LA ADQUISICIÓN DE SABIDURÍA 1 Capítulo 13 La adquisición de

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CAPÍTULO 13
La adquisición
de Sabiduría
E
l libro de Proverbios, que comienza con la voz de un hombre, termina con la voz de una mujer. Si el nombre Lemuel
que significa “de Dios" o “hacia Dios”, se refiere a Salomón,
1
entonces es la esposa de David, Betsabé, quien
ahora instruye a su hijo. En el antiguo Israel, la sabiduría a menudo es
asociada con mujeres, a quienes con frecuencia se pedía consejo (2
Samuel 14:2). La reina madre advierte a su hijo en contra de dos cosas que pueden oscurecer su juicio y, por ello, afectar la calidad de su
liderazgo: el vino y las malas mujeres. Salomón fue tentado por el vino,
como lo sugiere el libro de Eclesiastés (2:3), y también fue influenciado
por mujeres, que hasta lo entramparon con la idolatría (1 Reyes 11:4).
Según una antigua leyenda judía, Salomón se emborrachó en la celebración de su boda con la princesa egipcia, y fue en esa ocasión que su
madre lo reprendió (Babli. Sanhedrin 70b).
La última página de Proverbios, sin embargo, es más que una nota
biográfica acerca de Salomón: es la última lección de sabiduría. Consiste
en advertencias en contra de ciertas mujeres y el vino, que impedirían al
rey ideal ser sabio y juzgar rectamente (31:1-9). También, es un retrato
de la mujer ideal que personifica la Sabiduría, y representa la compañera
ideal (31:10-31).
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EL REY IDEAL
La reina madre comienza su lección con emoción. Introduce su discurso tres veces con la expresión “¿Qué?’’. Y repite tres veces la palabra
hijo. Su relación con su hijo se intensifica, desde el saludo neutro y legal
“hijo mío”, hasta la observación más fisiológica “hijo de mi vientre”, terminando con la amante confesión “hijo de mis deseos” (31:2). Sobre la base de este precioso vínculo, ella edifica sus amonestaciones.
Cuidado con las mujeres. La madre no tiene nada en contra de las
mujeres en cuanto a sexo. Su lenguaje nos recuerda las primeras lecciones del padre, que advirtió a su hijo contra el peligro mortal de la mujer
inmoral (5:3-14) y de la prostituta (7:26), que representa la necedad y el
mal (9:13-18). La madre se preocupa por proteger a su hijo respecto de
la influencia de la necedad y el efecto de la iniquidad, todo lo cual puede
empañar el juicio del rey y sus deberes como tal (31:3).
Cuidado con el vino. La reina madre no está recomendando simplemente la temperancia; no está aconsejando a su hijo no beber demasiado y no
embriagarse. El paralelo entre la advertencia contra el vino y la amonestación sobre las mujeres sugiere que la madre se opone al vino así como se
opone a las malas mujeres. Ella insiste tres veces en que no es bueno
para el rey beber ninguna clase de bebida alcohólica (31:4). La razón que
ella da nos recuerda aquella que justificó la prohibición del alcohol para los
sacerdotes: tiene que ver con la práctica de la ley y la aplicación de la justicia: “No sea que bebiendo olviden la ley, y perviertan el derecho de todos
los afligidos (31:5; cf. Levítico 10:9-11). Por otro lado, y en contraste con el
rey ideal, ella asocia el beber con dos categorías de personas: (1) al “desfallecido” (30:6a,“a los que están por morir”, NVI), una expresión que generalmente representa a los “impíos" en el libro de Proverbios (10:28;
11:7,10; 19:9; 21:28; 28:28);y (2) “a los de amargado ánimo” (31:6b), para
que olvide su miseria.
No se sugiere aquí que el deprimido (“amargado”) tenga permiso para
tomar alguna bebida. El hecho de que el beber conduce al olvido, como
es el caso del rey, que al beber se olvida de la ley, sugiere que este olvido no debe ser entendido en un sentido positivo. Bajo el efecto del alRecursos Escuela Sabática ©
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cohol, “el de amargado corazón” no solo “olvidará su pobreza”, sino también perderá su sentido de las obligaciones humanas. La palabra hebrea
mi, “miseria”, se refiere al dolor que produce el trabajo duro (Ecl.l:3).El
punto del proverbio no es que el beber vino consolará al amargado; el
punto es que ya no se preocupará por su miseria y, en el proceso, perderá su sentido del deber. Los que beben vino, los “que están por morir”
(los impíos), así como los de corazón amargado, no son modelos para el
rey quien en cambio no debe beber vino porque tiene el doble deber de
“juzgar con justicia” y cuidar del “pobre y del menesteroso” (31:9). La
razón de por qué la reina madre está tan firme en contra del vino y de la
locura de las mujeres es que ambos afectan el acceso del rey a la sabiduría, interfieren con su capacidad de juzgar y de distinguir entre el bien
y el mal.
LA MUJER IDEAL
El poema. Lo que sigue, el poema acerca de la mujer ideal, no está separado del texto de Lemuel. Comienza de la misma manera, emocionalmente, y con una pregunta: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?” (31:10; cf.
31:2). Por otro lado, el poema sirve como epílogo de todo el libro de Proverbios. El poema está hábilmente compuesto como un acróstico y como
un quiasmo. Acróstico: cada línea comienza con una letra siguiendo el
orden del alfabeto hebreo. Quiasmo: la segunda parte (31:24-31) es un
espejo de la primera (31:10-22), con una línea distintiva en el medio
(31:23):
A: Alabanza universal de la mujer excelente (31:10)
B: El esposo la necesita (31:11, 12)
C: La mujer es virtuosa (31:13-19)
D: La mujer da a los pobres (31:20)
E: La mujer viste a los de su casa (31:21, 22)
F: Su esposo es honrado (31:23)
E’: La mujer viste a los de su casa (31:24, 25)
D’: La mujer habla con sabiduría y bondad (31:26)
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C’: La mujer es industriosa (31:27)
B’: Los hijos y el esposo la alaban (31:28, 29)
A’: Alabanza universal de la mujer que teme a Jehová (31:30,
31).
La mujer ideal. La primera lectura del poema comunica el mensaje de la
mujer ideal, a quien el hijo sabio tiene que encontrar para asegurar su vida
sabia, sintonizada con la Ley divina. La tradición judía retuvo este significado: hay una costumbre judía por la cual los hombres recitan este texto al
comienzo del Shabbat como una expresión de gratitud por su esposa. El
punto es que la vida conyugal es parte de la vida religiosa. Por todas las
Escrituras, la mujer y la metáfora conyugal ilustran la aventura de la relación de Dios con Israel. En ese otro libro escrito por Salomón, el Cantar de
los Cantares, un hermoso poema acerca del amor humano, el poema también se refiere, proféticamente, a la relación de Dios con su pueblo. La
lección más inmediata para el hijo de Proverbios es comprender que su
destino espiritual depende de la elección de la mujer correcta y de la calidad de su relación con ella. Cuando él la encuentra, experimenta la presencia de Dios mismo.
Las cualidades de la mujer. Lo que distingue a esta mujer no se encuentra en su apariencia, su encanto o su belleza (31:30), sino en su
naturaleza espiritual: ella “teme a Jehová” (31:30); ella es sabia y bondadosa (31:26), y “afronta segura el porvenir” (31:25). Pero, ella también
piensa en forma concreta y confronta la realidad: trabaja día y noche
(31:15,18), da comida (31:15), compra un campo (31:16) y planta una
viña (31:16). Pero, más importante todavía, se caracteriza por lo que
hace por otros: primero por su esposo, quien aparece simétricamente en
el comienzo (31:11), al final (31:28) y en el centro (31:23); luego por sus
hijos (31:28,29); por sus criadas (31:15) y por los pobres (31:20). Ella ni
siquiera se da cuenta de sus cualidades. El reconocimiento de su virtud
viene de afuera, y el testimonio es universal (31:10, 31). De hecho, sus
obréis hablan por ella (31:31). Este retrato puede chocar a los defensores
feministas, que pueden ver aquí una apología de la mujer que sirve para
el beneficio de los hombres; pero, ese no es el punto del poema -que, de
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paso, pudo haber sido escrito por una mujer (la madre de Lemuel)-.La
intención de este retrato es sugerir el ideal de sabiduría como un ministerio de servicio. La sabiduría no es este poder mágico que nos hará superiores, y así ser servidos por los otros: la sabiduría es la capacidad de
servir a otros. El ideal que se sugiere aquí concierne tanto a los hombres
como a las mujeres.
La presencia divina. Numerosos indicios en el lenguaje del texto y en
el contexto específico de Proverbios indican que la “mujer virtuosa” es la
personificación de la sabiduría, y no simplemente la esposa ideal. D e
este modo, la descripción de esta mujer es como un eco de muchos pasajes en el libro de Proverbios que se refieren a la Sabiduría. Ella posee
“el temor de Jehová", el requisito fundamental para la sabiduría (1:7).
Como en muchos lugares de Proverbios, la mujer buena representa la
sabiduría (1:20-33; 3:13-20; 4:5-9; 8; 9:1-6). También, es significativo que
la sabiduría está representada por una mujer de naturaleza divina en
Proverbios 8, con todas las cualidades que encontramos en la esposa
ideal de Proverbios 31. Es digna de ser hallada (31:10; cf. 8:35); ella
proporciona riqueza (31:11; 8:10, 11,18) y alimentos (31:15; cf. 8:19); es
fuerte (31:17; 8:14); es una bendición (31:28; cf. 8:32); ella es digna de
ser alabada (31:28; 8:34). Además, el mensaje central del poema, como
lo sugiere su estructura quiástica, es una exaltación velada de Dios, el
Esposo honrado que reina entre “los ancianos de la tierra.” (31:23). La
Sabiduría se compara con la esposa ideal porque la sabiduría no es meramente una adquisición intelectual: alcanzamos sabiduría mediante el
proceso de una relación con la Persona divina. El Libro de Proverbios
concluye, entonces, con esta parábola, el último mashal; es una apelación al lector para que vaya y busque la Sabiduría, y se ocupe en una
relación conyugal dinámica con ella, con la intención de hacer que su
vida sea significativa y llena de la Presencia divina.
Referencias
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Ver Leviticus Rabbah 12:5; cf. Rashi en Migraot Gdolot sobre Proverbios 31:1.
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