T-36669 (21-02

República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Radicación No. 36669
Acta No. 05
Magistrado Ponente: FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ
Bogotá D. C., veintiuno (21) de febrero de dos mil doce (2012).
Decide la Corte la impugnación presentada por la parte accionante
en este asunto, NORA ROCIO RAMÍREZ MENESES, como agente
oficioso de su hijo ANDRÉS ESTEBAN MARULANDA RAMÍREZ, en
contra del fallo de tutela de fecha 13 de diciembre de 2011,
proferido por la SALA LABORAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE
DISTRITO JUDICIAL DE MEDELLÍN, que denegó el amparo de los
derechos fundamentales a la vida, trabajo, dignidad humana y
seguridad social, presuntamente conculcados por el MINISTERIO
DE DEFENSA NACIONAL - EJERCITO NACIONAL – SÉPTIMA
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Rad. No. 36669
DIVISIÓN DÉCIMA CUARTA BRIGADA – DIRECCIÓN DE
SANIDAD MILITAR.
ANTECEDENTES
Señaló la accionante, que su hijo, Andrés Esteban Marulanda
Ramírez, se presentó voluntariamente a cumplir con el servicio
militar obligatorio en el mes de febrero de 2011, por haber
alcanzado los 18 años de edad; que a los 2 meses de ingresar, fue
intervenido quirúrgicamente por presentar várices testiculares.
Indicó, que unos meses después, sufrió una caída y recibió un fuerte
golpe en la cabeza, perdiendo el conocimiento; relató que días
después de este suceso, Andrés Esteban presentó un cuadro de
desadaptación militar, denominado “Trastorno depresivo con orden
de urgencia por depresión mayor”, siendo valorado y manejado por
psiquiatría, otorgándole una incapacidad por treinta días, con el fin
de que le fuera suspendida toda actividad militar y que no portara
armas.
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Precisó que el 28 de noviembre del mismo año, se le dio de alta del
Hospital Mental de Bello Antioquia, y se le concedió nueva
incapacidad por el término de treinta días, cumplidos los cuales
debe presentarse en el Batallón Bomboná en el municipio de Puerto
Berrío - Antioquia. Alude al informe del médico tratante, fechado 21
de noviembre de 2011, donde se relaciona “Paciente con cuadro
depresivo, con antecedentes múltiples, autoagresiones, aislamiento
social, con alucinaciones, riesgo al suicidio”.
Solicita, entonces, que se conceda la tutela de los derechos
quebrantados a su hijo y que, en consecuencia, se ordene a los
accionados retirarlo de las filas del ejército, y concederle el
tratamiento requerido en centro psiquiátrico, por haber sido
adquirida la patología por él padecida en servicio activo.
TRÁMITE IMPARTIDO
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Por auto del 1º de diciembre de 2011 (fl. 15) la Sala Laboral del
Tribunal a quo, avocó el conocimiento de la presente acción de
tutela y, conjuntamente con el despliegue de actividad probatoria,
dispuso dar en traslado la demanda a la autoridad accionada, en
garantía de sus derechos de contradicción y defensa, quien dentro
del término concedido guardó silencio.
Igualmente se recibió declaración a la demandante, quien en esa
oportunidad expresó que el fin de la acción constitucional impetrada
es que su hijo no regrese al batallón de Puerto Berrío, sino que siga
incapacitado hasta que finalice su servicio militar, expresando sus
miedos sobre los riesgos a que -estima- estaría expuesto de ser
obligado a retomar filas.
Con sentencia del 13 de diciembre de 2011, la Sala de primera
instancia resolvió negar el amparo constitucional solicitado, al
concluir, en síntesis, que no venía demostrada la vulneración o
amenaza de los derechos fundamentales alegados.
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Contra el citado fallo, la parte accionante presentó impugnación,
insistiendo en la discapacidad mental que –afirma- padece su hijo,
y que califica como razón suficiente para obtener su retiro de las
fijas del ejército, reclamando se mantenga la cobertura integral en
salud para su padecimiento, peticionando finalmente ante esta
Corte, la conformación de una junta médica militar para definir la
permanencia del joven Andrés Marulanda Esteban al servicio de la
institución castrense.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Establece la Carta Política en su artículo 86, que para proteger los
derechos fundamentales de cualquier persona, cuando éstos se
vean amenazados o vulnerados por la acción u omisión de una
autoridad pública, y en algunos eventos de los particulares, se
cuenta con la vía judicial preferente de la tutela, para cuyo ejercicio
se exigen mínimos requisitos.
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Quiso así el constituyente garantizar a los ciudadanos el amparo de
sus derechos básicos, permitiéndoles acudir ante los Jueces en
busca de una orden que luego de un trámite ágil y sumario, impida o
suspenda el acto de lesión o amenaza.
Sin embargo, dicha facultad no es absoluta sino que, por el
contrario, se reduce a cobijar ciertos y determinados derechos, que
ya pueden estar definidos como fundamentales en la propia
Constitución, o que consagrados en otros acápites del estatuto
superior, adquieren tal categoría por conexidad.
En el sub judice, la situación que se estima lesiva de los derechos
fundamentales del soldado Andrés Esteban Marulanda Ramírez y
cuya protección invoca su madre, como agente oficioso, se hace
consistir, básicamente, en el riesgo que para su integridad física y
mental representa el mantenerlo dentro de las filas castrenses
pese a los padecimientos de salud que lo aquejan.
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Al respecto debe indicar la Sala, coincidiendo con el a quo, que para
que
proceda
el
resguardo
constitucional
de
derechos
fundamentales, es preciso, como se indicaba, que acaezca la
vulneración o amenaza de los mismos, aspectos que en forma
alguna pueden quedar librados a suposiciones o hipótesis del juez
de conocimiento, sino que, por el contrario, han de estar
debidamente probados. Precisamente, la falta de acreditación del
actual lesionamiento de tales derechos en cabeza del señor
Marulanda Ramírez, impiden la prosperidad del amparo solicitado a
su favor, pues si bien es cierto que obran en los autos constancias
sobre
un presunto “Trastorno depresivo mayor” padecido por el
agenciado, se advierte igualmente una oportuna atención asistencial
por parte de los especialistas competentes al servicio de la
Dirección de Sanidad del Ejército, tal como dan cuenta entre otros,
la hoja de evolución del Hospital Mental de Antioquia, que refiere el
ingreso por urgencias del señor Marulanda Ramírez el 21 de
noviembre de 2011 y su proceso de estabilización durante la
hospitalización en dicha institución de salud1, junto con las
incapacidades otorgadas y la prescripción de medicamentos para el
1
Ver folios 31 a 35
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manejo de su trastorno, atendiendo las necesidades particulares del
paciente, conforme al criterio científico de su médico tratante2,
situación que ratifica en su libelo la propia accionante, cuando indica
que su hijo viene recibiendo tratamiento para su perturbación.
Aunado a ello, es claro para esta Sala que si lo pretendido por la
accionante, según lo por ella expresado en declaración vertida
dentro del presente diligenciamiento, es que su hijo continúe
incapacitado por el lapso que le resta de servicio militar, tal
circunstancia
escapa
del
ámbito
de
competencia
del
juez
constitucional, pues, como bien lo precisó el tribunal a quo en su
decisión, esa determinación es del resorte exclusivo del médico
tratante quien para adoptarla debe valorar la situación particular del
paciente, sus antecedentes, diagnóstico y evolución, entre otros
aspectos.
Luego, entonces, careciendo la Sala de pruebas indicativas de un
estado de salud del señor Marulanda Ramírez que actualmente sea
2
Ver folios 10 y 27 a 30
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incompatible con la prestación del servicio militar obligatorio, así
como tampoco que se adelanten gestiones encaminadas a obtener
su baja de las filas castrenses bajo esas razones, como medio
idóneo para que se estudie su situación particular, y encontrándose
contrariamente acreditado el cumplimiento por parte de la autoridad
accionada de su obligación de prestar la asistencia médica
requerida por el soldado, no tiene opción diversa la Corte que la de
confirmar el fallo impugnado, por hallarlo ajustado al rigor legal,
advirtiendo finalmente que la conformación de la junta médica militar
es asunto que debe ventilarse directamente ante la autoridad
accionada.
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Laboral, administrando Justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley,
RESUELVE:
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PRIMERO: CONFIRMAR la decisión impugnada, conforme las
razones expuestas en precedencia.
SEGUNDO: NOTIFICAR a los interesados en la forma prevista en el
artículo 30 del Decreto 2591 de 1991.
TERCERO: REMITIR el expediente a la Corte Constitucional para
su eventual revisión.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN
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RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO
LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS
CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE
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CAMILO TARQUINO GALLEGO