teoría: La Celestina

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Análisis de la Celestina
Fernando de Rojas
En sus años de juventud en la Universidad Salamanca, fue una gran aficionado
a la lectura de los clásicos (Aristóteles, Ovidio, etc,), de la Biblia, de autores
italianos y de poetas españoles.
A través del tiempo se ha venido suscitando la polémica acerca de que si
Fernando Rojas fue el autor del texto integro de La Celestina o solo de una
parte. El mismo Rojas contribuyó a la polémica al afirmar que el primer acto de
la obra lo encontró ya escrito y el interés que suscitó en él, el se movió a
completar la obra que en 15 días aprovechando un período de vacaciones.
En los apuntes bibliográficos, dichos por un contemporáneo de Rojas, parecen
no dejar dudas sobre la existencia y calidad de autor del libro. Además, algunos
documentos jurídicos declaran a Fernando Rojas judío converso y hablan de su
posición social, cuya cultura demuestra haber sido suficientemente vasta como
para ser autor de una de las obras cumbres de la Literatura Española.
La Celestina, que fue el nombre con que se popularizó, es la más grande obra
en prosa castellana que apareció antes de Don Quijote, y en cuanto al
lenguaje, puede ser catalogada como uno de los antecedentes de la obra
maestra de Cervantes, quien además fue uno de sus grandes admiradores.
Género de La Celestina
Aunque el carácter de obra dramática de La Celestina parece imponerse sin
dificultad debido a su estructura y a la total ausencia de partes narrativas, el
género literario a que pertenece ha sido objeto de diversas estimaciones,
basadas sobre todo en el hecho de su gran longitud - que la hace
prácticamente irrepresentable en su forma original - y de su peculiar utilización
del tiempo; de aquí los nombres de novela dramática o de novela dialogada
con que ha sido calificada en muchas ocasiones.
A pesar de lo dicho es innegable el carácter dramático de la obra. La estructura
es pues básicamente dramática, pero, de algún modo, rebasa los moldes
propios del drama.
Pero es que la Tragicomedia de Calisto y Melibea no fue escrita para ser
representada, sino para ser leída.
El tema del amor
Es el tema principal de la obra, presentado de diferentes formas o facetas esto
va según la manera que tienen los distintos personajes de asumirlo.
En el primer ejemplo tenemos el amor puro y casto de Melibea. A través de la
lectura podemos observar que en ningún momento la muchacha expresa su
sentimiento en un sentido erótico. Más bien es la curiosidad de la adolescencia,
es la sensación de vivir las experiencias instintivas. Aunque el personaje
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presenta cierta resistencia en los primeros actos de la obra, posteriormente se
desinhibe de los perjuicios que la aprisionan y declara sin tapujos el deseo de
vivir su amor plenamente. Su visión del amor aún cuando ya ha entablado
relaciones afectivas con Calisto, está más cerca de lo sublime y ella no pierde
ocasión para demostrarlo:
“Señor, por Dios; pues ya todo queda por ti, pues ya soy tu dueña, pues ya no
puedes negar me amor, no me niegues tu vista”.
Su amor a Calisto, por supuesto es profundo y sincero: “Lucrecia, vente acá
que estoy sola, aquel señor mío es ido; conmigo deja su corazón; consigo lleva
el mío".
Melibea encarna el amor romántico, definido puramente por la actitud
sentimental, en el que todo es nobleza, virtud y espíritu soñador.
El segundo ejemplo es el de Calisto, que es similar al de Melibea. Cuando aún
no ha tenido acceso a la muchacha, podríamos decir que es un eco de las
palabras amorosas de la joven, aunque él lo manifiesta no solo con frases
dulces, sino con su conducta. Languidece ante la demora de resultados, habla
solo en la oscuridad de su cuarto, hace discursos en los cuales su amada es
objeto de su religiosidad, también da regalos a quien le cuente algo de su
amada. Hasta ahí comparte con ella la pureza de un amor. Sin embargo, su
conducta cambia radicalmente desde el mismo instante en que puede hablar
con ella. Desde ese momento es audaz, impetuoso y desmedido con las
manos. Melibea solicita su corazón; él su carne. Ella hace poesía, y él quiere
dibujar las formas de su cuerpo.
También se presenta otro tipo de amor, como el de las prostitutas Elicia y
Areusa. Este amor se manifiesta en un comportamiento vulgar, propio de quien
comercia con su cuerpo en nombre de del amor. Muestran que quieren vengar
la muerte de sus amados hombres. Esta venganza no es dictada por el amor
sino más bien por la necesidad de sentir el sufrimiento ajeno, cosa que es
justificada en la necesidad de sentir poder sobre otros, un poder de cobarde en
este caso de inferioridad motivado por la desaparición de un ser querido.
La alcahuetería o celestinaje
Como el amor, lo encontramos frecuentemente en la literatura universal e
incluso en las mitologías de la antigüedad. Los griegos ya estaban
familiarizados con la figura de la alcahueta; en tiempos más modernos y en el
ámbito específicamente español “El libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita,
nos presenta sus trotaconventos.
Sin embargo, es en la obra de Rojas como mejor se nos ha presentado, de
manera más definida y clara, la dimensión social y humana de este tema. Ha
sido de tal magnitud y fuerza de la alcahuetería en el libro, que el nombre de la
protagonista ha acabado dándole nombre al oficio. Hoy en día, todo el mundo
entiende "celestina" como sinónimo de "alcahueta".
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La obra trata de la confrontación entre el bien y el mal: los amantes acaban por
triunfar aunque terminan falleciendo en su intento de obtener victoria sobre el
odio, la separación o cualquier fuerza contraria al amor.
Celestina, representante del mal, también muere. Su tragedia personal queda
en el sórdido fracaso y ella va a la tumba víctima de sus propios esbirros,
traicionada por los cómplices a quien quería traicionar. Celestina es asesinada
de manera sucia, como si su muerte fuera símbolo y reflejo de su propio
proceder en la vida, y baja a la sepultura cargada de pecados, castigos
infinitos.
La Riqueza y Pobreza
Es un aspecto muy marcado en la obra, ya que se ven las clases sociales
polarizadas. A lo largo de la tragicomedia transitamos con frecuencia de una
clase a otra.
Calisto es un joven de condición noble, de alto linaje que se halla respaldado
por una gran fortuna y aunque no hay descripción del lugar donde habita, se
puede percibir que es ostentoso. Además el joven tiene a su servicio varios
criados, lujo que solo se puede dar en medios económicamente desahogados.
Análoga situación se vive en casa de Pleberio, padre de Melibea. La mansión
tiene varios pisos. También tiene varios pisos la vivienda de Lucrecia. Todo
indica que su familia goza de una alcurnia muy reputada en el lugar, además
de una considerable fortuna y de un orgullo ancestral. La educación y las
buenas maneras se evidencian en estos personajes y su lenguaje es culto. Un
ejemplo de esto es que las palabras de Calisto hacia Melibea están llenas de
un lirismo que brota de sus labios con naturalidad.
Pero en contraste con este mundo de delicadez, se presenta el mundo sórdido
y decadente de los otros personajes. A pesar de que es lícito sospechar que
Celestina ha reunido cuantiosas ganancias ejerciendo su oficio de alcahueta,
su vida no deja de ser miserable debido a su condición pueril. Sus amigos son
asesinos, criminales, vividores de baja calaña y están marcados por la miseria
y el resentimiento. Sólo tenemos que escuchar las palabras con las que se
expresa Elicia contra Melibea para convencernos que no tiene corazón.
La muerte
La muerte termina por erigirse en triste protagonista cuando los personajes
hacen el tránsito de comedia a tragedia.
La muerte es un elemento que desde el comienzo tienen en cuenta los
personajes ya que opinan que la vida es corta y por tanto se impone
aprovecharla. En ese sentido son varias las alusiones a la muerte en el
transcurso de la obra.
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En la tragicomedia preside un profundo pesimismo de la vida por parte del
autor, en particular cuando se refiere al tema de la fortuna.
Fernando de Rojas considera que la fortuna es algo transitorio, que con
demasiada facilidad pasa de una mano a otra. Los hombres mueren y nada se
llevan. Pone relieve a la avaricia de los criados, que se revierten en mala
fortuna. Como se ve en la obra, Semproncio y Párameno matan a Celestina
únicamente movidos por la envidia y la avaricia. Posteriormente, ellos mueren
ajusticiados, Calisto hace lo propio al saltar la tapia que separa la ventana de
Melibea y ésta prosigue y se suicida al enterarse de la muerte de su
enamorado.
El monólogo de Pleberio constituye un lamento contra la fortuna y contra el
mundo. Y haciéndonos ecos de los biógrafos de Rojas, afirmamos que “Es
difícil no oír el pesimismo del autor en la voz de su personaje (Pleberio).
Localización geográfica
Haciendo una cuidadosa lectura de la Celestina, se puede deducir por el
pensamiento de los personajes, sus costumbres e intereses, así como por el
lenguaje de algunos de ellos, ya que los hechos narrados allí corresponden
exactamente a la época misma en que el autor vivió, y su ubicación geográfica
puede se la de cualquier villa española de fines del siglo XV y comienzos del
XVI, con toda la estructura social y política que por entonces imperaba y que
imprimía su inconfundible sello a las ciudades todavía de apariencia medieval
de España.
En dicha villa, cuyo nombre nunca se menciona, hay sectores lujosos, como el
lugar donde habitan Melibea y Calisto, y otros miserables y sórdidos, como
pueden suponerse del lugar donde estaría ubicada la casa de la celestina o del
Rufián Centurio. La división de las clases en ese tiempo era muy marcadas, y
esa polaridad social naturalmente se refleja en la sectorización de las villas.
La tipología de los personajes en esta obra también deriva de su estratificación
social, y es justamente la clase mas baja la que aporta el carácter cómico a
esta pieza, mientras las actuaciones de los personajes de la clase más altas
adoptan un cariz mas serio.
Tiempo Histórico
En el año de 1464 representa una gran momento en el destino de España: en
esa fecha tiene lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando, príncipe
heredero de Aragón, el cual sella la unión de las dos coronas. Se trata,
ciertamente, solo de una unión personal, pero la convención estipulada entre
los dos cónyuges en 1474 permitió una política común.
España venía de una crisis que en el siglo XIV había abatido la fuerza
económica de los grupos feudales. Ellos habían permitido que se liberaran
algunas nuevas energías, tanto en el sector agrícola como en la industria y
comercial, al tiempo que comprometía las condiciones de vida de lo población
campesina y de los sectores empobrecidos de los habitantes de las ciudades.
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Este es el entorno mas o menos social e histórico de la Celestina. El panorama
no era muy atractivo y esto obviamente determinó en parte el escepticismo que
impera en fondo de la obra. Sin embargo sus personajes se mueven en un
mundo aparentemente al margen de la política y podría decirse que gozaban
de la vida.
Pero tras la frivolidad de la apariencia, en el interior de aquellas brujas
remienda-virgos, de las prostitutas, de los rufianes y ratas de toda calaña que
componen aquella sociedad e incluso en las más intimas manifestaciones de
verdadero amor, se intuye el goce, la carajada, la lujuria y la ambición que
acompañan siempre a toda decadencia, en este caso, la decadencia del
régimen medieval, que, no obstante en España se perpetuó hasta mucho mas
allá de los límites que le fijó la corriente política que trasformó la faz de Europa
con el triunfo del nuevo sistema económico del capitalismo.
Tiempo Interno de la obra
Aunque el autor no se ocupa de ser muy especifico en este aspecto, podemos
inferir después de la lectura cuidadosa del libro, que los hechos se desarrollan
más o menos en 4 días. No obstante, ésta es sólo una aproximación ya que
hay algunos actos entre los cuales podría estar mediante un lapso mayor de
tiempo al de un día. Una división tentativa del tiempo interno de la obra podría
decir ser la siguiente:
Primer día: en el transcurren los primeros 7 actos que van desde el 1 encuentro
de Calisto y Melibea, hasta el regreso de Celestina a su cada, luego de haber
dejado Pármeno en compañía de Areusa. Aquí el tiempo está claramente
definido, pues los hechos ocurren de manera lineal y consecutiva, sin nada que
puede hacer pensar en algún tipo de accidentalidad del tiempo.
Segundo día: va desde el acto VIII a XII, es decir desde el despertar del
Pármeno en casa de Areusa, hasta las muerte de Celestina, Semproncio y el
mismo Pármeno. El transcurrir del tiempo aún es definido.
Tercer día: comprende los sucesos consignados entre los actos XIII y XXI, es
decir, del despertar de Calisto y la noticia que recibe de la ejecución de sus
criados hasta el suicidio de Melibea. Es en este tercer día donde surgen las
complicaciones en cuanto al tiempo interno de la obra, pues hay frecuentes
cambios de escenario y la linealidad de diluye, complicando una fiel apreciación
y oscureciendo el tiempo interno. Sin embargo la lógica temporal presentada a
lo largo de los actos anteriores no permite suponer que la cantidad de hechos
sucedidos entre los actos de XIII y XXI pueden tener lugar en un solo día,
terminando la obra al amanecer del día cuarto.
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Contexto histórico:
1470-1479: Unión de las coronas de Aragón y Castilla al heredar el trono de
Aragón don Fernando, casado con la reina Isabel de Castilla. Fernando e
Isabel introducen la inquisición en España, con el objeto de erradicar a las
minorías judías y musulmanas.
1490-1499: Granada, ultimo emirato musulmán de España, se rinde a
Fernando e Isabel. Expulsión de judíos de España. Primer viaje de Cristóbal
Colon (descubrimiento de las Bahamas, Cuba, y la Española). En 1496
aparece La Celestina de Fernando de Rojas.
1500-1509: Muere Isabel la católica. Leonardo da Vinci pinta la “Mona liza”.
Garcilazo de la Vega incorpora la métrica Italiana a la literatura castellana.
Colon muere.
1510-1519: crisis económica en España. Muere Fernando de Aragón y
proclama rey a su nieto Carlos I de España, quien posteriormente es elegido
emperador de Alemania. Publicación de “Utopía” de Tomas Moro. Martín Lutero
fija sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillos de Wittenberg, sostiene
debates públicos en Ausgsburgo y Leipzing y rechaza la supremacía papal,
dando así origen a la cisma de la reforma.
1530-1539: Copérnico permite que circule un manuscrito, en que da una
sipnosis de la teoría heliocéntrica, por la que establece que los planetas giran
en torno al sol. 1941 muere Fernando de Rojas.
Personajes
Dos mundos se contraponen en la obra: el ideal o renacentista, de los jóvenes
enamorados que sólo viven para su pasión; y el real o medieval de la Celestina
y los criados, ruines explotadores de aquel amor.
El personaje mejor trazado en la obra es de Celestina, la vieja astuta,
encarnación del mal, que con tentadoras palabras quebranta la virtud de
Melibea.
Uno de los aspectos más destacables de la obra es la magnífica
caracterización de los personajes a través del lenguaje que emplean: los
personajes nobles, como Calisto y Melibea, se expresan con delicadeza y
elocuencia, mientras que los personajes populares, como Celestina y los
criados, emplean un lenguaje más espontáneo y popular, lleno de refranes y
frases hechas.
Los personajes transitan en dos medios directamente opuestos, el mundo de
los señores al que pertenecen Calisto, Malibea, Plebeterio y su esposa y por
otro lado encontramos el mundo de los criados donde se encuentran
Parameno, Sempronio, Elicia, Sosia, Tristan, Areusa. El peso de la acción la
llevan nueve o diez personajes aunque detrás de ellos este bifurcada toda una
sociedad dividida en dos clases, los ricos y poderosos, y los humillados
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irreconciliables pero que sobreviven entre si caracterizados por la convivencia
mas no por los afectos.
El mundo de los criados se observa una curiosa estructura: la envidia
entrelazada entre ellos, cuya máxima autoridad la constituye el personaje de la
Celestina a quien en apariencia todo la respetan.
Por otro lado se encuentran los personajes de la tragicomedia amorosa que
son seres individualista, con personalidad especifica que con buena medida
reflejan las condiciones económicas en que se mueven.
Celestina: Es sin duda el personaje mejor logrado y a la vez el más complejo
de los personajes creados por Rojas. Sobre este personaje se han cargado
todos los calificativos imaginables, hasta el demoníaco. Y Celestina no es un
personaje demoníaco sino humano en el sentido de que su existencia sólo es
posible porque existe una sociedad urbana que de alguna manera la necesita.
Celestina es un personaje que vive del vicio y de las bajas pasiones de los
demás. Y todo esto lo aprovecha en beneficio propio. Pero sin los vicios y
miserias morales de la ciudad, Celestina no sería posible.
Lo que sí hace Celestina es servirse de todas las artes, desde la hechicería a
las ocasiones para lograr su propósito: dinero. Porque la gran pasión de
Celestina es la avaricia. La avaricia es la que la lleva a pervertir a los criados
de Calisto: por avaricia no se detiene ante nada ni le importan los medios.
Calisto: Mozo noble y de notable ingenio, no posee la firmeza y determinación
de Melibea. Es voluble, impresionable, fácil al desánimo y la exaltación más
apasionada. Los dos rasgos más sobresalientes de este nuevo amador son por
un lado, su total enamoramiento, lo cual le hace andar completamente
abstraído, en ocasiones como un sonámbulo, y por otro su egoísmo y su
inseguridad.
El enamoramiento le lleva a las alabanzas más incontenibles, y a veces
sofisticadas, de Melibea. Cae así en los esquematismos del amor cortés y en
las exageraciones propias de los amantes, fruto no de la razón sino del
corazón. Encarna el amor ciego, la pasión desatada, pasión que le esclaviza
hasta convertirle en un personaje trágico.
Otro rasgo de este personaje es su inseguridad. Es tan inseguro, que llega
incluso a perder protagonismo a favor de Celestina y de sus criados, quienes
de esta manera se agigantan como personajes imprescindibles en la obra.
A Calisto sólo le importa la consecución de sus deseos, por eso morirá víctima
de ellos.
Melibea: las descripciones de Calisto nos hacen pensar en un tipo de mujer
estandarizada, con resabios de dama del amor cortés y con rasgos de la nueva
estética renacentista. Y efectivamente, nos hallamos ante un retrato
estereotipo, ante un ideal femenino de belleza que es común al final de la Edad
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Media y a todo el Renacimiento. Un retrato que tiene más de ideal y de sueño
que de real.
Pero aunque el retrato físico de Melibea pertenece a un ideal de belleza propio
de una época, no así su personalidad. Melibea es ya profundamente individual;
sabe actuar de modo práctico y directo, buscando enérgicamente aquello que
anhela. Melibea no es la joven cuya voluntad aparece ligada a la de los padres.
No dudará en engañarlos, en fingir, en pasar ella sola a la acción para lograr
sus apetencias.
Melibea enamorada ya no se detendrá ante nada. Pactará con la vieja,
engañará a su madre y se entregará a Calisto. Cede a su pasión: no le
importan la educación, el recuerdo de sus padres, ni tiene escrúpulos que la
atormenten; es una mujer enérgica, apasionada, e incluso arrogante porque lo
exige su pasión.
Pero el azar, la fatalidad o el destino acabarán con cualquier tipo de
apasionamiento, como posteriormente en Romeo y Julieta. Entra, por tanto en
la concepción moderna de la mujer.
Alisa y Pleberio, padres de Melibea, tienen más importancia social que
dramática. Son el reflejo de un matrimonio burgués, orgulloso de su hija y
confiado en su inocencia. Pero su seguridad y confianza en la hija facilitan los
manejos de Celestina y, en definitiva, del desenlaza trágico. Es autoritaria e
ignorante en todo lo que se refiere a su hija. Pleberio es padre amoroso y
preocupado por la seguridad económica de su hija, de la que, en definitiva,
también lo desconoce todo. Por otra parte, Pleberio, con su retórico discurso,
dará el testimonio de la enseñanza final: su imprevisora paternidad permitirá
que Melibea caiga en las asechanzas del loco amor.
Los criados de Calisto y las pupilas de Celestina: están trazadas con
innegable maestría y originalidad. Son personajes enteros y no simples y fieles
servidores. Pármeno, Sempronio, Elicia y Areúsa representan la incorporación
al teatro de toda un realidad social: el mundo bajo de los criados y las
prostitutas, propio del ambiente de la gran ciudad. Sus intereses y conflictos
van parejos a los de los personajes de alto rango. En la tragedia clásica sólo
intervenían reyes, héroes e, incluso, dioses; sin embargo, en la obra de Rojas
las gentes del pueblo entran a formar parte de la trama trágica, lo cual es una
característica de la comedia humanística. Fernando de Rojas ha sabido captar
la crisis social del siglo XV, señalando la situación socioeconómica del
asalariado. El resultado ha sido que, con una audacia literaria inesperada, ha
hecho intervenir en u obra a los criados y a las prostitutas como si se tratasen
de personajes altos socialmente. Cada uno de los personajes constituye un
mundo con sus problemas, preocupaciones y miserias, cosa que no se dio ni
en el teatro anterior ni en el inmediatamente posterior, en el que el criado no es
más que un intérprete de la voluntad del señor. En La Celestina, en cambio, los
criados deciden, ponen condiciones, exigen, y a la vez son pieza clave sin la
cual es inconcebible la marcha de la obra; hasta el punto de que, cuando
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Pármeno y Sempronio son muertos aparecen suplidos inmediatamente por
Sosia y Tristán. Los criados de La Celestina tienen su pequeño drama íntimo y
su gran pasión: el interés y la avaricia. Todo cuanto hacen es arrastrados por el
interés y el ansia de medrar. Los criados de La Celestina son un reflejo de esa
crisis social que vimos anteriormente y que llevó al criado a cierto grado de
rencor y desprecio hacia el señor.
Lengua y estilo
No debemos olvidar que La Celestina llega en un momento de madurez y por
ello los diferentes movimientos culturales y literarios confluyen en ella
purificados. En efecto, en ella se aúnan, en equilibrio admirable, el mundo
medieval y el renacentista, por una parte y la tendencia culta y la popular, por
otra. Esto determinará en gran medida su lenguaje y estilo.
Se pueden distinguir, en efecto, un lenguaje culto y latinizante, cargado de
artificios, y un habla popular lleno de refranes y de expresiones vivaces. Sin
embargo, la separación no es nítida; el uso de los diferentes registros del
lenguaje no corresponde de forma absoluta a los estamentos sociales distintos
- señores y plebeyos. -, sino que se entrecruzan ambas tendencias,
dependiendo no sólo del emisor, sino también del interlocutor y del asunto
tratado.
Por último, en La Celestina la técnica del diálogo se manifiesta con suma
perfección, pudiéndose distinguir diferentes tipos según la intención del autor:
monólogos caracterizadores y ambientadores - importantísimos, ya que, al no
estar destinada la obra para la representación, sirven a su vez de acotaciones
dramáticas-, diálogos oratorios y diálogos breves de gran riqueza.
Recursos Literarios
El autor se basó entre fundamentos: ante todo en El Libro del Buen Amor de
Arcipreste de Hita de donde tomó la figura central de Celestina que es
descendiente de la tercera trota conventos del libro del Arcipreste.
La segunda fuente es la de Corbacho del Arcipreste de Talavera, de donde
Rojas tomo el estilo en que se desenvuelve la prosa popular, adaptada a los
fines del arte.
Como ultima fuente podemos considerar cierta obra italiana que se encontró en
esa época con gran difusión en España “de los remedios contra prospera y
adversa fortuna”, obra del poeta italiano Fransesco Petrarca, de donde
proviene la mayor parte de las sentencias y consideraciones humanísticas de
que esta llena la Celestina.
Sin embargo a pesar de estas y otras influencias, la originalidad de Fernando
no disminuye un punto ya que el precisamente corresponde al mérito de haber
sabido conjugar estas tres cualidades de una obra, con admirable cordura y
buen gusto y sobre todo de haber creado una verdadera obra con méritos
dramáticos.
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Figuras literarias:
Hipérbole: es una figura lógica de pensamiento que consiste en exagerar lo
aquello que se habla.
“¿Quién vido en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre, como agora el
mío? Por cierto los gloriosos santos que se deleitan en la visión divina no
gozan mas que yo agora en el encantamiento tuyo”.
“Si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus santos no ternía por tanta
felicidad”.
“El cuerpo suyo oscurece la nieve”.
Símil: expresa la semejanza que existe entre dos términos, valiéndose del
termino comparativo como.
“Todos pasan, todos rompen pungidos y esgarrochados como ligeros toros”.
“Digo que me alegro de estas nuevas, como los cirujanos descalabrados”.
Personificación: consiste en atribuir a los seres inanimados o cosas
abstractas, propiedades que son características de los seres humano.
“Testigo es el cuchillo de tu abuelo”.
“Cesen, señor mio, tus verdaderas querellas; que ni mi corazon basta para la
sufrir ni mis ojos para disimular”.
Anáfora: repeticion de una palabra.
“Semproncio, Semproncio, Semproncio”.
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