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Ruta 7
Por
los meandros
Cabriel y las hoces
Entre
paisajes del
derío
piedra,
del
Júcar ycamino
del Castellar de Meca
masias
encinares
a plana de Utiel-Requena es la más vasta
comarca valenciana. Una tierra abierta
de horizontes con fértiles e inmejorables
materiales cuaternarios, terciarios y agradecidos sedimentos aluviales. En esta zona el pai-
L
El cañón del río Jucar en Jalance
saje está asociado al extenso cultivo de la vid,
que marca el ritmo anual de esta cultura del
mundo rural.
Aunque es predominante el paisaje de
topografía casi llana, hay sorpresas orográficas, como el serpenteante discurrir de las
transparentes y cristalinas aguas del río
Cabriel, lugar por donde discurre nuestra
ruta entre meandros y aguas impolutas. De
este bello y sinuoso río sorprenden sus hoces
de los Cuchillos o el singular paraje del puente de Vadocañas, en el entorno del recientemente declarado Parque Natural de las Hoces
del Cabriel.
Más adelante la ruta nos llevará a tierras
del valle de Ayora-Cofrentes. Allí coinciden el
Cabriel y el Júcar. Este último lo remontaremos por un desfiladero espectacular de acantilados verticales.
También descubriremos paisajes rurales
de secano, con sus vides, olivos, algarrobos,
almendros y el cultivo sagrado del cereal, que
hacen de la comarca un lugar idílico.Y aulas de
la naturaleza, como la de La Hunde o El
Moragete. Y cuevas incontables, como la de
Don Juan. Además de abundantes yacimientos
arqueológicos.
1116
Utiel
Caudete de
las Fuentes
C
CV
-45
Requena
0
Villargordo
del Cabriel
A-3
1040
N-
33
CV-4
58
0
R ío
Mag
ro
Casas del Río
Río
Júc
ar
Cofrentes
9
CV
-43
ar
Río Jú c
CV-4401108
tabán
Can
1260
Río
1074
Jalance
N-330
ural
Parque Nat
del Cabriel
2
32
N-
Río Cabriel
03
45
A-3
CV-4661
859
V-
De Requena a Ayora, pasando por Utiel, Caudete de las
Fuentes, Villargordo del
Cabriel, Venta del Moro,
Cofrentes, Jalance, Jarafuel
y Zarra.
Ayora
79
Ruta 7
Antes de llegar a Ayora, cierra la ruta la
imponente masa calcárea de la muela del
Mugrón de Almansa, en el seno culminante
del cual seguro que nos emocionará descubrir
la existencia y localización del poblado íbero
del Castellar de Meca.
Vayamos haciendo camino
Por los llanos salpicados de viñedos
de Requena y Utiel
Iniciamos nuestra ruta en la ciudad de
Requena, donde debemos dedicar un tiempo a
las barriadas de su casco antiguo. En la Villa, que
se identifica con la ciudad musulmana, declarada
Conjunto Histórico-Artístico Nacional y Bien
de Interés Cultural, descubrimos la torre del
Homenaje y la Alcazaba, con sus murallas y
torres; el Patio de Armas y la Medina, con las
iglesias de Santa María del siglo XIV y del
Salvador, obra del siglo XV, ambas de estilo gótico y declaradas Monumentos Nacionales y hoy
Bienes de Interés Cultural. Debemos detenernos también en las casas del Arte Mayor de la
Seda, de Santa Teresa, de la Inquisición, del
Corregidor, de los Pedrón, y la plaza de
Noria de Casas del Río en el río Cabriel
80
Albornoz, lugar de acceso a las cuevas de la Villa.
Conoceremos las bodegas y lagares subterráneos, hoy visitables bajo la plaza, vinculados a la
antigua tradición vitivinícola de la zona.
En el Arrabal de San Nicolás destaca la iglesia de San Nicolás, del siglo XIII, y el palacio del
Cid. Por la cuesta del Santo Ángel accedemos al
barrio del Arrabal, donde se sitúa la ciudad
moderna, con la iglesia del Carmen y el convento de las Carmelitas, del siglo XIII. En nuestro
recorrido visitaremos también el ayuntamiento,
el Teatro Principal, la plaza de toros y el
Monumento Universal a la Vendimia, en la avenida del Arrabal.Y todo ello sin dejar de lado el
barrio de las Peñas, con su iglesia de San
Sebastián, del siglo XIV.
El conjunto urbano citado permite un gratificante paseo entre su laberíntica trama, para
descubrir la arquitectura popular que muchas
veces queda olvidada a la sombra del patrimonio más monumental.
Después de Requena, y a través de la
tranquila carretera CV-450, el paisaje abre la
llanura donde la vid reina y domina el horizonte. La belleza de estas planicies de viñedos, punteadas de pequeñas manchas de
Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino
del Castellar de Meca
pinos y encinas, nos impactan con su cromatismo a los pocos kilómetros de abandonar la
ciudad.
Camino de Utiel nuestra ruta transcurre
por las tranquilas aldeas de El Pontón, El
Azagador, Derramador, Roma, Barrio Arroyo,
San Antonio, San Juan y Calderón. Pero estas
son tan sólo ocho de las veintiséis que se desparraman por el vasto término municipal de
Requena.
Llegados a Utiel, el paseo nos lleva hasta
el colegio del Salvador y la iglesia parroquial
de Nuestra Señora de la Asunción, obra del
siglo XVI, de estilo gótico tardío o isabelino,
así como a los conventos de la Merced y de
San Francisco, las casas solariegas de
Almanzón, Medina o Córdoba. Todo ello sin
dejar de lado la plaza de toros, el ayuntamiento del siglo XVIII de fachada neoclásica y la
imponente bodega circular, sede hoy de la
denominación de origen del vino de la
comarca. Además, deberíamos pasear sin
rumbo fijo por sus calles de bien conservada
arquitectura tradicional. Utiel es un lugar
especial, con un aire entre ciudad y pueblo
que la convierte en una urbe agradable que
garantiza calidad de vida. Una ciudad para
vivir.
A la salida de Utiel tomaremos el camino
de la Carrasquilla, en dirección a la casa del
Renegado, para a unos seis kilómetros dirigirnos a nuestra derecha, hasta alcanzar
Villargordo del Cabriel, mediante el camino
conocido como cañada de Cuenca, y que posteriormente pasa a llamarse vereda de
Vadocañas y, poco antes de Villargordo, camino de Venta del Moro. En todo este tramo el
paisaje dibuja una vegetación de encinas,
pinos, enebro y romero que deja grandes
espacios a los cultivos de viñedos. La combi-
nación de cultivos y masas forestales da como
resultado un entorno de gran biodiversidad
y, por tanto, de alto valor ecológico.
A mitad de camino, entre Utiel y
Villargordo del Cabriel, queda a nuestra
derecha, en un trayecto de ida y vuelta de
unos tres kilómetros por la carretera CV-543,
la villa de Caudete de las Fuentes. El
entorno muestra una huerta a sus pies, fertilizada por las aguas del río Madre, en la ribera del cual se localiza la villa. Dedicamos
especial atención a la iglesia parroquial de la
Natividad de la Virgen, del siglo XVIII, además de a su Museo Arqueológico Municipal
Luis García Ejarque.
La zona donde se localiza Caudete de las
Fuentes ha estado poblada desde la Edad de
Bronce, tal como certifican los yacimientos
arqueológicos de los cercanos cerros de Casa
Doñana y Los Villares.
Poco después alcanzaremos Villargordo
del Cabriel, con una sencilla pero agradable
trama urbana que invita al paseo sosegado y
que se desenvuelve alrededor de la iglesia
parroquial de San Roque.
Por sus alrededores, además de buenas
fuentes, tenemos los yacimientos arqueológicos de la Edad de Bronce, en la cueva de
Mulatillas, una posible necrópolis íbera en la
partida del Moluengo, restos de la misma
época en la cueva del Puntal del Horno Ciego,
cerámicas romanas y de época medieval en la
cueva Santa y ruinas romanas en una villa rústica conocida como casa Zapata.
Por los meandros y hoces del río
Cabriel
Después de Villargordo del Cabriel nuestra
ruta toma la carretera CV-4661, hasta el
cruce con el camino de Minglanilla, que nos
81
Ruta 7
llevará en dirección sur y por los pies de la
sierra del Rubial, a buscar el lecho del río
Cabriel allá por el caserío de Tamayo. Hasta
dicho caserío nos veremos inmersos entre
paisajes abiertos y profundamente solitarios,
en los que la red hidrográfica que los conforma vierte aguas a uno de los ríos protagonista
de nuestra ruta: el Cabriel. Llegados ahora al
caserío de Tamayo, ya no dejaremos la ribera
del río hasta su confluencia con el Júcar a la
altura de la villa de Cofrentes.
Este tramo de río Cabriel entre la presa del
embalse de Contreras y Cofrentes, conforma
uno de los ecosistemas naturales mejor conservados de todas las montañas interiores valencianas, por lo que ha recibido la declaración de
parque natural de la Comunitat Valenciana,
pero también sorprende su rico patrimonio
cultural y su singularidad estética: ningún otro
río del territorio valenciano dibuja tal cantidad
de perfectos meandros, ni conserva aguas en
tan buenas condiciones fisioquímicas, ni preserva parajes inaccesibles a lo largo de su
curso, límite entre Castilla La Mancha y la
Comunitat Valenciana durante decenas de
kilómetros. Pero vayamos por partes.
Los valores naturales y culturales del
Cabriel hasta su encuentro con las aguas del
Júcar en Cofrentes, son incontables. Cada trecho a buen seguro que sorprenderá al viajero.
Nada más dejar la presa del embalse, ya
encontramos el viejo puente de Contreras,
espectacular obra de ingeniería del siglo XIX.
Poco después, y por la parte manchega, la
aldea de Mirasol se ha convertido hoy en centro de información del parque natural de la
parte manchega. Hasta los paisajes pétreos y
verticales de Los Cuchillos, el Cabriel recupera el silencio y su ribera ofrece una vegetación de ribera sensual y de gran fuerza cromática con la llegada del otoño. Al poco alcanza-
82
remos el paraje de Los Cuchillos, que con sus
paredes desafiando la gravedad, parecen la
puerta irreal y mágica que da la bienvenida a
un vallecillo, el de Fonseca con su aldea, de
paisajes más abiertos y amables. Huertas y
secanos cerca del río crean una imagen bucólica hoy sin valor económico, de una gran calidad ambiental y paisajística.
Unos dos kilómetros más adelante las
aguas se encajan de nuevo. Sorprende al viajero un desfiladero inaccesible con parajes solitarios y silenciosos en muchas ocasiones laberínticos, enigmáticos, peligrosos y virginales.
Prestemos atención a los topónimos que dan
nombre a cada paraje, muela, acantilado o
revuelta del río: El Escalón, peña del
Carcachal, el cerro de las Cuevas, Rabo de la
Sartén, Lasas Hoyuelas, Hoz de Vicente, el
cerro del Purgatorio, El Purgatorio, el corral
de Riscas, El Quemado, Tollo del Hombre,
cerro Gordo, cerro de la Hoya del Anguí o
cumbre Hermosa.
En este viaje virtual llegamos al puente de
Vadocañas. Impresiona profundamente la
soledad y escaso uso de una obra de dimensiones desproporcionadas para un camino rural
como el actual. No nos debemos llevar a
engaño, el puente y paso de Vadocañas ha sido
empleado y habilitado mediante alguna obra
de ingeniería, desde época romana. La obra de
fábrica que hoy sorprenderá al viajero, dicen
que fue construida en el siglo XVI, siendo a lo
largo de mucho tiempo uno de los pasos
imprescindibles entre Valencia y Castilla, además de camino de la Cañada Real de la
Mancha. La aldea de Vadocañas contaba en su
tiempo con una venta y cementerio en la
parte castellana. La vegetación de ribera de su
alrededor ofrece en otoño una imagen cromática digna de dioses.
Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino
del Castellar de Meca
Llegado a la localidad de Vadocañas el desfiladero del río se suaviza. Después del puente
regresan los meandros tortuosos y el cañón ya
no mostrará las paredes tan vertiginosas como
en la pasada hoz de Vicente.
Hasta el encuentro con el Júcar, su lecho es
más amable y ha permitido su uso, explotación
y lugar de residencia por parte de las personas
a lo largo de muchas generaciones. Este hecho
se refleja en la toponimia de sus paisajes aguas
abajo: El Cañar, cerro de los Desesperados, Las
Hoces, cerro de la Escalerilla, cerrito del
Mojón, Bocarrambla, huertos de Los Cárceles,
El Guijarral, barranco Malo, Los Basilios, cueva
Marca...Y que continua con las viviendas, aldeas y todo tipo de infraestructuras de aprovechamiento de las aguas del Cabriel: casa de Ángel,
casa del Zorro, casa de Poco Pan, casa Huerta
de los Desamparados, casa del Salgar, casa del
Rincón del Ramo, casa Huerta de Las Guindas,
aldea de Los Cárceles -cerca de ella cruza el
Cabriel lo que todavía queda en pie de la
infraestructura nunca finalizada de un ferrocarril que debía unir Baeza con Utiel y que data
de principios del siglo XX-, molino Abellán del
Batán, Los Abatanas, Casas Quemadas, la aldea
de La Zua, casa Torrejón, Casas de Cuevas
Blancas, Cuatro Casas, Cinco Casas, escombros
de la ermita de Santa Bárbara, aldea de Tamayo,
La Mata, central hidroeléctrica de la Terrera,
huertas Nuevas, aldea del Tete, central hidroeléctrica del Retorno -el meandro, en su parte
más estrecha, ha sido aprovechado para hacer
saltar el agua al otro tramo del río de manera
ingeniosa-, casa del Pino, Casas de Cárcel,
baños de Fuente Podrida, Villatoya, Casas de
Gilanco, Casas del Hoyo de Villarta, Casas de
Perichan, casa del Salado, casa del Saladar
-tantos topónimos haciendo referencia a la
sal se explican por la veta de mineral de los
materiales de yesos y margas de la zona-,
Casas de Tetuán, Casas del Caballero, Casas
de la Golfilla, Casillas del Río Cabriel, Casas
de la Noria, barrio de Casimiro, azud y noria
de Casas del Río.
Llegados a la noria de Casas del Río, ésta
se nos muestra hoy como una maravilla de
nuestra cultura hidráulica, restaurada hace
unos años por la Conselleria d’Agricultura.
Sus dimensiones y el hecho de que aún hoy
esté en perfecto estado de funcionamiento
Iglesia de Santa María en Requena
atendida su sabia restauración, le dan un valor
etnográfico incalculable. Hay que acercarse
hasta su voluptuosa circularidad para valorar
su magnificencia técnica y estructural. Eleva
las aguas del Cabriel de manera casi milagrosa y sin hacer uso de energía que no sea la propia de las aguas. Aguas que no satisfechas con
mover la magna rueda de madera, pasan a
continuación a ofrecerse, fertilizadoras y
sagradas, a las huertas de abajo mediando la
acequia de la Rinconada de Muñoz. Ésta es la
única noria en funcionamiento hoy en las
riberas del río Cabriel. Hasta 1950 funciona-
83
Ruta 7
1
ban, con este sencillo esquema de azud, noria
y acequia, hasta cinco ingenios semejantes a
éste de Casas del Río: Casas de Alcance, Penan
del Río, El Pajazo, Tamayo y casas del Cárcel.
Y hasta Cofrentes, más y más espacios
humanizados que vivían de las aguas del
Cabriel como Casas del Río, una vieja aldea de
Requena hoy convertida en una urbanizaciónaldea, además la casa de Penan, el saltó hidroeléctrico de Cofrentes, Casas de Alcance, el
balneario de Cofrentes y la villa de Cofrentes.
Por los llanos de cereal en las cercanías de Ayora
En la actualidad, casi todas las infraestructuras y viviendas de las riberas del río
Cabriel, que eran como una calle de pueblo
con sus explotaciones energéticas, ganaderas, forestales y agrícolas, han quedado
obsoletas por la nueva economía industrial y
la sociedad de consumo, pero en cambio
con el nuevo turismo rural emergente, todo
el discurrir del Cabriel por la comarca se
nos muestra como una especie de itinerario
cultural y natural de entre los más deslumbrantes de todo el conjunto de montañas
valencianas.
84
En este recorrido por el patrimonio
natural y cultural descrito a lo largo del río
Cabriel, entre el embalse de Contreras y
Cofrentes, se pueden visitar determinados
lugares desde nuestra ruta principal.
Podemos acceder en coche a la presa del
embalse de Contreras, al puente del siglo XIX
y a la zona de los Cuchillos de la Fonseca, en
un recorrido de ida y vuelta, desde nuestra
ruta, a partir del cruce de la CV-4661 con el
camino de Minglanilla.
Los que nos decidamos por el buen andar
o la bicicleta, la ruta puede tener continuidad
después de los Cuchillos, si el caudal del
Cabriel no es excesivo, con lo cual se puede
cruzar andando y con las bicis al hombro,
para dar continuidad a la ruta y recuperar
nuestro itinerario por el camino de la
Fonseca, en la hoya de Juan Martínez.
Continuando con nuestra ruta, un kilómetro después debemos tomar una pista a
nuestra derecha que lleva en un trayecto de
ida y vuelta de unos seis kilómetros, hasta el
puente de Vadocañas, a lo largo del camino del
mismo nombre.
Por los alrededores de la sierra del Rubial,
merece la pena acercarse al pino de los Dos
Hermanos, el cual muestra un original tronco
dividido en dos brazos enormes.
Nuestra ruta desciende al lecho del río
Cabriel en el caserío de Tamayo, ribera de río
que ya no abandonaremos hasta la llegada a
Cofrentes, en un recorrido por todo el patrimonio cultural y natural ya comentado que
va salpicando un lecho fluvial sorprendente y
venturoso que a buen seguro no nos dejará
indiferentes.
Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino
del Castellar de Meca
De Cofrentes al cañón del Júcar
Por la zona del salto de Cofrentes dejamos el
lecho del río y alcanzamos la CV-439 a la altura del balneario modernista de los Hervideros.
A la villa de Cofrentes se puede acceder
desde nuestro itinerario en un trayecto de
unos tres kilómetros de ida y vuelta.
Cofrentes nos muestra su imagen más
atractiva con su castillo de origen árabe sobre
un cerro volcánico, vigilando desde allí la confluencia del río Cabriel con la del Júcar. El
embalse de Embarcaderos, desde el que se
puede realizar un recorrido fluvial hasta
Cortes de Pallás, difumina el encuentro de los
dos ríos creando una lámina de agua calma
que embellece el paisaje y abraza la villa.
Cofrentes se desparrama por las faldas de un
cerro con una trama urbana de claras reminiscencias árabes y con una arquitectura popular
en muy buen estado de conservación, entre la
que sobresale la iglesia parroquial de San José,
del siglo XVII.
Merece la pena visitar en el cerro de la
Dehesilla la ermita de Nuestra Señora de la
Soledad, obra del siglo XIX, mientras que en la
orilla opuesta del Cabriel se levanta el cerro de
Agrás, un volcán extinguido excepcional en el
contexto del vulcanismo valenciano.
Desde las cercanías del balneario de
Cofrentes parte un camino agrícola que nos
lleva hasta la villa de Jalance, cruzando el lecho
del río Júcar entre un paisaje colorista de campos cultivados de almendros y olivos.
En Jalance vuelve a dominar el paisaje
urbano su castillo de origen árabe, levantado
sobre los restos de una fortaleza íbera. Gran
parte del atractivo de esta villa lo aporta su
huerta de frutales ribereña del Júcar, un verdadero paraíso de belleza estética deslumbrante.
En el núcleo urbano destaca la iglesia
parroquial de San Miguel, construida sobre lo
que en su día fuera mezquita árabe. Su imagen
actual y la construcción del campanario,
datan del año 1736. La huella árabe queda
patente en lo que resta de su aljama en el tortuoso trazado de las calles Tánger y Unión,
más cercanas a la iglesia. En las afueras del
pueblo hay un calvario del siglo XVII, coronado por la ermita de San Miguel del siglo XIX,
conjunto religioso que conforma un agradable entorno.
Nuestra ruta deja Jalance en dirección
oeste, remontando la cuesta de la Hoyiquía.
Al llegar al alto se abren bellas panorámicas
de un paisaje dominado por los cultivos de
almendros y olivos entre densas pinadas.
Por el camino de Moragete se bordea el
río Júcar. En una de sus curvas un rótulo
anuncia: cañón del Júcar. Se trata de un mirador que parece volar sobre el discurrir del
río, el cual nos abre una vista panorámica de
vértigo sobre el tramo del Júcar, que en este
lugar y entre paredes verticales de más de
doscientos metros de altura, deja atrás las tierras manchegas para pasar a fertilizar las
valencianas. El espectáculo natural que ofrece
aquí el mayor de los ríos valencianos, es de los
que causan asombro.
Poco después alcanzaremos la cueva de
Don Juan. Se trata de una de las cinco cavidades valencianas habilitadas para la visita. En
este caso mediante una iluminación que juega
con las espectaculares formaciones estalagmíticas recreando un singular y sobrecogedor
paisaje subterráneo. A la salida de la cueva, la
frondosa vegetación da calidez a un área
recreativa que invita al descanso.
Continuando con nuestra ruta, pronto llegaremos bordeando la espectacular hoz del río
85
Ruta 7
Júcar, hasta el aula de la naturaleza de El
Moragete. Allí descubriremos un bello entorno natural entre una densa cubierta arbórea de
pinos y encinas que dan todavía más valor si
cabe a la respetuosa restauración del edificio
del aula a partir de un viejo corral.
Nuestro itinerario remonta a continuación
las vertientes de la sierra del Boquerón que
miran al río Júcar. Atrás queda su espectacular
hoz. En la vertiente sur de esta sierra se abre
una vasta planicie que sorprende al viajero.
Todos los arroyos que confluyen en este
llano en dirección a la rambla de la Vega,
estructuran un territorio de suaves relieves a
los pies de tres cordilleras peculiares y emblemáticas del valle de Ayora: la sierra del
Mugrón de Almansa, por el mediodía; el
Montemayor, por el levante; y la más contundente sierra de La Palomera, por el poniente,
con su espectacular zona de La Hunde, un
paraje natural junto a la caudalosa fuente de la
Cadena, las aguas se recogen en una balsa circular, donde se permite el baño, y todo ello
rodeado por un potente pinar con instalaciones y espacios para la acampada.
El hecho de estructurarse el paisaje en
cerros en esta rambla de la Vega, da lugar a un
sinfín de arroyos, entre las vertientes de los
cuales se despliegan anchos campos cultivados
a la manera de Castilla y con ciertas pinceladas de paisaje rural con setos a la manera
inglesa. Llanuras de cereal en las partes de
topografía más amable, y los almendros y la
vid en las vertientes que buscan la parte alta
de los cerros peinados por setos de pinos y
encinas. Este paisaje, aunque profundamente
modelado por el hombre, conserva una biodiversidad de valor incalculable.
Tendríamos que acercarnos por aquí en
primavera para gozar del paisaje más agradeci-
86
do. Es el momento del verde más intenso y
claro del cereal, el instante fugaz del rojo vivo
y vigoroso de las amapolas o del verde maduro del almendro.Y si el invierno y el inicio de
primavera han sido de agradecida lluvia, oleremos intensamente a romero, tomillo, zarza,
madreselva, roja, espliego, brezo o estepa.
Hoy, dada la escasa presión humana, estos
espacios rurales tienen un valor ambiental y
cultural que va más allá del que puedan dar sus
milenarios cultivos de cereal y vid.
El otoño y el invierno son los momentos
de los paisajes más intimistas, cuando se roturan las tierras del cereal, de los rocíos blancos
fecundadores, de los almendros desnudos
incubando la flor próxima. Es el tiempo del
silencio, del frío, de la llovizna, del aguanieve, de los caminos enfangados y de las chimeneas humeantes. Es el momento del contacto
más intenso con la tierra de la gente que ha
optado por regresar a vivir al campo. Como
los moradores actuales de la casa Rebolloso,
donde se lleva adelante una explotación agropecuaria y forestal integral, junto con la
crianza de la especie autóctona de cordero
denominada Guirra.
Desde la casa del Rebolloso, merece la
pena acercarse, en un trayecto de ida y vuelta
de unos ocho kilómetros, hasta la imponente y
desafiante muela perfecta del Mugrón de
Almansa, para visitar el poblado íbero del
Castellar de Meca, una de las ciudades de dicha
época más espectaculares de la península.
El valle abierto que lleva hasta la sierra del
Mugrón, rememora los paisajes idílicos de una
estepa africana, con sus neblinas de la mañana
transparente traspasadas por un sol dorado. A
medida que el viajero se va acercando puede
imaginar arriba del Mugrón el poblado. Los
carruajes y la vida hace más de dos mil años.
Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino
del Castellar de Meca
Llegados a las Casas de Meca, parte desde
allí un camino que permite realizar un trayecto espectacular. Al iniciar la marcha hacia el
Mugrón, desde la base parece inaccesible y
enigmático el poblamiento. No se puede evitar tener la sensación de que te encuentras en
un sitio energético, en un entorno profusamente empleado por nuestros antepasados. El
Castellar de Meca es un fantástico poblado
histórico al que se accede por un camino
excavado en la roca, en el que subsisten las
rodaduras bien visibles de los carros.
Caminando por él descubriremos fuentes,
aljibes gigantes, escaleras realizadas a pico...
Todo sorprendente, enigmático, ancestral e
imponente. Pero cuando lleguemos arriba del
poblado íbero y nos envuelva la trama urbana
de las calles, del camino carretero y los cientos de aljibes, si alzamos la vista descubriremos la panorámica que abre la localización de
nuestros antepasados. Será ese el momento en
que seremos conscientes de donde estamos,
intentando imaginar las miles de puestas de
sol que ellos gozaron a caballo del Mugrón de
Almansa. El acceso y paseo por el poblado
íbero del Castellar de Meca, será uno de los
momentos más emocionantes de esta ruta.
Continuando con nuestro itinerario,
alcanzaremos Ayora desde la casa del
Rebolloso, mediante el camino rural de la Vega
y la carretera CV-440.
Ayora se extiende sobre las faldas de una
suave colina, donde permanecen los restos del
antiguo castillo de mediados del siglo XIII,
edificado sobre una construcción árabe. El
conjunto estaba rodeado por cerca de mil
metros de murallas y torreones de defensa, de
los cuales todavía se conserva la torre del
Homenaje. En su casco antiguo destaca, entre
lo más llamativo de su patrimonio histórico y
artístico, su iglesia arciprestal de Santa María,
obra del siglo XVII, la cual conserva unas
valiosas tablas de Yáñez de la Almedina.
Todo el conjunto urbano es armonioso,
conservándose una arquitectura popular en
muy buen estado, además de recias construcciones solariegas.
El Mugrón de Almansa visto desde la casa del Rebolloso
87
Ruta 7
Información Práctica
Fiestas, gastronomía y
a rtesanía
La cocina de los pueblos de la comarca de
Utiel-Requena es rica y variada, con platos
muy elaborados como el potaje, la olla o el
gazpacho manchego, que aquí se cocina con
un guiso de tomate, hígado, tocino, jamón y
carne sobre una torta de pastor hecha de
harina de trigo. Otros más sencillos, pero
igualmente sabrosos, son el morteruelo, el
ajo arriero, el arroz en cazuela, las patatas en
caldo, la fritura de chicharrones o la gachamiga. Son también afamados sus bien elaborados embutidos: longanizas, morcillas y chorizos que se han popularizado en los típicos
bocadillos de blanco y negro. Y de postre
sobresalen los bizcochos, mantecados,
burruecos o los turrones.
El vino continua siendo hoy una de las
grandes referencias de la comarca, que produce, principalmente, tintos y rosados con
denominación de origen Utiel-Requena y un
cava que en los últimos años ha conseguido
prestigio internacional. Sus gentes han sabi-
El poblado ibérico de Castellar de Meca en Ayora
88
do convertir el pisado de las uvas en una fiesta que, en el caso de la Vendimia de Requena,
ha sido declarada de interés turístico.
Por su parte en el Valle de Ayora son afamados los gazpachos ayorinos que se comen
en toda la zona, aunque cada población tiene
sus peculiaridades gastronómicas: el calducho de Jarafuel, la olla cofrentina, el trigo
picao en Teresa o el ajotonto de Jalance, para
terminar con un postre a base de grullos,
mazapanes o aguamiel.
En las dos comarcas se celebran, en cada
población de la ruta, fiestas patronales y
numerosas romerías en la mayor parte de
ermitas de la zona. Son también recurrentes
la fiesta de San Antonio Abad con sus hogueras, los carnavales, y en algunas villas la fiesta de las Fallas.
La industria artesanal de la zona del valle
de Ayora-Cofrentes, muestra su mejor hacer
con las horcas, bastones y mangos hechos
con ramas de almez.
Época recomendada
Cualquier época del año, excepto los días
más fríos con temporal del norte del largo
Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino
del Castellar de Meca
invierno en las partes más elevadas de las dos
comarcas. Atención también a las horas centrales del día en pleno verano.
Desde finales de enero hasta mediados
de marzo, se disfruta del acompañamiento
de los coloristas paisajes de almendros y
cerezos en flor.
En otoño nos deslumbrarán los colores
de árboles caducifolios de las riberas del
Cabriel y el Júcar: un espectáculo cromático
de visión imprescindible.
También hay que dejarse seducir por la
magia de las llanuras de vides, ya sea cuando verdean por primavera, por el rojizo plateado del otoño, o por las cepas desnudas,
grises y podadas a lo largo del riguroso
invierno.
Transporte público
a los Cuchillos en el río Cabriel y su continuidad hasta conectar con nuestra ruta principal.
Si alguien quiere hacer uso del coche,
deberá ir por las carreteras que se indican en
el desarrollo de la ruta. En las pistas que sí es
posible el paso de coches no se debe nunca
abandonar el camino principal, ya que es
mucho mejor y más respetuoso. Para conocer cada zona de la naturaleza que proponemos con mayor detalle, dejar aparcado el
vehículo y realizar paseos a pie por los senderos homologados correspondientes.
Cartografía recomendada para el
correcto seguimiento de la ruta:
Instituto Geográfico Nacional. Escala 1:25.000,
hojas número: 693-III y V; 694-III; 719-I, II, III y
IV; 720-I; 744-II; 745-I y III; 768-I y II; y 793-I.
Se puede llegar en trenes regionales y de
cercanías a la estación de Requena o Utiel. El
transporte de la bici es gratuito.
Desde Ayora se dispone de un servicio
de autobuses que llevan a Valencia.
Recomendaciones y precauciones
En caso de querer recorrer la ruta tal como
está planteada en bicicleta o a pie, atención:
Es mejor una bici de montaña o como
mínimo del tipo híbrida.
No encontraremos demasiadas fuentes
para saciar la sed fuera de los núcleos urbanos, por tanto debemos aprovisionarnos de
agua siempre que tengamos ocasión.
Tanto las primeras horas del día como el
atardecer, son los momentos más luminosos
y agradables del día.
La ruta no se puede realizar en coche
por las siguientes pistas forestales: el acceso
89
1
Ruta 7
Para saber más
www.comunitatvalenciana.com
Contact Center Comunitat Valenciana:
Tel. 902 12 32 12
Oficinas de turismo de la ruta:
Tourist Info Requena
Calle García Montes s/n · 46340
Requena
Tel. 962 30 38 51 · 962 30 38 51
[email protected]
Tourist Info Utiel
Calle Puerta Nueva 11-A · 46300
Utiel
Tel. 962 17 11 03 · Fax 962 17 23 78
[email protected]
Tourist Info Cofrentes
Plaza de España 6 · 46625
Cofrentes
Tel. 961 89 43 16 · 961 89 41 91
(ayuntamiento)
[email protected]
Tourist Info Jalance
Calle Targer 2 · 46624
Jalance
Tel. 961 89 71 71 · 962 19 64 51
[email protected]
Información sobre trenes de cercanías y
regionales:
Renfe
902 24 02 02
www.renfe.es
90
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