TEXTO: “-Yo te lo diré -contestó-. Conocen, pues, los amantes del saber -dijo- que cuando la filosofía se hace cargo de su alma, está sencillamente encadenada y apresada dentro del cuerpo, y obligada a examinar la realidad a través de éste como a través de una prisión, y no ella por sí misma, sino dando vueltas en una total ignorancia, y advirtiendo que lo terrible del aprisionamiento es a causa del deseo, de tal modo que el propio encadenado puede ser colaborador de su estar aprisionado. Lo que digo es que entonces reconocen los amantes del saber que, al hacerse cargo la filosofía de su alma, que está en esa condición, la exhorta suavemente e intenta liberarla, mostrándole que el examen a través de los ojos está lleno de engaño, y de engaño también el de los oídos y el de todos los sentidos, persuadiéndola a prescindir de ellos en cuanto no le sean de uso forzoso, aconsejándole que se concentre consigo misma y se recoja, y que no confíe en ninguna otra cosa, sino tan sólo en sí misma, en lo que ella por sí misma capte de lo real como algo que es en sí. Y que lo que observe a través de otras cosas que es distinto en seres distintos, nada juzgue como verdadero. Que lo de tal clase es sensible y visible, y lo que ella sola contempla inteligible e invisible. Así que, como no piensa que deba oponerse a tal liberación, el alma muy en verdad propia de un filósofo se aparta, así, de los placeres y pasiones y pesares (y terrores) en todo lo que es capaz, reflexionando que, siempre que se regocija o se atemoriza (o se apena) o se apasiona a fondo, no ha sufrido ningún daño tan grande de las cosas que uno puede creer, como si sufriera una enfermedad o hiciera un gasto mediante sus apetencias, sino que sufre eso que es el más grande y el extremo de los males, y no lo toma en cuenta. -¿Qué es eso, Sócrates? -preguntó Cebes. -Que el alma de cualquier humano se ve forzada, al tiempo que siente un fuerte placer o un gran dolor por algo, a considerar que aquello acerca de lo que precisa mente experimenta tal cosa es lo más evidente y verdadero, cuando no es así. Eso sucede, en general, con las cosas visibles, ¿o no? -En efecto, sí”. (Platón, Fedón, 83e-84c) Para leerlo con provecho, tenéis que comprenderlo. Sólo después, os pondréis a escribir. Para entenderlo, os pondré señalado en amarillo, entre corchetes [], una vulgarización de lo que quiere decir el texto: TEXTO: “-Yo te lo diré -contestó-. Conocen, pues, los amantes del saber -dijo- que cuando la filosofía se hace cargo de su alma, está sencillamente encadenada y apresada dentro del cuerpo, y obligada a examinar la realidad a través de éste como a través de una prisión, y no ella por sí misma, sino dando vueltas en una total ignorancia, [el filósofo sabe que cuando el alma del hombre está vinculada al cuerpo, su conocimiento de la realidad ha de partir del conocimiento sensible, que es insuficiente, como conocimiento] y advirtiendo que lo terrible del aprisionamiento es a causa del deseo, de tal modo que el propio encadenado puede ser colaborador de su estar aprisionado. [la causa de esa relación en la que el alma está como encarcelada en su cuerpo es el deseo físico] Lo que digo es que entonces reconocen los amantes del saber que, al hacerse cargo la filosofía de su alma, que está en esa condición, la exhorta suavemente e intenta liberarla, mostrándole que el examen a través de los ojos está lleno de engaño, y de engaño también el de los oídos y el de todos los sentidos, persuadiéndola a prescindir de ellos en cuanto no le sean de uso forzoso, aconsejándole que se concentre consigo misma y se recoja, y que no confíe en ninguna otra cosa, sino tan sólo en sí misma, en lo que ella por sí misma capte de lo real como algo que es en sí [Se refiere a las Ideas]. [El filósofo sabe que el verdadero conocimiento es el racional, intelectual, epistémico, y no de los sentidos]Y que lo que observe a través de otras cosas que es distinto en seres distintos, nada juzgue como verdadero. Que lo de tal clase es sensible y visible, y lo que ella sola contempla inteligible e invisible [Sólo el alma desvinculada del cuerpo puede acceder al conocimiento intelectual, el único verdadero]. Así que, como no piensa que deba oponerse a tal liberación, el alma muy en verdad propia de un filósofo se aparta, así, de los placeres y pasiones y pesares (y terrores) en todo lo que es capaz, reflexionando que, siempre que se regocija o se atemoriza (o se apena) o se apasiona a fondo, no ha sufrido ningún daño tan grande de las cosas que uno puede creer, como si sufriera una enfermedad o hiciera un gasto mediante sus apetencias, sino que sufre eso que es el más grande y el extremo de los males, y no lo toma en cuenta. [Cuando el hombre cede a los placeres y dolores, sufre el mayor de los males, que es vivir guiado por el cuerpo, esclavo de él, y no se da cuenta] -¿Qué es eso, Sócrates? -preguntó Cebes. -Que el alma de cualquier humano se ve forzada, al tiempo que siente un fuerte placer o un gran dolor por algo, a considerar que aquello acerca de lo que precisamente experimenta tal cosa es lo más evidente y verdadero, cuando no es así. Eso sucede, en general, con las cosas visibles, ¿o no? [El hombre tiende a creer, guiado por el dolor o por el placer que siente, que lo más real y evidente es lo visible, y eso es falso] -En efecto, sí”. (Platón, Fedón, 83e-84c) Pregunta 1 del modelo de examen de Selectividad: Idea principal: Platón defiende que el hombre, compuesto de dos sustancias, cuerpo y alma, ha de vivir de tal forma que permita al alma liberarse de las exigencias que tiende a imponerle el cuerpo. Señala, además, que tendemos, en principio, a creer que lo más real es lo que nos muestras las fuentes del conocimiento sensible, fuentes vinculadas al cuerpo. Y que el sensible es el mejor modo de conocimiento. Pero eso es falso. Así mismo, sostiene que si sucumbimos al placer o al dolor, ello nos sume en una mayor dependencia de lo corporal, lo que impide la liberación del alma, que debe librarse del cuerpo en la medida de lo posible, para conocer lo más real, las Ideas, y acceder así al mejor modo de conocimiento, el intelectual, que se da de ellas. Las dos ideas secundarias nos muestran los errores en los que puede incurrir el no filósofo: creer que el mejor conocimiento es el sensible, que lo más real es lo físico, y que perseguir los placeres y huir de los dolores físicos no es el mayor de los males, porque nos permitiría seguir viviendo aspirando a lo mejor, a la felicidad, y esto es, también, falso, porque refuerza nuestra prisión. En resumen, Platón nos propone un ideal de vida, que consiste en un separarse del alma, de la parte racional del alma, del cuerpo que es, transitoriamente su prisión. El filósofo es el que comprende esto, y vive de acuerdo a lo más conveniente: no sirviendo al cuerpo, sino al alma racional, que le da acceso a lo más realmente real, las Ideas. Seguir las directrices del placer y del dolor nos llevaría al mayor de los males, a no liberarnos de nuestra prisión y seguir reencarnándonos en otros cuerpos.