tienes que aceptarlas porque no
te pertenecen. ¡Tu percepción
de ti mismo es lo único que
importa al final! Tú eres quien
tiene que vivir contigo mismo.
Otra forma imperativa de dejar
ir es el perdón. Esto significa
liberar a los demás por lo que
crees que han hecho o dejado
de hacer. Es tu percepción.
Tienes el poder para dejar ir o
no.
También es imperativo
perdonarte a ti mismo, dejar
ir tus percepciones de lo que
has hecho o dejado de hacer.
Deja ir el pasado. Puedes elegir
conservar el conocimiento logrado del pasado y dejar ir el resto.
La última forma de dejar ir es dejar ir el futuro. La paz viene
en ese momento. El ahora es todo lo que tenemos. Cuando he
sentido paz, siempre ha sido en el ahora.
“Den, y se les dará … Porque con la misma medida con que
ustedes midan, serán medidos”.—Lucas 6:38
Melody Martin es una estudiante ministerial en el Instituto y Seminario Unity.
Su escrito en este folleto es extraído de su libro Lessons on the Journey.
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Jueves, 12 de diciembre del 2013
Tan quieto como
la nieve
por James Dillet Freeman,
poeta laureado de Unity
No es difícil de estar conscientes
que Dios está allí cuando todo va bien;
pero en mis momentos de invierno,
cuando las dudas golpean mi espíritu
desnudo,
entonces es cuando debo descubrir que Dios
es verdadero.
Y es entonces cuando oro y siento
que la paz de Dios sobre mi mente desciende
como la noche en un pueblo ruidoso,
el amor de Dios sobre mi corazón tan quieto
como la nieve sobre una colina invernal.
“Que el Dios de la esperanza los llene de
todo gozo y paz en la fe”.
—Romanos 15:13
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Viernes, 13 de diciembre del 2013
Navidad
por Raven Jayne de Boulder, Colorado, quien está comenzando
un programa regional de capellanes adolescentes.
En mi familia, la Navidad siempre fue el recordatorio cálido
y amistoso que avivaba de nuevo el gozo de ser familia. Cada
año, íbamos a la casa de mis abuelos para compartir risas,
intercambiar regalos y hacer galletas especiales de la familia.
También teníamos una tradición que comenzó cuando mi mamá
era niña, la cual incluía tener un árbol de Navidad poco usual
—podríamos decir “único”. Algunas personas compran árboles
artificiales, otras compran unos reales y perfectos cortados por
extraños, pero nosotros siempre cortábamos el árbol correcto,
fresco y único, del patio trasero de mis abuelos.
No importaba si el viento había arrancado ramas en algunos
lugares, o si el árbol se inclinaba hacia un lado. Dicho árbol era
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el centro de nuestra Navidad. Mi hermano, mi hermana y yo
ayudábamos a mi abuela a decorarlo con adornos que habían
pasado de generación en generación. A mi abuela los que
más le gustaban eran los ángeles. Desde la punta hasta abajo,
decorábamos el árbol con ángeles de tela, de metal, de madera.
El día de Navidad nos pedían que contáramos a ver cuántos
ángeles podíamos encontrar. Entre los ángeles estaban las luces
multicolores de Navidad que titilaban y se reflejaban en la
ventana de la sala. Las luces eran el renglón principal de nuestro
mundo navideño.
Conservábamos las tradiciones navideñas más verdaderas y
antiguas —el aroma de la Navidad, las agujas de pino y la vida
en sí. Las semanas antes de la Navidad, encendíamos nuestras
coronas de Adviento y nos preparábamos espiritualmente para
estar a tono con el nacimiento de Cristo. Las luces navideñas nos
recordaban la luz crística en nosotros. Y gracias al resplandor de
nuestras vidas, de nuestros sueños y del que compartíamos unos
con otros, sentíamos el resplandor de la Navidad.
En mi familia, la Navidad siempre fue un recordatorio cálido y
amistoso que avivaba nuestro gozo de ser familia. Creábamos
coronas de Adviento, encendíamos velas y nos esforzábamos
en recordar por qué estamos aquí. Cuando pienso en aquellos
tiempos, siento amor y gozo abundantes —el alma misma de la
Navidad.
“Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”.
—Mateo 6:21
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Sábado, 14 de diciembre del 2013
Santuario
por Elsa Autzen
He venido aquí donde todo está quieto, muy quieto,
hay un silencio como el de un lugar sagrado,
para observar la cara de la luna, plácida y de suave brillo
sobre el lago sereno y la colina distante.
Las cacofonías del mundo no se inmiscuyen
para llenar la mente, porque el silencio cae con gracia sanadora.
Y la oración y la meditación eclipsan
las metas pequeñas y egoístas de la voluntad humana.
Ahora el espíritu cansado de la tierra se llena
de paz. Este cielo de tranquilidad
satisface la necesidad profunda del alma de solaz.
Aquí puedo arrodillarme bajo un árbol anciano,
a solas con Dios, y ponerme de pie por fin, renovada
y fuerte, para hacer el trabajo que Dios tiene para mí.
“Hazme saber el camino por donde ande, porque
hacia ti he elevado mi alma”.—Salmo 143:8
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Amor
Tercer domingo de Adviento
15 de diciembre del 2013
Mi oración afirmativa de amor
El amor viene naturalmente a medida que dejo ir
el temor. Cuando amo a los demás y me amo a mí
mismo, expreso mi naturaleza crística. El amor nos
hace sentir bien y es bueno. El amor sana todas las
heridas y alivia toda alma, incluyendo la mía. Dejo ir el
juicio, la inseguridad y la necesidad de tener la razón
a medida que recibo con beneplácito y expreso más
amor en mi vida. El ejemplo que dio Jesús al amar a
todas las personas me inspira a expandir mi círculo
de relaciones personales amorosas. Me comprometo a
personificar el amor. En mi corazón, soy amor y siento
gratitud.
“Que se amen unos a otros”. —Juan 13:34
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Lunes, 16 de diciembre del 2013
Amor
por la Rev. Dorothy Pierson
Nuestra asignación es amar… Aprender
a ir al centro de un alma e invocar el
amor en la naturaleza espiritual de todo
ser humano. En Unity decimos: “Veo
a Dios en ti… veo el Cristo en ti”. Se
nos recuerda que el Dios de amor creó
todo lo viviente. En el comienzo, Dios
sopló en nosotros el aliento de vida y el
ser humano se convirtió en un alma viviente. Ese aliento todavía
respira en nosotros y por medio de nosotros. Ese aliento es la
actividad del Espíritu Santo, Dios en acción. Una cosa es decir la
palabra “amor” y otra es actuar con amor.
¡Oh!, cómo nos gustan las palabras del apóstol Pablo en el capítulo
13 de la primera carta a los Corintios: “Si yo hablara lenguas
humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera profecía, y entendiera
todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de
tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres,
y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de
nada me sirve”. Piensa amor, que es bondad. Piensa amor, que
es perdón. Piensa amor, que es comprensión. Piensa amor, que
es confianza en Dios, el bien. ¡Piensa amor! Permite que el amor
motive tus respuestas en la vida. ¡El amor hace maravillas!
“El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de
la Ley es el amor”.—Romanos 13:10
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Martes, 17 de diciembre del 2013
Completa el círculo del amor
por el Rev. Tom Thorpe, de su libro Through a Loving Lens
Todos sabemos que el gran mandamiento de Jesús fue que nos
amáramos los unos a los otros.
Yo creo que el propósito del viaje de nuestra vida es ayudarnos a
comprender lo que amar y ser amado realmente significa.
Amar no tiene nada que ver con lo que hayamos hecho o no, no
tiene nada que ver con nuestros logros o falta de ellos, nuestra
educación o falta de ella, con nuestra apariencia o con donde
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hemos estado. El amor es sencillamente reconocer la presencia
de Dios, reconocerla en nosotros mismos y en los demás. El
amor es celebrar esa presencia.
Cuando amamos realmente a alguien, no amamos a esa persona
por quién es, sino porque es. Quien es puede gustarnos o no.
Mas, de cualquier modo, podemos amarla.
Amar a alguien no significa que nos tenga que gustar, es
comprender que cuando miramos a alguien a los ojos, miramos a
los ojos de otra creación de Dios. Ésa es la base del amor.
“Permanezcan en mi amor”.—Juan 15:9
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Miércoles, 18 de diciembre del 2013
Oh, Señor, cuyo nombre
mismo es amor
por James Dillett Freeman
Jesús Salvador, pequeño extraño,
fuiste acunado en un pesebre,
podría ser, entonces, que a medida que crecías,
¿no había cuestionamiento en Ti?
¿No tuviste pensamientos como los míos,
ni dudaste de Tu divinidad?
¿No sentiste el deseo interno de saber?
¿Nunca tuviste la necesidad de crecer?
Cuando te apartabas para orar,
¿lo hacías sin un corazón confundido?
¡Oh!, Señor, cuyo nombre mismo es amor
hecho carne, ¡oh! encarnación de
compasión infinita, ¿puedes Tú, siendo Dios,
ser menos que un ser humano?
No tuviste el esplendor de un rey.
Puedo verte en las cosas más pequeñas;
te veo resplandeciendo en las lágrimas del ser humano,
a través de sus incertidumbres y temores.
¡Oh!, Infante sagrado, pequeño extraño,
aquí tienes mi corazón —¡Que sea tu pesebre!
“Les traigo una buena noticia, que será para todo el
pueblo motivo de mucha alegría. Hoy, en la ciudad
de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo
el Señor. Esto les servirá de señal: Hallarán al niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
—Lucas 2:10-12
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Jueves, 19 de diciembre del 2013
Amor
por Jeanmarie Eck
Ante un pesebre, ¿qué ves? Quizás notas que los Reyes Magos
traen regalos y recuerdas que es la temporada de dar y compartir.
A lo mejor ves el ángel y la estrella de Belén y aprecias la paz que
ofrecen. ¿Cuál es la presencia invisible que hace que esta escena
sea tan cautivante y enternecedora? Es la presencia de Dios, la
Presencia del Amor.
Al seguir el mandato de Jesús de amarnos los unos a los otros, todos
podemos contribuir positivamente y crear experiencias asombrosas
de amor en nuestras vidas. El amor crea un ambiente más
conducente a reuniones familiares armoniosas donde las viejas heridas
pueden ser sanadas y la paz en la tierra puede ser una realidad.
Considera lo que sientes cuando entras a un espacio donde ha
habido oración continua. Sabes que estás en un espacio sagrado;
un sentimiento de paz te inunda. Imagina si tomaras el tiempo
este año para centrar tu atención en tu corazón en oración y
bendecir cada silla, cada pulgada de tu casa con amor, tal como el
ángel de la Navidad bendice todo el pesebre. Puedes ser un ángel
y bendecir a las personas en tu vida reconociendo la naturaleza
crística en ellas, diciéndoles a tus seres queridos: “Traigo nuevas
de gran gozo, porque mi amor por ustedes ha nacido de nuevo
hoy al reconocer la gloria del Cristo en ustedes”.
“Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo,
los pastores se dijeron unos a otros: —Pasemos, pues, hasta
Belén, y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha
manifestado”.—Lucas 2:15
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Viernes, 20 de diciembre del 2013
Amor: El misterio supremo
por Melody Martin
En las lecturas y discusiones teológicas,
he encontrado la frase: “Dios es amor”.
Esto tiene sentido para mí porque tanto
Dios como el amor parecen ser un
misterio.
Al meditar, me he vinculado con mi
Dios y he sentido que el amor inunda mi
ser. Es difícil describir los sentimientos
durante esos momentos… siento
aceptación total de quien soy. La bondad
de la creación es reafirmada en mí. No
hay “peros” incluidos en la experiencia.
Existe un sentimiento de seguridad en el
cual descanso. No se necesitan máscaras
pretenciosas. Sencillamente permito que
mi ser esté presente y sienta. No existe riesgo ni temor. Existe
una conexión y un vínculo. Estoy consciente de que mi esencia
está vinculada con la esencia del universo, con la de toda la
creación. Estoy envuelta en algo mayor que yo.
¡Éstas son las buenas nuevas! Somos amados. Y somos amor.
Vamos por la vida buscando amor, cuando lo único que
tenemos que hacer es estar receptivos y recibir el regalo, el amor
incondicional, que está disponible para quien lo desee.
“El reino de Dios está entre ustedes”.—Lucas 17:21
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Sábado, 21 de diciembre del 2013
Mi amor por Ti
por Myrtle Fillmore
Adaptado de “El Rosario”
Las horas que he pasado Contigo, querido Señor,
son perlas de precio incalculable para mí.
Mi alma, mi ser se unen en dulce acuerdo,
en amor por Ti, en amor por Ti.
Cada hora es una perla, cada perla una oración,
trayendo Tu presencia cerca de mí;
sólo sé que Tú estás allí,
y yo me pierdo en Ti.
¡Oh, gozos gloriosos que emocionan y bendicen!
¡Oh, visiones dulces de amor divino!
La dicha extática de mi alma mal puede expresar
Que eres mío, ¡oh Señor!
¡Que eres mío!
“Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón,
de toda tu alma y con todas tus fuerzas.”
—Deuteronomio 6:5
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Gozo
Cuarto domingo de Adviento
Domingo, 22 de diciembre del 2013
Mi oración afirmativa de gozo
Si alguna vez pierdo de vista mi gozo, recuerdo lo ilimitado y
libre que me sentí de niño. Ese niño todavía está presente en
mí —vivo, entusiasta y buscando expresarse. Amo a mi niño
interno y le doy espacio para que salga y juegue. La vida está
llena de posibilidades y permanezco receptivo a aquellas que me
emocionan y me inspiran. En esta temporada de Adviento de
grandes posibilidades, tengo grandes expectativas para mi vida.
¿Quién sabe qué vendrá? ¿Quién sabe qué nacería de nuevo en
mí? Estoy lleno del gozo de estar vivo, y siento gratitud.
“De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos”.—Mateo 18:3
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Lunes, 23 de diciembre del 2013
Celebra la vida
por Melody Martin
Para celebrar la vida tenemos que primero reconocerla, apreciar
el don de la vida que nos ha sido dado gratuitamente. Recibimos
dicho don momento a momento. ¿Cada cuánto tiempo nos
detenemos para dar gracias por los regalos que recibimos? La
vida es un regalo mágico porque podemos convertirla en lo que
deseemos crear. ¡Cada momento es nuevo! A cada instante, la
creación continúa y evoluciona en un nuevo ser. Este proceso
de vida es un proceso dinámico. Mas es un proceso que requiere
energía y responsabilidad.
Al recibir el regalo, éste
se convierte en nuestra
responsabilidad. Entonces,
reclamamos el poder de
vivir la vida. Reclamamos
el poder de vivir nuestra
vida, ya que nadie más
puede vivirla por nosotros.
¡Qué gran honor es vivir
nuestra vida!... ¿No
sería maravilloso si cada uno de nosotros hiciera tiempo de vez
en cuando para honrar nuestra vida? ¿Cómo se sentiría hacer
tributo a tu vida; hacer una lista de las maneras cómo marcas
una pauta; sentir respeto por ella; comprender lo “especial” que
es? Apuesto que te daría gran alegría. Probablemente sentirías
orgullo, satisfacción, deleite y gozo con tu vida y contigo mismo.
¡Probablemente sentirías el deseo de celebrar la vida!
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Víspera de Navidad
Martes, 24 de diciembre del 2013
El nacimiento
por la Rev. Dorothy Pierson
Los relatos maravillosos del nacimiento de Jesús en los
Evangelios de Mateo y Lucas cobran vida en mí cuando permito
que las celebraciones navideñas se aviven en mi corazón cada
año. Leo de nuevo acerca de la
grandeza de José al escuchar la Voz
de Dios que le decía que tomara a
María como su esposa. Esa misma
Voz le advirtió que huyera a Egipto
para que ni María ni el Niño sufrieran
daño. ¡La voz del amor de Dios le avisó
cuando podían regresar con seguridad
a Israel! Admiramos a los Reyes Magos,
quienes según el relato de Lucas siguieron la
estrella sin dudar. Seguramente leemos una y
otra vez cuando el ángel le dio el mensaje a los
pastores: “Hoy, en la ciudad de David, les ha
nacido un Salvador, que es Cristo el Señor”. Sí,
esto es la Navidad para mí…
Hoy en día podemos llevar la Navidad en nuestros corazones
permitiendo que ese mismo amor bendiga a las personas de
otras religiones. El amor de Navidad es inclusivo, no exclusivo.
Al estar más conscientes de otras religiones en nuestro mundo,
profundizamos nuestra fe en Dios, el bien omnipotente, el Dios
Único que abarca toda la humanidad en este planeta. Los niños
de hoy están iluminados espiritualmente para comprender la
40
Verdad. La Navidad es “comercial”, como decimos a veces, pero
nosotros emitimos nuestros propios juicios y podemos también
determinar hacer que nuestros ojos vean sólo el bien. Podemos
permitir que el gozo de esta temporada nos bendiga, nos
fortalezca y nos sane. Es una realidad que en la temporada de
Navidad ofrecemos más sonrisas y más saludos cordiales. Unimos
nuestras manos y nuestros corazones en oración y permitimos
que la música de la Navidad nos llene hasta desbordar con amor
ilimitado. Avivamos nuestra unidad y sentimos la calidez y el
gozo de ese Amor que nació de María.
“Ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y la estrella que
habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que,
llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño”.—Mateo 2:9
41
Día de Navidad
Miércoles, 25 de diciembre del 2013
¡Navidad!
por la Rev. Dorothy Pierson
La celebración de la Navidad no es
simplemente un acontecimiento, ¡es un
sentimiento! Esta mañana, cuando
observaba las nubes moverse a
través del cielo y dar paso
a un amanecer
espectacular, ¡de
repente sentí la
Navidad! Sentí gozo
y emoción por la
llegada del Cristo…
Sentí el avivamiento del
espíritu de la Navidad.
¿Qué sentimiento es
éste? ¡Con seguridad
es amor por la vida!
Es eso en nosotros que nos
dice que podemos hacer
un esfuerzo para renovar
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nuestro sentido de propósito. Si la Navidad es algo, ¡es un nuevo
nacimiento! “Les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor”
(Lucas 2:11).
El nacimiento de Cristo nos recuerda que vivimos en un
universo que está en proceso de renovación constante. La Mente
que nos sostiene es la maravillosa energía creativa del Amor.
Es Dios. Y, a medida que permitimos que este sentimiento
trascienda nuestros temores y preocupaciones humanas,
sentimos una necesidad imperiosa de dar; de dar de nuestra
grandeza basados en la comprensión de que la vida de Dios
vive por medio de nosotros, da por medio de nosotros, ama por
medio de nosotros, infundiendo nuestra vida con propósito y
significado. El espíritu de la Navidad se resume en las palabras:
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito”. El Cristo es el regalo y ese regalo fue dado a ti y a mí
para que podamos convertirnos en Su imagen.
Al vivir, demos gozo, amor y luz a nuestro mundo, no en
palabras “de iglesia” sino como un fluir de amor vivo que sigue
lo que ha nacido de nuevo en nuestros corazones. Demos a
nuestra familia, a nuestros vecinos. A nuestros compañeros de
trabajo, a todo el mundo y a todo a medida que seguimos la
estrella de la Navidad. ¡Experimentemos ese sentimiento! Somos
uno al mantenernos cerca en oración. Necesitamos los unos de
los otros según permitimos que el abrazo cálido y sanador del
Espíritu nos envuelva en el amor de la Navidad.
Llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando:
“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su
estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.”
—Mateo 2:1-2
43
Introducción a
Los 12 días de Navidad
Te invitamos a unirte a nosotros para celebrar los
doce días de Navidad. La temporada navideña
termina tradicionalmente el 6 de enero, también
conocido como la Epifanía o el Día de Reyes.
Traducida literalmente, Epifanía es una “aparición”
o “manifestación”. También puede referirse a una
comprensión súbita de la Verdad.
Estos mensajes recopilados por la Rev. Rachel
Simpson se enfocan en los doce poderes, o dones
de Dios, inherentes a la humanidad. A medida que
lees estos mensajes, abre tu mente y tu corazón
a una mayor conciencia de estos maravillosos
poderes en ti.
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Primer día de Navidad
Jueves, 26 de diciembre del 2013
Fe
María se sorprendió cuando
el ángel se le apareció. Y
las nuevas que el ángel
trajo fueron todavía más
sorprendentes. Sin embargo,
ella aceptó voluntariamente
lo que el ángel predijo. A
pesar de los retos de los meses
siguientes: estaba embarazada,
no estaba casada y viajaba a
Belén, María permaneció fuerte
en su fe.
Como María, puede que yo
a veces enfrente retos que
parecen invencibles. Durante esos momentos, recuerdo a María
y su fe en Dios. Su fe me inspira a proceder con fe y a confiar en
que todo va a estar bien.
A medida que profundizo mi fe, ésta se convierte en una
parte natural de mí. Aprendo a aceptar mi guía interna, y sé
que mi camino se aclarará y será seguro. Visualizo mis metas
durante mi tiempo de oración y siento la seguridad que éstas se
manifestarán.
Afirmación: Me lleno de fe.
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Virgin Annunciate. Antonello Da Messina, 1473
Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue
dicho de parte del Señor.—Lucas 1:45
Segundo día de Navidad
Viernes, 27 de diciembre del 2013
Fortaleza
Mientras los pastores cuidaban
sus rebaños silenciosos en la noche
a través del cielo
resplandeció una luz sagrada.
—del himno “Go Tell It on the Mountain”
Los pastores son personas de fortaleza y valor. Son fuertes
físicamente para proteger a sus rebaños, mas también son fuertes
de espíritu.
Un rebaño de ovejas se mueve a cierta velocidad y no siempre
en la dirección deseada. Como un pastor, me doy cuenta de
que necesito paciencia para lograr mis metas. Cuando siento
inquietud porque quiero que algo suceda, recuerdo que vale la
pena esperar por el mejor resultado posible. Utilizo
la fortaleza que Dios me ha dado
para permanecer firme durante los
tiempos de duda o retrasos.
Si alguien se comporta de manera
poco considerada, confío mi
fortaleza interna para responder
amablemente y bendecir a esa persona
a medida que continúo con mi día.
Afirmación: Mi fortaleza de
espíritu fluye de Dios.
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Tercer día de Navidad
Sábado, 28 de diciembre del 2013
Sabiduría
Campo y fuente, páramo y montaña,
siguiendo la estrella allá.
—del villancico “We Three Kings of Orient Are”
Los Reyes Magos, deseando ver a Jesús recién nacido, utilizaron
su discernimiento para seguir la estrella a Belén. Ellos también
acogieron la sabiduría divina revelada en sus sueños y no
informaron al rey Herodes dónde estaba Jesús, por el contrario,
regresaron a casa por otro camino.
Como hicieron los Reyes
Magos, yo presto atención a
la voz de la sabiduría divina.
Mi brújula interna me guía
para determinar mi mejor
curso de acción. Esa acción
puede ser tan sencilla como
tomar una ruta diferente para
ir a casa o tan compleja como
comenzar un nuevo negocio.
Mientras más me vinculo con mi sabiduría interna, más fácil
se me hace discernir y seguir. Veo rápidamente todos los lados
de una situación y utilizo el juicio recto para determinar mi
camino. Una vez que he tomado una decisión, dejo ir cualquier
preocupación o duda y me mantengo en el camino que he
elegido.
Afirmación: La sabiduría interna me guía.
47
Cuarto día de Navidad
Domingo, 29 de diciembre del 2013
Amor
Christ in the Carpenter’s Shop. Georges de La Tour, 1645.
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.
—1 Corintios 13:1
El amor es el poder que une
la familia humana. José,
según las Escrituras, no fue el
padre de Jesús, sin embargo
lo amó como si fuera su hijo.
Él también protegió a María,
aunque un embarazo sin
estar casada pudo haber sido
motivo para abandonarla.
José unió a su familia y la
llevó a Egipto para asegurar
que estuvieran a salvo.
Como José, yo tengo
oportunidades de aceptar
a otros como mi familia o
rechazarlos. Al alinearme con
el poder del amor, deseo que todas las personas experimenten
sólo el bien. Uno con el poder del amor en mí, percibo
claramente cómo ser afable con los demás y conmigo mismo.
Me doy cuenta de que puedo utilizar el poder del amor para
manifestar más paz y armonía en el mundo.
Afirmación: A medida que amo,
promuevo la armonía del mundo.
48
Quinto día de Navidad
Lunes, 30 de diciembre del 2013
Poder
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder,
de amor y de dominio propio. —2 Timoteo 1:7
En una habitación
oscura, encender una
sola vela transforma
el espacio; y muchas
velas pueden iluminarla
completamente. El
resplandor de una vela
nos recuerda la luz en
todo ser humano.
Así como una sola vela transforma una habitación, yo puedo
utilizar el don del poder para transformar mi vida. Al decir
palabras de Verdad y actuar de acuerdo con esa Verdad, afirmo
las experiencias y los sentimientos que deseo experimentar
y dejo ir los que ya no sirven mi mayor bien. Mi luz interna
resplandece todavía más cuando respondo a mi llamado más
elevado.
Al asumir más plenamente mi poder, veo que lo único que
verdaderamente puedo cambiar es a mí mismo. Puedo cambiar
la manera cómo pienso y percibo cada situación. Soy capaz de
expresarme clara y amorosamente. Tengo dominio sobre mi vida
cuando reclamo mi bien.
Afirmación: Soy una luz llena de poder en el mundo.
49
Sexto día de Navidad
Martes, 31 de diciembre del 2013
Imaginación
Como visiones de ciruelas con azúcar bailaban en sus
cabezas…—del poema “The Night Before Christmas” por
Clement Clark Moore
En el sexto día de Navidad, centro
mi atención en el poder de la
imaginación. Traigo a mi mente la
ilusión de los niños a medida que
visualizan sus listas de Navidad. Su
imaginación es ilimitada; determino
estar abierto a ese mismo sentido de
infinidad.
Gracias a la imaginación, acepto
ideas divinas de lo que deseo en
mi vida. Quizás sea mejor salud,
relaciones personales serenas, una
casa mejor o tiempo a solas.
Como un niño con su lista de lo que desea, mantengo mi lista
en la mente y tomo en consideración los pasos que he de dar
para traerla a manifestación. Deleitándome en las posibilidades
ilimitadas, descubro maneras nuevas y emocionantes de
manifestar las bendiciones que imagino. Aunque haga un plan y
lo siga, permanezco receptivo a nuevas ideas.
Afirmación: Gracias a la imaginación estoy
receptivo a las posibilidades ilimitadas.
50
Séptimo día de Navidad
Miércoles, 1º de enero del 2014
Comprensión
Honraré la Navidad en mi corazón, y trataré de conservarla
todo el año. —de “Canción de Navidad” por Charles
Dickens.
En Canción de Navidad, el cascarrabias
Ebenezer Scrooge aprende el valor de la
bondad y la buena voluntad y se compromete
a conservar estos sentimientos vivos durante
el año. Los fantasmas de las Navidades
pasadas, presente y futuras lo ayudan a ver
algo más importante que las líneas en su libro
de contabilidad: su humanidad.
El poder espiritual de la comprensión es mi
habilidad de saber que Dios está presente
en todas partes. Gracias a la dirección que
me ofrece el don de la comprensión, sé de
corazón lo que debo hacer. Puedo ver más
allá de cualquier limitación que perciba.
Como Scrooge, a veces puede que necesite que me recuerden
mi unidad con Dios y con toda la humanidad. De manera que
tomo tiempo en el silencio para contemplar esta Verdad y mi
comprensión espiritual se renueva.
Afirmación: La comprensión me guía a la acción correcta.
51
Octavo día de Navidad
Jueves, 2 de enero del 2014
Voluntad
Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha
sido oída y tu mujer Elisabet dará a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Juan. —Lucas 1:13
Zacarías y su esposa Elizabet no eran jóvenes cuando el ángel se
apareció a Zacarías y predijo que tendría un niño y lo importante
que éste sería. Zacarías dudó de la predicción y enmudeció hasta
que el niño nació y le dieron un nombre. Sin embargo, Elizabet
estaba agradecida por esta profecía y por la responsabilidad que
Dios le dio. Elizabet era pariente de María y su hijo fue Juan el
Bautista.
Elizabet nos muestra cómo aceptar voluntariamente la actividad
del Espíritu en nuestras vidas. Ella reconoció que no esperaba
este resultado, mas lo aceptó. Recuerdo a Elizabet y su voluntad
cuando no comprendo el camino ante mí. También recuerdo
el relato de lo que le sucedió a
Zacarías cuando insisto en que
mi manera sea la única.
Cuando utilizo mi poder de
la voluntad, soy motivado a
proceder de maneras que beneficiarán a todas las personas.
Permanezco receptivo para aprender y cambiar. Tengo fe en la
guía de Dios en mí y estoy dispuesto a seguirla.
Afirmación: Acepto voluntariamente mi bien.
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Noveno día de Navidad
Viernes, 3 de enero del 2014
Orden
Aquí venimos cantando villancicos, entre las hojas tan verdes.
—de “Here We Come A-Caroling” por The Chipmunks
La temporada navideña está llena de música —bien sea un
villancico muy antiguo cantado por un coro o una nueva
canción de la estrella de moda. Cualquier tipo de música revela
la importancia del orden —el orden de las notas y las palabras, el
orden de los cambios en tempo y estilo. Aún una sesión informal
de jazz tiene parámetros para que el grupo los siga.
El orden también está intrínseco en mí como uno de los poderes
divinos. Al estar consciente de los parámetros de mi vida, como
un músico trabajo en ellos para discernir cómo estar en armonía.
Planifico mi primer paso y luego el próximo, manteniendo una
secuencia lógica, uno después del otro.
Afirmación: Mi vida está en orden.
53
Décimo día de Navidad
Sábado, 4 de enero del 2014
Entusiasmo
Hemos oído ángeles de lo alto,
cantando dulcemente sobre los valles.
—del villancico “Angels We Have Heard on High,” autor
desconocido
Los ángeles son símbolos de la Navidad. Adornan los árboles de
Navidad con sus harpas y trompetas. En el Nuevo Testamento su
papel sagrado era proclamar las buenas nuevas. En la historia del
nacimiento de Jesús, ellos dicen a María y a José acerca del Niño
que ha de venir, y guían a los pastores a visitar a Jesús recién nacido.
Los ángeles parecen cumplir con sus tareas con un entusiasmo
sin límites. Al continuar con mi día, pienso en lo que me
entusiasma. ¿Proclamo mis buenas nuevas por medio de mis
pensamientos y acciones, o proyecto falta de gozo?
Para llenar mi fuente interna de gozo, me dirijo a mi interior. En
el silencio recuerdo lo que enciende mi entusiasmo. Descubro
cómo compartir todavía más mi
pasión con el
mundo. Como
los ángeles, soy
motivado por las
intenciones más elevadas
para expandir la alegría, el
amor y la paz.
Afirmación: Siento entusiasmo
por la vida.
54
Décimo primer día de Navidad
Domingo, 5 de enero del 2014
Renunciación
Lejos en un pesebre
sin cuna por cama…
—del villancico “Away in a Manger,” autor desconocido
En la historia de la Navidad, el hospedero le dijo a María y a José
que no había lugar para ellos en el mesón. Y ellos tuvieron que
encontrar otro lugar para quedarse.
A veces, yo también recibo lo que considero como malas
noticias. Cuando esto sucede, quizás malgaste mi energía
tratando de cambiar lo que es; mas puedo
buscar otra manera.
Gracias al poder de la renunciación,
dejo ir cualquier resentimiento que
pueda tener y perdono lo que parece
estar mal. Dejo ir apegos a ciertos
resultados y, en su lugar, permito que
Dios me muestre el camino.
Cuando pensamientos
preocupantes surgen, hago una pausa y tomo en consideración
su origen. Dejo ir temores subyacentes y procedo de maneras
positivas y saludables.
Al aprender a responder afablemente, dejo ir de cualquier
negatividad. Practico la bondad. Me perdono por errores pasados
y dejo ir, creando espacio para que surjan nuevas bendiciones.
Afirmación: Dejo ir y perdono el pasado.
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Epifanía
Décimo segundo día de Navidad
Lunes, 6 de enero del 2014
Vida
Animales amistosos estaban a Su alrededor, Jesús nuestro
hermano, amable y bueno. —del viejo villancico inglés “The
Friendly Beasts” por Rebecca St. James
Según Lucas, Jesús nació en un
establo. La mayoría de las escenas
de la natividad muestran un gran
número de animales alrededor del
recién nacido. Tanto los humanos
como los animales presentes sentían
que algo especial estaba sucediendo.
En la temporada de Navidad celebro
el nacimiento de Jesús y el renacer
del Cristo en mí y en los demás. Al igual que un bebé que entra a
una nueva experiencia, yo también puedo nacer de nuevo gracias
al poder de la vida. En cualquier momento puedo descubrir
nuevos ojos para ver y nuevos oídos para oír.
Si experimento una apariencia de enfermedad, afirmo que el
poder de la vida que fluye en mí me sana completamente. Al
continuar afirmando mi vigor, la vitalidad surge en todo aspecto
de mi vida.
Afirmación: ¡Estoy plenamente vivo, restaurado y renovado!
56
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