Ruta 7 Por los meandros Cabriel y las hoces Entre paisajes del derío piedra, del Júcar ycamino del Castellar de Meca masias encinares a plana de Utiel-Requena es la más vasta comarca valenciana. Una tierra abierta de horizontes con fértiles e inmejorables materiales cuaternarios, terciarios y agradecidos sedimentos aluviales. En esta zona el pai- L El cañón del río Jucar en Jalance saje está asociado al extenso cultivo de la vid, que marca el ritmo anual de esta cultura del mundo rural. Aunque es predominante el paisaje de topografía casi llana, hay sorpresas orográficas, como el serpenteante discurrir de las transparentes y cristalinas aguas del río Cabriel, lugar por donde discurre nuestra ruta entre meandros y aguas impolutas. De este bello y sinuoso río sorprenden sus hoces de los Cuchillos o el singular paraje del puente de Vadocañas, en el entorno del recientemente declarado Parque Natural de las Hoces del Cabriel. Más adelante la ruta nos llevará a tierras del valle de Ayora-Cofrentes. Allí coinciden el Cabriel y el Júcar. Este último lo remontaremos por un desfiladero espectacular de acantilados verticales. También descubriremos paisajes rurales de secano, con sus vides, olivos, algarrobos, almendros y el cultivo sagrado del cereal, que hacen de la comarca un lugar idílico.Y aulas de la naturaleza, como la de La Hunde o El Moragete. Y cuevas incontables, como la de Don Juan. Además de abundantes yacimientos arqueológicos. 1116 Utiel Caudete de las Fuentes C CV -45 Requena 0 Villargordo del Cabriel A-3 1040 N- 33 CV-4 58 0 R ío Mag ro Casas del Río Río Júc ar Cofrentes 9 CV -43 ar Río Jú c CV-4401108 tabán Can 1260 Río 1074 Jalance N-330 ural Parque Nat del Cabriel 2 32 N- Río Cabriel 03 45 A-3 CV-4661 859 V- De Requena a Ayora, pasando por Utiel, Caudete de las Fuentes, Villargordo del Cabriel, Venta del Moro, Cofrentes, Jalance, Jarafuel y Zarra. Ayora 79 Ruta 7 Antes de llegar a Ayora, cierra la ruta la imponente masa calcárea de la muela del Mugrón de Almansa, en el seno culminante del cual seguro que nos emocionará descubrir la existencia y localización del poblado íbero del Castellar de Meca. Vayamos haciendo camino Por los llanos salpicados de viñedos de Requena y Utiel Iniciamos nuestra ruta en la ciudad de Requena, donde debemos dedicar un tiempo a las barriadas de su casco antiguo. En la Villa, que se identifica con la ciudad musulmana, declarada Conjunto Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, descubrimos la torre del Homenaje y la Alcazaba, con sus murallas y torres; el Patio de Armas y la Medina, con las iglesias de Santa María del siglo XIV y del Salvador, obra del siglo XV, ambas de estilo gótico y declaradas Monumentos Nacionales y hoy Bienes de Interés Cultural. Debemos detenernos también en las casas del Arte Mayor de la Seda, de Santa Teresa, de la Inquisición, del Corregidor, de los Pedrón, y la plaza de Noria de Casas del Río en el río Cabriel 80 Albornoz, lugar de acceso a las cuevas de la Villa. Conoceremos las bodegas y lagares subterráneos, hoy visitables bajo la plaza, vinculados a la antigua tradición vitivinícola de la zona. En el Arrabal de San Nicolás destaca la iglesia de San Nicolás, del siglo XIII, y el palacio del Cid. Por la cuesta del Santo Ángel accedemos al barrio del Arrabal, donde se sitúa la ciudad moderna, con la iglesia del Carmen y el convento de las Carmelitas, del siglo XIII. En nuestro recorrido visitaremos también el ayuntamiento, el Teatro Principal, la plaza de toros y el Monumento Universal a la Vendimia, en la avenida del Arrabal.Y todo ello sin dejar de lado el barrio de las Peñas, con su iglesia de San Sebastián, del siglo XIV. El conjunto urbano citado permite un gratificante paseo entre su laberíntica trama, para descubrir la arquitectura popular que muchas veces queda olvidada a la sombra del patrimonio más monumental. Después de Requena, y a través de la tranquila carretera CV-450, el paisaje abre la llanura donde la vid reina y domina el horizonte. La belleza de estas planicies de viñedos, punteadas de pequeñas manchas de Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino del Castellar de Meca pinos y encinas, nos impactan con su cromatismo a los pocos kilómetros de abandonar la ciudad. Camino de Utiel nuestra ruta transcurre por las tranquilas aldeas de El Pontón, El Azagador, Derramador, Roma, Barrio Arroyo, San Antonio, San Juan y Calderón. Pero estas son tan sólo ocho de las veintiséis que se desparraman por el vasto término municipal de Requena. Llegados a Utiel, el paseo nos lleva hasta el colegio del Salvador y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, obra del siglo XVI, de estilo gótico tardío o isabelino, así como a los conventos de la Merced y de San Francisco, las casas solariegas de Almanzón, Medina o Córdoba. Todo ello sin dejar de lado la plaza de toros, el ayuntamiento del siglo XVIII de fachada neoclásica y la imponente bodega circular, sede hoy de la denominación de origen del vino de la comarca. Además, deberíamos pasear sin rumbo fijo por sus calles de bien conservada arquitectura tradicional. Utiel es un lugar especial, con un aire entre ciudad y pueblo que la convierte en una urbe agradable que garantiza calidad de vida. Una ciudad para vivir. A la salida de Utiel tomaremos el camino de la Carrasquilla, en dirección a la casa del Renegado, para a unos seis kilómetros dirigirnos a nuestra derecha, hasta alcanzar Villargordo del Cabriel, mediante el camino conocido como cañada de Cuenca, y que posteriormente pasa a llamarse vereda de Vadocañas y, poco antes de Villargordo, camino de Venta del Moro. En todo este tramo el paisaje dibuja una vegetación de encinas, pinos, enebro y romero que deja grandes espacios a los cultivos de viñedos. La combi- nación de cultivos y masas forestales da como resultado un entorno de gran biodiversidad y, por tanto, de alto valor ecológico. A mitad de camino, entre Utiel y Villargordo del Cabriel, queda a nuestra derecha, en un trayecto de ida y vuelta de unos tres kilómetros por la carretera CV-543, la villa de Caudete de las Fuentes. El entorno muestra una huerta a sus pies, fertilizada por las aguas del río Madre, en la ribera del cual se localiza la villa. Dedicamos especial atención a la iglesia parroquial de la Natividad de la Virgen, del siglo XVIII, además de a su Museo Arqueológico Municipal Luis García Ejarque. La zona donde se localiza Caudete de las Fuentes ha estado poblada desde la Edad de Bronce, tal como certifican los yacimientos arqueológicos de los cercanos cerros de Casa Doñana y Los Villares. Poco después alcanzaremos Villargordo del Cabriel, con una sencilla pero agradable trama urbana que invita al paseo sosegado y que se desenvuelve alrededor de la iglesia parroquial de San Roque. Por sus alrededores, además de buenas fuentes, tenemos los yacimientos arqueológicos de la Edad de Bronce, en la cueva de Mulatillas, una posible necrópolis íbera en la partida del Moluengo, restos de la misma época en la cueva del Puntal del Horno Ciego, cerámicas romanas y de época medieval en la cueva Santa y ruinas romanas en una villa rústica conocida como casa Zapata. Por los meandros y hoces del río Cabriel Después de Villargordo del Cabriel nuestra ruta toma la carretera CV-4661, hasta el cruce con el camino de Minglanilla, que nos 81 Ruta 7 llevará en dirección sur y por los pies de la sierra del Rubial, a buscar el lecho del río Cabriel allá por el caserío de Tamayo. Hasta dicho caserío nos veremos inmersos entre paisajes abiertos y profundamente solitarios, en los que la red hidrográfica que los conforma vierte aguas a uno de los ríos protagonista de nuestra ruta: el Cabriel. Llegados ahora al caserío de Tamayo, ya no dejaremos la ribera del río hasta su confluencia con el Júcar a la altura de la villa de Cofrentes. Este tramo de río Cabriel entre la presa del embalse de Contreras y Cofrentes, conforma uno de los ecosistemas naturales mejor conservados de todas las montañas interiores valencianas, por lo que ha recibido la declaración de parque natural de la Comunitat Valenciana, pero también sorprende su rico patrimonio cultural y su singularidad estética: ningún otro río del territorio valenciano dibuja tal cantidad de perfectos meandros, ni conserva aguas en tan buenas condiciones fisioquímicas, ni preserva parajes inaccesibles a lo largo de su curso, límite entre Castilla La Mancha y la Comunitat Valenciana durante decenas de kilómetros. Pero vayamos por partes. Los valores naturales y culturales del Cabriel hasta su encuentro con las aguas del Júcar en Cofrentes, son incontables. Cada trecho a buen seguro que sorprenderá al viajero. Nada más dejar la presa del embalse, ya encontramos el viejo puente de Contreras, espectacular obra de ingeniería del siglo XIX. Poco después, y por la parte manchega, la aldea de Mirasol se ha convertido hoy en centro de información del parque natural de la parte manchega. Hasta los paisajes pétreos y verticales de Los Cuchillos, el Cabriel recupera el silencio y su ribera ofrece una vegetación de ribera sensual y de gran fuerza cromática con la llegada del otoño. Al poco alcanza- 82 remos el paraje de Los Cuchillos, que con sus paredes desafiando la gravedad, parecen la puerta irreal y mágica que da la bienvenida a un vallecillo, el de Fonseca con su aldea, de paisajes más abiertos y amables. Huertas y secanos cerca del río crean una imagen bucólica hoy sin valor económico, de una gran calidad ambiental y paisajística. Unos dos kilómetros más adelante las aguas se encajan de nuevo. Sorprende al viajero un desfiladero inaccesible con parajes solitarios y silenciosos en muchas ocasiones laberínticos, enigmáticos, peligrosos y virginales. Prestemos atención a los topónimos que dan nombre a cada paraje, muela, acantilado o revuelta del río: El Escalón, peña del Carcachal, el cerro de las Cuevas, Rabo de la Sartén, Lasas Hoyuelas, Hoz de Vicente, el cerro del Purgatorio, El Purgatorio, el corral de Riscas, El Quemado, Tollo del Hombre, cerro Gordo, cerro de la Hoya del Anguí o cumbre Hermosa. En este viaje virtual llegamos al puente de Vadocañas. Impresiona profundamente la soledad y escaso uso de una obra de dimensiones desproporcionadas para un camino rural como el actual. No nos debemos llevar a engaño, el puente y paso de Vadocañas ha sido empleado y habilitado mediante alguna obra de ingeniería, desde época romana. La obra de fábrica que hoy sorprenderá al viajero, dicen que fue construida en el siglo XVI, siendo a lo largo de mucho tiempo uno de los pasos imprescindibles entre Valencia y Castilla, además de camino de la Cañada Real de la Mancha. La aldea de Vadocañas contaba en su tiempo con una venta y cementerio en la parte castellana. La vegetación de ribera de su alrededor ofrece en otoño una imagen cromática digna de dioses. Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino del Castellar de Meca Llegado a la localidad de Vadocañas el desfiladero del río se suaviza. Después del puente regresan los meandros tortuosos y el cañón ya no mostrará las paredes tan vertiginosas como en la pasada hoz de Vicente. Hasta el encuentro con el Júcar, su lecho es más amable y ha permitido su uso, explotación y lugar de residencia por parte de las personas a lo largo de muchas generaciones. Este hecho se refleja en la toponimia de sus paisajes aguas abajo: El Cañar, cerro de los Desesperados, Las Hoces, cerro de la Escalerilla, cerrito del Mojón, Bocarrambla, huertos de Los Cárceles, El Guijarral, barranco Malo, Los Basilios, cueva Marca...Y que continua con las viviendas, aldeas y todo tipo de infraestructuras de aprovechamiento de las aguas del Cabriel: casa de Ángel, casa del Zorro, casa de Poco Pan, casa Huerta de los Desamparados, casa del Salgar, casa del Rincón del Ramo, casa Huerta de Las Guindas, aldea de Los Cárceles -cerca de ella cruza el Cabriel lo que todavía queda en pie de la infraestructura nunca finalizada de un ferrocarril que debía unir Baeza con Utiel y que data de principios del siglo XX-, molino Abellán del Batán, Los Abatanas, Casas Quemadas, la aldea de La Zua, casa Torrejón, Casas de Cuevas Blancas, Cuatro Casas, Cinco Casas, escombros de la ermita de Santa Bárbara, aldea de Tamayo, La Mata, central hidroeléctrica de la Terrera, huertas Nuevas, aldea del Tete, central hidroeléctrica del Retorno -el meandro, en su parte más estrecha, ha sido aprovechado para hacer saltar el agua al otro tramo del río de manera ingeniosa-, casa del Pino, Casas de Cárcel, baños de Fuente Podrida, Villatoya, Casas de Gilanco, Casas del Hoyo de Villarta, Casas de Perichan, casa del Salado, casa del Saladar -tantos topónimos haciendo referencia a la sal se explican por la veta de mineral de los materiales de yesos y margas de la zona-, Casas de Tetuán, Casas del Caballero, Casas de la Golfilla, Casillas del Río Cabriel, Casas de la Noria, barrio de Casimiro, azud y noria de Casas del Río. Llegados a la noria de Casas del Río, ésta se nos muestra hoy como una maravilla de nuestra cultura hidráulica, restaurada hace unos años por la Conselleria d’Agricultura. Sus dimensiones y el hecho de que aún hoy esté en perfecto estado de funcionamiento Iglesia de Santa María en Requena atendida su sabia restauración, le dan un valor etnográfico incalculable. Hay que acercarse hasta su voluptuosa circularidad para valorar su magnificencia técnica y estructural. Eleva las aguas del Cabriel de manera casi milagrosa y sin hacer uso de energía que no sea la propia de las aguas. Aguas que no satisfechas con mover la magna rueda de madera, pasan a continuación a ofrecerse, fertilizadoras y sagradas, a las huertas de abajo mediando la acequia de la Rinconada de Muñoz. Ésta es la única noria en funcionamiento hoy en las riberas del río Cabriel. Hasta 1950 funciona- 83 Ruta 7 1 ban, con este sencillo esquema de azud, noria y acequia, hasta cinco ingenios semejantes a éste de Casas del Río: Casas de Alcance, Penan del Río, El Pajazo, Tamayo y casas del Cárcel. Y hasta Cofrentes, más y más espacios humanizados que vivían de las aguas del Cabriel como Casas del Río, una vieja aldea de Requena hoy convertida en una urbanizaciónaldea, además la casa de Penan, el saltó hidroeléctrico de Cofrentes, Casas de Alcance, el balneario de Cofrentes y la villa de Cofrentes. Por los llanos de cereal en las cercanías de Ayora En la actualidad, casi todas las infraestructuras y viviendas de las riberas del río Cabriel, que eran como una calle de pueblo con sus explotaciones energéticas, ganaderas, forestales y agrícolas, han quedado obsoletas por la nueva economía industrial y la sociedad de consumo, pero en cambio con el nuevo turismo rural emergente, todo el discurrir del Cabriel por la comarca se nos muestra como una especie de itinerario cultural y natural de entre los más deslumbrantes de todo el conjunto de montañas valencianas. 84 En este recorrido por el patrimonio natural y cultural descrito a lo largo del río Cabriel, entre el embalse de Contreras y Cofrentes, se pueden visitar determinados lugares desde nuestra ruta principal. Podemos acceder en coche a la presa del embalse de Contreras, al puente del siglo XIX y a la zona de los Cuchillos de la Fonseca, en un recorrido de ida y vuelta, desde nuestra ruta, a partir del cruce de la CV-4661 con el camino de Minglanilla. Los que nos decidamos por el buen andar o la bicicleta, la ruta puede tener continuidad después de los Cuchillos, si el caudal del Cabriel no es excesivo, con lo cual se puede cruzar andando y con las bicis al hombro, para dar continuidad a la ruta y recuperar nuestro itinerario por el camino de la Fonseca, en la hoya de Juan Martínez. Continuando con nuestra ruta, un kilómetro después debemos tomar una pista a nuestra derecha que lleva en un trayecto de ida y vuelta de unos seis kilómetros, hasta el puente de Vadocañas, a lo largo del camino del mismo nombre. Por los alrededores de la sierra del Rubial, merece la pena acercarse al pino de los Dos Hermanos, el cual muestra un original tronco dividido en dos brazos enormes. Nuestra ruta desciende al lecho del río Cabriel en el caserío de Tamayo, ribera de río que ya no abandonaremos hasta la llegada a Cofrentes, en un recorrido por todo el patrimonio cultural y natural ya comentado que va salpicando un lecho fluvial sorprendente y venturoso que a buen seguro no nos dejará indiferentes. Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino del Castellar de Meca De Cofrentes al cañón del Júcar Por la zona del salto de Cofrentes dejamos el lecho del río y alcanzamos la CV-439 a la altura del balneario modernista de los Hervideros. A la villa de Cofrentes se puede acceder desde nuestro itinerario en un trayecto de unos tres kilómetros de ida y vuelta. Cofrentes nos muestra su imagen más atractiva con su castillo de origen árabe sobre un cerro volcánico, vigilando desde allí la confluencia del río Cabriel con la del Júcar. El embalse de Embarcaderos, desde el que se puede realizar un recorrido fluvial hasta Cortes de Pallás, difumina el encuentro de los dos ríos creando una lámina de agua calma que embellece el paisaje y abraza la villa. Cofrentes se desparrama por las faldas de un cerro con una trama urbana de claras reminiscencias árabes y con una arquitectura popular en muy buen estado de conservación, entre la que sobresale la iglesia parroquial de San José, del siglo XVII. Merece la pena visitar en el cerro de la Dehesilla la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, obra del siglo XIX, mientras que en la orilla opuesta del Cabriel se levanta el cerro de Agrás, un volcán extinguido excepcional en el contexto del vulcanismo valenciano. Desde las cercanías del balneario de Cofrentes parte un camino agrícola que nos lleva hasta la villa de Jalance, cruzando el lecho del río Júcar entre un paisaje colorista de campos cultivados de almendros y olivos. En Jalance vuelve a dominar el paisaje urbano su castillo de origen árabe, levantado sobre los restos de una fortaleza íbera. Gran parte del atractivo de esta villa lo aporta su huerta de frutales ribereña del Júcar, un verdadero paraíso de belleza estética deslumbrante. En el núcleo urbano destaca la iglesia parroquial de San Miguel, construida sobre lo que en su día fuera mezquita árabe. Su imagen actual y la construcción del campanario, datan del año 1736. La huella árabe queda patente en lo que resta de su aljama en el tortuoso trazado de las calles Tánger y Unión, más cercanas a la iglesia. En las afueras del pueblo hay un calvario del siglo XVII, coronado por la ermita de San Miguel del siglo XIX, conjunto religioso que conforma un agradable entorno. Nuestra ruta deja Jalance en dirección oeste, remontando la cuesta de la Hoyiquía. Al llegar al alto se abren bellas panorámicas de un paisaje dominado por los cultivos de almendros y olivos entre densas pinadas. Por el camino de Moragete se bordea el río Júcar. En una de sus curvas un rótulo anuncia: cañón del Júcar. Se trata de un mirador que parece volar sobre el discurrir del río, el cual nos abre una vista panorámica de vértigo sobre el tramo del Júcar, que en este lugar y entre paredes verticales de más de doscientos metros de altura, deja atrás las tierras manchegas para pasar a fertilizar las valencianas. El espectáculo natural que ofrece aquí el mayor de los ríos valencianos, es de los que causan asombro. Poco después alcanzaremos la cueva de Don Juan. Se trata de una de las cinco cavidades valencianas habilitadas para la visita. En este caso mediante una iluminación que juega con las espectaculares formaciones estalagmíticas recreando un singular y sobrecogedor paisaje subterráneo. A la salida de la cueva, la frondosa vegetación da calidez a un área recreativa que invita al descanso. Continuando con nuestra ruta, pronto llegaremos bordeando la espectacular hoz del río 85 Ruta 7 Júcar, hasta el aula de la naturaleza de El Moragete. Allí descubriremos un bello entorno natural entre una densa cubierta arbórea de pinos y encinas que dan todavía más valor si cabe a la respetuosa restauración del edificio del aula a partir de un viejo corral. Nuestro itinerario remonta a continuación las vertientes de la sierra del Boquerón que miran al río Júcar. Atrás queda su espectacular hoz. En la vertiente sur de esta sierra se abre una vasta planicie que sorprende al viajero. Todos los arroyos que confluyen en este llano en dirección a la rambla de la Vega, estructuran un territorio de suaves relieves a los pies de tres cordilleras peculiares y emblemáticas del valle de Ayora: la sierra del Mugrón de Almansa, por el mediodía; el Montemayor, por el levante; y la más contundente sierra de La Palomera, por el poniente, con su espectacular zona de La Hunde, un paraje natural junto a la caudalosa fuente de la Cadena, las aguas se recogen en una balsa circular, donde se permite el baño, y todo ello rodeado por un potente pinar con instalaciones y espacios para la acampada. El hecho de estructurarse el paisaje en cerros en esta rambla de la Vega, da lugar a un sinfín de arroyos, entre las vertientes de los cuales se despliegan anchos campos cultivados a la manera de Castilla y con ciertas pinceladas de paisaje rural con setos a la manera inglesa. Llanuras de cereal en las partes de topografía más amable, y los almendros y la vid en las vertientes que buscan la parte alta de los cerros peinados por setos de pinos y encinas. Este paisaje, aunque profundamente modelado por el hombre, conserva una biodiversidad de valor incalculable. Tendríamos que acercarnos por aquí en primavera para gozar del paisaje más agradeci- 86 do. Es el momento del verde más intenso y claro del cereal, el instante fugaz del rojo vivo y vigoroso de las amapolas o del verde maduro del almendro.Y si el invierno y el inicio de primavera han sido de agradecida lluvia, oleremos intensamente a romero, tomillo, zarza, madreselva, roja, espliego, brezo o estepa. Hoy, dada la escasa presión humana, estos espacios rurales tienen un valor ambiental y cultural que va más allá del que puedan dar sus milenarios cultivos de cereal y vid. El otoño y el invierno son los momentos de los paisajes más intimistas, cuando se roturan las tierras del cereal, de los rocíos blancos fecundadores, de los almendros desnudos incubando la flor próxima. Es el tiempo del silencio, del frío, de la llovizna, del aguanieve, de los caminos enfangados y de las chimeneas humeantes. Es el momento del contacto más intenso con la tierra de la gente que ha optado por regresar a vivir al campo. Como los moradores actuales de la casa Rebolloso, donde se lleva adelante una explotación agropecuaria y forestal integral, junto con la crianza de la especie autóctona de cordero denominada Guirra. Desde la casa del Rebolloso, merece la pena acercarse, en un trayecto de ida y vuelta de unos ocho kilómetros, hasta la imponente y desafiante muela perfecta del Mugrón de Almansa, para visitar el poblado íbero del Castellar de Meca, una de las ciudades de dicha época más espectaculares de la península. El valle abierto que lleva hasta la sierra del Mugrón, rememora los paisajes idílicos de una estepa africana, con sus neblinas de la mañana transparente traspasadas por un sol dorado. A medida que el viajero se va acercando puede imaginar arriba del Mugrón el poblado. Los carruajes y la vida hace más de dos mil años. Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino del Castellar de Meca Llegados a las Casas de Meca, parte desde allí un camino que permite realizar un trayecto espectacular. Al iniciar la marcha hacia el Mugrón, desde la base parece inaccesible y enigmático el poblamiento. No se puede evitar tener la sensación de que te encuentras en un sitio energético, en un entorno profusamente empleado por nuestros antepasados. El Castellar de Meca es un fantástico poblado histórico al que se accede por un camino excavado en la roca, en el que subsisten las rodaduras bien visibles de los carros. Caminando por él descubriremos fuentes, aljibes gigantes, escaleras realizadas a pico... Todo sorprendente, enigmático, ancestral e imponente. Pero cuando lleguemos arriba del poblado íbero y nos envuelva la trama urbana de las calles, del camino carretero y los cientos de aljibes, si alzamos la vista descubriremos la panorámica que abre la localización de nuestros antepasados. Será ese el momento en que seremos conscientes de donde estamos, intentando imaginar las miles de puestas de sol que ellos gozaron a caballo del Mugrón de Almansa. El acceso y paseo por el poblado íbero del Castellar de Meca, será uno de los momentos más emocionantes de esta ruta. Continuando con nuestro itinerario, alcanzaremos Ayora desde la casa del Rebolloso, mediante el camino rural de la Vega y la carretera CV-440. Ayora se extiende sobre las faldas de una suave colina, donde permanecen los restos del antiguo castillo de mediados del siglo XIII, edificado sobre una construcción árabe. El conjunto estaba rodeado por cerca de mil metros de murallas y torreones de defensa, de los cuales todavía se conserva la torre del Homenaje. En su casco antiguo destaca, entre lo más llamativo de su patrimonio histórico y artístico, su iglesia arciprestal de Santa María, obra del siglo XVII, la cual conserva unas valiosas tablas de Yáñez de la Almedina. Todo el conjunto urbano es armonioso, conservándose una arquitectura popular en muy buen estado, además de recias construcciones solariegas. El Mugrón de Almansa visto desde la casa del Rebolloso 87 Ruta 7 Información Práctica Fiestas, gastronomía y a rtesanía La cocina de los pueblos de la comarca de Utiel-Requena es rica y variada, con platos muy elaborados como el potaje, la olla o el gazpacho manchego, que aquí se cocina con un guiso de tomate, hígado, tocino, jamón y carne sobre una torta de pastor hecha de harina de trigo. Otros más sencillos, pero igualmente sabrosos, son el morteruelo, el ajo arriero, el arroz en cazuela, las patatas en caldo, la fritura de chicharrones o la gachamiga. Son también afamados sus bien elaborados embutidos: longanizas, morcillas y chorizos que se han popularizado en los típicos bocadillos de blanco y negro. Y de postre sobresalen los bizcochos, mantecados, burruecos o los turrones. El vino continua siendo hoy una de las grandes referencias de la comarca, que produce, principalmente, tintos y rosados con denominación de origen Utiel-Requena y un cava que en los últimos años ha conseguido prestigio internacional. Sus gentes han sabi- El poblado ibérico de Castellar de Meca en Ayora 88 do convertir el pisado de las uvas en una fiesta que, en el caso de la Vendimia de Requena, ha sido declarada de interés turístico. Por su parte en el Valle de Ayora son afamados los gazpachos ayorinos que se comen en toda la zona, aunque cada población tiene sus peculiaridades gastronómicas: el calducho de Jarafuel, la olla cofrentina, el trigo picao en Teresa o el ajotonto de Jalance, para terminar con un postre a base de grullos, mazapanes o aguamiel. En las dos comarcas se celebran, en cada población de la ruta, fiestas patronales y numerosas romerías en la mayor parte de ermitas de la zona. Son también recurrentes la fiesta de San Antonio Abad con sus hogueras, los carnavales, y en algunas villas la fiesta de las Fallas. La industria artesanal de la zona del valle de Ayora-Cofrentes, muestra su mejor hacer con las horcas, bastones y mangos hechos con ramas de almez. Época recomendada Cualquier época del año, excepto los días más fríos con temporal del norte del largo Por los meandros del río Cabriel y las hoces del Júcar camino del Castellar de Meca invierno en las partes más elevadas de las dos comarcas. Atención también a las horas centrales del día en pleno verano. Desde finales de enero hasta mediados de marzo, se disfruta del acompañamiento de los coloristas paisajes de almendros y cerezos en flor. En otoño nos deslumbrarán los colores de árboles caducifolios de las riberas del Cabriel y el Júcar: un espectáculo cromático de visión imprescindible. También hay que dejarse seducir por la magia de las llanuras de vides, ya sea cuando verdean por primavera, por el rojizo plateado del otoño, o por las cepas desnudas, grises y podadas a lo largo del riguroso invierno. Transporte público a los Cuchillos en el río Cabriel y su continuidad hasta conectar con nuestra ruta principal. Si alguien quiere hacer uso del coche, deberá ir por las carreteras que se indican en el desarrollo de la ruta. En las pistas que sí es posible el paso de coches no se debe nunca abandonar el camino principal, ya que es mucho mejor y más respetuoso. Para conocer cada zona de la naturaleza que proponemos con mayor detalle, dejar aparcado el vehículo y realizar paseos a pie por los senderos homologados correspondientes. Cartografía recomendada para el correcto seguimiento de la ruta: Instituto Geográfico Nacional. Escala 1:25.000, hojas número: 693-III y V; 694-III; 719-I, II, III y IV; 720-I; 744-II; 745-I y III; 768-I y II; y 793-I. Se puede llegar en trenes regionales y de cercanías a la estación de Requena o Utiel. El transporte de la bici es gratuito. Desde Ayora se dispone de un servicio de autobuses que llevan a Valencia. Recomendaciones y precauciones En caso de querer recorrer la ruta tal como está planteada en bicicleta o a pie, atención: Es mejor una bici de montaña o como mínimo del tipo híbrida. No encontraremos demasiadas fuentes para saciar la sed fuera de los núcleos urbanos, por tanto debemos aprovisionarnos de agua siempre que tengamos ocasión. Tanto las primeras horas del día como el atardecer, son los momentos más luminosos y agradables del día. La ruta no se puede realizar en coche por las siguientes pistas forestales: el acceso 89 1 Ruta 7 Para saber más www.comunitatvalenciana.com Contact Center Comunitat Valenciana: Tel. 902 12 32 12 Oficinas de turismo de la ruta: Tourist Info Requena Calle García Montes s/n · 46340 Requena Tel. 962 30 38 51 · 962 30 38 51 [email protected] Tourist Info Utiel Calle Puerta Nueva 11-A · 46300 Utiel Tel. 962 17 11 03 · Fax 962 17 23 78 [email protected] Tourist Info Cofrentes Plaza de España 6 · 46625 Cofrentes Tel. 961 89 43 16 · 961 89 41 91 (ayuntamiento) [email protected] Tourist Info Jalance Calle Targer 2 · 46624 Jalance Tel. 961 89 71 71 · 962 19 64 51 [email protected] Información sobre trenes de cercanías y regionales: Renfe 902 24 02 02 www.renfe.es 90