TEMA 25. POLà TICAS NACIONALES, RELACIONES INTERNACIONALES. A partir de 1871, tras la derrota francesa en la guerra con Prusia y la proclamación del Imperio alemán, Bismarck se convierte en el árbitro de Europa y las relaciones internacionales siguen sus directrices. Hasta 1890 se resolvieron los conflictos mediante habilÃ−simas maniobras diplomáticas concebidas en BerlÃ−n y, en cambio, en los primeros años del s. XX, las tensiones estallan y se suceden los hitos que conducen a la guerra de 1914. Se mantiene el predominio de las grandes potencias: Gran Bretaña, potencia hegemónica en el mar, retiene el control de las vÃ−as oceánicas; Rusia procura ampliar su salida hacia el mar Negro y los estrechos (objetivo que explica su comparecencia en la cuestión balcánica); Austria-HungrÃ−a (convertida en imperio dual desde 1867) que, debido a la unidad alemana, entiende que su única dirección de engrandecimiento es hacia el sur, o sea, hacia la penÃ−nsula balcánica; Francia, humillada en la guerra contra Prusia, se afana en no perder su estatuto de gran potencia y se orientará hacia la expansión colonial; y Alemania, que goza del prestigio de su victoria ante los franceses (1871) y aparece como gran potencia económica y territorial, que controla los ejes del continente. Después de las unificaciones de Alemania e Italia, el mapa polÃ−tico de Europa se ha simplificado. Existe un deseo de equilibrio y de mantenimiento de la situación territorial del continente europeo. Quizá sea para mantener el estatuto territorial, o para conquistar posiciones coloniales fuera de Europa, las grandes potencias se afanan en incrementar su fuerza militar: la carrera de armamentos se acelera y adquiere importancia el espionaje militar (â es lo que se llama la “Paz armada”). Sin embargo, existe un foco de perturbación en los Balcanes, donde las apetencias expansivas de Rusia y de Austria-HungrÃ−a se contraponen a los movimientos nacionalistas de los pueblos eslavos, hecho que alterarÃ−a el equilibrio internacional (â la contraposición entre los imperialismos y las tendencias nacionalistas de los “pequeños paÃ−ses” -checos, croatas, etc.- ocuparÃ−a un lugar significativo en el desarrollo de la primera guerra mundial y sus consecuencias inmediatas, como la concreción de un nuevo y complicado mapa de Europa, cuajado de nuevos estados surgidos, en buena parte, gracias a un empuje nacionalista). Conseguida la unidad de Alemania, ésta se convierte en mantenedora del orden polÃ−tico y territorial del continente, y sus esfuerzos se orientan a evitar cualquier cambio en Europa que pudiera afectar a la posición ventajosa del joven imperio. El primer objetivo de Bismarck será el aislamiento de Francia, impedir su alianza con otras potencias y vigilar su recuperación militar para obstaculizar cualquier actitud revanchista. Con esta idea empezó su primera combinación de alianzas llamada la “Liga de los Tres Emperadores” (1873-1887), establecida entre Alemania, Austria y Rusia (â la alianza entre Austria y Alemania no era fácil puesto que la unificación alemana se habÃ−a conseguido a expensas de una guerra con Austria. Sin embargo, los austrÃ−acos, comprendiendo que debÃ−a aceptar la existencia de Alemania, aceptan la alianza en parte para mantener la armonÃ−a con Rusia y, sobre todo, por el convencimiento de que Francia era un peligro europeo al recaer en el régimen republicano después de cada experimento de restauración). La “Liga de los Tres Emperadores” establecÃ−a que cada uno acudirÃ−a con 200.000 soldados a ayudar a cualquiera de los otros dos en caso de ser atacados. La escasa coherencia des sistema se descubre en 1875. Ciertas medidas de recuperación militar de Francia, acompañadas de una belicista campaña de prensa, generan la tensión franco-alemana. Bismarck sondea la posibilidad de atacar a Francia por lo que el zar acude a BerlÃ−n para aclarar al canciller que el acuerdo de los Tres Emperadores es sólo defensivo y que Moscú no permitirÃ−a el aplastamiento de Francia (â Este paso en falso de Bismarck tuvo tremendas consecuencias porque el zar comprendió las posibilidades de una alianza franco-rusa). 1 Por otra parte, era imposible mantener la Liga de los Tres Emperadores porque las ambiciones de Austria y Rusia eran irreconciliables. Ambas ambicionaban el control en los Balcanes: Rusia para tener salida al Mediterráneo, y Austria para construir una lÃ−nea férrea hasta Bagdad que permitirÃ−a su expansión hacia el Oriente. Esto último, que se llamó `Drang nach Osten' (= sed de Oriente) parecÃ−a a Bismarck más provechoso para los mismos alemanes que la solución rusa (â si los rusos se instalaban en Constantinopla, se dislocaba la secular estructura de la Europa occidental, cuya hegemonÃ−a tenÃ−a entonces Alemania). En consecuenciaO, Bismarck favoreció en cada conflicto de los Balcanes los intereses de Austria, hasta el punto de que, en 1885, Rusia se retiró de la combinación de alianzas, disolviéndose entonces la Liga de los Tres Emperadores. Otra cadena de alianzas que preparó Bismarck fue la de Alemania, Austria e Italia en 1882. La anexión de Túnez por Francia en 1881 y el temor de que ésta pretendiera restaurar el poder temporal del papa, lanzaron definitivamente a Italia de lado de Austria y Alemania, firmándose en 1882 un tratado que formó las bases de la “Triple Alianza” (1882-1915). Se estipulaba en una de sus cláusulas que en caso de ser atacada sin provocación por Francia una de las aliadas, las otras dos acudirÃ−an inmediatamente a ayudarla con todas sus fuerzas. Este sistema fue completado por un acuerdo diplomático y militar austro-serbio, concluido por diez años, en 1881, y por una alianza austro-rumana, firmada por cinco años en 1883, a la que se adhirió Alemania. Estos pactos cerraban toda la Europa central, aislando a Francia por el oeste y limitando la polÃ−tica de Rusia por el este. AsÃ− pues, se constituyó un primer bloque militar que velaban por el mantenimiento de la “paz armada”. Pero todavÃ−a Bismarck logró mantener una sombra de cooperación entre Alemania y Rusia hasta 1890. Ya no se trataba ahora de ayuda militar, sino de permanecer neutral (neutralidad rusa en caso de que Francia ataque a Alemania, neutralidad alemana si Austria ataca a Rusia) y apoyo alemán a Rusia en Bulgaria y en Constantinopla. Pero la intervención de Alemania en Constantinopla, cada vez más descarada, pues enviaba generales a organizar el ejército y jefes de administración a modernizar el gobierno, se hizo intolerable al zar, quien empezó a buscar en ParÃ−s lo que habÃ−a perdido en BerlÃ−n. El aislamiento estratégico de Francia y Rusia colocaba a ambos paÃ−ses en situación favorable para la concertación de una alianza frente a Alemania. Aunque la diferencia de régimen polÃ−tico era un obstáculo para un acercamiento, el flujo financiero entre ambos constituÃ−a un argumento a favor. El capital francés era atraÃ−do por las inversiones en Rusia, consideradas más seguras y más remuneradoras que las realizadas en Francia. Además, las dificultades fiscales y comerciales que Alemania impuso a las operaciones rusas hicieron que éstas se desplazaran de BerlÃ−n a ParÃ−s. En el año 1891 se concertó ya un primer arreglo de carácter polÃ−tico que unÃ−a a ambos paÃ−ses y preveÃ−a una concertación si la `paz general' se veÃ−a comprometida, y sobre todo si alguno de los dos estados era amenazado. Este primer arreglo se convirtió en 1893 en una verdadera alianza entre Rusia y Francia, prometiéndose mutua ayuda en caso de agresión alemana o de apoyo alemán a un agresor contra uno u otro de los firmantes (esta segunda condición fue impuesta por la existencia de la Triple Alianza, en la que Austria e Italia podÃ−an tener pretextos para atacar, con el apoyo alemán, a Rusia y Francia). AsÃ− quedó cimentada la alianza franco-rusa, a la que Francia fue fiel hasta el punto de participar en la guerra europea de 1914, desencadenada en su origen por la rivalidad existente entre Austria y Rusia en el oriente europeo. Mientras se tejÃ−an y destejÃ−an alianzas y contraalianzas en la Europa continental, Inglaterra permanecÃ−a a la expectativa, manteniéndose en lo que llamaba su “espléndido aislamiento”. El gobierno británico se atenÃ−a a su norma habitual de no comprometerse al criterio de que sus intereses a nivel mundial no debÃ−an ser sacrificados a favor de los asuntos continentales. Bismarck le ofreció participar en varias de sus combinaciones, exigiéndole un compromiso mayor de los que estaba dispuesta a admitir, esto es, la adhesión a la Triple Alianza y la neutralidad en caso de guerra. En cambio, a diferencia de Alemania, Francia aceptó un acercamiento inglés de alcance limitado. La “Entente cordial”, redactada en 1904, no hacÃ−a más que liquidar antiguas disputas coloniales, como la de las pesquerÃ−as de Terranova, los lÃ−mites de Siam, del NÃ−ger y Guinea. Pero ni siquiera se mencionaba la obligación de ayuda militar en 2 caso de conflicto. Con este acuerdo se reconoce a los ingleses libertad total de acción en Egipto, y a los franceses en Marruecos. Sin embargo, la nueva polÃ−tica colonial iniciada por Alemania tras la caÃ−da de Bismarck, la “Weltpolitik”, con fuerte expansión de sus intereses económicos mundiales, creó un fuerte antagonismo con Gran Bretaña. Por todo ello, a la Entente cordial siguió en 1907 la “Triple Entente”, añadiéndose Rusia a Inglaterra y Francia (â Inglaterra solucionó sus problemas coloniales con Rusia en Asia: Tibet, Afganistán y Persia), convirtiéndose en bloque antagónico de la Triple Alianza. Ambos se enfrentarÃ−an en la Primera guerra mundial, disminuida la Triple Alianza desde 1902, al firmar Italia un acuerdo con Francia (â se acordó un reparto de influencias imperialistas, que podÃ−an llegar incluso a la conquista de Marruecos por Francia, y Tripolitania por Italia. De este modo, Francia reconocÃ−a implÃ−citamente a Italia su carácter de gran potencia mediterránea. Este acuerdo tuvo su prolongación en Europa: el capital francés participó en la estabilización y la conversión de la deuda pública italiana y se firmó una convención secreta que garantizaba la neutralidad italiana en un conflicto en el que Francia fuera atacada por uno o varios estados, e incluso si Francia atacaba a Alemania en respuesta a una provocación. Este éxito diplomático francés debilitó la cohesión del sistema estratégico alemán). 3