Cadena de errores. Un caso real.

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eal. Acosta ArNles, Manuel Calle Pérez, José Era el año 1986 y cursaba el primer año de mis estudios de Farmacia en el que tuve incesantes problemas en mis párpados con mucho enrojecimiento , dolor e inflamación , lo que me llevó al oAalmólogo. Me examinó y al término del reconocimiento, extendió una receta privada en donde ponía FML neo 1 gota cada 4 horas en cada ojo. -­‐ “ Y esto .. ¿durante cuánto Nempo?”-­‐ pregunté -­‐ “ Esto para toda la vida chico”. – apuntó de forma faSdica. Mientras yo le había preguntado sobre la duración del tratamiento de las gotas oAalmológicas , él me había contestado sobre la duración de la enfermedad. Y ciertamente tenía una blefariNs , que puede ser una afección crónica y de por vida. Salí de aquella consulta, compré el colirio y me lo empecé a poner cada 4 horas … en unos días estaba tan bien de la inflamación que jamás se me pasó por la cabeza dejar de ponerme aquellas milagrosas gotas …. y eso hice durante los 8-­‐9 años siguientes. Compré casi siempre el colirio en la Farmacia de al lado del piso donde vivía … nunca fui con una receta , nunca me la pidieron, nunca me preguntaron cuánto Nempo había de uNlizar aquel colirio…. Tras acabar mis estudios de Farmacia conNnué un par de años más administrándome aquellas gotas en mis ojos… Fue cuando ya estaba en mi primer año de residencia del FIR cuando empecé a pensar, que el tratamiento con corNcoides tópicos podía ser muy peligroso para mis ojos . Acudí al Servicio de OAalmología, conté mi caso y me midieron la presión intraocular .. el resultado para ambos ojos fue 32 y 30. El análisis posterior del nervio ópNco: tenía el nervio ópNco muy dañado, como el de una persona de 65 años y yo tenía 27 años por aquel entonces. Ahora quedaba una dura lucha para no quedar ciego debido al glaucoma que padezco. Siempre me avergonzó decir que siendo ya licenciado en Farmacia había seguido administrándome aquel veneno para mis ojos. Siempre contaba que cuando estaba terminando mis estudios de Farmacia fue cuando me dí cuenta de lo peligroso que eran los corNcoides. Pero entendí luego que no debía de avergonzarme, todo lo contrario, debía contarlo. Fui una vícNma del sistema. Un sistema en donde el médico daba instrucciones al paciente ( pocas y malas) porque en la mayor parte de las veces no tenía los mínimos conocimientos en medicamentos y en donde el farmacéuNco dispensaba y no era parte acNva de la salud del paciente ni formaba parte de los equipos de salud. Falló todo : el médico, el farmacéuNco, yo mismo…. y el propio sistema universitario. 
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