El fin de la Guerra Fría

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El fin de la Guerra Fría:
La guerra fría terminó de una forma brusca e insospechada con el derrumbe y desintegración de la URSS.
Cuando en marzo de 1985 Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del PCUS se encontró con una URSS en
una situación lamentable:
• Por un lado, tras largos años de estancamiento, la economía se hallaba al borde de la bancarrota y la sociedad
soviética se encontraba inmersa en una verdadera crisis moral caracterizada por la falta de compromiso ideológico y el
escepticismo general.
• Por otro, el desafío del Presidente norteamericano Ronald Reagan, plasmado en su Iniciativa de Defensa Estratégica
(“Guerra de las Galaxias”), había hecho conscientes a los dirigentes soviéticos de sus nulas posibilidades reales de hacer
frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU.
• Además, varios hechos vinieron a acrecentar la sensación de crisis y decadencia en la opinión pública soviética: La
catástrofe nuclear de Chernobil (Ucrania, 26 de abril de 1986), que incrementó la consciencia general sobre las
carencias y limitaciones del sistema económico y tecnológico soviético, o el fracaso y la incompetencia del antaño
poderoso ejército soviético en la guerra de Afganistán (1979-89), auténtico “Vietnam soviético".
Así pues, con un gasto de defensa en torno al 25% de su presupuesto, la URSS necesitaba urgentemente reducir su gasto
militar y enfocar sus inversiones a paliar las múltiples carencias y deficiencias de la economía soviética. Por ello
Gorbachov puso en marcha una nueva política económica, la “Perestroika” (Reestructuración), que, acompañada de una
mayor transparencia informativa (Glasnost), pretendía la reforma y la mejora del sistema socialista. Pero para ello era
evidente y urgente la necesidad de un acercamiento a los EE.UU. que permitiera una reducción del gasto militar.
Por ello, desde el principio las energías de Gorbachov se aplicaron a la reforma de la política exterior: en su primer
encuentro con el presidente Reagan en Ginebra (noviembre de 1985), el líder soviético planteó la necesidad de la distensión
y de la reducción de armamentos nucleares, y en el XXVII Congreso del PCUS en 1986 proclamó lo que denominó un
"nuevo pensamiento político": en adelante convenía olvidarse de la lógica de la guerra fría y buscar la cooperación y el
consenso en la dirección de las relaciones internacionales.
Las consecuencias de esa nueva política exterior de la URSS no se hicieron esperar, y consistirían en que la URSS iba a
realizar un gran repliegue, tanto en su competencia con los EE.UU. como en los compromisos internacionales que había ido
adquiriendo a lo largo de la guerra fría, pero traería también consigo el fin de la Unión Soviética y la disgregación de
Europa Oriental:
1. Tras el encuentro en Ginebra de 1985 se sucedieron los acuerdos y las medidas de distensión con los EE.UU.:
a. Firma del Tratado de Washington (dic. 1987), que preveía la destrucción verificada de las armas nucleares de
corto y medio alcance (los SS-20 soviéticos y los euromisiles Pershing y Cruise).
b. Firma del Tratado START (Strategic Arms Reduction Talks) en julio de 1991 entre Gorbachov y G. Bush sobre
reducción verificada de las armas nucleares estratégicas.
2. Repliegue soviético en el mundo. La URSS inició una clara política de desvinculación de sus compromisos con sus
aliados a lo largo del mundo: progresivamente fue comunicando a sus aliados el fin de su apoyo militar y económico.
Cuba y los sandinistas nicaragüenses; los regímenes de Angola, Mozambique y Etiopía; Vietnam ..., todos recibieron la
noticia de que la URSS iba a interrumpir su ayuda financiera, diplomática y militar. Y en febrero de 1989 la URSS
retiraba sus tropas de Afganistán.
3. Retirada de Europa desde 1989.
a. El proyecto de Gorbachov implicaba también la imposibilidad de mantener por la fuerza a los regímenes de las
"democracias populares" de la Europa del Este. En diciembre de 1988 Gorbachov anunció en la Asamblea General
de la ONU un una reducción unilateral de más 500.000 hombres en las fuerzas armadas soviéticas, de los que
más de la mitad, junto a más 5.000 carros de combate, se retirarían de la Europa Oriental. Ello se completaría
con el acuerdo de Ottawa (febrero de 1990) para la reducción de fuerzas convencionales en Europa, firmado por
los ministros de AA.EE. de los países miembros de la OTAN y el Pacto de Varsovia.
b. A partir de ahora la URSS no haría nada para defender los regímenes comunistas de los países de Europa oriental,
donde la perestroika y la glasnost de Gorbachov tuvieron inmediatas consecuencias y cuyos gobiernos comunistas,
ahora sin el apoyo soviético, serían barridos con extraordinaria facilidad en el corto plazo de unos meses: a lo largo
de 1989, por este orden, en Polonia, Hungría, la R.D.A., Checoslovaquia, Bulgaria, Rumanía y Albania (1990)
los comunistas fueron expulsados del poder y estos países se dotaron de regímenes democráticos.
c. Especialmente significativo es el caso de la R.D.A.: ante el aumento de la inquietud en el seno del país, el
presidente Eric Honnecker se planteó la solución represiva; pero ante el anuncio de Gorbachov de que no iba a
intervenir, los acontecimientos se precipitaron: Honnecker fue sustituido por un comunista reformista, Egon Krenz,
quién tomó la histórica decisión de abrir el Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989), que inmediatamente
comenzó a ser demolido por los habitantes de la ciudad. El rápido derrumbamiento de la RDA abrió un proceso de
negociación entre las cuatro potencias vencedoras de la segunda guerra mundial y la RFA, dirigida por el canciller
Helmut Kohl, muy consciente de la oportunidad histórica que se le abría a Alemania. Finalmente el denominado
Acuerdo 4+2 (EE.UU., Reino Unido, Francia y la URSS más la RFA y la RDA) posibilitó la reunificación de
Alemania el 3 de octubre de 1990. Esta reunificación consistió en realidad en la absorción de la antigua Alemania
comunista por la República Federal de Alemania: la URSS, a cambio de un compromiso de limitación del poder
militar alemán, del no estacionamiento de tropas de la OTAN en el territorio de la antigua RDA y de jugosas ayudas
económicas, admitió que la Alemania reunificada siguiera siendo miembro de la OTAN y de la Comunidad
Económica Europea.
4. El fin de la Unión Soviética:
a. El proceso de reformas iniciado por Gorbachov en 1985 terminó llevándose por delante la propia existencia de la
URSS. En medio de una profunda crisis económica, con una población gracias a la glasnost cada vez más consciente
de la crueldad y la corrupción que había caracterizado la dictadura soviética, el nacionalismo vino a actuar como
factor incontenible de disgregación del estado soviético. El movimiento centrífugo se inició en las repúblicas
bálticas, que durante el otoño de 1989 dejaron claro su intención de romper los lazos con un estado al que se habían
visto sometidas desde 1939.Cuando en febrero de 1990, Gorbachov dio un paso más en su perestroika renunciando
al monopolio político del PCUS y convocando elecciones parcialmente pluralistas, se encontró con que en Lituania,
Letonia, Estonia y Moldavia ganaban las fuerzas políticas independentistas, y estas repúblicas se independizaron
en 1990 (Lituania) o al año siguiente, sentando un precedente para las demás repúblicas que constituían la URSS.
b. Sin embargo, la desintegración de la URSS no estuvo motivada por las reivindicaciones de los pequeños pueblos
bálticos. El movimiento que definitivamente derrumbó la URSS vino de la propia Rusia: en mayo de 1990, Borís
Yeltsin, quien había sido expulsado del PCUS en 1987, fue elegido presidente del Parlamento ruso. Desde esa
posición de poder, Yeltsin impulsó medidas reformistas que precipitarían el fin de la Unión Soviética. Por su parte,
los comunistas ortodoxos, advirtiendo la creciente descomposición del sistema, trataron de imponer una solución de
fuerza: el 19 de agosto de 1991 un grupo de comunistas de línea dura secuestraba a Gorbachov y se ponía al frente
de un golpe militar. La falta de unidad en el ejército y las acciones de protesta popular en Moscú fueron
aprovechados por Borís Yeltsin, quien se puso al frente de la protesta contra el golpe y logró hacerlo fracasar.
c. El golpe militar frustrado fue como la señal de alarma que precipitó la huida de todas las repúblicas de una Unión
Soviética que ya a nadie interesaba. Mientras el PCUS, el instrumento político que había aglutinado a la URSS, era
prohibido. El 1 de diciembre de 1991, el 90.3 % de los ucranianos votaron por la independencia. El 8 de ese mes,
en una solución improvisada sobre la marcha, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia acordaron una
Declaración por la que las tres repúblicas eslavas abandonaban la URSS y formaban la llamada Confederación de
Estados Independientes (C.E.I.). El 21 de diciembre, las ocho restantes repúblicas de la URSS (las tres caucásicas Georgia, Azerbaiyán y Armenia-, donde al nacionalismo había hecho su aparición desde 1988, más las cinco
centroasiáticas -Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizistán y Tayikistán-) siguieron el ejemplo de las
anteriores.
d. Impotente y abandonado por casi todos, el 25 de diciembre de 1991 Gorbachov dimitió como Presidente de la
URSS. La bandera roja soviética fue arriada en el Kremlin y sustituida por la rusa. Rusia tomaba el relevo de la
URSS en la escena internacional: las embajadas, el puesto permanente en el Consejo de Seguridad, el control del
armamento nuclear soviético... Sin embargo, el mundo bipolar de la guerra fría había tocado a su fin. Anunciado por
el presidente Bush a principios de 1991, nacía un "nuevo orden mundial" en el que los EE.UU ejercerán como
única superpotencia mundial y podrán ejercer el papel de "gendarme mundial" sin miedo a la concurrencia de otra
superpotencia.
5. Disgregación política en la Europa Oriental
El derrumbamiento de los sistemas comunistas y de la URSS abrió un período de disgregación política en la Europa
Oriental. En algún caso fue un proceso pacífico como la separación amistosa entre la República Checa y Eslovaquia en
1993. Pero en el caso de Yugoslavia abrió un proceso desgarrador que trajo de nuevo la guerra a Europa. La caída del
régimen comunista organizado por Tito (muerto en 1980) despertó los enfrentamientos nacionalistas entre los pueblos de la
Federación Yugoslava. La política ultranacionalista del líder comunista serbio Slobodan Milosevic produjo la reacción de
las otras repúblicas yugoslavas. Así en 1991, Eslovenia y Croacia declararon su independencia lo que provocó una cruenta
guerra entre serbios y croatas. La situación se hizo aún más dramática cuando un año más tarde la guerra se trasladó a la
vecina Bosnia-Herzegovina, y en 1992 se independizaba Macedonia. El conflicto étnico entre serbios ortodoxos, croatas
católicos y bosnios musulmanes trajo de nuevo a Europa los fantasmas del nacionalismo radical, la "limpieza étnica" y los
enfrentamientos religiosos. El conflicto aún no ha concluido: en 2006 se independizó Montenegro, y en 2008 declaró su
independencia la provincia serbia de Kosovo, que fue aceptada por Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, mientras
Serbia y Rusia y otros países de la UE, como España, la rechazaron totalmente. Sin embargo, debido a la oposición rusa y
su poder de veto, la independencia de Kosovo no ha sido aceptada por las Naciones Unidas. Serbia ha presentado una
solicitud ante la Corte Internacional de La Haya para que se pronuncie sobre la legalidad de la declaración de
independencia kosovar.
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