MEMUNDO (El humanismo 26/8/04 08:23 Página 1 LA MEDICINA EN EL Mundo El humanismo retorna a las facultades de medicina de Estados Unidos La actitud de la mayoría de ellas es dar una importancia cada día más visible a los aspectos humanos y de formación de carácter a sus estudiantes Sensibilidad y capacidad de adaptación Arnau Prats. Estados Unidos L a tecnificación de la medicina en los últimos 25 años ha empañado en cierta manera la imagen de los hospitales, e incluso la de los propios médicos. Incluso se dice que se está generando un cierto grado de deshumanización en su ejercicio. Las máquinas y la tecnificación, ejemplificadas en la tomografía axial computarizada, las resonancias magnéticas y, más recientemente, en la tomografía por emisión de positrones, están sustituyendo las manos, el estetoscopio y los instrumentos de examen físico, que eran las herramientas básicas e imprescindibles del médico tan sólo hace unos 30 años. Agravando este proceso, que anda en paralelo a la propia evolución tecnológica de la sociedad, en Estados Unidos se ha dado una atracción hacia las facultades de medicina del país de estudiantes brillantes que veían, en la profesión médica, la obtención de un prestigio social y un poder económico muy por encima del resto de las profesiones. Personalidad compasiva y humana Dado el hecho de que la brillantez académica no está relacionada necesariamente con una personalidad compasiva y humana, los decanos de las facultades de medicina han ido mostrando su preocupación, desde hace ya mucho tiempo, por la calidad humana de los candidatos. Sin embargo, pocas facultades aplicaban criterios para poder detectar entre éstos un cierto “humanismo”, a excepción de Harvard que, en igualdad de condiciones y de excelencia, aceptaba al candidato que aportaba más currículo humanista. Las nuevas decisiones adoptadas por muchos decanos de las facultades de medicina de Estados Unidos parecen indicar que, efectivamente, se valorará la personalidad de los candidatos a ejercer la práctica médica. Al ya fallecido Dr. Robert Eber, cuando era decano de la Facultad de Medicina de Harvard, le encantaba contar, bromeando a los futuros estudiantes, que para ser admitidos deberían poseer una serie de atributos: ser el (623) Harvard, contestando a los estudiantes que preguntaban qué tenían que hacer para ser admitidos, les decía que debían ser buenos estudiantes, pero que al mismo tiempo debían también ser buenas personas y buenos colaboradores de sus padres y de sus compañeros de clase, ya que son características que buscan encontrar entre los candidatos para que tengan la humildad y la compasión necesaria para con sus enfermos. Las facultades de medicina de los Estados Unidos dan una gran importancia a las aptitudes humanistas de los candidatos a llenar sus aulas. número uno de su clase, ser concertista de violín, ser campeón olímpico de patinaje, haber ascendido al Everest, haber vivido en una choza encima de un árbol del Amazonas y ser pariente de la Madre Teresa de Calcuta. Sin llegar a tales exigencias intimidatorias, el decano actual de admisiones de En la Universidad de Carolina del Sur, los estudiantes participan en seminarios interactivos sobre fe, mente, capacidad de perdonar, culpabilidad, vergüenza, oración y las limitaciones del propio médico. En la Universidad de Kansas, se ofrece, en el último año, la posibilidad de hacer un rotatorio en el extranjero para adquirir capacidad de adaptación. Con ello, se pretende conseguir que el estudiante aprenda a desarrollar un grado de sensibilidad hacia otras culturas, otras razas y otras religiones. Ésta es una habilidad de gran importancia en un país tan multicultural como es Estados Unidos. En la misma Harvard, se encarga a los estudiantes de primer curso que atiendan a enfermos en situación crítica. Se espera de ellos que desarrollen relaciones con los propios enfermos y con miembros de sus familias a través de varias visitas. En la Universidad del estado de Pennsylvania, algunos estudiantes de último año pueden tomar un curso electivo Ceremonia de la bata blanca C ada año se añaden más facultades a la celebración de la llamada ceremonia de la bata blanca, al inicio del primer curso, en donde, además de recibir un discurso por parte de un académico famoso, se les ofrece a los futuros facultativos la oportunidad de realizar una serie de reflexiones sobre el significado de la relación única del médico con el enfermo. Esta relación está simbolizada por la bata blanca, a la que el decano de los servicios médicos de la Facultad de Yale denomina “el atuendo de la compasión”. Al final de la ceremonia se les lee el juramento de Hipócrates y los estudiantes deben recitar el Código de Conducta en Relaciones Humanas. Otros ejemplos del renovado interés por la calidad moral de sus estudian- tes lo aporta la Universidad de Texas, que ha instituido el galardón “el bastón de oro” para aquel estudiante de último año que haya demostrado el mayor interés por el bienestar de sus enfermos. En la Universidad de Nuevo México, a los estudiantes de segundo año se les enseña en su rotación por pediatría cómo dar malas noticias ante un panel de padres. JANO 3-9 SEPTIEMBRE 2004. VOL. LXVII N.º 1.530 25 MEMUNDO (El humanismo 26/8/04 08:23 Página 2 que incluye la elaboración de un diario personal sobre sus sentimientos en el plano moral y deben elegir a un enfermo que utilice la religión como medio de enfrentarse a su enfermedad. Humanidad, bondad y compasión Se puede decir que la actitud de la mayoría de las facultades de medicina de Estados Unidos, si no en su totalidad, es dar una importancia cada día más visible a los aspectos humanos y de formación de carácter a sus estudiantes. El mensaje es claro: ser inteligente y ser brillante no es ni la única característica ni el único requisito para entrar en las aulas. Será preciso que el aspirante demuestre que también es poseedor de unos valores que siempre se han querido asociar al médico: humildad, bondad y compasión. Una encuesta realizada en 1999 por la Asociación Americana de Facultades de Medicina demostró que tan sólo un 27% de los enfermos escogían a sus doctores por el lugar de graduación, mientras que un 85% escogía al médico en función de sus aptitudes de comunicación y compasión. El 77% tenía también muy en cuenta la habilidad del facultativo para explicar intervenciones complejas. La cuestión que muchos decanos se formulan es, naturalmente, cómo se enseña a ser compasivo a un estudiante, en especial en un siglo en donde no aparecen con frecuencia figuras modélicas en nuestros hospitales. Por el momento, es ya bueno el simple hecho de que se hable de los aspectos humanos de la profesión y de la dignidad de los enfermos, así como que se obligue a los estudiantes a relacionarse con pacientes y con sus familias en situaciones de gravedad, de vida y de muerte. Aprender a tener empatía y compasión hacia el enfermo y sus allegados es parte de la profesión y es importante que se enseñe a los futuros médicos. Lo difícil, dicen muchos, es conservar y practicar estos valores cuando se gradúen y se enfrenten a las situaciones complejas en el mundo real. Un mundo, el hospitalario, que ha visto como se ha pasado de invertir 30-45 minutos en escribir la historia personal de un enfermo a tomarse hoy unos escasos 10-15 minutos. Hay que decir que, a pesar de las reflexiones de carácter ético y moral que se llevan a cabo en sus facultades de medicina, en Estados Unidos cada día crece más la presión asistencial para los doctores. A los más jóvenes en especial, se les pide que dirijan su atención más a la enfermedad y menos —por falta obviamente de tiempo— a aquellos aspectos del comportamiento humano. Se trata de un verdadero reto y de un alarde de equilibrio para las nuevas generaciones de médicos. (624)