Viruela en Chile

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LA VIRUELA EN CHILE
“Indio con viruelas”. Lámina de la obra del obispo peruano Baltazar Jaime Martínez. Trujillo del Perú 1786
(ed. Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Estudios.)
Departamento Educativo
Museo Histórico Nacional
La Primera Junta de Gobierno de Chile y sus primeras medidas de sanidad pública.
Cuando se estableció la primera Junta de Gobierno en Septiembre de 1810 sus
principales preocupaciones fueron, por supuesto, todas las relacionadas con la conducción
del país en sus primeros pasos como nación independiente. Sin embargo, y en el espíritu
de la época también hubo una especial preocupación por el progreso y el abandono de los
prejuicios y de las limitantes que planteaba la observancia rígida de la doctrina católica.
Ésta entendía que la enfermedad se presentaba en el contexto moral, de juicio y pecado, de
una persona y que expresaba “la voluntad de Dios” con la cual el hombre no debía
interferir.
La enfermedad que más castigaba a los chilenos de inicios del siglo XIX era la
viruela que se presentaba en oleadas, epidemias, que mataba principalmente
a los
habitantes de las ciudades, sin distinción de edades, barrios o condiciones sociales.
La viruela es una enfermedad infecciosa causada por un virus, que se caracteriza
por fiebre y por la aparición de erupciones en la piel, que al secarse dejan marcas
permanentes pero cuyo efecto más grave era que produce una gran mortalidad. Este virus
se transmite por el aire a través del aparato respiratorio, debido a esto las epidemias
azotaban grandes ciudades y lugares con gran concentración de gente. En la actualidad en
Chile es una enfermedad extinguida completamente.
La viruela llegó a América con los primeros exploradores. Fue introducida por un
esclavo negro en 1520 en México, desde donde se propagó al resto del continente. A Chile
llega con los primeros conquistadores. Desde el año de 1561 y hasta 1806 se producen
alrededor de veinte epidemias de esta enfermedad en el país.
La epidemia más severa, y con mayor mortalidad fue la del año 1765. En Octubre
de 1805, fray Pedro Manuel Chaparro comenzó a vacunar en el pórtico de la Catedral de
Santiago y posteriormente, en el Hospital San Juan de Dios. En 1885 hubo una gran
epidemia en La Serena y años más tarde, en 1904, estalló una gran epidemia en Valparaíso
que se controló mediante vacunación a domicilio. El año 1920 se implanta la vacunación
antivariólica obligatoria (Dr. Corvalán Melgarejo). Posteriormente, en 1945 hubo un
pequeño brote en la Oficina Salitrera Anita por contagio desde Bolivia y en 1950, una gran
epidemia en el sur con 3.564 casos, por contagio desde Argentina. En Chile, el último caso
se presentó en 1959 y fue erradicada del mundo en 1977.
Desde la Conquista y hasta la formación de la Primera Junta de Gobierno en 1810,
la enfermedad se combatía en medio de polémicas de carácter religioso que intentaban
detener la vacunación porque ésta inducía una enfermedad “más allá de la voluntad de
Dios”. La vacuna, conocida y usada en Europa desde hacía muchos años, encontró en
América resistencias culturales que hubo que vencer para comenzar las campañas masivas.
El brote de viruela más importante y severo por su alta mortalidad fue la del año 1805, no
obstante, la pronta acción del Fray hospitalario Pedro Manuel Chaparro (Ver biografía al
final) permitió que el virus no matara a un número mayor de la población.
El día 8 de Octubre de 1805, es una fecha que será memorable en los hitos de la
historia de la medicina y salubridad de Chile. Se trajeron, desde Argentina, unas costras de
vacuna que cruzando los Andes, sirvieron para que se organizara el primer servicio de
vacuna en Chile. Pero la vacunación masiva vendría con la Primera Junta de Gobierno que
redacta el primer instructivo y organiza la primera campaña de vacunación masiva en el
país.
Nombramiento de la Junta de Vacuna e instrucciones para sus Diputados.
La Junta que vela sobre la salud pública, ha visto con dolor, que las viruelas
casi extinguidas los años anteriores por el imponderable bien de la vacuna han
revivido el pasado de 1811. Para activar con acierto sus providencias en un
particular de tanta importancia, pidió al Ilustre Cabildo el estado de los
vacunados, y que le propusiese los medios y arbitrios de propagar y perpetuar
en las ciudades subalternas, villas y campos este precioso preservativo de la
humanidad, y poderoso medio de llenar el vacío de nuestra población.
El Cabildo reproduce el informe del Sr. Procurador General de la ciudad, don
Anselmo de la Cruz, quien después de referir los medios adoptados antes por
ésta Superioridad, sus efectos, y el estado actual de la vacunación, opina que
el arbitrio más útil y eficaz que puede adoptarse para su difusión y
permanencia, es la institución de Junta compuesta por personas de carácter,
piadosas, desocupadas y benéficas.
Se establecieron, dependientes de la Junta, dos vacunadores a cargo de Judas
Tadeo de los Reyes, que debían abarcar todo el país. Santiago marzo de 1812.
La Junta establecida pretendía superar lo meramente filantrópico de manera
de hacer un cometido más sistemático y científico. Se vacunaba martes y
viernes en la mañana en la Sala del Ayuntamiento.
Se tratará a todos con agrado y suavidad, y sobre todo se premiaba con
algún dinero a aquellos que se prestaban para la inoculación brazo a brazo,
método de inoculación más habitual y para lo que se consignaron ciertas
cantidades de dinero. Se recomendaba la revisión de los vacunados para
asegurar la calidad de la operación y repetir, en caso necesario.
“Se tratará a todos con suavidad y agrado para que difundan en el público
buenas especies de la vacunación, y así se animen los tímidos y se
desimpresionen los preocupados, aprovechándose de este beneficio para la
conservación de la vida”
Debía realizarse un censo diario de las personas vacunadas, para tener exacto
cálculo del progreso en esta tarea y del buen cumplimiento del trabajo de los
vacunadores. También se ordenaba la vacunación obligatoria de funcionarios
hospitalarios, público de la Recova y plaza, presos de la cárcel y en la Casa de
Recogidas. Para esto se podría usar la fuerza mediante alguaciles o guardias
militares.
El delegado de la Junta de Vacuna, debía velar por el buen desempeño del
vacunador para el campo, quién sería ayudado por los párrocos rurales y el
juez del lugar, para hacer publicar después de la misa parroquial en la puerta
de la iglesia y sus cercanías, el tiempo que el vacunador permanecería en el
lugar y para que promovieran por todos los medios estimular la vacunación.
Fuentes para el estudio de a Historia de Chile. Universidad de Chile
Fray Pedro Manuel Chaparro: la lucha contra la viruela
En Chile, la historia de la viruela comienza en 1561, con el inicio de una gran
epidemia que duró hasta 1563, afectando fuertemente a los nativos que no poseían
inmunidad natural. Esta viruela mató casi a la cuarta parte de la población aborigen.
Por ese tiempo existían fuertes prejuicios hacia la profesión médica de parte de la
aristocracia en Chile. El doctor Domingo Nevin, cirujano francés, tenía trabajando junto a
él a un joven practicante de 20 años, fray Pedro Manuel Chaparro (1745-1811).
Para la epidemia del año 1765, el cura Chaparro, propuso aplicar una versión mejorada de
la variolización (técnica muy antigua, usada en China e India, que consistía en inocular al
paciente porciones debilitadas del virus, generalmente de costras de personas afectadas con
viruela leve). Luchando contra la corriente, “comenzó las inoculaciones con tanto acierto,
que…. excedieron de 5.000 las personas inoculadas, y ninguna pereció”.
Al igual que en Europa, en Chile la variolización era combatida por las autoridades
médicas y resistida por la población. Se sumaba a esto el dogma religioso, ya que este
“procedimiento era censurado por todos y… particularmente, porque provocaba una
enfermedad sin que mediara en ella la voluntad de Dios”.
En 1767, Chaparro reconoce que necesita más conocimientos y se matricula como
alumno de medicina en la Universidad de San Felipe.
Chaparro se graduó de licenciado y doctor en medicina en 1772. Trató
infructuosamente de quedar como profesor en la Universidad en la “Cátedra Prima de
Medicina”, y se va a trabajar a Valdivia.
Vuelve a Santiago en 1784 a trabajar en el Hospital San Juan de Dios, siempre
ligado a la formación de nuevos médicos.
Propone en 1795 un revolucionario plan de estudios médicos que extendía la
enseñanza de medicina de 4 a 5 años, incorporaba un anfiteatro de anatomía, el concepto
pionero de relaciones entre la anatomía y las enfermedades y la necesidad de contar con 3
profesores titulares.
Una nueva epidemia llega a Santiago en 1805. Jenner, médico rural inglés, había
descubierto la vacuna contra la viruela en 1798, Chaparro comprende de inmediato las
ventajas de la vacuna y organizó la vacunación contra la viruela. Esta es la primera
vacunación antivariólica en Chile, que se hizo con un fluido enviado por tierra por el Virrey
del Plata.
En 1807 Chaparro se retira al campo. Al grito de independencia se alinea en el
bando patriota. El 24 de octubre de 1810, el Claustro de la Universidad le confió la Cátedra
por aclamación. En 1811 es elegido diputado al Primer Congreso Nacional. Falleció poco
después, el 20 de diciembre de 1811.
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