EL DEBATE NACIONAL SOBRE LA EDUCACIÓN Y LA REFORMA EN FRANCIA Claude THÉLOT 1 Durante el verano de 2003, el Presidente de la República Francesa, Jacques Chirac, expresó el deseo de llevar a cabo una gran reforma de la educación en Francia. Para ello, implementó un proceso muy original que me gustaría presentarles y describirles a continuación. En Francia, los objetivos y el funcionamiento del sistema educativo están regulados por una gran ley llamada “ley de orientación”, que está en vigor desde 1989. En mí opinión, esta ley fue, en su momento, una buena ley (aunque no fuera perfecta). Sin embargo, le ha ocurrido dos cosas: por un lado ha envejecido, ya que algunos de los problemas que existen en el país y en la Escuela (violencia, etc.) son nuevos, y por otro lado algunas de sus disposiciones nunca se han aplicado. La reforma consiste pues en modificar esta ley: es decir que el gobierno debe elaborar un nuevo proyecto de ley de orientación y el parlamento debe discutirlo y votarlo. Sin embargo, para preparar la elaboración de este proyecto, y es ahí donde radica la originalidad de esta reforma, el Presidente expresó el deseo de que un gran debate se organizase por todo el país para que cada francés pudiese dar su opinión sobre la Escuela, y, que a partir de este gran debate, una Comisión independiente definiese los principales ejes que se deberían seguir para mejorar la Escuela. Por lo tanto, el proceso de reforma se compone de tres fases: un gran debate, un informe resumiendo las recomendaciones y la elaboración de un proyecto de ley que será, después, sometido a votación. El campo de la reforma abarcaba la enseñanza primaria y secundaria además del acceso a la enseñanza superior, la formación de los profesores así como la formación continua. Las dos primeras fases de esta reforma, el debate y el informe, debían ser dirigidas por una Comisión independiente del gobierno. He tenido la gran satisfacción de presidir esta Comisión que ha trabajado durante 13 meses. Primero para organizar y sintetizar el gran debate nacional (durante 6 meses). Segundo para recoger las recomendaciones en un informe (durante 7 meses). El pasado 12 de Octubre entregué como representante de la Comisión nuestro informe al Primer Ministro y desde esa fecha, el Gobierno ha iniciado la tercera etapa del proceso de reforma, es decir, la 1 Presidente de la Comisión del debate sobre el futuro de la Escuela. elaboración de un proyecto de ley. En esta presentación, deseo estudiar las dos etapas de las que fui responsable haciendo especial hincapié sobre la más original: la del gran debate nacional. I. EL GRAN DEBATE SOBRE LA EDUCACIÓN EN FRANCIA Reflexionar sobre este gran debate, es decir, sobre la primera etapa de la reforma, puede dar lugar a tres grandes interrogantes: Primero: ¿porqué debatir de esta manera sobre la Escuela? A continuación: ¿Cómo organizar este debate? Finalmente: ¿Cómo sintetizarlo para que sus enseñanzas sean visibles y públicas? 1. ¿Porqué debatir sobre la Escuela? Algunas de las razones que llevan a organizar un gran debate sobre la Escuela se encuentran en la Escuela misma, otras se hallan en la sociedad francesa considerada en su conjunto. Veamos primero, las razones vinculadas con la Escuela. Hay que reconocer que Francia es un país que ha convertido su Escuela en patrimonio común: en Francia, más que en cualquier otro sitio, la Escuela es el cimiento donde se forma el país en su conjunto y cada uno de nosotros considerados en particular. Los franceses son en su mayoría hijos de la Escuela, y por ello, hablar de la Escuela es hablar de los franceses. Es entonces normal y deseable que los propios ciudadanos, y no sólo los expertos, hablen de la Escuela. Lo anterior, que es una razón válida en todas las democracias, lo es más aún en Francia. Segunda razón vinculada con la Escuela: la Escuela francesa no progresa desde hace diez años y las razones de este estancamiento (o de esta estabilidad) no acaban de estar claras. Los distintos indicadores con los que contamos (proporción de salidas de la Escuela sin diploma, proporción de alumnos que poseen tal o tal competencia, proporción de alumnos con selectividad, indicadores de desigualdades sociales frente a la Escuela, etc.) ya no evolucionan. Es pues esencial intentar “dar un nuevo impulso” a la política educativa para devolver a la Escuela un dinamismo susceptible de hacerla avanzar de nuevo. Finalmente, la tercera razón: por motivos demográficos propios a Francia, casi la mitad del profesorado (43%) y los dos tercios de los directivos de la educación van a jubilarse en los próximos diez años (entre 2003 y 2012, para ser precisos). El Estado no puede contratar a los jóvenes que van a remplazar a estos jubilados sin haber previamente reflexionado sobre las funciones que el servicio público debe satisfacer. Por ejemplo, antes de contratar a todos estos nuevos profesores es necesario definir o volver a definir, si es necesario, la profesión de profesor. También, se necesita saber mejor dónde, en qué establecimientos escolares y para qué 2 misiones, serán asignados los nuevos profesores. Y para ello, es necesario haber decidido con anterioridad las modalidades y la amplitud de la política social y de discriminación positiva (“dar más a los que tienen menos para favorecer, más aun que hoy, el éxito escolar”), etc. ¿Cuáles son las razones que se hallan en la sociedad francesa? Son principalmente dos. En mi opinión, primero hay un problema de identidad del país: durante dos o tres siglos hemos sido el país “universal”: hace dos o tres siglos, el francés era el idioma universal (principalmente de la gente perteneciente a la alta sociedad y a la diplomacia), los derechos del Hombre fueron grabados por los revolucionarios de 1789, la literatura francesa, y tal vez la cultura, eran la literatura y la cultura universales. Hoy, estamos a punto de perder esta posición: estamos entrando a formar parte de la categoría de países muy importantes, como España y otros países, pero ya no somos el país universal. Debemos sacar las consecuencias de este cambio de “posición” sobre nuestra política educativa. La segunda razón se encuentra en nuestra propia democracia: en cierto sentido se está debilitando. Consideremos a los abstencionistas que son cada vez más numerosos en las elecciones, lo que hace que éstas sean menos legítimas. O el repliegue de nuestros conciudadanos sobre su esfera privada que es cada vez más evidente y que se acompaña de un sentimiento de que el voto ya no debería ser considerado como una participación significativa en la vida pública. O que no todas las leyes están siendo aplicadas, o no son aplicables, incluso alguna de ellas ni siquiera tienen un decreto: adquieren, sin razón es verdad pero de hecho, un cierto carácter arbitrario que daña su credibilidad. En el seno de esta democracia, es pues necesario encontrar los medios para renovar la participación del ciudadano así como nuevas formas de diálogo entre los expertos, los actores, los políticos y los ciudadanos. 2. ¿Cómo organizar este debate? El debate nacional sobre la Escuela tuvo lugar a lo largo de 6 meses, entre el 15 de Septiembre de 2003 y el 15 de Marzo de 2004. Antes de analizar las formas concretas que adoptó, es útil indicar cuales son, en el marco de esta experiencia, las condiciones necesarias para que dicho debate acabe en éxito. En primer lugar no deben existir ambigüedades: este debate no es un referéndum. Se hace un llamamiento a las personas para que den su opinión sobre la Escuela, no para que voten, con un sí o un no, a un proyecto de ley o a un programa. En Francia, no estamos acostumbrados a este tipo de cultura de expresión directa. El debate no es una forma de democracia directa, es un enriquecimiento de nuestro proceso clásico 3 democrático, es decir de una democracia representativa. Este conlleva dos consecuencias. Primero hay que insistir en el compromiso del Gobierno para conseguir que este debate desemboque en un proyecto de ley de orientación. El debate es un debate para actuar, para preparar esa ley en concreto y extrae su interés y legitimidad de esta función. Es necesario que el compromiso del Gobierno se cumpla anunciando, al mismo tiempo, el proyecto de ley e indicando que éste se apoyará sobre los resultados del debate. Y ello con el objetivo de que a lo largo del debate se hagan las buenas preguntas y que los participantes se esfuercen en aportar respuestas sin por ello comprometer al Gobierno con éstas últimas. Segundo, hay que alimentar este debate: ya que no se trata que contestar sí o no, sino que, al contrario, tenemos que discutir sobre la Escuela, es necesario proporcionar elementos con los cuales discutir de forma inteligente y útil. La Comisión consideró que se tenían que proponer dos grandes temas de discusión: primero, el estado actual en el que se encuentra el sistema educativo francés y luego las vías posibles y deseables para su mejora. De hecho, los franceses hablaron principalmente de este último tema a partir de 22 preguntas fundamentales que fueron enviadas a todo el país (véase página adjunta). Segunda condición para que el debate sea percibido como creíble y en consecuencia fecundo: hay que ser absolutamente transparente. Todos los procedimientos del debate, todos los temas propuestos, todas las síntesis de las reuniones que se realizaron por todo el país, deben ser conocidos y estar a disposición de todos. Hemos hecho, y creo que es una de las razones fundamentales de nuestro éxito, una apuesta por la transparencia máxima. Ello ha sido en gran medida facilitado por las nuevas tecnologías de información y de comunicación. Creamos una página Internet de la Comisión, en la cual cada uno podía acceder a todos los elementos incluidos en este gran debate, a todas las síntesis de las discusiones que habían tenido lugar, a cada una de las contribuciones escritas de personas, asociaciones y organizaciones (siempre y cuando las hicieran llegar por correo electrónico). Esta es la gran novedad: la participación del ciudadano, el enriquecimiento de nuestra democracia son facilitadas por Internet (lo mismo le sucederá a la síntesis de todas las contribuciones que se aportaron al debate – véase a continuación). La tercera condición que da credibilidad a este proceso es la independencia de la Comisión respecto del Gobierno. Para que los franceses, los profesores o los padres de alumnos, por ejemplo, crean en este debate y acepten participar y contribuir, es necesario que perciban la Comisión, que 4 lo organiza y que lo resumirá, como un ente absolutamente independiente. El Primer Ministro francés se mostró absolutamente de acuerdo con esta condición: la Comisión que he presidido a lo largo de estos 13 meses ha sido independiente del Gobierno y así fue percibida, después de cierta incertidumbre, por todo el país. De hecho, ha creado espacios de discusión, tanto en las reuniones que tuvieron lugar por todo el país como en la página internet, que han sido considerados como verdaderos “espacios públicos independientes” en los cuales resultaba interesante y útil dar su opinión, entrar en la discusión, reaccionar a las opiniones de los demás, etc. Dicho de otro modo, el gran debate no ha sido principalmente visto como un acto de comunicación del Gobierno sino como una verdadera ocasión de expresar su opinión. Es obviamente una condición determinante. Reunidas estas tres condiciones, ¿cómo hemos organizado el debate concretamente? Hemos creado seis canales distintos de expresión para diversificar las vías por las que los franceses pudiesen manifestarse. Primer canal: reuniones por todo el país. En todos los establecimientos escolares, en todas las ciudades se organizaron reuniones del 17 de Noviembre al 17 de Enero de 2003, en las que se invitó a todo el mundo. Esto se acompañó de una gran campaña mediática en prensa, radio y televisión para dar a conocer estas reuniones e indicar su lugar de celebración, la hora y el orden del día. Durante dos meses se celebraron 13000 debates, cada uno constituido de dos reuniones (la idea era juntar un máximo de personas y en particular reunir al mismo tiempo a los profesores y a los padres de alumnos) que consiguieron reunir entre 1 300 000 y 1 500 000 participantes. La media fue de 80 participantes por reunión. Sin embargo la variedad en torno a esta cifra fue muy importante: algunos de los debates interesaron al principio a tan poca gente que tuvieron que ser anulados (alrededor de 12%); otros se celebraron con una decena de personas; por otro lado, hubo debates que reunieron a 200 o 300 personas e incluso algunos casos extremos hasta 700 participantes. Uno de cada cinco participantes asistió por lo menos a dos reuniones, haciendo que el número de participantes superara al de personas. Es muy interesante precisar el perfil de las personas que participaron. Más mujeres que hombres (60% contra 40%), personas de 35 a 49 años (un tercio de los participantes), más directivos y profesores que asalariados, obreros, comerciantes, artesanos o jubilados (70% contra 30%). Sobre todo hay que resaltar que un poco menos de la mitad (46%) eran profesores, más de buen tercio (37%) eran padres de alumnos no docentes (la mayoría de las veces eran padres más bien acomodados que desfavorecidos), uno de cada diez (8%) era un alumno y uno de cada diez pertenecía a otra categoría, es decir que no era ni docente, ni padre de alumno, ni alumno. En total, más de 500 000 profesores del 1er y 2do grado, más de la mitad, participaron en el debate. Cada uno de estos 5 debates fue organizado por un organizador siguiendo las directrices dadas por la Comisión (dichos organizadores eran funcionarios cualificados, jefes de establecimientos o subprefectos) y animado por un equipo de animadores (periodistas, personas con notoriedad, jubilados, padres de alumnos, etc.). Los debates se resumían en un informe que se remitía a la Comisión. Esta síntesis debía respetar ciertas reglas: no podía exceder de 8 páginas, debía resumir lo tratado, pregunta por pregunta, y debía dar las tres principales prioridades para la Escuela que se habían despejado del debate. Cada equipo de animadores decidía, junto con el organizador y la comunidad educativa, que preguntas se debatirían durante el mismo. Las preguntas evidentemente no fueron las mismas según si los debates se celebraban en escuelas primarias, en escuelas secundarias, en colegios, en institutos o fuera de los establecimientos escolares, en debates de barrio. La media fue de tres preguntas por debate (entre las 22 que la Comisión había propuesto). La pregunta “¿cómo motivar y qué hacer para que los alumnos trabajen eficazmente?” fue abordada en un debate sobre dos, lo cual es considerable. A lo largo de estas reuniones públicas, los franceses, en general, eligieron más las preguntas encabezadas por “¿cómo?” que las que preguntaban sobre los principios generales. Segundo canal de expresión: acceso a la página internet de la Comisión. La página fue visitada por 400 000 personas durante los seis meses que duró el debate, 15 000 internautas dejaron 50 000 preguntas en una de las dos formas que habíamos previsto: o enviando un correo (se mandaron 10 000 correos electrónicos en seis meses), o participando en foros de discusión en los que los internautas hablaban entre ellos acerca de un tema que les habíamos propuesto (había 24) y en los cuales participábamos como moderadores (40000 mensajes fueron transmitidos como consecuencia de estos foros). Esta moderación fue muy difícil ya que la vivacidad y los desacuerdos en las discusiones fueron inmensos. Incluso se recibieron en la página internet de la Comisión mensajes muy exacerbados. Los temas tratados por los internautas fueron muy distintos de los que se trataron en las reuniones físicas, lo que se puede considerar como una prueba adicional del perfil tan particular de estas personas. El foro “¿cuáles son los valores de la Escuela republicana y qué hacer para que la sociedad los reconozca?” fue el más debatido (representa 16% de las 40 000 intervenciones), seguido del foro sobre los profesores “¿Cómo formar, contratar, evaluar a los profesores y organizar mejor su carrera?”. En este foro los intercambios fueron violentos sobre todo respecto a la evaluación de los profesores. Tercer canal, el correo ordinario: Entre Septiembre de 2003 y Marzo de 2004, alrededor de 1500 personas enviaron una carta al Ministro de Educación o a la Comisión. Esta última contestó a todas. Sobre las cartas podemos decir lo siguiente. Primero indicar que provienen de personas de muy diversa categoría: profesores jubilados, ejecutivos o jefes de empresa 6 que aprovechaban el debate para contar su experiencia como empleador, padre de alumno o abuelo, familias populares que daban su testimonio o juzgaban a la Escuela. Es por este canal que se expresaron en cierta medida la clase media-baja. Los profesores o personal educativo en activo o jubilados son mayoría (alrededor de 55% de los envíos), les siguen los padres (10%). Alrededor del 10% de las cartas fueron mandadas por diputados, alcaldes o representantes de distintas profesiones. Cuarto canal: las contribuciones de las asociaciones y de las organizaciones. De hecho, un gran debate a escala nacional como el que nos ocupa no se dirige únicamente a las personas sino también a los cuerpos intermedios. En consecuencia, la Comisión hizo un llamamiento a todas las asociaciones y organizaciones (consejos económicos, sindicatos, agrupaciones, partidos políticos, etc.) para que se expresaran. Recibimos por correo ordinario o correo electrónico alrededor de 300 contribuciones colectivas. El quinto canal está constituido por las manifestaciones en la esfera política, en particular la de las tres Asambleas nacionales: diputados, senadores y consejeros económicos y sociales es decir los representantes del mundo económico y social. El Parlamento dedicó al debate nacional sobre la Escuela dos sesiones, el 20 de Enero de 2004 en la Asamblea Nacional y el 21 en el Senado, organizando cada vez una sesión sin voto en el transcurso de la cual los ministros y representantes de los distintos grupos pudieron manifestarse. Se puede encontrar una copia de estas intervenciones en el Boletín Oficial. Además, algunos partidos políticos organizaron una consulta en sus sedes o por todo el país. Finalmente, el 13 de Febrero, el Primer Ministro convocó al Consejo económico y social pidiéndole una opinión para el final del semestre sobre los resultados de esta primera fase del debate y más generalmente sobre las evoluciones deseables para nuestro sistema educativo. El Consejo entregó esta opinión el 9 de Julio. Por último, el sexto y último canal es capital en una operación de esta naturaleza. En efecto, cualesquiera que sean los esfuerzos, hay mucha gente que se niega a participar y no utiliza ninguno de los canales mencionados anteriormente. La consecuencia de ello es que la opinión de muchos sectores de población puede que no aparezca o quede gravemente subestimada. Un debate como este no puede únicamente reflejar la opinión de las personas que han sabido expresarse con facilidad sino que debe incluir la opinión de todos los franceses, incluso la de aquellos que no han sabido expresarse, no han podido o no han querido. Para incluir a estos últimos, la Comisión ha realizado encuestas y entrevistas específicas: encuestas cuantitativas sobre muestras representativas de la población francesa y de los sectores de la población alejadas del debate: familias 7 desfavorecidas, jóvenes, jefes de establecimientos, etc., entrevistas cualitativas, individuales o en grupo, con personas pertenecientes a estas categorías. Los resultados de estas encuestas y entrevistas se encuentran con todo detalle en la página internet de la Comisión y los resultados han sido incluidos en el resumen general junto con las opiniones espontáneas. 3. “El Espejo del debate”: el reflejo de todas las opiniones a través de los seis canales: ¿Cómo sintetizar este conjunto de opiniones, contribuciones, reflexiones – excepcionales por su volumen y su diversidad? La Comisión decidió elaborar una obra que se presenta como un “espejo”, más que una verdadera síntesis. Espejo, es decir: - esta obra describe, sin ningún juicio de valor, todo lo que se dijo; no juzga las posiciones y las prioridades de la Comisión; - las dos primeras partes presentan en toda su variedad cada una de las opiniones que se dieron sobre los veintidós temas que la Comisión propuso y según el canal por el cual se manifestaron (reunión, correo electrónico, foro, carta, contribución colectiva, encuesta específica, etc.); - para hacer “entender” lo que realmente se ha dicho, la tercera parte está constituida por un verbatim muy importante: se han publicado numerosas prioridades emitidas para la Escuela, algunos resúmenes de debates, cartas, posicionamientos de las organizaciones, en particular las que están representadas en el Consejo superior de educación. Todas forman parte integrante del Espejo. El método de lectura y de restitución de los miles de resúmenes procedentes de los debates locales y de las contribuciones electrónicas y postales fue organizado con rigor. Para las síntesis se realizaron dos gestiones complementarias. Unos treinta “lectores-redactores”, seleccionados por su competencia e independencia, analizaron estos textos, ya sea en profundidad o en diagonal, para despejar su significado. Esta lectura en profundidad se completó con un análisis informático del conjunto del corpus, llevado a cabo de forma independiente y paralela por una empresa de análisis designada a tal efecto por la Comisión. Un consejo científico validó esta segunda gestión. La síntesis de los debates por su lugar de celebración (colegio, instituto, etc.) está basada en el cruce de estas dos gestiones. El debate en Internet fue leído y resumido por un instituto de estudios sociológicos y análisis de discursos. El uso de un programa de tratamiento de textos permitió ponderar esta lectura cualitativa con elementos estadísticos. Aquí también el consejo científico dio luz verde a estos 8 elementos. Finalmente, las cartas de las personas y las aportaciones de las asociaciones y organizaciones fueron leídas, al igual que las síntesis de los debates, por lectores-redactores. La síntesis de todo lo que se dijo sobre un tema determinado, cualquiera que fuera el lugar y el canal, recoge el conjunto de todas estas lecturas. Algunas veces, y según los temas, se añaden resultados provenientes de entrevistas o encuestas representativas de las poblaciones alejadas del debate. 4. Los principales puntos fuertes del “Espejo del debate”2: Las opiniones que se dieron fueron muy diversas: es normal. Sin embargo esta diversidad no son migajas sin estructura. Podemos despejar algunos ejes, que no resumen esta diversidad pero si ayudan a entenderla. En cierto modo pueden verse como opiniones de la mayoría de los franceses sobre la Escuela, tal y como fueron hechas a lo largo de los seis meses del debate. Estas opiniones se organizan alrededor de dos hechos y cuatro líneas de fuerza. Primero, el debate nacional hizo emerger todas las opiniones relativas a las medidas que se pueden tomar en política educativa, a las prioridades deseables y a las opciones de desarrollo de nuestro sistema educativo. Sobre este terreno no se llega a ninguna convergencia de vistas aun cuando las opiniones no se expresaron con la misma frecuencia. Segundo hecho: los debates han sido generalmente “clásicos”. Este juicio puede explicarse de varias formas. Por ejemplo, cuando en las síntesis, en las cartas o en las contribuciones se evocan medidas susceptibles de ser tomadas frente a una dificultad o un fracaso de la Escuela, muchas veces se tratan de medidas que ya se han pensado – que incluso existen y han sido objeto de circulares o instrucciones- y que, sin embargo, son manifiestamente desconocidas o no aplicadas. La Comisión, consciente de ello, se esforzó en poner en evidencia las sugerencias originales, nuevas, que pudieran alimentar la reflexión de forma positiva. Pero, si el debate ha sido clásico, es sobre todo por la poca frecuencia de ciertos temas. Así, nos extraña lo poco que se mencionó a Europa. Hubo pocas discusiones sobre el impacto eventual que la ampliación de nuestro horizonte podría tener sobre las misiones de la Escuela, sobre la evolución de los diplomas, en particular los profesionales – y de forma más general sobre nuestro sistema educativo (aunque se entienda que es y debe permanecer una cuestión 2 La obra “Los franceses y su escuela. El Espejo del debate” ha sido publicada por un editor privado, Dunod. Se encuentra en librerías y se puede leer o descargar desde la página internet de la Comisión – debatnational.education.fr. 9 nacional). Otro ejemplo, la reflexión sobre la formación continua ha sido modesta a pesar de estar explícitamente presente en las propuestas de la Comisión. En conclusión, el debate se ha limitado de forma voluntaria al círculo clásico de la formación inicial, circunscrita al territorio nacional. Las siguientes cuatro líneas de fuerza permiten poner la lectura del Espejo en perspectiva. Los franceses, por la importancia que le dan a los distintos temas propuestos, por sus declaraciones y por el número de prioridades enunciadas, piden que la Escuela se preocupe mucho más por que los alumnos dominen lo que deben saber. En este sentido, la Escuela debe desplazar un poco su foco de actuación: no sólo debe transmitir sino que debe hacer dominar. Esto supone que los alumnos estén más motivados (la Escuela puede contribuir a ello sin ser la única en hacerlo) y que la Escuela ayude y acompañe aun más. No quiere decir que la transmisión y la preocupación por el dominio sean contradictorios; sin embargo el segundo no deriva automáticamente del primero. No son ni el alumno ni los conocimientos los que deben estar en el centro del sistema: es el dominio por parte del alumno no sólo de los conocimientos sino también de ciertas competencias y reglas de comportamiento (véase a continuación). Uno de cada dos debates retuvo la pregunta: “¿Cómo motivar y qué hacer para que los alumnos trabajen eficazmente?”. Los cinco temas más elegidos también ilustran esta voluntad de tratar la pregunta del “cómo”: cómo luchar contra la violencia, cómo tomar en cuenta a los alumnos con grandes dificultades, cómo asociar a las partes involucradas- y en concreto a los padres – al éxito de los alumnos, como hacer frente a la diversidad de alumnos, etc. Ya no queremos separar la reflexión sobre los valores y las misiones de la del funcionamiento y los medios. La Escuela debe ser eficiente, siguiendo sus valores y cumpliendo sus misiones: debe tener éxito es decir hacer que los alumnos tengan éxito. Si se toma en serio, este cambio en el foco de actuación puede tener inmensas consecuencias. La segunda idea tiene relación con las “fronteras” de la Escuela. En su mayoría, las personas piden que la Escuela no se limite únicamente a los conocimientos o que la instrucción sea su única misión. La Escuela no sólo debe instruir e instruir mejor – preocuparse aun más, como hemos dicho anteriormente, del dominio de los conocimientos, en particular de los fundamentales – sino también educar: más allá de los conocimientos y de las competencias, la Escuela debe enseñar reglas de comportamiento a los alumnos, enseñarles, por ejemplo, a convivir juntos. Pero se pone una condición: que lo haga en “segundo”lugar, después de los padres, quienes son los que deben educar en primer lugar. La Escuela debe ser un educador complementario. Y si los padres fallan o encuentran dificultades por tal o 10 tal razón, en general no se quiere que la Escuela los sustituya. La Escuela debe dejar de ser el único de educador y socializador de la juventud cuando los padres son impotentes. Del debate se extrae que sería conveniente acompañar la política educativa de una política de ayuda a los padres. Traería respuestas a la constatación cotidiana de que la “profesión de padres” se ha vuelto más difícil que antaño aun cuando es verdad que la gran mayoría de los padres intentan hacerlo y hacerlo bien en vez de tirar la toalla. Tercera línea de fuerza: el éxito escolar, más bien educativo, no puede descansar únicamente en la Escuela; las partes involucradas, y en particular los padres, deben contribuir aun más a ello. Hay que conseguir superar el doble escollo de la situación francesa: padres alejados de la Escuela ya sea porque se han alejado de ella o porque han sido alejados por ella, y, al mismo tiempo, padres, los mismos u otros, que intervienen de forma excesiva y personal únicamente en beneficio de sus hijos. Si nos fiamos del debate, una de las apuestas de los próximos quince años será construir una verdadera colaboración al servicio del logro de todos los alumnos, asociando más que oponiendo al profesorado y a los padres. Esto supone una apertura más nítida de la Escuela hacía los padres, lo que conllevaría una presencia mayor de éstos pero adaptada ya que cada uno jugaría su papel respetándose mutuamente. Finalmente y de forma general, se deduce del debate la idea de que la Escuela debería volver a ser la Escuela de la Nación. Vemos que en el arbitraje entre los “expertos” (ministerios, profesorado, inspectores, universitarios, expertos en el sentido estricto, grupos de presión disciplinaria, etc.) y la Nación, a partir del cual nace el sistema educativo, el peso de los primeros ha aumentado a lo largo de las últimas décadas. En consecuencia, la Escuela da una imagen demasiado técnica, opaca – demasiado “de los expertos”. Sus programas son difíciles de entender; las enseñanzas tienen contenidos cuyo sentido escapa a menudo a padres y alumnos; los horarios son excesivos y los ritmos de trabajo son poco respetuosos de los alumnos; orientaciones que, a pesar de que los padres y los jóvenes tienen la última palabra, se concretan en aprendizajes que no han sido elegidos, que no gustan y ello ocurre porque muchas veces es la Escuela quien decide que sea así (“es ahí donde hay salidas”, “es ahí donde hay sitio”, “es ahí donde hay colegios, secciones, profesores, etc.”). Estos son algunos de los ejemplos que demuestran que la “oferta de educación” ha tomado las riendas en relación con “la demanda de educación”. Si bien se considera que la Escuela debe estar un poco apartada en la sociedad ya que no puede descansar sobre los mismos valores, ni funcionar exactamente según los mismos criterios que ésta, no se desea por ello que sea un mundo demasiado cerrado, sino al contrario que se fundamente en un equilibrio entre la oferta y la demanda de educación. 11 Ahora bien, en la mayoría de las preguntas relativas a la educación, los diferentes actores o miembros de la comunidad educativa se oponen. Podemos despejar tres polos: los padres y los jóvenes que representan parcialmente a la demande educativa y cuyas opiniones convergen; el profesorado que se aparta generalmente del primer polo en cuanto a sus opiniones; y por fin, los responsables de los establecimientos escolares que según los temas se acercan a las opiniones del profesorado o a las de los padres y jóvenes. De esta forma y desde otro ángulo, nos volvemos a encontrar con la diversidad extrema de opiniones, deseos y juicios sobre el sistema educativo. II. EL INFORME DE LA COMISIÓN: La segunda misión de la Comisión fue más clásica que la primera: se trataba de elaborar un informe que trajera respuestas a las preocupaciones nacidas del debate, es decir a las aspiraciones de los franceses y con ello ayudar, a continuación, al Gobierno a elaborar su proyecto de ley. En primer lugar, la Comisión tomó en cuenta el debate, es decir ha intentado contestar al “Espejo”. Después, alimentó su reflexión con ayuda de múltiples entrevistas a expertos y organizaciones (varios centenares). Finalmente y en relación con varios puntos importantes, solicitó el dictamen pericial de las ciencias de la educación. La Comisión ha intentado describir las características deseables para el sistema educativo para los próximos quince años. Ha manifestado principios que, en su opinión, el Gobierno debería tener en cuenta. En algunos casos, incluso ha ilustrado estos principios para que se viera con claridad como podían ser aplicados. Finalmente, ha querido funcionar de forma democrática: todos sus principios, todas sus afirmaciones y recomendaciones, todas sus ilustraciones han sido detenidamente discutidas en sesiones de trabajo (en pequeños grupos o en sesión plenaria) y han sido votados. Sólo se han tenido en cuenta los elementos que han contado con la opinión favorable de la mayoría de los miembros. Esta elaboración tan democrática (únicamente 5 miembros de la Comisión dimitieron por desacuerdo total o parcial con el informe final) da al informe una gran importancia: no es el informe de uno solo (no es el informe del Presidente) sino que es el informe de toda la Comisión. De hecho, esta Comisión era muy diversa: expertos del sistema educativo, personas directamente involucradas (profesorado, responsables de establecimientos escolares, consejeros, etc.), grandes intelectuales, hombres políticos (diputados, senadores), etc. En total, y sin contar los antiguos ministros de educación que eran miembros por derecho, 47 personas que se representaban a sí mismos pero de origen y pensamiento muy diversos. El hecho de que la gran mayoría aceptase trabajar mucho y desembocar 12 democráticamente en un informe de propuestas extremadamente importante y significativo. es obviamente 1. ¿Cuáles son los principales ejes del informe de la Comisión?3 El gran debate nacional sobre el futuro de la Escuela hizo aparecer varias preocupaciones dominantes, sobre las cuales el Espejo da testimonio: motivar y hacer trabajar a los alumnos, captar mejor su diversidad y sus dificultades escolares, luchar contra la violencia los actos incívicos, mejorar la concertación entre el profesorado y los padres, definir los contenidos que los alumnos deben aprender en cualquier caso. Todas estas preocupaciones llevan a una sola ambición: conseguir que todos los alumnos tengan éxito. La Comisión ha querido contestar a esta ambición a través de sus recomendaciones. Por otro lado, ha juzgado necesario incluir en su reflexión imperativos esenciales para el futuro del país: inscribir la Escuela de la Nación en el marco europeo para favorecer la ciudadanía europea y contribuir a la emergencia de una sociedad del conocimiento; adaptarse a la incertidumbre de las necesidades futuras de la economía y de la sociedad; lograr la formación continua mejorando su articulación con la formación inicial. ¿Qué sentido había que darle a esta gran ambición? Se concretiza en las siguientes exigencias: educar, instruir, integrar y promover. La Escuela debe permitir el acto pedagógico y enseñar la convivencia en nuestra sociedad democrática y republicana. Debe asegurar la adquisición por todos sus alumnos de una base común de conocimientos, competencias y reglas de comportamiento indispensables así como adaptarse a su diversidad. Debe ser justa, debe encaminarse hacia la igualdad de oportunidades y la pluralidad de excelencias. Una Escuela justa y eficaz debe poder apoyarse sobre establecimientos escolares responsables y movilizados, donde trabajan personas competentes, confiadas, convencidas y reconocidas. Para llevar a cabo estas exigencias, la Comisión propone ocho programas de acción para hacer un retrato de la Escuela del futuro. 1. Asegurarse, durante toda la enseñanza obligatoria, de que cada alumno domina la base común indispensable y encuentra su camino para alcanzar el éxito: 3 El informe ha sido editado por la Documentation Française y el Seren. Lleva como título “Por el éxito de todos los alumnos”. Se puede encontrar en librerías y se puede leer o descargar desde la página internet de la Comisión debatnational.education.fr. 13 A lo largo de la enseñanza obligatoria, la Escuela tiene como misión principal dispensar a todos los alumnos enseñanzas comunes que correspondan a la cultura que la Nación desea transmitir a cada generación y permitir a cada uno encontrar su camino para alcanzar el éxito. Para ello, es primero necesario garantizar el dominio de los conocimientos, de las competencias y de las reglas de convivencia indispensables para toda la vida. La diversificación de enseñanzas debe permitir a cada uno determinar el tipo de éxito que corresponde a sus aptitudes. Gracias a este dominio y a esta diversificación se podrá conseguir a través del aprendizaje en el instituto, en la enseñanza superior y durante toda la vida que el nivel de formación aumente hasta donde se desea y que la clasificación de cada uno sea posible y lograda. La calidad de la enseñanza obligatoria es importantísima. Entre todas las enseñanzas comunes tenemos que identificar las que deben ser comunes a todos, es decir, las indispensables. Para la Comisión, le corresponde al Parlamento trazar sus líneas generales y una Alta autoridad independiente debe determinar con precisión su contenido así como el de sus programas. Como ejemplo, y para ilustrar cualquier orientación posible, la base común de las enseñanzas indispensables podría incluir las siguientes funciones primordiales: leer, escribir, dominar el idioma y los discursos, sumar, conocer las principales operaciones matemáticas, expresarse (inclusive en inglés, comunicación internacional), servirse del ordenador, convivir juntos en nuestra República. Las enseñanzas se personalizarían para que todos los alumnos lograsen dominar la base común de las enseñanzas indispensables. Las prácticas pedagógicas y los horarios de enseñanza se adaptarían a las necesidades de los alumnos. Este personalización se concretaría en particular en itinerarios para los alumnos que, después del ciclo constituido por primero y segundo de infantil, se desarrollarían a lo largo de los tres ciclos de enseñanza obligatoria: ciclo de aprendizaje básico (por ejemplo, tercero de infantil, primero y segundo de primaria); ciclo de conocimiento (por ejemplo, tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria); ciclo de diversificación (por ejemplo primero, segundo y tercero de ESO). Esta nueva organización se acompañaría de nuevas exigencias. El dominio de las enseñanzas indispensables debería ser una de las condiciones para pasar de un ciclo a otro. El dominio de las demás enseñanzas fundamentales sería verificado al concluir tercero de ESO. El derecho a una formación complementaria se abriría específicamente para ese pequeño número de alumnos que no dominarían la base al acabar la enseñanza obligatoria, en el marco del derecho a la formación continua. La escuela 14 obligatoria empezaría a los cinco años, integrando tercero de infantil y disminuyendo de esta forma la ruptura con la escuela primaria. 2. En el instituto, para motivar a los alumnos, habría que definir los itinerarios más representativos y valorar mejor algunos de ellos: El instituto es, por excelencia, el lugar de la diversidad. Los alumnos que han probado su dominio de la base común de enseñanzas y que han podido especificar sus preferencias y aptitudes en tercero de ESO tienen por vocación encaminarse por algunas de los itinerarios del instituto, cuyos objetivos deben ser publicados sin ambigüedad: itinerarios profesionales para preparar directamente a la inserción en la vida profesional; itinerarios para preparar estudios superiores de corta duración desarrollados en un campo profesional determinado; itinerarios para preparar estudios superiores de larga duración. Cada una de los itinerarios debería ser diferenciados desde el primer año de instituto, lo que conlleva el abandono de la elección de un itinerario en cuarto de ESO en los institutos generales y tecnológicos mientras que los diplomas de estudios profesionales (BEP) serían más amplios que en la actualidad y menos numerosos. A partir de primero de bachillerato cada una de los itinerarios se dividiría en itinerarios representativos, lo que crearía el interés y la motivación de los alumnos y llevaría a una selectividad mejor perfilada. Para tomar en cuenta las necesidades futuras de la sociedad así como las aspiraciones de numerosos jóvenes, la Comisión propone la construcción de vías e itinerarios dirigidos hacía la salud y la acción social. Con la intención de hacer que los itinerarios profesionales sean más atractivos e incitar dentro de ellos la prosecución de estudios hasta la selectividad, la Comisión también solicita la creación de un estatuto del estudiante profesional que traduzca el hecho que, al igual que los aprendices, los estudiantes profesionales participan en la actividad económica durante sus estudios. 3. Ayudar a los alumnos a construir un proyecto claro y respetarlo lo mejor posible. La Escuela debe ayudar a los alumnos de instituto a definir su proyecto de formación y comprometerse a respetarlo en el momento de su asignación al salir de tercero de ESO. La orientación por defecto fue denunciada a lo largo del gran debate ya que dañaba la motivación y el éxito de los alumnos. Debido a la rigidez de las estructuras y de los procedimientos, la asignación en un itinerario de formación está muchas veces desconectada de los deseos y perfiles de los alumnos. La Escuela debería comprometerse a respetar el proyecto de los alumnos. Para ello la Comisión recomienda: 15 Un consejo de orientación con misiones y composición ampliadas que decidiera la orientación y la asignación del alumno en función de su proyecto en particular. La creación de un nuevo expediente escolar individualizado que presentase a la vez el proyecto de formación del alumno y los resultados vinculados a este proyecto. Este nuevo dispositivo, para ser realmente eficaz, necesita el cumplimiento de dos condiciones previas: volver a definir las vías e itinerarios del instituto y en particular en el instituto profesional; enseñar a elegir antes de llegar al instituto para dar a los alumnos los medios para elaborar un proyecto de formación claro (horas inscritas en su agenda escolar, información clara y completa sobre las filiales y las profesiones, interlocutores competentes). Para respetar, lo mejor posible, la elección de los alumnos hay que dar una definición mucho más flexible de la oferta regional y local de formación; lo cual es responsabilidad de la región en coordinación con el rector. En conclusión la orientación será el resultado de un equilibrio entre los proyectos de los jóvenes y sus familias, sus resultados escolares, las salidas ofrecidas y las formaciones existentes. El nivel correspondiente a tercero de ESO no debe ser el único. Los cambios de los recorridos deberían ser facilitados, no sólo al final de tercero o cuarto de ESO sino también en el transcurso de la enseñanza superior y en el marco de la formación continua. 4. Favorecer el carácter mixto y social: La escuela debe favorecer el carácter mixto y movilizar el conjunto de sus medios para luchar contra las segregaciones de cualquier clase. Bajo esta perspectiva, la sectorización de los establecimientos públicos debe mantenerse pero con la condición de que cada familia encuentre en el establecimiento escolar de su sector buenas condiciones de estudio y de vida para sus hijos. Para tender hacía una igualdad en la calidad de los establecimientos escolares, habría que desarrollar, a partir de una evaluación pública reforzada, una política más ambiciosa que la que existe en la actualidad basada en una diferenciación controlada, es decir en una reducción voluntaria de las desigualdades a través de la dotación de medios más importantes para todos los que estén realmente enfrentados a problemas derivados de su entorno. Los establecimientos escolares que están en situación de dificultad necesitan respuestas específicas. No hay que dudar en utilizar procedimientos excepcionales que permitan, ahí más que en otro lugar, crear las condiciones indispensables para el éxito escolar: 16 constitución de equipos pedagógicos motivados y estables, prácticas de enseñanza y seguimiento adaptados, colaboración con las partes involucradas de la Escuela. En las situaciones más extremas se podría incluso pedir el cierre del establecimiento escolar. 5. Reforzar la capacidad de acción y la responsabilidad de los establecimientos escolares: Una de las principales condiciones para que todos los alumnos tengan éxito es el buen funcionamiento de una escuela, un colegio, un instituto. Esta responsabilidad se divide en varias orientaciones: El fortalecimiento de la acción educativa, lo que se podría traducir por la creación de un consejo de la comunidad educativa donde se verían implicados todos las partes implicadas en la misma, ya sean profesores, educadores, padres y alumnos. En secundaria también podría crearse una dirección de la vida educativa. El desarrollo de la colegialidad de las prácticas pedagógicas. Esto se facilitaría a través de la creación de un consejo pedagógico al que se añadiría, en secundaria, una dirección de estudios; La implantación, como complemento a sus clases, de horas semanales en las que todos los alumnos estarían acompañados, para ayudarles a dominar lo que tienen que aprender realmente. Aumento de la capacidad de acción del establecimiento escolar y de sus responsables: en particular se llevaría a cabo por una distribución de los medios que dependería por un lado de las características de los alumnos y por el otro de sus proyectos. Se concretaría en un contrato tripartito firmado por el establecimiento escolar, la autoridad académica y la colectividad territorial. Debe acompañarse del desarrollo de la evaluación de los establecimientos escolares y de su personal. Creación de establecimientos escolares adaptados al primer grado, que tenga en cuenta la naturaleza de la enseñanza primaria y de su entorno. Emergencia de un pilotaje de proximidad de los establecimientos escolares que sean susceptibles de dar cuerpo a esa política de diferenciación controlada que desea la Comisión y que sepa traducir concretamente el deseo de una Escuela más justa. 6. En el equipo educativo, volver a definir la profesión de profesor: El profesorado se encuentra en el corazón de la evolución de la Escuela; deben ser reconocidos y respetados como profesionales de la enseñanza. Para instruir, educar, acompañar y orientar a los alumnos, el cometido del 17 profesor del siglo XXI debería explícitamente incluir, además de la misión fundamental de la enseñanza, otras misiones como el seguimiento de los alumnos, las relaciones con los padres, el trabajo en equipo, etc. Esta nueva organización supone un alargamiento del tiempo de presencia de los profesores en los establecimientos escolares, lo que se tiene que tomar en cuenta en su remuneración. La medida se aplicaría a los contratos nuevos y se propondría a los demás libremente. La renovación de la mitad del profesorado en los próximos años es un desafío cuantitativo pero también cualitativo. La transformación y el éxito de la Escuela sólo pueden realizarse apoyándose sobre profesores mejor contratados y mejor formados. Mejor contratados gracias a una oposición que se haría en dos tiempos. El primero validaría, entre otros, las competencias disciplinarias y el segundo validaría, después de una formación, las competencias profesionales reales. Por otro lado, sería interesante recurrir más a menudo a profesionales que provengan de otros horizontes. Mejor formados ya que la formación profesional inicial en IUFM se organizaría sobre dos años y se fundamentaría en la alternancia, privilegiando la presencia en las clases y en los establecimientos. Es igualmente importante que el sistema educativo conciba y ponga en marcha una verdadera política de recursos humanos del profesorado: comienzos de carrera en la que únicamente los voluntarios serían nombrados en los puestos difíciles, formación continua obligatoria, evaluaciones renovadas que podrían influir en el desarrollo de las carreras – incluso susceptibles de desembocar en otras misiones y profesiones. 7. Construir una educación concertada con los padres al servicio del éxito del alumno: La educación concertada entre la Escuela y los padres debe ser refundida para responder a la demanda expresada durante el gran debate. Las modalidades de estas relaciones más profundas estarían inscritas en el contrato de establecimiento que debería prever en particular un modus operandi activo hacía los padres alejados de la Escuela. De esta manera cada establecimiento escolar entablaría relaciones individuales y regulares con todas las familias. La relación con los padres voluntarios debería desarrollarse diferenciando claramente aquello que depende de las acciones durante el tiempo escolar (y en particular la enseñanza a la elección) de aquellas que deben desarrollarse fuera del tiempo escolar, como por ejemplo, los dispositivos de escuela abierta. 18 En conclusión, la educación concertada, tal y como la Comisión desea que sea, debería verse reforzada y tomar diversas formas, todas al servicio del éxito de los alumnos. Por ello, la Comisión desea que la inversión y la organización de los padres sean facilitadas en el sistema educativo. 8. Formar con las demás partes implicadas: cargos electos, asociaciones, empresas, medios de comunicación, servicios médicos y sociales, policía y justicia: Enfrentada a los desafíos de un entorno complejo, la Escuela debe desarrollar colaboraciones al servicio de la educación de la juventud: Los municipios, el establecimiento escolar y las asociaciones implicadas en la organización de actividades educativas y de acciones preventivas de la dificultad escolar tienen vocación de inscribir su acción en el marco contractual de un proyecto local de educación. Los servicios médicos y sociales tienen como vocación tomar el relevo cuando la Escuela ha detectado problemas sociales o de salud. Además, debe hacerse un esfuerzo en términos de salud pública: se debe llevar a cabo un examen de salud de cada joven en cada una de las grandes etapas de la enseñanza obligatoria. Las empresas y la Escuela deberían unirse un poco más para favorecer el descubrimiento de nuevas profesiones desde el colegio, construir vías de formación profesional fundadas en la alternancia y mejorar la inserción profesional de los jóvenes. La Escuela tiene que enseñar el desciframiento y el uso de los medios de comunicación, los cuales por otro lado deberían cumplir mejor su papel educativo. Estas son las líneas de fuerza del informe de la Comisión. No pretenden hacer un retrato exhaustivo de la Escuela ideal o deseable para los próximos quince años: constituyen el esqueleto de las propuestas destinadas a reformar la Escuela actual. Tres condiciones son imprescindibles para garantizar el éxito de esta empresa: la determinación, la responsabilidad y la confianza. Determinación: llevar a cabo la reforma requiere una gran continuidad de la acción gubernamental y administrativa si queremos evitar que se estanque. Responsabilidad: el sistema educativo necesita ser conducido, gobernado, responsabilizado. Esto le da al marco territorial superior un papel esencial y hace un llamamiento a una nueva cultura del control en la cual se asocian firmeza y concertación. Confianza: confianza de los jóvenes en cuanto a su futuro; confianza recíproca de los alumnos y del 19 profesorado; confianza de éstos últimos respecto a la institución que les emplea y confianza de todas las familias, de la Nación entera en la Escuela. CONCLUSIÓN Todo este proceso tan original, es decir organización y síntesis de un gran debate nacional por una Comisión independiente, con un informe que busca contestar a las preocupaciones expresadas a lo largo de este debate, sólo tiene sentido, repito, si desemboca en una reforma: se trata de un proceso para actuar. En este preciso momento, el Gobierno está efectivamente elaborando un proyecto de ley de orientación y de programación para la Escuela y deseo ardientemente que se inspire en nuestro informe (es lo que le da sentido a todo el proceso). De forma más general, opino que tanto este proyecto de ley como la discusión y el voto por el Parlamento se verán enriquecidos por estas dos etapas previas, es decir el debate y el informe. En este sentido, y fuera del alcance de la Escuela, lo que se ha intentado es realizar un esfuerzo para enriquecer nuestra manera de tomar decisiones democráticas y favorecer la expresión de los ciudadanos. Tal vez se podría pensar en trasladar un esfuerzo similar a otras grandes funciones colectivas de nuestras democracias, aquellas en las que el ciudadano debe poder expresar y sobre las que tiene, legítimamente, una opinión como por ejemplo la saludo o tal vez la justicia. En estos casos tal vez el antecedente que acabo de describir podría ser útil. 20 Los 22 temas propuestos por la Comisión 1. ¿Cuáles son los valores de la Escuela republicana y qué hacer para que la sociedad los reconozca? 2. ¿Cuáles tienen que ser las misiones de la Escuela en el marco europeo y de cara a las próximas décadas? 3. ¿Hacía que tipo de igualdad debe tender la Escuela? 4. ¿Es necesario dividir de otra forma la educación entre juventud y edad madura así como implicar más al mundo laboral? 5. ¿Qué conocimientos, competencias y reglas de comportamiento deben en prioridad conocer todos los alumnos al terminar cada una de las etapas de la enseñanza obligatoria? 6. ¿Cómo debe adaptarse la Escuela a la diversidad de alumnos? 7. ¿Cómo mejorar el reconocimiento y la organización de la vía profesional? 8. ¿Cómo motivar y qué hacer para que los alumnos trabajen eficazmente? 9. ¿Cuáles deben ser las funciones y las modalidades de evaluación de los alumnos, de notaciones y de exámenes? 10. ¿Cómo organizar y mejorar la orientación de los alumnos? 11. ¿Cómo preparar y organizar el acceso a la enseñanza superior? 12. ¿Cómo pueden los padres y agentes externos a la Escuela favorecer el éxito escolar de los alumnos? 13. ¿Cómo tomar en cuenta a los alumnos con grandes dificultades? 14. ¿Cómo escolarizar a los alumnos minusválidos o aquejados de una enfermedad grave? 15. ¿Cómo luchar con eficacia contra la violencia y los actos incívicos? 16. ¿Qué relaciones deben establecerse entre los miembros de la comunidad educativa, en particular entre padres - profesores y profesores - alumnos? 17. ¿Cómo mejorar la calidad de vida de los alumnos en la Escuela? 18. En temas de educación ¿cómo definir y distribuir los papeles y las responsabilidades respectivas del Estado y de las colectividades territoriales? 19. ¿Es necesario dar más autonomía a los establecimientos escolares y evaluarla? 20. ¿Cuál es la mejor forma de que la Escuela utilice los medios de que dispone? 21. ¿Es necesario volver a definir las profesiones conectadas con la Escuela? 22. ¿Cómo formar, contratar, evaluar a los profesores y organizar mejor su carrera? 21