El Romanticismo. Marco histórico y cultural. Características de la

Anuncio
2
El Romanticismo. Marco histórico y cultural.
Características de la poesía y el teatro.
Autores y obras más significativas.
Marco histórico
En 1808, la invasión francesa acaba con el reinado de Carlos IV e inaugura un siglo de convulsiones
sociales y políticas, en el que se agudiza el enfrentamiento entre liberales y reaccionarios.
Tras la Guerra de la Independencia, la Constitución de Cádiz (1812) y la vuelta de Fernando VII (1814)
marcan el inicio de un periodo de vaivenes políticos, que reflejan el carácter irreconciliable de las dos
ideologías enfrentadas. La abolición de la Constitución da paso al Sexenio absolutista (1814-1820), tras el
que vendrá el breve paréntesis del Trienio Liberal (1820-1823), época de gran exaltación revolucionaria,
que acabará con la intervención francesa. Los últimos años del reinado de Fernando VII constituyen la
llamada Década ominosa, en la que la suspensión de la Constitución y la dura represión dan lugar a una
situación de inseguridad y de miedo, que llevará al exilio a las minorías liberales e ilustradas. En 1833, la
muerte de Fernando VII abre un largo periodo de alternancia en el gobierno de liberales y conservadores,
durante la regencia de María Cristina y el reinado de Isabel II, al tiempo que se inician las sangrientas
guerras carlistas y se suceden los pronunciamientos e intentos revolucionarios, que desembocarán en la
Revolución del 68, que derrocó a Isabel II.
El movimiento romántico
El Romanticismo es un movimiento sincero y vitalista que refleja la exaltación social y política del
momento, al tiempo que influye en las costumbres y en la actitud ante la vida, con lo que se produce una
compenetración entre la vida y la literatura: se ponen de moda los ambientes y las costumbres
románticas, incluso la del suicidio.
El Romanticismo se presenta como un movimiento de rebeldía contra el orden social establecido,
contra la “realidad presente”, burguesa, materialista y pragmática, aunque da lugar a dos actitudes
opuestas, en consonancia con las dos corrientes ideológicas enfrentadas.
Por un lado, encontramos un Romanticismo tradicionalista, de carácter conservador e incluso
reaccionario, que reivindica las glorias del pasado, encarnadas en el espíritu caballeresco de la Edad
Media, en la monarquía absoluta y en la religión tradicional, ideas que se sintetizan en la expresión “Dios,
Patria y Rey”. Por otro lado, tenemos el Romanticismo radical, impregnado por el liberalismo y las ideas
revolucionarias, que se enfrenta al tradicionalismo, aparatoso y exaltado en la expresión de los
sentimientos. Estos planteamientos llevan al romántico exaltado a la desesperación y al fracaso, frente a
un mundo insolidario y caótico con el que choca inexorablemente.
Se pueden distinguir tres momentos en la evolución del Romanticismo español:
Un periodo de transición, hasta 1833, en que las ideas clasicistas del siglo anterior conviven con signos
que anticipan un cambio de sensibilidad. España se convierte en un país romántico, cuyos paisajes y
costumbres son admirados por los viajeros europeos, al tiempo que la literatura española del Siglo de
Oro, y en especial el teatro, se convierten en fuente de inspiración para los prerrománticos y románticos
alemanes y franceses, que ven en ella un modelo de invención y fantasía y, en definitiva, de
romanticismo. A propósito del teatro barroco, en el interior surgen polémicas entre partidarios y
detractores del movimiento romántico, que, aunque de una forma teórica, dan a conocer los
planteamientos de la nueva ideología.
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
Un periodo de plenitud, breve e intenso, que se inicia con la vuelta de los exiliados en 1833: el
Romanticismo se extiende como una fiebre imparable que sacude la sociedad, aunque se templa sólo
unos años después, hacia 1845, de una manera tan rápida e inesperada como había venido.
Transición al Realismo, hasta 1868, periodo en el que el gusto romántico por el “color local” y la
observación de las costumbres pintorescas da paso paulatinamente a una literatura despojada de lo
exótico y fantástico, que pretende reflejar la realidad contemporánea.
Características de la literatura romántica
La literatura romántica traduce de forma muy nítida la actitud ante el mundo y los sentimientos de los
románticos. En la poesía, y también en el resto de géneros, se aprecian las siguientes características:
- La defensa de la libertad está en la base de la ideología romántica: se defiende la libertad individual,
con el predominio de los sentimientos y pasiones sobre la razón. Se trata de una liberación en todos los
órdenes, que se opone a las normas sociales y morales y a los preceptos de la literatura anterior.
- Domina el “egocentrismo”, la exaltación del “yo” frente al entorno, que no se concibe como una
realidad objetiva, sino que se presenta como una visión irracional, tamizada por la imaginación, la fantasía
y el estado de ánimo: lo que existe no es la realidad externa, sino las pasiones y sentimientos que suscita
en el poeta el mundo que le rodea.
- La visión personal del mundo lleva a un individualismo exacerbado, que da lugar a sentimientos puros
y nobles, utopías inalcanzables, que pretenden transformar el mundo, aunque este idealismo choca con la
realidad que el romántico vive.
- El choque con la realidad provoca la huida del entorno, de la realidad contemporánea, en tres
posibles dimensiones: en el espacio, hacia una geografía lejana y exótica, en la que el romántico vive
personalmente sus experiencias o sitúa los asuntos de sus obras literarias (Grecia, Oriente, América); en el
tiempo, la imaginación viaja al pasado, especialmente a la Edad Media, época legendaria y romántica; y
también hacia el interior de sí mismo, para refugiarse en los sueños, en la soledad, en un ambiente
propicio a la fantasía: la noche, la naturaleza, las ruinas, los cementerios. En los tres casos, el resultado
puede ser la desesperación, el fracaso e incluso la muerte de unas vidas frenéticas y fugaces, que, al
sentirse incomprendidas por el entorno próximo, se consumen determinadas por un destino fatídico.
- El romántico busca la identificación con la naturaleza, animada, sentimental, proyección de su estado
de ánimo. Se trata de una naturaleza virgen, exuberante, solitaria, casi siempre nocturna, que se presenta
como un escenario unas veces melancólico, presidido por la luna, la niebla y las ruinas; otras, aparatoso y
tétrico, con tormentas, cementerios, apariciones fantasmales y otros detalles macabros.
- Exaltación del nacionalismo, del sentimiento patriótico y del “color local” frente a lo extranjero:
descripción de paisajes y tipos pintorescos, conservación de las costumbres nacionales y locales, defensa
de la lengua propia, valoración de la cultura tradicional de las leyendas, cuentos y romances populares.
Estos nacionalismos exaltan las peculiaridades de las regiones y, al mismo tiempo, el sentimiento de
pertenencia a una patria común, que dará lugar al nacimiento de nuevas naciones europeas como
Alemania o Italia.
- Consecuencia de todo lo anterior es la libertad de creación en la obra literaria, en la que el
sentimiento ha de fluir sin someterse a la razón ni a normas preestablecidas: se mezcla lo trágico y lo
cómico, lo bello y lo feo, la prosa y el verso, el lenguaje culto y la expresión popular, versos polimétricos y
estrofas diversas.
2
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
La poesía romántica
En la poesía romántica cabe advertir una doble tonalidad, dentro de una misma sensibilidad romántica,
que se corresponde con las dos vertientes políticas y sociológicas del Romanticismo español mencionadas
anteriormente:
Por un lado, encontramos una poesía exaltada, radical y revolucionaria en el contenido y en la forma.
En ella predomina el gusto por lo extraordinario, lo aparatoso y extravagante; refleja ambientes tétricos,
nocturnos o sepulcrales; se recrea en tipos estrafalarios, marginales o fantasmagóricos; y utiliza un
lenguaje desbordado, grandilocuente y sonoro. Su mejor exponente es José de Espronceda, cuya poesía
no es más que el reflejo de una vida apasionada, tormentosa, romántica.
Por otro lado, tenemos una poesía intimista, de tintes melancólicos, expresión de los distintos estados
del alma, en la que el gusto por lo exótico, lo fantástico y lo legendario está tamizado por un tono
contenido, delicadamente lírico. A este romanticismo depurado e intimista pertenecen dos románticos
tardíos, que viven en la segunda mitad del siglo XIX, en pleno Realismo: Bécquer y Rosalía.
José de Espronceda nació en Almendralejo en 1808 y murió en Madrid en 1842. Es uno de los
personajes más representativos del Romanticismo español, por su obra y por su azarosa vida: su frenética
lucha personal y política a favor de la libertad y la justicia lo llevó a la cárcel y al exilio (donde se impregnó
de los ideales liberales) en más de una ocasión. Su vida sentimental, apasionada y tormentosa, gira en
torno a Teresa Mancha, con la que mantuvo una relación tortuosa y que murió poco después de
abandonarlo, dejándolo sumido en la desesperación.
Aunque cultivó todos los géneros, su vertiente poética es la más representativa de su obra. Sus mejores
poemas pueden agruparse, de acuerdo a sus temas, del siguiente modo:
Sus poemas de protesta social, reflejan los problemas morales y los conflictos de conciencia que
preocupaban a la sociedad de su tiempo. Aquí se incluye la “Canción del pirata”, una de sus mejores
obras, que supuso una gran innovación por su variedad métrica y porque concentra todos los tópicos del
paisaje romántico: la luna, la tempestad, la noche… Junto con “El Mendigo” supone una exaltación de la
libertad individual. El poeta se identifica con un marginado de la sociedad, en una visión cínica del mundo
desde la perspectiva del que renuncia a integrarse en una sociedad corrompida.
Poemas sobre la juventud perdida, sus poemas más íntimos y líricos. El lamento por los fugaces
momentos felices de la juventud, el tema del desengaño vital y la toma de conciencia sobre el sinsentido
de la vida, o el hastío vital y la rebeldía, son los motivos que conforman poemas como “A Jarifa en una
orgía” o el ”Canto a Teresa”, una de las más sentidas elegías de la literatura española, escrita a raíz de la
muerte de su amada, y que se incluye en una obra mayor, El diablo mundo.
Ésta y El estudiante de Salamanca son dos extensos poemas narrativos. El diablo mundo, incompleto,
cuenta la historia de un anciano que se transforma en un joven que no conoce el mundo. El poema
intenta demostrar que el hombre es bueno por naturaleza, pero el diablo mundo, la sociedad, lo hace
malvado. El estudiante de Salamanca narra cómo don Félix de Montemar seduce a Elvira, que muere de
dolor tras verse abandonada. Una noche, don Félix se encuentra con una macabra procesión presidida por
una figura vaporosa. Descubre que es su propio entierro y que la figura es el esqueleto de Elvira que lo
arrastra a los infiernos. Es una recreación del mito de don Juan en un ambiente nocturno, lúgubre y
fantástico.
3
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en 1836. En pleno apogeo del realismo, este escritor encarna
en su vida y su obra la otra cara del Romanticismo: el intimismo. Vivió en Madrid y en Toledo, y sus
diversas ocupaciones (censor, editor, periodista) no le sacaron de las estrecheces económicas. Su vida
sentimental fue un doloroso contraste entre su concepción idealizada del amor y de la mujer, y su
realidad prosaica. Amó a Elisa Guillén en su juventud, mujer que probablemente le inspiró las Rimas, y de
1861 a 1868 estuvo casado con Casta Esteban. Tuberculoso desde joven, la enfermedad se lo llevó en
1870, con 34 años.
Su obra en prosa es abundante y variada, aunque oscurecida por su lírica: artículos periodísticos, cartas
literarias (Cartas desde mi celda, Cartas literarias a una mujer) y descripciones artístico-costumbristas (Los
templos de España). Destacan sus Leyendas, una colección de relatos breves en los que domina lo
fantástico, lo misterioso y sobrenatural, lo nocturno y también lo pintoresco de las costumbres. Todas son
bellísimos ejemplos de poesía en prosa, en un tiempo en que triunfa el realismo, la objetividad y el
prosaísmo en literatura.
Tras su muerte, sus amigos prepararon una edición de su breve obra poética, cuya ordenación no sigue
criterios cronológicos y difiere de la que hizo el propio Bécquer en el manuscrito del Libro de los
gorriones. Intentaron presentar una ordenación temática que se acercara a la formación de una historia
amorosa unitaria, tal como era costumbre concebir ciertas obras de carácter lírico.
Así, las Rimas suelen dividirse temáticamente en cuatro series:
Rimas I-XI, cuyo tema es la poesía y su inspiración.
Rimas XII-XXIX, que hablan sobre el típico tema romántico del amor ilusionado y esperanzado.
Rimas XXX-LI, en las que el enamoramiento se ha vuelto desengaño, desilusión y pesar.
Rimas LII-LXXVI, en las que se trata el dolor, la angustia y la soledad.
Es una poesía muy subjetiva, con un estilo muy sencillo pero de gran perfección formal, y con
preferencia por los versos breves de rima asonante. En las Rimas se manifiesta un delicado intimismo,
depurado de la exaltación y grandilocuencia típicas del Romanticismo más exaltado. Los más íntimos
sentimientos y estados del alma, el amor, la mujer, la naturaleza y lo misterioso e inefable son los temas
en torno a los que se construye un diálogo confidencial entre el “yo” y el “tú” poéticos.
Despreciadas por sus contemporáneos, las Rimas han ejercido una influencia decisiva en los grandes
poetas del siglo XX (Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Luis Cernuda, etc.), quienes las han
reconocido como una poesía pura, desnuda o esencial, que recoge los grandes temas de la lírica
universal: el amor, la soledad, el dolor y la muerte.
Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela en 1837 y murió en La Coruña en 1885. Su vida,
marcada por las desavenencias en su matrimonio y los problemas económicos, estuvo profundamente
ligada a Galicia.
Su poesía presenta tres rasgos comunes con la de Bécquer: el intimismo, la presencia de la poesía
popular, que en el caso de Rosalía constituye una parte importante de su obra; y el empleo de la
asonancia y de una métrica original y renovada. Su originalidad reside en la sinceridad con la que expresa
su malestar interior, lo que ha llevado a clasificar su poesía como existencial. Cantares galegos (en
gallego) refleja de forma poética su querida tierra natal, mientras que Follas novas (también en gallego)
revela una visión sombría y dolorosa de la existencia. En las orillas del Sar es su mejor poemario en
castellano, en el que expresa sus conflictos internos, sus pesares y sus experiencias personales.
En vida, su fama se debió sobre todo a su participación en el Rexurdimento de las letras gallegas.
4
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
El teatro romántico
Durante el primer tercio del siglo XIX hay una situación de indeterminación en el panorama teatral, en
el que conviven diversas tendencias. Por un lado, sigue vigente el teatro neoclásico del siglo anterior.
Varias comedias de Moratín se estrenaron ya en los comienzos del siglo XIX, entre ellas El sí de las niñas.
También tienen gran aceptación los melodramas, a imitación de los extranjeros, en los que se mezcla el
retrato de las costumbres y el fin moral ejemplarizante, de gusto neoclásico, y los ingredientes
sentimentales y la complejidad de la trama, de inspiración prerromántica. Por último, florece un teatro
político y patriótico, que exalta las gestas de la Guerra de la Independencia o las virtudes del liberalismo
frente al absolutismo.
La muerte de Fernando VII en 1833y la instauración de un régimen liberal moderado provocaron el
regreso inmediato de los exiliados y el súbito triunfo de la ideología romántica que dominaba hacía
tiempo en Europa. En el caso del teatro, constituyó una apoteosis aparatosa y fugaz, cuya fiebre duró una
década (1835-1844) y que luego se apagó con la misma rapidez con la que había llegado.
Frente al costumbrismo contemporáneo, el tono prosaico y el fin moral del teatro neoclásico, el drama
romántico refleja muy bien el afán de originalidad, la libertad creativa y el gusto por lo misterioso,
fantástico y exótico, propios del movimiento romántico. El drama romántico presenta una serie de
características que vienen a ser la negación de los preceptos del teatro neoclásico.
En primer lugar, se aprecia el predominio de temas históricos, pero con un tono legendario y
caballeresco, en el que domina la invención y la fantasía. Hay un evidente gusto por lo nocturno, lo
fantasmagórico, lo sepulcral, lo satánico, lo misterioso; por las aventuras y desafíos inverosímiles,
muertes, suicidios y todo tipo de peripecias singulares; en un mundo caótico, hostil, apocalíptico. Los
protagonistas, por su parte, son personajes singulares, seres humanos excepcionales, arrastrados por
fuerzas irracionales que les llevan a la desesperación, el dolor y la muerte, entre alardes de gallardía y
nobleza, o de cinismo e impiedad.
En el aspecto técnico, hay un claro desprecio a la regla de las unidades neoclásica. También se
confunde lo trágico con lo cómico, lo serio con lo humorístico, lo noble y lo bajo, lo solemne y lo trivial, el
lenguaje culto y las expresiones populares. Se retoma el verso y la polimetría, con variedad de versos y
estrofas, e incluso mezcla de prosa y verso. Tampoco se aprecia un fin moralizador, como en el teatro
ilustrado; son obras que solo pretenden arrebatar y conmover al espectador.
En 1835 se estrenó Don Álvaro o la fuerza del sino, considerado el primero de los grandes dramas
románticos. Su autor, Ángel de Saavedra, nació en 1791 y tuvo que partir al exilio por sus ideas liberales.
En 1834 regresó a España y heredó el título de Duque de Rivas. Participó en la vida política antes de su
muerte en 1865.
El tema principal de la obra es, como dice su subtítulo, el destino trágico que persigue al protagonista.
El complicado argumento está plagado de duelos, lances y fatalidades trágicas del destino. Don Álvaro, el
protagonista, mata casualmente al padre de su amada -que representa el modo tradicional de entender la
sociedad- tras intentar raptar a su amada ante la oposición de la familia de ella. En su huída a Italia y en su
posterior vuelta a España, matará también a los dos hermanos que buscan venganza. Leonor es asesinada
por su hermano antes de morir. Tras esto, Don Álvaro se suicida. Formalmente, es la ruptura definitiva
con el teatro neoclásico, ya que viola sistemáticamente las unidades, mezcla lo trágico y lo cómico, el
lenguaje elevado y el habla vulgar, etc.
El trovador, de Antonio García Gutiérrez (1836-1884), tuvo un éxito clamoroso. La historia se desarrolla
en Aragón a comienzos del siglo XV, en un clima de luchas dinásticas. En la obra se aprecian todos los
elementos del gusto romántico: la ambientación medieval, en castillos, conventos, calabozos, etc.; las
escenas misteriosas, los raptos, las muertes trágicas, los envenenamientos… El protagonista, Manrique, se
enfrenta a un rival cruel y traicionero, don Nuño, que al final resulta ser su hermano.
5
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
Los amantes de Teruel, de Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880), también tuvo una gran acogida. El
drama, escrito casi por entero en verso, desarrolla una historia tomada de la tradición y que ya había
aparecido en otras obras. Como siempre, los amantes, Diego e Isabel, son amantes separados por las
convenciones sociales que acaban muertos ante la imposibilidad de realizar su amor.
Mención aparte merecen los dramas de José Zorrilla (1817-1893), especialmente el famosísimo Don
Juan Tenorio. Es una recreación del mito del donjuán, de Tirso (El burlador de Sevilla), tratado también
por escritores como Molière, Byron o Espronceda (El estudiante de Salamanca). Pero en Zorrilla, el
burlador descreído e impío, que se condenaba como justo castigo a sus crímenes para ejemplo de la
sociedad, se redime y alcanza la salvación final gracias al amor verdadero que siente por doña Inés.
Zorrilla lo salvó para satisfacer la sensibilidad de su tiempo.
Otros dramas románticos famosos fueron La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, o el
Macías, de Larra.
La prosa romántica
En el siglo XIX se produce el apogeo del periodismo, que contribuyó decisivamente a la difusión de la
narrativa. Aparece una nueva forma de literatura publicada en periódicos: relatos, artículos de
costumbres, artículos políticos, etc. La influencia de las corrientes europeas da lugar a un gran número de
subgéneros narrativos.
En la novela histórica, de gran éxito en toda Europa, había una clara búsqueda de revivir épocas
pasadas, producto de la frustración romántica y su deseo de evasión. Su trama recurría
permanentemente al héroe ficticio que se encontraba implicado en un episodio histórico y que,
finalmente, obtenía el amor de una hermosa dama, tal como ocurría en las novelas europeas, de las que
se adaptó el género.
El cuadro de costumbres alcanzó su máximo esplendor durante el Romanticismo, y su difusión estuvo
directamente relacionada con el auge de la prensa periódica. Era una escena en la que se detallaba el
habla y las costumbres de las clases más bajas, generalmente en tono humorístico y con un fin
moralizante. Se pueden apreciar diversas tendencias: el costumbrismo puro, que evidencia situaciones
criticables de los pueblos de España en tono irónico; el costumbrismo satírico, una crítica mordaz, tanto
moral como de las costumbres de la época; y el costumbrismo político, que refleja determinadas ideas
políticas o sociales. En los dos últimos destacó especialmente Larra. En el primero, sobresalen Serafín
Estébanez Calderón, con sus Escenas andaluzas, y Ramón de Mesonero Romanos, con sus Escenas
matritenses.
Mariano José de Larra (1809-1837) ejerció el periodismo con un afán observador y crítico, y participó
de forma activa en la vida política. Su desilusión y su pesimismo fueron en aumento hasta el punto de
llegar al suicido. Su actividad literaria se amplía también al teatro (El doncel de don Enrique el Doliente) y a
la novela (Macías), pero es sin duda por sus artículos por lo que su fama llega hasta nuestros días.
Los artículos de Larra siguen habitualmente el mismo esquema. Normalmente, a través del diálogo
entre los personajes, se critican situaciones que estos presencian y sobre las que sacan conclusiones que
coinciden con la voz del autor, que pretende moralizar e instruir para hacer avanzar y modernizar la
sociedad. Merece la pena señalar el especial cuidado por el estilo de este autor, además de su afán por el
uso de neologismos y de un lenguaje claro y directo que conectara rápidamente con el lector.
En su obra Colección de artículos dramáticos, literarios, políticos y de costumbres, el propio Larra
clasificó sus artículos en tres grupos: de costumbres, como “El castellano viejo” y “El casarse pronto y
mal”, en los que intentaba mostrar la anticuada situación de la sociedad española atacando el atraso, la
holgazanería, la intolerancia…; políticos, como “Nadie pase sin hablar al portero” y “Tres no son más que
dos”, en los que criticaba tanto a absolutistas como a liberales desde una visión pesimista; y artículos
literarios, sobre obras literarias y teatrales, y que reflejan su visión del arte y la función social del artista.
Destaca el titulado “Literatura”.
6
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
ACTIVIDADES
1.- Lee el siguiente texto de Emilia Pardo Bazán y contesta a las preguntas:
No se limitaba el romanticismo a la literatura: trascendía a las costumbres. Es una de sus señas
particulares haber puesto en moda ciertos detalles, ciertas fisonomías, las damiselas pálidas y con
tirabuzones, los héroes desesperados y en último grado de tisis, la orgía y el cementerio. Varió totalmente
el concepto que se tenía de literato: éste era por lo general, en otros tiempos, persona inofensiva,
apacible, de retirado y estudioso vivir: desde el advenimiento del romanticismo se convirtió en calavera
misántropo, al cual las musas atormentaban en vez de consolarle, y que ni andaba, ni comía, ni se
conducía en nada como el resto del género humano, encontrándose siempre cercado de aventuras,
pasiones y disgustos profundísimos y misteriosos. Y que no todo era ficticio en el tipo romántico, lo
prueba la azarosa vida de Byron, el precoz hastío de Alfredo Musset, la demencia y el suicidio de Gerardo
de Nerval, las singulares vicisitudes de Jorge Sand, las volcánicas pasiones y trágico fin de Larra, los
desahogos y vehemencias de Espronceda. No hay vino que no se suba a la cabeza si se bebe con exceso, y
la ambrosía romántica fue sobrado embriagadora para que no se trastornasen los que la gustaban en la
copa divina del arte.
Emilia Pardo Bazán, La cuestión palpitante
a) ¿Qué fisonomías particulares puso de moda el romanticismo en los personajes literarios según la
autora? ¿Por qué crees que fue así?
b) ¿Cómo afectó esta moda a la realidad de los autores románticos?
2
7
Tema 2. Literatura
Curso 2012-2013
3.- El siguiente fragmento pertenece a un artículo escrito por Larra en 1832. En él, Fígaro se encuentra a
un conocido, Braulio, que lo invita a un banquete para celebrar su cumpleaños. La comida acabará
siendo insoportable por las continuas muestras de mala educación de los asistentes. Léelo y contesta a
las preguntas.
[…] El niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar
a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución
de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado
de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o seo gallo, que
esto nunca se supo; fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del
victimario, jamás parecieron las coyunturas. -Este capón no tiene coyunturas, exclamaba el infeliz sudando y
forcejeando, más como quien cava que como quien trincha. ¡Cosa más rara! En una de las embestidas resbaló el
tenedor sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su
vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el mantel tranquilamente como pudiera en un palo de un
gallinero.
El susto fue general y la alarma llegó a su colmo cuando un surtidor de caldo, impulsado por el animal furioso,
saltó a inundar mi limpísima camisa: levántase rápidamente a este punto el trinchador con ánimo de cazar el ave
prófuga, y al precipitarse sobre ella, una botella que tiene a la derecha, con la que tropieza su brazo, abandonando
su posición perpendicular, derrama un abundante caldo de Valdepeñas sobre el capón y el mantel; corre el vino,
auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel; para salvar la mesa se ingiere por debajo de
él una servilleta, una eminencia se levanta sobre el teatro de tantas ruinas. Una criada toda azorada retira el capón
en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende,
como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla. […]
¿Hay más desgracias? ¡Santo cielo! Sí, las hay para mí, ¡infeliz! Doña Juana, la de los dientes negros y amarillos, me
alarga de su plato y con su propio tenedor una fineza, que es indispensable aceptar y tragar; el niño se divierte en
despedir a los ojos de los concurrentes los huesos disparados de las cerezas; don Leandro me hace probar el
manzanilla exquisito, que he rehusado, en su misma copa, que conserva las indelebles señales de sus labios
grasientos; mi gordo fuma ya sin cesar y me hace cañón de su chimenea; por fin, ¡oh última de las desgracias!, crece
el alboroto y la conversación; roncas ya las voces, piden versos y décimas y no hay más poeta que Fígaro. -Es preciso.
-Tiene usted que decir algo -claman todos.
1. ¿Qué situación se describe? ¿Qué personajes aparecen?
2. Indica todos los pasajes que muestran la mala educación de los invitados.
3. Busca ejemplos de hipérboles (exageraciones) y de comparaciones que aparecen en el texto.
4. ¿Qué valor tiene el presente de indicativo en los dos últimos párrafos?
8
Descargar