MEMUNDO (El humanismo

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MEMUNDO (El humanismo
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LA MEDICINA EN EL Mundo
El humanismo retorna a las facultades
de medicina de Estados Unidos
La actitud de la mayoría de ellas es dar una importancia
cada día más visible a los aspectos humanos y de formación
de carácter a sus estudiantes
Sensibilidad y capacidad
de adaptación
Arnau Prats. Estados Unidos
L
a tecnificación de la medicina en los
últimos 25 años ha empañado en cierta manera la imagen de los hospitales, e incluso la de los propios médicos. Incluso se
dice que se está generando un cierto grado
de deshumanización en su ejercicio. Las
máquinas y la tecnificación, ejemplificadas
en la tomografía axial computarizada, las
resonancias magnéticas y, más recientemente, en la tomografía por emisión de
positrones, están sustituyendo las manos,
el estetoscopio y los instrumentos de examen físico, que eran las herramientas básicas e imprescindibles del médico tan sólo
hace unos 30 años. Agravando este proceso, que anda en paralelo a la propia evolución tecnológica de la sociedad, en Estados
Unidos se ha dado una atracción hacia las
facultades de medicina del país de estudiantes brillantes que veían, en la profesión médica, la obtención de un prestigio
social y un poder económico muy por encima del resto de las profesiones.
Personalidad compasiva y humana
Dado el hecho de que la brillantez académica no está relacionada necesariamente
con una personalidad compasiva y humana, los decanos de las facultades de medicina han ido mostrando su preocupación,
desde hace ya mucho tiempo, por la calidad humana de los candidatos. Sin embargo, pocas facultades aplicaban criterios para poder detectar entre éstos un cierto
“humanismo”, a excepción de Harvard
que, en igualdad de condiciones y de excelencia, aceptaba al candidato que aportaba
más currículo humanista. Las nuevas decisiones adoptadas por muchos decanos de
las facultades de medicina de Estados Unidos parecen indicar que, efectivamente, se
valorará la personalidad de los candidatos a
ejercer la práctica médica. Al ya fallecido
Dr. Robert Eber, cuando era decano de la
Facultad de Medicina de Harvard, le encantaba contar, bromeando a los futuros
estudiantes, que para ser admitidos deberían poseer una serie de atributos: ser el
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Harvard, contestando a los estudiantes que
preguntaban qué tenían que hacer para ser
admitidos, les decía que debían ser buenos
estudiantes, pero que al mismo tiempo debían también ser buenas personas y buenos colaboradores de sus padres y de sus
compañeros de clase, ya que son características que buscan encontrar entre los
candidatos para que tengan la humildad y
la compasión necesaria para con sus enfermos.
Las facultades de medicina de los Estados Unidos
dan una gran importancia a las aptitudes humanistas de los candidatos a llenar sus aulas.
número uno de su clase, ser concertista de
violín, ser campeón olímpico de patinaje,
haber ascendido al Everest, haber vivido
en una choza encima de un árbol del Amazonas y ser pariente de la Madre Teresa de
Calcuta. Sin llegar a tales exigencias intimidatorias, el decano actual de admisiones de
En la Universidad de Carolina del Sur, los
estudiantes participan en seminarios interactivos sobre fe, mente, capacidad de perdonar, culpabilidad, vergüenza, oración y
las limitaciones del propio médico. En la
Universidad de Kansas, se ofrece, en el último año, la posibilidad de hacer un rotatorio en el extranjero para adquirir capacidad
de adaptación. Con ello, se pretende conseguir que el estudiante aprenda a desarrollar un grado de sensibilidad hacia otras
culturas, otras razas y otras religiones. Ésta
es una habilidad de gran importancia en
un país tan multicultural como es Estados
Unidos. En la misma Harvard, se encarga
a los estudiantes de primer curso que
atiendan a enfermos en situación crítica.
Se espera de ellos que desarrollen relaciones con los propios enfermos y con miembros de sus familias a través de varias visitas. En la Universidad del estado de
Pennsylvania, algunos estudiantes de último año pueden tomar un curso electivo
Ceremonia de la bata blanca
C
ada año se añaden más facultades
a la celebración de la llamada ceremonia de la bata blanca, al inicio del
primer curso, en donde, además de recibir un discurso por parte de un académico famoso, se les ofrece a los futuros facultativos la oportunidad de realizar una serie de reflexiones sobre el
significado de la relación única del médico con el enfermo. Esta relación está
simbolizada por la bata blanca, a la que
el decano de los servicios médicos de la Facultad de Yale
denomina “el atuendo de la
compasión”. Al final de la
ceremonia se les lee el juramento de Hipócrates y los estudiantes deben recitar el Código de Conducta en Relaciones Humanas. Otros ejemplos
del renovado interés por la
calidad moral de sus estudian-
tes lo aporta la Universidad de Texas,
que ha instituido el galardón “el bastón
de oro” para aquel estudiante de último año que haya demostrado el mayor
interés por el bienestar de sus enfermos. En la Universidad de Nuevo México, a los estudiantes de segundo año
se les enseña en su rotación por pediatría cómo dar malas noticias ante un
panel de padres.
JANO 3-9 SEPTIEMBRE 2004. VOL. LXVII N.º 1.530
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que incluye la elaboración de un diario
personal sobre sus sentimientos en el plano moral y deben elegir a un enfermo que
utilice la religión como medio de enfrentarse a su enfermedad.
Humanidad, bondad y compasión
Se puede decir que la actitud de la mayoría de las facultades de medicina de Estados Unidos, si no en su totalidad, es dar
una importancia cada día más visible a los
aspectos humanos y de formación de carácter a sus estudiantes. El mensaje es claro: ser inteligente y ser brillante no es ni la
única característica ni el único requisito
para entrar en las aulas. Será preciso que
el aspirante demuestre que también es poseedor de unos valores que siempre se han
querido asociar al médico: humildad, bondad y compasión.
Una encuesta realizada en 1999 por la
Asociación Americana de Facultades de
Medicina demostró que tan sólo un 27%
de los enfermos escogían a sus doctores
por el lugar de graduación, mientras que
un 85% escogía al médico en función de
sus aptitudes de comunicación y compasión. El 77% tenía también muy en cuenta
la habilidad del facultativo para explicar intervenciones complejas.
La cuestión que muchos decanos se formulan es, naturalmente, cómo se enseña a
ser compasivo a un estudiante, en especial
en un siglo en donde no aparecen con frecuencia figuras modélicas en nuestros hospitales. Por el momento, es ya bueno el
simple hecho de que se hable de los aspectos humanos de la profesión y de la dignidad de los enfermos, así como que se obligue a los estudiantes a relacionarse con pacientes y con sus familias en situaciones de
gravedad, de vida y de muerte. Aprender a
tener empatía y compasión hacia el enfermo y sus allegados es parte de la profesión
y es importante que se enseñe a los futuros
médicos. Lo difícil, dicen muchos, es conservar y practicar estos valores cuando se
gradúen y se enfrenten a las situaciones
complejas en el mundo real. Un mundo, el
hospitalario, que ha visto como se ha pasado de invertir 30-45 minutos en escribir la
historia personal de un enfermo a tomarse
hoy unos escasos 10-15 minutos. Hay que
decir que, a pesar de las reflexiones de carácter ético y moral que se llevan a cabo en
sus facultades de medicina, en Estados
Unidos cada día crece más la presión asistencial para los doctores. A los más jóvenes
en especial, se les pide que dirijan su atención más a la enfermedad y menos —por
falta obviamente de tiempo— a aquellos
aspectos del comportamiento humano. Se
trata de un verdadero reto y de un alarde
de equilibrio para las nuevas generaciones
de médicos.
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