Año El número dos de Revista Consenso Año 2 Número 2

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Año
El número dos de R evista Consenso
Año 2 Número 2
Contenido
Editorial
La literatura en español en los Estados Unidos
Opinión
No soy “MARIPOZA AIRLINES”
por Pedro Lemebel
Sábato y la ambigüedad de la conciencia
por Carlos Ospina
Literatura
Tres poemas de Olivia Maciel
Los matones
por José Hernández Gallardo
Reseñas
La complejidad del emigrante en Paraíso portátil
por Rosa Osegueda
Solo de flauta, el nuevo libro de René Rodríguez Soriano
por Juliana Morales
La poesía de Paulina Constancia
por Lauren Johansen
Sociedad
El Dream Act
por Elizabeth Rosiles
Ensayo
Úrsula: concepción y destrucción de Macondo
por Mónica Guerrero
África en el sur y en el norte
por LauraQuirós
Editorial
La literatura en español en los Estados Unidos
Hace unos pocos días se entregaron los Internacional Latino Book Award en la ciudad de
Nueva York. Este premio en particular tiene categorías en inglés y en español. Muchos de los
libros premiados en español fueron producidos aquí, en nuestro país, por autores
latinoamericanos y por casas editoriales que creen en ellos, y ese es un detalle que no debe
pasar desapercibido.
Desde hace ya unos años vemos que escritores que escriben en español, radicados en los
Estados Unidos reciben premios literarios internacionales, podemos mencionar, por ejemplo, el
caso de la novela El exilio voluntario, del boliviano Claudio Ferrufiño-Coqueugniot, galardonada
con el premio Casa de la Américas; o la novela El corrido de Dante, del peruano Eduardo
González Viaña, premiada como la mejor novela en español en Estados Unidos, en el año
2007. Pero no es tanto que haya buenas novelas escritas en estos pagos, lo que es más
notable, es la temática que cubren. La vida del inmigrante. La experiencia del que llega aquí y
se expone a una nueva vida, a veces exitosa y otras con severas transformaciones. Las
historias que se desarrollan en un mundo distinto al del que venimos. Las historias que están
redefiniendo a la sociedad norteamericana y generan un debate permanente, excitante y a
veces violento.
Quizás esta nueva corriente literaria sea una idea nueva dentro de la literatura
latinoamericana, porque en realidad es eso, una representación del lado latinoamericano de
los Estados Unidos. Tal vez se la llame literatura de inmigración, o literatura del desarraigo o
del exilio. Pero el nombre en sí no es importante, porque los movimientos literarios dejan
como legado libros, y algunos llegan a ser muy buenos. Habrá que esperar un poco para saber
a qué llega la literatura en español en este país. Pero hoy hay que celebrar que está vigente y
que goza de muy buena salud. El futuro es promisorio y eso es muy bueno.
Fernando Olszanski
Director Editorial
Opinión
No soy “MARIPOZA AIRLINES”
por Pedro Lemebel
De vuelo en vuelo, o de aeropuerto en aeropuerto, diría alguien que me ve por ahí bostezando
en la sala de embarque, dormitando antes de abordar o sacándome por milésima vez los
zapatones tanques en el control de equipaje de mano. Pareciera que me quejo de regia, pero
odio viajar, consumir ese régimen de pájaros que te sirven de comer. Pasar horas y horas
como una salchicha estrujada en medio de dos gordos gringos que no te dejan respirar ni
dormir con sus notebook y sus aparatos de entretención para el viaje. Es así no más, odio
aceptar invitaciones tan lejos fuera de Chile, y cada vez que se empina al cielo la punta del
aparato, el susto me encoge el ano pensando que si esta güebada se ladea un poco, si sólo el
ala rasmilla la pista en el despegue; el chispazo, la explosión y adiós Pampa mía. No hay caso,
me pone más neurótica la voz de la azafata modulando las instrucciones en caso de desastre,
que si caemos al mar, las puertas de escape están aquí y allá, e inmediatamente surgen
toboganes por donde caes a un bote inflable rumbo a una isla feliz, donde serás rescatado por
un musculoso salvavidas. Puras güebadas, puro cuento, porque el avión se estrella en el agua
y de la explosión no quedan ni las pestañas postizas para reconocerte. No hay caso, no me
acostumbro al aire, no soy mariposa de cielo, me acomoda más la segura crisálida de tierra.
Aunque ahora todo ha cambiado, y dicen que es más seguro viajar en avión. La primera vez
que volé al extranjero fue en el año ochenta, en ese tiempo muy pocos chilenos tenían ese
privilegio, en mi población fue un acontecimiento. Y juntando las monedas todo el año compré
un pasaje a Río. Para mi familia era como si me fuera para siempre, me fueron a dejar al viejo
Aeropuerto de Los Cerrillos hasta con el gato; me saqué una foto subiendo la escalerilla como
Jacky Onassis y desde la terraza mi familia entera me vio elevarme al cielo con lágrimas en los
ojos.
Pero no hay caso, aunque ahora es distinto, igual detesto la faramaña del avión. Y encontrarse
con los chilenos viajeros en todos los counter aéreos hablando fuerte, gritándole al encargado
que ellos tienen primera clase, tarjeta gold y todos los privilegios del LAN pass especial. Los
ves en todos los aeropuertos exagerando el acento shileno, llamando al Matías o al Kevin,
juguetón perdido entre las maletas de los turistas. Las mujeres teñidas de amarillo con
anteojos de sol comprados en el duty-free de Panamá. Qué insoportable aeropuerto. Pero es
el epicentro de los viajes a Miami, las islas Caimán o Cabo Verde. Allí te vuelves a encontrar
con la nube chilena neurótica hablando por celular. O fingiendo que se comunican con la nana
por línea internacional para saber si los delincuentes se metieron a la casa, ¡pos oye! Los
escucho aunque no quiera, porque el acento identifica esa pretensión de gringo teñido venido
a menos. No hay caso, odio los aeropuertos, siempre atrasado, siempre corriendo con la
lengua afuera porque los vuelos de conexión te los dan con una hora de diferencia. Entonces,
basta que se te olvide un papel, que equivoques un dato para que pierdas el embarque y te
tengas que quedar un día entero, durmiendo encogido, apresado en la zona fantasma, en ese
territorio sin patria de esos monstruos de aeropuertos.
Como nos pasó con una vieja amiga en el último viaje a México. En Guadalajara nos dieron
mal la reserva, llegamos al DF con el tiempo justo y teníamos que correr seis cuadras para
hacer de nuevo el trámite. Mi amiga no pudo más, y yo tampoco, así que acezando nos
tiramos al suelo como inmigrantes y “a la chucha la zapatería” dijo mi amiga: Yo me quedo
aquí. Y ahí estuvimos hasta la noche dormitando, mirando el enjambre de viajeros japoneses,
europeos y mexicanos que desfilaba frente a nosotros. No hay caso, no me acostumbro a los
nuevos aires viajeros que tanto adoran mis engreídos compatriotas.
Opinión
Sábato y la ambigüedad de la conciencia
por Carlos Ospina
El argentino Ernesto Sábato pasará a la historia, sin duda, como uno de los pocos escritores
en el mundo que vivieron tanto en el siglo XX como XXI. A sus 99 años, y a sólo dos meses de
cumplir los 100, Sábato falleció en Buenos Aires el pasado 30 de abril de una neumonía. Los
lectores lo recordaremos por novelas imprescindibles como El túnel (1948) y Sobre héroes y
tumbas (1961). Acerca de la relación entre éstas dos últimas, Sábato, en una entrevista con el
crítico Emir Rodríguez Monegal en 1966, dijo: “Creo que el escritor tiene una sola obsesión
que expresar en su obra […] yo siento que estoy hablando siempre de lo mismo”.
Severo Sarduy ha notado que en estas dos obras, a pesar de estar separadas por trece años,
predominan las cavernas y los ciegos. Esas obscuridades invisibles donde nada se puede ver,
la miopía de Juan Pablo Castell, de Martín y de Bruno, una narración de “conciencias
ambiguas” como anotaba Monegal, voces que divagan en el mundo tratando de hallar el
sentido de la vida, del vivir. Voces que se dispersan y se recogen para reflejar, no en el modo
clásico, sino en el más contemporáneo de todos, la maldad y el desarraigo que ven y que
sufren a través de un siglo de guerras, de la bomba atómica, de las dictaduras que tanto
marcarían su literatura, así como marcó la de Enrique Vila-Matas, de Roberto Bolaño, de
tantos escritores que como él, vivieron en carne propia la represión y el abatimiento moral. Un
siglo XX que, como diría Albert Camus, fue el siglo del miedo. Ernesto Sábato fue elegido
Presidente de la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas en 1983, y un año
después, en 1984 recibió el Premio Cervantes. Intelectuales como Sábato no hubo muchos, un
testigo de nuestro tiempo y de nuestra historia. Un escritor comprometido con la palabra, pero
también con el hombre mismo.
Literatura
Tres poemas de Olivia Maciel Rasga
La sisa de la blanca
blusa, tira de la tela tira.
Rasga la prenda en jirones
para coser con ellos de nuevo
otra buena blusa.
Azul, Amarillo limón
una nueva blusa, quizá sea blanca.
Rasga, rasga, rasga la tela
rasga la indumentaria;
con ello rasgas un trozo de cielo,
rasga.
Desgarra la hebra de los hilos
por en medio,
fibra por fibra, hilo por hilo
cual fueran sábanas viejas,
cual vacías fueran.
Desde el punto medio del arco
hasta el exacto centro del 104.
Rasga, rasga,
con ese gesto tuyo,
mezcla de fatídico deber y honorable cobardía.
Rasga, rasga, rasga la tela rasga.
Florescencias
lores marchitas, florescencias de un placer que
aflora en agua turbia, en agua clara,
beban su agua gloriosa, beban flores marchitas.
De magenta, de florecilla silvestre,
de pétalo encandilado en luz brillante
beban su fresca agua, beban flores marchitas.
Brizna de nieve
Duerme, duerme, duerme
diminuta brizna de nieve
duerme.
Sueña estrellada noche,
con el ir y venir del
solitario oleaje.
Duerme y sueña
blanca geometría
con el gesto de sus dedos,
la cáscara de la pera
entre sus dientes sabios.
Duerme, duerme, duerme
proyección de la más pura noción,
dichoso día, delicioso néctar...
Los matones
por José Hernández Gallardo
El día era perfecto para cometer el crimen que los asesinos traían en mente. Los
impermeables color verde olivo, como los que usa el ejército del país, los protegían de la lluvia
que caía incesante; al mismo tiempo, arropaban las armas automáticas de calibre grueso que
portaban. La corriente de aire frío había llegado del norte, desviada por los aires huracanados
que se forman en el Atlántico. La lluvia amainaba el ruido de las dos motocicletas estacionadas
y cortaba el humo blanco que vomitaban por los escapes calientes. Las pisadas presurosas de
los peatones chapoteaban los pequeños charcos que se formaban en las estrechas calles y las
aceras. Uno de los criminales se acomodó la escuadra-ametralladora, escondida en la cadera,
porque comenzaba a molestarlo. El otro, depositó la culata del AK-47 en su bota derecha de
modo que quedara escondida entre la espalda del conductor, su cuerpo y la tela sintética de la
capa. Ya habían estudiado todos los movimientos de las víctimas —en realidad, el blanco era
ella, pero su esposo no se le despegaba. Sabían que estaban a punto de salir a la calle donde
ellos aguardaban impacientes; sin importarles la gente que pasaba ni los ojos que no querían
mirar. Tenían la plena seguridad de que tomarían la misma ruta de todos los días porque los
puentes que unen las dos ciudades no les permitían otra vía.
La moto era el vehículo apropiado para cometer la fechoría que habían planeado con
anticipación. El ataque y la fuga por las calles estrechas y empinadas de Tegucigalpa hacían
de la motocicleta el medio más rápido y efectivo. El truco consistía en usar una máquina
rápida y liviana y un motociclista ágil y conocedor del terreno. Atrás del conductor, el tipo que
acribillaría a la víctima, con una metralla o el famoso rifle de asalto AK-47, concentrado y
decidido a acribillar al desgraciado sin recato ni misericordia. En esta ocasión eran dos equipos
los encargados de hacer el trabajo para no fallar; uno de ellos, abriría fuego por el flanco
derecho, pegado a la acera; el otro, remataría por la retaguardia. No había posibilidad de
errar, todo estaba previsto; además, la experiencia de los matones haría fulminante el ataque.
La espera y el frío inusual los comenzó a fastidiar más. —¿Qué putas hacen tanto allí adentro?
—preguntó el Tunco. Ninguno de los compinches contestó porque sabían que se preguntaba a
sí mismo; por otra parte, no querían irritarlo porque perdía la razón.
Le decían el Tunco, no porque era lisiado, sino porque tenía la siniestra costumbre de cortarle
una mano a los que lo traicionaban. Era el encargado de esa operación —en verdad era el
cabecilla de la banda de criminales que manejaba la droga en la ciudad— y el que cargaba el
AK-47; todos le temían. Quiso encender un cigarrillo pero se contuvo, no quería perder
concentración. La gasolina que los carburadores no lograban consumir la detenía la lluvia,
amargándole el aire que respiraba. Recordaba las palabras, todavía frescas en su mente
obtusa, que el bigotudo de sombrero de vaquero, su jefe, el verdadero capo, le había dicho:
“Si me fallás, yo mismo me encargaré de que te quiten la coca”. Se encolerizó más al darse
cuenta que se mojaba el ruedo del pantalón de la pierna que reclinaba sobre el asfalto.
Conocía tan bien a su jefe como para darse cuenta que no sentenciaba por gusto. Sabía que
en sus arrebatos neuróticos hasta era posible que él sufriera mayores consecuencias, si no
hacía bien el trabajo.
Adentro del salón de belleza, donde los secuaces habían pegado los ojos rojos por la falta de
sueño, ajenos a toda malicia, la pareja sentenciada adornaba el pequeño árbol de navidad.
Escucharon el pitido del taxi que los llevaba a casa. Él salió para decirle que por favor esperara
un poco porque su esposa se dilataría unos minutos más. Ella acomodaba con todo amor y
delicadeza las luces, las campanitas de cristal, las bolitas de colores y la escarcha simulando la
nieve que no conocía. Al cerrar la puerta, una ráfaga de aire frío, empujada por el calor del
peligro que afuera acechaba, meneó los adornos del arbolito, los cuales emitieron un sonido
de cristal. Pensó en la sorpresa que se llevarían sus clientes el día de mañana al ver el bello
arbolito y se acarició el estómago con ternura. Después de depositar en el basurero todo el
cabello que se había cortado ese día, su esposo se dispuso a esperarla sentado en una de las
sillas giratorias de barbero.
Afuera, los nervios de los matones se dilataban por la impaciencia. El Tunco se encabronó más
al ver al taxista reclinar el asiento y abrir el periódico con toda parsimonia. Las gotas
comenzaron a caer más tupidas. La lluvia inesperada había llegado como un negro presagio
para la pareja recién casada, pues en la capital eran raros esos chubascos en ese mes. Los
peatones comenzaron a evadir y a tratar de no ver lo que hacían los personajes de las
motocicletas, porque ya era obvio lo que pretendían. —¿Trajiste material, Parco? —se refirió el
Tunco al tipo de la metralla. Éste se limitó a asentir con la testa mojada; al mismo tiempo
sacaba una bolsa plástica con el polvo blanco, y se la pasaba.
El Tunco reclinó la cabeza, cubierta por la capucha del capote, hacia adelante para cubrir la
bolsa. Con el dedo pulgar y el índice extrajo una pizca de polvo blanco, y se la llevó a las fosas
nasales. Después de aspirar la coca, se chupó los dedos para limpiárselos. Los átomos de la
droga llegaron al cerebro irritado, dándole unos segundos de sosiego. Aprovechó esta falsa
sensación de alivio para encender un cigarrillo que deseaba con vehemencia. La nicotina
aunada con la cocaína arroparon los nervios del malhechor, embotándole los sentidos. El
Tunco volvió a hacer el ritual con la sustancia blanca y la bocanada de humo del cigarrillo
húmedo, sin importarle las miradas curiosas de los transeúntes que veían sin querer.
—¡Toma! — le dijo a su compinche, pasándole la bolsa. —¡Y le das al Chicle y al Chaparro, que
parece que se están durmiendo! —continuó, refiriéndose a los conductores. La onza de
cocaína dio la vuelta por las narices de los verdugos.
La pareja de enamorados salió del local. Ella se abalanzó al vehículo que esperaba, abrió la
puerta, y se acomodó en un rincón del asiento trasero. Él aseguró los pasadores de la puerta
del negocio. Uniéndose a ella la abrazó con amor, tratando de apaciguar con caricias el frío
que sentían. El taxi partió salpicando a las personas que pasaban por la banqueta, buscando el
camino usual que los conducía a casa.
Las motos rugieron al tragar la gasolina, haciendo vibrar los pequeños guardafangos y el
cuerpo de los desalmados. Arrancaron al unísono, persiguiendo a las víctimas a corta
distancia. Cuando entraron a la corriente de carros que circulaba hacia todas direcciones, se
colocaron a dos coches de distancia, para no generar sospecha. El pequeño automóvil de
alquiler tomó la Calle Real, porque venían de Comayagüela, buscando las colinas de
Tegucigalpa. Los bandoleros prepararon las armas. La lluvia mojaba más por la velocidad de
las motos, pero eso no los molestó porque estaban acostumbrados a operar bajo cualquier
circunstancia. El Tunco se colocó el rifle de asalto sobre las piernas, entre la espalda del
conductor y su estómago; su camarada tomó la misma posición de ataque, porque sabían que
el taxi estaba a punto de doblar para tomar la novena calle que termina en el estadio Tiburcio
Carías, donde la pareja sentenciada asistía con frecuencia a presenciar los partidos de fútbol
de su equipo favorito.
Los asesinos se colocaron inmediatamente detrás del carro donde viajaba la pareja de
enamorados. Los que manejaban las motocicletas levantaron la vista para cerciorarse de que
la fila de coches se detenía al ponerse el semáforo en rojo; allá, al final de la calle. La trampa
culminaría allí, en el tramo de la pendiente que queda entre el puente Mallol y la calle Primera,
frente a los portones de sombra del estadio, antes de llegar a la calle Primera. En ese trecho
de carretera todo automóvil que pasaba se tenía que detener porque no alcanzaban a superar
la distancia sin que el semáforo cambiara de color. El plan que los criminales habían trazado se
presentaba propicio en ese momento. El taxi aguardaba la señal verde de tránsito para
continuar el camino vía boulevard Suyapa. Quedó atascado a diez coches de distancia de la luz
con el embrague y los frenos presionados y en primera.
La pareja y el conductor del taxi escucharon la descarga; asumieron que era un trueno, pues
la lluvia arreciaba. Cuando supieron que eran acribillados, la vida se les escapaba, con la
misma facilidad que los proyectiles habían penetrado en sus cuerpos tibios. El Tunco abrió
fuego con la AK-47 cuando la moto rodaba por la acera, perforando las láminas del auto como
si fueran de papel. El chofer, queriendo cumplir con su obligación, trató de no aflojar los
pedales; no pudo, los reflejos le fallaron. No reaccionó porque recibió dos plomazos letales en
el cerebro. La bala que penetró por la puerta y cruzó el respaldar del asiento y su cuerpo no la
sintió, ya estaba muerto. El primer perdigón que recibió el chico explotó en su brazo derecho;
separándoselo del cuerpo. Cuando sintió el piquetazo del dolor, quiso gritar y abrazar a su
amada, para protegerla; pero, dos balazos más le contuvieron todo movimiento: uno le partió
el corazón en dos mitades y el otro le resquebrajó las costillas. Ella sintió el fuego que le pasó
quemando la nuca, porque él le había servido de escudo con su cuerpo. Miró a su esposo
desbocarse hacia el asiento de adelante sin vida, como el cuerpo del conductor. La masacre
ocurría a la vista de mucha gente, las víctimas no tenían noción del tiempo, las vidas
escapaban sin recorrer ningún espacio, todo sucedía al unísono. La sangre cálida, revuelta con
residuos de carne humana, brotaba como de un surtidor, salpicando de rojo todo el interior del
automóvil. Otra bala, al rebotar en uno de los hierros, le perforó el estómago; ella exclamó:
“mi niño”. El quejido no se escuchó porque lo cortó la ametralladora que bramó por la
retaguardia, rompiendo el parabrisas trasero, la cabeza de ella, y el parabrisas frontal. El carro
trastabilló hacia delante como un caballo bronco y se detuvo completamente al chocar con el
automóvil de atrás. Los cristales de las ventanas, embadurnados de sangre, volaron en
pedazos, emitiendo un sonido como las campanitas de cristal. El olor a pólvora se mezcló con
el vapor de agua que salía del radiador averiado y las gotas de agua que caían de la nube
negra que cubría la ciudad de plata.
Los caminantes corrieron hacia todas las direcciones al darse cuenta de lo que sucedía. Los
que iban por la acera por donde pasaron las motocicletas, saltaron la pasarela del puente que
se prolongaba hasta el final de la calle. La masacre duró segundos: dos, tres, cuatro, nadie
estaba para contarlos. Cuarenta casquillos saltaron de las armas de fuego, regándose por la
calle como la lluvia que persistía. Bastaron dos ráfagas de plomo para extinguir tres vidas que
no tenían nada que ver con el conflicto que había creado tanto odio. El taxista perdió la vida
por la simple y sencilla razón de estar en la línea de fuego. El joven fue acribillado porque se
encontraba con su amada esposa. La muchacha era la verdadera presa de los homicidas;
pero, ella tampoco estaba al tanto del rencor que el verdadero verdugo sentía. El
resentimiento era hacía la madre de la joven. El jefe de los sicarios había jurado que le
asestaría el golpe mortal a la madre de la joven donde más le doliera. Así se cobraba él las
cuentas con los que lo humillaban. La posición que había alcanzado no se la estropearía una
simple periodista. Cuando se trataba de defender su posición y su orgullo era despiadado,
maldito, inconsecuente.
La fuga era lo más sencillo porque nadie los perseguiría; eso era un hecho. Las motocicletas
de los homicidas continuaron por la acera, sin importarles el desparpajo de la gente que
trataba de apartarse de la balacera. La lluvia quitaba visibilidad a los criminales. Los ponchos
empapados enfriaban las armas todavía calientes. La brisa limpiaba la sangre que había
saltado por las ventanas despedazadas. Al alcanzar la calle Primera se dividieron: el Tunco
daría vuelta al círculo asfaltado que enrollaba el estadio para volver donde habían cometido la
atrocidad; el otro cogería la calle Novena, buscando la carretera al Toncontín.
Después de completar los trescientos sesenta grados, alrededor del coliseo Nacional Tiburcio
Carías Andino, el Tunco atisbó el automóvil que habían agujereado a balazos. Los coches y los
peatones evadían presurosos la escena del crimen. Al pasar, en dirección contraria, logró ver
los cuerpos inmóviles como los había dejado cuando se dio a la fuga. El trabajo había sido
perfecto. Nadie presenció lo ocurrido, nadie se atrevería a hacer cargos ni averiguaciones. Una
siniestra sonrisa de satisfacción salió por los ojos turbios del Tunco.
Reseñas
La complejidad del emigrante en Paraíso portátil
por Rosa Osegueda
Paraíso portátil es una obra del escritor salvadoreño Mario Bencastro, en ella se reflejan
diferentes aspectos de la realidad que enfrenta el emigrante. Está compuesta por historias
breves y poemas en donde se exploran temas sobre emigración, frontera, pobreza y conflictos
bélicos. Estos últimos, son quizás los que enlazan a todas estas historias, ya que la pobreza es
un estado en donde fácilmente se puede germinar la criminalidad dentro de cualquier sociedad
y a su vez se da el comienzo al éxodo masivo.
Paraíso Portátil, es una ventana desde la cual se puede observar y sentir el desgarramiento de
la psiquis humana a causa de la emigración, como bien explica Bencastro, “es el rompimiento
con el pasado y la búsqueda del futuro” (Bencastro, 105). De un pasado del cual muy
difícilmente se puede desprender, ya que en esa tierra que se abandona se deja el alma. Es
decir, es la lucha constante del emigrante por querer sólo ver hacia delante, pues sin
importarle las fronteras materiales o abstractas, va cargado de esperanzas que tan sólo por
encontrar en esa tierra nueva: la libertad, los sueños, la felicidad.
El escritor muestra cómo para el emigrante no hay obstáculos, para éste sus esperanzas
bastan, ya que son sus grandes alas que lo harán volar hacia lo más alto. Sin embargo,
también presenta cómo éste es maltratado emocional y psicológicamente durante su travesía.
La frialdad de los cazadores humanos es un ejemplo de ello, ya que se puede notar la
ignorancia y el poco sentido humanitario a los que se ven enfrentados día a día miles de
emigrantes. Por último, cada relato, cada poema, que compone a Paraíso Portátil, denuncia no
sólo el abuso que sufre el emigrante en el país que lo “abriga”, sino también a aquellos
gobiernos que ignoran el funcionamiento de la verdadera democracia. A esos, que mal
gobiernan esa patria que llora día a día porque un hijo más se le va de su regazo.
Reseñas
Solo de flauta , el nuevo libro de René Rodríguez Soriano
por Juliana Morales
Solo de flauta del dominicano René Rodríguez Soriano, es un libro de cuentos cortos que
entretiene y es apto para todos los gustos. Algunos de los cuentos nos transportan al campo,
donde apreciamos su color local: las leyendas, las creencias, el paisaje natural, en fin, la vida
cotidiana del campo con toda su belleza y misterio. Otros cuentos nos hablan de la ciudad y su
desenfrenado ritmo, y otros nos hablan del amor. Se podría decir que algunos de ellos son
poemas de amor en prosa, imbuidos con imágenes y figuras que a veces nos recuerdan ese
primer amor, inocente y puro, y otros amores que alteran nuestro interior. Solo de flauta nos
transporta a diferentes espacios y tiempos, presentándonos diferentes matices de cada lugar,
con un lenguaje sencillo y coloquial, pero al mismo tiempo elocuente y elegante. Este libro es
un proyecto ambicioso e íntimo que nos comparte este avezado autor. Los cuentos de Solo de
flauta fluyen con armonía y nos dejan deseando más. Entre los cuentos que me hallé más
identificada se encuentran: “Uno parte del otro”, “Tupidos arbustos”, “De pronóstico
reservado”, y “Pie de amigo”. En resumen, Solo de flauta es un libro para todos los gustos que
divierte y entretiene, y nos lleva a diferentes espacios donde muchas veces nos encontramos
reflejados en el texto. Publicado por Lingua USA dentro de la colección Tres Aguas de
literatura en español en los Estados Unidos, Solo de flauta es decididamente un buen libro.
Reseñas
La poesía de Paulina Constancia
por Lauren Johansen
Abraza la vida y el amor dulcemente
pero no demasiado fuerte;
para que los vientos
de cambio y crecimiento
puedan soplar
en la dulce distancia.
Hold life and love dear
but never too near
that the winds
of change and growth
may still breeze
within the sweet distance.
La poesía de Paulina Constancia nos hace escapar de lo cotidiano y refleja esos momentos
como partes indivisibles de la vida. Su obra bilingüe, Brazos abiertos/Open Arms, nos regala
una sencillez precisa y efectiva. Constancia nació en Cebú, en las islas Filipinas, pero fue en
San Miguel de Allende, México, donde se enamoró del lenguaje español. “¡Cuán hermoso es
sentir y ser completamente humano!” dice Constancia. Su poesía capta un sin fin de
emociones e imágenes. Hay cuatro textos que a mi entender sobresalen por la fuerza de esas
imágenes: “Alegrías sencillas/Simple Joys”, “Sobre la naturaleza/On Nature”, “Vida y
muerte/Life and Death”, y “Cosas de amor/All About Love”. Su poesía contiene mucha riqueza
en sus matices y un sentido folclórico que es al mismo tiempo contemporáneo. Sus versos
disfrutan del verdadero placer de vivir y compartir las alegrías y los dolores.
Es importante señalar que la presencia tropical ayuda a crear una experiencia fresca y
espiritual dentro de esa sinceridad poética que propone Paulina Constancia. Muchos de los
poemas están acompañados con imágenes del arte visual de la autora. Su poesía y su arte nos
cercan pureza e ingenuidad. El ambiente soñador semeja una utopía donde la gente, los
animales y lo agreste conviven en armonía. En este escenario nos divertimos con las
maravillas y la generosidad de la naturaleza. “…En el fondo de nuestros corazones/existe un
jardín secreto/ donde duerme la semilla de la bondad” “…In our heart of hearts/there exists a
secret garden/ in which lies the seed of goodness”.
Constancia es capaz de demostrar su espíritu libre y expresar la belleza de las cosas simples;
que es posible vivir y sonreír dentro de las alegrías sencillas, y que eso es gratificante y
podemos compartirlo. Su búsqueda artística es la felicidad del día y que ésta es tan inocente
como volar una cometa, andar en bicicleta o tomar un café. Cuando se nos presenta la
naturaleza, relacionamos a los seres humanos con los animales.
Al mirar profundamente, somos iguales que los peces, “todos son guerreros en Disfraz” y
“sobrevivir no es asunto de tamaño”. Al final, el tema del amor aparece. Enamorarse es “el
momento de momentos” y “el amor viene y te despega de la tierra”. Al mismo tiempo, relata
que la verdadera libertad se encuentra con el esplendor de la soledad. Paulina Constancia nos
hace gozar en su estética y en su visualidad y nos invita a tener la mente abierta para
saborear todos los matices que se funden en su poesía y su arte.
El jardín secreto - The Secret Garden
Creo que en el fondo
de nuestros corazones existe un jardín secreto
donde duerme la semilla de la bondad.
Y como en cualquier jardín,
las condiciones no son siempre favorable.
Algunos días el viento es duro o la maleza crece en
abundancia.
No hay bastante sol ni suficiente agua…
Algunos días reina la lluvia
pero siempre habrá mejores días.
La vida tiene su modo
de hacernos buenos jardineros.
Pero no olvidemos
que la semilla está sembrada
en lo más hondo de la existencia nuestra,
que no hay suficiente viento, agua o maleza
que pueda alejarla de nosotros.
Está, al fin y al cabo, en un jardín secreto.
Y espero que allí, el aire sea puro,
los días animados por el sol
Y el suelo de nuestros corazones
Blando y fértil para que la semilla de la bondad
pueda siempre crecer.
The Secret Garden
I believe that in our heart of hearts
there exists a secret garden
in which lies the seed of goodness.
And like any other garden
the conditions may not always be favorable
Some days the windmay be harsh
or weeds may grow aplenty.
Not enough sun or not enough water…
some days the rainmay reign
but there will always be better days.
Life just has a way of
into fine gardeners.
But lest we forget,
the seed of goodness lies
in the deepest recesses of our being
that no amount of wind, water or weed
Could take it away fromus.
It is, afterall, in a secret garden.
And may the air there be pure,
the days spirited with sun.
And the soil of our hearts, may it be ever
soft and fertile
that the seed of goodness
may ever grow!
El amor es una cárcel – Love is a Prison
Te coge el amor cautivo,
sin embargo, te pone en libertad
Te arraiga y te cimenta
sin embargo, te da alas.
Puedes ir alto y lejos
y como paloma mensajera
o mascota sin correa
conoces el camino a casa
y vuelves.
El amor es divino.
¿Cómo definirlo?
Y el hombre
es el cautivo complaciente.
Porque el amor es una cárcel
siempre abierta.
Love is a Prison
Love holds you captive
yet it sets you free
It gets you rooted, grounded,
yet it builds you wings.
You may go far
and high
but like a homing pigeon,
an unleashed pet,
you know your way home
and you return.
Love is divine,
Need I define it?
And man
is the willing captive.
For love is a prison,
with an open door.
Sociedad
El Dream Act
por Elizabeth Rosiles
El DREAM ACT es un proyecto que se ha presentado al congreso con la esperanza de volverse
finalmente una ley y, que de ser aprobado, los estudiantes indocumentados tendrán la
oportunidad de obtener de manera legal la residencia permanente en los Estados Unidos. La
aprobación de esta ley afectaría a todo tipo de estudiantes: primarios, secundarios o
universitarios. Incluso permitiría que muchos estudiantes accedan a los préstamos federales
para estudiar, lo cuales hoy están vedados para ellos.
Algunos requisitos del DREAM ACT son: vivir en los Estados Unidos, ser estudiante de escuela
primaria, secundaria o de una universidad. La mayoría de los estudiantes indocumentados
serían elegibles para una petición de residencia bajo el DREAM ACT. También, el DREAM ACT
beneficiaría a los que deseen participar en las Fuerzas Armadas, si demuestran tener una
historia íntegra y sin ofensas federales. El departamento de Ciudadanía y Servicios de
Inmigración de los Estados Unidos investigaría si el individuo tiene algún antecedente criminal
o deuda de pago de impuestos.
Hay dos tipos de residencia a las que se podría acceder: la residencia permanente legal que
sería vigente por diez años, y la residencia permanente condicional, que sería vigente por tres
años. El DREAM ACT suministraría al principio a los estudiantes con la residencia permanente
condicional y después, si ellos cumplen con algunos requisitos de integridad, se le otorgaría la
residencia permanente legal. El paso siguiente sería una invitación a servir en las fuerzas
armadas o en cualquier otro servicio civil.
Alrededor del 40% de los inmigrantes indocumentados entraron al país legalmente como
estudiantes, turistas, por negocios o con otro tipo de visa. Actualmente, el 75% de los
inmigrantes tienen residencia legal, y el 25% restante está indocumentado.
El DREAM ACT fue presentado al congreso en el año 2010, aunque no fue aprobado porque
fue escrito como una parte de una legislación mayor. La abogada de asuntos inmigratorios
Ennedy Rivera dice, “Yo personalmente siento que no será un problema para que pase (el
DREAM ACT) hasta que el presidente se encuentre en su segundo periodo. Lo más probable es
que en su segundo periodo, él tratará de pasar una legislación más agresiva”.
Como parte de la campaña electoral el Presidente Obama había prometido al país una reforma
migratoria. El DREAM ACT fue parte de esa campaña y él comenzó a ofrecer a Latinos
posiciones importantes en Washington D.C. a modo de apoyar esta iniciativa. El Congreso y el
presidente aún deben limar muchas asperezas para llegar a un punto de consenso. Algunos
estados como Illinois han hecho posibles los sueños de estudiantes universitarios
indocumentados. Aunque el estatus legal de los inmigrantes no está en regla, se permite a los
estudiantes indocumentados que asistan a las universidades y califiquen para la colegiatura del
estado. Existe un movimiento que está creciendo a favor del DREAM ACT, por ejemplo,
organizaciones importantes apoyan al DREAM ACT: organizaciones éticas, organizaciones de
derechos civiles, organizaciones religiosas y universidades.
En estos días, la población de estudiantes está tomando acción al respecto involucrando a
escuelas, a la sociedad, a miembros del congreso la importancia de pasar el DREAM ACT
porque ellos son indocumentados, pero han crecido y se han educado en los Estados Unidos.
No darles una oportunidad de vivir en este país sería condenarlos al exilio y a la marginación.
El DREAM ACT tiene cierto apoyo bipartidista en el congreso y de parte de la sociedad
estadounidense, y aunque no ha pasado sus sesiones en el congreso, se prevé que vuelva
pronto a ser considerado. Si ellos se quedan en los Estados Unidos, no estarán legalmente
disponibles para obtener un trabajo. Muchos de los estudiantes reciben ofertas de Canadá;
muchas corporaciones de ese país les dan la bienvenida. Es irónico que los Estados Unidos
inviertan tiempo importando profesionales de India, Europa y América Latina cuando no se
enfoca en los estudiantes que están aquí.
El DREAM ACT estimularía la economía. Si el DREAM ACT pasa a ser ley, el futuro de los
inmigrantes sería extremadamente prometedor porque los estudiantes trabajarían en los
Estados Unidos. Estos estudiantes son individuos quienes probablemente se gradúan con
buenas notas. Sería beneficioso mantenerlos dentro de los Estados Unidos para mejores
oportunidades de educación y mejores trabajos, que en sí es más ingreso tributable.
Ensayos
Úrsula: concepción y destrucción de Macondo
por Mónica Guerrero
Úrsula Iguarán es sin duda el personaje más destacado en Cien años de soledad. Tanto su
biografía como su currículum incluirían innumerables logros tales como, y no limitados a
fundadora de Macondo, los de descubridora de puntos de conexión con otras ciudades,
promotora del progreso social y económico de Macondo, comerciante, esposa, madre, ama de
casa y voz de la razón. La multifacética Úrsula, sin embargo, no es tan perfecta como pensara
inicialmente el lector que queda asombrado ante la fuerza descomunal de esta matriarca que
aparece en la mayoría de los capítulos de este libro. Existen elementos conflictivos de su
personaje que, aunque mantienen a la familia y al hogar en estado de supervivencia,
simultáneamente contribuyen a la miseria y la soledad que aportan a la destrucción total de
Macondo. Úrsula dedica su vida a su hogar y a asegurar la supervivencia de la estirpe, sin
embargo sus intenciones son cuestionables. Aquí se investigarán sus verdaderas intenciones a
base de la estructura social y económica de Macondo antes y después del auge de progreso
que la misma Úrsula iniciara y alimentara.
La pareja compuesta por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán emprendió camino y llegó a
establecer su propia aldea, un inicio nuevo y excitante. Según Seymour Menton, el segundo
nombre de José Arcadio “es una alusión clara a la utopía mitológica de los griegos antiguos, la
sociedad ideal socialista” (3). Un Macondo joven bajo la guía de “el hombre más emprendedor
que se vería jamás en la aldea” (García Márquez 18) se describe claramente: “En pocos años,
Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta
entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de
treinta años y donde nadie había muerto” (García Márquez 19). El autor nos señala que José
Arcadio había fundado junto con su esposa una “aldea arcádica”, que diseñó con una
estructura socialista y organizada donde reinaba la igualdad: “trazó las calles con tan buen
sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor” (García Márquez 19).
Éste fue el modelo perfecto hasta que los gitanos “inmigrantes” comenzaron a traer cosas e
inyectar ideas de afuera, lo cual representa la importación de ideas y mercancía extranjeras
que pueden llegar a contaminar una sociedad. Jesse Fernández explica que “varios críticos
han señalado con acierto que en el desarrollo socio-económico y político de Macondo se
encierra la historia de cualquiera de los países capitalistas de América Latina o del llamado
tercer mundo” (76). Se comprende entonces que la conversión de Macondo de sistema
socialista a sistema capitalista y todo lo que esto implica es la responsabilidad de Úrsula.
Aunque curioso y persuadido por Melquíades de probar la fruta prohibida, no fue José Arcadio
quien abrió la ruta al éxito comercial de Macondo, sino Úrsula; pues “José Arcadio ignoraba
por completo la geografía de la región” (García Márquez 20) y su exploración ya había
fracasado. Es entonces ella quien encuentra la ruta que une a Macondo con el mundo y esto
facilita el crecimiento comercial lo que a la vez destruye el Macondo idílico que fundaron los
Buendías.
Es claro entonces que García Márquez utiliza la conversión de Macondo como una crítica
negativa del capitalismo pero a la vez esto crea una disconformidad con las ideas socialistas.
Simultánea e indirectamente el autor produce una crítica negativa del socialismo ya que José
Arcadio estaba ansioso por salir del “idílico” Macondo y conocer otras tierras y Úrsula, aunque
deseaba permanecer allí, sentía descontento y deseaba riquezas. El mismo José Arcadio se
quejó frente a Úrsula después de haber fracasado en su excursión: “Nunca llegaremos a
ninguna parte. Aquí nos hemos de pudrir en vida sin recibir los beneficios de la ciencia”.
Entonces por qué querer irse de un lugar y situación favorables, por qué tanto descontento
con Macondo y la vida que ellos mismos habían establecido. Se propone entonces que es muy
probable que García Márquez haya entablado una crítica de estos sistemas socio-económicos
para mostrar que ambos, si se llevan a los extremos, pueden destruir un país o al
menos incrementar el descontento de sus habitantes.
Antes y después de que se abriera esta ruta algo insólito ocurriría, una transposición de roles
que dejaría a Úrsula al mando total de la nave. En un ataque de exasperación de ésos que
tenía Úrsula, le dice a José Arcadio que debe de dejar de pensar en locuras y encargarse de
sus hijos. Aquí el hombre de la casa se convierte en la madre cuando “exhaló un hondo
suspiro de resignación” (García Márquez 25). José Arcadio habrá sido el emprendedor y el
inventor pero Úrsula siempre era la que convertía en realidad los sueños del marido y ahora
ella iba a ser la cabeza del hogar. Úrsula, al emprender más negocios y actividades, se aleja
física y emocionalmente de sus hijos, brindándoles cuidados físicos y materiales pero no
emocionales. Cuando remodelan la casa es para que Amaranta y Rebeca puedan recibir a sus
pretendientes y para dar grandes fiestas, no por necesidad sino por vanidad. Desde muy
temprano en la novela la atención de Úrsula se orienta hacia una preocupación excesiva por el
presupuesto de la familia, sus posesiones y el orden físico de la casa, lo cual representa su
debut en la burguesía. Esto se puede apreciar cuando su esposo vende algunas de las dichas
posesiones para comprar algunos de los inventos de los gitanos, aquí Úrsula “lloró de
consternación” (García Márquez 11), ya que aquel dinero era herencia de su padre. Ella se
muestra fuerte, estoica como un roble ante las peores tragedias y llora sólo por “la desdicha
de su destino” (García Márquez 132). Se puede comprender que ella no haya querido
separarse de ese dinero por razones sentimentales, pero más adelante se explica que lo
estaba guardando hasta encontrar una buena oportunidad para invertirlo independientemente.
Con esto se aprecia una ruptura inicial de la relación cooperativa que antes tenía la pareja
Buendía. Úrsula comienza a tachar a su marido de loco y ella por su parte comienza a trabajar
independientemente, de forma capitalista, logrando un aislamiento tanto emocional como
físico y realzando su propia locura.
La sensibilidad de Úrsula surge de su remordimiento y de su deber como líder de la familia.
Hay veces en que Úrsula hace un esfuerzo muy grande por prevenir los errores que se repiten
en futuras generaciones o por cambiar el futuro que parece tener una visión retrospectiva,
pero todo esto lo hace ya muy tarde. Aún así el lector se da cuenta de que la redacción
circular de los sucesos nos lleva a presenciar muchos de los mismos errores que Úrsula ya
había cometido, errores cíclicos se podría decir. Es por esto que esta matriarca procura
incorporar a todos los miembros ilegítimos de la familia Buendía, nietos y biznietos, para
intentar educarlos y guiarlos por otras avenidas pero siempre preservando el liderazgo y el
buen nombre de los Buendías en Macondo.
Mario Muñoz escribe: “La cadena es interminable. Cada generación es como un día que
empieza para terminar cubriéndose con las tinieblas de la noche. En Cien años de soledad el
nombre y la persona van sucediéndose cíclicamente; el ser se vuelve múltiple en su
desdoblamiento.” Algunos de estos errores cíclicos incluyen los sentimientos incestuosos que
Úrsula tuvo por su primogénito. Este caso se repite poco después con su hija Amaranta quien
llega a sentir los mismos sentimientos por sus sobrinos Aureliano José y José Arcadio.
También se puede recordar el cinturón de castidad que llevaba Úrsula de recién casada. Esto
se puede emparejar con el hecho de que Fernanda por su puritanismo religioso se retrase a
consumar el acto sexual en el matrimonio años después. Se puede igualmente apreciar la
maldad de madre a hija cuando Úrsula, dejándose llevar por Amaranta quien quiere prevenir
la boda de Rebeca y Pietri, pospone la ceremonia, hecho que luego termina en tragedia. Años
después se repetirá algo similar pero de forma más directa y sumamente grave cuando
Fernanda impide la relación de su hija con un muchacho y hace lo mismo a Meme a quien
mantiene encerrada antes y después de matar a su enamorado Mauricio Babilonia. Fernanda
admitió al hijo de Meme en la casa de mala gana igual que Úrsula había admitido a su primer
nieto de la misma forma. El caso de Fernanda y su nieto es hiperbolizado puesto que ella
“contó con un ambiente propicio para mantener al niño escondido como si no hubiera existido
nunca. Tuvo que recibirlo, porque las circunstancias en que se lo llevaron no hacían posible su
rechazo. Tuvo que soportarlo contra su voluntad por el resto de su vida…”. Esta última parte
parece ser un espejismo del despreciable acto de Úrsula de dejar relegado el cuidado de
Arcadio su nieto a la indígena Visitación. Úrsula dio órdenes similares de que se le ocultara su
verdadera identidad y quedó comiendo huevos de araña y tomando caldo de lagartijas. El
progreso y la transformación de Macondo eran más importantes y Úrsula simplemente no
tenía tiempo para este pobre “bastardo”. Como se puede ver no sólo se repiten las faltas sino
que peor aún, aumentan en gravedad.
Sin embargo existe una diferencia entre Úrsula y Fernanda y es que a medida que pasan los
años, Úrsula llega a reconocer, queriendo o no admitirlas, algunas de sus faltas. Esto se
aprecia durante su confrontación con Arcadio a quien dice: “Y mátame también a mí, hijo de
mala madre. Así no tendré ojos para llorar la vergüenza de haber criado un fenómeno” (García
Márquez 138). Aquí aunque Úrsula no sea la madre biológica, sí es la madre de crianza de
manera que como se lea se puede inferir que ella sabe muy bien que Arcadio es producto de
su egoísmo y su olvido. Por el mismo lado a ella no le importa morir con tal de no tener que
ver el producto amargo.
Por otro lado, una preocupación muy arraigada que Úrsula mantiene hasta el fin de su vida y
que forma parte importante de la novela es el incesto y sus consecuencias que
coincidentemente constituyen la razón primordial por la que José Arcadio y ella fundaron
Macondo. Ellos huyeron para poder casarse y sus advertencias en cuanto a “la cola de cerdo”
trascienden cada generación. Las mismas se pueden considerar hipócritas si se tiene en
cuenta que José Arcadio y ella son primos. La hipocresía y orgullo son tales que aún cuando
Rebeca y José Arcadio hijo se juntan, ella termina por deshonrarlos.
A pesar de todos sus logros y a pesar de que los obtuvo en nombre de su familia, Úrsula falló
en la labor más esencial de todas, amar verdadera e incondicionalmente. Su fuerza vital la une
a la labor material pero a la vez la aleja, de ser una madre, esposa, abuela y bisabuela cuya
ternura y comprensión puedan haber cambiado el rumbo de muchos en su familia. Al traducir
la vida de Úrsula y su familia en términos del sistema capitalista, uno puede recurrir a Los
Estados Unidos como un ejemplo ideal, especialmente hoy día. Este país ha gozado durante
los últimos 15 años aproximadamente de increíble progreso en todas las áreas económicas.
Durante este auge el estilo de vida de los habitantes subió radicalmente. Muchos se
aprovecharon de unos términos bancarios tan flexibles que permitían que hasta personas de
bajos recursos o recursos no lo suficientemente altos, pudieran comprar la casa de sus sueños
sin importar el precio. Después de varios años de vivir por arriba de sus presupuestos, muchos
comenzaron a usar tarjetas de crédito para poder seguir costeando los lujos a los que se
habían acostumbrado. Este gasto excesivo provocó que la burbuja reventara y se convirtiera
en lo que ahora tenemos, una recesión. Claro está que esto no sucedió porque los habitantes
de este país carecieran de abuelitas tiernas, sino porque nos convertimos en un Macondo en el
que un 80% de las familias están encabezadas por una Úrsula y toda solución requiere una
nueva guerra. La influencia de EE.UU. y su economía en toda Latinoamérica hace que sufra
algunos de los síntomas de esta enfermedad. A pesar de que García Márquez brinda una
historia muy completa del inicio y crecimiento del capitalismo, también señala sus fuerzas y
sus debilidades de tal forma que el lector saque sus propias conclusiones. Es claro entonces
que Úrsula Iguarán es un personaje importante por razones tanto positivas como negativas.
Ella contribuyó al inicio y progreso de una economía capitalista en Macondo de la misma
manera en que contribuyó a su destrucción económica, social y moral.
La pobre Úrsula
Sus intenciones fueron las equivocadas por estar tan preocupada con el exterior, con el qué
dirán y sobre todo con la cola de cerdo, que total no apareció hasta el final pero que nació del
amor verdadero.
Bibliografía
Fernández, Jesse. "La ética del trabajo y la acumulación de la riqueza en Cien años
de soledad". Hispamérica 13.37 (1984): 73-79. 7 Apr 2011.
<http://www.jstor.org/stable/20542124>.
García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad. 1st ed. 1 vol. Barcelona, España: Random
House Mondadori, S.L., 2005. Print.
Menton, Seymour. “El castaño solitario y otras correlaciones increíbles: Cien años de soledad”.
Historia verdadera del realismo mágico. Tierra firme (1998): 256. Print.
Montaner Ferrer, María Eulalia. "Falaz Gabriel García Márquez: Úrsula Iguarán, narradora de
Cien años de soledad." Hispanic Review 55.1 (1987): 77-93. 9 Apr 2011.
<http://www.jtor,org/stable/473253>.
Muñoz, Mario. "Los habitantes de Macondo y su periferia”. La palabra y el hombre. 12. (1974):
25-32.
Ensayos
África en el sur y en el norte
por Laura Quirós
Las culturas latinoamericanas son el producto de una serie de mezclas que se dieron a través
de las sucesivas invasiones europeas y la llegada de africanos al continente latinoamericano.
Muchas naciones se enorgullecen al declarar la pureza de su sangre y de su raza, la cual no se
ha mezclado, o en muchas ocasiones, contaminado con otras, especialmente aquellas que son
consideradas de más baja categoría como lo son la raza indígena y la negra. En el caso
latinoamericano la historia es distinta. En estos lugares, la mayoría de la población se
enorgullece de ser el resultado de ese mestizaje. A pesar de esto, el continente americano ha
sido dividido en sub-continentes; y estos en países los cuales han adquirido una identidad
única, lo que hace que cada individuo sienta un orgullo local un tanto exagerado y fachoso.
Además, las diferencias distinguidas entre individuos por haber nacido y crecido en regiones”
heterogéneas” siempre están claramente declaradas.
Desde la independencia de los poderes europeos, las Américas se han enceguecido tanto que
hasta el mínimo acento identificado en el idioma español marca la diferencia sin importar el
hecho de que ésta es la lengua que comparten, por ende, la lengua que las une. Asimismo, se
pueden encontrar más afinidades entre las lenguas habladas en las Américas, que entre el
español hablado en Latinoamérica y el castellano hablado en España. El idioma, al igual que la
religión católica son los aspectos más notorios que ligan a América Latina. Aún así, siempre se
encuentran los fines para imponer límites entre cultura y cultura, que en realidad si se hace un
análisis profundo no son muchos. Debido al fraccionamiento y la categorización de cada
cultura, una enorme cantidad de factores culturales han surgido los cuales determinan la
procedencia de éstos, tal es así el caso de la música. Si existe algo positivo por lo que América
Latina es reconocida a nivel mundial es su “sabor” y alegría en la música. La samba, la salsa,
el merengue, el tango, el chachachá, la punta, la cumbia, entre otros son ritmos que
despiertan la alegría que nuestros ancestros 31 africanos nos han dejado. La gran mayoría de
estos géneros musicales han sido enormemente influenciados por los ritmos alborozados que
los africanos trajeron consigo. La disminución de población indígena en Latinoamérica motivó
a los españoles a traer esclavos que ofrecían los mercaderes holandeses. Los esclavos
africanos empiezan a llegar a las Américas en el año 1501.
Los esclavos africanos fueron trasladados a nuevos territorios para desempeñar los trabajos
pesados en las plantaciones, minas y otros rubros. La casi extinción de la población indígena
no daba más opciones que importar a estos esclavos. A pesar que se les reprimió toda clase
de libertad a los africanos, sus propietarios no los cohibieron de expresarse con algo esencial
para la supervivencia de ellos, su música. Los primeros cantos y ritmos africanos escuchados
son relacionados con rituales religiosos en los cuales adoraban a sus dioses como Babalú,
Shangó, Yemayá y Ochún. Todavía en la actualidad se utilizan estos ritmos en Cuba y otros
países caribeños donde se practica la Santería.
Muchos de estos rituales religiosos se llevaban a cabo en los cabildos, reuniones las cuales
eran permitidas hacerse por parte de los esclavos. El instrumento principal en estas
ceremonias es un conjunto de tambores llamados Batás. Asimismo, un solista y un coro
participan en la elaboración de estos ritos. En base a estos primeros indicios musicales con
tambores, son generadas una serie de mezclas musicales y tenemos como resultado los ritmos
actuales. La rumba, un término tan usado por latinoamericanos surge de estas reuniones el
cual se refiere a “muchos tipos de bailes”. En realidad, después de tanto tiempo, el término no
ha perdido su significado original. Cuando se piensa en rumba, se recrea el concepto de
música, de alegría, un evento que no difiere del legado rumbero que nuestros ancestros
africanos han dejado.
Ritmos tan famosos como lo es la Capoeira brasileña el cual reúne elementos coreográficos,
musicales, rituales religiosos y marciales fue la fachada de los africanos para mantener su
estado físico y destreza corporal. Los africanos fueron una parte importante en la época de la
independencia de las colonias, pero eventualmente los criollos no les dieron crédito por su
participación en la liberación de las colonias. Por tanto, el arte de la Capoeira siguió siendo su
manera artística de entrenarse para mantener sus habilidades de defensa. La Capoeira que
éstos practicaban en los cabildos incorporaba un ritual inocente el cual no alertaba a los
portugueses y españoles. Este arte se practicaba en los Palenques o Quilombos más
intensamente. La Capoeira todavía permanece y se practica no sólo en Brasil sino a nivel
mundial como un arte marcial y un estilo de vida.
Otros ritmos regionales que aún permanecen en la cultura de ciertos países y que comparten
similitud con ritmos en África se pueden encontrar en Colombia y Panamá. La cumbia de estos
países, al igual que los porros de Venezuela y Colombia provienen del término Cumbé el cual
es un ritmo perteneciente a Guinea Ecuatorial en África . El Mapalé, ritmo en que el contacto
físico y el movimiento tanto del hombre como de la mujer son muy cercanos, parece ser un
derivado de los bailes que fueron censurados por los europeos pues eran considerados
pecaminosos por su contenido erótico y sexual.
La verdad es que, los africanos aportaron mucho más que mano de obra en el desarrollo de la
colonia y de lo que las Américas son ahora. Se podría decir que la cantidad de contribuciones
musicales son innumerables pues nuestra música es lo que nos representa y nos trae alegría.
Nuestro agrado inexplicable por la música, movimientos corporales y coreografías son todas
basadas en el legado que los africanos dejaron a sus descendientes, nosotros. Cabe notar, que
muchos géneros musicales actuales son una mezcla de ritmos indígenas, africanos,
norteamericanos y europeos. Sin embargo, existe algo que solamente nuestros ancestros
africanos pudieron habernos dejado y es su alegría a través de la rumba ante tanta tragedia
que suele suceder en nuestros países latinoamericanos.
A pesar de todo el maltrato que nuestros africanos padecieron en las Américas, se puede decir
que aquéllos que fueron exportados a la parte norte de América sufrieron humillaciones e
infamias aún más atroces. Para fortuna o ventaja de las Américas, la creación de una nueva
cultura a través del mestizaje ha posibilitado el cambio de perspectivas hacia la segregación de
razas. Se puede decir que aunque Latinoamérica es considerado un continente en vía de
desarrollo, la comunidad latinoamericana es mucho más avanzada que la Norteamérica en
cuanto a la discriminación racial. Al igual que en Suramérica, los esclavos africanos llegaron al
norte de América a través del tráfico de esclavos.
Los primeros africanos que llegaron a norte América fueron traídos en una ruta de navegación
holandesa en 1619. Los africanos introducidos a América del norte provenían de distintos
grupos étnicos, pero tenían algo en común: los ritmos y los tambores. Para los esclavos su
música era el medio de olvidarse de tanta tragedia y desdichas incluso en su tierra natal. Es
por esto que al llegar tanto a Suramérica como a Norteamérica el cantar y tamborear siguieron
siendo sus métodos para expresar sus tristezas y alegrar un poco su vida. Tan necesaria era la
música para los africanos, que en los barcos donde transportaban a éstos, sus traficantes
fomentaban la tocata de los tambores y la danza para así evitar que su mercancía humana
enfermara.
Ya en territorio americano, los esclavos no sólo tenían que desempeñar trabajos rigurosos
durante una jornada ardua, sino que les prohibían hablar mientras trabajaban en los campos
de algodón. A pesar de esta cohibición se les permitía cantar; cantos nostálgicos y
melancólicos que invadían los campos en donde trabajaban y eran tratados reciamente. Al
igual que en Latinoamérica, con el transcurso del tiempo, los ritmos africanos se empezaron a
mezclar con ritmos originales del territorio estadounidense y europeo dando origen a nuevos
ritmos. Los ritmos que predominan y tienen como base ritmos y la originalidad africana son el
Jazz y el Blues.
Los primeros ritmos producidos o interpretados por los esclavos africanos en América del norte
fueron el “field holler”, canto de trabajo que empleaban como un medio de comunicación
mientras trabajaban y como alivio de la dureza de su oficio. Este fue evolucionando hasta
convertirse en el Blues. El Blues también se caracterizaba por sus cantos afligidos, taciturnos y
espirituales. El surgimiento de los Blues se debe a la mezcla de sus baladas con los sonidos
que escuchaban de los blancos y las cantaban en los campos de algodón como canciones de
trabajo. Es por esto que la música del Blues se caracterizó por su desentonación debido al
desconocimiento de la armonía europea de parte de los esclavos africanos.
Los primeros Blues intentaban ser mensajes que iban de plantación en plantación para
transmitir noticias, pero a la vez demostraba lo que sentían los esclavos pues, éstos eran
separados de sus familias y no se les permitía practicar su religión. Los esclavos africanos
encontraron consuelo religioso en el cristianismo lo que le dio paso al surgimiento de otro
género llamado Gospel, una especie de música evangélica con rituales africanos, que
requieren mucho trabajo vocal. En este género, el piano es el instrumento principal y las voces
son interpretadas por cuatro mujeres. El Gospel es un género que aún se escucha en las
iglesias cristianas, especialmente aquellas donde la mayor parte de sus miembros son afroamericanos. Es importante mencionar que estos Gospels son interpretados de una forma más
moderna y con el uso de más instrumentos.
Sin duda alguna, el gran género musical más reconocido y sofisticado que los africanos han
dejado como legado es el Jazz. La característica principal del estilo del Jazz fue y es la
improvisación colectiva, simultanea, en la mayoría de las ocasiones de la trompeta, el clarinete
y el trombón. Los africanos le compraban instrumentos usados a los músicos del ejército
estadounidense y por su falta de conocimiento en la música y sin alguien que les enseñara a
tocar los instrumentos, ellos aprendían por sí mismos. El Jazz originalmente era muy peculiar
debido a la falta de educación musical de parte de los criollos norteamericanos. Cuando
interpretaban estos instrumentos la mayor intención era cantar con ellos. Esto quiere decir que
los músicos no seguían ninguna partitura, ni mucho menos tenían en cuenta las escalas
musicales y aún así sus interpretaciones han dejado un legado muy especial y significativo.
New Orleans es considerada la cuna del Jazz pues debido a la gran concentración de esclavos
en el sur de Norteamérica. Fue allí donde la gran población de africanos se estableció en el
siglo XIX y fue allí donde las bandas de Jazz más importantes surgieron. En 1865 cuando la
esclavitud fue abolida en los Estados Unidos más africanos emigraron por razones sociales y
económicas. Cuando el gobierno estadounidense cerró los establecimientos de Story Ville, New
Orleans, el Jazz se quedó sin base oficial de origen. Es por esto que Chicago se convierte en el
refugio de la música Jazz donde surgieron grandes conjuntos como la Orquesta King Olivier.
Así como la salsa, el merengue, la samba y los demás ritmos latinoamericanos, el Jazz es el
fruto de la mezcla de la música africana primitiva e instrumentos europeos, indígenas y
anglosajones. A pesar de que cada ritmo difiere el uno del otro, todos tienen un factor en
común el cual es el ritmo que los esclavos africanos trajeron consigo para desahogar sus
penas y darle comienzo a nuevos géneros musicales. Históricamente, los esclavos africanos
que llegaron a Latinoamérica, dentro de todas sus desgracias, contaron con mucha más suerte
que aquellos que llegaron a América del Norte. En Latinoamérica, los africanos, al igual que los
indígenas, hicieron parte de lo que la población latinoamericana es hoy, una mezcla de todas
las razas y una sola comunidad. Todos somos latinoamericanos independientemente de
nuestro color de piel, cabello, ojos y nuestra estatura.
Por otro lado y desafortunadamente, este fenómeno no ocurrió en América del Norte pues la
segregación de la raza afro-americana y la blanca, como se conoce aquel descendiente de
ingleses y por supuesto cuya piel es considerada blanca, es una ocurrencia patente. En cuanto
a la música, se puede notar lo mismo, Latinoamérica como continente comparte muchos
ritmos. Sin embargo, Estados Unidos siendo sólo un país es dividido por la música que se ha
derivado del Jazz y evolucionado hasta el hip hop cuyos intérpretes en un 99.8% son
descendientes de africanos. Poco a poco la población blanca se ha integrado al legado musical
que los africanos dejaron. No obstante, se necesitará de muchas más décadas para que la
comunidad estadounidense no se sienta dividida racialmente.
Referencias
Paredes, Jorge. “África en América”.
Elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2008-11-09/africa- america.html
Waters, Muddy. “Historia de los Blues, música XX. Estilos musicales”.
www.rincondelvago.com
“La presencia del ancestro africano en América Latina”.
www.bowdoin.edu/~eyepes/latam/africanpr.htm
“Algunos ritmos afrolatinoamericanos”.
www.bowdoin.edu/~eyepes/latam/ritmos.htm
“Lo mejor del mundo: la música”. Historia y formas del Jazz, 2006
www.blogcindario.com.
“Estudios en torno a la influencia africana en la música tradicional”.
www.el-mundo.es
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